I. Jamás cooperarás con otras razas.
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
¿Vienes a jugar con nosotros?
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
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Problemas o Cambio de Botón AQUÍ
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Sabías que...¿Cuando mueres vas directo al cementerio de los alrededores?
Sabías que...¿Eres irreconocible en tu forma de raza?
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Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
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I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimI Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Persephone Hansen Mar Mayo 04, 2021 12:31 am
If the Mirror of my Mind turns Dark, Kiss me when the Lights go Out
14 de Febrero
2016
Luciel Nefim
Habían pasado aproximadamente dos meses desde que llevaba saliendo con Luciel, o al menos eso había asumido la pelirroja, pues nunca hubo ninguna formalidad al "pedirlo" o algo por el estilo. De todas formas su vida juntos había cambiado, cuando lo recibía al llegar del trabajo ya no sólo era un abrazo, a veces podían ser besos, al igual que en las mañanas entre otras cosas. Claramente no había pasado nada más allá de eso.
La actitud de la chica había cambiado un poco, inevitablemente, ya no se tragaba algunas cosas, como por ejemplo, cuando se sentía un poco celosa. O también se atrevía a exigirle atención al chico en algunos casos, y a veces bromear y jugar un poco con la intención de avergonzarlo, tenía que vengarse por todas esas veces que la molestó y ella sólo se pudo quedar helada en el lugar y dejar que todos los colores subieran a sus mejillas.
Hace un tiempo que en su cabeza habían comenzado a surgir dudas, no podría mentir, no negaría que a veces su corazón se aceleraba y deseaba algo más que esos besos, ¿Pero qué? Claramente al inicio no lo tuvo claro, y ella solita se llevo a pensarlo sin poder sacarlo de su cabeza.
Debido a todos los problemas que había tenido, refiriéndose más específicamente a lo que le hizo su hermano, fue difícil que ese pensamiento llegase a su cabeza, pero lo hizo. Y así mismo se dio cuenta de que era incapaz de tocar ese tema o intentar nada. Pasó varios días o quizá una o dos semanas intentando pensarlo, procesarlo, tratando de entenderse. Nunca había tenido la necesidad de procesar aquella situación, pero ahora que la pensaba era claramente algo difícil.
Si bien no fue algo que la atormentase a diario, el recuerdo de las manos ajenas arañándola, apretándola con fuerza, golpeándola, le hacían bastante difícil pensar en ello. No tenía como saber que pasaría, pues estaba de sobra decir que Luciel jamás intentó pasarse de la raya con ella, y de momento no había tenido ninguna mala reacción o mal recuerdo al estar con él.
No se complicaba por lo pasado, no se sintió culpable, y había sido capaz de enfrentar a su hermanastro, había pasado tiempo de ello. Pero sentía que aún había algo allí, le generaba muchísima ira pensar en ello, quizá vergüenza, pero estaba lejos de tener miedo o complicarse en extremos. Lo odiaba, lo odiaba como no odiaba a nadie. Gracias a Luciel ya no tendría que verle la cara nunca más.
De todas formas su corazón y su cabeza le habían dado suficiente. Era obvio que había estado actuando extraña los últimos días, con una constante vergüenza e intentando hacer preguntas que luego evitaba, cambiando el tema como le fuese posible. Sabía que debían hablarlo, independiente de la situación o el cómo fuesen a terminar las cosas.
Estaba esperando que Luciel llegase a casa, sentada en el sillón. Había ordenado y dejado comida hecha para poder distraerse durante el día, porque si intentaba formar diálogos en su cabeza luego se confundía más. Una parte de su cabeza le gritaba que se aburriría de ella si seguía así, atormentándola bastante, pero tenía claro que no era así, confiaba en él como nunca había confiado en nadie.
Había armado una bonita cena para cuando llegase, pues con miedo y todo, no se había olvidado de que fecha era. Obviamente, tenía un regalo pequeñito escondido para el chico, no lo había podido evitar, pero no era nada realmente importante. Había hecho un postre, pues había comprado tantas fresas por accidente al estar distraída, que decidió darles un buen uso por una vez.
Se había puesto a comer dulces, intentando bajar su ansiedad, pues había dejado de fumar luego de irse a vivir con Luciel. Simplemente no aguantó y terminó por buscar aquella vieja cajetilla que tenía guardada en un cajón para casos de emergencia. Fue al balcón y encendió el cigarro, demasiado concentrada en si misma como para hacer nada.
-¿Qué carajos estoy pensando...?
Realmente no tenía idea de como empezar, o que decir. Cosas como: "Hey Luciel, sabes, estoy bastante traumada pero no puedo dejar de pensar en eso" o quizá algo como "Quizá deberíamos intentar esto a ver si me da un ataque de pánico, ¿no? Heh" eran las ideas que más se venían a su cabeza, pues le parecía ridículo, completamente ridículo. Al menos de alguna forma, lograba reírse sola mientras pensaba en lo estúpida que sonaba.
Rápidamente consumió el cigarro, entre un par de risas nerviosas que le hacían parecer una loca, pero finalmente eso mismo la ayudó a relajarse un poco. Realmente, nada malo podía salir de eso, si tan sólo iban a hablar.
La actitud de la chica había cambiado un poco, inevitablemente, ya no se tragaba algunas cosas, como por ejemplo, cuando se sentía un poco celosa. O también se atrevía a exigirle atención al chico en algunos casos, y a veces bromear y jugar un poco con la intención de avergonzarlo, tenía que vengarse por todas esas veces que la molestó y ella sólo se pudo quedar helada en el lugar y dejar que todos los colores subieran a sus mejillas.
Hace un tiempo que en su cabeza habían comenzado a surgir dudas, no podría mentir, no negaría que a veces su corazón se aceleraba y deseaba algo más que esos besos, ¿Pero qué? Claramente al inicio no lo tuvo claro, y ella solita se llevo a pensarlo sin poder sacarlo de su cabeza.
Debido a todos los problemas que había tenido, refiriéndose más específicamente a lo que le hizo su hermano, fue difícil que ese pensamiento llegase a su cabeza, pero lo hizo. Y así mismo se dio cuenta de que era incapaz de tocar ese tema o intentar nada. Pasó varios días o quizá una o dos semanas intentando pensarlo, procesarlo, tratando de entenderse. Nunca había tenido la necesidad de procesar aquella situación, pero ahora que la pensaba era claramente algo difícil.
Si bien no fue algo que la atormentase a diario, el recuerdo de las manos ajenas arañándola, apretándola con fuerza, golpeándola, le hacían bastante difícil pensar en ello. No tenía como saber que pasaría, pues estaba de sobra decir que Luciel jamás intentó pasarse de la raya con ella, y de momento no había tenido ninguna mala reacción o mal recuerdo al estar con él.
No se complicaba por lo pasado, no se sintió culpable, y había sido capaz de enfrentar a su hermanastro, había pasado tiempo de ello. Pero sentía que aún había algo allí, le generaba muchísima ira pensar en ello, quizá vergüenza, pero estaba lejos de tener miedo o complicarse en extremos. Lo odiaba, lo odiaba como no odiaba a nadie. Gracias a Luciel ya no tendría que verle la cara nunca más.
De todas formas su corazón y su cabeza le habían dado suficiente. Era obvio que había estado actuando extraña los últimos días, con una constante vergüenza e intentando hacer preguntas que luego evitaba, cambiando el tema como le fuese posible. Sabía que debían hablarlo, independiente de la situación o el cómo fuesen a terminar las cosas.
Estaba esperando que Luciel llegase a casa, sentada en el sillón. Había ordenado y dejado comida hecha para poder distraerse durante el día, porque si intentaba formar diálogos en su cabeza luego se confundía más. Una parte de su cabeza le gritaba que se aburriría de ella si seguía así, atormentándola bastante, pero tenía claro que no era así, confiaba en él como nunca había confiado en nadie.
Había armado una bonita cena para cuando llegase, pues con miedo y todo, no se había olvidado de que fecha era. Obviamente, tenía un regalo pequeñito escondido para el chico, no lo había podido evitar, pero no era nada realmente importante. Había hecho un postre, pues había comprado tantas fresas por accidente al estar distraída, que decidió darles un buen uso por una vez.
Se había puesto a comer dulces, intentando bajar su ansiedad, pues había dejado de fumar luego de irse a vivir con Luciel. Simplemente no aguantó y terminó por buscar aquella vieja cajetilla que tenía guardada en un cajón para casos de emergencia. Fue al balcón y encendió el cigarro, demasiado concentrada en si misma como para hacer nada.
