I. Jamás cooperarás con otras razas.
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
¿Vienes a jugar con nosotros?
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
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¿Sobrevivirás el Juego?
⚝ Reglas⚝ Ambientación⚝ Razas⚝ Alianzas⚝ Personajes Canon⚝ Territorios Neutrales⚝ Habilidades Prohibidas⚝ Modelo de Ficha⚝ Temas Libres⚝ Dudas⚝ Sugerencias⚝ Novedades⚝ ¡Conoce a la Administración!⚝ Discord
⚝ Reactivación de Cuentas
Registros
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⚝ Sistema de Encuentros ⚝ Sistema de Dados⚝ Hoja de Personaje⚝ Misiones⚝ Familiares⚝ Pide al NPC⚝ Puntos y Niveles⚝ Cierre de Temas⚝ Level Up⚝ Calendario⚝ Tienda⚝ Regalo de Puntos
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Vie Mayo 06, 2022 7:06 pm por Nicholas Taylor Allen
Escape from this Afterlife (Priv. Vincent)
Vie Abr 29, 2022 8:21 pm por Vincent Schwarz
Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
Sáb Abr 23, 2022 3:13 am por Tiffany Hale
I see your monsters, I see your pain || Libre
Vie Abr 22, 2022 6:15 pm por Noah Adams
I Prayed, God Sent me right to Voice Mail || Priv. Nick
Vie Abr 22, 2022 5:25 pm por Gala Florian
Baby, I'm the reason why Hell's so hot || Priv. Faith Asher
Vie Abr 22, 2022 5:03 pm por Joshua Friedrich
Problemas o Cambio de Botón AQUÍ
Lun Abr 18, 2022 7:33 pm por Invitado
Sabías que...¿Cuando mueres vas directo al cementerio de los alrededores?
Sabías que...¿Eres irreconocible en tu forma de raza?
Sabías que...¿Si abres temas libres en ciertos lugares quizás los responda un canon?
Sabías que...¿Para cruzar la neblina debes cumplir ciertas condiciones?
Sabías que...¿Cada templo tiene un secreto?
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Primero que nada, gracias a Emme, quién ha transformado el foro en esta maravilla, con una skin preciosa, widgets y perfiles. Además de que la gran mayoría de las tablas que usamos pertenecen a ella. Agradecemos infinitamente su paciencia con nosotros y a sus hermosas creaciones.
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
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Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
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Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Miér Sep 08, 2021 6:23 am
—Tiff, tienes hambre… Deberías bajar.— La chica había trepado el árbol pocas horas después de que la bomba explotara. Todavía no entendía demasiado, la laguna mental que tenía después de haber despertado definitivamente no ayudaba tampoco. Ella y Bubba habían pasado la noche sobre las ramas, sin pegar un ojo, escucharon el apocalipsis mientras Tiffany rezaba por que nadie la encontrara ahí arriba.
—Si bajo… Y termino de convertirme… No quiero comerme a nadie, Bubba, prefiero morirme de hambre.— Balbuceó, cubriendo su cara con sus manos. La mordida en su brazo no era tan profunda, y no parecía infectada todavía. Tiffany había rasgado un pedazo de tela de su camisa para hacer algo parecido a una venda, pero encima del árbol pocos recursos tenía para hacer algo más elaborado.
El perrito gimoteó suavemente, lamiendo las manos de la chica. Era un sentimiento noble, pero bastante estúpido considerando el hecho de que absolutamente nadie atascado dentro de la neblina podía ser calificado como zombie. Ella no sabía eso, y la única manera de procesar lo que había sucedido era asumir que Fallgate había sido testigo de un bote de virus zombie, y que la bomba había sido una medida preventiva para evitar que se propagara al resto del mundo.
Más que eso no era capaz de imaginar, llevaba casi doce horas en donde su cabeza no había parado, donde apenas se había movido, y lo único que podía pensar una y otra vez era en el cuerpo tirado en el piso, y el dolor que había sentido. Si quería sobrevivir, necesitaba provisiones, un lugar donde esconderse, y reconocer un poco el terreno, contra quién se iba a tener que enfrentar…
De solo pensar en ello le temblaban las manos.—Tengo miedo…— Murmuró, descubriendo su cara para abrazar al perrito con fuerza. —Pero no quiero morir, menos aquí, sola, sin haber siquiera intentado hacer algo.— Había un poco de coraje en su tono, una obstinación que le impedía echarse a morir así como así. Dicho eso, y antes de arrepentirse, Tiffany dejó a Bubba sobre su cabeza y bajó del árbol con la pala que le había hecho compañía en mano. Era un objeto contundente que podía usar como arma sin problema, por lo menos.
La chica apoyó su espalda contra el tronco del árbol y apretó el mango de la pala con fuerza, tragándose el miedo que la invadía.—¿V-Ves algo, Bubba?— Miró a su alrededor, no había nada raro, y ahora que estaba en el piso no sabía bien qué hacer. El perrito negó con la cabeza. Claramente no había formulado un plan ni pensado en algo más allá de —Árbol malo, suelo mejor que árbol— y ahora estaba atascada, dando un paso hacia adelante y luego de vuelta para pegar su espalda contra el tronco, algo que le hacía sentir más segura.
—Tú avanza, yo te cubro.— Bubba gruñó, alerta, y se giró sobre la cabeza de la chica para cubrirle la espalda. Con ese pequeño impulso, la chica empezó a moverse, corriendo de un árbol a otro, intentando mantenerse escondida lo mejor posible mientras intentaba devolverse hacia la enfermería o cafetería a buscar provisiones.
El perrito gimoteó suavemente, lamiendo las manos de la chica. Era un sentimiento noble, pero bastante estúpido considerando el hecho de que absolutamente nadie atascado dentro de la neblina podía ser calificado como zombie. Ella no sabía eso, y la única manera de procesar lo que había sucedido era asumir que Fallgate había sido testigo de un bote de virus zombie, y que la bomba había sido una medida preventiva para evitar que se propagara al resto del mundo.
Más que eso no era capaz de imaginar, llevaba casi doce horas en donde su cabeza no había parado, donde apenas se había movido, y lo único que podía pensar una y otra vez era en el cuerpo tirado en el piso, y el dolor que había sentido. Si quería sobrevivir, necesitaba provisiones, un lugar donde esconderse, y reconocer un poco el terreno, contra quién se iba a tener que enfrentar…
De solo pensar en ello le temblaban las manos.
La chica apoyó su espalda contra el tronco del árbol y apretó el mango de la pala con fuerza, tragándose el miedo que la invadía.
—Tú avanza, yo te cubro.— Bubba gruñó, alerta, y se giró sobre la cabeza de la chica para cubrirle la espalda. Con ese pequeño impulso, la chica empezó a moverse, corriendo de un árbol a otro, intentando mantenerse escondida lo mejor posible mientras intentaba devolverse hacia la enfermería o cafetería a buscar provisiones.
Un día después de la bomba
Mediodía
Taller
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Sáb Dic 25, 2021 7:23 pm
¿Qué habría pasado en estas horas? Sus memorias estaban borrosas, y le dolía la cabeza con fuerza.
Sentía su cuerpo hirviendo.
Sus ojos mirando el suelo mientras caminaba, tambaleándose un poco.
Aquel protagonista de cabellos rebeldes de color rubio seguía caminando por el escenario de una escuela a un estilo post apocalíptico, ¿Cuáles eran las memorias del momento? Recordaba… un festival, como estaba ayudando a cargar algunas cosas, si… Después de eso estaba con Melania observando y disfrutando del festival, por dios, quien los viera, amor de adolescentes claramente, el doctor les recetaba estar cinco horas al día después de clase, mandar mensajes cada rato, estar al pendientes y en la noche alguna que otra llamada ocasional, ¿Era malo? Posiblemente no, Zack a veces le molestaba, más por el hecho de que era su propia naturaleza molestarse por una infinidad de cosas, pero al ver que el mensaje, la llamada o la voz que lo llamaba provenía de ella se le olvidaba.
Después de eso…
Respiró un poco, frotando sus dedos con suavidad, sintiendo como el calor se reunía a una velocidad impresionante. Negó con la cabeza, respiró profundamente, sentía su pecho hervir, ¿Qué era esta sensación? Le molestaba, sentía que había algo mucho más allá que él, como si la explosión trajera cosas que nunca debieron de ser traídas.
Unos recuerdos más, él se despertó y comenzó a quemar de izquierda a derecha todos los monstruos que estaban alrededor, como si no hubiera un mañana, ¿Qué más? Tan sólo fueron unos minutos en donde se encontraba completamente desorientado, después… solamente un gruñido se produjo en su garganta, después observó a un lado, y al otro, su naturaleza, su forma de ser lo empujaba a proteger a los que estaban desorientados, como él, que no entendían bien la situación en la cual se encontraban. Quemando demonios, vampiros, y todo aquel que quisiera hacer daño, ¿Por qué de manera indiscriminada? no lo pensó por un momento, simplemente fue una reacción, como si su vida dependiera de ello.
Era una escena en donde el caos reinaba.
Y era espectacular para los espectadores.
La noche la pasó mal, no había encontrado a Melania por ninguna parte y se sentía completamente débil mientras que el manto oscuro se extendía por el cielo, y las estrellas brillaban con fuerza, ¿Qué era todo esto? Parecía... no sabía que es lo que parecía, pero de una cosa estaba seguro, nada de esto era normal.
Siguió caminando, teniendo lentamente sus pensamientos en orden.
Preocupado por Melania, ¿En dónde estará?
Ella no era la única a la cual su preocupación tenía como objetivo, sino que igual Tiffany, su amiga de la infancia. En todo este caos seguramente estuviera confundida, pensando en mil y un fantasías que… mirando mejor la situación en la que se encontraba, no podría tachar de infantil, no en este momento por lo menos.
Era una mañana, las peleas estaban cesando, aunque se podía escuchar a lo lejos gente gritando, muriendo, pero de alguna manera, y fue testigo de ello, reviviendo, ¿Cómo era posible? Parecía estar atascado en una historia de un manga.
Sus ojos no pudieron evitar notar una escena sacada de una película, pero en este caso, era algo bastante normal.
-Tiffany- dijo con una voz fuerte, llamando la atención de la chica quien estaba corriendo hacia un árbol, y con ella… ¿estaba un perro? extraño, no recordaba que la chica tuviera un perro, por lo menos en el festival. Respiró profundamente, peinando sus cabellos hacia atrás antes de avanzar hacía ella lentamente.
-¿Qué demonios haces? ven aquí- dijo, esa pregunta como si realmente fuese lo más normal del mundo -Nada te hará daño, y si lo hace yo me encargo- con decisión, una pequeña sonrisa arrogante en su rostro, ¿Estaba con fuerzas de enfrentarse a alguien? si era por proteger a las personas que le importa valdría completamente la pena morir por ellos, aunque ese no era el plan.
Sentía su cuerpo hirviendo.
Sus ojos mirando el suelo mientras caminaba, tambaleándose un poco.
Aquel protagonista de cabellos rebeldes de color rubio seguía caminando por el escenario de una escuela a un estilo post apocalíptico, ¿Cuáles eran las memorias del momento? Recordaba… un festival, como estaba ayudando a cargar algunas cosas, si… Después de eso estaba con Melania observando y disfrutando del festival, por dios, quien los viera, amor de adolescentes claramente, el doctor les recetaba estar cinco horas al día después de clase, mandar mensajes cada rato, estar al pendientes y en la noche alguna que otra llamada ocasional, ¿Era malo? Posiblemente no, Zack a veces le molestaba, más por el hecho de que era su propia naturaleza molestarse por una infinidad de cosas, pero al ver que el mensaje, la llamada o la voz que lo llamaba provenía de ella se le olvidaba.
Después de eso…
Respiró un poco, frotando sus dedos con suavidad, sintiendo como el calor se reunía a una velocidad impresionante. Negó con la cabeza, respiró profundamente, sentía su pecho hervir, ¿Qué era esta sensación? Le molestaba, sentía que había algo mucho más allá que él, como si la explosión trajera cosas que nunca debieron de ser traídas.
Unos recuerdos más, él se despertó y comenzó a quemar de izquierda a derecha todos los monstruos que estaban alrededor, como si no hubiera un mañana, ¿Qué más? Tan sólo fueron unos minutos en donde se encontraba completamente desorientado, después… solamente un gruñido se produjo en su garganta, después observó a un lado, y al otro, su naturaleza, su forma de ser lo empujaba a proteger a los que estaban desorientados, como él, que no entendían bien la situación en la cual se encontraban. Quemando demonios, vampiros, y todo aquel que quisiera hacer daño, ¿Por qué de manera indiscriminada? no lo pensó por un momento, simplemente fue una reacción, como si su vida dependiera de ello.
Era una escena en donde el caos reinaba.
Y era espectacular para los espectadores.
La noche la pasó mal, no había encontrado a Melania por ninguna parte y se sentía completamente débil mientras que el manto oscuro se extendía por el cielo, y las estrellas brillaban con fuerza, ¿Qué era todo esto? Parecía... no sabía que es lo que parecía, pero de una cosa estaba seguro, nada de esto era normal.
Siguió caminando, teniendo lentamente sus pensamientos en orden.
Preocupado por Melania, ¿En dónde estará?
Ella no era la única a la cual su preocupación tenía como objetivo, sino que igual Tiffany, su amiga de la infancia. En todo este caos seguramente estuviera confundida, pensando en mil y un fantasías que… mirando mejor la situación en la que se encontraba, no podría tachar de infantil, no en este momento por lo menos.
Era una mañana, las peleas estaban cesando, aunque se podía escuchar a lo lejos gente gritando, muriendo, pero de alguna manera, y fue testigo de ello, reviviendo, ¿Cómo era posible? Parecía estar atascado en una historia de un manga.
Sus ojos no pudieron evitar notar una escena sacada de una película, pero en este caso, era algo bastante normal.
-Tiffany- dijo con una voz fuerte, llamando la atención de la chica quien estaba corriendo hacia un árbol, y con ella… ¿estaba un perro? extraño, no recordaba que la chica tuviera un perro, por lo menos en el festival. Respiró profundamente, peinando sus cabellos hacia atrás antes de avanzar hacía ella lentamente.
-¿Qué demonios haces? ven aquí- dijo, esa pregunta como si realmente fuese lo más normal del mundo -Nada te hará daño, y si lo hace yo me encargo- con decisión, una pequeña sonrisa arrogante en su rostro, ¿Estaba con fuerzas de enfrentarse a alguien? si era por proteger a las personas que le importa valdría completamente la pena morir por ellos, aunque ese no era el plan.
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Dom Dic 26, 2021 3:17 am
Sabía exactamente hacia donde debía moverse para llegar a la enfermería o cafetería, pero estaba preocupada de correr directamente hacia allá. ¿Y si la veía un zombi? No, no podía arriesgarse. Demoraba más pasando de un árbol a otro, eso era seguro, pero al mismo tiempo creía tener más posibilidades de pasar desapercibida así.
Poco sabía que sus coletas sobresalían detrás de cada árbol, que si alguien realmente hubiese querido atacarla un tronco no hubiese hecho ninguna diferencia. Tenía que aferrarse a algo ¿No? Era lo único que tenía. Si se concentraba en correr, podía olvidar que la mordida en su brazo seguro iba a infectarse pronto. Que no sabía si su familia había sobrevivido la explosión.
No soltaba la pala en ningún momento, por si acaso. Durante la noche había notado que tenía una mancha que asumió era tierra, pasó varios minutos sobre el árbol limpiándola con su camisa, que ahora tenía algunas manchas rojas. Tierra roja, claramente, era lo único que hacía sentido. ¿Qué más podría tener una pala?
El único problema con echarse a correr en ese momento era que de a poco lograba concentrarse más y más, aquello era peligroso. Tiffany no tenía el dominio emocional ni la madurez para sobrevivir en un lugar así si tenía que pensar correctamente todo el tiempo. De ser así, tarde o temprano terminaría por caer en cuenta de lo que había pasado realmente después de la explosión.
Tiffany iba corriendo detrás de cada árbol, ya jadeaba ligeramente por el esfuerzo, y su cerebro comenzaba a armar una idea más completa de lo que ocurría. Bubba gruñó por lo bajo en algún momento, y Tiffany se agachó, escondiéndose detrás del tronco de un árbol especialmente flacucho. Apretó la pala con fuerza entre sus manos, rezando por no tener que usarla. Alguien había gritado su nombre.
—N-No me digas qué hacer— Tartamudeó, cerrando los ojos con fuerza, demasiado espantada como para reconocer la voz. Tiffany apretó la pala con más fuerza, sintiendo el disparo de adrenalina que comenzaba a correr por sus venas. Algo más, encima de eso. No pudo concentrarse más en quien se acercaba de a poco, como si algo la estuviese empujando fuera de su propia cabeza.
Esa sensación se detuvo al escuchar lo último.—¿Hm?— Exhaló un sonido de confusión disociada, notando que volvía a sentir las puntas de sus dedos. ¿Qué había sido eso? La chica se encogió de hombros ligeramente ante esa pregunta, y luego logró volver a encontrarse a sí misma en aquella situación, abriendo los ojos.
El chico estaba más cerca, Tiffany sacudió su cabeza con fuerza, liberándose del resto de esa sensación rara, reconociendo a Zack.—¡Zack!— Gritó, lanzándose hacia adelante con una velocidad sorprendente, llena de alivio de encontrarlo ahí. Sólo para frenar en seco a un par de metros de él.
—Espera.— Murmuró, soltando la pala con su mano izquierda para llevarla a la mordida en su brazo. Dio un paso hacia atrás, pasando de una emoción a otra con la misma velocidad en que se movía, sus ojos se llenaron de lágrimas. Era un reflejo de lo cansada y estresada que estaba, aquel cambio tan brusco entre emociones tan intensas.
—No te acerques, Zack, es muy tarde…— Rogó, retrocediendo un poco más, negando con la cabeza con tanta fuerza que una de sus coletas perdió forma y comenzó a deshacerse hacia un lado. Suspiró pesadamente, disimulando un sollozo a pesar de que no logró detener las lágrimas. —M-Me mordieron ayer…— Explicó, como si eso realmente explicara todo, como si el apocalipsis zombi fuera obvio, y la única opción razonable al punto en que no tenía que decir nada más.
—Pronto ya… Seguro…— Un ligero puchero, otro paso hacia atrás mientras apretaba la mordida, como si con aquello pudiese deshacer la sentencia de convertirse en una come cerebros. Bubba decidió que detrás de ella no había amenaza y se giró sobre la cabeza de la chica para observar a Zack por primera vez. —¿No crees que podría ayudarnos?— Aventuró, recorriendo los recuerdos de Tiffany, por más sesgados que fuesen, el rubio claramente era más inteligente y capaz que aquel par tan confundido. —No, nadie puede ayudarnos Bubba, menos si significa ponerle en peligro. No quiero comerme a mi amigo.—
—No quiero hacerte daño, tan sólo vete.— Gruñó en algo que intentó ser hostil sin lograrlo entre las lágrimas, apuntando la pala hacia el chico con una expresión que era más un ruego que otra cosa, aunque parecía asustada y un tanto perdida.
Poco sabía que sus coletas sobresalían detrás de cada árbol, que si alguien realmente hubiese querido atacarla un tronco no hubiese hecho ninguna diferencia. Tenía que aferrarse a algo ¿No? Era lo único que tenía. Si se concentraba en correr, podía olvidar que la mordida en su brazo seguro iba a infectarse pronto. Que no sabía si su familia había sobrevivido la explosión.
