I. Jamás cooperarás con otras razas.
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
¿Vienes a jugar con nosotros?
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
¿Vienes a jugar con nosotros?
¿Sobrevivirás el Juego?
⚝ Reglas⚝ Ambientación⚝ Razas⚝ Alianzas⚝ Personajes Canon⚝ Territorios Neutrales⚝ Habilidades Prohibidas⚝ Modelo de Ficha⚝ Temas Libres⚝ Dudas⚝ Sugerencias⚝ Novedades⚝ ¡Conoce a la Administración!⚝ Discord
⚝ Reactivación de Cuentas
Registros
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⚝ Sistema de Encuentros ⚝ Sistema de Dados⚝ Hoja de Personaje⚝ Misiones⚝ Familiares⚝ Pide al NPC⚝ Puntos y Niveles⚝ Cierre de Temas⚝ Level Up⚝ Calendario⚝ Tienda⚝ Regalo de Puntos
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Lun Abr 17, 2023 5:39 am por Lilianna Vasiliev
You'll Break your Back to Make me Feel Again || Rachel ID
Vie Abr 07, 2023 10:28 pm por Rachel Le Fayet
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Mar Abr 04, 2023 9:17 pm por Hayate Ciaran Asher
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Vie Abr 22, 2022 6:15 pm por Noah Adams
I Prayed, God Sent me right to Voice Mail || Priv. Nick
Vie Abr 22, 2022 5:25 pm por Gala Florian
Baby, I'm the reason why Hell's so hot || Priv. Faith Asher
Vie Abr 22, 2022 5:03 pm por Joshua Friedrich
Problemas o Cambio de Botón AQUÍ
Lun Abr 18, 2022 7:33 pm por Invitado
Sabías que...¿Cuando mueres vas directo al cementerio de los alrededores?
Sabías que...¿Eres irreconocible en tu forma de raza?
Sabías que...¿Si abres temas libres en ciertos lugares quizás los responda un canon?
Sabías que...¿Para cruzar la neblina debes cumplir ciertas condiciones?
Sabías que...¿Cada templo tiene un secreto?
Mejor Posteador Mejor Ficha Nombre Apellido Nombre Apellido Mejor TemaNombre del Tema Nombre Apellido Nombre Apellido Mejor Pareja
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Primero que nada, gracias a Emme, quién ha transformado el foro en esta maravilla, con una skin preciosa, widgets y perfiles. Además de que la gran mayoría de las tablas que usamos pertenecen a ella. Agradecemos infinitamente su paciencia con nosotros y a sus hermosas creaciones.
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
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Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Dom Abr 18, 2021 2:11 am
-Fui doctor por un tiempo, era completamente diferente a como es ahora, no había muchas herramientas, y la mayoría de los procesos eran experimentales- respondió, sin orgullo ni desprecio, en un tono profesional, indiferente, como si eso no significaba nada para él. Observó las puntadas que le había dejado en el hombro, tal vez, un milímetro más pegados y podía haber cerrado con otro punto más. Tan sólo eran detalles tan pequeños que un profesional con varios años de experiencia podía notar, pero no afectaba realmente el resultado. Era la mera idea de la perfección en sus acciones para que tuviera la mejor comodidad posible.
La calidez de un beso no puede ser comparada, esa dulzura y signo de alegría que demostraba la ajena eran suficientes para saber que ella tenía fuerza, que por lo menos ya no sollozaba, que había tomado esa energía negativa y se transformaba en energía positiva. Era un alivio realmente, pensar en que por unos momentos ella no se veía preocupada ni se hundía en la autodestrucción. Sus toques eran diferentes, más activos. Su abrazo, energético, lleno de emoción, ¿Qué era? No lograba comprender por el momento, solamente sabía que se sentía similar a lo que había logrado en esa sala de música, pero un poco más… calmado, despacio, como si estuvieran bajo control.
Una sonrisa hermosa, honesta. Sus ojos se clavaron en los labios ajenos, realmente era una belleza cuando estaba de esa manera, una imagen que no iba a quitar de su memoria, nunca en su vida. Era la expresión de una persona importante para él que había logrado algo, una meta, un objetivo o por lo menos sabía que había algún tipo de avance. Si, tenía que protegerla de lo que fuera. Después pensó en lo que había dicho, irse con alguien más, la observo de pies a cabeza, ¿Acaso sus celos no estorbaban en eso? Pensó por un momento, pero no tenía la respuesta en la mano, en un modo racional, si, era un estorbo los celos y por un momento considero meterlos de nuevo en la caja, pero las palabras ajenas rebotaban en su mente y se detuvo. Ella iba a estar con él hasta que el moreno se aburriera. Cerró sus ojos, si, esa sensación podía ser libre por ahora, controlada lo suficiente para no herirla, para no dañarla.
Su mano aún fría, la levantó, y sin pensarlo la abrazo, una reacción de su cuerpo al notar la debilidad que ella tenía en sus piernas, si, cosas de mortales. Con una mano acariciaba los cabellos ajenos, un poco menos mecánico esta vez, ya estaba aprendiendo por lo menos a hacer eso aunque no tuviera alguna intención más allá de protección. Asintió con la cabeza al escuchar sus palabras. Pasaba sus dedos por los filamentos oscuros de la ajena, era suave, liso, le gustaba bastante la sensación de los cabellos recorriendo su piel.
La observó, aquella sonrisa era todo para él. Con una mano apoyando en la mejilla ajena, pasando los dedos cálidos que él tenía sobre el rostro frío de la ajena, dejando que las yemas de los dedos pasan por los finos labios, partidos aún, un poco resecos. Aún en ese estado de debilidad ella podía demostrar tales emociones, la esperanza era lo último que moría, o por lo menos eso había escuchado miles de ocasiones en el otro mundo. Se quedó ensimismado por el rostro ajeno, por lo menos unos segundos, aunque sus ojos no reflejaran la luz, que estuvieran vacíos y su rostro no demostraba nada, sus dedos parecían extrañar el contacto que había tenido con estos. Dulce era el beso, ¿Acaso podía replicarlo? Sin pensarlo dos veces le dió un pequeño beso, presionando sus labios contra los ajenos, pero por alguna razón no sabía de la misma manera, un poco de sangre seca, piel, el sabor de la fruta que había pasado por su boca desde ayer. Algo dentro de él, en esa caja saltó con fuerza, era un sentimiento bastante enorme que no podía salir de manera repentina por la grieta de la caja, pero comenzaba a hacerlo, con lentitud, como si cayera un grano de arena en un gran reloj de arena. Era cuestión de tener paciencia.
La cargó sin decir una cosa, con sus dos brazos la juntó contra su cuerpo y observó los objetos que estaban ahí, en el suelo -Cierre sus ojos por un momento- le indicó -voy a utilizar mi poder, no puedo llevar todas las cosas con mi cuerpo- explicaba, esperando a que ella cerrara los ojos para que las sombras consumieran todo lo que habían traído y fueran dejados con cuidado en la sala de computación, a dónde sus pasos lo guiaban.
-Listo- le dijo, ni siquiera había pasado un segundo, era algo bastante rápido considerando la hora, estaba agradecido como siempre al clima nublado, aunque en este día los rayos de sol estaban pasando por las grietas de un techo grisáceo. La apegó más a él, de una manera celosa, protectora, Avanzaba un poco más lento que otros días. Con su preocupación al frente no quería moverla mucho, esas heridas que ella tenía en su trasero, la tela se le había pegado, un poco de barro, tenía que limpiarlo lo más pronto posible.
