¿Qué carajo había pasado? Desde ayer todo se había vuelto muy confuso, recordaba estar en medio del ritual clavándose una daga en el pecho, comprometida con el culto, cuando justo explotó una bomba de gas en el colegio. Desde entonces su vida había dado un vuelco de 180 grados. Se había transformado en la demonio que querían que fuese ¿Cómo carajos había pasado eso? No lo sabía, pero su nueva forma y sus nuevos poderes y compañero lo confirmaban.

El primer día se lo pasó luchando junto a Joshua para abrirse camino a través del colegio. Todos estaban vueltos locos, como si la libertad de revivir les diese el poder de decidir sobre la vida de otros. Eso iba contra las reglas de la Biblia de La Vey, pero también estaba en las reglas que no se iban a dejar pisotear, por lo que se defendían con la misma fiereza con la que eran atacados.

Cansados se abrieron camino hacia las salas comunes  recordando las instrucciones “No cooperes con otros, no te comuniques con el exterior” y no recordaba que demonios más. Por suerte Joshua si las recordaba y entendió más rápido que la muchacha lo que había que hacer: reunir a todos los demonios. Entre pelea y pelea lograron llegar a las salas, no ilesos, pero al menos vivos. Las habilidades de Joshua parecían ser muy útiles y ella estaba confundida de no poder usarlas de día, incluso pensó que ella no había cambiado el día anterior, si no fuera por el compañerito que se había ganado: Dio. Tuvo que emplearlo a él como arma, usualmente como un látigo para mantener a los sedientos de sangre lejos de ella, por suerte como iban de a dos solían tener la ventaja y los dejaban tranquilo en búsqueda de víctimas más sencillas. Parecía que estaban todos vueltos locos por probar sus nuevas habilidades.

La primera noche se escondieron en una de las salas de los alumnos grandes. Maisie conocía bien esa zona y la segunda se aventuraron a buscar algún lugar donde encontrar aliados. Cómo ya se habían calmado las cosas un poco, se pasearon por los pasillos, gritando - ¡Los demonios que necesiten ayuda reúnanse en la cancha del colegio! – Tuvieron que repeler un par de ataques, pero llegaron a la cancha casi ilesos. Allí no había nadie, solo ellos. A los minutos comenzaron a llegar demonios, algunos contando historias de como los habían asesinado y otros contando historias de como habían asesinado. A Maisie le dieron un poco de asco estos últimos ¿Cómo la gente se convertía en bestia con tanta facilidad? No lo entendía, y eso que era parte de un culto. Tenía tan pegados los mandamientos de La Vey, no, no los mandamientos, los preceptos de La Vey que no lo comprendía.

Algunos llegaron heridos y Maisie se dedicó a asistirlos con una sonrisa como las que le dedicaba a sus juguetes por las noches, buscando ropa en su pequeño bolso que había llevado para el ritual, la cual romper y usar para vendar a los más heridos. Llevaba puesto un vestido blanco con transparencias, el mismo que iba a utilizar para el ritual, y decidió rasgarlo por la parte de más abajo para formar vendas, ya no lo necesitaría de todos modos y se sentía más cómoda con una falda o short que tenía en el bolso. Ya tendría la ocasión de cambiarse de ropa.

Todo estaba bastante animado, escuchaba de lejos las conversaciones, como hablaban algunos de los poderes, como otros se preocupaban por las reglas y hablaban de sus seres queridos, y ante eso Maisie se paró y se puso en medio de la cancha para dar un anuncio: - No se preocupen por sus seres queridos, somos todos demonios y no estamos rompiendo ninguna regla por juntarnos aquí. Las puertas están abiertas para cualquiera que quiera unirse a nosotros – Apuntó con la cabeza a Joshua. – Nosotros los cuidaremos y encontraremos una forma de salir aquí sin poner en riesgo a ninguno de sus seres queridos, lo prometo – Dijo con seriedad tomando las riendas del asunto. Si algo había aprendido del tiempo pasado con Joshua era de hacer de vocera. El culto había desarrollado mucho más su personalidad de lo que ya estaba y era capaz de resolver situaciones en poco tiempo y de buena manera. Este era un buen momento para poner en práctica todo lo que había aprendido sobre ser una líder en el culto.