No soltaba la pala en ningún momento, por si acaso. Durante la noche había notado que tenía una mancha que asumió era tierra, pasó varios minutos sobre el árbol limpiándola con su camisa, que ahora tenía algunas manchas rojas. Tierra roja, claramente, era lo único que hacía sentido. ¿Qué más podría tener una pala?
El único problema con echarse a correr en ese momento era que de a poco lograba concentrarse más y más, aquello era peligroso. Tiffany no tenía el dominio emocional ni la madurez para sobrevivir en un lugar así si tenía que pensar correctamente todo el tiempo. De ser así, tarde o temprano terminaría por caer en cuenta de lo que había pasado realmente después de la explosión.
Tiffany iba corriendo detrás de cada árbol, ya jadeaba ligeramente por el esfuerzo, y su cerebro comenzaba a armar una idea más completa de lo que ocurría. Bubba gruñó por lo bajo en algún momento, y Tiffany se agachó, escondiéndose detrás del tronco de un árbol especialmente flacucho. Apretó la pala con fuerza entre sus manos, rezando por no tener que usarla. Alguien había gritado su nombre.
Esa sensación se detuvo al escuchar lo último.
El chico estaba más cerca, Tiffany sacudió su cabeza con fuerza, liberándose del resto de esa sensación rara, reconociendo a Zack.
Un día después de la bomba
Mediodía
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Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Dom Dic 26, 2021 6:22 am
Con una sonrisa recibía la reacción de la chica, la coprotagonista de esta escena quien parecía estar dudando por un momento, no la culpaba, él también estaba confundido por los recientes sucesos. Un suspiro se escapaba de los labios del chico.
Asintió con la cabeza al escuchar su grito, y comenzó a caminar más hacia ella para acercarse lo suficiente, a comparación de ella quien parecía correr como si estuviera en un maratón, pero no había escuchado el disparo, por lo menos no cerca de donde estaban. El ambiente era sombrío, pero una sonrisa conocida siempre animaba el ambiente.
-¿Qué?- preguntó, una sonrisa desaparecía por un rostro lleno de confusión, sus ojos notaron cómo se llevaba su mano a lo que parecía una herida. Se enojó, y no pudo evitar esconderlo, ¿Para que? su sangre estaba hirviendo en ese momento, sus dedos más calientes, era una sensación abrasadora la cual dominaba su cuerpo.
-¿De qué mierda hablas?- preguntó, su molestia se mostraba en su voz, pero su expresión fue demostrando más enojo cuando escuchó que la mordieron, mordió su labio inferior con fuerza, apretó sus puños listos para dar un puñetazo, y después… respiró profundamente, recordando las palabras de su madre, controlar su furia, canalizar esas llamas, y esas palabras solamente eran reforzadas por su entrenador de boxeo.
Odiaba que tuvieran la razón.
Después de eso, hablaba con temor, ese puchero que hizo, y sus ojos se fueron a los del perro, que por un momento pensó que fue el perpetrador, pero después de verlo junto con Tiffany esa idea se escapó de su mente.
-¿Daño? ¿Por que mierda quisieras hacerme daño?- preguntó, sin entender bien lo que decía la chica, pero por los años que lleva conociéndola, algo debió de inventar para esta situación, una tonta explicación.
Gruño a lo bajo, esas lágrimas le partían el corazón.
Comenzó a caminar hacia ella, agarrando con fuerza la punta de la pala con la cual le apuntaba y con la otra mano le propinó con fuerza un golpe con su mano en su cabeza, como si fuera un golpe de karate.
-Se que nunca me harás daño idiota- le dijo antes de dejar la pala para darle uno de sus malos abrazos, claramente, el chico no tenía nada de experiencia en tener esa clase de contacto físico, pero por las personas que le importan eso lo dejaba un lado y se esforzaba. Era un abrazo fuerte, un intento de cariño, mientras que su mano le daba palmadas en su espalda con la menor fuerza posible, en un intento casi fallido de controlarse.
-Ya estoy aquí, nada va a pasar Tiffany- Sus palabras eran confiadas, con una seguridad que nadie se podía esperar en esa situación.
Observó al perro por segunda vez, asintiendo con la cabeza, como si le estuviera agradeciendo por cuidar a la chica.
-Ahora bien- dijo y se quitó una de sus mangas con un sólo jalón, haciendo una venda improvisada para cubrir su mordida y dejar que sangre. -No se que significa que te hayan mordido más allá de que alguien necesita una paliza- dijo, ahora separándose un poco, más para estar cómodo ante esta situación que otra cosa. Observó a la dirección donde la chica parecía ir y solamente asintió con la cabeza.
-Necesitamos medicina para ese brazo, y explorar, no sabemos qué está pasando, no se que es lo que tienes, pero yo puedo manejar fuego, de alguna manera- explicó, tronando los dedos, y con esa acción salieron pequeñas chispas -Parece que estamos en un videojuego, algo por el estilo-
Asintió con la cabeza al escuchar su grito, y comenzó a caminar más hacia ella para acercarse lo suficiente, a comparación de ella quien parecía correr como si estuviera en un maratón, pero no había escuchado el disparo, por lo menos no cerca de donde estaban. El ambiente era sombrío, pero una sonrisa conocida siempre animaba el ambiente.
-¿Qué?- preguntó, una sonrisa desaparecía por un rostro lleno de confusión, sus ojos notaron cómo se llevaba su mano a lo que parecía una herida. Se enojó, y no pudo evitar esconderlo, ¿Para que? su sangre estaba hirviendo en ese momento, sus dedos más calientes, era una sensación abrasadora la cual dominaba su cuerpo.
-¿De qué mierda hablas?- preguntó, su molestia se mostraba en su voz, pero su expresión fue demostrando más enojo cuando escuchó que la mordieron, mordió su labio inferior con fuerza, apretó sus puños listos para dar un puñetazo, y después… respiró profundamente, recordando las palabras de su madre, controlar su furia, canalizar esas llamas, y esas palabras solamente eran reforzadas por su entrenador de boxeo.
Odiaba que tuvieran la razón.
Después de eso, hablaba con temor, ese puchero que hizo, y sus ojos se fueron a los del perro, que por un momento pensó que fue el perpetrador, pero después de verlo junto con Tiffany esa idea se escapó de su mente.
-¿Daño? ¿Por que mierda quisieras hacerme daño?- preguntó, sin entender bien lo que decía la chica, pero por los años que lleva conociéndola, algo debió de inventar para esta situación, una tonta explicación.
Gruño a lo bajo, esas lágrimas le partían el corazón.
Comenzó a caminar hacia ella, agarrando con fuerza la punta de la pala con la cual le apuntaba y con la otra mano le propinó con fuerza un golpe con su mano en su cabeza, como si fuera un golpe de karate.
-Se que nunca me harás daño idiota- le dijo antes de dejar la pala para darle uno de sus malos abrazos, claramente, el chico no tenía nada de experiencia en tener esa clase de contacto físico, pero por las personas que le importan eso lo dejaba un lado y se esforzaba. Era un abrazo fuerte, un intento de cariño, mientras que su mano le daba palmadas en su espalda con la menor fuerza posible, en un intento casi fallido de controlarse.
-Ya estoy aquí, nada va a pasar Tiffany- Sus palabras eran confiadas, con una seguridad que nadie se podía esperar en esa situación.
Observó al perro por segunda vez, asintiendo con la cabeza, como si le estuviera agradeciendo por cuidar a la chica.
-Ahora bien- dijo y se quitó una de sus mangas con un sólo jalón, haciendo una venda improvisada para cubrir su mordida y dejar que sangre. -No se que significa que te hayan mordido más allá de que alguien necesita una paliza- dijo, ahora separándose un poco, más para estar cómodo ante esta situación que otra cosa. Observó a la dirección donde la chica parecía ir y solamente asintió con la cabeza.
-Necesitamos medicina para ese brazo, y explorar, no sabemos qué está pasando, no se que es lo que tienes, pero yo puedo manejar fuego, de alguna manera- explicó, tronando los dedos, y con esa acción salieron pequeñas chispas -Parece que estamos en un videojuego, algo por el estilo-
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Dom Dic 26, 2021 7:21 am
Normalmente, Tiffany apenas y se daba cuenta de que la gente no entendía lo que estaba diciendo. Una mezcla de que los que decidían relacionarse con ella tarde o temprano aprendían a interpretarlo, o dejarlo ir, o ambos, dependiendo de la situación. Ni ella misma sabía a veces, por lo que la confusión del resto era o compartida o la chica pasaba de enterarse que alguien no estaba logrando seguirle el paso.
En las raras ocasiones en que alguien no entendía y ella se enteraba, no le molestaba repetirse o explicarse, si era capaz. En esta ocasión en específico, en cambio…
La chica pisó el suelo con toda su fuerza, lo suficientemente fuerte como para repartir tierra por todas sus piernas.—¡No quiero, pero no voy a poder decidir!— Chilló, retrocediendo un poco más, pero era en vano, en realidad no quería alejarse de su amigo, tan sólo estaba intentando por su propio bien.
No era la primera vez que Zack le golpeaba de esa manera. A decir verdad, siempre había sido una herramienta útil para relacionarse con ella, detener trenes de pensamiento descarrilados, un sinfín de preguntas o palabras que no era capaz de detener por sí sola, o simplemente traerla de vuelta cuando se perdía en alguna parte.
Tiffany no se ofendía, a veces hasta agradecía la interrupción forzada. Nunca era demasiado fuerte. Además, entre los muchísimos deportes que practicaba, varias veces había acompañado a Zack en el boxeo, era simplemente una parte de aquella amistad. Una parte que había estado presente desde los primeros minutos.
—¡Mierda, Zack, escúchame- — Protestó antes de ser… Abrazada. Era una palabra generosa, eso por seguro, pero era uno de los mejores intentos que había recibido de parte del rubio. Tiffany simplemente se colgó del chico, hundiendo su cara contra su hombro antes de escucharlo, tan seguro de que todo iba a estar bien. —¿Cómo puede decir algo como eso?—
No pudo hacer más que empujar su cara contra la chaqueta ajena y chillar con toda su fuerza, zapateando en protesta de todo lo que estaba pasando. Parte del diagnóstico de la chica era, lamentablemente, que le costaba muchísimo lidiar de manera correcta con sus emociones, que a veces eran simplemente demasiado intensas. A veces era gustoso verle sentir alegría o enamoramiento de aquella manera, pero en pocas ocasiones, aquello se daba vuelta contra ella.
Después de algunos segundos pudo soltar a Zack, el abrazo hacía más por apretujar y golpearle que otra cosa, por mucho que el chico se esforzara. Al notar que su amigo rasgaba su chaqueta, hizo un sonidito de protesta, pero luego resopló y deshizo su vendaje improvisado, de tanto apretujar la herida había vuelto a sangrar un poco.
Revisó con atención, por si acaso, pero se veía completamente normal. Tiffany suspiró de alivio.—A salvo por ahora.— Dejó que Zack cubriera la herida, asegurándose de que no se acercara demasiado. Al terminar, se sentó en el piso repentinamente y lo jaló hacia abajo con ella sin medir su fuerza, tomando un manojo de tierra para restregarla en la mano ajena que había tocado su herida.
—¿No entiendes?— Murmuró, todavía soltaba unas lágrimas ridículamente enormes, como si fuese una caricatura, pero parecía un poco más calmada. Negó vigorosamente con la cabeza, la otra coleta también se deprimió frente al movimiento, cuando Zack habló de explorar. Saltó varios centímetros de impresión ante las chispas, atragantándose en un sollozo, largándose a toser de espanto.
—¡¿QUÉ ES ESO?!— Chilló, abriendo los ojos como platos, completamente horrorizada. Sobre su cabeza, el perrito comenzó a gruñir. —Ay, Bubba, ya empecé a volverme loca.— Se quejó en voz alta, recogiendo sus piernas contra su pecho, apoyando su frente sobre sus rodilleras, abrazándose sin soltar la pala. —¿Cómo vamos a estar en un videojuego, Zack?— El miedo había pasado, dejando de vuelta la desesperanza.
—La medicina no puede ayudarme, después de la bomba me mordió un Zombie, y por un ratito me infecté. Seguro ya se me empezó a pudrir el cerebro. Todo está lleno de Zombies.— Murmuró mientras el perrito se bajaba de la cabeza de la chica para apretujarse entre sus piernas y estómago. Suspiró pesadamente, apretando sus piernas con fuerza mientras intentaba calmarse. —¿Por qué puedo concentrarme tanto justo ahora?— Protestó, pataleando nuevamente antes de volver a llorar.
—Vete, no quiero que mires mientras me cubro de esa cosa negra otra vez.— Sonaba un tanto resignada, pero ante eso el perrito asomó la cabeza de donde se había enterrado y ladró varias veces. —Tú también deberías irte o te voy a comer.— Bubba se zafó de dentro de la Tiffbolita y comenzó a jalarla de la camisa hacia el chico.
—No puedes comerme Tiff.— Aseguró antes de estornudar y girarse hacia el chico, resoplándole con una expresión completamente idiota. Había pasado toda la noche intentando explicar lo que sucedía, pero el familiar de la chica no era particularmente brillante, y Tiffany se había convencido tan profundamente que no habían logrado acordar en nada.
En las raras ocasiones en que alguien no entendía y ella se enteraba, no le molestaba repetirse o explicarse, si era capaz. En esta ocasión en específico, en cambio…
La chica pisó el suelo con toda su fuerza, lo suficientemente fuerte como para repartir tierra por todas sus piernas.
No era la primera vez que Zack le golpeaba de esa manera. A decir verdad, siempre había sido una herramienta útil para relacionarse con ella, detener trenes de pensamiento descarrilados, un sinfín de preguntas o palabras que no era capaz de detener por sí sola, o simplemente traerla de vuelta cuando se perdía en alguna parte.
Tiffany no se ofendía, a veces hasta agradecía la interrupción forzada. Nunca era demasiado fuerte. Además, entre los muchísimos deportes que practicaba, varias veces había acompañado a Zack en el boxeo, era simplemente una parte de aquella amistad. Una parte que había estado presente desde los primeros minutos.
No pudo hacer más que empujar su cara contra la chaqueta ajena y chillar con toda su fuerza, zapateando en protesta de todo lo que estaba pasando. Parte del diagnóstico de la chica era, lamentablemente, que le costaba muchísimo lidiar de manera correcta con sus emociones, que a veces eran simplemente demasiado intensas. A veces era gustoso verle sentir alegría o enamoramiento de aquella manera, pero en pocas ocasiones, aquello se daba vuelta contra ella.
Después de algunos segundos pudo soltar a Zack, el abrazo hacía más por apretujar y golpearle que otra cosa, por mucho que el chico se esforzara. Al notar que su amigo rasgaba su chaqueta, hizo un sonidito de protesta, pero luego resopló y deshizo su vendaje improvisado, de tanto apretujar la herida había vuelto a sangrar un poco.
Revisó con atención, por si acaso, pero se veía completamente normal. Tiffany suspiró de alivio.
—No puedes comerme Tiff.— Aseguró antes de estornudar y girarse hacia el chico, resoplándole con una expresión completamente idiota. Había pasado toda la noche intentando explicar lo que sucedía, pero el familiar de la chica no era particularmente brillante, y Tiffany se había convencido tan profundamente que no habían logrado acordar en nada.
Un día después de la bomba
Mediodía
Taller
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Dom Dic 26, 2021 10:09 am
Realmente, a nuestro protagonista no le importaba lo que ella le decía, porque sabía que esas palabras no eran verdaderas, era una simple mentira para escudarse, pero, ¿Cuando le ha importado eso? Nunca realmente, no le gustaba que le mintieran en su cara, o más bien, que se mintieran a sí mismos.
No la escuchaba ya en ese abrazo, ni iba a hacerlo. Asintió con la cabeza cuando escuchó aquel llanto romperse por la ajena. Eso era lo que su alma ocultaba, miedo, tristeza… esos sentimientos tenían que ser liberados, ¿Un pensamiento maduro para el chico? Posiblemente, pero así debía de ser, nada guardado en el corazón puesto a que eso corrompía el alma.
No le molestaban esas emociones intensas que ella dejaba salir.
Así era ella.
Y así la apreciaba.
Tanta protesta, pero era como un perro ladraba, no podía morder. Cubrió su herida, pero no se esperó aquel jalón que recibía, y se fue casi de cara contra ella, solamente para desviarse un poco hacia un lado. Gruño por ello, y tan sólo se acomodó a un lado de ella -No, no lo entiendo- le dijo de manera directa, sin hacer intento de comprenderla, ¿Cómo hacerlo? Ella era todo un enigma, por lo menos en su cabeza.
No pudo dejar una pequeña burla salir de su garganta a la reacción ajena, y solamente asintió con la cabeza un poco, escuchando como llamaba a alguien “Bubba”, ¿Así se llamaba el perro? Era un poco extraño, pero agradable a la vez, como si fuera burbuja, o algo suave, y el perro realmente se veía de esa manera.
-Es eso o no lo sé, la bomba nos dio poderes- dijo, encogiéndose los hombros, de alguna u otra manera habían conseguido estas habilidades, de alguna parte tuvo que haber salido, ¿no? Era como una de esas series de televisión, que por un experimento una persona recibe dones que nadie más tiene. En este caso, era toda una isla… isla… ¿Acaso había sido toda una isla? Se preocupó por su familia por un momento, pero después recordó que su madre era fuerte y sabía cómo defenderse.
-¿Zombies?- preguntó al momento en que ella lo mencionó, y solamente comenzó a dar de carcajadas en ese momento, poniendo su mano en su boca y la otra apoyándose en el césped. Tan sólo unos segundos antes de poner esa mano que cubría su boca en el hombro de la chica -Carajo Tiffany- le dijo, sin creerle una sola palabra.
-He visto vampiros, demonios, hasta monstruos de fuego y agua, ¿Pero zombies? Sería la primera vez- dijo y respiró profundamente, rodeando con su brazo los hombros de la chica antes de observar al frente -Y mira, si te conviertes en zombie, no hay problema, te cuidaré todo lo que pueda, a nadie vas a comer ni te van a matar hasta que encuentre la cura, te lo prometo- le dijo, de nuevo con esa seguridad que tanto emanaba.
Observó al perrito que le estaba mirando, con su otra mano le dio unas cuantas palmadas en su cabeza, parecía ser el acompañante perfecto para ella.
-Además, sigues siendo la misma, nada se te ha podrido- le dijo, dando un suave cabezazo, respiró profundamente, ya había hablado mucho y con poca acción, por lo que se levantó de su asiento y le agarró del brazo saludable para levantarla con fuerza, observó a los lados, escuchando aún las refriegas que se estaban desatando a lo lejos.
-Vamos a movernos, no vaya a ser que alguien venga a pelear- le dijo, sin soltarla comenzó a caminar en dirección a la enfermería -Además, necesitamos encontrar a Melania, y a los demás, deberán de estar igual de confundidos como tú- y eso claramente era un pensamiento que no le gustaba para nada.
No la escuchaba ya en ese abrazo, ni iba a hacerlo. Asintió con la cabeza cuando escuchó aquel llanto romperse por la ajena. Eso era lo que su alma ocultaba, miedo, tristeza… esos sentimientos tenían que ser liberados, ¿Un pensamiento maduro para el chico? Posiblemente, pero así debía de ser, nada guardado en el corazón puesto a que eso corrompía el alma.