El camino fue silencioso, por lo menos para los dos, en ese momento la naturaleza se hizo cargo de romper el silencio, con diferentes animales silvestres. Un idioma extraño hablaban, con señas y diferentes sonidos que no solamente emergen de sus bocas, sino de su nariz, de su garganta. Utilizaban cada parte de su cuerpo. Era una pequeña distracción al igual que la brisa gentil de la temporada acariciando las ramas de los diferentes árboles que se encontraban en el lugar. Las pisadas firmes y precisas del moreno al pisar las diferentes plantas, mayormente pasto del camino.
De nuevo esa ventana, una tercera vez, apoyó su trasero en el marco, y con un movimiento que no demostraba las habilidades del ajeno, era más como una máquina virando en su eje, levantando las piernas, pasando con cuidado para no lastimar a la ajena, piernas dentro. Las cosas estaban encima de las diferentes mesas que estaban pegadas en las paredes, todo estaba ahí, limpio, sin marca de suciedad que los ojos pudieran notar. La dejó encima de una mesa, agarrando el botiquín, abriéndolo, sacando las herramientas para limpiar y cerrar bien esas heridas, solamente esperaba a que la otra actuará para hacerlo.
La calidez de un beso no puede ser comparada, esa dulzura y signo de alegría que demostraba la ajena eran suficientes para saber que ella tenía fuerza, que por lo menos ya no sollozaba, que había tomado esa energía negativa y se transformaba en energía positiva. Era un alivio realmente, pensar en que por unos momentos ella no se veía preocupada ni se hundía en la autodestrucción. Sus toques eran diferentes, más activos. Su abrazo, energético, lleno de emoción, ¿Qué era? No lograba comprender por el momento, solamente sabía que se sentía similar a lo que había logrado en esa sala de música, pero un poco más… calmado, despacio, como si estuvieran bajo control.
Una sonrisa hermosa, honesta. Sus ojos se clavaron en los labios ajenos, realmente era una belleza cuando estaba de esa manera, una imagen que no iba a quitar de su memoria, nunca en su vida. Era la expresión de una persona importante para él que había logrado algo, una meta, un objetivo o por lo menos sabía que había algún tipo de avance. Si, tenía que protegerla de lo que fuera. Después pensó en lo que había dicho, irse con alguien más, la observo de pies a cabeza, ¿Acaso sus celos no estorbaban en eso? Pensó por un momento, pero no tenía la respuesta en la mano, en un modo racional, si, era un estorbo los celos y por un momento considero meterlos de nuevo en la caja, pero las palabras ajenas rebotaban en su mente y se detuvo. Ella iba a estar con él hasta que el moreno se aburriera. Cerró sus ojos, si, esa sensación podía ser libre por ahora, controlada lo suficiente para no herirla, para no dañarla.
Su mano aún fría, la levantó, y sin pensarlo la abrazo, una reacción de su cuerpo al notar la debilidad que ella tenía en sus piernas, si, cosas de mortales. Con una mano acariciaba los cabellos ajenos, un poco menos mecánico esta vez, ya estaba aprendiendo por lo menos a hacer eso aunque no tuviera alguna intención más allá de protección. Asintió con la cabeza al escuchar sus palabras. Pasaba sus dedos por los filamentos oscuros de la ajena, era suave, liso, le gustaba bastante la sensación de los cabellos recorriendo su piel.
La observó, aquella sonrisa era todo para él. Con una mano apoyando en la mejilla ajena, pasando los dedos cálidos que él tenía sobre el rostro frío de la ajena, dejando que las yemas de los dedos pasan por los finos labios, partidos aún, un poco resecos. Aún en ese estado de debilidad ella podía demostrar tales emociones, la esperanza era lo último que moría, o por lo menos eso había escuchado miles de ocasiones en el otro mundo. Se quedó ensimismado por el rostro ajeno, por lo menos unos segundos, aunque sus ojos no reflejaran la luz, que estuvieran vacíos y su rostro no demostraba nada, sus dedos parecían extrañar el contacto que había tenido con estos. Dulce era el beso, ¿Acaso podía replicarlo? Sin pensarlo dos veces le dió un pequeño beso, presionando sus labios contra los ajenos, pero por alguna razón no sabía de la misma manera, un poco de sangre seca, piel, el sabor de la fruta que había pasado por su boca desde ayer. Algo dentro de él, en esa caja saltó con fuerza, era un sentimiento bastante enorme que no podía salir de manera repentina por la grieta de la caja, pero comenzaba a hacerlo, con lentitud, como si cayera un grano de arena en un gran reloj de arena. Era cuestión de tener paciencia.
La cargó sin decir una cosa, con sus dos brazos la juntó contra su cuerpo y observó los objetos que estaban ahí, en el suelo -Cierre sus ojos por un momento- le indicó -voy a utilizar mi poder, no puedo llevar todas las cosas con mi cuerpo- explicaba, esperando a que ella cerrara los ojos para que las sombras consumieran todo lo que habían traído y fueran dejados con cuidado en la sala de computación, a dónde sus pasos lo guiaban.
-Listo- le dijo, ni siquiera había pasado un segundo, era algo bastante rápido considerando la hora, estaba agradecido como siempre al clima nublado, aunque en este día los rayos de sol estaban pasando por las grietas de un techo grisáceo. La apegó más a él, de una manera celosa, protectora, Avanzaba un poco más lento que otros días. Con su preocupación al frente no quería moverla mucho, esas heridas que ella tenía en su trasero, la tela se le había pegado, un poco de barro, tenía que limpiarlo lo más pronto posible.
El camino fue silencioso, por lo menos para los dos, en ese momento la naturaleza se hizo cargo de romper el silencio, con diferentes animales silvestres. Un idioma extraño hablaban, con señas y diferentes sonidos que no solamente emergen de sus bocas, sino de su nariz, de su garganta. Utilizaban cada parte de su cuerpo. Era una pequeña distracción al igual que la brisa gentil de la temporada acariciando las ramas de los diferentes árboles que se encontraban en el lugar. Las pisadas firmes y precisas del moreno al pisar las diferentes plantas, mayormente pasto del camino.
De nuevo esa ventana, una tercera vez, apoyó su trasero en el marco, y con un movimiento que no demostraba las habilidades del ajeno, era más como una máquina virando en su eje, levantando las piernas, pasando con cuidado para no lastimar a la ajena, piernas dentro. Las cosas estaban encima de las diferentes mesas que estaban pegadas en las paredes, todo estaba ahí, limpio, sin marca de suciedad que los ojos pudieran notar. La dejó encima de una mesa, agarrando el botiquín, abriéndolo, sacando las herramientas para limpiar y cerrar bien esas heridas, solamente esperaba a que la otra actuará para hacerlo.
Última edición por Adam Valentine el Sáb Abr 24, 2021 1:46 am, editado 2 veces
Adam ValentineAdam Valentine
Edad : 35
Nivel :
Rompe Regla I :
Raza : Vampiro
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XP : 1190
Fecha de inscripción : 11/03/2021
Localización : En un mundo extraño con reglas extrañas
Nivel :
- 7
Rompe Regla I :
- Si
Raza : Vampiro
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Fecha de inscripción : 11/03/2021
Localización : En un mundo extraño con reglas extrañas
Hoja de Personaje
Vida:
(200/200)
Habilidades:
Habilidades | Descripción | Daño | Defensa | Habilidad 1 | Habilidad 2 | Habilidad 3 | Debilidad 1 | Debilidad 2 | Debilidad 3 |
Neutral Canon
Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Dom Abr 18, 2021 3:17 am
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
¿Qué hacía, acostumbrándose de a poco a la sensación de que, mientras Adam estuviese cerca, no dejaría que ella cayera al piso? Era peligroso, había intentado no hacerlo, no depender de nadie, no permitirse contar con que alguien siempre iba a estar ahí para atajarla. Pero ahí estaba Hitori, incorporándose sin cuidado, hundiéndose contra el vampiro y esperando que él la recogiera entre sus brazos. ¿Podía confiar en él de esa manera? No era capaz de pensar en eso en ese momento.
