¿Cuánto tiempo?

Esa era una extraña pregunta.

Bastante extraña de hecho, con un pequeño suspiro el hombre pelirrojo negaba con la cabeza, con una calada de su cigarro observaba el muro de neblina que se habría a más allá de su vista, un maldito círculo, evitando que vieran más allá.

¿Que había del otro lado?

Su mente intentó conectar varios puntos, pensando en lo que realmente existía, ¿Estaban vivos? ¿Muertos? ¿Estaban en un maldito infierno? ¿En otro planeta? ¿Se iba a encontrar en el fin del mundo? Apretó fuertemente sus dientes y dio su primer paso, después otro y otro más.

Memorias fluían, pensamientos igual en una enorme cascada mientras que el cigarro tranquilizaba sus impulsos sádicos, violentos. aspiraba el humo, envenenaba, intoxicaba sus pulmones, ¿Acaso tenía un deseo de muerte? Si este era el infierno, entonces no tenía por qué preocuparse, la muerte siempre lo había acechado, y dentro de este lugar, era mucho más trivial que la comida del día.

Cruzó la neblina, y lo que observó del otro lado fue…

Algo que realmente no esperaba.

Libertad, una profunda y codiciada libertad. Como si fueran cadenas cortadas de un pasado oscuro, era como si estuviera a punto de hacer una vida completamente nueva. Tragó un poco de saliva, observando su cigarro ya a medio consumir por última vez, y las únicas palabras que pudo producir ante el gran paisaje fueron -Con una mierda.-

Claro, no era lo que muchos podían esperar, pero la sorpresa fue tanta que dejó caer su cigarro y lo apagó con una pisada. Respiró profundamente, no había sangre más allá de la que tenía en sus ropas por un encuentro que tuvo lugar unas horas antes…

Ese recuerdo lo había acompañado por el resto del día.

Pensaba, bastante, una nueva vida que podría hacer con Juliette, simplemente era borrón y cuenta nueva, nada que tuviera que temer, nada de lo que preocuparse, solamente ellos dos, fuera del infierno que era la escuela. Del otro lado era un paraíso para ellos, pero de ahí otro pensamiento conectó en su mente, ¿Quiénes más habían pasado la neblina? Solamente tenía que asegurarse de que no fueran molestados, y con fuerza se podía hacer… claro, el que es más fuerte es aquel que triunfa.

En todo este tiempo, no había fumado otro cigarro, por lo menos no hasta que observó el cielo de nuevo, todo era algo completamente diferente. Respiró profundamente y sacó un nuevo cigarro, un poco de fuego y todo listo, tomando una gran calada.. Aquella ansiedad que entraba era combatida por los químicos de una droga que lo iba a matar tarde o temprano, pero era de las pocas cosas que le causaban una calma que no había encontrado desde hace años… años… cerró sus ojos, tragando un poco de saliva, ¿Por qué? Ahora que sus memorias estaban surgiendo de un profundo abismo, creando un pasado que no quería ni observar, ni le importaba.

Tomó una maldita calada.

Dejó que el humo se mantuviera por largos segundos antes de sacarlo por las fosas nasales, sentía como quemaba ligeramente, pero a la vez producía este extraño y casi desconocido sentimiento de tranquilidad.

Sus pies se abrieron paso hacia donde quisieran, pero llegó un momento que pudo escuchar un piano, y después una voz. Calando por su cigarro escuchó una voz casi angelical proviniendo de un salón, siendo acompañado por las notas más básicas del piano. Caló de nuevo, hace tiempo que no escuchaba música, desde que se había encontrado con aquel hombre extraño que cantaba todo lo que decía por miedo a las estúpidas reglas.

Esperó por un momento, escuchando la canción, algo le molestaba, ¿Qué era? cerró sus ojos por un momento mientras que surgía un gruñido por su garganta. Era una sensación extraña, algo le recordaba, ese tono de voz, esas notas… el ambiente, la atmósfera, el estado del día, no sabía, algo… simplemente era algo…

Escupió a un lado, en desagrado -maldita sea- susurró por lo bajo mientras que ponía el cigarro en sus labios y calaba de nuevo en un intento de relajarse. Al final, acabó en sollozos, la canción finalizó. Tragó un poco de saliva, fumando cada vez más hasta que acabó su cigarro, arrojándolo al suelo y pisando con fuerza la colilla para que se apagara. Otro más, finalmente, poniéndolo entre sus labios, de nuevo otra calada.

