No era un estudiante común, no existían dos como él o al menos no dentro de esa misma mugrosa escuela. Luciel no tenía una pizca de normalidad o inocencia en su ser, aquello había dejado de existir desde hace demasiado tiempo atrás, en consecuencia solo quedaba un cascarón vacío que era rellenado por simples tonterías o terribles actos en lo que muchas veces involucraba arruinar la vida de algun tercero. Durante sus años de secundaria no le hacía falta aquel docente que por mero capricho o estupidez buscaban de alguna manera penetrar a ese grueso cascarón y con suerte llegar a encontrar algún sentimiento que no fuera desprecio hacia el resto de la humanidad, sin embargo, era un esfuerzo inútil, nadie lo conseguía, siquiera su profesor de biología quien al poco tiempo ya se había dado por vencido.

Jamás podrías escuchar algo bueno de Luciel, quizás podrías saber que sus calificaciones son perfectas, pero lo único bueno en él era cubierto por el resto de sus actos que opacaba todo lo demás. Por los pasillos, en el baño, los salones y directorios se oían miles de rumores, muchos de ellos ciertos y que el joven peliazul estaba, en cierto modo, orgulloso de ello.


No había nadie quien no conociera al menos una locura del moreno, sus atrocidades, incluso los mismos profesores sabían todo eso, pues muchos de ellos estaban enredados por eso. Bialy Coalt, su profesor de biología tampoco saldría ileso de todo eso.

Un día como cualquier otro, al acabar la jornada de clases comenzó a recoger cada uno de sus libros y a meterlos en el bolso, sin embargo procuro hacerlo de forma lenta y pausada, pues quería ganar tiempo mientras el resto de alumnos se marchaba. Una vez a solas con el peliblanco, se dirigió hacia la salida del salón pero no se retiró de este, solo cerró la puerta tras su espalda y colocó el seguro.
— Profesor... ¿Ya se rindió conmigo? Ustedes fue aún más fácil que los otros idiotas, apenas ha durado un mes. —
Nuevamente la dulzura mezclada con burla se denotaba en su voz y rostro. Lentamente guió su cuerpo hacia el mayor y con una mano acarició tan solo un simple mechón blanquesino.
— Pensé que era un poco más importante para usted.. creí que en verdad iba a cambiarme... Pero solo fallo miserablemente. — [...]

— Acuestese conmigo. —
Murmuró entre risas y aún así no toco ni solo mechón del mayor en ese momento, prefirió esperar una respuesta antes que lanzarse y comerlo.  
La respuesta había sido en su totalidad, "adorable", no por el contenido en ella más bien por la forma en que fue dicha. Una voz temblorosa, en duda y asustada, hace tiempo no oía un tono tan magnífico que solo lo había hecho desear aún más a aquella manzana prohibida.
—Tan frío... No creo estar bromeando, vamos Bialy, todos en esta horrible escuela conocen que me acosté con más de un profesor. —
No tenía admitirlo, incluso lo decía con cinismo e indiferencia.
— Sino quieres que se sepa el secreto, prometo guardarlo, después de todo te interesaste en ayudarme aún que solo fui una estupidez tuya, aún así lo tomare como un favor y te lo devolveré con mí silencio. —

No era del todo sencillo hacer que el joven Luciel perdiera los estribos, sin embargo encontraba algo en su profesor que le resultaba irritante, algo que lo hacia enfurecer en cuestión de segundos... A quien no dudaría ni por un segundo en golpear si no fuera por que no deseaba meterse en un mayor problema con sus "padres".
No encontraba explicación a su rabia, quizás era su manera tan correcta de actuar, podría ser el modo en que parecía pretender estar por encima de los demás, sea lo que sea había hecho que el joven peliazul llegara a su limite.

— Permitame "disculparme" con usted, por haber sido una perdida de su valioso tiempo, pro-fe-sor. —
Claro, solo se trataba de una simple burla y su tono mezclado con odio y sarcasmo lo demostraba. Se inclino ligeramente hacia el frente, recreando una reverencia hacia el peliplata mas al volver a su postura recta, una expresión severa y amarga adornaban su rostro mientras sus puños se apretaban con fuerza tratando de contener su ira.

— Yo no le pedí una mierda como esa, desde el primer momento en que se acerco hacia a mi le advertí que se alejara. Si te arrepientes de algo entonces te aguantas, por que tu fuiste un imbécil mas que trato de sentirse mejor consigo mismo tratando de ayudar a un estudiante basura como yo. —
Finalmente cayo en su propio veneno, ya dijo todo lo que tenia que decir y aun que no fuera mucho, había sido suficiente para alivianar un poco el peso en Luciel. Después de todo tenia algo por que darle las gracias a Bialy.