Podía decirse que era el cansancio y no el inicio de una costumbre, nada más que eso, y fue lo que hizo en ese momento, no podía aceptar que fuese ninguna otra cosa sin ponerse a gritar de terror. Se hundió contra él, sintiéndose mucho más a salvo de lo que en cualquier otra instancia le hubiese sido cómodo, las caricias de Adam volvían de a poco, las manos pasaban por su cabello, su mejilla, tocaban sus labios.
La observaba con esos ojos vacíos que encogían su corazón, pero había visto algo en ellos, aunque fuese por un momento. Fue suficiente como para poder mantener sus ojos en los ajenos sin necesitar desviar la mirada o sentir que iba a largarse a llorar. No esperaba un beso, no todavía, pero lo correspondió con cariño. No era igual que antes, por supuesto, casi toda la intensidad había desaparecido.
Hitori cerró sus ojos con fuerza, sabía que no era un retroceso aunque lo sintió así por un momento mientras sentía la cabeza cada vez más ligera. Adam volvió a cargarla sin problemas, la chica rodeó el cuello moreno con sus brazos y apoyó su cabeza contra el hombro ajeno. Asintió ante la petición, restregando su nariz y frente heladas contra el cuello del vampiro de manera tierna.
Esa pequeña pizca de esperanza había movido muchísimo dentro de ella, lo suficiente como para que la desesperación y el resto de las cosas que habían agobiado su mente retrocedieran por el momento. No pensó demasiado en aquellas sombras, en que tocaban sus cosas, en cómo se podía imaginar cómo se movían por el piso. No, no se dio ese permiso, lo encerró en alguna parte de su cabeza junto con el resto de las cosas que estorbaban. Ya habría tiempo luego para lidiar con ellas de alguna manera.
Por primera vez en muchísimas horas permitió que su cuerpo se relajara, poco a poco sus piernas dejaron de hormiguear, el calor de Adam pasaba a su propia piel. El silencio no le molestó demasiado, su oreja presionada contra el cuerpo ajeno escuchaba latidos rítmicos, las pisadas eran reconfortantes. Ahí, segura, relajada, un poco más tranquila con respecto al estado del vampiro y con sus ojos cerrados, casi se queda dormida.
Bajó la guardia por sólo un momento, entre lo mareada y agotaba que estaba era lo único que necesitaba para caer rendida. Por un segundo su cuerpo se relajó por completo, Hitori sintió que caía en un pozo sin fondo, infinito el abismo que la envolvería por completo. Abrió sus ojos de golpe, un ligero jadeo de impresión, abrazó el cuello ajeno con fuerza y volvió a refugiarse contra Adam, esta vez sin cerrar sus ojos.
Pasó el resto del camino reabriendo sin querer los pequeños cortes en su labio inferior, había tenido una pequeña sinopsis de lo que sería cuando durmiese y ahora más que nunca estaba determinada a aplazar eso por todo el tiempo que le fuese posible. Entraron en la sala de computación que había sido testigo de su primer encuentro. Si esas paredes pudieran hablar ¿Serían capaces de recordarle al vampiro lo que parecía haber olvidado?
No sabía qué sentir al estar ahí dentro nuevamente, todo había sido tan distinto hace sólo un día, cuando había recibido el vestido que llevaba puesto. Luego supo exactamente qué sentir, se le revolvía el estómago, culpa nuevamente, culpa infinita de la que nunca podría librarse, el sentimiento de haber perdido algo que no sabía que tenía.
Adam la sentó en una mesa y Hitori abrazó sus codos inconscientemente, desviando ojos que delataban el cambio de vuelta al dolor, culpa y arrepentimiento que le carcomía, por dentro. Su labio interior atajado entre sus dientes, observó el botiquín, luego las manos que extraían de nuevo implementos de primeros auxilios. -¿Pero qué…- Había fruncido el ceño, subiendo su mirada para observar al vampiro con una pregunta en su expresión.
Claramente el resto de las heridas que tenía habían pasado absolutamente al olvido, no tenía cabeza para demasiado al mismo tiempo y sus prioridades nunca incluían preocuparse de sí misma, menos en ese momento. Sus ojos se abrieron como platos al recordar, al darse cuenta de lo que Adam pretendía hacer. Pánico.
¿Por qué pánico? Claramente la emoción no cabía, no hacía sentido, Hitori no era pudorosa, Adam ya le había visto desnuda, necesitaba lidiar con el desastre que había en sus nalgas antes de que terminara por infectarse, era tan sólo algo médico. Y aún así, pánico que se transformó en un pequeño sonrojo que la chica escondió con su cabello.
“Uh, yo-” Quería decirle que no se preocupara, que no había problema, pero ella misma le había aconsejado que siguiera los instintos que la emoción dictaba, ayudar, ocuparse de esa preocupación que tenía. No, no podía negarse aunque por alguna razón prefería morir antes que la alternativa.
Suspiró pesadamente y se movió despacio, recostándose de estómago sobre la mesa, apoyando su cabeza sobre sus brazos y escondiendo su cara completamente del vampiro. “Ade… lante.” Murmuró, notando que su cuerpo creyó que estar acostada significaba que por fin podría tener un descanso. Tan sólo tenía que aguantar despierta hasta que Adam comenzara a tratar las heridas, seguro el dolor sería suficiente como para distraerla hasta que pudiese incorporarse de nuevo.
code by EMMEPodía decirse que era el cansancio y no el inicio de una costumbre, nada más que eso, y fue lo que hizo en ese momento, no podía aceptar que fuese ninguna otra cosa sin ponerse a gritar de terror. Se hundió contra él, sintiéndose mucho más a salvo de lo que en cualquier otra instancia le hubiese sido cómodo, las caricias de Adam volvían de a poco, las manos pasaban por su cabello, su mejilla, tocaban sus labios.
La observaba con esos ojos vacíos que encogían su corazón, pero había visto algo en ellos, aunque fuese por un momento. Fue suficiente como para poder mantener sus ojos en los ajenos sin necesitar desviar la mirada o sentir que iba a largarse a llorar. No esperaba un beso, no todavía, pero lo correspondió con cariño. No era igual que antes, por supuesto, casi toda la intensidad había desaparecido.
Hitori cerró sus ojos con fuerza, sabía que no era un retroceso aunque lo sintió así por un momento mientras sentía la cabeza cada vez más ligera. Adam volvió a cargarla sin problemas, la chica rodeó el cuello moreno con sus brazos y apoyó su cabeza contra el hombro ajeno. Asintió ante la petición, restregando su nariz y frente heladas contra el cuello del vampiro de manera tierna.
Esa pequeña pizca de esperanza había movido muchísimo dentro de ella, lo suficiente como para que la desesperación y el resto de las cosas que habían agobiado su mente retrocedieran por el momento. No pensó demasiado en aquellas sombras, en que tocaban sus cosas, en cómo se podía imaginar cómo se movían por el piso. No, no se dio ese permiso, lo encerró en alguna parte de su cabeza junto con el resto de las cosas que estorbaban. Ya habría tiempo luego para lidiar con ellas de alguna manera.