¿Dios? Se burlaba del mero hecho de que había gente que creía en ese ser ficticio.  Era una estupidez.

Si hubiera existido un tal dios su her…

Negó con la cabeza, las memorias que estaban siendo desenterradas, odiaba más eso que las personas que creían ciegamente en algo. Miró a través de la ventana rota por mera curiosidad, escuchando y mirando como una pequeña niña de cabellos rubios estaba llorando en lo que sería más cercano a un alce.

-Hey- dijo, mirando por la ventana aquel acto y decidiendo interrumpirlo con su voz, ¿Qué era lo que podía decir? Pensó por un momento antes de seguir con sus palabras -Primero, ¿Por que hay un puto alce? ¿Acaso es uno de esos tipos extraños que se transforman?- Preguntó, más por su curiosidad, sin importarle mucho que alguien estaba liberando sus penas de una situación dura.

-Y otra cosa, ¿Qué era esa maldita canción? Con dios y esas malditas cosas, ¿Sabes que llamas mucho la atención? Maldita sea, los chicos de ahora- dijo, finalmente, sin reconocer ni por un segundo la chica que estaba ahí.

Aunque claro, sabía que tenía una molestia en la parte trasera de su cabeza, pero, no la había visto antes ¿Cierto? Buscando en sus memorias, era la primera vez que se encontraban, o por lo menos así era en la perspectiva de este demonio domado por su propia droga.

No era nada entonces, ese maldito animal que estaba en medio de la sala de música era una clase extraña de animal que no reconocía, hecho, él no era alguien quien podría saber cualquier tipo de raza en el medio animal, pero nunca había visto algo por el estilo, ni siquiera en los momentos donde la televisión estaba en Animal Planet.

-Qué mierda… ¿San Valentín?- Dijo antes de dar una calada a su cigarro, profunda -¿De un huevo? ¿En serio? Si no estuviéramos en otro lugar te tachaba de loca pero…- un suave gruñido salió de sus labios, después negó suavemente con la cabeza, no estaban en la Tierra, no había lugares donde estaban a kilómetros y kilómetros de distancia solitarios, ni un rastro de suciedad, basura, algún avión, el ruido blanco de las noches…

-Es otro lugar con otras reglas, carajo, podemos convertirnos en otras personas o… cosas si deseamos, algo así no está fuera de los límites-

Dijo finalmente, solamente encogiéndose los hombros mientras que terminaba su cigarro, ¿Cuánto fumaba al día? realmente era sorprendente el no tener cáncer por ello, pero, ¿Por qué? era una droga, algo que reemplaza sus impulsos de violencia extrema, o por lo menos, los somete hasta un punto donde puede entablar una conversación sin llegar a los golpes.

Observó por un momento la colilla de su cigarro, escuchando a la chica hablar de nuevo, respirando profundamente antes de tirarlo a un lado… rock pesado, no, no era alguien quien apreciaba la música, ni siquiera era para prender la radio mientras conducía, o por lo menos para poner estaciones de música, se iba más a las noticias, y si entre los reportes ponían música…

Pues se había chingado, y solamente era esperar a que acabara.

Sonrió ladinamente, escupiendo a un lado la saliva que se había juntado -Maldita idealista, entonces has lo que quieras, no soy quien para impedirte eso- dijo, mordiendo su labio inferior antes de ver al cielo -Pero recuerda estar cerca de la maldita manada, bola de sádicos estúpidos- La hipocresía en la que le pronunciaba, pero parecía no importarle, sabía lo que era, lo que podía llegar a hacer, simplemente no le importaba esa clase de cosas al momento de insultar a los demás.

Sus ojos observaron a los del alce, o a lo que fuera ese animal, una mirada atenta, aquel pelirrojo le regresó la mirada, manteniendo el contacto por todo el tiempo que podía -Una niña llorona y su… eso, cerca de un territorio enemigo, cuya única salida es pasar por un maldito demonio, horrible situación, ¿No?- dijo, sin un tono violento, o provocativo, simplemente era eso, cómo enlistar los hechos.