-¿Qué carajos estoy pensando...?
Realmente no tenía idea de como empezar, o que decir. Cosas como: "Hey Luciel, sabes, estoy bastante traumada pero no puedo dejar de pensar en eso" o quizá algo como "Quizá deberíamos intentar esto a ver si me da un ataque de pánico, ¿no? Heh" eran las ideas que más se venían a su cabeza, pues le parecía ridículo, completamente ridículo. Al menos de alguna forma, lograba reírse sola mientras pensaba en lo estúpida que sonaba.
Rápidamente consumió el cigarro, entre un par de risas nerviosas que le hacían parecer una loca, pero finalmente eso mismo la ayudó a relajarse un poco. Realmente, nada malo podía salir de eso, si tan sólo iban a hablar.
Persephone HansenPersephone Hansen
Inventario : Corona del Cabrón - Puedes tener todos los personajes que desees sin control por parte de la administración.
Edad : 17
Nivel :
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Raza : Desconocido
Mensajes : 472
XP : 3942
Fecha de inscripción : 01/07/2017
Localización : En la cafetería, probablemente
Edad : 17
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Luciel Nefim Sáb Mayo 08, 2021 11:24 pm
Había pasado ya dos meses de relaciona, dos meses desde que confesaron sus sentimientos en aquella noche de navidad. No iba a negar que era un tanto extraño los primeros días pues entre todos los cabios que había sufrido su vida, ese era el que más le costo asimilar y finalmente acostumbrarse puesto que creyó que había dada por acabada todas las relaciones después de la ruptura de su primera novia pero siempre estaba Persephone para dar vuelta cualquiera de sus planes, la facilidad que tenia para trasformar su vida era realmente molesto, aterrador pero al mismo tiempo le agradaba y traía paz, después de todo, cada cambio que provoco habían sido para bien, no iba a quejarse por ello.
Cuando finalmente logro adaptarse a esa nueva realidad todo comenzó a ir mucho mejor, a excepción de los momentos en que la pelirroja buscaba ponerlo rojo hasta las orejas, esas situaciones eran las peores para el peliazul que a veces no encontraba el modo de reaccionar y otras lograba devolverle el golpe, pero fuera de ello, el resto era simplemente perfecto. Comenzó a descubrir los celos de Persephone, a verla molesta un poco más seguido, reclamándole cosas o pidiéndole algún cariño, claro que todo aquello no le molestaba en lo absoluto, de hecho lograba contentarle el hecho de saber que la menor se estaba abriendo cada vez más a él, sin ocultarle nada y expresando sus sentimientos tal cual eran.
Sin embargo el comienzo de una relación romántico sabia que tarde o temprano iba a llevarlos a algo intimo. Hasta el momento no habían sido más que besos y abrazos, nada realmente "extraordinario" al menos en el sentido perverso, puesto que Luciel no estaba seguro de comenzar todo aquello, era él quien tenia toda la experiencia o eso se suponía, pero las cosas eran muy diferentes de tratar cuando se trataba de Persephone. No sabia exactamente como llegar a ella, alguna vez que otra vez quiso hacer el intento de ir un poco más lejos pero luego de pensarlo una tercera vez supo que ese no era el modo correcto; suerte tuvo que no sobrepaso los besos y luego pudo actuar con total naturalidad.
Sabia que aquel tema debían discutirlo pero era algo sumamente incomodo y Luciel realmente no quería encontrarse en esa situacion, al menos no pronto y cuando pensaba en hacerlo, pues solo los posponía más y más hasta que pasaron casi dos meses completos. ¿Era un cobarde? Probablemente, pero eran demasiados temas delicados que debían de hablar, ya no solo relaciones, ahí dentro habían algunos traumas involucrados los cuales prefería no tocar demasiado.
Aquel catorce de febrero fue nuevamente una festividad más para Luciel, como siempre no le emocionaba en lo absoluto, seguía siendo una fecha más pero siempre se encargaba de entregarle algunos detalles a Persephone; esa ocasión prefirió llevar un pastel de fresas y chocolate a casa, además de algo de alcohol dulce, aun que eso era más bien para Luciel puesto que no podía comer ni beber nada que fuera amargo, simplemente aborrecía tal sabor.
Al llegar a casa traía el pastel sujetada entre ambas manos mientras en su espalda llevaba la mochila donde guardaba el alcohol. "Perse, ya estoy en casa." dejo todas las cosas en el mesón de la cocina antes de empezar a buscarla pero no le tomo ni un segundo hasta que sus ojos la encontraron en el balcón, dándole la espalda y entre los dedos una pequeña colilla de cigarro completamente consumida. Aquella imagen realmente no le había gustado en lo absoluto, ya no se trataba de su desagrado por el olor a humo, eso era lo de menos; para Luciel, ver a Persephone fumar era una señal de alerta, de que algo malo estaba sucediendo para llevarla a eso. Claramente se preocupo pero trato de mantener la calma mientras iba hacia la puerta del balcón para saludarla. No quería alarmarla con una expresión de preocupación por lo que intento sonreír mientras una de sus manos tomaba con cuidado uno de los mechones rojizos de la chica. "Hey, ya estoy en casa, enana ¿Todo bien? ¿No tienes frio aquí afuera?"
Cuando finalmente logro adaptarse a esa nueva realidad todo comenzó a ir mucho mejor, a excepción de los momentos en que la pelirroja buscaba ponerlo rojo hasta las orejas, esas situaciones eran las peores para el peliazul que a veces no encontraba el modo de reaccionar y otras lograba devolverle el golpe, pero fuera de ello, el resto era simplemente perfecto. Comenzó a descubrir los celos de Persephone, a verla molesta un poco más seguido, reclamándole cosas o pidiéndole algún cariño, claro que todo aquello no le molestaba en lo absoluto, de hecho lograba contentarle el hecho de saber que la menor se estaba abriendo cada vez más a él, sin ocultarle nada y expresando sus sentimientos tal cual eran.
Sin embargo el comienzo de una relación romántico sabia que tarde o temprano iba a llevarlos a algo intimo. Hasta el momento no habían sido más que besos y abrazos, nada realmente "extraordinario" al menos en el sentido perverso, puesto que Luciel no estaba seguro de comenzar todo aquello, era él quien tenia toda la experiencia o eso se suponía, pero las cosas eran muy diferentes de tratar cuando se trataba de Persephone. No sabia exactamente como llegar a ella, alguna vez que otra vez quiso hacer el intento de ir un poco más lejos pero luego de pensarlo una tercera vez supo que ese no era el modo correcto; suerte tuvo que no sobrepaso los besos y luego pudo actuar con total naturalidad.
Sabia que aquel tema debían discutirlo pero era algo sumamente incomodo y Luciel realmente no quería encontrarse en esa situacion, al menos no pronto y cuando pensaba en hacerlo, pues solo los posponía más y más hasta que pasaron casi dos meses completos. ¿Era un cobarde? Probablemente, pero eran demasiados temas delicados que debían de hablar, ya no solo relaciones, ahí dentro habían algunos traumas involucrados los cuales prefería no tocar demasiado.
Aquel catorce de febrero fue nuevamente una festividad más para Luciel, como siempre no le emocionaba en lo absoluto, seguía siendo una fecha más pero siempre se encargaba de entregarle algunos detalles a Persephone; esa ocasión prefirió llevar un pastel de fresas y chocolate a casa, además de algo de alcohol dulce, aun que eso era más bien para Luciel puesto que no podía comer ni beber nada que fuera amargo, simplemente aborrecía tal sabor.
Al llegar a casa traía el pastel sujetada entre ambas manos mientras en su espalda llevaba la mochila donde guardaba el alcohol. "Perse, ya estoy en casa." dejo todas las cosas en el mesón de la cocina antes de empezar a buscarla pero no le tomo ni un segundo hasta que sus ojos la encontraron en el balcón, dándole la espalda y entre los dedos una pequeña colilla de cigarro completamente consumida. Aquella imagen realmente no le había gustado en lo absoluto, ya no se trataba de su desagrado por el olor a humo, eso era lo de menos; para Luciel, ver a Persephone fumar era una señal de alerta, de que algo malo estaba sucediendo para llevarla a eso. Claramente se preocupo pero trato de mantener la calma mientras iba hacia la puerta del balcón para saludarla. No quería alarmarla con una expresión de preocupación por lo que intento sonreír mientras una de sus manos tomaba con cuidado uno de los mechones rojizos de la chica. "Hey, ya estoy en casa, enana ¿Todo bien? ¿No tienes frio aquí afuera?"