Por primera vez en muchísimas horas permitió que su cuerpo se relajara, poco a poco sus piernas dejaron de hormiguear, el calor de Adam pasaba a su propia piel. El silencio no le molestó demasiado, su oreja presionada contra el cuerpo ajeno escuchaba latidos rítmicos, las pisadas eran reconfortantes. Ahí, segura, relajada, un poco más tranquila con respecto al estado del vampiro y con sus ojos cerrados, casi se queda dormida.
Bajó la guardia por sólo un momento, entre lo mareada y agotaba que estaba era lo único que necesitaba para caer rendida. Por un segundo su cuerpo se relajó por completo, Hitori sintió que caía en un pozo sin fondo, infinito el abismo que la envolvería por completo. Abrió sus ojos de golpe, un ligero jadeo de impresión, abrazó el cuello ajeno con fuerza y volvió a refugiarse contra Adam, esta vez sin cerrar sus ojos.
Pasó el resto del camino reabriendo sin querer los pequeños cortes en su labio inferior, había tenido una pequeña sinopsis de lo que sería cuando durmiese y ahora más que nunca estaba determinada a aplazar eso por todo el tiempo que le fuese posible. Entraron en la sala de computación que había sido testigo de su primer encuentro. Si esas paredes pudieran hablar ¿Serían capaces de recordarle al vampiro lo que parecía haber olvidado?
No sabía qué sentir al estar ahí dentro nuevamente, todo había sido tan distinto hace sólo un día, cuando había recibido el vestido que llevaba puesto. Luego supo exactamente qué sentir, se le revolvía el estómago, culpa nuevamente, culpa infinita de la que nunca podría librarse, el sentimiento de haber perdido algo que no sabía que tenía.
Adam la sentó en una mesa y Hitori abrazó sus codos inconscientemente, desviando ojos que delataban el cambio de vuelta al dolor, culpa y arrepentimiento que le carcomía, por dentro. Su labio interior atajado entre sus dientes, observó el botiquín, luego las manos que extraían de nuevo implementos de primeros auxilios. -¿Pero qué…- Había fruncido el ceño, subiendo su mirada para observar al vampiro con una pregunta en su expresión.
Claramente el resto de las heridas que tenía habían pasado absolutamente al olvido, no tenía cabeza para demasiado al mismo tiempo y sus prioridades nunca incluían preocuparse de sí misma, menos en ese momento. Sus ojos se abrieron como platos al recordar, al darse cuenta de lo que Adam pretendía hacer. Pánico.
¿Por qué pánico? Claramente la emoción no cabía, no hacía sentido, Hitori no era pudorosa, Adam ya le había visto desnuda, necesitaba lidiar con el desastre que había en sus nalgas antes de que terminara por infectarse, era tan sólo algo médico. Y aún así, pánico que se transformó en un pequeño sonrojo que la chica escondió con su cabello.
“Uh, yo-” Quería decirle que no se preocupara, que no había problema, pero ella misma le había aconsejado que siguiera los instintos que la emoción dictaba, ayudar, ocuparse de esa preocupación que tenía. No, no podía negarse aunque por alguna razón prefería morir antes que la alternativa.
Suspiró pesadamente y se movió despacio, recostándose de estómago sobre la mesa, apoyando su cabeza sobre sus brazos y escondiendo su cara completamente del vampiro. “Ade… lante.” Murmuró, notando que su cuerpo creyó que estar acostada significaba que por fin podría tener un descanso. Tan sólo tenía que aguantar despierta hasta que Adam comenzara a tratar las heridas, seguro el dolor sería suficiente como para distraerla hasta que pudiese incorporarse de nuevo.
Hora
Mañana
Lugar
Sala de Computación
Clima
Nublado
Hunger:
5/6
Mañana
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Sala de Computación
Clima
Nublado
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5/6
Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Dom Abr 18, 2021 6:09 pm
Cariño. Si, lo podía sentir siendo transmitido por los labios ajenos, esos que correspondían a su intento de sentir de nuevo aquella sensación perdida en el pasado. ¿Iba a recuperar aquella experiencia? Sólo el tiempo dirá.
La miraba intermitentemente mientras caminaba hacia el lugar donde albergaba los recuerdos del primer encuentro. Sentía cómo se hundía en su cuello, como sus brazos delgados se agarraban con fuerza de él. Por fin, después de un tiempo ella se había relajado, esos ojos cerrados, el rostro que deseaba con fuerza calma, paz, tranquilidad. Pero no todo estaba bien, claro que no, no podría ser esto tan sencillo, tan simple. Siempre era complejo, complicado, engañoso. ¿Qué podía hacer por ella? por ahora, no mucho, necesitaba que durmiera la ajena, que cayera en sueño, tal vez ahí podría hacer algo al respecto, ayudarle a poder pasar las pesadillas que invaden su cabeza.
Cerró sus ojos por un momento, si, notaba el miedo, ese jadeo cuando despertó, como lo abrazó con fuerza, él era el refugio de ella como ella lo era para él. Una relación simbiótica en el momento, ¿Estaba bien esto? era una pregunta no sabía cómo responder. Tal vez a corto plazo si, en el camino de recuperar lo que había perdido, de sanar lo que ha sido herido dentro del moreno. Pero más allá de eso, ¿Qué? Era un ser que vivía en las mismas tinieblas que atormentaban a la mujer en sus brazos, ¿Acaso era una buena decisión que esté con ella después de todo esto? Entre más lo pensaba, lo analizaba el futuro se veía oscuro, tal vez al final de todo esto debería de dejarla… algo dolió cuando apareció ese pensamiento, un dolor dentro de su ser. Dejarla, separarse de ella, dejarla tranquila después de su recuperación, después de que ahuyentará las pesadillas de la ajena, después de que los dos estén bien. Se tensó un poco ante ese pensamiento, estaba bien, ¿no? Estaba… ya no lo sabía con certeza, una parte de él deseaba protegerla con todo su ser. Ya había discutido sobre este tema en el pasado, y aún así, cada cierto tiempo aparecía, cada vez con diferentes variables.
Dentro ya de la sala de computación agarró una silla y se sentó, observando los ojos ajenos que parecían buscar una clase de respuesta ante sus acciones, pero parecía ser que no necesitaba abrir su boca ni pronunciar palabras, ella sabía lo que tenía que hacer. De nuevo el hilo en esa aguja semicircular. no podía saber qué pasaba detrás de esos cabellos que ocultaban sus mejillas, parte de su rostro. Escuchó con atención sus palabras, pero parecían trabarse en su cuello, no salieron. Ladeó un poco la cabeza sin acabar de entenderla, aquel pensamiento racional en el momento no podía lidiar con la forma actitud ajena, apenas y funcionaba si se trataba de la pelinegra.
-Esta bien- le contestó, viendo como ella se acomodaba en la mesa, como le mostraba su trasero oculto por el vestido sucio. Con cuidado, delicadeza levantaba la tela. De manera meticulosa jalaba con suavidad las telas oscuras de sus heridas, si, se habían pegado, pero era mejor separarlos deprisa, “a mal paso darle prisa” Era un dicho que uno de sus antiguos compañeros de trabajo había pronunciado en un pasado distante. Si, era mucho mejor, un dolor prolongado no era conveniente, para nada. Esa parte del vestido la dejo apoyándose en la espalda inferior de la ajena, sus ojos observaron por un momento esas nalgas que estaban heridas de la ajena. Una gasa, alcohol, el procedimiento de desinfectar la herida.
Toques cuidadosos, presionaba ligeramente la gasa, limpiando la herida junto con el alcohol. No quería dejar algo al destino, no, se tomó su tiempo para desinfectar por completo las heridas, había profundas, bastantes, como dos, tres… cuatro. Observó sus manos, sus uñas, pensando en la clase de brutalidad que había hecho gracias a ser manejado por las emociones, por los instintos lujuriosos, lascivos en el momento de gran euforia. Debió de tener más cuidado… con sus palabras si iba a pasar tiempos como eso con ella.