No le molestaban esas emociones intensas que ella dejaba salir.
Así era ella.
Y así la apreciaba.
Tanta protesta, pero era como un perro ladraba, no podía morder. Cubrió su herida, pero no se esperó aquel jalón que recibía, y se fue casi de cara contra ella, solamente para desviarse un poco hacia un lado. Gruño por ello, y tan sólo se acomodó a un lado de ella -No, no lo entiendo- le dijo de manera directa, sin hacer intento de comprenderla, ¿Cómo hacerlo? Ella era todo un enigma, por lo menos en su cabeza.
No pudo dejar una pequeña burla salir de su garganta a la reacción ajena, y solamente asintió con la cabeza un poco, escuchando como llamaba a alguien “Bubba”, ¿Así se llamaba el perro? Era un poco extraño, pero agradable a la vez, como si fuera burbuja, o algo suave, y el perro realmente se veía de esa manera.
-Es eso o no lo sé, la bomba nos dio poderes- dijo, encogiéndose los hombros, de alguna u otra manera habían conseguido estas habilidades, de alguna parte tuvo que haber salido, ¿no? Era como una de esas series de televisión, que por un experimento una persona recibe dones que nadie más tiene. En este caso, era toda una isla… isla… ¿Acaso había sido toda una isla? Se preocupó por su familia por un momento, pero después recordó que su madre era fuerte y sabía cómo defenderse.
-¿Zombies?- preguntó al momento en que ella lo mencionó, y solamente comenzó a dar de carcajadas en ese momento, poniendo su mano en su boca y la otra apoyándose en el césped. Tan sólo unos segundos antes de poner esa mano que cubría su boca en el hombro de la chica -Carajo Tiffany- le dijo, sin creerle una sola palabra.
-He visto vampiros, demonios, hasta monstruos de fuego y agua, ¿Pero zombies? Sería la primera vez- dijo y respiró profundamente, rodeando con su brazo los hombros de la chica antes de observar al frente -Y mira, si te conviertes en zombie, no hay problema, te cuidaré todo lo que pueda, a nadie vas a comer ni te van a matar hasta que encuentre la cura, te lo prometo- le dijo, de nuevo con esa seguridad que tanto emanaba.
Observó al perrito que le estaba mirando, con su otra mano le dio unas cuantas palmadas en su cabeza, parecía ser el acompañante perfecto para ella.
-Además, sigues siendo la misma, nada se te ha podrido- le dijo, dando un suave cabezazo, respiró profundamente, ya había hablado mucho y con poca acción, por lo que se levantó de su asiento y le agarró del brazo saludable para levantarla con fuerza, observó a los lados, escuchando aún las refriegas que se estaban desatando a lo lejos.
-Vamos a movernos, no vaya a ser que alguien venga a pelear- le dijo, sin soltarla comenzó a caminar en dirección a la enfermería -Además, necesitamos encontrar a Melania, y a los demás, deberán de estar igual de confundidos como tú- y eso claramente era un pensamiento que no le gustaba para nada.
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Lun Dic 27, 2021 11:14 pm
Tiffany había tenido varias horas para formar la teoría dentro de su cabeza, lo suficiente como para que fuese obvio y ya demasiado difícil de explicar sin sonar como una loca. ¡Era obvio! Resopló de frustración ante lo que Zack creía.
—¿Por qué alguien lanzaría una bomba que nos diese poderes?— Increpó de forma molesta, frunciendo el ceño. —¿De qué hablas, de todos modos?— Aunque lo había visto con sus propios ojos, aquella chispa, no era capaz de hacerse a esa idea. Después de todo, ella no tenía habilidades, por lo que su teoría hacía más sentido. Ignorando, claro estaba, el hecho de que podía hablar con un perro. No se le pasó por la cabeza.
Ante la carcajada en su cara cuando ella explicó con miedo y honestidad su situación, la chica le propinó un golpe a Zack en la cabeza, completamente ofendida.—Carajo tu abuela.— Refunfuñó, intentando sacudirse la mano con un movimiento de su hombro. Escuchó el resto, haciendo un ruido de exasperación, levantando la cabeza de sus rodillas para fruncirle el ceño a su amigo, disparando dagas por los ojos.
—¿Me estás diciendo que has visto todos esos monstruos en las últimas horas, pero MI idea es descabellada? ¿Que hay demonios caminando por la tierra pero ZOMBIES no, eso sí que es ridículo.— Protestó, pisando la tierra con fuerza. A veces, la chica lograba formar buenos argumentos, más que nada cuando sentía algo de manera intensa y al mismo tiempo estaba sobreenfocada.
Nuevamente intentó sacudirse el brazo de encima, llevando su mano libre a la mordida. No le duró demasiado el enojo al seguir escuchando, volvió a derramar un par de lágrimas ridículas.—Pero no quiero que me veas como zombie, y no quiero querer comerte.— Murmuró bajito, volviendo a agachar la cabeza. —Déjame convertirme en un monstruo en paz.— Agregó desde sus piernas. No vio el intercambio entre Bubba y Zack.
—Me cae bien, Tiff, deberías escucharlo.— La chica sollozó y negó nuevamente con la cabeza.—Es idiota, él debería escucharme a mi.— Respondió antes de escuchar que seguía siendo la misma. Cerró los ojos con fuerza, recordando esa cosa negra que había visto cubriendo su brazo infectado. Volvió a llenarse de ira.
No se levantó incluso con el tirón, Zack era fuerte pero ella también, y tenía la gravedad y el peso muerto de su lado. Tan sólo quedaron en un punto muerto.—No voy a ninguna parte contigo.— Masculló entre dientes, apretando la pala con suficiente fuerza como para comenzar a temblar. ¿Por qué no la estaba escuchando? ¿Por qué no estaba preocupado de que en cualquier momento ella decidiera morderle la cara?
—¿Quieres ir allá y meterte de cabeza en un lugar lleno de cosas que sólo quieren matarte?— Acusó sin levantar la cabeza, le hervía la sangre. —¿Con una bomba de tiempo?— De un tirón recuperó su mano y la llevó a su cabeza. —¿Que no he cambiado? ¡No viste, Zack, no viste mi brazo!— Chilló, desesperada por ser escuchada y que la tomaran en serio, que alguien se preocupara tanto como ella.
—No pones a nadie en peligro…— La chica alzó la cabeza para observar al perro, que le ladraba como si estuviese hablando.—¡No, Bubba, tú tampoco estás escuchando!— El perrito saltaba sobre el piso, ladrando mientras discutía. —¡Que no eres un Zombie! ¡No te vas a comer a nadie!— Parecía una loca, gritándole a un perrito pequeño que sólo parecía estar ladrando y no realmente hablando con ella.
—No hay habilidades ni videojuegos, no hay nada bueno aquí, sólo monstruos y zombies y, y…— Tomó aire para chillar o sollozar o algo, pero la imagen de la imagen de la brea infecciosa en su mano brillaba en su memoria con demasiada fuerza. Sin saber qué ocurría, la chica comenzó a brillar en morado y negro. —Tiffany, no…— Seguro no era el mejor momento para tomar su forma de raza, pero el perrito no podía hacer nada para detenerle, aunque se giró para observar al chico, gimoteando.
De lo que parecía ser la mordida en su brazo, todo el lado derecho se cubrió de algo que parecía brea o escamas con venas moradas que brillaban, fácilmente confundible con algún tipo de infección, extendiéndose de a poco también por la pala, formando algunas espinas tanto en su cuerpo como el objeto. De sus coletas nacieron dos cachos, y de la parte baja de su espalda una cola de hueso, junto con pequeños colmillos, las uñas de su mano derecha se transformaron en garras.
Era casi igual a su cuerpo humano, a pesar de que de alguna manera quizás mágica era irreconocible a la chica que había estado sentada sobre la tierra hace unos momentos. Tiffany observó su mano, luego el resto de su lado derecho, y se largó a chillar de horror de inmediato, cerrando ojos que habían pasado a ser a algo que parecía rosa neón.
Encima de todo, había perdido casi toda su ropa, pero aquello no registró en absoluto en ese momento, estaba demasiado ocupada intentando alejarse de su propio cuerpo, arrastrándose hacia atrás con su mano y pierna humanas. La mano infectada soltó la pala, que cayó sobre su regazo y volvió a su forma original inmediatamente. Aquello sólo le hizo chillar con más fuerza, sosteniendo aquel brazo horrendo frente a su cara aterrorizada. Y eso que todavía no notaba su cola.
Ante la carcajada en su cara cuando ella explicó con miedo y honestidad su situación, la chica le propinó un golpe a Zack en la cabeza, completamente ofendida.
Nuevamente intentó sacudirse el brazo de encima, llevando su mano libre a la mordida. No le duró demasiado el enojo al seguir escuchando, volvió a derramar un par de lágrimas ridículas.
—Me cae bien, Tiff, deberías escucharlo.— La chica sollozó y negó nuevamente con la cabeza.
No se levantó incluso con el tirón, Zack era fuerte pero ella también, y tenía la gravedad y el peso muerto de su lado. Tan sólo quedaron en un punto muerto.
—No pones a nadie en peligro…— La chica alzó la cabeza para observar al perro, que le ladraba como si estuviese hablando.
De lo que parecía ser la mordida en su brazo, todo el lado derecho se cubrió de algo que parecía brea o escamas con venas moradas que brillaban, fácilmente confundible con algún tipo de infección, extendiéndose de a poco también por la pala, formando algunas espinas tanto en su cuerpo como el objeto. De sus coletas nacieron dos cachos, y de la parte baja de su espalda una cola de hueso, junto con pequeños colmillos, las uñas de su mano derecha se transformaron en garras.
Era casi igual a su cuerpo humano, a pesar de que de alguna manera quizás mágica era irreconocible a la chica que había estado sentada sobre la tierra hace unos momentos. Tiffany observó su mano, luego el resto de su lado derecho, y se largó a chillar de horror de inmediato, cerrando ojos que habían pasado a ser a algo que parecía rosa neón.
Encima de todo, había perdido casi toda su ropa, pero aquello no registró en absoluto en ese momento, estaba demasiado ocupada intentando alejarse de su propio cuerpo, arrastrándose hacia atrás con su mano y pierna humanas. La mano infectada soltó la pala, que cayó sobre su regazo y volvió a su forma original inmediatamente. Aquello sólo le hizo chillar con más fuerza, sosteniendo aquel brazo horrendo frente a su cara aterrorizada. Y eso que todavía no notaba su cola.
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Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Mar Dic 28, 2021 12:11 am
Esta niña, tan densa como un planeta, el rubio solamente ponía su mano en su rostro al escucharla, pero de alguna manera, ella tenía razón, zombies no estaban fuera de lo normal, pero por lo que había visto no era algo que fuera recurrente, o por lo menos él no había visto a ninguno en las horas que ha estado aquí.
-En eso tienes razón- dijo finalmente, no podía descartar la idea de que hubiera zombies. Y como era de costumbre, cambiada de emociones a cada rato, y escuchaba sus palabras, ¿Qué era lo que le faltaba de entender? El protagonista nunca iba a dejarla aunque se convirtiera en zombie, era absurdo pensarlo. Más sólo negó con la cabeza, su deseo no era una orden, ni siquiera lo iba a considerar por un segundo lo que ella decía, ¿Convertirse en monstruo? ¿Comerlo? si algo tenía la chica es que no era capaz de herirlo a propósito, qué accidentes siempre pasaban, y no sería la primera vez que se llevara alguna herida de parte de ella.
Gruño ante sus palabras, era tan terca como una maldita mula, y por más que la quisiera jalar no podía levantarla -maldita sea- insultó al aire antes de soltarla y solamente poner una rodilla al suelo.
-Claro que quiero ir, tu maldita herida se puede infectar- le respondió, tratando de razonar con una niña pequeña que vivía en una fantasía de zombies; sin embargo, era peor, muchísimo peor que eso. -Que no eres…- dejó salir un suspiro, para este punto era cuando le daría otro golpe en la cabeza, pero se aguantó, se contuvo por un momento puesto a que no era una situación típica, nada de esto era normal.
Los golpes podrían parar sus pensamientos, pero, ¿A qué punto?
Gritaba a un perro que ladraba, esta vez el mundo se había vuelto demente, se había girado y los había aventado en una situación que no tenían conocimiento alguno. No solamente eso, a su cuerpo le pasaba algo bastante extraño, y tenía la idea de que ella también tenía un tipo de don.
Preparaba de nuevo un golpe, pero antes de dárselo observó como ella comenzaba a convertirse en una versión corrupta, sus ojos presenciaron un cambio en ella. Pensó por un momento antes de apretar los dientes, observó al perro y le dedicó una mirada decisiva -La voy a traer de vuelta, no importa cuantos golpes tenga que darle-
¿Y dónde está el honor del hombre al no pegarle a una mujer?
Nunca había creído en ello, si con palabras uno no puede llegar a una solución, lo siguiente son los puños.
Esa chica atemorizada, que chillaba al momento de verse a sí misma, ahí estaba, su don, los poderes que ella no tenía ni idea, ¿Qué había pasado por la mente ajena? Era capaz de pensar que era una transformación a ser una clase de zombie especial, como esas películas que siempre había un zombie más especial que otro. Reunió fuerzas en sus puños, era momento de regresar a la realidad.
-¡TIFFANY!- gritó con fuerza, dando uno de sus golpes más fuertes en forma de karate, su palma extendida, y la lateral de su mano cayendo con fuerza en la cabeza de la chica -RESPIRA CON UNA MIERDA- dijo y de un momento a otro agarró las mejillas de la chica, apretándolas con suavidad y sus ojos se clavaban a los ajenos -concéntrate en mi maldita voz- una orden, como si fuese un hermano mayor calmando a una chiquilla.
-En eso tienes razón- dijo finalmente, no podía descartar la idea de que hubiera zombies. Y como era de costumbre, cambiada de emociones a cada rato, y escuchaba sus palabras, ¿Qué era lo que le faltaba de entender? El protagonista nunca iba a dejarla aunque se convirtiera en zombie, era absurdo pensarlo. Más sólo negó con la cabeza, su deseo no era una orden, ni siquiera lo iba a considerar por un segundo lo que ella decía, ¿Convertirse en monstruo? ¿Comerlo? si algo tenía la chica es que no era capaz de herirlo a propósito, qué accidentes siempre pasaban, y no sería la primera vez que se llevara alguna herida de parte de ella.
Gruño ante sus palabras, era tan terca como una maldita mula, y por más que la quisiera jalar no podía levantarla -maldita sea- insultó al aire antes de soltarla y solamente poner una rodilla al suelo.
-Claro que quiero ir, tu maldita herida se puede infectar- le respondió, tratando de razonar con una niña pequeña que vivía en una fantasía de zombies; sin embargo, era peor, muchísimo peor que eso. -Que no eres…- dejó salir un suspiro, para este punto era cuando le daría otro golpe en la cabeza, pero se aguantó, se contuvo por un momento puesto a que no era una situación típica, nada de esto era normal.
Los golpes podrían parar sus pensamientos, pero, ¿A qué punto?
Gritaba a un perro que ladraba, esta vez el mundo se había vuelto demente, se había girado y los había aventado en una situación que no tenían conocimiento alguno. No solamente eso, a su cuerpo le pasaba algo bastante extraño, y tenía la idea de que ella también tenía un tipo de don.
Preparaba de nuevo un golpe, pero antes de dárselo observó como ella comenzaba a convertirse en una versión corrupta, sus ojos presenciaron un cambio en ella. Pensó por un momento antes de apretar los dientes, observó al perro y le dedicó una mirada decisiva -La voy a traer de vuelta, no importa cuantos golpes tenga que darle-
¿Y dónde está el honor del hombre al no pegarle a una mujer?
Nunca había creído en ello, si con palabras uno no puede llegar a una solución, lo siguiente son los puños.
Esa chica atemorizada, que chillaba al momento de verse a sí misma, ahí estaba, su don, los poderes que ella no tenía ni idea, ¿Qué había pasado por la mente ajena? Era capaz de pensar que era una transformación a ser una clase de zombie especial, como esas películas que siempre había un zombie más especial que otro. Reunió fuerzas en sus puños, era momento de regresar a la realidad.
-¡TIFFANY!- gritó con fuerza, dando uno de sus golpes más fuertes en forma de karate, su palma extendida, y la lateral de su mano cayendo con fuerza en la cabeza de la chica -RESPIRA CON UNA MIERDA- dijo y de un momento a otro agarró las mejillas de la chica, apretándolas con suavidad y sus ojos se clavaban a los ajenos -concéntrate en mi maldita voz- una orden, como si fuese un hermano mayor calmando a una chiquilla.
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Mar Dic 28, 2021 3:10 am
Ante el cambio y lo que provocó en Tiffany, Bubba tan sólo pudo gimotearle al chico. —¡No te asustes!— No sirvió de nada. La chica chillaba de manera descontrolada, pero el perrito escuchó la promesa del niño que cada vez le caía un poco mejor. Se giró de vuelta hacia su… Dueña, quizás, asegurándose de no se alejara más de la cuenta, no ahora.
—¿QUÉ ES ESTO QUÉ ME ESTÁ PASANDO ME VOY A TRANSFORMAR EN ZOMBIE YO YA SABÍA ZACK POR TODO LO QUE ES BUENO ALÉJATEIDIOTAMIRALOHORRIBLEYSEESTÁESPARCIENDO POR FAVOR (...)— Detrás de sus gritos, Tiffany se perdía en el pánico sin tener cómo devolverse, ni siquiera dentro de su cabeza podía escuchar a su familiar entre todo el ruido.
Ahí estaba, lo que esperó toda la noche, el momento en que finalmente terminaría de infectarse. Lo único que no estuvo en sus planes era que le sucediera cerca de alguien, menos de uno de sus mejores amigos. No se perdonaría nunca lo que iba a terminar haciendo. Cuando los gritos en su cabeza que pasaban por pensamientos en ese momento llegaron a esa realización, quizás medio segundo después de empezar a gritar, sólo pudo hacerlo con más fuerza.
—NO POR FAVOR NO QUIERO HACERLE DAÑO ZACK CORRECORRECORRE NO QUIERO VER NO QUIERO MIRAR ¿POR QUÉ NO PUEDO CERRAR LOS OJOS DIOSMIO YA SE ME CAYERON LOS PÁRPADOS NI SIQUIERA LO SENTÍ ESTO NI DUELE DEBERÍA DOLERME POR LO MENOS ANTES DE COMERME A LA GENTE NO LO PUEDO (...)— Al notar lo que el chico intentaba, Bubba se agachó, como si estuviese listo para correr o saltar.
No escuchó el grito de Zack, no sobre sus chillidos externos y el revoltijo que gritaba dentro de su cabeza. Lo que sí sintió fue muchísimo dolor en su cabeza y un empujón en su brazo normal que le desbalanceó lo suficiente como para interrumpir su retroceso a rastras, ambas cosas lograron desconcentrarle de su infección lo suficiente como para permitirle dejar de gritar. La chica llevó ambas manos a su cabeza instintivamente y arrugó la cara en una mueca de dolor y reproche, a suerte de todos el golpe había sido en su frente por lo que no sintió los cachos que se encontraban un poco más atrás.