Luciel NefimLuciel Nefim
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Nivel 2 - Poco a poco se llenará de recuerdos.
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Persephone Hansen Dom Mayo 09, 2021 12:08 am
If the Mirror of my Mind turns Dark, Kiss me when the Lights go Out
14 de Febrero
2016
Luciel Nefim
Finalmente se consumió todo el cigarro, lo mantuvo entre sus dedos mientras mil ideas ridículas pasaban por su cabeza. Estuvo a punto de prender otro, pero escuchó la voz de Luciel detrás de ella. Ni siquiera lo había escuchado entrar.
-¡Luciel! -volteó para poder saludarlo y terminó de apagar el cigarrillo en un cenicero que tenía, pues sabía que en algún momento lo iba a necesitar.
Ladeo su cabeza hacia la mano ajena que acariciaba su cabeza, estaba nerviosa, y cuando le preguntó si todo estaba bien quiso gritar que no, que tenía mil dudas y mil inseguridades, que habían cosas que no sabía como afrontar, que no sabía nada de nada. Sus manos temblaban, quería prender otro cigarrillo.
La única razón por la que no se abalanzó a abrazarlo fue porque probablemente estaba pasada al olor a cigarrillos, bien sabía que a Luciel no le gustaba.
- No me digas enana... -murmuró mientras se acomodaba para seguir mirando el paisaje -. Si, todo bien... Uh, no, bueno sí pero hay algo que... Hay algo que quisiera hablar.
Estaba demasiado nerviosa, prendió otro cigarro. El regalo que tenía para él tendría que esperar, al menos hasta que se lo llevase adentro, pues no iba a entregárselo allí afuera con todo el frío, de hecho, sería mejor que fuese después de comer.
Después de darle una calada al cigarro con algo de culpa, con la mirada baja miró a Luciel, sus mejillas completamente rojas, la mirada avergonzada.
-Perdona... Sé que no debería estar fumando... -se sentía un poco culpable, y no sabía cómo empezar -. Es sólo que lo que quiero hablar.... Lo que quiero decir es... Me da demasiada vergüenza.
Su voz fue disminuyendo hasta volverse apenas un hilo de voz, y su mirada iba dirigiéndose más al piso, se sentía pequeña, quería desaparecer. Estaba completamente desabrigada allí en el balcón, tenía unas medias negras, y un vestido del mismo color a tirantes, no se había puesto ningún abrigo ni nada, estaba tan enfocada y asustada por el caos que iba a armar que poco le había importado, habían como cinco grados, su piel se quejaba de ello pero su cerebro no podía procesarlo. Tragó saliva, pensando como empezar.
Pasaron unos minutos, nuevamente consumió el cigarro más rápido de lo que habría hecho normalmente. Inhaló aire profundamente y luego lo soltó, intentando calmarse. Botó la colilla en el cenicero, y sin mirar a Luciel se volteó para entrar.
-Creo que mejor entramos, preparé comida.
Intentó ignorar por completo todo lo que había dicho, mientras entraba, luego de tomar la mano del contrario por un breve segundo. Fue directo a lavarse las manos y los dientes, no quería estar pasada a cigarro, menos ahora, y así haría más tiempo para pensar todo lo que tenía que decir. Lo malo es que ya había tirado toda la bomba, y no le había dado ninguna respuesta al chico, sólo esperaba no haberlo asustado demasiado.
Volvió a salir y comenzó a sacar la comida, dejándola en la mesita frente al sillón, sonriendo levemente. Para luego sentarse y quedar mirando la pared como una estúpida, en blanco, ya no había nada en su cabeza ni en su expresión. Y luego repentinamente se llevó ambas manos a la cara con un pequeño chillido.
-¡Soy una estúpida, cómo carajos voy a empezar esa conversación! -aunque la queja pretendía ser en su propia cabeza, terminó por decirlo en voz alta, y mucho más alta de lo que cualquiera hubiese querido. Terminó de hacerse bolita - Trágame tierra.
-¡Luciel! -volteó para poder saludarlo y terminó de apagar el cigarrillo en un cenicero que tenía, pues sabía que en algún momento lo iba a necesitar.
Ladeo su cabeza hacia la mano ajena que acariciaba su cabeza, estaba nerviosa, y cuando le preguntó si todo estaba bien quiso gritar que no, que tenía mil dudas y mil inseguridades, que habían cosas que no sabía como afrontar, que no sabía nada de nada. Sus manos temblaban, quería prender otro cigarrillo.
La única razón por la que no se abalanzó a abrazarlo fue porque probablemente estaba pasada al olor a cigarrillos, bien sabía que a Luciel no le gustaba.
- No me digas enana... -murmuró mientras se acomodaba para seguir mirando el paisaje -. Si, todo bien... Uh, no, bueno sí pero hay algo que... Hay algo que quisiera hablar.
Estaba demasiado nerviosa, prendió otro cigarro. El regalo que tenía para él tendría que esperar, al menos hasta que se lo llevase adentro, pues no iba a entregárselo allí afuera con todo el frío, de hecho, sería mejor que fuese después de comer.
Después de darle una calada al cigarro con algo de culpa, con la mirada baja miró a Luciel, sus mejillas completamente rojas, la mirada avergonzada.
-Perdona... Sé que no debería estar fumando... -se sentía un poco culpable, y no sabía cómo empezar -. Es sólo que lo que quiero hablar.... Lo que quiero decir es... Me da demasiada vergüenza.
Su voz fue disminuyendo hasta volverse apenas un hilo de voz, y su mirada iba dirigiéndose más al piso, se sentía pequeña, quería desaparecer. Estaba completamente desabrigada allí en el balcón, tenía unas medias negras, y un vestido del mismo color a tirantes, no se había puesto ningún abrigo ni nada, estaba tan enfocada y asustada por el caos que iba a armar que poco le había importado, habían como cinco grados, su piel se quejaba de ello pero su cerebro no podía procesarlo. Tragó saliva, pensando como empezar.
Pasaron unos minutos, nuevamente consumió el cigarro más rápido de lo que habría hecho normalmente. Inhaló aire profundamente y luego lo soltó, intentando calmarse. Botó la colilla en el cenicero, y sin mirar a Luciel se volteó para entrar.
-Creo que mejor entramos, preparé comida.
Intentó ignorar por completo todo lo que había dicho, mientras entraba, luego de tomar la mano del contrario por un breve segundo. Fue directo a lavarse las manos y los dientes, no quería estar pasada a cigarro, menos ahora, y así haría más tiempo para pensar todo lo que tenía que decir. Lo malo es que ya había tirado toda la bomba, y no le había dado ninguna respuesta al chico, sólo esperaba no haberlo asustado demasiado.
Volvió a salir y comenzó a sacar la comida, dejándola en la mesita frente al sillón, sonriendo levemente. Para luego sentarse y quedar mirando la pared como una estúpida, en blanco, ya no había nada en su cabeza ni en su expresión. Y luego repentinamente se llevó ambas manos a la cara con un pequeño chillido.
-¡Soy una estúpida, cómo carajos voy a empezar esa conversación! -aunque la queja pretendía ser en su propia cabeza, terminó por decirlo en voz alta, y mucho más alta de lo que cualquiera hubiese querido. Terminó de hacerse bolita - Trágame tierra.
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Luciel Nefim Dom Mayo 16, 2021 2:23 pm
Si bien comenzó con una actitud de nerviosa y preocupada, por dentro supo que todo estaba bien en cuanto tuvo la oportunidad de ver el rostro de la pelirroja. Aquellas mejillas teñidas de rojo le hacían saber que no había nada de lo cual temer, sentía que la conocía lo suficiente para saber que dentro de esa cabecita una nueva idea comenzó a rondar y ahora intentaba expulsarla. ¿Qué era lo que la molestaba? No tenia idea pero ahora estaba emocionado por escucharla, le encantaba descubrir cada pequeño detalle de su pareja, era tan boba como divertida cada vez que le daba demasiadas vueltas a un asunto que quizás no era la gran cosa. — Esta bien, esta bien... Entiendo porque fumas, no necesitas disculparte. — trato de calmarla al menos haciéndole saber que no iba a regañarla, después de todo ya se notaba bastante intranquila, de hecho, en ese momento comenzó a notar que la chica en realidad estaba actuando de forma extraña desde hace ya un par de días atrás.