Sin perder un segundo más, agarró la aguja semicircular y comenzó a cerrar las heridas, una por una, el tiempo pasaba, su pericia como doctor se apreciaba aún más, sin dañar el tejido ajeno, haciendo los puntos con velocidad, precisión, cerrando uno por uno. No pensaba más que en cuidarla, atenderla, acabar este procedimiento y ver qué más tenía que hacer. Sin pensamientos deseosos, concentrado en lo que estaba haciendo, después de unos 20 minutos dio el último tirón con su aguja y terminó de cerrar la última herida. Con una nueva gasa limpiaba la sangre que se había escapado por los puntos, unos cuantos toques por aquí, por allá y estaba ya limpio todo.
Algo dentro de él pensaba que la forma más óptima para que el cuerpo ajeno se curara era que absorbiera su energía de él, alimentada por los deseos. La tenía, ahí a su merced. Pero negó con la cabeza, ella había dicho después y tenía que respetar esa decisión. Dejó las herramientas a un lado, agarrando las cosas que ya no servían y apartandolas un poco más, iba a deshacerse de ellas.
-Hitori, recomiendo cambiarse, el vestido está sucio y no quiero tomar algún riesgo de infección- le dijo, sin bajar el vestido, tan sólo observando lo que había hecho con sus conocimientos médicos, si, estaba bien todo, perfecto como debía de ser. Se levantó de su asiento y pasó su mano en la espalda ajena, rozando sus yemas por su piel, tan sólo por un momento antes de retirarlas.
agarró la mochila que ella llevaba y se la pasó, no iba a esculcar en las cosas de ella, respetaba ahora la privacidad de la mujer pensando en que invadir su espacio ajeno la tarde anterior había sido uno de los detonantes y ahora que estaba un poco separado de ella se dio la libertad de estar por lo menos a un metro, y no se iba a acercar si es que ella no lo deseara. Había cometido un error, no iba a cometerlo de nuevo.
La miraba intermitentemente mientras caminaba hacia el lugar donde albergaba los recuerdos del primer encuentro. Sentía cómo se hundía en su cuello, como sus brazos delgados se agarraban con fuerza de él. Por fin, después de un tiempo ella se había relajado, esos ojos cerrados, el rostro que deseaba con fuerza calma, paz, tranquilidad. Pero no todo estaba bien, claro que no, no podría ser esto tan sencillo, tan simple. Siempre era complejo, complicado, engañoso. ¿Qué podía hacer por ella? por ahora, no mucho, necesitaba que durmiera la ajena, que cayera en sueño, tal vez ahí podría hacer algo al respecto, ayudarle a poder pasar las pesadillas que invaden su cabeza.
Cerró sus ojos por un momento, si, notaba el miedo, ese jadeo cuando despertó, como lo abrazó con fuerza, él era el refugio de ella como ella lo era para él. Una relación simbiótica en el momento, ¿Estaba bien esto? era una pregunta no sabía cómo responder. Tal vez a corto plazo si, en el camino de recuperar lo que había perdido, de sanar lo que ha sido herido dentro del moreno. Pero más allá de eso, ¿Qué? Era un ser que vivía en las mismas tinieblas que atormentaban a la mujer en sus brazos, ¿Acaso era una buena decisión que esté con ella después de todo esto? Entre más lo pensaba, lo analizaba el futuro se veía oscuro, tal vez al final de todo esto debería de dejarla… algo dolió cuando apareció ese pensamiento, un dolor dentro de su ser. Dejarla, separarse de ella, dejarla tranquila después de su recuperación, después de que ahuyentará las pesadillas de la ajena, después de que los dos estén bien. Se tensó un poco ante ese pensamiento, estaba bien, ¿no? Estaba… ya no lo sabía con certeza, una parte de él deseaba protegerla con todo su ser. Ya había discutido sobre este tema en el pasado, y aún así, cada cierto tiempo aparecía, cada vez con diferentes variables.
Dentro ya de la sala de computación agarró una silla y se sentó, observando los ojos ajenos que parecían buscar una clase de respuesta ante sus acciones, pero parecía ser que no necesitaba abrir su boca ni pronunciar palabras, ella sabía lo que tenía que hacer. De nuevo el hilo en esa aguja semicircular. no podía saber qué pasaba detrás de esos cabellos que ocultaban sus mejillas, parte de su rostro. Escuchó con atención sus palabras, pero parecían trabarse en su cuello, no salieron. Ladeó un poco la cabeza sin acabar de entenderla, aquel pensamiento racional en el momento no podía lidiar con la forma actitud ajena, apenas y funcionaba si se trataba de la pelinegra.
-Esta bien- le contestó, viendo como ella se acomodaba en la mesa, como le mostraba su trasero oculto por el vestido sucio. Con cuidado, delicadeza levantaba la tela. De manera meticulosa jalaba con suavidad las telas oscuras de sus heridas, si, se habían pegado, pero era mejor separarlos deprisa, “a mal paso darle prisa” Era un dicho que uno de sus antiguos compañeros de trabajo había pronunciado en un pasado distante. Si, era mucho mejor, un dolor prolongado no era conveniente, para nada. Esa parte del vestido la dejo apoyándose en la espalda inferior de la ajena, sus ojos observaron por un momento esas nalgas que estaban heridas de la ajena. Una gasa, alcohol, el procedimiento de desinfectar la herida.
Toques cuidadosos, presionaba ligeramente la gasa, limpiando la herida junto con el alcohol. No quería dejar algo al destino, no, se tomó su tiempo para desinfectar por completo las heridas, había profundas, bastantes, como dos, tres… cuatro. Observó sus manos, sus uñas, pensando en la clase de brutalidad que había hecho gracias a ser manejado por las emociones, por los instintos lujuriosos, lascivos en el momento de gran euforia. Debió de tener más cuidado… con sus palabras si iba a pasar tiempos como eso con ella.
Sin perder un segundo más, agarró la aguja semicircular y comenzó a cerrar las heridas, una por una, el tiempo pasaba, su pericia como doctor se apreciaba aún más, sin dañar el tejido ajeno, haciendo los puntos con velocidad, precisión, cerrando uno por uno. No pensaba más que en cuidarla, atenderla, acabar este procedimiento y ver qué más tenía que hacer. Sin pensamientos deseosos, concentrado en lo que estaba haciendo, después de unos 20 minutos dio el último tirón con su aguja y terminó de cerrar la última herida. Con una nueva gasa limpiaba la sangre que se había escapado por los puntos, unos cuantos toques por aquí, por allá y estaba ya limpio todo.
Algo dentro de él pensaba que la forma más óptima para que el cuerpo ajeno se curara era que absorbiera su energía de él, alimentada por los deseos. La tenía, ahí a su merced. Pero negó con la cabeza, ella había dicho después y tenía que respetar esa decisión. Dejó las herramientas a un lado, agarrando las cosas que ya no servían y apartandolas un poco más, iba a deshacerse de ellas.
-Hitori, recomiendo cambiarse, el vestido está sucio y no quiero tomar algún riesgo de infección- le dijo, sin bajar el vestido, tan sólo observando lo que había hecho con sus conocimientos médicos, si, estaba bien todo, perfecto como debía de ser. Se levantó de su asiento y pasó su mano en la espalda ajena, rozando sus yemas por su piel, tan sólo por un momento antes de retirarlas.
agarró la mochila que ella llevaba y se la pasó, no iba a esculcar en las cosas de ella, respetaba ahora la privacidad de la mujer pensando en que invadir su espacio ajeno la tarde anterior había sido uno de los detonantes y ahora que estaba un poco separado de ella se dio la libertad de estar por lo menos a un metro, y no se iba a acercar si es que ella no lo deseara. Había cometido un error, no iba a cometerlo de nuevo.