-Este maldito demonio tiene un nombre, y se llama Vincent, diría un gusto, si estuviéramos en otro lugar… a quien engaño, ni siquiera estuviera hablando contigo- dijo finalmente, sacando otro cigarro y fumando de nuevo -Serías completamente ignorada, nada bueno, nada malo, sólo una desconocida más en el maldito mundo- dijo, finalmente, mirando al suelo antes de gruñir por lo bajo, así era, ¿Cierto? Pasando a ignorar a las personas, sin importarle que era lo que decían, que les preocupaba, qué asuntos había. La única con la que en verdad le dedicó pensamientos de cariño, amor por decirlo de alguna manera estaba ahí, en su territorio.

Algo en ella le molestaba, le recordaba a cosas que realmente era mejor mantenerlas enterradas, olvidadas, ¿Por qué ahora? Gruño un poco más, no por ella, sino por un creciente enojo hacia su mente, hubiera sido mejor seguir muerto.

Cerró sus ojos, respirando profundamente, y tan sólo se sentó en la ventana, con una pierna en el marco, doblada y con la otra en el suelo, ligeramente apoyada en esta -Pero bueno, ¿Tienes nombre? ¿Esa… cosa tiene nombre?- Dijo, más para seguir la conversación -Y... no te preocupes, no busco pelea, no ahora-

no pudo evitar levantar una ceja ante sus palabras, ¿Un agradecimiento? no uno, sino dos, y no pudo evitar soltar un suspiro molesto, sus palabras siendo un poco torcidas por la ajena, no era de que estuviera preocupado por ella, solamente era una pequeña advertencia para una joven aparentemente tan estúpida cómo para cantar en horas de la tarde. Pero al final, no quiso negarlo, pensaba en que podía torcer de nuevo las palabras que salieran de sus labios y los dirigiera contra él.

-¿No necesariamente otro enemigo?- preguntó, antes de escupir al exterior, tomando el cigarro entre sus dedos anular y el corazón -Tienes una manera de ver a los demás completamente diferente a los demás- comentó, aspirando una vez a su cigarro, un poco más pensativo, su mirada estaba vagamente en ella y en el animal que tenía, más iba a pronunciar algo más antes de escuchar su nombre ser pronunciado por la ajena.

No le gustaba.

Para nada.

Algo sonaba mal, algo no le daba buena espina.

Algo recordaba.

-No deberías de agradecer, para nada- mencionó finalmente, ¿Qué tanto le puede irritar una persona hasta su punto máximo? no podía saber, pero el deseo de golpear algo era completamente detenido, contenido, ¿Por qué no elegir la violencia desde un principio? Miró sus dedos, sus uñas que se estaban pintando en un amarillo tenue.

-Nunca he sido fan de conocer nombres nuevos- palabras que fueron escapadas, como un pensamiento escurridizo que salió de sus labios. Escuchó el nombre, Eli para el animal, y después la frase completa, por lo que se quedó pensando por un momento, y antes de poder hundirse en memorias poco agradables negó con la cabeza, tomó una calada de su única escapatoria y dejó que el veneno pasara por su garganta, llenara sus pulmones antes de ser impulsado por su nariz, en una fuerte cascada de humo.

-Lily- susurró el nombre de la ajena -¿Y dices que es el segundo nombre? hmph…- con un profundo suspiro simplemente observó el marco de la ventana rota, los pequeños fragmentos que aún estaban colgando, opacos por la suciedad. Pensamientos lentamente navegando en aguas oscuras y misteriosas. Había pasado un tiempo desde la última vez que había actuado de manera calmada.

…

Sus ojos lentamente se desviaban a ella, la chica de cabellos rubios y su alce… animal, bestia, lo que sea que era eso, una mirada que parecía durar más de unos segundos, posiblemente unos minutos antes de abrir sus labios para mencionar algo, lo que sea realmente, lo primero que saliera de su extraña y corrupta mente.

-Entonces dime… Lily- tomó otra calada antes de seguir hablando -¿Y tu grupo? Es algo extraño ver a una enana sola, ¿Acaso eres de los marginados? Heh, no tienes la apariencia de ser alguien así-

¿Qué más podría decir? En ese momento no había mucho más allá que una conversación… neutral, si es que ese término cabe dentro del diccionario del pelirrojo -¿Y a quien le dedicabas la canción? No creo que alguien se meta y comience a tocar si no fuera por algo trivial-