Estaba absolutamente atontada, pero ante la instrucción parpadeó varias veces y volvió a respirar, aunque de manera peligrosamente agitada. Sus ojos seguían abiertos en pánico total, todo seguía corriendo a toda máquina en su cerebro, aunque un poco más lejos, más silencioso. Luego Zack estaba cerca y no veía más que su cara. Normal, su cara de siempre, una que quería muchísimo, que le obligaba a separarse de las últimas veinticuatro horas para perderse en todas las cosas que habían hecho juntos.
Ante la última instrucción, Tiffany asintió ligeramente, volvió a llorar, sentía los tirones apanicados de la cagada en su cabeza. Tenía la mala suerte de ser diestra, levantó la mano infectada, extremadamente temblorosa, sin pensarlo demasiado y posó su dedo índice en la nariz del chico, saltando ligeramente al ver esa capa negra, pero frunció el ceño y la dejó donde la había puesto. Bubba volvió a saltar sobre la Reaper, haciéndose una bolita pequeña sobre su regazo, al lado de la pala que seguía ahí.
Con un intento colosal, la chica volvió a parpadear varias veces, sacudió la cabeza y logró concentrarse en el rubio.—Zack…— Crujió, respiraba demasiado rápido entre sollozos y ya sentía la cabeza ligera. —Tengo miedo— Logró decir antes de formar un puchero absolutamente patético, aún cuando sus colmillos se asomaban al hacerlo. Su frente de a poco comenzaba a enrojecer, contrastando con lo pálida del resto de su cara. El temblor que había comenzado en sus manos se esparció por todo su cuerpo, hasta la cola de hueso vibraba como prueba de lo que la chica había dicho.
Ahí estaba, lo que esperó toda la noche, el momento en que finalmente terminaría de infectarse. Lo único que no estuvo en sus planes era que le sucediera cerca de alguien, menos de uno de sus mejores amigos. No se perdonaría nunca lo que iba a terminar haciendo. Cuando los gritos en su cabeza que pasaban por pensamientos en ese momento llegaron a esa realización, quizás medio segundo después de empezar a gritar, sólo pudo hacerlo con más fuerza.
No escuchó el grito de Zack, no sobre sus chillidos externos y el revoltijo que gritaba dentro de su cabeza. Lo que sí sintió fue muchísimo dolor en su cabeza y un empujón en su brazo normal que le desbalanceó lo suficiente como para interrumpir su retroceso a rastras, ambas cosas lograron desconcentrarle de su infección lo suficiente como para permitirle dejar de gritar. La chica llevó ambas manos a su cabeza instintivamente y arrugó la cara en una mueca de dolor y reproche, a suerte de todos el golpe había sido en su frente por lo que no sintió los cachos que se encontraban un poco más atrás.
Estaba absolutamente atontada, pero ante la instrucción parpadeó varias veces y volvió a respirar, aunque de manera peligrosamente agitada. Sus ojos seguían abiertos en pánico total, todo seguía corriendo a toda máquina en su cerebro, aunque un poco más lejos, más silencioso. Luego Zack estaba cerca y no veía más que su cara. Normal, su cara de siempre, una que quería muchísimo, que le obligaba a separarse de las últimas veinticuatro horas para perderse en todas las cosas que habían hecho juntos.
Ante la última instrucción, Tiffany asintió ligeramente, volvió a llorar, sentía los tirones apanicados de la cagada en su cabeza. Tenía la mala suerte de ser diestra, levantó la mano infectada, extremadamente temblorosa, sin pensarlo demasiado y posó su dedo índice en la nariz del chico, saltando ligeramente al ver esa capa negra, pero frunció el ceño y la dejó donde la había puesto. Bubba volvió a saltar sobre la Reaper, haciéndose una bolita pequeña sobre su regazo, al lado de la pala que seguía ahí.
Con un intento colosal, la chica volvió a parpadear varias veces, sacudió la cabeza y logró concentrarse en el rubio.
Un día después de la bomba
Mediodía
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Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Miér Ene 05, 2022 9:18 am
Siempre en su corazón algo le dolía al ver a su mejor amiga en esa situación, como el pánico agarraba todo su cuerpo y la destrozaba, como su cabeza le jugaba varios trucos y su imaginación se iba a lo más salvaje que se podía. Zack lo entendía.
Él podía entenderla.
Y en esta situación era completamente válido tener esa reacción, el lugar donde habitaban era tan familiar pero a la vez tan diferente, y ellos mismos tenían ese mismo efecto.No la iba a dejar hundirse en desesperación. La manera más fácil era con ese golpe que le había dado en la cabeza.
Respiración agitada, nerviosa, llena de terror.
Lo podía ver en sus ojos, y en cómo trataba de presionar su nariz como lo había hecho antes, pero… era diferente.
Todo era diferente.
-Lo sé- son las palabras que el rubio dijo con seguridad, tratando de dar una sonrisa para que ella se sintiera segura. Sus ojos se pasaron por las piernas de la chica, dándose cuenta de que estaba con mucha menos ropa que antes. Sus ojos se desviaron hacía un lado, después al perro que estaba en el regazo ajeno, seguido por la cola que temblaba detrás de ella -Tu sigues siendo tu, Tiffany sigue siendo Tiffany- le dijo, dejando de apretar las mejillas de la chica y tan sólo limpiar sus lágrimas con lentitud, sin presionar sus dedos en las mejillas de la chica.
Se quitó su chamarra y se la puso en sus hombros -Te vas a enfermar estando así- le dijo, agarrando la mano infectada de la chica con las dos manos, sentía sus escamas, eran suaves, lisas, pero estaban duras al mismo tiempo, frías como si estuviera tocando hielo, y uno de sus dedos alcanzó a tocar aquella parte morada en el dorso de su mano… Estaba caliente, cálido, en una sensación que contrastaba con todo lo demás. Estiró el dedo índice de la ajena y lo presionó contra su nariz -Boop tenías que decir- dijo, con una sonrisa confiada antes de sentarse de su lado infectado, con una de sus manos agarrada con la ajena, presionando suavemente sus escamas.
-Yo tengo una forma extraña igual- le dijo -creo que es un poco más extrema- sus ojos se posaban en ella, en como aquella infección parecía querer extenderse, adueñar ese cuerpo que él conocía como el de su amiga.
Respiró profundamente.
-Sólo mira- le dijo, cerrando sus ojos, respiró otra vez, más profundo, concentrándose en su corazón, era como concentrarse antes de una pelea. Sentía calidez en su pecho, después sentía como se quemaba, como todo su cuerpo estaba ardiendo, sus cabellos se convertían en un color azabache intenso que tenía un efecto de estar bajo el agua. Sintió como su frente se marcaba un símbolo y su torso se descubre solamente para tener una chaqueta sin mangas, rota, maltratada. Su pecho, su abdomen marcados de líneas rojas, sus ojos se tornaron en un tenue rojo carmesí.
Unos pantalones negros, de la planta de los pies aparecían dos esferas que se prendieron en fuego, para este punto estaba levitando.
-Carajo, aún no me acostumbro- le dijo, respirando profundamente, y cuando exhaló lentamente su nariz lanzaba esta combinación de humo negro y pequeñas flamas. Movió sus hombros y apretó ligeramente la mano ajena -Yo también tengo miedo, pero no podemos correr, hay que enfrentarnos al miedo- Observó su palma de su mano libre solamente para convertirse en puño. Sentía como ardían sus marcas, su frente, como una fuerte calidez fluía en su cuerpo, como si hubiera estado en sesiones intensas de entrenamiento. Pero no le daba más allá que una pequeña molestia. Debía de acostumbrarse, era donde provenían todos sus poderes -Y yo sigo siendo yo, Zack sigue siendo Zack- le dedicó una sonrisa ladina antes de soltar la mano ajena y darle una palmada en la cabeza.
-Maldita sea, así que llora todo lo que puedas, y cuando estés lista vamos a movernos- Dijo mientras la observaba, esperando a que llorara un poco más.
Él podía entenderla.
Y en esta situación era completamente válido tener esa reacción, el lugar donde habitaban era tan familiar pero a la vez tan diferente, y ellos mismos tenían ese mismo efecto.No la iba a dejar hundirse en desesperación. La manera más fácil era con ese golpe que le había dado en la cabeza.
Respiración agitada, nerviosa, llena de terror.
Lo podía ver en sus ojos, y en cómo trataba de presionar su nariz como lo había hecho antes, pero… era diferente.
Todo era diferente.
-Lo sé- son las palabras que el rubio dijo con seguridad, tratando de dar una sonrisa para que ella se sintiera segura. Sus ojos se pasaron por las piernas de la chica, dándose cuenta de que estaba con mucha menos ropa que antes. Sus ojos se desviaron hacía un lado, después al perro que estaba en el regazo ajeno, seguido por la cola que temblaba detrás de ella -Tu sigues siendo tu, Tiffany sigue siendo Tiffany- le dijo, dejando de apretar las mejillas de la chica y tan sólo limpiar sus lágrimas con lentitud, sin presionar sus dedos en las mejillas de la chica.
Se quitó su chamarra y se la puso en sus hombros -Te vas a enfermar estando así- le dijo, agarrando la mano infectada de la chica con las dos manos, sentía sus escamas, eran suaves, lisas, pero estaban duras al mismo tiempo, frías como si estuviera tocando hielo, y uno de sus dedos alcanzó a tocar aquella parte morada en el dorso de su mano… Estaba caliente, cálido, en una sensación que contrastaba con todo lo demás. Estiró el dedo índice de la ajena y lo presionó contra su nariz -Boop tenías que decir- dijo, con una sonrisa confiada antes de sentarse de su lado infectado, con una de sus manos agarrada con la ajena, presionando suavemente sus escamas.
-Yo tengo una forma extraña igual- le dijo -creo que es un poco más extrema- sus ojos se posaban en ella, en como aquella infección parecía querer extenderse, adueñar ese cuerpo que él conocía como el de su amiga.
Respiró profundamente.
-Sólo mira- le dijo, cerrando sus ojos, respiró otra vez, más profundo, concentrándose en su corazón, era como concentrarse antes de una pelea. Sentía calidez en su pecho, después sentía como se quemaba, como todo su cuerpo estaba ardiendo, sus cabellos se convertían en un color azabache intenso que tenía un efecto de estar bajo el agua. Sintió como su frente se marcaba un símbolo y su torso se descubre solamente para tener una chaqueta sin mangas, rota, maltratada. Su pecho, su abdomen marcados de líneas rojas, sus ojos se tornaron en un tenue rojo carmesí.
Unos pantalones negros, de la planta de los pies aparecían dos esferas que se prendieron en fuego, para este punto estaba levitando.
-Carajo, aún no me acostumbro- le dijo, respirando profundamente, y cuando exhaló lentamente su nariz lanzaba esta combinación de humo negro y pequeñas flamas. Movió sus hombros y apretó ligeramente la mano ajena -Yo también tengo miedo, pero no podemos correr, hay que enfrentarnos al miedo- Observó su palma de su mano libre solamente para convertirse en puño. Sentía como ardían sus marcas, su frente, como una fuerte calidez fluía en su cuerpo, como si hubiera estado en sesiones intensas de entrenamiento. Pero no le daba más allá que una pequeña molestia. Debía de acostumbrarse, era donde provenían todos sus poderes -Y yo sigo siendo yo, Zack sigue siendo Zack- le dedicó una sonrisa ladina antes de soltar la mano ajena y darle una palmada en la cabeza.
-Maldita sea, así que llora todo lo que puedas, y cuando estés lista vamos a movernos- Dijo mientras la observaba, esperando a que llorara un poco más.
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por Tiffany Hale Jue Ene 06, 2022 5:43 am
El labio inferior de Tiffany tembló cuando Zack le pasó los ojos por encima. No se hubiese dado cuenta de no ser porque estaba concentrada en la cara del chico con cada fibra de su ser. Ella no se atrevía a mirar por nada del mundo, pero dudaba profundamente que siguiera siendo Tiffany. Pasó de su mano a la cara de Zack y de vuelta una cantidad imposible de veces sin calmar su respiración, intentando concentrarse en una sin perderse de vuelta en el pánico que le producía la otra.
—N-No te creo nada— Balbuceó como pudo, negando con la cabeza tan fuerte que notó algo extraño ahí arriba, se sentía distinto, raro, pero no quiso prestarle atención, en vez volvió a mirar a Zack. No notó que se sacaba su chaqueta hasta que la tuvo encima, demasiado tarde para protestar.
—¡No t-toques bruto!— Para eso sí alcanzó, balbuceando con una nueva ola de pánico, como si su toque fuese a infectar, pero olvidando por completo que su dedo había estado sobre la nariz del chico todo ese tiempo. Hizo ademán de que recuperaría su mano, pero… La sensación era tan extraña. Dependiendo del deporte que estuviese practicando, había formado callos en las palmas de sus manos en varias ocasiones. Era tan solo parte de su vida, algo normal, los agradecía a veces, dolía menos hacer piruetas en un caballete o una barra con ellos.
Esto era parecido, pero elevado a mil. Como si estuviese intentando sentir a través de un pedazo de madera o algo por el estilo. Pero al mismo tiempo no, al mismo tiempo sentía muchísimo más de lo que debería.—Como si… ¿Como si el pedazo de madera tuviese una capa de piel nueva encima? ¿Como esa piel que nace debajo de una quemadura fea de sol?— El murmullo en su cabeza cambió de rumbo hacia esa sensación extraña, nueva, difícil de describir.
Al mismo tiempo notó que la mano de Zack estaba extremadamente caliente en comparación a la suya, pero sólo en algunas partes. En otras, se sentía fría. Y algo en esa piel extraña tiraba, como si estuviese intentando alargarse hacia la del chico.—¡¿Y ESO?!— Eso no era bueno, segurísimo que no era bueno. No lo había notado con su dedo encima de la nariz ajena, y aún así también había estado.
Apenas el chico tomó su mano, la respiración de la chica se había calmado casi instantáneamente, indicando que la atención se volcaba en otra cosa. Sin el dedo en la nariz, y con la ola nueva de sensaciones que no entendía ni podía catalogar, los ojos brillantes se desenfocaron en otra indicación de que ya no estaba completamente presente. Sus labios se habían abierto también en algún momento, como si estuviese a punto de decir algo que nunca vino. No escuchó lo siguiente que dijo, casi no registró en su mente que Zack se había sentado a su lado, sólo podía sentir su mano mientras todo en su cabeza corría de un lado a otro intentando entender.
Lamentablemente, tampoco escuchó lo siguiente, la advertencia de que Zack iba a tomar su propia forma extraña, Tiffany estaba ocupada, su atención era una bolita dentro de una máquina de pinball y estaba a punto de romper el récord, con todos los soniditos y campaneos y rebotes violentos que venían con este.—¿Por qué se siente tan raro yo no sé no se ve más gruesa si tuviese una capa de callos tan enorme mi mano tendría que verse más gruesa ¿No? entonces por qué puedo sentir tanto será la infección estoy infectada ya van a venir los zombies tengo frío creo ¿Tengo frío? quizás no-—
Se interrumpió por completo cuando frente a sus ojos Zack desapareció por completo. La expresión de Tiffany se transformó de una página en blanco a una mezcla de pánico y confusión.—Z-a-— El extraño se puso a hablar y no reconocía la voz pero hablaba como su amigo. La chica parpadeó una infinidad de veces, sentía calor en su mano, todavía esa sensación de vértigo extraño, como si su piel estuviese estirándose. Estaba demasiado sorprendida siquiera como para reaccionar.
—¿Enfrentarnos? ¿De qué hablas?— Contestó de manera brusca, el tono era de Zack y el gruñido le salió del alma. Miró al extraño de arriba a abajo y sacudió su cabeza varias veces, sintiendo que volvía a perderse. —Huele igual a él, creo que le pasa lo mismo que a ti.— Eso le hizo apretar casi imperceptiblemente la mano infectada. Luego el ya-no-tan-rubio tuvo la audacia de decir que seguía siendo él.
Tiffany recuperó su mano y la acunó contra su pecho como si estuviese herida.—¿Sigues siendo tú?— La pregunta empezó en un volumen normal para terminar en un grito que llenó sus ojos de lágrimas otra vez. Su intención no era hacer daño, pero sus palabras sonaban como insultos. —¡Es que no te puedes mirar en un espejo!— Chilló, haciendo puños de sus manos, tomando la chaqueta y aventándosela al chico que no reconocía.
—Sí que voy a llorar todo lo que quiera, pero no me voy a ninguna parte, es que tienes que haberte vuelto loco ¿Te pegaste en la cabeza Zack?— Poco le importó que sus gritos temblaban junto con su voz, le había subido el color a las mejillas de rabia y frustración, unas ganas inmensas de golpearlo le recorrieron y aunque logró contener su cuerpo, o lo que acostumbraba ser su cuerpo, tenía una extremidad que olvidó por completo.
La cola de hueso le dio al elemental en la cabeza con más o menos la misma fuerza que él había usado.—¡¿QUEMIERDA?!— Tiffany saltó ante eso, no había sentido que tenía cola hasta ese momento. La extremidad se movió de la cabeza del chico hacia su cara, había llevado ambas manos a su pecho de espanto. —¡¿NO VES?! ¡¿CON QUÉ CARA ME DICES QUE SOY LA MISMA?! ¡SE MOVIÓ SOLA ZACK!— Golpeó a la cola para que se apartara de su cara. —¡DÉJAME EN PAZ!— Agregó, y con eso fue suficiente de interactuar con el mundo exterior.
Apegó sus piernas contra su pecho nuevamente, dejando sólo suficiente espacio para no reventar a Bubba, y enterró su cara en sus rodillas. Rodillas, no rodilleras, quién sabía dónde habían ido, pero se sentían igual a sus rodillas de siempre. Intentó cruzar sus brazos sobre su cabeza para cubrirla y terminar de retirarse en su bolita, pero se golpeó contra los cachos que acababa de descubrir.—Déjenme tranquilaaaaaa— Sollozó en el quejido de una niña pequeña, rindiéndose con su cabeza y rodeando sus piernas con los brazos. Sin pensarlo ni darle la instruccion su cola se unió al esfuerzo y rodeó a la chica como si de un gato acostado se tratase.
Esto era parecido, pero elevado a mil. Como si estuviese intentando sentir a través de un pedazo de madera o algo por el estilo. Pero al mismo tiempo no, al mismo tiempo sentía muchísimo más de lo que debería.
Al mismo tiempo notó que la mano de Zack estaba extremadamente caliente en comparación a la suya, pero sólo en algunas partes. En otras, se sentía fría. Y algo en esa piel extraña tiraba, como si estuviese intentando alargarse hacia la del chico.
Apenas el chico tomó su mano, la respiración de la chica se había calmado casi instantáneamente, indicando que la atención se volcaba en otra cosa. Sin el dedo en la nariz, y con la ola nueva de sensaciones que no entendía ni podía catalogar, los ojos brillantes se desenfocaron en otra indicación de que ya no estaba completamente presente. Sus labios se habían abierto también en algún momento, como si estuviese a punto de decir algo que nunca vino. No escuchó lo siguiente que dijo, casi no registró en su mente que Zack se había sentado a su lado, sólo podía sentir su mano mientras todo en su cabeza corría de un lado a otro intentando entender.
Lamentablemente, tampoco escuchó lo siguiente, la advertencia de que Zack iba a tomar su propia forma extraña, Tiffany estaba ocupada, su atención era una bolita dentro de una máquina de pinball y estaba a punto de romper el récord, con todos los soniditos y campaneos y rebotes violentos que venían con este.
Se interrumpió por completo cuando frente a sus ojos Zack desapareció por completo. La expresión de Tiffany se transformó de una página en blanco a una mezcla de pánico y confusión.