Adam ValentineAdam Valentine
Edad : 35
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Rompe Regla I :
Raza : Vampiro
Mensajes : 229
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Fecha de inscripción : 11/03/2021
Localización : En un mundo extraño con reglas extrañas
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Raza : Vampiro
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Dom Abr 18, 2021 8:33 pm
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Jaló ligeramente del hilo que cerraba un corte de su brazo, cualquier cosa para desconcentrarse de la ola de cansancio que envolvió su cabeza. Adam no demoró demasiado en ponerse a trabajar, Hitori agradeció la distracción del dolor, por más ligero que fuese. Dejó en paz los puntos y se concentró en lo que el vampiro hacía.
Movimientos precisos, mecánicos pero cuidadosos, claramente mucho más preocupados de no incomodar o general dolor de lo que ella había estado cuando había cerrado sus propias heridas. Hitori respiraba lento, como si el ardor del alcohol tuviese un efecto relajante, apoyó su mejilla sobre su brazo y observaba a Adam con ojos entrecerrados.
¿Qué hacer ahora? Parecía estable, pero sentía que todavía faltaba muchísimo camino por recorrer. Ojos grises vacíos, una expresión completamente neutral, como si de una estatua se tratase. Poco a poco sintió que la angustia volvía, la culpa, la desesperación. ¿Y si realmente todo se había arruinado para siempre? ¿Si el daño era irreparable?
Lo único que había quedado intacto de la personalidad de Hitori había sido cómo era capaz de cuidar al resto. Sin importar lo mal que ella se sintiera, lo mal que estuviese, nunca se desquitaba con el resto, nunca se lo demostraba a sus pacientes, se guardaba todo con una sonrisa. Hacer bien, sanar al resto aunque no era capaz de hacer eso para ella misma.
Después de años de mantener esa parte resguardada, a salvo de las fobias que corrompían todo el resto de su interior, el último bastión de la identidad de Hitori había caído. No sería capaz de soportarse a sí misma en ese estado. ¿Qué sentido tenía seguir esforzándose si lo único que tenía por delante era más sufrimiento, no solo propio, si no que ahora compartiría eso con el resto? Grietas volvieron a aparecer alrededor de su visión.
No podía perderse en ese pensamiento, por más que en el fondo de su inconsciencia una bola de odio dirigido a sí misma se estuviese formando, podía aplazarlo, tenía que aplazarlo por Adam. Lo último que podía hacer por él antes de permitirse descender por completo en su locura era acompañarlo, reparar lo más posible. Usar todo lo que le quedaba sin importar las consecuencias, después de todo, no pretendía vivir más tiempo del que el vampiro le necesitara, no tenía sentido ya.
Nuevamente empujó todo fuera, no importaba cuánto le doliera por dentro, cerró las heridas con corchetes descuidadamente, aventó pensamientos fuera, usó los límites de su sanidad para reforzar la fachada de esperanza. Sólo quedaba el ligero molestar en sus nalgas mientras el vampiro cerraba las heridas, acalló un sollozo con su mano y esperó pacientemente lo que sintió fueron horas. Intentaba no disociar, quedarse dentro de su propio cuerpo, pero era tan difícil cuando no quería estar dentro de su propia piel más…
La voz de Adam le trajo de vuelta, Hitori parpadeó varias veces, borrando una pequeña lágrima antes de asentir con la cabeza. Sí, cambiarse tenía sentido, y acceder a los cuidados del vampiro también. “Gracias.” Murmuró en un hilillo de voz tenso y angustiado. Sintió un toque un tanto distinto en su espalda, yemas que no buscaban heridas o tocaban con intención médica. Un pinchazo en su pecho, una respiración que se atascó en su garganta. ¿Podía recuperar todo lo que había destruido? No estaba segura, tampoco sabía si era lo que Adam quería.
Se incorporó despacio esta vez, recostándose en un lado y luego sentándose de a poco con ayuda de sus manos, dándose un poco de tiempo para no volver a marearse. Era difícil en su estado, agotada, drenada de sangre y energía, hambrienta, a poco encontraba fuerzas para mantenerse cuerda. Restregó sus ojos nuevamente, removiendo más cristales de sal de sus pestañas antes de extraer de la mochila el pantalón de buzo y polera.
Sacó también el resto de la comida que había traído, dejándola sobre la mesa donde estaba sentada, quizás lograba animarse a comer algo durante el día aunque no veía demasiado probable poder tragar en el estado en que estaba. Quedaba algo en la mochila, le extrañó un poco, no recordaba haber puesto nada más ahí dentro además de zapatillas, pero en realidad no podía esforzarse en revisarlo en ese momento.
Hitori tomó la polera y titubeó por un momento, observando al vampiro con una expresión extraña en su cara. Estaba ahí, frente a ella, esperando a que se cambiara, probablemente no desviaría la mirada. Quería sentir vergüenza nuevamente, pero algo dentro de ella se molestó lo suficiente con esa emoción como para que desapareciera casi por completo. Desabrochó el vestido y dejó que cayera por su cuerpo hasta sus caderas antes de pasar la polera por su cabeza y brazos.
Se movía lento, más por falta de energía que por cualquier otra cosa. Hitori había intentado encontrar una polera que no le quedara pequeña, pero la mayoría de la gente que había asistido al evento eran jóvenes. El resultado había sido una polera rosa que se apretaba demasiado en su pecho y apenas llegaba a su ombligo como resultado, dejando poquísimo a la imaginación. No había caso y tampoco tenía sentido lamentarse en ese momento. No se molestó en sacar su cabello de debajo de la polera, era un esfuerzo extra que no tenía reservas para hacer.
La chica pasó sus piernas por el pantalón que, en contraste, le quedaba absolutamente enorme. Sus piernas y cintura flaquísima no le ayudaban en absoluto, con un pequeño saltito cayó sobre el piso y amarró la prenda alrededor de su cintura, jalando de las amarras antes de intentar hacer un nudo sin buenos resultados. Se le había acabado ya la motricidad fina. Recogió el vestido que había resbalado hasta el piso y lo recostó con cuidado en la mesa detrás de ella.
Pantalones enormes, una polera pequeña, pies descalzos y cabello escondido debajo de la tela, parecía cualquier cosa. Hitori nunca hubiese permitido que nadie fuera testigo de un desastre como ese a la luz del día, normalmente era demasiado orgullosa, pero ya no podía importarle demasiado. Se apoyó de vuelta contra la mesa sin sentarse, abrazando sus codos, su mirada desviada al piso.
¿Ahora qué? No estaba segura. ¿Qué podía hacer para ayudarle? Acarició su propio brazo, un movimiento inconsciente, trataba de calmarse, pero sola se sentía a la deriva. Por mucho que había intentado alejar a Adam anteriormente, estar entre sus brazos le calmaba muchísimo más de lo que le gustaba admitir. Lo necesitaba en ese momento, un hecho que le aterraba muchísimo, pero no podía ignorar ni negarlo.
Se encogió dentro de su propio cuerpo, encorvándose un poco y abrazándose a sí misma. Si el vampiro tomaba distancia, probablemente era porque él la necesitaba. Ahora que había tratado sus heridas ¿Era hora de dejarla, quizás? No podía saberlo, todo era demasiado confuso, demasiado impredecible. Tan sólo no quería hacer más daño, y terminar por empeorarlo todo. Lo que ella necesitaba no era importante.