Igualmente tomo su bolso y con una ultima sonrisa, llena de encanto como desprecio volteo hacia el mayor, despidiéndose con un simple "Adiós" como si nada hubiera ocurrido hace tan solo unos segundos atrás.

Luego de aquel día no hubieron mayores aflicciones para el joven de azul cabello. Los pleitos, los insultos, los golpes, todo ello y más eran el día a día de Luciel ¿Por que habría de preocuparse de que envió a un profesor a la mi**da? No era como si no lo hubiera hecho antes y con peores palabras, incluso consideraba que lo que dijo aquella tarde había sido lo más leve que pudo haber salido de su boca. Esa noche su sueño fue placido mas no reconfortante.

Al llegar el día siguiente debía volver a aquella mugrosa institución y simplemente fingir que nada había sucedido el día anterior, de todas formas a nadie le importaba y mucho menos nadie sabia que había sucedido en aquel salón cuando ya todos corrían a descansar hacia sus casas. Eso creyó mas que equivocado estuvo.

Su recibimiento pareció ser aun mas desagradable que cualquier otro día, percibiendo las miradas de odio especialmente de estudiantes femeninas que tenían el valor suficiente para amenazarlo, incluso alguna que otra para empujarlo. Paso completamente de ellas, no tenia ánimos de entrar a la dirección a horas tan tempranas, aun así eso fue de poca relevancia, pues al llegar al salón casi de inmediato fue retirado de este para ser castigado.  

¿La razón? Era simple; su pequeño incidente con el profesor Bialy había llegado a oídos de los directores del colegio quienes cansados de tener que lidiar con los problemas de peliazul amenazaron con su expulsión, mas para Luciel fue completamente irrelevante, de todas formas no era la primera vez que utilizaban aquella advertencia para asustarlo.
Ahora solo le quedaba esperar al profesor, quien pareciera que no había notado la presencia del estudiante detrás de él.
Fue realmente sorprendente para Luciel oír tal mentira salir de boca de quien hace tan solo menos de 24 hs. había despreciado.
— Vamos, ni usted mismo es capaz de creerse tan estúpida mentira. —
Fue en vano.
— ¿Aun intentando ayudarme? Te he dicho ayer que detengas esa mierda.. hagas lo que hagas.. HAGAN lo que hagan, no van a cambiar nada en mi, mucho menos me sentiré agradecido por esto. —
Contesto con burla y al mismo tiempo enfado, mientras regresaba nuevamente a su asiendo puesto que no habían tardado en mandarlo a callar.

Era completamente incomprensible la insistencia de aquel hombre, aun mas la incredulidad del mismo director ¿Por que seguir esforzándose por alguien que siquiera lo merece, que no tiene la minina decencia de agradecerlo o aprovecharlo? Era tan fascinante como estúpido ver como aun existían persona que depositaban su inútil fe en un caso perdido como Luciel. No tenia mas opción que solo aceptar el castigo y continuar sus estudios allí, después de todo continuaba siendo en cierta parte beneficioso para él, al menos no tendría que pasar por el desprecio y regaños de sus padres adoptivos. Algo bueno entre tanta mierda.
— Veo que realmente no tienes nada mejor que hacer.. mas que perder el tiempo. —
Apenas fue un instante en lo que sus miradas se encontraron, logrando recordar, aun que fuera un flash aquellos ojos que por primera vez se posaron en Luciel... Era realmente extraño ser capaz de recordar algo así.

Finalmente con un suspiro pesado tuvo que alzarse de su lugar y caminar tras el peliplata, solo distraído en sus propios pensamientos mientras iban en busca de los materiales de limpieza, pues su castigo comenzaba desde ese mismo día. Primero un salón y luego otro, Luciel saltaba de sala en sala ocupándose de la limpieza mientras el mismo profesor se encargaba de supervisar de que no hubiera ningún intento de escape.
— En verdad que esto es ridículo... —
Mascullo entre dientes, enfadado al igual que un tanto cansado. Siquiera deseaba ver a su profesor, pues llegados a ese punto consideraba que era mejor simplemente haber sido expulsado.
— En serio, no entiendo por que tanto empeño en mi, es incompresible, nadie en este mundo, NADIE se atrevería a siquiera volver a acercarse a mi. —

Luego de solo un par de minutos de silencio, acabo por tirar el trapeador al suelo, dirigiendo sus ojos solo al mayor, aun continuaba enfadado con este, confundido, simplemente incrédulo de todo.
— Bialy ¿Que es lo que quieres? ¿Que buscas con todo esto? No entiendo por que prefieres seguir intentando algo que ya fue perdido hace mas tiempo del que tu crees... No se.. por que no solo te limitas a ignorarme de una vez, es mas sencillo para todos... —
Podría decirse que finalmente se calmo, aun que no del modo que muchos esperarían, pues en su rostro que pronto oculto se veia una expresión sutilmente triste y una actitud mas decaída quizás.