Tiffany recuperó su mano y la acunó contra su pecho como si estuviese herida.
La cola de hueso le dio al elemental en la cabeza con más o menos la misma fuerza que él había usado.
Apegó sus piernas contra su pecho nuevamente, dejando sólo suficiente espacio para no reventar a Bubba, y enterró su cara en sus rodillas. Rodillas, no rodilleras, quién sabía dónde habían ido, pero se sentían igual a sus rodillas de siempre. Intentó cruzar sus brazos sobre su cabeza para cubrirla y terminar de retirarse en su bolita, pero se golpeó contra los cachos que acababa de descubrir.
Un día después de la bomba
Mediodía
Taller
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Miér Ene 12, 2022 10:41 pm
Una chica apanicada, un hombre que se le estaba agotando la paciencia.
Así era la situación presentada en el momento, enfrente de sus ojos, su mejor amiga la cual no quería nada, que parecía andar procesando todo en un abrir y cerrar de ojos. Juraba que podía ver el humo salir de su cabeza ante los rápidos pensamientos de la femenina.
Y justo como lo pensaba, ella estaba tan perdida en sus pensamientos que ni siquiera había notado que ya había cambiado de experiencia. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Zack al verla reaccionar, como le hablaba de una manera un poco brusca, violenta, y ganas no faltaban de darle un golpe para que se tranquilice, pero se detuvo, la situación no era genérica, no era como un fantasma por la noche, o uno de esos juegos en la escuela donde tenían que encontrar espíritus, tampoco era como si estuvieran viendo una película de terror, era más que eso…
Era la realidad que estaban viviendo.
Una mano en su rostro mientras escuchaba sus palabras.
-Maldita sea contigo- dijo mientras que negaba con la cabeza, con el dedo índice y pulgar en el puente de la nariz, frotando su piel suavemente, pero, no se esperaba el maldito golpe en su cabeza. Respiró profundamente.
Soltó un gruñido.
Y sus ojos se fueron a la reacción de ella, de nuevo se estaba asustando, de nuevo el pánico surgía por su cuerpo. Un gruñido más prominente surgió de su garganta, salió de entre sus labios y sus ojos se movieron hacia un lado, mordiendo con su colmillo el labio inferior mientras que con una mano se rascaba sus cabellos.
Dejó salir un suspiro profundo y se levantó del suelo.
-Si, si, como digas-
Como una niña pequeña… ¿Cómo? No, seguramente Tiffany seguía siendo una infante, por lo menos en su mente y corazón, en su apariencia física no podía decir lo mismo. ¿Qué hacer con una chica que estuviese de esa manera? Solamente se le ocurrió algo.
Apenas y notó que estaba levitando, que unas esferas de fuego se posaban debajo de sus pies, era extraño y a la vez natural, como si estuviera en patines todo el tiempo, que cuerpo más extraño tiene, que cosas más extrañas han estado pasando, y observando a la chica parecía ser que era mucho mejor una transformación así que cambiar toda su apariencia, y eso que no se ha podido ver en una ventana o tan siquiera en el reflejo del agua.
Era él, ¿Cierto? Aún pensaba con Zack, aún sentía como Zack, hablaba como él y sus ideales no habían cambiado para nada en el mundo, ni siquiera con esa transformación, simplemente sintió que todo su cuerpo estaba caliente.
Su mano se posó en la cabeza de la chica, y tan sólo acarició los cabellos morados de la ajena con suavidad.
-Tag- Le dijo y tan sólo comenzó a moverse hacía atrás, listo para correr de ella en cualquier momento, pero para dejarlo más en claro -Y esta la ganó yo al parecer-
Una pequeña sonrisa orgullosa se dibujó en su rostro, solamente para provocarla más.
Esperaba que eso fuera suficiente, que aunque la conocía bastante bien, la situación no era la más apropiada.
Así era la situación presentada en el momento, enfrente de sus ojos, su mejor amiga la cual no quería nada, que parecía andar procesando todo en un abrir y cerrar de ojos. Juraba que podía ver el humo salir de su cabeza ante los rápidos pensamientos de la femenina.
Y justo como lo pensaba, ella estaba tan perdida en sus pensamientos que ni siquiera había notado que ya había cambiado de experiencia. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Zack al verla reaccionar, como le hablaba de una manera un poco brusca, violenta, y ganas no faltaban de darle un golpe para que se tranquilice, pero se detuvo, la situación no era genérica, no era como un fantasma por la noche, o uno de esos juegos en la escuela donde tenían que encontrar espíritus, tampoco era como si estuvieran viendo una película de terror, era más que eso…
Era la realidad que estaban viviendo.
Una mano en su rostro mientras escuchaba sus palabras.
-Maldita sea contigo- dijo mientras que negaba con la cabeza, con el dedo índice y pulgar en el puente de la nariz, frotando su piel suavemente, pero, no se esperaba el maldito golpe en su cabeza. Respiró profundamente.
Soltó un gruñido.
Y sus ojos se fueron a la reacción de ella, de nuevo se estaba asustando, de nuevo el pánico surgía por su cuerpo. Un gruñido más prominente surgió de su garganta, salió de entre sus labios y sus ojos se movieron hacia un lado, mordiendo con su colmillo el labio inferior mientras que con una mano se rascaba sus cabellos.
Dejó salir un suspiro profundo y se levantó del suelo.
-Si, si, como digas-
Como una niña pequeña… ¿Cómo? No, seguramente Tiffany seguía siendo una infante, por lo menos en su mente y corazón, en su apariencia física no podía decir lo mismo. ¿Qué hacer con una chica que estuviese de esa manera? Solamente se le ocurrió algo.
Apenas y notó que estaba levitando, que unas esferas de fuego se posaban debajo de sus pies, era extraño y a la vez natural, como si estuviera en patines todo el tiempo, que cuerpo más extraño tiene, que cosas más extrañas han estado pasando, y observando a la chica parecía ser que era mucho mejor una transformación así que cambiar toda su apariencia, y eso que no se ha podido ver en una ventana o tan siquiera en el reflejo del agua.
Era él, ¿Cierto? Aún pensaba con Zack, aún sentía como Zack, hablaba como él y sus ideales no habían cambiado para nada en el mundo, ni siquiera con esa transformación, simplemente sintió que todo su cuerpo estaba caliente.
Su mano se posó en la cabeza de la chica, y tan sólo acarició los cabellos morados de la ajena con suavidad.
-Tag- Le dijo y tan sólo comenzó a moverse hacía atrás, listo para correr de ella en cualquier momento, pero para dejarlo más en claro -Y esta la ganó yo al parecer-
Una pequeña sonrisa orgullosa se dibujó en su rostro, solamente para provocarla más.
Esperaba que eso fuera suficiente, que aunque la conocía bastante bien, la situación no era la más apropiada.
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por Tiffany Hale Jue Ene 13, 2022 3:27 am
Estaba completamente sobrepasada. Todo era demasiado, nada hacía sentido, nada cabía en su cabeza, sólo daba vueltas y vueltas y vueltas y rebotaba por las paredes de su consciencia sin encontrar dónde quedarse. Le sucedía a veces con distintas cosas, materia que no entendía, por ejemplo, o cuando de un momento a otro sucedían demasiadas cosas o estímulos al mismo tiempo.
—¿Recuerdas cuando te eligieron en el circo para subir con los payasos?— La mitad de su atención se volcó en ese recuerdo, haber caminado de niña por el pasillo detrás de un payaso, y luego subir al escenario, sólo para darse cuenta de que demasiada gente la estaba mirando. Sin hablar estaban intentando decirle que hiciera cosas, pero no podía dejar de mirar a la luz sobre ella y a todas las personas, no entendía lo que debía hacer, tenía una cubeta en la mano y sus ojos corrían por todas partes, empezó a escuchar risas mientras los payasos se reían de ella. Solo después del pánico logró largarse a llorar y la escoltaron de vuelta a sus padres.
Como en ese momento, se había cerrado en una bolita, cubierto sus oídos y llorado hasta que logró calmar su cabeza lo suficiente para poder volver a usarla. De pequeña no había tenido un diagnóstico, sólo sabían que era especial, distraída, inquieta y bastante emocional a veces. No tenía maneras de calmarse a sí misma, ninguna herramienta, nada más que ser revolcada por la ola y tratar de no ahogarse hasta que la soltaran.
Aún con todo lo que había aprendido de sí misma, hechos sobrenaturales eran más fuertes que cualquier truco que tenía bajo su manga. Todo era demasiado. Demasiado. Demasiadodemasiadodemasiadodemasiado. Ni siquiera tenía pensamientos lineares, nada racional, nada que se podía seguir o entender, sólo un sinfín de nada y todo y sinapsis neuronales que casi no eran más que eso.
Entremedio de todo lo que le estaba pasando, Tiffany sintió algo sobre su cabeza. Algo bastante cálido, dándole suficiente excusa para de a poco separarse de la maraña y prestar atención a… Una mano.—¿Mano?— Mano. Por esos segundos en que se había retirado dentro de sí misma, nada más existía, vacía su consciencia de la existencia del mundo exterior y todo lo que estaba en él. —¿Mano?— Escuchó la palabra y sollozó antes de tragar saliva. Alzó la cabeza un poco y abrió los ojos, parpadeando varias veces para tratar de enfocarlos.
Zack se había levantado y alejado, era posible casi ver cómo el cerebro de la chica volvía a acomodarse, saltando de un hecho a otro como si recién hubiese sido puesta en ese cuerpo, recordando de a poco.—Zack, en esa forma extraña, yo en la mía, zombies, mordidas, infecciones.— Su barbilla tembló como si fuese a largarse a llorar otra vez. —Tag.— Asintió levemente con la cabeza, más engranajes se echaban a andar.
No era particularmente competitiva, todo era mejor si lograba pasarlo bien, y aunque los deportes eran la única parte de su vida donde podía ejercer muchísima disciplina, algo tan serio y regimentado como la necesidad de ganar siempre simplemente no le nacía. Aún así lo daba todo en la cancha, de cualquier tipo, y cuando se trataba de Zack la mitad de la diversión era la competencia.
Su sonrisita orgullosa fue suficiente como para terminar de enfocar su atención en conjunto con lo último que dijo. Tiffany soltó sus piernas y enjugó sus lágrimas. Las estiró lo suficiente como para dejar a Bubba sobre su cabeza, tomó la pala y la enganchó en una de las correas que pasaban por su espalda sin darse cuenta que ese conocimiento había sido innato.
—Puedes ganarme en muchas cosas, pero correr nunca.— Murmuró, sin siquiera esperar a levantarse para esperar a correr, de un impulso se paró y había avanzado un par de pasos, pero Zack estaba listo y se largó a correr casi instantáneamente.
Seguro lo último que deberían haber estado haciendo era jugar como niños de primaria, pero por otro lado no les quedaba nada más. Era la mejor manera de calmarla en ese momento, quizás la única, y de otro modo no había cómo saber hasta cuándo iba a quedarse hecha bolita llorando, completamente desconectada de todo.
Corrió con todas sus fuerzas, Zack tenía la ventaja de haber empezado primero y desde algo de distancia, pero era la especialidad de la chica. Uno, dos segundos y lo alcanzó sin demasiado problema, planeando su retirada inmediata incluso antes de tocarlo. Como si estuviese esperando el momento exacto para entregar el testigo a la mano de un compañero, encontró el movimiento de brazos del chico y tocó el codo ligeramente antes de girarse casi por completo y echarse a correr.
—¡TAG!— Sobre su cabeza el perro parecía no tener problema alguno, rebotaba un poco a veces sin mayores acontecimientos. Zack le había dado la excusa perfecta, lo más básico, correr, correr lo más rápido que podía, que le ardieran las piernas, no importaba nada más.
Cuatro o cinco segundos después, mientras de a poco lograba concentrarse más sólo en correr, desviándose un poco hacia la izquierda por alguna razón, sintió algo cálido en su pecho, muy muy cálido, se extendió por todo su cuerpo, haciendo brillar las venas moradas, y un varias cosas sucedieron al mismo tiempo.
Primero, Bubba se incorporó sobre la cabeza de Tiffany y comenzó a ladrar bajito.
Segundo, Tiffany se sintió como un juguete arrastrado de un lado a otro de manera demasiado rápida. Imposiblemente rápida, pero no le cabía duda de que simplemente había corrido más rápido de lo que era posible, clarísimo, sus piernas tan sólo habían entrado en modo cámara rápida, y el calor ya no estaba.
Tercero, su avance se había desviado, no corrió en una línea recta si no que en diagonal, no hacía demasiado sentido si estaba tratando de escapar de Zack, pero tan sólo había sentido ganas de moverse hacia allá. La razón se hizo clara después de ese salto de quince metros, algo se revolvió en su estómago.
Al otro lado del salto, tuvo que seguir corriendo un poco para detener la inercia, pero la sensación en su estómago y Bubba le obligaron a hacerlo. —Tienes que recogerla, está demasiado cerca.— No entendió en absoluto a lo que se refería. Menos cuando lo que tenía que ser una bola de demolición impactó contra su espalda y traspasó todo su abdomen.
Tiffany llevó sus manos al lugar, no logró hacer más que un gritito estrangulado, el impacto le robó el aire de los pulmones. Ahora sí estaba muerta, no tenía que ni preocuparse de lidiar con el mundo o lo que fuera que había pasado. Cayó al piso antes de tener que detenerse y rodó un par de veces antes de detenerse por completo.
Donde debería haber quedado un río de sangre, sólo marcas de los pasos y caída de la chica. No sentía líquido sobre su estómago, y al alzar una de sus manos para poder verla, no estaba manchada en absoluto. Ya en el piso, logró volver a respirar y se preparó para gritar de dolor agonizante, pero el perrito puso dos patas sobre su boca.
Acalló como pudo su quejido, pero estaba muriendo, no podían pedirle demasiado, la voz de Tiffany resonó como la de tantas otras personas durante toda la noche y tarde anterior. Y a pesar de todo el dolor, no había rastro de una herida, ni un causante en ninguna parte. Su piel se había tornado extremadamente blanca y cubierta de sudor frío casi instantáneamente. Las venas púrpuras volvían a palpitar más fuerte que nunca, brillando de manera urgente, sus ojos hacían juego, subiendo y bajando de intensidad ese color violeta neón.
Escuchó a Bubba decir algo acerca de un alma y real, pero no era capaz de pensar en más que el dolor de muerte, por alguna razón seguía en vez de matarla inmediatamente, que era lo único que haría sentido, si su espalda y abdomen estaban destrozados. No pudo moverse más que para revisar sus manos y volver a dejarlas sobre el lugar que dolía, después del grito no tuvo más fuerzas para seguir. En menos de tres segundos todo se había ido directamente a la mierda.
Como en ese momento, se había cerrado en una bolita, cubierto sus oídos y llorado hasta que logró calmar su cabeza lo suficiente para poder volver a usarla. De pequeña no había tenido un diagnóstico, sólo sabían que era especial, distraída, inquieta y bastante emocional a veces. No tenía maneras de calmarse a sí misma, ninguna herramienta, nada más que ser revolcada por la ola y tratar de no ahogarse hasta que la soltaran.
Aún con todo lo que había aprendido de sí misma, hechos sobrenaturales eran más fuertes que cualquier truco que tenía bajo su manga. Todo era demasiado. Demasiado. Demasiadodemasiadodemasiadodemasiado. Ni siquiera tenía pensamientos lineares, nada racional, nada que se podía seguir o entender, sólo un sinfín de nada y todo y sinapsis neuronales que casi no eran más que eso.
Entremedio de todo lo que le estaba pasando, Tiffany sintió algo sobre su cabeza. Algo bastante cálido, dándole suficiente excusa para de a poco separarse de la maraña y prestar atención a… Una mano.
Zack se había levantado y alejado, era posible casi ver cómo el cerebro de la chica volvía a acomodarse, saltando de un hecho a otro como si recién hubiese sido puesta en ese cuerpo, recordando de a poco.
No era particularmente competitiva, todo era mejor si lograba pasarlo bien, y aunque los deportes eran la única parte de su vida donde podía ejercer muchísima disciplina, algo tan serio y regimentado como la necesidad de ganar siempre simplemente no le nacía. Aún así lo daba todo en la cancha, de cualquier tipo, y cuando se trataba de Zack la mitad de la diversión era la competencia.
Su sonrisita orgullosa fue suficiente como para terminar de enfocar su atención en conjunto con lo último que dijo. Tiffany soltó sus piernas y enjugó sus lágrimas. Las estiró lo suficiente como para dejar a Bubba sobre su cabeza, tomó la pala y la enganchó en una de las correas que pasaban por su espalda sin darse cuenta que ese conocimiento había sido innato.
Seguro lo último que deberían haber estado haciendo era jugar como niños de primaria, pero por otro lado no les quedaba nada más. Era la mejor manera de calmarla en ese momento, quizás la única, y de otro modo no había cómo saber hasta cuándo iba a quedarse hecha bolita llorando, completamente desconectada de todo.
Corrió con todas sus fuerzas, Zack tenía la ventaja de haber empezado primero y desde algo de distancia, pero era la especialidad de la chica. Uno, dos segundos y lo alcanzó sin demasiado problema, planeando su retirada inmediata incluso antes de tocarlo. Como si estuviese esperando el momento exacto para entregar el testigo a la mano de un compañero, encontró el movimiento de brazos del chico y tocó el codo ligeramente antes de girarse casi por completo y echarse a correr.
Cuatro o cinco segundos después, mientras de a poco lograba concentrarse más sólo en correr, desviándose un poco hacia la izquierda por alguna razón, sintió algo cálido en su pecho, muy muy cálido, se extendió por todo su cuerpo, haciendo brillar las venas moradas, y un varias cosas sucedieron al mismo tiempo.
Primero, Bubba se incorporó sobre la cabeza de Tiffany y comenzó a ladrar bajito.
Segundo, Tiffany se sintió como un juguete arrastrado de un lado a otro de manera demasiado rápida. Imposiblemente rápida, pero no le cabía duda de que simplemente había corrido más rápido de lo que era posible, clarísimo, sus piernas tan sólo habían entrado en modo cámara rápida, y el calor ya no estaba.
Tercero, su avance se había desviado, no corrió en una línea recta si no que en diagonal, no hacía demasiado sentido si estaba tratando de escapar de Zack, pero tan sólo había sentido ganas de moverse hacia allá. La razón se hizo clara después de ese salto de quince metros, algo se revolvió en su estómago.
Al otro lado del salto, tuvo que seguir corriendo un poco para detener la inercia, pero la sensación en su estómago y Bubba le obligaron a hacerlo. —Tienes que recogerla, está demasiado cerca.— No entendió en absoluto a lo que se refería. Menos cuando lo que tenía que ser una bola de demolición impactó contra su espalda y traspasó todo su abdomen.
Tiffany llevó sus manos al lugar, no logró hacer más que un gritito estrangulado, el impacto le robó el aire de los pulmones. Ahora sí estaba muerta, no tenía que ni preocuparse de lidiar con el mundo o lo que fuera que había pasado. Cayó al piso antes de tener que detenerse y rodó un par de veces antes de detenerse por completo.
Donde debería haber quedado un río de sangre, sólo marcas de los pasos y caída de la chica. No sentía líquido sobre su estómago, y al alzar una de sus manos para poder verla, no estaba manchada en absoluto. Ya en el piso, logró volver a respirar y se preparó para gritar de dolor agonizante, pero el perrito puso dos patas sobre su boca.