Se mantuvo esperando a un lado de la menor hasta que decidiera hablar o hacer algo, en verdad hacia frio allí en el balcón pero podría soportarlo un poco más. Siempre trato de darle su tiempo y no atosigarla pero por otra parte era cierto que a veces podía ponerlo realmente ansioso hasta el punto de querer exigirle que escupa todo de una vez.
Una vez volvieron a la calidez del interior, Luciel solo fue a tomar asiento al sofá mientras nuevamente le tocaba esperar a la chica. Ojeaba su teléfono para distraerse un poco hasta que vio la comida y solo tomo un pequeño bocado. — Que delicia, es tan agradable cuand-... — y en ese momento dejo de hablar al oír como las palmas chocaban contra el rostro de Persephone para ocultar la vergüenza para luego seguir con un grito de desesperación.
Quizás era muy cruel de su parte reírse luego de presenciar la situacion en la que se encontraba enredada su ajena, pero solo no podía evitarlo, aun así trato de que no fuera una carcajada y que solo se escuchara una pequeña risa juguetona. — Hey, Pers... Cálmate un poco, todo va a estar bien sea lo que sea que quieras decir. — nuevamente le toco hacer a un lado las manos de la chica para descubrir su rostro y poder verla a los ojos siempre con aquella mirada amorosa y gentil que solo le dedicaba a ella. — Estamos juntos en esto y todo lo que te moleste puedes decirme. — las yemas de sus dedos pasaron por las mejillas de la menor, bajando hasta llegar bajo en el mentón en donde dio una pequeña caricia. — Mejor comamos primero y me lo dirás a tu tiempo ¿Bien? — tomo un bocado de la comida con el tenedor que luego acerco a los labios de la chica para que pudiera comer. — Por cierto, gracias, esta delicioso. —
Se mantuvo esperando a un lado de la menor hasta que decidiera hablar o hacer algo, en verdad hacia frio allí en el balcón pero podría soportarlo un poco más. Siempre trato de darle su tiempo y no atosigarla pero por otra parte era cierto que a veces podía ponerlo realmente ansioso hasta el punto de querer exigirle que escupa todo de una vez.
Una vez volvieron a la calidez del interior, Luciel solo fue a tomar asiento al sofá mientras nuevamente le tocaba esperar a la chica. Ojeaba su teléfono para distraerse un poco hasta que vio la comida y solo tomo un pequeño bocado. — Que delicia, es tan agradable cuand-... — y en ese momento dejo de hablar al oír como las palmas chocaban contra el rostro de Persephone para ocultar la vergüenza para luego seguir con un grito de desesperación.
Quizás era muy cruel de su parte reírse luego de presenciar la situacion en la que se encontraba enredada su ajena, pero solo no podía evitarlo, aun así trato de que no fuera una carcajada y que solo se escuchara una pequeña risa juguetona. — Hey, Pers... Cálmate un poco, todo va a estar bien sea lo que sea que quieras decir. — nuevamente le toco hacer a un lado las manos de la chica para descubrir su rostro y poder verla a los ojos siempre con aquella mirada amorosa y gentil que solo le dedicaba a ella. — Estamos juntos en esto y todo lo que te moleste puedes decirme. — las yemas de sus dedos pasaron por las mejillas de la menor, bajando hasta llegar bajo en el mentón en donde dio una pequeña caricia. — Mejor comamos primero y me lo dirás a tu tiempo ¿Bien? — tomo un bocado de la comida con el tenedor que luego acerco a los labios de la chica para que pudiera comer. — Por cierto, gracias, esta delicioso. —
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Persephone Hansen Dom Mayo 16, 2021 6:04 pm
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14 de Febrero
2016
Luciel Nefim
Soltó un suspiro cuando las manos fueron apartadas, no forcejeó ni nada, pero se sentía muy ridícula, mantuvo la vista baja. Agradeció que el chico no insistiera, y por otra parte deseaba que simplemente leyera su mente, aunque le aterraba el tipo de reacción que podría tener. Creía que sería mucho más fácil simplemente hacer algo que hablarlo, pero debido al historial de la chica, sabía que era necesario hacerlo... ¿Lo era realmente?
Asintió cuando le dijo que comieran primero, sería lo mejor, quizá podría calmarse un poco en ese tiempo.
-Si... No está tan mal -murmuró con una leve sonrisa, levantando un poco la vista.
Se acercó un poco más y lo abrazó con cuidado, soltando un pesado suspiro. Debía calmarse, tenía que quedarse tranquila, confiar en que las cosas saldrían bien, que no se reiría en su cara. Apoyó su rostro en el pecho del chico y cerró los ojos, suspirando nuevamente. Lamentaba tener que hacerlo esperar para comer, pero necesitaba eso.
-Sólo... sólo unos segundos... - su voz sonaba débil, y evidentemente tímida.
Luego de un momento, lo soltó, un poco más tranquila y logró sacar una sonrisa algo débil. Luego de deslizar su mano por el brazo del contrario y tomarla por apenas un instante se dirigió al sillón, para poder comer. Obviamente lo esperó a él antes de empezar.
Se quedó callada el resto del tiempo, sin saber bien que hacer o decir, pues sólo un pensamiento recorría su mente y no tenía idea de cómo empezar, como decirlo ni mucho menos. La verdad es que si en algún momento había imaginado esa situación, definitivamente no había sido de esa forma, pero sus reacciones eran inesperadas incluso para ella misma.
Cuando terminó de comer, simplemente se quedó sentada, algo tiesa, sus manos en sus rodillas y los labios apretados. La vista fija al frente, apenas la desviaba unos segundos para mirar al chico. Quería que él dijera algo, no quería empezar, se sentía incapaz de hacerlo, además de muy estúpida.
Asintió cuando le dijo que comieran primero, sería lo mejor, quizá podría calmarse un poco en ese tiempo.
-Si... No está tan mal -murmuró con una leve sonrisa, levantando un poco la vista.
Se acercó un poco más y lo abrazó con cuidado, soltando un pesado suspiro. Debía calmarse, tenía que quedarse tranquila, confiar en que las cosas saldrían bien, que no se reiría en su cara. Apoyó su rostro en el pecho del chico y cerró los ojos, suspirando nuevamente. Lamentaba tener que hacerlo esperar para comer, pero necesitaba eso.
-Sólo... sólo unos segundos... - su voz sonaba débil, y evidentemente tímida.
Luego de un momento, lo soltó, un poco más tranquila y logró sacar una sonrisa algo débil. Luego de deslizar su mano por el brazo del contrario y tomarla por apenas un instante se dirigió al sillón, para poder comer. Obviamente lo esperó a él antes de empezar.
Se quedó callada el resto del tiempo, sin saber bien que hacer o decir, pues sólo un pensamiento recorría su mente y no tenía idea de cómo empezar, como decirlo ni mucho menos. La verdad es que si en algún momento había imaginado esa situación, definitivamente no había sido de esa forma, pero sus reacciones eran inesperadas incluso para ella misma.
Cuando terminó de comer, simplemente se quedó sentada, algo tiesa, sus manos en sus rodillas y los labios apretados. La vista fija al frente, apenas la desviaba unos segundos para mirar al chico. Quería que él dijera algo, no quería empezar, se sentía incapaz de hacerlo, además de muy estúpida.
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Luciel Nefim Dom Mayo 30, 2021 9:45 pm
Con Persephone - Zona residencial - 14 de febrero 2016
Luci and Perse
I Scare Myself with the Way that I Need You.
Se mantuvo tanto tiempo como fue necesario abrazado a Persephone. Disfrutaba tenerla entre sus brazos y acogerla, mimarla tanto como fuera posible hasta que ella se calmara, sin embargo esa vez no parecía ser tan sencillo como solo sostenerla hasta que todo mejorara, de todas formas tampoco estaba tan inquieto por ese hecho puesto que conocía bien las reacciones de la chica y sabia que lo que perturbara su mente, al menos, no era algo demasiado terrible, simplemente vergonzoso y difícil de soltar. Unos segundos más de abrazo que aprovecho en dar un pequeño beso a la cabeza rojiza antes de dejarla ir y que se fuera al sillón. La siguió por detrás y solo comenzaron a comer en calma, sin demasiada charla de por medio y con el simple ruido de algún video de fondo, solo para que no invadiera demasiado el silencio y todo se sintieran tan incomodo.