Y un nuevo llegado interrumpió su discurso. No se molestó en absoluto por sus palabras, ya que en parte tenía razón, pero había que hacer algo para calmar a las masas y ella creía fervientemente que junto a Joshua podían solucionar el problema; además, ya estaba lo suficientemente madura como para molestarse por nimiedades.. Juntos había poco que no pudieran hacer, por eso se mostraba tan segura en sus palabras; además que planeaba hacerse cargo de la organización de los demonios, por lo que sabía que habrían detractores y personas que no estuviesen de acuerdo de que una chica tan pequeña se hiciese cargo, pero no le importaba: nada iba a detenerla en hacerse cargo de esta manada de demonios. Era cosa de escucharlos para saber que serían un desastre por sí solos. No le extrañaría que la mayoría de las matanzas hubiesen sido desde su bando y eso era lo primero que planeaba arreglar.

Se giró hacia las puertas de la cancha y vio a una figura que se le hizo extrañamente familiar {¿Astaroth?} Pensó. Resulta que era un miembro del culto del que poco sabía. Lo había visto en un par de reuniones, pero jamás se quedaba demasiado tiempo. Sabía que era un experto en ceremonias y conmemoraciones. De hecho, le extrañaba que la hubiesen enviado al ritual junto a Joshua en vez de junto a él, quizá estaba ocupado y ahora tenía la oportunidad de preguntarle.

-Astaroth, bienvenido – Dijo con una sonrisa, ignorando su comentario de momento. – No te preocupes, estoy absolutamente segura de que junto a Joshua vamos a encontrar aunque sea información sobre esta situación- Y comenzó a acercarse a él, invitándole a pasar y a dar una caminata alrededor de la cancha para charlar con ella. – Me extraña verte aquí, pensé que estabas ocupado. ¿Estás herido? ¿Necesitas ayuda? – Comentó. Realmente le extrañaba verlo allí, porque significaba que había ido al evento, y si había ido al evento… - Si tenías tiempo libre, pensé que te enviarían a ti para hacer el ritual conmigo. ¿Sabes algo de lo que está pasando? ¿Sabes si tiene que ver con lo que hicimos? Porque ocurrió casi al mismo tiempo… - Dijo bajando la voz para que sus últimas palabras se transformaran en un susurro.

Sus curvas de adolescente se traslucían a través del vestido, pero a Maisie poco le importaba. Su cabello estaba tomado en un bonito decorado, cosa que jamás hacía por sí misma, pero le habían arreglado bastante bonita para la situación. Incluso llevaba un poco de maquillaje puesto, por lo que se veía un poquito mayor.

El era un hombre mayor y nunca lo vio interesado en ella y no esperaba que eso cambiase. No es que tuviese problema en acostarse con hombres mayores, si no que siempre le había visto tan serio que no se lo imaginaba como esa clase de persona. De todos modos si lo miraba de pies a cabeza igual se le apetecía un pedazo, era una rareza de hombre, bastante guapo para su edad, con su cabellera larga grisácea se le hacía de todo su gusto. Pero las relaciones dentro del culto estaban prohibidas y no tenía planeado salir a comer dentro de su propio bando, buscaría su comida fuera del lugar cuando fuese el momento. Ahora lo más importante era recabar información, así que esperaba que el hombre pudiese ayudarla un poco con eso.

Maisie seguía confundida ¿Una clienta? ¿A qué se refería con eso? Le conocía del culto y no tenía idea de a que se dedicaba en su vida real, y realmente no sonaba muy bien aquella palabra, le sonaba a “pimp”, pero no lo imaginaba así, tan serio como era… Sacudió ese pensamiento de su cabeza y continuó caminando esperando que el mismo se explicase solo, y si no respetaría su privacidad. De todos modos a que se dedicara con anterioridad ya no importaba. Ya nada importaba realmente, mas que lo que estaba pasando.

El continuó hablando y ella esperó respetuosa. Así que representaba artistas. Se acomodó un mechón de pelo que se le arrancaba del decorado detrás de la oreja y asintió con la cabeza de vez en cuando, haciéndole entender que estaba atenta a sus palabras. Caminaba con soltura y comodidad, a pesar de estar descalza y casi desnuda, no parecía tener pudor alguno respecto a su cuerpo y parecía muy consciente de su sexualidad, la cual llevaba libre tal y cual la Biblia indicaba…. Quizá un poquito más libre de lo que debería, pero le gustaba así.