Acalló como pudo su quejido, pero estaba muriendo, no podían pedirle demasiado, la voz de Tiffany resonó como la de tantas otras personas durante toda la noche y tarde anterior. Y a pesar de todo el dolor, no había rastro de una herida, ni un causante en ninguna parte. Su piel se había tornado extremadamente blanca y cubierta de sudor frío casi instantáneamente. Las venas púrpuras volvían a palpitar más fuerte que nunca, brillando de manera urgente, sus ojos hacían juego, subiendo y bajando de intensidad ese color violeta neón.
Escuchó a Bubba decir algo acerca de un alma y real, pero no era capaz de pensar en más que el dolor de muerte, por alguna razón seguía en vez de matarla inmediatamente, que era lo único que haría sentido, si su espalda y abdomen estaban destrozados. No pudo moverse más que para revisar sus manos y volver a dejarlas sobre el lugar que dolía, después del grito no tuvo más fuerzas para seguir. En menos de tres segundos todo se había ido directamente a la mierda.
Un día después de la bomba
Mediodía
Taller
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Sáb Ene 15, 2022 8:11 pm
Zack esperaba, observaba como ella aún estaba en el suelo, ¿Había funcionado? no lo sabía realmente, pero al momento en que ella asintió, en su rostro se pintó una sonrisa, había funcionado, y ahora solamente era pasar el tiempo jugando.
Un paso.
Dos pasos.
El rubio ya no tan rubio comenzó a andar, a correr a dirección contraria, corriendo… ¿Corriendo? Sentía más que nada como se deslizaba sobre el suelo, como estaba en patines pero no le daba más velocidad como antes.
Avanzó y avanzó más.
Pero no fue lo suficientemente rápido como para alejarse de ella. Zack pensaba que iba a tardar más, que por lo menos había diez segundos de diferencia por la distancia que se había separado de ella, pero realmente no fue así.
Su lado competitivo estaba completamente encendido, en ese momento no importaba nada más que la victoria ante este pequeño jueog infantil. ¿Qué más podrían hacer? Se le estaba olvidando por completo lo que estaba pasando a sus alrededores, que estaba esencialmente con otra apariencia, que ella tenía ese aspecto endemoniado, que parecía haber salido de un comic o algo por el estilo. En este momento solamente quería ganar, ¿Los demás problemas? Ya habría tiempo después de jugar.
Se detuvo casi de inmediato, bajando sus caderas, girando hacia el otro lado, observando la espalda de su mejor amiga. Una, dos, tres pisadas fueron suficientes para retomar velocidad y cambiar de dirección, sentía como comenzaban a arder sus muslos por ese cambio drástico, pero el ardor fue ignorado por completo ante el disparo de adrenalina que fue inyectado en su sistema.
Se dirigía a ella en línea recta, pero al ver que se había desviado decidió cortar, en el pensamiento de atleta, se estaba dirigiendo al punto donde los dos iban a chocar, ahí la iba a poder atrapar y hacerle tag.
Pero no todo puede ser como antes.
Corrió más rápido cuando ella se cayó.
-¡Tiff!- gritó mientras corría hacia ella, preocupado, ¿Qué es lo que pasó? Su mente regresó de golpe a la realidad, a lo que estaban viviendo. Se detuvo a un lado de ella y se agachó, poniendo una mano en su espalda, estaba sudando, y estaba mucho más pálida que antes, ¿Acaso había sido verdad? ¿Ser infectada por alguien? en su mente pasaron mil y un situaciones antes de soltar un pesado suspiro y concentrarse.
-Mierda-
Estaba brillando, aquellas partes moradas brillaban intensamente.
Observó al perro, tenía que saber algo ¿No? sus ojos se posaron en la criatura, en el perro que había estado con ella, no recordaba que su amiga tuviera una mascota, ¿Qué demonios era este animal? Solamente esperó a que hiciera algo.
Asintió con la cabeza al ver como el canino se alejaba, como si le estuviera indicando dónde ir. Cargó a Tiffany con sus brazos, uno en sus piernas, otro en su espalda alta y comenzó a andar a un paso veloz, siguiendo al perro, ¿A dónde se dirigía? No tenía idea, solamente su instinto decía que él sabía lo que pasaba.
Por más ilógico que fuera.
Pero en este lugar, ¿Qué importaba la lógica?
Un paso.
Dos pasos.
El rubio ya no tan rubio comenzó a andar, a correr a dirección contraria, corriendo… ¿Corriendo? Sentía más que nada como se deslizaba sobre el suelo, como estaba en patines pero no le daba más velocidad como antes.
Avanzó y avanzó más.
Pero no fue lo suficientemente rápido como para alejarse de ella. Zack pensaba que iba a tardar más, que por lo menos había diez segundos de diferencia por la distancia que se había separado de ella, pero realmente no fue así.
Su lado competitivo estaba completamente encendido, en ese momento no importaba nada más que la victoria ante este pequeño jueog infantil. ¿Qué más podrían hacer? Se le estaba olvidando por completo lo que estaba pasando a sus alrededores, que estaba esencialmente con otra apariencia, que ella tenía ese aspecto endemoniado, que parecía haber salido de un comic o algo por el estilo. En este momento solamente quería ganar, ¿Los demás problemas? Ya habría tiempo después de jugar.
Se detuvo casi de inmediato, bajando sus caderas, girando hacia el otro lado, observando la espalda de su mejor amiga. Una, dos, tres pisadas fueron suficientes para retomar velocidad y cambiar de dirección, sentía como comenzaban a arder sus muslos por ese cambio drástico, pero el ardor fue ignorado por completo ante el disparo de adrenalina que fue inyectado en su sistema.
Se dirigía a ella en línea recta, pero al ver que se había desviado decidió cortar, en el pensamiento de atleta, se estaba dirigiendo al punto donde los dos iban a chocar, ahí la iba a poder atrapar y hacerle tag.
Pero no todo puede ser como antes.
Corrió más rápido cuando ella se cayó.
-¡Tiff!- gritó mientras corría hacia ella, preocupado, ¿Qué es lo que pasó? Su mente regresó de golpe a la realidad, a lo que estaban viviendo. Se detuvo a un lado de ella y se agachó, poniendo una mano en su espalda, estaba sudando, y estaba mucho más pálida que antes, ¿Acaso había sido verdad? ¿Ser infectada por alguien? en su mente pasaron mil y un situaciones antes de soltar un pesado suspiro y concentrarse.
-Mierda-
Estaba brillando, aquellas partes moradas brillaban intensamente.
Observó al perro, tenía que saber algo ¿No? sus ojos se posaron en la criatura, en el perro que había estado con ella, no recordaba que su amiga tuviera una mascota, ¿Qué demonios era este animal? Solamente esperó a que hiciera algo.
Asintió con la cabeza al ver como el canino se alejaba, como si le estuviera indicando dónde ir. Cargó a Tiffany con sus brazos, uno en sus piernas, otro en su espalda alta y comenzó a andar a un paso veloz, siguiendo al perro, ¿A dónde se dirigía? No tenía idea, solamente su instinto decía que él sabía lo que pasaba.
Por más ilógico que fuera.
Pero en este lugar, ¿Qué importaba la lógica?
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Dom Ene 16, 2022 2:18 am
Tiffany no logró siquiera recordar cualquier cosa antes de haber sido… ¿Atravesada? No tenía idea, no había sangre ni nada más que dolor. ¿Por qué? Más importante que eso ¿Por qué no se iba o moría de una vez? Seguro con esa cantidad de daño no le podía quedar demasiado tiempo.
Al llegar al final de ese tren de pensamiento, alguien que no reconocía entró en su campo de visión. Un sonidito de pánico escapó de su garganta, no tenía cómo defenderse, estaba frita ya de cualquier manera. —Es Zack.— Escuchó dentro de su cabeza, también le asustó hasta que el perrito le propinó un ligero cabezazo, como si con eso estuviese desenterrando hechos importantes que Tiffany no era capaz de sostener en su mente.
Zack la levantó un poco del piso, algo que debería haberle dolido muchísimo, pero seguía sintiendo exactamente lo mismo. Mientras la chica volvía a dar vueltas y vueltas en su cabeza, Bubba bajó de ella y mordió la polera del elemental antes de jalarla en la dirección en que había estado corriendo. Una, dos veces y luego comenzó a correr lo más rápido que sus patitas le permitían, que no era demasiado.
Cuando su amigo comenzó a moverse para levantarla, Tiffany negó ligeramente con la cabeza.—No, deja.— Dijo en un tono tenso de dolor, pero no hizo más esfuerzos para detenerlo. Otra vez, algo que debería haberle vuelto loca de dolor no tuvo ninguna repercusión, era exactamente lo mismo.
No iban demasiado lejos. Con cada paso que Zack daba, el palpitar del morado en Tiffany se hacía más rápido e intenso, como… Un radar, quizás, creciendo en urgencia. Diez metros, hacia donde el perrito iba ya se podía ver un montón de… Difícil discernir específicamente qué era, carne, sangre, algo de hueso, lo que quedaba detrás de algo, alguien, que había arrastrado en otra dirección, dejando un camino enorme de más sangre y mezclas asquerosas.
Bubba siguió el camino un par de metros más, pasando cerca del primer montón sin prestarle atención, y se detuvo frente a una parte del sendero de sangre, gimoteando e indicando con la cabeza, como si hubiese algo ahí.
Al acercarse a la pila, la visión de Tiffany se borró en lágrimas, pero al seguir el rastro de sangre sus labios se separaron en una expresión de sorpresa y confusión. Ahí, en el piso donde Bubba estaba ladrando, flotaba una esfera del mismo color que su brazo infectado. Ya no había intervalo entre el parpadeo de intensidad en Tiffany, brillaba como si estuviese intentando ser rescatada en medio del mar.
Se enderezó un poco en los brazos de Zack, de alguna manera el dolor, aunque igual de intenso, le imposibilitaba menos pensar y moverse.—¿Qué es eso?— Murmuró, observando la esfera. Era hermosa, hipnotizante en realidad… Sintió unas pequeñas ganas de acercarse y tocarla, se preguntó si era cálida, se veía cálida, y parecía estar llamándola.
Tiffany, sí escuchaba, seguro la estaba llamando. Tiffany, creyó ver una pequeña llama de la pequeña esfera hacer ademán de que se acercara. Tiffany… Tiffany… —¡Tiffany!— La chica parpadeó varias veces sin despegar los ojos de lo que veía en el piso. Bubba se había volteado y ahora saltaba un poco para llamar su atención.
—¿Qué es?— Repitió, por un momento se había separado del dolor, pero ahora volvía a sentirlo de la misma manera. No había prestado atención a Zack en los últimos segundos, pero ahora con un par de palmaditas a su brazo y un movimiento de sus piernas le indicó que era hora de bajarse. —Un alma, tienes que recogerla.—
Al dejar sus piernas bajo ella, tuvo que colgarse del chico con uno de sus brazos, no dejó de mirar el orbe, pero ladeó la cabeza y frunció el ceño, un poco menos hipnotizada, titubeando y sin avanzar el par de metros que faltaban.—No entiendo… ¿Cómo va a ser un al… ma…— Esta vez sí separó sus ojos, recorriendo el camino de sangre hasta el montón de partes. Su mano libre seguía posada sobre su estómago.
Tiffany no era una chica extremadamente inteligente. Aún sin su déficit atencional, su fuerte simplemente no era usar la cabeza demasiado. Causa y consecuencia a veces, memorizar cosas nunca, sentido común dependía del día. En ese momento, no necesitó usar esas herramientas que no le alcanzaban para entender. Era un instinto que había sido inculcado junto con ese cuerpo nuevo. Entendimiento que trascendía su cabeza hueca.
El perrito la observó mientras unía los puntos en su cabeza, seguía viéndose igual de idiota, pero de alguna manera un poco triste. Tiffany pareció desinflarse un poco, como si al entender se le hubiese sumado un peso gigante sobre los hombros. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, los pasaba de la carne a la esfera, presionaba su estómago y volvía a empezar.
Otra vez olvidó de la existencia de Zack, era demasiado, demasiado importante y denso y serio, tanto que ni siquiera tenía problemas para concentrarse en ello. La esfera era tan brillante… —Recógela.— Negó la cabeza, de pronto se sentía mareada y asqueada. Tragó saliva, su estómago inexistente se revolvía.—No sé cómo recogerla… Duele tanto— El perrito se movió hacia las piernas de la chica y comenzó a empujar una hacia la esfera. —Recógela, te vas a sentir mejor.—
Tiffany avanzó uno, dos pasos, y luego se dejó caer al piso como acordeón, justo al frente de la esfera.—Lo siento, no sé cómo ayudarte.— Balbuceó, largandose a llorar sin poder dejar de mirarla. El dolor, el montón de lo que ahora entendía era lo que había salido del hoyo hecho en un torso, la sangre arrastrada, era horrendo. ¿Cómo podía ayudar? La mano que no estaba sobre su estómago pasó el antebrazo por su cara.
Luego la extendió, esa mano monstruosa que brillaba violentamente, ahora lo notaba, hacia la esfera como si pudiese acariciarla, temblaba de nervios cuando pasó sus dedos por encima. De inmediato el dolor desapareció, su otra mano se posó debajo de la esfera y la acercó a ella con cuidado.—Ya no duele ¿No?— Murmuró en un tono que intentaba ser estable sin lograrlo.
—¿Dónde va?— Sentía como un pedacito se hundía por sus dedos, mientras que el resto se hacía más y más ligero. El perrito, que hasta ese momento había estado asegurándose que Zack no interrumpiera, se apoyó contra ella. —No sé.—
No fue más que un par de segundos, las venas de Tiffany se opacaron de a poco. Casi inmediatamente después de que sintió que el resto del alma desapareció, giró su torso hacia un lado y vomitó sobre la tierra y hojas. Mientras lo hacía, volvió a su forma humana y la pala amarrada en su espalda cayó al suelo. Las puntas de sus coletas habían caído sobre el vómito sin que se diera cuenta.
Todo había sido simplemente demasiado. Volvió a temblar con todo el cuerpo y lloraba en silencio. No sabía qué más hacer, arrodillada frente a un camino de sangre, quería cerrar los ojos y desaparecer. Por lo menos hasta que hubiese terminado de procesar todo eso. Estaba cansada, hace más de un día que no dormía y eso en realidad no ayudaba a su estado mental.
Al llegar al final de ese tren de pensamiento, alguien que no reconocía entró en su campo de visión. Un sonidito de pánico escapó de su garganta, no tenía cómo defenderse, estaba frita ya de cualquier manera. —Es Zack.— Escuchó dentro de su cabeza, también le asustó hasta que el perrito le propinó un ligero cabezazo, como si con eso estuviese desenterrando hechos importantes que Tiffany no era capaz de sostener en su mente.
Zack la levantó un poco del piso, algo que debería haberle dolido muchísimo, pero seguía sintiendo exactamente lo mismo. Mientras la chica volvía a dar vueltas y vueltas en su cabeza, Bubba bajó de ella y mordió la polera del elemental antes de jalarla en la dirección en que había estado corriendo. Una, dos veces y luego comenzó a correr lo más rápido que sus patitas le permitían, que no era demasiado.
Cuando su amigo comenzó a moverse para levantarla, Tiffany negó ligeramente con la cabeza.
No iban demasiado lejos. Con cada paso que Zack daba, el palpitar del morado en Tiffany se hacía más rápido e intenso, como… Un radar, quizás, creciendo en urgencia. Diez metros, hacia donde el perrito iba ya se podía ver un montón de… Difícil discernir específicamente qué era, carne, sangre, algo de hueso, lo que quedaba detrás de algo, alguien, que había arrastrado en otra dirección, dejando un camino enorme de más sangre y mezclas asquerosas.
Bubba siguió el camino un par de metros más, pasando cerca del primer montón sin prestarle atención, y se detuvo frente a una parte del sendero de sangre, gimoteando e indicando con la cabeza, como si hubiese algo ahí.
Al acercarse a la pila, la visión de Tiffany se borró en lágrimas, pero al seguir el rastro de sangre sus labios se separaron en una expresión de sorpresa y confusión. Ahí, en el piso donde Bubba estaba ladrando, flotaba una esfera del mismo color que su brazo infectado. Ya no había intervalo entre el parpadeo de intensidad en Tiffany, brillaba como si estuviese intentando ser rescatada en medio del mar.
Se enderezó un poco en los brazos de Zack, de alguna manera el dolor, aunque igual de intenso, le imposibilitaba menos pensar y moverse.
Tiffany, sí escuchaba, seguro la estaba llamando. Tiffany, creyó ver una pequeña llama de la pequeña esfera hacer ademán de que se acercara. Tiffany… Tiffany… —¡Tiffany!— La chica parpadeó varias veces sin despegar los ojos de lo que veía en el piso. Bubba se había volteado y ahora saltaba un poco para llamar su atención.
Al dejar sus piernas bajo ella, tuvo que colgarse del chico con uno de sus brazos, no dejó de mirar el orbe, pero ladeó la cabeza y frunció el ceño, un poco menos hipnotizada, titubeando y sin avanzar el par de metros que faltaban.
Tiffany no era una chica extremadamente inteligente. Aún sin su déficit atencional, su fuerte simplemente no era usar la cabeza demasiado. Causa y consecuencia a veces, memorizar cosas nunca, sentido común dependía del día. En ese momento, no necesitó usar esas herramientas que no le alcanzaban para entender. Era un instinto que había sido inculcado junto con ese cuerpo nuevo. Entendimiento que trascendía su cabeza hueca.
El perrito la observó mientras unía los puntos en su cabeza, seguía viéndose igual de idiota, pero de alguna manera un poco triste. Tiffany pareció desinflarse un poco, como si al entender se le hubiese sumado un peso gigante sobre los hombros. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, los pasaba de la carne a la esfera, presionaba su estómago y volvía a empezar.
Otra vez olvidó de la existencia de Zack, era demasiado, demasiado importante y denso y serio, tanto que ni siquiera tenía problemas para concentrarse en ello. La esfera era tan brillante… —Recógela.— Negó la cabeza, de pronto se sentía mareada y asqueada. Tragó saliva, su estómago inexistente se revolvía.
Tiffany avanzó uno, dos pasos, y luego se dejó caer al piso como acordeón, justo al frente de la esfera.
Luego la extendió, esa mano monstruosa que brillaba violentamente, ahora lo notaba, hacia la esfera como si pudiese acariciarla, temblaba de nervios cuando pasó sus dedos por encima. De inmediato el dolor desapareció, su otra mano se posó debajo de la esfera y la acercó a ella con cuidado.
No fue más que un par de segundos, las venas de Tiffany se opacaron de a poco. Casi inmediatamente después de que sintió que el resto del alma desapareció, giró su torso hacia un lado y vomitó sobre la tierra y hojas. Mientras lo hacía, volvió a su forma humana y la pala amarrada en su espalda cayó al suelo. Las puntas de sus coletas habían caído sobre el vómito sin que se diera cuenta.
Todo había sido simplemente demasiado. Volvió a temblar con todo el cuerpo y lloraba en silencio. No sabía qué más hacer, arrodillada frente a un camino de sangre, quería cerrar los ojos y desaparecer. Por lo menos hasta que hubiese terminado de procesar todo eso. Estaba cansada, hace más de un día que no dormía y eso en realidad no ayudaba a su estado mental.