Luciel por su parte no dejaba de pensar, le daba vueltas y vueltas al asunto, tratando de descubrir por su cuenta que era aquello que tanto le costaba hablar a la menor. Buscaba y rebuscaba entre memorias y posibles temas, trataba de conectar puntos y descartar lo que fuera demasiado tonto incluso para Persephone; solo le quedaba unas pocas opciones y si tomaba en cuenta la fecha en la que estaban, parecía ser un poco acertada, aunque también temía en hablar y mencionarlo por si llegaba a estar equivocado ¿Qué más daba? Eran una pareja, los temores ya tuvo que haberlos dejado de lado hace demasiado tiempo y solo confiar en que todo iría bien.
— Vamos Perse, estas demasiado tensa, parece como si alguien se hubiera muerto. —
Trato de ser un poco bromista o al menos romper con ese horrible silencio mientras se levantaba de su asiento para ir hasta la cocina a preparar una bebida. El alcohol no estaba frio por lo que le toco meter unos cuantos hielos a la licuadora junto con las fresas, el azúcar y el vodka. Menos de un minuto licuando todo y ya tenia preparado una deliciosa y rosada bebida con ese pequeño toque amargo que le daba el vodka el cual no escatimo en lo absoluto al ponerlo en la mezcla.
— ¿Quieres un poco? Quizás este algo fuerte pero sigue sabiendo dulce. —
Llevo dos vasos llenos con un poco más de hielo puesto en ellos. Luciel no era alguien que solía beber pues no le gustaba los sabores amargos y de hecho esa era la primera vez que bebía junto con la pelirroja. Tomo asiento y solo le entrego el vaso a la menor mientras él solo se relaja bebiendo un par de tragos antes de dejarlo en la mesa frente de si.
— Ten cuidado, no lo bebas de golpe... Así que... —
¿Cómo iba a empezar esa charla? Viera por donde lo viera no había modo de que eso no fuera incomodo pero verdaderamente estaba cansado de esperar por lo que era intentar adivinar lanzando temas al azar hasta acertar con alguno de ellos.
— Supongo que lo que quieres es sobre ¿Relaciones? Estas demasiado roja y callada, realmente no sé me ocurre otra cosa que te ponga de esta forma. —
Necesitaba otro trago más, eso estaba superando incluso la vergüenza del peliazul. Volvió a tomar el vaso y esta vez dejarlo por la mitad antes de continuar, por lo menos el dulce lograba distraerlo un poco.
— Considerando la fecha de hoy y demás cosas... Creo no equivocarme. Así que ¿Por donde quieres comenzar? —
Que terrible se sentía todo eso, sentía sus mejillas arder y solo esperaba no estar metiendo la pata a lo grande pero sin una sola palabra de la pelirroja era difícil saber si estaba en lo correcto.
Luciel por su parte no dejaba de pensar, le daba vueltas y vueltas al asunto, tratando de descubrir por su cuenta que era aquello que tanto le costaba hablar a la menor. Buscaba y rebuscaba entre memorias y posibles temas, trataba de conectar puntos y descartar lo que fuera demasiado tonto incluso para Persephone; solo le quedaba unas pocas opciones y si tomaba en cuenta la fecha en la que estaban, parecía ser un poco acertada, aunque también temía en hablar y mencionarlo por si llegaba a estar equivocado ¿Qué más daba? Eran una pareja, los temores ya tuvo que haberlos dejado de lado hace demasiado tiempo y solo confiar en que todo iría bien.
— Vamos Perse, estas demasiado tensa, parece como si alguien se hubiera muerto. —
Trato de ser un poco bromista o al menos romper con ese horrible silencio mientras se levantaba de su asiento para ir hasta la cocina a preparar una bebida. El alcohol no estaba frio por lo que le toco meter unos cuantos hielos a la licuadora junto con las fresas, el azúcar y el vodka. Menos de un minuto licuando todo y ya tenia preparado una deliciosa y rosada bebida con ese pequeño toque amargo que le daba el vodka el cual no escatimo en lo absoluto al ponerlo en la mezcla.
— ¿Quieres un poco? Quizás este algo fuerte pero sigue sabiendo dulce. —
Llevo dos vasos llenos con un poco más de hielo puesto en ellos. Luciel no era alguien que solía beber pues no le gustaba los sabores amargos y de hecho esa era la primera vez que bebía junto con la pelirroja. Tomo asiento y solo le entrego el vaso a la menor mientras él solo se relaja bebiendo un par de tragos antes de dejarlo en la mesa frente de si.
— Ten cuidado, no lo bebas de golpe... Así que... —
¿Cómo iba a empezar esa charla? Viera por donde lo viera no había modo de que eso no fuera incomodo pero verdaderamente estaba cansado de esperar por lo que era intentar adivinar lanzando temas al azar hasta acertar con alguno de ellos.
— Supongo que lo que quieres es sobre ¿Relaciones? Estas demasiado roja y callada, realmente no sé me ocurre otra cosa que te ponga de esta forma. —
Necesitaba otro trago más, eso estaba superando incluso la vergüenza del peliazul. Volvió a tomar el vaso y esta vez dejarlo por la mitad antes de continuar, por lo menos el dulce lograba distraerlo un poco.
— Considerando la fecha de hoy y demás cosas... Creo no equivocarme. Así que ¿Por donde quieres comenzar? —
Que terrible se sentía todo eso, sentía sus mejillas arder y solo esperaba no estar metiendo la pata a lo grande pero sin una sola palabra de la pelirroja era difícil saber si estaba en lo correcto.
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Persephone Hansen Dom Jun 06, 2021 6:05 pm
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14 de Febrero
2016
Luciel Nefim
Sólo la voz del chico logró sacarla de su propia cabeza, apenas se movió un poco para mirarlo mientras se mordía el labio, frustrada. La verdad es que se estaba dando por vencida y pensaba que sería mejor olvidarlo y fingir demencia, aunque claramente tendría que inventar alguna excusa para todo el escándalo que hizo momentos antes.
Vio como el chico se levantaba a preparar algo, lo que inmediatamente le recordó aquel postre que tenía guardado en el refrigerador y se levantó lentamente a buscarlo y a dejar servido, mientras miraba al peli azul. Si, si quería. No sería la primera vez que Persephone bebería alcohol, pero si la primera que lo haría por que quería. Asintió con la cabeza mientras lo miraba un poco avergonzada, recibiendo el vaso con cuidado. Al inicio lo miró un poco, lo probó suavemente, probablemente el dulzor había opacado el sabor del alcohol. Se contuvo y bebió lentamente.
Claramente aquella paz y calor que poco a poco el trago le estaba entregando no duró nada de nada, apenas Luciel sacó el tema como por arte de magia, la pelirroja abrió los ojos de par en par y acercó el vaso lentamente a sus labios, bebiendo lenta pero continuamente mientras pensaba en una respuesta. Pero él siguió hablando, y Perse simplemente bebió el vaso de golpe.
-No, no, no es cierto, no es eso-murmuró mientras apartaba la mirada hacia el ventanal -. Yo uhm... Quería decir que olvidé comprarte tu regalo, así que mejor voy ahora, no tardo nada.
Habló muy rápido, y se levantó de golpe, dejando el vaso en la mesa, y caminando rápidamente hacia la puerta sin siquiera ponerse calzado o un abrigo.
Pero aunque quería por completo salir corriendo de allí, al abrir levemente la puerta se detuvo y bajó la mirada al piso, volviendo a cerrar lentamente.
-Sí -murmuró suavemente, sin despegar la vista del piso y con la frente casi apoyada en la puerta -. Quiero otro vaso.
Se tapó la cara con ambas manos y soltó un suspiro grande como si con aquello fuese a liberar todo lo que sentía. Luego solo bajó los brazos y se devolvió rendida hacia al chico, sólo para lanzarse sobre él y esconder su cabeza en el pecho de éste.
Vio como el chico se levantaba a preparar algo, lo que inmediatamente le recordó aquel postre que tenía guardado en el refrigerador y se levantó lentamente a buscarlo y a dejar servido, mientras miraba al peli azul. Si, si quería. No sería la primera vez que Persephone bebería alcohol, pero si la primera que lo haría por que quería. Asintió con la cabeza mientras lo miraba un poco avergonzada, recibiendo el vaso con cuidado. Al inicio lo miró un poco, lo probó suavemente, probablemente el dulzor había opacado el sabor del alcohol. Se contuvo y bebió lentamente.
Claramente aquella paz y calor que poco a poco el trago le estaba entregando no duró nada de nada, apenas Luciel sacó el tema como por arte de magia, la pelirroja abrió los ojos de par en par y acercó el vaso lentamente a sus labios, bebiendo lenta pero continuamente mientras pensaba en una respuesta. Pero él siguió hablando, y Perse simplemente bebió el vaso de golpe.