No lo reconfortaba en lo absoluto, tampoco respondía completamente todas sus dudas, solo generaba un mayor deprecio que se confundía con el alivio de volver a creer el mismo cuento que ya muchos le han repetido durante años "Tienes un amigo aquí" frases tan oídas por el mismo Luciel que incluso a veces rebuscaba en paginas, foros, incluso vídeos, esas mismas palabras, aun así, continuaba siendo un ser humano, alguien que a pesar de considerarse "vacío" o sin esperanza alguna por los demás seres, seguía cayendo en la misma ilusión, en la misma mentira descarada de todos... Pero no podía evitarlo, a veces lo hacía sentir bien saber que quizás, en algún momento, cuando ya se sienta derrumbado, destruido, cuando ya todo pierda su sentido.. quizás allí podría ir a buscar aquel hombro que en algún momento le ofrecieron con tantas amabilidad.

Finalmente de su rostro amargo se asomo una sutil sonrisa, que mas que feliz o maliciosa, se veía un tanto destruida como si en nada pudiera derrumbarse nuevamente y hacer que el joven problemático de Nefim se deshiciera en llanto... Aun así jamas se permitiría derramar una lagrima frente a nadie que lo conociera lo suficiente como para saber en que clase de persona se ha convertido.
— Quizás algún día llegare a necesitar algo así.. algún día en que necesite ser rescatado por alguien.  —
Y así como comenzó un alborto, en un instante volvió a calmarse, recogiendo el trapeador que anteriormente lanzo al suelo y continuando con su labor.

Después de aquello no hubo mayores percances entre el estudiante y el profesor. Luciel se mantuvo en calma sin volver a presentar otra queja, de todas formas era inútil seguir gastando su saliva en algo que no cambiara por mas que maldijera a todos los santos, sin embargo el silencio jamas era una opción para él. Entre salón y salón se la pasaba charlando con el peliplata, a veces burlandose de él, otras recibiendo su merecido, pero no podía ser mas que una charla amigable, quizás la primera y única vez desde el momento que se conocieron en el que Luciel no atacaba con odio al Bialy,
— ¿Acaso no tienes una esposa o hijos que ir a ver en vez de perder tu tiempo vigilandome? ¿Al menos una mascota? No lo se, algo debe haber en tu casa para que te extrañe y te vayas ya, sabes que no tengo oportunidad de escapar de aquí. —
Mas que malicia, fue curiosidad lo que se hizo notar en su voz, aun que la forma en que lo decía y se expresaba no eran las correctas. A veces no tenia tacto en su forma de preguntar, simplemente por que lo había perdido hace un tiempo atrás la amabilidad hacía otras personas.

Le parecía un tanto curiosa su respuesta, llegando a ser incluso inesperada "¿En serio no tiene a nadie? Un hombre tan  apuesto..." fue lo primero que en su mente cruzo, quizás por la mente de cualquiera cruzaría esta idea, después de todo, Bialy era un hombre ejemplar, casi.. intachable, al menos Luciel tenia esa clase de ideas hacía él. Aun que sea por unos segundo sus ojos se mantuvieron fijos en aquí hombre, detallando su anatomía completa con la misma pregunta dando vueltas en su mente "¿Como es posible?"
— ¿Nada de nada?... Esperaba aun que sea una esposa... No... Te ves mas del tipo de hombre divorciado y con un.. no, una hija. —
Rió suavemente, le parecía un tanto graciosa la clase de imagen que acababa de tener sobre él, aun que estas misma risas callaron a las siguientes preguntas a su persona.

— ¿Mi corazón?  Hahahah en otras circunstancias  diría que esa cosa no existe, que ya esta muerto.. pero siendo tú... No lo se, solo me he enamorado una vez a mis quince años, no hay demasiado amor en mi historial. —
Respondió con simpleza y encogiendo sus hombros en un gesto de "¿Que mas puedo decir?", no había gran cosa en esa historia, solo fue una persona mas en su vida.. quizás la única persona en que deposito toda su fé ciegamente, fue su ultimo error antes de ser el chico que ahora era.  Quizás si había algo mas para decir, sin embargo no creía que debía compartir con alguien mas sobre aquel día.
La limpieza continuo por un poco más, nuevamente el silencio volvió hasta que debieron pasar hacía el siguiente salón. En el transcurso del pasillo las palabras volvieron una vez mas.