Grietas resquebrajaban su visión poco a poco con la incertidumbre, ni siquiera sabía qué decir, qué cosa que no empeoraría todo. “...” Tomó aire un par de veces, movió sus ojos del piso a los pies del vampiro, pero nada venía a su mente. Quería extender sus brazos, cobijarlo como había hecho en la noche, pero ya no estaba segura de si eso era lo adecuado.
La duda le hacía titubear, no hizo ningún movimiento más que encogerse más. Sus ojos se vaciaban de a poco de la esperanza que había quedado, reemplazada por dolor, incertidumbre. ¿Era momento de quedarse sola? Si Adam no se acercaba, significaba que sí, que Hitori había hecho todo lo que estaba dentro de su poder y no había sido suficiente.
Cada segundo más angustia, se le hacía más difícil respirar, una pequeña lágrima le hizo ver borroso antes de que Hitori la enjugara con una mano. Estaba congelada ya, aterrorizada de hacer cualquier cosa que pudiese empeorar el estado del vampiro. No podía hacer que él se sintiera responsable de cuidarla, era injusto.
code by EMMEMovimientos precisos, mecánicos pero cuidadosos, claramente mucho más preocupados de no incomodar o general dolor de lo que ella había estado cuando había cerrado sus propias heridas. Hitori respiraba lento, como si el ardor del alcohol tuviese un efecto relajante, apoyó su mejilla sobre su brazo y observaba a Adam con ojos entrecerrados.
¿Qué hacer ahora? Parecía estable, pero sentía que todavía faltaba muchísimo camino por recorrer. Ojos grises vacíos, una expresión completamente neutral, como si de una estatua se tratase. Poco a poco sintió que la angustia volvía, la culpa, la desesperación. ¿Y si realmente todo se había arruinado para siempre? ¿Si el daño era irreparable?
Lo único que había quedado intacto de la personalidad de Hitori había sido cómo era capaz de cuidar al resto. Sin importar lo mal que ella se sintiera, lo mal que estuviese, nunca se desquitaba con el resto, nunca se lo demostraba a sus pacientes, se guardaba todo con una sonrisa. Hacer bien, sanar al resto aunque no era capaz de hacer eso para ella misma.
Después de años de mantener esa parte resguardada, a salvo de las fobias que corrompían todo el resto de su interior, el último bastión de la identidad de Hitori había caído. No sería capaz de soportarse a sí misma en ese estado. ¿Qué sentido tenía seguir esforzándose si lo único que tenía por delante era más sufrimiento, no solo propio, si no que ahora compartiría eso con el resto? Grietas volvieron a aparecer alrededor de su visión.
No podía perderse en ese pensamiento, por más que en el fondo de su inconsciencia una bola de odio dirigido a sí misma se estuviese formando, podía aplazarlo, tenía que aplazarlo por Adam. Lo último que podía hacer por él antes de permitirse descender por completo en su locura era acompañarlo, reparar lo más posible. Usar todo lo que le quedaba sin importar las consecuencias, después de todo, no pretendía vivir más tiempo del que el vampiro le necesitara, no tenía sentido ya.
Nuevamente empujó todo fuera, no importaba cuánto le doliera por dentro, cerró las heridas con corchetes descuidadamente, aventó pensamientos fuera, usó los límites de su sanidad para reforzar la fachada de esperanza. Sólo quedaba el ligero molestar en sus nalgas mientras el vampiro cerraba las heridas, acalló un sollozo con su mano y esperó pacientemente lo que sintió fueron horas. Intentaba no disociar, quedarse dentro de su propio cuerpo, pero era tan difícil cuando no quería estar dentro de su propia piel más…
La voz de Adam le trajo de vuelta, Hitori parpadeó varias veces, borrando una pequeña lágrima antes de asentir con la cabeza. Sí, cambiarse tenía sentido, y acceder a los cuidados del vampiro también. “Gracias.” Murmuró en un hilillo de voz tenso y angustiado. Sintió un toque un tanto distinto en su espalda, yemas que no buscaban heridas o tocaban con intención médica. Un pinchazo en su pecho, una respiración que se atascó en su garganta. ¿Podía recuperar todo lo que había destruido? No estaba segura, tampoco sabía si era lo que Adam quería.
Se incorporó despacio esta vez, recostándose en un lado y luego sentándose de a poco con ayuda de sus manos, dándose un poco de tiempo para no volver a marearse. Era difícil en su estado, agotada, drenada de sangre y energía, hambrienta, a poco encontraba fuerzas para mantenerse cuerda. Restregó sus ojos nuevamente, removiendo más cristales de sal de sus pestañas antes de extraer de la mochila el pantalón de buzo y polera.
Sacó también el resto de la comida que había traído, dejándola sobre la mesa donde estaba sentada, quizás lograba animarse a comer algo durante el día aunque no veía demasiado probable poder tragar en el estado en que estaba. Quedaba algo en la mochila, le extrañó un poco, no recordaba haber puesto nada más ahí dentro además de zapatillas, pero en realidad no podía esforzarse en revisarlo en ese momento.
Hitori tomó la polera y titubeó por un momento, observando al vampiro con una expresión extraña en su cara. Estaba ahí, frente a ella, esperando a que se cambiara, probablemente no desviaría la mirada. Quería sentir vergüenza nuevamente, pero algo dentro de ella se molestó lo suficiente con esa emoción como para que desapareciera casi por completo. Desabrochó el vestido y dejó que cayera por su cuerpo hasta sus caderas antes de pasar la polera por su cabeza y brazos.
Se movía lento, más por falta de energía que por cualquier otra cosa. Hitori había intentado encontrar una polera que no le quedara pequeña, pero la mayoría de la gente que había asistido al evento eran jóvenes. El resultado había sido una polera rosa que se apretaba demasiado en su pecho y apenas llegaba a su ombligo como resultado, dejando poquísimo a la imaginación. No había caso y tampoco tenía sentido lamentarse en ese momento. No se molestó en sacar su cabello de debajo de la polera, era un esfuerzo extra que no tenía reservas para hacer.
La chica pasó sus piernas por el pantalón que, en contraste, le quedaba absolutamente enorme. Sus piernas y cintura flaquísima no le ayudaban en absoluto, con un pequeño saltito cayó sobre el piso y amarró la prenda alrededor de su cintura, jalando de las amarras antes de intentar hacer un nudo sin buenos resultados. Se le había acabado ya la motricidad fina. Recogió el vestido que había resbalado hasta el piso y lo recostó con cuidado en la mesa detrás de ella.
Pantalones enormes, una polera pequeña, pies descalzos y cabello escondido debajo de la tela, parecía cualquier cosa. Hitori nunca hubiese permitido que nadie fuera testigo de un desastre como ese a la luz del día, normalmente era demasiado orgullosa, pero ya no podía importarle demasiado. Se apoyó de vuelta contra la mesa sin sentarse, abrazando sus codos, su mirada desviada al piso.
¿Ahora qué? No estaba segura. ¿Qué podía hacer para ayudarle? Acarició su propio brazo, un movimiento inconsciente, trataba de calmarse, pero sola se sentía a la deriva. Por mucho que había intentado alejar a Adam anteriormente, estar entre sus brazos le calmaba muchísimo más de lo que le gustaba admitir. Lo necesitaba en ese momento, un hecho que le aterraba muchísimo, pero no podía ignorar ni negarlo.