- Masha Vinográdova. Sí, la conozco – Dijo un poco sorprendida. La conocía por sus fotografías, más que por sus presentaciones. Todo ese empoderamiento de las mujeres y canciones sube el ánimo no le venían bien, aunque tenía un par de canciones más oscuras que Maisie se sabía, pero su fotografía le encantaba. Encontraba que encajaba con el culto y más de una vez la había usado de inspiración para vestirse, así que sí, la conocía. Era casi imposible que una adolescente rebelde como ella no la conociese.

- Impresionante…- Susurró. Así que Masha estaba aquí. Suponía que probablemente había elegido otra raza. Esa dualidad que tenía la modelo y cantante indicaban que probablemente no había elegido demonio, si no que quizá probablemente ángel. Eso sería un problema si Astaroth decidía buscarla, ya que no podían cooperar si eran de razas distintas. Ese era el primer problema que Maisie planearía abordar como Líder de los Demonios. “Cooperar” era muy ambiguo y necesitaba descubrir cuales eran los parámetros para no poner en riesgo a nadie. Aunque hubiesen elegido ser demonios, probablemente tenían familia detrás y no podían ser tan sádicos y desinteresados como para no preocuparse por nadie. O al menos así lo veía ella. Ella tenía amigos a los que quería proteger, su madre y un par de personas más, Vincent, por ejemplo, que no le gustaría que falleciesen por su culpa.

Aunque todo apuntaba a que las reglas eran una basura, no podían arriesgarse. Si tenían los conocimientos, habilidad, magia o como quisiesen llamarle para transformarlos en seres de razas sacadas de cuentos de hadas, quizá tenían perfectamente la habilidad para asesinar a gente que ellos querían. No podía arriesgarse ni arriesgar a nadie. Sentía que era su responsabilidad, ya que también sentía que esto era probablemente su culpa.

- Más que nada era un ritual para invocar a Lord Satanachia – Dijo encogiéndose de hombros, quitándole importancia. Ella iba a ser el sacrificio de sangre principal, pero se lo tomaba con ligereza. Estaba tan metida en el culto y tan desesperada por cumplir las expectativas de los demás, que jamás se había detenido a plantearse que probablemente pudiese morir durante aquél ritual.
Lord Satanachia es uno de los comandante en jefe del ejército de Satanás, que se decía que tenía el poder para subyugar a todas mujeres y niñas para obligarlas a hacer lo que desee. Ese era el poder que estaba buscando el culto, formado mayoritariamente por hombres de distinta calaña y ella era el sacrificio, la niña a subyugar, pero no sabía como explicarle todo esto, además que con todo el conocimiento que solía mostrar Astaroth, pensó que lo entendería en seguida.

- Supongo que yo era el ofrecimiento, se suponía que debía hacer lo que sintiera correcto en ese momento, habían varias herramientas dentro del ritual, pero yo elegí la daga – Calló y se detuvo en su caminar. – Probablemente si no hubiese explotado la bomba estaría muerta, puesto explotó justo cuando iba a clavármela - ¿En que había estado pensando? Era primera vez que se detenía a pensar en lo ocurrido. De todos los “juguetes” que habían expuestos para que utilizara, eligió el más mortal. ¿Acaso tenía un deseo de muerte subyugante que no reconocía? Su vida no era lo suficientemente mala como para querer morir, o al menos eso pensaba ella. Le dolió la cabeza tan solo en pensar en ello. Ella vivía cada día de manera independiente, trataba de no pensar en esas cosas y este no era el momento tampoco.


-Realmente no estoy segura si fuimos nosotros. No veo como puede estar relacionado, solo que fue muy coincidente… - Dijo más para sí misma que para el hombre. – Es todo lo que le puedo contar. Por cierto, mi nombre es Maisie y es un gusto conocerlo fuera del culto – Dijo con cordialidad. Había que demostrar respeto a los mayores, aunque fuese una chica rebelde, en el culto se comportaba de manera diferente, tratando de seguir las reglas al pie de la letra. Mayoritariamente era porque se lo pasaba de maravilla allí, sobre todo besuqueándose con Vincent en los rincones y no quería perder su lugar en el culto. Era una forma bastante liberadora para todo el estrés que acumulaba como la niña perfecta de papá.