-No, no, no es cierto, no es eso-murmuró mientras apartaba la mirada hacia el ventanal -. Yo uhm... Quería decir que olvidé comprarte tu regalo, así que mejor voy ahora, no tardo nada.
Habló muy rápido, y se levantó de golpe, dejando el vaso en la mesa, y caminando rápidamente hacia la puerta sin siquiera ponerse calzado o un abrigo.
Pero aunque quería por completo salir corriendo de allí, al abrir levemente la puerta se detuvo y bajó la mirada al piso, volviendo a cerrar lentamente.
-Sí -murmuró suavemente, sin despegar la vista del piso y con la frente casi apoyada en la puerta -. Quiero otro vaso.
Se tapó la cara con ambas manos y soltó un suspiro grande como si con aquello fuese a liberar todo lo que sentía. Luego solo bajó los brazos y se devolvió rendida hacia al chico, sólo para lanzarse sobre él y esconder su cabeza en el pecho de éste.
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Luciel Nefim Dom Jun 13, 2021 3:00 am
Con Persephone - Zona residencial - 14 de febrero 2016
Luci and Perse
I Scare Myself with the Way that I Need You.
A veces Persephone podía ser demasiado fácil de leer, con reacciones tan exageras era como un libro abierto para Luciel o quizás él solo ya estaba acostumbrando a esos arranques repentinos de la chica, de todas formas ya sabia que le había dado justo en el clavo o quizás simplemente aquel tema era demasiado incomodo para tratar, no la culpaba, incluso a Luciel se le había pasado por la cabeza salir corriendo de allí mientras trataba de abordar la conversación.
En cuanto vio a la pelirroja levantarse del asiento Luciel de inmediato se alzo para alcanzarla puesto que esta parecía planear irse sin abrigo ni calzado, tan solo aquel vestido negro de tiras. Suerte tuvo de que pronto se detuvo frente a la puerta y no mucho después se regreso a su brazos, acurrucada en el pecho intentando ocultar esa vergüenza tan evidente.
— Luego te daré el segundo vaso, tomaste el primero demasiado rápido. —
No quería tenerla ebria o por lo menos no tan temprano, ese no era su plan de san valentin.
No le quedo mas opción que solo suspirar y soltar una pequeña risa mientras tenia a la pelirroja entre sus brazos, mimarla y tratar de calmarla seria su plan, quizás de esa forma podría conseguir que le dijera algo o al menos que no intentara huir de nuevo. Pequeñas caricias al cabello y un suave beso en la cabeza, un momento de silencio seria suficiente y un poco mas de paciencia, aunque a veces podía llegar a ser un tanto molesto tener que esperarla pero bueno, no era la primera ni dudaba que fuera la ultima vez que hiciera eso.
¿Y eso era todo? ¿Solo quedarse acostado y esperar que dijera algo que quizás nunca soltaría? Si, Persephone podía ser su pareja y realmente la amaba mas que a nadie pero la paciencia de Luciel tenia limites y ni su tesoro mas preciado estaba a salvo de las consecuencias de un Nefim agotado. No iba a ser demasiado cruel, tampoco deseaba asustarla pero si que se aprovecharía un poco de la situacion.
Una de sus manos comenzó a deslizarse hasta el rostro de la chica, sacándola de su pequeño escondite en el pecho, apenas unos segundos en los que sus miradas se cruzaron y los besos inmediatamente comenzaron. Uno tras otro llenaba aquellas mejillas con pequeños toques de sus labios sin olvidarse de tomar unos cuantos de la boca de la chica. Uno, dos, tres, diez, veinte y algunos de ellos se colaron cerca por el cuello, entre risas juguetonas y maliciosas solo disfrutaba tanto como le fuera posible y suerte tenia ella de estar arriba pues de esa forma Luciel no era capaz de acceder a todos los sitios que quisiera,
— ¿Así que solo te quedaras callada? —
Pregunto con malicia y diversión mientras lentamente separaba su espalda del sofá para así estar sentado y tener a la menor encima del regazo. Realmente no planeaba hacer demasiado pero un pequeño susto iba a ser suficiente venganza por tanta espera; tan solo sus manos sujetando la cintura mientras su rostro se escondía bajo el mentón de la otra, llenando su extensión en besos hasta subir a los oídos.
— ¿Prefieres hacerlo o que lo hablemos? —
Apenas un pequeño susurro y un beso suave sobre la oreja.
En cuanto vio a la pelirroja levantarse del asiento Luciel de inmediato se alzo para alcanzarla puesto que esta parecía planear irse sin abrigo ni calzado, tan solo aquel vestido negro de tiras. Suerte tuvo de que pronto se detuvo frente a la puerta y no mucho después se regreso a su brazos, acurrucada en el pecho intentando ocultar esa vergüenza tan evidente.
— Luego te daré el segundo vaso, tomaste el primero demasiado rápido. —
No quería tenerla ebria o por lo menos no tan temprano, ese no era su plan de san valentin.
No le quedo mas opción que solo suspirar y soltar una pequeña risa mientras tenia a la pelirroja entre sus brazos, mimarla y tratar de calmarla seria su plan, quizás de esa forma podría conseguir que le dijera algo o al menos que no intentara huir de nuevo. Pequeñas caricias al cabello y un suave beso en la cabeza, un momento de silencio seria suficiente y un poco mas de paciencia, aunque a veces podía llegar a ser un tanto molesto tener que esperarla pero bueno, no era la primera ni dudaba que fuera la ultima vez que hiciera eso.
¿Y eso era todo? ¿Solo quedarse acostado y esperar que dijera algo que quizás nunca soltaría? Si, Persephone podía ser su pareja y realmente la amaba mas que a nadie pero la paciencia de Luciel tenia limites y ni su tesoro mas preciado estaba a salvo de las consecuencias de un Nefim agotado. No iba a ser demasiado cruel, tampoco deseaba asustarla pero si que se aprovecharía un poco de la situacion.
Una de sus manos comenzó a deslizarse hasta el rostro de la chica, sacándola de su pequeño escondite en el pecho, apenas unos segundos en los que sus miradas se cruzaron y los besos inmediatamente comenzaron. Uno tras otro llenaba aquellas mejillas con pequeños toques de sus labios sin olvidarse de tomar unos cuantos de la boca de la chica. Uno, dos, tres, diez, veinte y algunos de ellos se colaron cerca por el cuello, entre risas juguetonas y maliciosas solo disfrutaba tanto como le fuera posible y suerte tenia ella de estar arriba pues de esa forma Luciel no era capaz de acceder a todos los sitios que quisiera,
— ¿Así que solo te quedaras callada? —
Pregunto con malicia y diversión mientras lentamente separaba su espalda del sofá para así estar sentado y tener a la menor encima del regazo. Realmente no planeaba hacer demasiado pero un pequeño susto iba a ser suficiente venganza por tanta espera; tan solo sus manos sujetando la cintura mientras su rostro se escondía bajo el mentón de la otra, llenando su extensión en besos hasta subir a los oídos.
— ¿Prefieres hacerlo o que lo hablemos? —
Apenas un pequeño susurro y un beso suave sobre la oreja.
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Persephone Hansen Lun Jun 21, 2021 7:17 pm
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2016
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Se sentía ridícula, realmente quería huir de allí, pero finalmente sólo se sentía segura con él, no había a dónde huir. Las caricias en el cabello, los besos en la frente lograban darle algo de calma, pero no cambiaba el hecho de que realmente ya no quería hablar de eso y se arrepentía de haber actuado tan estúpidamente y dejado todo al descubierto.
¿Realmente podría quedarse en silencio y pretender que no pasaba nada? Probablemente no, ya había sacado el tema, no había vuelta atrás, pero de todas formas no pretendía ser ella quien dijese nada. Esperaría a que él empezara a hablar, y rezaba porque le tomase una eternidad o no lo hiciera nunca.
Claramente las cosas comenzaron a salir peor de lo que pensaba. Pronto Luciel la forzó a levantar la vista, no fue capaz de decir nada pues sin ningún aviso el chico comenzó a llenarla de besos. Por supuesto que la pelirroja se quedó estática, los nervios acumulados de toda la situación más aquello no le estaban ayudando en nada, sentía su corazón ir demasiado rápido, sus mejillas acaloradas y el aún suave efecto del alcohol.