Un día después de la bomba
Mediodía
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Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Vie Ene 28, 2022 10:24 am
Una mordida era suficiente para que el no-tan-rubio siguiera a aquel canino. En sus brazos la estaba cargando, en su mente completamente preocupado, su rostro apenas y demostraba eso. Su labio inferior sufría contra sus dientes, su colmillo, fruncido el ceño como si estuviera enojado. Pero quienes lo conocían, era algo un poco más.
Escuchaba las palabras de la ajena, presionó su frente contra la ajena, respiró profundamente, esto no era algo normal, nada de esto era normal, ¿Una maldición? Este maldito mundo no tenía piedad. Maldito sadismo de este lugar.
No le importaba sentir aquellos picos que salían de su brazo, los cuernos que presionaban contra él, la cola que se contrae por el dolor que ella sentía. Sus ojos notaban el palpitar con más fuerza mientras que seguía al perro, algo le decía que estaba haciendo lo correcto, que la estaba guiando al origen de su dolor, y que finalmente se deshiciera de esa… ¿Infección? No era algo así, por lo menos, cuando se transformó, parecía que siempre había estado ahí, junto a él, en su interior sin más.
-¿Qué mierda es hermoso?- Preguntó, tan sólo veía una mancha en el suelo, donde el perro se había detenido, ¿Qué podían ver? Dejó salir un suspiro, para este punto se rindió al intentar explicar en su cabeza que era lo que pasó, tan sólo lo dejaba fluir, que ella hiciera lo que tenía que hacer.
Solamente quería que no sufriera.
Agarró la mano de la chica, mientras que con la otra la agarraba su cintura para que no cayera al suelo. Estaba brillando con fuerza.
Lo que pasó después no fue mucho más allá ante sus ojos. Solamente era extraño cuando ella estaba completamente concentrada, no era algún deporte, o un juego, alguna competencia. Era otra cosa completamente diferente. Una mueca se formó en la boca de Zack, sin saber como más ayudarle ante este caso, esta situación que los dos estaban viviendo. Respiró profundamente, una vez más, el aire entraba fría, pero sentía como esta se calentaba casi al extremo dentro de sus pulmones.
Reacciones, el perro moviéndose a la pierna femenina, después de eso, unos pasos antes de sentir como todo el peso que ella tenía fue al suelo. La sujetó lo mejor que podía, con cuidado hasta que estuviera a un lado de ella, sentado, en el suelo. Más palabras que no lograba comprender.
Más lágrimas, ¿Qué estaba pasando? Era todo un enigma.
No iba a interrumpir nada de lo que pasaba, solamente era un testigo a un lado del asfalto, sin poder hacer nada al respecto. Sus ojos pasaban al perro, más parecía que él no tenía todas las respuestas de lo que había pasado, y si la tenía, ¿Como mierdas se iba a comunicar? Estaba dentro de un hoyo de ignorancia.
Al final, estaban los tres ahí, en el suelo, pero solamente un segundo después vió como ella se movía, ese rostro, esa posición.
Oh no.
Con las manos saltó hacía un lado, lo suficiente como para que no fuera víctima del vómito de la ajena, era completamente asqueroso, aunque claro, para el rubio no tan rubio, era algo que podía ver sin asquearse o querer unirse a purificar su estómago, ¿Cuántas veces había conectado un golpe en el estómago sólo para hacer a su oponente vomitar? ¿Cuántas veces ha visto a las personas que se sobre esfuerzan en una rutina de ejercicio y acaban sacando todo su desayuno? Lo que le sorprendió en ese momento fue como ella comenzaba a regresar a la forma que conocía.
Suspiro aliviado.
Se levantó de donde estaba, caminando hacía el otro lado, rompió parte de su chaleco que tenía y se sentó nuevamente. Presionó ese pedazo de tela contra los labios ajenos, limpiándole como si fuera una niña pequeña, después pasó por las puntas que habían sido contaminadas por su propio desperdicio antes de alejarlo de ella y quemarlo hasta que se hiciera ceniza.
Sin pronunciar una palabra, la agarró de un hombro y la jaló hacia él, que se inclinara, que se apoyara mientras que sollozaba. Siempre iba a tener un hombro en donde llorar con Zack, siempre iba a tener a alguien quien la acompañe en diferentes aventuras y en momentos de tristeza y dolor. Zack era ese tipo de persona, que no demostraba a primera vista, que tenía un corazón noble.
-Ya pasó- susurró, finalmente rompiendo ese pequeño silencio que se había formado y observó al perro, aquella pequeña bola de pelos -Gracias de nuevo- dijo, dedicándole un pulgar arriba con su otra mano, era lo que podía agradecer en el momento, no era mucho, pero era honesto.
Escuchaba las palabras de la ajena, presionó su frente contra la ajena, respiró profundamente, esto no era algo normal, nada de esto era normal, ¿Una maldición? Este maldito mundo no tenía piedad. Maldito sadismo de este lugar.
No le importaba sentir aquellos picos que salían de su brazo, los cuernos que presionaban contra él, la cola que se contrae por el dolor que ella sentía. Sus ojos notaban el palpitar con más fuerza mientras que seguía al perro, algo le decía que estaba haciendo lo correcto, que la estaba guiando al origen de su dolor, y que finalmente se deshiciera de esa… ¿Infección? No era algo así, por lo menos, cuando se transformó, parecía que siempre había estado ahí, junto a él, en su interior sin más.
-¿Qué mierda es hermoso?- Preguntó, tan sólo veía una mancha en el suelo, donde el perro se había detenido, ¿Qué podían ver? Dejó salir un suspiro, para este punto se rindió al intentar explicar en su cabeza que era lo que pasó, tan sólo lo dejaba fluir, que ella hiciera lo que tenía que hacer.
Solamente quería que no sufriera.
Agarró la mano de la chica, mientras que con la otra la agarraba su cintura para que no cayera al suelo. Estaba brillando con fuerza.
Lo que pasó después no fue mucho más allá ante sus ojos. Solamente era extraño cuando ella estaba completamente concentrada, no era algún deporte, o un juego, alguna competencia. Era otra cosa completamente diferente. Una mueca se formó en la boca de Zack, sin saber como más ayudarle ante este caso, esta situación que los dos estaban viviendo. Respiró profundamente, una vez más, el aire entraba fría, pero sentía como esta se calentaba casi al extremo dentro de sus pulmones.
Reacciones, el perro moviéndose a la pierna femenina, después de eso, unos pasos antes de sentir como todo el peso que ella tenía fue al suelo. La sujetó lo mejor que podía, con cuidado hasta que estuviera a un lado de ella, sentado, en el suelo. Más palabras que no lograba comprender.
Más lágrimas, ¿Qué estaba pasando? Era todo un enigma.
No iba a interrumpir nada de lo que pasaba, solamente era un testigo a un lado del asfalto, sin poder hacer nada al respecto. Sus ojos pasaban al perro, más parecía que él no tenía todas las respuestas de lo que había pasado, y si la tenía, ¿Como mierdas se iba a comunicar? Estaba dentro de un hoyo de ignorancia.
Al final, estaban los tres ahí, en el suelo, pero solamente un segundo después vió como ella se movía, ese rostro, esa posición.
Oh no.
Con las manos saltó hacía un lado, lo suficiente como para que no fuera víctima del vómito de la ajena, era completamente asqueroso, aunque claro, para el rubio no tan rubio, era algo que podía ver sin asquearse o querer unirse a purificar su estómago, ¿Cuántas veces había conectado un golpe en el estómago sólo para hacer a su oponente vomitar? ¿Cuántas veces ha visto a las personas que se sobre esfuerzan en una rutina de ejercicio y acaban sacando todo su desayuno? Lo que le sorprendió en ese momento fue como ella comenzaba a regresar a la forma que conocía.
Suspiro aliviado.
Se levantó de donde estaba, caminando hacía el otro lado, rompió parte de su chaleco que tenía y se sentó nuevamente. Presionó ese pedazo de tela contra los labios ajenos, limpiándole como si fuera una niña pequeña, después pasó por las puntas que habían sido contaminadas por su propio desperdicio antes de alejarlo de ella y quemarlo hasta que se hiciera ceniza.
Sin pronunciar una palabra, la agarró de un hombro y la jaló hacia él, que se inclinara, que se apoyara mientras que sollozaba. Siempre iba a tener un hombro en donde llorar con Zack, siempre iba a tener a alguien quien la acompañe en diferentes aventuras y en momentos de tristeza y dolor. Zack era ese tipo de persona, que no demostraba a primera vista, que tenía un corazón noble.
-Ya pasó- susurró, finalmente rompiendo ese pequeño silencio que se había formado y observó al perro, aquella pequeña bola de pelos -Gracias de nuevo- dijo, dedicándole un pulgar arriba con su otra mano, era lo que podía agradecer en el momento, no era mucho, pero era honesto.
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Dom Feb 06, 2022 6:48 am
Había olvidado absoluta y completamente que Zack le había estado acompañando. Al bajarse de sus brazos, fijar su atención en la esfera, todo el resto del mundo desapareció. Bubba se subió sobre sus piernas, acurrucándose contra su estómago. Tiffany escuchó pasos, sintió cómo alguien se movía a su alrededor.
Sólo en ese momento su amigo volvió a materializarse dentro de su cabeza, junto con el resto del mundo, como si de a poco hubiese estado cargando un juego de video. Se sentó junto a ella y la chica alzó la cabeza para mirarlo.—Zack…— Hizo un puchero, mirando del camino de sangre a su amigo y de vuelta.
Parecía no haber visto lo mismo que ella. Le limpió como si fuera una niña pequeña y ni siquiera protestó, poniendo sus manos sobre Bubba, apretándole un poco. Bajó los ojos, mirando lo que hacía, pasando la tela por las puntas de sus coletas, luego la quemaba.
Ella sólo lloraba, temblaba ligeramente, lo que acababa de pasar se repetía una y otra y otra y otra vez a toda velocidad. Zack tomó su hombro, se dejó acercar, primero, y luego lo rodeó con sus brazos, casi colgándose de él. Sollozó, soltó un pequeño quejido, la presión que le había mantenido atenta se deshizo de pronto.
Ya había pasado, le escuchó decirlo, pero para ella todavía no, hasta que entendiera o se separara algo de la situación.—Fue horrible.— Balbuceó, relajándose contra él, escondiendo su cara. —Horrible, dolía tanto, pero no era mío.— Negó con la cabeza, haciendo puños de sus manos y luego soltándolos.
Bubba observó al chico, parpadeando lánguidamente un par de veces en reconocimiento de que le había hablado, reaccionando más lento y apagado de lo que se había mostrado con anterioridad.—No sé qué pasó, no entiendo, y todo dolía tanto.—
Tiffany ya había dicho lo único que se le ocurría, tenía muchísimo pasando por su cabeza, demasiado rápido como para seguirle el ritmo con palabras. No había dormido en muchísimo tiempo, todo había sido demasiado tenso hasta ese momento, la infección, la emoción de ver y pelear con Zack, transformarse, el miedo, la corrida, el dolor…
—Tiffany, estoy muy cansado, no te asustes, voy a desaparecer por un tiempo. Ya vuelvo.— Bubba sonaba extraño, cansado, hablaba despacio.—No te vayas.— Apretó a Zack un poco, otro quejido, dejó de sentir el peso del perrito sobre sus piernas.
Estaba tan cansada de pronto, todo le había pegado repentinamente. Se cargó un poco más contra Zack, perdiendo fuerzas, más cuando seguía llorando, botando toda la tensión y estrés con cada sollozo.—Gracias por quedarte conmigo.— Murmuró, partes de su concentración le recordaban el mundo donde existía, los gritos que había escuchado, lo peligroso que era tan sólo moverse por el piso así como así. Ella no había sido más que una carga inútil, seguía siendo, y ahí todavía estaba él, prestándole un hombro a pesar de todo.
Sólo en ese momento su amigo volvió a materializarse dentro de su cabeza, junto con el resto del mundo, como si de a poco hubiese estado cargando un juego de video. Se sentó junto a ella y la chica alzó la cabeza para mirarlo.
Parecía no haber visto lo mismo que ella. Le limpió como si fuera una niña pequeña y ni siquiera protestó, poniendo sus manos sobre Bubba, apretándole un poco. Bajó los ojos, mirando lo que hacía, pasando la tela por las puntas de sus coletas, luego la quemaba.
Ella sólo lloraba, temblaba ligeramente, lo que acababa de pasar se repetía una y otra y otra y otra vez a toda velocidad. Zack tomó su hombro, se dejó acercar, primero, y luego lo rodeó con sus brazos, casi colgándose de él. Sollozó, soltó un pequeño quejido, la presión que le había mantenido atenta se deshizo de pronto.
Ya había pasado, le escuchó decirlo, pero para ella todavía no, hasta que entendiera o se separara algo de la situación.
Bubba observó al chico, parpadeando lánguidamente un par de veces en reconocimiento de que le había hablado, reaccionando más lento y apagado de lo que se había mostrado con anterioridad.
Tiffany ya había dicho lo único que se le ocurría, tenía muchísimo pasando por su cabeza, demasiado rápido como para seguirle el ritmo con palabras. No había dormido en muchísimo tiempo, todo había sido demasiado tenso hasta ese momento, la infección, la emoción de ver y pelear con Zack, transformarse, el miedo, la corrida, el dolor…
—Tiffany, estoy muy cansado, no te asustes, voy a desaparecer por un tiempo. Ya vuelvo.— Bubba sonaba extraño, cansado, hablaba despacio.
Estaba tan cansada de pronto, todo le había pegado repentinamente. Se cargó un poco más contra Zack, perdiendo fuerzas, más cuando seguía llorando, botando toda la tensión y estrés con cada sollozo.
Un día después de la bomba
Mediodía
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Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Lun Feb 07, 2022 3:50 am
Una pequeña, escondida sonrisa había expresado cuando escuchó su nombre, asintiendo con la cabeza ante la llamada. Era como por fin reconocía que estaba ahí, con ella, que había vuelto al mundo, a la realidad, por lo menos la que han estado compartiendo en este día, ¿Ella? Sabía que se encerraba en pequeñas burbujas, que a veces era mejor no interrumpirla y sola, entre estar a un lado para que no se tropezara, pero esta vez…
Era completamente diferente, como todo lo que había pasado entre ayer y hoy.
Recibió el abrazo, con gusto, y la abrazó de vuelta, tratando de no ser brusco, de que su fuerza no fuera convertir este tierno y triste momento en una llave de lucha libre. Escuchando sus palabras mientras asentía con suavidad la cabeza -Puedo imaginarlo, no te veías nada bien, estabas en la mierda- dijo, acariciando sus cabellos.
Presionó su frente contra la cabeza de la ajena, apretando un poco más el abrazo, como si fuera un hermano mayor tratando de calmar a su hermana pequeña después de una enorme y pesada pesadilla. Asintió la cabeza de nuevo -Yo tampoco entiendo, pero no importa ahora- susurró, esas cosas… todo esta situación no debían de pensarse en el momento, no debían, no había sentido.
Y si ella intentaba hacer algo de sentido, sabía que se freiría la cabeza.
Observó el perro, como desapareció, no era lo más extraño que habría visto en estas solas horas de caos y destrucción.
Respiró profundamente, el perro había ayudado bastante, ¿Va a regresar? no lo sabía, como no sabía la mayoría de las cosas en este lugar, tan sólo se concentró en la chica que tenía entre sus brazos, en no dejarla ir, ¿Qué tal si desaparecía como el perro? Ese pensamiento le plantó una semilla en su corazón, y esa semilla estaba creciendo, el miedo de perderla…
No se imaginaba algo así.
-No tienes que agradecer- susurró, cerrando sus ojos y hundiendo su rostro en su hombro, no podía no evitar miedo, y lo más que podía hacer es estar con ella todo lo que podía, la abrazó con un poco más de fuerza -Siempre lo estaré- dijo, tragando un poco de saliva, respiró profundamente…
Exhaló…
Inhaló…
Exhaló…
Después de eso negó suavemente con la cabeza -Duerme un poco, lo necesitas, estaré aquí cuando despiertes- dijo, transformándose de nuevo en humano, en que sus cabellos rubios y puntiagudos se hacían presente, y con ello sus ropas sucias, un poco rasgadas. Relajó su agarre y solamente le daba unas cuantas palmadas.
No iba a expresar su miedo, por lo menos no ahora, así que lo guardó cuando ella despertara, cuando ya su cabeza estuviera bien para recibir palabras pesadas para el chico. En este momento, ahí estaban, en un camino de sangre, sin saber qué fue lo que realmente pasó con Tiffany, y la verdad poco importaba.
Era completamente diferente, como todo lo que había pasado entre ayer y hoy.
Recibió el abrazo, con gusto, y la abrazó de vuelta, tratando de no ser brusco, de que su fuerza no fuera convertir este tierno y triste momento en una llave de lucha libre. Escuchando sus palabras mientras asentía con suavidad la cabeza -Puedo imaginarlo, no te veías nada bien, estabas en la mierda- dijo, acariciando sus cabellos.
Presionó su frente contra la cabeza de la ajena, apretando un poco más el abrazo, como si fuera un hermano mayor tratando de calmar a su hermana pequeña después de una enorme y pesada pesadilla. Asintió la cabeza de nuevo -Yo tampoco entiendo, pero no importa ahora- susurró, esas cosas… todo esta situación no debían de pensarse en el momento, no debían, no había sentido.
Y si ella intentaba hacer algo de sentido, sabía que se freiría la cabeza.
Observó el perro, como desapareció, no era lo más extraño que habría visto en estas solas horas de caos y destrucción.
Respiró profundamente, el perro había ayudado bastante, ¿Va a regresar? no lo sabía, como no sabía la mayoría de las cosas en este lugar, tan sólo se concentró en la chica que tenía entre sus brazos, en no dejarla ir, ¿Qué tal si desaparecía como el perro? Ese pensamiento le plantó una semilla en su corazón, y esa semilla estaba creciendo, el miedo de perderla…
No se imaginaba algo así.
-No tienes que agradecer- susurró, cerrando sus ojos y hundiendo su rostro en su hombro, no podía no evitar miedo, y lo más que podía hacer es estar con ella todo lo que podía, la abrazó con un poco más de fuerza -Siempre lo estaré- dijo, tragando un poco de saliva, respiró profundamente…
Exhaló…
Inhaló…
Exhaló…
Después de eso negó suavemente con la cabeza -Duerme un poco, lo necesitas, estaré aquí cuando despiertes- dijo, transformándose de nuevo en humano, en que sus cabellos rubios y puntiagudos se hacían presente, y con ello sus ropas sucias, un poco rasgadas. Relajó su agarre y solamente le daba unas cuantas palmadas.
No iba a expresar su miedo, por lo menos no ahora, así que lo guardó cuando ella despertara, cuando ya su cabeza estuviera bien para recibir palabras pesadas para el chico. En este momento, ahí estaban, en un camino de sangre, sin saber qué fue lo que realmente pasó con Tiffany, y la verdad poco importaba.
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Lun Mar 28, 2022 5:27 am
Tiffany era, quizás, de las únicas personas que no tenía idea de lo pésimos que eran los abrazos de Zack. Había crecido con ellos, y siempre habían sido iguales, los tomaba por lo que eran, abrazos, y no se revolvía la cabeza quejándose de que era un bruto demasiado tieso y poco apapachable. Tan sólo se acurrucó más contra él como una niña pequeña, asintiendo ante sus palabras mientras lloraba.