Maisie fue interrogada como no había sido hace muchísimo tiempo y se sintió un poco bombardeada por la cantidad de información que le estaban pidiendo. No atinó más que decir: - Eh, yo no estoy segura, habían juguetes sexuales, un flogger, un libro…. El que realmente sabe todo eso es Joshua, el preparó el ritual como acordaron – Dijo acordaron porque la verdad es que ella era más bien un objeto en el culto. Si bien era parte de el, la tenían más por que la necesitaban que por otra cosa y en algunos aspectos no tenía mucha voz ni voto y realmente no le importaba. Asistía al culto como una forma de relajarse, de aprender y de estar lejos de casa un rato en algo que no fuesen las actividades extraprogramáticas del colegio.

Y justo su salvador vino a buscarla. Maisie frunció los labios cuando se burló de su nombre, vamos que el también tenía un nombre código en el culto y ella no se andaba burlando. – Si me disculpas, tengo que atender esto. Si gustas puedes preguntar por ahí a ver si alguien sabe algo – Dijo manteniendo la cordialidad con la que había tratado al casi desconocido.
Siguió a Joshua a la mitad de la cancha y se disculpó por la interrupción y continuó con su discurso: - Por ahora, si queremos sobrevivir debemos permanecer juntos. Deberíamos organizar un grupo para que vaya a conseguir comida y por sobre todo agua y otro grupo que busque algún lugar mejor donde estar que acá varados en la cancha. Digo grupos porque todos sabemos lo violento que está todo allá afuera. Conozco este colegio bien y lo ideal sería que nos encerráramos en la cocina, debería ser el primer lugar el cual revisar. Si alguien tiene algún inconveniente con lo que estoy diciendo, que me lo haga saber ahora, por favor – Y esperó que alguien la interrumpiese. Tras algunos murmullos alguien de la multitud alzó la voz: -¿Y por qué deberíamos hacer lo que dice una mocosa como tú?-

Maisie respiró hondo para calmarse y se tomó su tiempo para ordenar sus ideas. – Primero, no soy una mocosa, tengo 17 para 18 y no creo que la edad tenga nada que ver con la madurez. Puedo ser tanto o más madura que algunos de los que están acá. Segundo, conozco el colegio, estudié aquí, así que puedo guiarlos para que estén seguros y obtener información más fácil, cuando descubramos como obtener información sin cooperar, ya que conozco alumnos y profesores. Y tercero, porque no voy a estar sola, Joshua me va a acompañar y ayudar a tomar decisiones. ¿Es él lo suficientemente no mocoso como para que confíes en él al menos si no vas a confiar en mí? – Dijo sin casi tomar aire entre frase y frase. Sabía que habría detractores.
- Además, nadie los obliga a estar aquí ni hacernos caso. Si no valoran a la gente que está allá afuera pueden marcharse y hacer lo que se les de la gana. Acá protegeremos a los que desean proteger a los suyos y los ayudaremos a sortear las reglas como podamos – Añadió. Sabía que habrían muchos que se irían, pero también habían otros que se quedarían.
- Así que ¿Quién se apunta en el grupo para revisar la cocina? – Terminó, mirando de reojo a Joshua. Se sentía un poco observada y juzgada por él. Esperaba estarlo haciendo bien, aunque no tenía nada que demostrarle a su compañero. Quería hacerlo bien, porque siempre había destacado en todo lo que hacía y esta no sería la excepción. Debía demostrar primero que tenía los cojones para tomar las riendas y segundo que tenía sentido lo que les decía para que le hicieran caso. Demostrarles que no se trataba de ella haciéndose la líder, si no que se trataba de buscar el equilibrio e ir organizándose y pensando en soluciones de manera rápida y eficiente. Y ella tenía esas características, podía ser muy inteligente si la situación lo ameritaba y solía adelantarse varios pasos a lo que había que hacer. Y si algo le fallaba o le faltaba como guía de este grupo, siempre tenía a Joshua, el cual tenía lo que le faltaba a Maisie, que era la experiencia de manejar a un grupo de gente.

Sí, estarían bien. Mientras ambos trabajasen en conjunto estarían bien.