Terminó por tomarlo de los hombros y apartarlo un poco, para luego desviar la mirada bruscamente mientras intentaba esconder la vergüenza e intentar calmarse. Pero Luciel no le dejó ningún descanso para poder procesar alguna respuesta, las manos del chico se posaron en su cintura y continúo con los besos, hasta llegar a su oído. Había cerrado los ojos con fuerza, el pánico que sentía ni siquiera le permitía pensar con claridad.
Se sobresaltó un poco al escuchar esas palabras, abriendo los ojos de par en par. Sólo se tardó unos segundos en procesar que aquello la había sobrepasado lo suficiente como para que dejase de importar.
-Yo... -murmuró suavemente, sin tener claro que decir, pues ni siquiera sabía bien lo que quería.
Levantó la mirada para verlo a los ojos, claramente Persephone estaba insegura, pero no se podía ver más que eso. Se había quedado en blanco, no le era nada fácil manejar aquello y a la vez sentía que probablemente sólo estaba exagerando las cosas.
-No lo sé -murmuró, ahora evidentemente más calmada -. Sé que debería decir algo, pero simplemente no logró formar las palabras.
Llevó su mano a la mejilla del chico con cuidado, sólo para mirarlo unos instantes, y luego apretarla con fuerza descargando un poco de molestia pues ya sabía que sólo estaba intentando molestarla, y se preguntaba si podía mantener aquella actitud relajada si ella jugaba con sus mismas reglas. Soltó su mejilla y se acercó para darle un beso, sólo uno.
Sus manos pasaron tras la nuca del contrario, algo que Persephone hacía casi todo el tiempo, pero ahora claramente sentía distinto. Aprovechó su posición para poder empujarlo, apenas dándole un segundo antes de volver a besarlo. Estaba aterrada, pero realmente quería devolverle un poco de sus bromas.
Apenas se separó de él se levantó del sillón para ir a la cocina y servirse algo más de lo que Luciel había preparado, sin siquiera pedirle o preguntarle.
¿Realmente podría quedarse en silencio y pretender que no pasaba nada? Probablemente no, ya había sacado el tema, no había vuelta atrás, pero de todas formas no pretendía ser ella quien dijese nada. Esperaría a que él empezara a hablar, y rezaba porque le tomase una eternidad o no lo hiciera nunca.
Claramente las cosas comenzaron a salir peor de lo que pensaba. Pronto Luciel la forzó a levantar la vista, no fue capaz de decir nada pues sin ningún aviso el chico comenzó a llenarla de besos. Por supuesto que la pelirroja se quedó estática, los nervios acumulados de toda la situación más aquello no le estaban ayudando en nada, sentía su corazón ir demasiado rápido, sus mejillas acaloradas y el aún suave efecto del alcohol.
Terminó por tomarlo de los hombros y apartarlo un poco, para luego desviar la mirada bruscamente mientras intentaba esconder la vergüenza e intentar calmarse. Pero Luciel no le dejó ningún descanso para poder procesar alguna respuesta, las manos del chico se posaron en su cintura y continúo con los besos, hasta llegar a su oído. Había cerrado los ojos con fuerza, el pánico que sentía ni siquiera le permitía pensar con claridad.
Se sobresaltó un poco al escuchar esas palabras, abriendo los ojos de par en par. Sólo se tardó unos segundos en procesar que aquello la había sobrepasado lo suficiente como para que dejase de importar.
-Yo... -murmuró suavemente, sin tener claro que decir, pues ni siquiera sabía bien lo que quería.
Levantó la mirada para verlo a los ojos, claramente Persephone estaba insegura, pero no se podía ver más que eso. Se había quedado en blanco, no le era nada fácil manejar aquello y a la vez sentía que probablemente sólo estaba exagerando las cosas.
-No lo sé -murmuró, ahora evidentemente más calmada -. Sé que debería decir algo, pero simplemente no logró formar las palabras.
Llevó su mano a la mejilla del chico con cuidado, sólo para mirarlo unos instantes, y luego apretarla con fuerza descargando un poco de molestia pues ya sabía que sólo estaba intentando molestarla, y se preguntaba si podía mantener aquella actitud relajada si ella jugaba con sus mismas reglas. Soltó su mejilla y se acercó para darle un beso, sólo uno.
Sus manos pasaron tras la nuca del contrario, algo que Persephone hacía casi todo el tiempo, pero ahora claramente sentía distinto. Aprovechó su posición para poder empujarlo, apenas dándole un segundo antes de volver a besarlo. Estaba aterrada, pero realmente quería devolverle un poco de sus bromas.
Apenas se separó de él se levantó del sillón para ir a la cocina y servirse algo más de lo que Luciel había preparado, sin siquiera pedirle o preguntarle.
Persephone HansenPersephone Hansen
Inventario : Corona del Cabrón - Puedes tener todos los personajes que desees sin control por parte de la administración.
Edad : 17
Nivel :
Rompe Regla I :
Raza : Desconocido
Mensajes : 472
XP : 3942
Fecha de inscripción : 01/07/2017
Localización : En la cafetería, probablemente
Edad : 17
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- 7
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(300/300)
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Habilidades | Descripción | Daño | Defensa | Habilidad 1 | Habilidad 2 | Habilidad 3 | Debilidad 1 | Debilidad 2 | Debilidad 3 |
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Luciel Nefim Miér Oct 06, 2021 11:43 pm
Con Persephone - Zona residencial - 14 de febrero 2016
Luci and Perse
I Scare Myself with the Way that I Need You.
Quizás se había sobrepasado un poco, aun luego de conocer gran parte de la historia y vida de Persephone, en ocasiones podía ser un poco muy idiota y olvidar que debía tener un cuidado especial cuando estaba a su lado. Esos momentos en los que dejaba de pensar y solo se guiaba por lo que su propia mente quería… Quizás había hecho algo malo, o al menos ese fue su primer pensamiento cuando la vio alejarse con los ojos bien abiertos y una mirada que estaba en blanco ¿Había cruzado una línea quizás? Le resultaba un poco difícil notarlo, pero para mayor seguridad intento poner su mente atenta y tratar de volver a ser tan relajado con sus acciones.
Suspiro pesadamente dejando caer su cabeza en el respaldar del sillón, solo mirando por un par de segundos el techo, buscando alguna manera de lograr que su pareja se pudiera sentir más cómoda y confiada para hablar, pero teniendo en cuenta que hasta él le avergonzaba esos temas pues, no había mucho en lo que pudiera pensar.
Era frustrante, no iba a negarlo, habían pasado tantas cosas juntos, compartidos miles de secretos, pero no eran capaces de hablar como dos adultos de un tema tan ¿Simple? Realmente parecían niños sin ninguna experiencia en la vida.
Soltó un pequeño quejido acompañado de una suave carcajada cuando sintió el apretón en sus mejillas, dolía un poco, pero sentía que lo merecía por su jugarreta de hace unos momentos atrás. — Que agresiva eres. — comento sin un ápice de seriedad, simplemente tratando de cambiar el ambiente hasta que aquellos besos lograron tranquilizar la pequeña culpa que se estaba formando en su cabeza. Al menos sabía que no la había jodido de forma tan terrible con ella. — No necesitamos de hablar de esto hoy… No ahora, si no quieres. — Tan solo siguió con la mirada el trayecto de la pelirroja, curioso de lo que haría hasta que la vio tomar la jarra con la bebida. Estaba casi a punto de volver a levantarse de un salto para detenerla, pero en cuanto sus pies tocaron el suelo tan solo se detuvo en seco pensando que podría no ser tan terrible si él la acompañaba.
Dos, tres, cuatro vasos, era tan fácil de beber por su dulce sabor a fresas con azúcar, el vodka apenas podía notarse al dejar esa ligera sensación de ardor en la garganta, pero poco a poco dejaba de importar, de sentirse conforme más iban bebiendo. No había colocado demasiado alcohol a la mezcla, pero con la cantidad que Luciel había bebido, incluso habiendo preparado una segunda jarra, no era de extrañar que en poco tiempo se encontraba ligeramente embriagado. Todavía era bastante consiente, aun así, lograban notarse algunos cambios en su porte y personalidad, volviendo a ese “Luciel alegre” que se presentaba cada vez que estaba ebrio. — Um… No lo había notado… — De arriba hacia abajo sus ojos inspeccionaron la apariencia de la chica, apenas notando con detalle aquel simple pero precioso vestido. — Realmente te ves tan linda hoy con ese vestido, mi pequeña fresa. — Las palabras ligeramente se arrastraban al hablar. — Eres tan dulce conmigo y yo soy un idiota tantas veces, quisiera comerte. — A veces no había modo de lidiar con esa personalidad de Luciel, solía ser bastante incoherente, pero, sobre todo, demasiado sincero, llegando a decir lo primero que cruzara por su cabeza y sin ningún filtro,
Ni por un segundo soltó su vaso donde aún le quedaba un poco más para tomar, sin embargo, su atención ya no estaba puesta en la bebida sino en la chica. Su única mano libre se alzó hacia el rostro de la menor, apenas apoyando las yemas sobre las mejillas antes de que se acercara y finalmente sus labios se tocaran; en un estado tan tonto en el que estaba aquello apenas había sido un simple roce antes de que se lanzara a abrazarla cual niño pequeño, frotándose contra su mejilla cual gato y riendo con pequeñas carcajadas.