Su cabeza todavía repasaba sin su permiso lo que había sucedido, intentando entender, procesar, el dolor, el hecho de que no había recibido ningún golpe o daño, la esfera… Estaba tan, tan cansada y aún así el monólogo interno interminable no le daba tregua, no se callaba, iba a toda máquina a mil por hora gastando toda la pila que no tenía en vueltas y vueltas inútiles.
—No importa ahora.— Asintió e intentó aferrarse a eso, más cuando, de ojos cerrados, dejó de sentir el peso de Bubba, dejó de escucharlo en su cabeza. Lloró con más fuerza, no sabía qué iba a pasar ahora, no quería estar sola, no entendía las reglas, no entendía nada.—No importa ahora.— Repitió, apretando sus ojos con fuerza.
Hizo un sonido que podría ser protesta ante el hecho de que no tenía que agradecer, pero no le dio para más que eso.—Y-Yo t-también.— Balbuceó entre sollozos. Lo escuchó sugerir que debía dormir, pero realmente no se creía capaz en ese momento. Sentía que su cabeza estaba muy caliente, como si de verdad fuese una máquina que no estaba funcionando bien.
Aunque sí estaba muy, muy cansada. Después de algunos momentos logró calmar su llanto hasta que sólo eran sollozos pequeños. Apretó a Zack con más fuerza, ya estaban aferrados en algo que era menos un abrazo y más un agarre algo desesperado.—¿No había una historia donde pasaba algo parecido?— Sí, pero no lo recordaba demasiado bien.
Sintió a Zack volver a su cuerpo humano, eso le ayudó un poco, se hundió más contra él, aflojando algo el abrazo mientras lograba relajarse en incrementos.—En un bosque…— Murmuró ausentemente, sus sollozos ya casi desaparecidos mientras parecía estar quedándose dormida. Cada vez más cargada contra él, logró encerrar su atención en intentar recordar cuál era el cuento, arrancándola del horrendo espiral de miedo y confusión con respecto a lo que estaba sucediendo.
—¿Hansel y Gretel?— Balbuceó, parecía estar entrando en un sueño, sus brazos cayeron a sus lados y los apretó contra su pecho, terminando de recargarse por completo contra el pecho de Zack.
—¿Trajimos piedras o pedacitos de pan?—
No estaba claro si había sido una pregunta nacida de un sueño, estúpida, literal y sin sentido. O, por el contrario, algo más metafórico, si, como en el cuento, serían capaz de volver a casa o no ahora que estaban perdidos. De cualquier manera, la chica cayó en un ligero ronquido segundos después.
Sus sueños estuvieron llenos de zombis, mordidas, dolor, golpes, llanto, gritos… Tantos, tantos gritos. Alrededor de una hora después de que había caído rendida, Bubba se había materializado sobre su regazo de pronto, como si nada. La chica no se movió demasiado la primera hora, ni la segunda, en la que el perrito le hizo compañía a Zack.
Al comenzar la tercera, Tiffany comenzó a moverse un poco, pequeñas contracciones de su cuerpo, frunciendo el sueño, haciendo soniditos de malestar. Nada preocupante, por lo menos no antes de que el perrito se levantara de golpe, saltando sobre la chica, ladridos y gruñidos bajitos para no alertar a nadie más que ella.
—Tiffany… ¡Tiffany!— En sus sueños, la esfera brillante comenzaba a llamarla, trayendo consigo el resto de lo que había sucedido, el dolor… El dolor… —¡Tiffany!— Abrió los ojos, tragando aire como si estuviese saliendo del agua después de varios minutos, levantó los brazos como si estuviese lista para pelear. Al levantar el brazo derecho, con una ligera mueca de dolor pareció caer de vuelta en la realidad, algo fuera de lugar todavía.
—Zack-— Bajó los brazos y volvió a pegarse a él, donde había estado, esta vez abrazándolo con el lado izquierdo. Mierda, si dolía, ahora que había descansado algo, que se había sacudido del cuerpo lo que sea que había pasado, sentía el dolor inconfundible de la mordida. —Perdona, creo que estaba algo cansada después de todo… — No era una chica desconsiderada, pero era mucho pedirle que pensara en ese momento si Zack había dormido o no, no tenía idea de lo que había estado haciendo, recién despertada, apenas y podía mantener la cabeza sobre sus hombros.
—Gracias por volver, Bubba.— Quiso acariciarlo, pero su brazo bueno estaba ocupado y no tenía demasiadas ganas de usar el otro. El perrito se acomodó a esa idea, posicionándose perfectamente debajo de la mano de Tiffany para que pudiese simplemente mover los dedos. La chica sopló una risa por su nariz. —Buen chico.— Se refería a Bubba, por supuesto, pero quizás no había demasiado contexto para que Zack lo entendiera de esa manera.
Su cabeza todavía repasaba sin su permiso lo que había sucedido, intentando entender, procesar, el dolor, el hecho de que no había recibido ningún golpe o daño, la esfera… Estaba tan, tan cansada y aún así el monólogo interno interminable no le daba tregua, no se callaba, iba a toda máquina a mil por hora gastando toda la pila que no tenía en vueltas y vueltas inútiles.
—No importa ahora.— Asintió e intentó aferrarse a eso, más cuando, de ojos cerrados, dejó de sentir el peso de Bubba, dejó de escucharlo en su cabeza. Lloró con más fuerza, no sabía qué iba a pasar ahora, no quería estar sola, no entendía las reglas, no entendía nada.
Hizo un sonido que podría ser protesta ante el hecho de que no tenía que agradecer, pero no le dio para más que eso.
Aunque sí estaba muy, muy cansada. Después de algunos momentos logró calmar su llanto hasta que sólo eran sollozos pequeños. Apretó a Zack con más fuerza, ya estaban aferrados en algo que era menos un abrazo y más un agarre algo desesperado.
Sintió a Zack volver a su cuerpo humano, eso le ayudó un poco, se hundió más contra él, aflojando algo el abrazo mientras lograba relajarse en incrementos.
No estaba claro si había sido una pregunta nacida de un sueño, estúpida, literal y sin sentido. O, por el contrario, algo más metafórico, si, como en el cuento, serían capaz de volver a casa o no ahora que estaban perdidos. De cualquier manera, la chica cayó en un ligero ronquido segundos después.
Sus sueños estuvieron llenos de zombis, mordidas, dolor, golpes, llanto, gritos… Tantos, tantos gritos. Alrededor de una hora después de que había caído rendida, Bubba se había materializado sobre su regazo de pronto, como si nada. La chica no se movió demasiado la primera hora, ni la segunda, en la que el perrito le hizo compañía a Zack.
Al comenzar la tercera, Tiffany comenzó a moverse un poco, pequeñas contracciones de su cuerpo, frunciendo el sueño, haciendo soniditos de malestar. Nada preocupante, por lo menos no antes de que el perrito se levantara de golpe, saltando sobre la chica, ladridos y gruñidos bajitos para no alertar a nadie más que ella.
—Tiffany… ¡Tiffany!— En sus sueños, la esfera brillante comenzaba a llamarla, trayendo consigo el resto de lo que había sucedido, el dolor… El dolor… —¡Tiffany!— Abrió los ojos, tragando aire como si estuviese saliendo del agua después de varios minutos, levantó los brazos como si estuviese lista para pelear. Al levantar el brazo derecho, con una ligera mueca de dolor pareció caer de vuelta en la realidad, algo fuera de lugar todavía.
Un día después de la bomba
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Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Zack Thompson Miér Mar 30, 2022 10:01 pm
Entre los lloriqueos de una chica que no entiende lo que acaba de pasar, ni porque están encerrados en esta situación donde el caos se desenreda de una manera violenta a su alrededor, el rubio solamente asintió con la cabeza, no tenía ella que decir esas palabras, lo sabía, aunque fuera despistada, y a veces se le olvidaba cosas importantes, él sabía que Tiffany era una buena amiga, aún más, era la mejor amiga que podía pedir.
Lentamente se calmaba, y con ello el chico comenzó a destensarse, sus hombros se relajaban, y tan sólo ese pobre intento de abrazo era ya algo cercano a lo normal, pero no por eso significaba que era perfecto, de hecho, estaba lejos de ser perfecto. La fuerza y lo bruto con lo que carga al ser contacto físico era algo que siempre iba a estar en él. Respiró profundamente, escuchando los murmullos de la chica con atención, pero eran piezas de lo que sería un cuento, uno clásico…
-Pedacitos de pan, aunque hubiera sido mejor traer piedras-
Dijo en un susurro, notando como ella caía dormida, y ahora, como si fuera un tronco. Miró hacía los lados, nada, nadie, solamente las manchas de sangre y vómito. No era para nada un bosque, pero si parecía ser el hogar de una bruja. Pensaba en el festival como si hubiera sido la casa de jengibre, sólo para que esa… explosión… los enviará al interior, ahora, atrapados por quien sabe cuanto tiempo.
-Prometo que voy a encontrar una manera de escapar de la bruja, pero primero tengo que encontrar a Melania y los demás-
En voz baja, pronunció sus palabras con determinación, debían de regresar a su vida regular, ¿Pero como? tendría que investigar en su tiempo libre… tiempo libre, ¿Hay algo así en este lugar? Lo pensó unas cuantas veces, ahora las dudas venían a su cabeza mientras que el silencio se apoderaba del ambiente, lentamente, que se venía arrastrando y abriendo paso de entre toda la cacofonía de violencia más allá.
Pero era completamente repelida por los ronquidos de la chica, una pequeña sonrisa se mostró en su rostro, aunque todo esto cambió, ella no lo haría, y eso era un alivio. ¿Cuánto tiempo pasó? No se percató hasta que el canino apareció cerca de ellos, de nuevo el pequeño compañero, ¿Magia? en este mundo, no importaba eso, ni como explicarlo, era algo que existía y listo.
Pero la calma es más frágil de lo que uno piensa.
Se puso completamente alerta al momento en que ella comenzó a moverse, de manera inquieta, como si su sueño hubiese sido algo mucho más, ¿Una pesadilla? Eso pensaba por el momento, en cómo estaba reaccionando, y no pasó mucho hasta que ella se despertó, escuchó como tomaba aire, como se estaba preparando para enfrentarse a algo, pero en lugar de eso…
-Hey, ¿Estás bien? ¿Una pesadilla?-
Preguntó al momento de escuchar su nombre, sintiendo como de nuevo ella se recargaba, negó con la cabeza, dejando salir un suspiro por ello, asintiendo con la cabeza y solamente dejando una palmada.
-Lo sé-
Un comentario lo sacó de sus casillas, hasta que de pronto recordó al perro que había aparecido, ridícula la situación si hubiera respondido ante ello. Observó a los lados, aún quedaba tiempo en el día.
Respiró profundamente, no estaba cansado, pero si preocupado. Tragó un poco de saliva, cerrando sus ojos nuevamente, haciendo un sonido pensativo en su garganta, un *hmm* alargado, ¿Qué había pasado en este tiempo a sus alrededores? pensó, sabía que sus amigos estaban ahí, afuera, posiblemente con miedo, o enfrentándose a otras cosas, debía de encontrarlos, pero la pregunta era ¿Cómo? Si estaban transformados no tenía idea alguna de que los pudiera diferenciar, posiblemente podría haber peleado con uno de ellos sin darse cuenta.
-¿Qué tal tu brazo? ¿Necesitas más descanso? Si es así puedo cargarte en mi espalda, no me agrada estar en un lugar por mucho tiempo, por lo menos, no ahora-
Lentamente se calmaba, y con ello el chico comenzó a destensarse, sus hombros se relajaban, y tan sólo ese pobre intento de abrazo era ya algo cercano a lo normal, pero no por eso significaba que era perfecto, de hecho, estaba lejos de ser perfecto. La fuerza y lo bruto con lo que carga al ser contacto físico era algo que siempre iba a estar en él. Respiró profundamente, escuchando los murmullos de la chica con atención, pero eran piezas de lo que sería un cuento, uno clásico…
-Pedacitos de pan, aunque hubiera sido mejor traer piedras-
Dijo en un susurro, notando como ella caía dormida, y ahora, como si fuera un tronco. Miró hacía los lados, nada, nadie, solamente las manchas de sangre y vómito. No era para nada un bosque, pero si parecía ser el hogar de una bruja. Pensaba en el festival como si hubiera sido la casa de jengibre, sólo para que esa… explosión… los enviará al interior, ahora, atrapados por quien sabe cuanto tiempo.
-Prometo que voy a encontrar una manera de escapar de la bruja, pero primero tengo que encontrar a Melania y los demás-
En voz baja, pronunció sus palabras con determinación, debían de regresar a su vida regular, ¿Pero como? tendría que investigar en su tiempo libre… tiempo libre, ¿Hay algo así en este lugar? Lo pensó unas cuantas veces, ahora las dudas venían a su cabeza mientras que el silencio se apoderaba del ambiente, lentamente, que se venía arrastrando y abriendo paso de entre toda la cacofonía de violencia más allá.
Pero era completamente repelida por los ronquidos de la chica, una pequeña sonrisa se mostró en su rostro, aunque todo esto cambió, ella no lo haría, y eso era un alivio. ¿Cuánto tiempo pasó? No se percató hasta que el canino apareció cerca de ellos, de nuevo el pequeño compañero, ¿Magia? en este mundo, no importaba eso, ni como explicarlo, era algo que existía y listo.
Pero la calma es más frágil de lo que uno piensa.
Se puso completamente alerta al momento en que ella comenzó a moverse, de manera inquieta, como si su sueño hubiese sido algo mucho más, ¿Una pesadilla? Eso pensaba por el momento, en cómo estaba reaccionando, y no pasó mucho hasta que ella se despertó, escuchó como tomaba aire, como se estaba preparando para enfrentarse a algo, pero en lugar de eso…
-Hey, ¿Estás bien? ¿Una pesadilla?-
Preguntó al momento de escuchar su nombre, sintiendo como de nuevo ella se recargaba, negó con la cabeza, dejando salir un suspiro por ello, asintiendo con la cabeza y solamente dejando una palmada.
-Lo sé-
Un comentario lo sacó de sus casillas, hasta que de pronto recordó al perro que había aparecido, ridícula la situación si hubiera respondido ante ello. Observó a los lados, aún quedaba tiempo en el día.
Respiró profundamente, no estaba cansado, pero si preocupado. Tragó un poco de saliva, cerrando sus ojos nuevamente, haciendo un sonido pensativo en su garganta, un *hmm* alargado, ¿Qué había pasado en este tiempo a sus alrededores? pensó, sabía que sus amigos estaban ahí, afuera, posiblemente con miedo, o enfrentándose a otras cosas, debía de encontrarlos, pero la pregunta era ¿Cómo? Si estaban transformados no tenía idea alguna de que los pudiera diferenciar, posiblemente podría haber peleado con uno de ellos sin darse cuenta.
-¿Qué tal tu brazo? ¿Necesitas más descanso? Si es así puedo cargarte en mi espalda, no me agrada estar en un lugar por mucho tiempo, por lo menos, no ahora-
Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}Re: Waking Up at the Start of the End of the World {Priv. Zack}
por Tiffany Hale Sáb Abr 23, 2022 3:13 am
Asintió mientras se había quedado dormida, sí que piedras hubiesen sido útiles en ese momento. Al despertar no recordó nada de eso, ni las palabras siguientes de su amigo. Demasiado agotada, quizás. Le costó entender las preguntas con que Zack le recibió al mundo de los despiertos. ¿Una pesadilla? Sí, había estado durmiendo, acababa de despertar. Su cabeza estaba en cualquier parte.
—¿Ah? N-No sé, no recuerdo.— Murmuró, parpadeando varias veces al sentir unas ganas repentinas de largarse a llorar otra vez. —Supongo que sí, pero estoy bien.— Mintió, le dolía el brazo, le ardían los ojos y la garganta. Quería su casa, su cama, sus padres, su vida sin apocalipsis zombie. Había creído que quizás si dormía y despertaba, estaría fuera de la pesadilla, pero no había pasado, seguía en el mismo lugar.
—Tienes que sobrevivir, Tiffany.— Su primer impulso fue discutir y chillar, pero Bubba tenía razón. Mientras Zack pensaba con efectos de sonido, la chica trató de calmarse como pudo. No servía de nada seguir llorando, no iba a cambiar así, y probablemente no le quedaba demasiado tiempo como humana completa al fin y al cabo. Era mejor pasar ese tiempo con Zack, ayudándolo como pudiera.
¿Su brazo? Bastante mal. La enorme costra de sangre se había resquebrajado un poco cuando Tiffany corrió y luego cayó al piso, con todo el movimiento volvió a sangrar, la venda terminó por pegarse por completo con la costra nueva mientras dormía. Le dio asco y miedo mirar, considerando que en su cabeza era más que una mordida normal. Sólo sabía que dolía muchísimo.
En los siguientes días ignoraría la herida al punto de dejar que se infectara de verdad, teniendo que ser tratada por un Reaper que sabía de primeros auxilios después de una fiebre que delató la severidad de la mordida. Pero por ahora, tan sólo negó la cabeza.—Ya no duele tanto, dormir ayudó.— Mintió otra vez, tanto para beneficio de Zack como ella. Dicho y hecho, al negarlo se ayudó a sí misma a olvidar. De a poco alejando su consciencia de todo aquello, empujándose a avanzar a como dé lugar.
—No no, no necesitas cargarme.— No hubiese sido la primera vez, Zack era forzudo pero Tiffany estaba hecha de músculo puro y pesaba más de lo que parecía. No se sentía cansada físicamente, pero sí su cabeza estaba por todas partes, estaba peleando para concentrarse y no dejarse ahogar por sus emociones. Tenía que sobrevivir. Ella, Zack, Bubba, todos tenían que sobrevivir. Se levantó de un brinco, recogiendo a Bubba con su mano izquierda para dejarlo sobre su cabeza.
—Sí, movámonos. Viniste con Melania ¿No? Debes estar preocupado, vamos a buscarla.— Tomó el brazo de Zack con ambas manos y lo jaló para ayudarlo a ponerse de pie, dolió, pero frunció el ceño y se concentró en su amigo y se tragó el quejido. —No hay nada que hacer.— Así que lo ignoró, y ya. Lo que importaba era encontrar a Melania, quizás un grupo de sobrevivientes que no hubiesen perdido ya la cabeza. Eso era, claro, si no se convertía en Zombie en las próximas horas o días.
—Tienes que sobrevivir, Tiffany.— Su primer impulso fue discutir y chillar, pero Bubba tenía razón. Mientras Zack pensaba con efectos de sonido, la chica trató de calmarse como pudo. No servía de nada seguir llorando, no iba a cambiar así, y probablemente no le quedaba demasiado tiempo como humana completa al fin y al cabo. Era mejor pasar ese tiempo con Zack, ayudándolo como pudiera.
¿Su brazo? Bastante mal. La enorme costra de sangre se había resquebrajado un poco cuando Tiffany corrió y luego cayó al piso, con todo el movimiento volvió a sangrar, la venda terminó por pegarse por completo con la costra nueva mientras dormía. Le dio asco y miedo mirar, considerando que en su cabeza era más que una mordida normal. Sólo sabía que dolía muchísimo.
En los siguientes días ignoraría la herida al punto de dejar que se infectara de verdad, teniendo que ser tratada por un Reaper que sabía de primeros auxilios después de una fiebre que delató la severidad de la mordida. Pero por ahora, tan sólo negó la cabeza.
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