— Bialy ¿Por que no tienes una pareja? Una esposa, una novia, alguien que te acompañe. Eres un hombre mas triste y solitario de lo que jamas pude haber pensado. No lo tomes a mal, solo.. me parece curioso, demasiado curioso. —
Al llegar al siguiente salón, al ser el uno de los dos últimos que le quedaba por limpiar y con tiempo de sobra antes de que comenzara a oscurecer, no se preocupar en comenzar de inmediato con el trabajo.  Dejo las herramientas a un lado y solo tomo asiento sobre una de las mesas de estudiantes, curiosamente era donde regularmente se sentaba, al menos las veces en que se dignaba a presentarse en las clases.
— Cuénteme... Aun tenemos un par de horas antes de irnos y como ya dijo usted.. no tiene nada en casa y no hay otra cosa mas interesante que hacer mas que vigilarmre ¿No? —<

— No... Supongo que no hay mucho mas que pueda preguntar. —
Finalmente cerro su boca, aun que la curiosidad siguió a flor de piel, todavía debía tomarse el tiempo para digerir lo que había escuchado, aun que de cierto modo se esperaba oír algo como eso. Una respuesta tranquila, seria, un "plan" de vida adecuado para un hombre como lo era su profesor, pero por alguna razón esperaba encontrarse con un poco mas de amor en él.
Luego de ello la limpieza continuo como en los primeros salones, en silencio y solo dedicando su atención a su tarea. Solo veía la mopa o el paño en su mano de forma fija mientras aun daba vueltas en su mente lo que había escuchado.

— Por alguna razón creí que habría algo mas de romance en tu vida. Supongo que me soprendi mas de la cuenta al descubrirlo. —
Ya casi no faltaba nada para acabar, apenas un par de mesas mas y estarían listos para marcharse cada uno hacia su casa, sin embargo sentía que  no podía irse en completo silencio y desaprovechar una charla como esa. Su labor se había vuelto innecesariamente lento, tanto que hasta podría ser tortuoso y desesperante para los ojos de cualquier ansioso de quien lo viera limpiar, pero todavía no queria acabar.
— ¡Ya se! ¿Que hay de tu adolescencia? Supongo que nadie puede escaparse del primer amor en ¿Veintitantos de años? Realmente no se cuanto llevas. —
Por un momento su interés regreso, la curiosidad y la necesidad de encontrar aquello que inútilmente buscaba en Bialy.
— Quiero decir. Incluso un "cascaron vació" logro alguna vez enamorarse y tener una novia, no puedo aceptar que tu no lo hayas experimentado aun que sea una vez. —
Rio para si mismo, ya poco le importaba los insultos o apodos que otras personas llegaban a ponerle, incluso varios de ellos le parecía gracioso e ingeniosos.

Finalmente se descubrió una sonrisa de su rostro, una risa risueña e infantil como pocas que había hecho alguna vez. Ahora podía decir con toda seguridad de que estaba feliz y satisfecho con la respuesta de Bialy, aun que bueno, quizás no completamente satisfecho, aquel "No te diré el numero" fue solo una duda mas para agregar a su cerebro aun así no seria algo que carcomería su cerebro por mucho tiempo, ya obtuvo lo que buscaba y eso le bastaba.
— Hahahaha hubiera sido bueno conocerte durante tu adolescencia.. aun que estoy seguro que habríamos peleado mas de una vez si es que eras del tipo defensor. —
Continuo con su labor, acabando con la ultima mesa del salón, ya no quedaba nada más por limpiar solo guardar las cosas de limpieza en la sala del conserje y cada uno marcharse a su camino. ¿Realmente ya acabo el día? Por alguna razón le parecía horriblemente corto, solo por un segundo deseo que quedara aun que sea una sala mas por la cual pasar.

Tomo sus cosas, libros, lapices y mochila, extraño que estuvieran fuera siendo que jamas asiste a clases  y mucho menos los utilizaba con frecuencia, mas que para dibujar o solo rayar hojas... y algún que otro apunte de la clase completamente necesario.
— Con respecto a la universidad... Planeo seguir estudiando luego de salir de aquí. —
Hizo una pequeña pausa y sonrió, tan pacifico y alegre que simplemente no concordaba con sus palabras siguientes ¿Pero que mas daba? Ahí estaba de nuevo el pesimista Luciel.
— Claro, en caso de que siga vivo para entonces. —

Alguna que otra palabra pudieron haber cruzado entre ambos de camino a la salida, pasando por los pasillos y salones impecables hasta estar parados a las afueras de la entrada de la escuela.
— Lamento un poco la insinuación de ayer, pero solo un poco, no puedo mentir y decir que realmente no tenia ganas... Pero en serio, Gracias por lo de hoy, fue una tarde divertida a pesar de ser un castigo, hace tiempo no hablaba tanto. —
Estaba ligeramente sonrojado, se avergonzaba de palabras tan cursis al no tener la costumbre de decirlas en voz alta pero creía que era necesario al menos un simple "Gracias".
— Nos vemos en su clase.. En caso de que asista. —
Bromeo aun que por dentro sabia que era una realidad muy probable. Se dio media vuelta y solo comenzó a caminar en dirección al parque, no habría por que llegar a casa tan pronto y arruinar su buen humor.