No pudo hacer más que asentir ante cada cosa que decía, se había bloqueado por completo, necesitando tanto la ayuda simplemente había cedido ante el extraño sin saberlo. Respiraba al ritmo del conteo, mientras se dejaba mecer, el llanto lentamente cesando sin ser acompañado de nada más, no más gritos ni reacciones extrañas, sólo una chica que se sentía más pequeña que nunca enredada en sus largos cabellos blancos. Pasó un par de veces su muñeca por sus mejillas, secando las lágrimas, e intentando arreglar un poco su cabello, rara vez abriendo los ojos. El calor de Nick se sentía bien y le daba algo de calma, el cuerpo de Gala en comparación estaba muy helado, más aún en sus extremidades.

Se terminó de enroscar alrededor de él, empujándolo un poco para poder acomodarse, quedando casi acostada. Soltó un suspiro grande, y tomó la mano del chico como normalmente haría y la puso en su cabeza, una demanda por cariños.

Por supuesto que no tardó en quedarse dormida. Probablemente se sacudió un par de veces en su sueño, algo que siempre se repetía, estaba sola, atraía gente, hablaba, pero finalmente nadie le escuchaba. El sueño siempre terminaba con ella sollozando en el piso, su rostro cubierto por sus manos, sintiéndose pequeña nuevamente.

Despertó lentamente, antes de abrir los ojos, intentando reconocer el olor que la acompañaba. Media atontada, se levantó, mirando algo sorprendida a la persona que la acompañaba. No era la primera vez que despertaba acompañada de un cuerpo, pero si le hizo soltar un suspiro pesado. Estiró su brazo para tocar su pecho, intentando confirmar si su corazón aún latía y que el calor que sentía no fuese sólo del sol.

Se relajó al confirmar que estaba vivo, y sus labios comenzaron a temblar, un sollozo salió nuevamente, suave, sin querer despertarlo.

-Lo siento -murmuró mientras se llevaba las manos a la cara -. Perdón.

¿De verdad se había quedado allí con ella, sin ningún otro motivo? Recordaba ahora lo que había bloqueado anoche, y se sentía tan aterrada como agradecida, bien sabía que no podía prometerse a ella misma que eso significara algo, pero esperaba que sí.

Se volvió a acomodar nuevamente en el pecho de Nick, cerrando los ojos con fuerza para detener las lágrimas.

-Gracias -murmuró lo más bajo que le fue posible, y se aferró a la polera del chico.