Suspiro pesadamente dejando caer su cabeza en el respaldar del sillón, solo mirando por un par de segundos el techo, buscando alguna manera de lograr que su pareja se pudiera sentir más cómoda y confiada para hablar, pero teniendo en cuenta que hasta él le avergonzaba esos temas pues, no había mucho en lo que pudiera pensar.
Era frustrante, no iba a negarlo, habían pasado tantas cosas juntos, compartidos miles de secretos, pero no eran capaces de hablar como dos adultos de un tema tan ¿Simple? Realmente parecían niños sin ninguna experiencia en la vida.
Soltó un pequeño quejido acompañado de una suave carcajada cuando sintió el apretón en sus mejillas, dolía un poco, pero sentía que lo merecía por su jugarreta de hace unos momentos atrás. — Que agresiva eres. — comento sin un ápice de seriedad, simplemente tratando de cambiar el ambiente hasta que aquellos besos lograron tranquilizar la pequeña culpa que se estaba formando en su cabeza. Al menos sabía que no la había jodido de forma tan terrible con ella. — No necesitamos de hablar de esto hoy… No ahora, si no quieres. — Tan solo siguió con la mirada el trayecto de la pelirroja, curioso de lo que haría hasta que la vio tomar la jarra con la bebida. Estaba casi a punto de volver a levantarse de un salto para detenerla, pero en cuanto sus pies tocaron el suelo tan solo se detuvo en seco pensando que podría no ser tan terrible si él la acompañaba.
Dos, tres, cuatro vasos, era tan fácil de beber por su dulce sabor a fresas con azúcar, el vodka apenas podía notarse al dejar esa ligera sensación de ardor en la garganta, pero poco a poco dejaba de importar, de sentirse conforme más iban bebiendo. No había colocado demasiado alcohol a la mezcla, pero con la cantidad que Luciel había bebido, incluso habiendo preparado una segunda jarra, no era de extrañar que en poco tiempo se encontraba ligeramente embriagado. Todavía era bastante consiente, aun así, lograban notarse algunos cambios en su porte y personalidad, volviendo a ese “Luciel alegre” que se presentaba cada vez que estaba ebrio. — Um… No lo había notado… — De arriba hacia abajo sus ojos inspeccionaron la apariencia de la chica, apenas notando con detalle aquel simple pero precioso vestido. — Realmente te ves tan linda hoy con ese vestido, mi pequeña fresa. — Las palabras ligeramente se arrastraban al hablar. — Eres tan dulce conmigo y yo soy un idiota tantas veces, quisiera comerte. — A veces no había modo de lidiar con esa personalidad de Luciel, solía ser bastante incoherente, pero, sobre todo, demasiado sincero, llegando a decir lo primero que cruzara por su cabeza y sin ningún filtro,
Ni por un segundo soltó su vaso donde aún le quedaba un poco más para tomar, sin embargo, su atención ya no estaba puesta en la bebida sino en la chica. Su única mano libre se alzó hacia el rostro de la menor, apenas apoyando las yemas sobre las mejillas antes de que se acercara y finalmente sus labios se tocaran; en un estado tan tonto en el que estaba aquello apenas había sido un simple roce antes de que se lanzara a abrazarla cual niño pequeño, frotándose contra su mejilla cual gato y riendo con pequeñas carcajadas.
Luciel NefimLuciel Nefim
Inventario : Poción de Forma - Te permite transformarte en otra raza durante un tema.
Nivel 2 - Poco a poco se llenará de recuerdos.
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Localización : Lejos de ti.
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
por Persephone Hansen Mar Oct 26, 2021 3:27 pm
If the Mirror of my Mind turns Dark, Kiss me when the Lights go Out
14 de Febrero
2016
Luciel Nefim
Su corazón latía a mil, lo único que parecía calmarla un poco era el efecto del alcohol, la verdad era que le había pegado bastante rápido, sentía las mejillas coloradas ya y como poco a poco la vergüenza desaparecía, siendo reemplazada por lo que sentía y nada más, lo que su mente le pedía, y aún una parte algo consciente de ella le pedía eliminar esos pensamientos y comportarse, hablar las cosas como correspondía. Si su miedo y timidez desaparecían con el alcohol, sería capaz de hablar, ¿No? O quizá se saldría unn poco de control.
Todo eso pasaba por su cabeza mientras bebía con lentitud el nuevo vaso que se había servido, y luego con extraña calma caminaba de vuelta al sillón y se dejaba caer.
-Pero quiero hablarlo -murmuró, algo más seria que hace unos minutos atrás ya sin tanta timidez.
Su mirada se volteo al chico, sus ojos verdes clavados en los del contrario, los labios algo apretados. Ahora el problema no era tanto el miedo de hablarlo, si no que no sabía bien que decir, lo que la llevó a bajar la mirada a su vaso nuevamente y beber.
Sonrió suavemente ante su cumplido, no lo había pensado, era sólo un vestido, pero realmente era algo extraño que Persephone usara cosas como aquellas, la mayoría de vestidos que tenía era porque su familia se los daba, para ser una dama, dar el ejemplo y sus estúpidos eventos, pero desde que estaba con Luciel, se sentía algo más cómoda usándolos. No sabría decir si era precisamente porque quería impresionarlo un poco o porque se sentía más cómoda con ella misma, pero cualquiera de las dos opciones estaba bien.
-No eres un idiota -dijo mientras reía y dejaba el vaso en la mesa de centro para acercarse y pasar sus brazos por sobre los hombros del peli azul -. ¿Ah si?
Claramente aquella pregunta fue algo más coqueta de lo que esperaba, seguida luego de una sonrisa algo desafiante. No duró demasiado, pues volvió a reír y chocó su frente con la del contrario.
-Sabes, realmente me siento tranquila contigo -dejó un pequeño beso en la punta de su nariz -. No tengo miedo.
Lo miró fijamente una vez más, realmente no tenía miedo, no ahora al menos, su única preocupación es que fuese a salir todo mal luego, y eso no sería bue4no para ninguno de los dos.
Todo eso pasaba por su cabeza mientras bebía con lentitud el nuevo vaso que se había servido, y luego con extraña calma caminaba de vuelta al sillón y se dejaba caer.
-Pero quiero hablarlo -murmuró, algo más seria que hace unos minutos atrás ya sin tanta timidez.
Su mirada se volteo al chico, sus ojos verdes clavados en los del contrario, los labios algo apretados. Ahora el problema no era tanto el miedo de hablarlo, si no que no sabía bien que decir, lo que la llevó a bajar la mirada a su vaso nuevamente y beber.
Sonrió suavemente ante su cumplido, no lo había pensado, era sólo un vestido, pero realmente era algo extraño que Persephone usara cosas como aquellas, la mayoría de vestidos que tenía era porque su familia se los daba, para ser una dama, dar el ejemplo y sus estúpidos eventos, pero desde que estaba con Luciel, se sentía algo más cómoda usándolos. No sabría decir si era precisamente porque quería impresionarlo un poco o porque se sentía más cómoda con ella misma, pero cualquiera de las dos opciones estaba bien.
-No eres un idiota -dijo mientras reía y dejaba el vaso en la mesa de centro para acercarse y pasar sus brazos por sobre los hombros del peli azul -. ¿Ah si?
Claramente aquella pregunta fue algo más coqueta de lo que esperaba, seguida luego de una sonrisa algo desafiante. No duró demasiado, pues volvió a reír y chocó su frente con la del contrario.
-Sabes, realmente me siento tranquila contigo -dejó un pequeño beso en la punta de su nariz -. No tengo miedo.
Lo miró fijamente una vez más, realmente no tenía miedo, no ahora al menos, su única preocupación es que fuese a salir todo mal luego, y eso no sería bue4no para ninguno de los dos.
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Re: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel NefimRe: I Scare Myself with the Way that I Need You|| Priv. Luciel Nefim
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