Se encogió dentro de su propio cuerpo, encorvándose un poco y abrazándose a sí misma. Si el vampiro tomaba distancia, probablemente era porque él la necesitaba. Ahora que había tratado sus heridas ¿Era hora de dejarla, quizás? No podía saberlo, todo era demasiado confuso, demasiado impredecible. Tan sólo no quería hacer más daño, y terminar por empeorarlo todo. Lo que ella necesitaba no era importante.
Grietas resquebrajaban su visión poco a poco con la incertidumbre, ni siquiera sabía qué decir, qué cosa que no empeoraría todo. “...” Tomó aire un par de veces, movió sus ojos del piso a los pies del vampiro, pero nada venía a su mente. Quería extender sus brazos, cobijarlo como había hecho en la noche, pero ya no estaba segura de si eso era lo adecuado.
La duda le hacía titubear, no hizo ningún movimiento más que encogerse más. Sus ojos se vaciaban de a poco de la esperanza que había quedado, reemplazada por dolor, incertidumbre. ¿Era momento de quedarse sola? Si Adam no se acercaba, significaba que sí, que Hitori había hecho todo lo que estaba dentro de su poder y no había sido suficiente.
Cada segundo más angustia, se le hacía más difícil respirar, una pequeña lágrima le hizo ver borroso antes de que Hitori la enjugara con una mano. Estaba congelada ya, aterrorizada de hacer cualquier cosa que pudiese empeorar el estado del vampiro. No podía hacer que él se sintiera responsable de cuidarla, era injusto.
Hora
Mañana
Lugar
Sala de Computación
Clima
Nublado
Hunger:
5/6
Mañana
Lugar
Sala de Computación
Clima
Nublado
Hunger:
5/6
Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Lun Abr 19, 2021 1:04 am
Sus ojos acompañaban a la ajena, estaba débil, bastante, todas esas energías que ella había mostrado se habían ido de ese hermoso cuerpo. Los ojos vacíos del moreno la observaban, como sacaba las cosas de la mochila. Comida, ropas las cuales se ponía. No sentía algún deseo al momento de verla desnuda, era algo vacío, pero lo que sí ocasionó que sus ojos demostraban algo fue cuando notó de nuevo el tatuaje que ella tenía. Si, celos de nuevo ardiendo dentro de él. Un tatuaje que no era dirigido hacia él, ¿Qué estaba sucediendo? Eso era información del pasado, completamente, no importaba ahora, ¿O si? Que el cuerpo ajeno era marcado por aquella tinta oscura. Dentro de él sufrió un pinchazo, agudo el dolor, Cerró sus ojos por un momento, tenía que calmarse, esa solamente algo de un pasado que ella no quería contar. Tenía que estar tranquilo, no quería que el caos se esparciera y se mostrará por sus acciones o expresiones.
Su polera, pequeña, un poco reveladora, lo contrario a lo que era ese pantalón enorme. Como ella con dificultad. Si, no era la mejor vista que podía tener, pero no le preocupaba, ni le importaba, hacían el trabajo de cubrirla, por lo menos lo esencial. Estaban los dos separados, después de horas que parecían días de no separarse, de estar juntos como si fueran uno, ahora, la distancia era un abismo que podía a tragar a cualquiera de los dos. Pensaba en que hacer, no tenía idea de que platicar, todo lo hacía por medio de acciones o pocas palabras, de todas maneras tampoco tenía ganas de hacerlo.
Sus ojos pasearon por el cuerpo ajeno, sus movimientos indican inseguridad, se estaba sujetando el brazo, y después un abrazo envolvente, algo estaba pasando, lo presentía. Se hacía cada vez más pequeña, cada vez más insegura de sí misma. ¿Qué es lo que pasaba en su cabeza? Tal vez era el silencio que activaba la maldición ajena y la hacía sufrir, podría ser que su mente ya no estaba ocupada y pasó a estar preocupada por un futuro que se veía cubierto por neblina. Un camino incierto que podía tomarlo si no fuera por su mente racional la cual tomaba control de todo esto.
Se acercó a ella, quitándose el cinturón en el proceso, con una mano quitó el nudo y le puso el cinturón, ajustando aquel pantalón con cuidado. Se tuvo que agachar, la diferencia de altura era demasiada. Su piel, el olor que emanaba siempre era dulce, atrayente. El cinturón había sido puesto en cuestión de segundos, así no se iba a caer y era mucho mejor que el nudo que ella había hecho. Apoyó su frente en su abdomen, no sabía qué más hacer, por lo que cerró sus ojos. El concepto de cuidado ahora era algo desconocido, pero el de cariño era bien recibido. Pensaba un poco más y se preparó para decir unas palabras.
-No tenga miedo, estoy aquí- susurró contra su piel, de nuevo preocupado y se levantó del suelo. Sus dedos pasaban por la camisa y desabrochaba los demás botones que tenía, se quitó la prenda y se la puso a ella en los hombros -Esa polera le queda pequeña, no la cubrirá bien del frío- le indicó, ese signo de preocupación estaba ahí y tan sólo la abrazó, con suavidad, y con cuidado la cargó para poder sentarla -No necesita estar parada, guarde energías- sus manos gentiles agarraron los cabellos ajenos y lo sacaban de la polera y de la camisa, acomodándolo para que no le estorbara.
-No creo que me pueda separar de usted aunque lo ordene- le dijo, después de una realización en su mente, aunque este separado de esa manera, aquellos segundos se sentían eternos, era una tortura no estar cerca de la ajena, de no sentir su cariño, sus caricias, su cuerpo apoyado en el suyo -Usted es importante para mí, se ha esforzado bastante. Pudo haberme dejado ahí sentado, pero no lo hizo. Pudo haberme ordenado que me fuera, pero no lo hizo. Se quedó a mi lado todo este tiempo. Aunque hayan sido menos de un día, se aprecia sus esfuerzos. Lo he notado- más susurros hacía ella, acariciando los cabellos ajenos no como ella lo había hecho, sino algo en el pasado distante, en la forma en la que su madre lo hacía con él, si, de protección, de calma, de esa serenidad deseada.
-Aún estando débil derramó lágrimas, se esforzó por recuperar lo que estaba perdido. Agradezco la esperanza que me ha dado, me preocupo por usted. Tiene que descansar, estoy aquí para usted, solamente para usted. Puede dormir, la protegeré de cualquier cosa- más susurros, apegaba el rostro ajeno a su pecho -Usted ha hecho más de lo que algún mortal estaría dispuesto a hacer, pero ya no tiene que hacerse más daño. Se lo pido, descanse- y con estas palabras pronunciadas un pequeño beso en su coronilla, aunque vacío de emoción, dejaba aquella sensación de preocupación, y tal vez, sólo tal vez, una pizca de amor, aquel sentimiento que lentamente salía de su caja por una pequeña apertura, tan enorme que iba a ser el último en salir por completo, pero ahí estaba, otro pequeño avance. Más sentimientos en su cuerpo, más sensaciones que no entendía cómo manejarlos, los limitaba, lentamente estaba aprendiendo a cómo manejarlos.
Aunque su voz era un poco vacía, el espacio era rellenado poco a poco. Por lo menos estaba caminando hacia una buena dirección, estaba ascendiendo por la indiferencia que lo había dominado en la noche. Un pequeño dolor en su pecho, si, ella estaba así, en ese estado, le provocaba dolor, sufrimiento saber lo que la otra estaba haciendo, no podía imaginarse la culpa en su mente, como todo se estaba juntando y con sus pocas energías empujaba a un lado sólo por el bien ajeno. Era el acto más abnegado que podía haber experimentado, y aún más, estaba sacrificando todo. No la iba a dejar, no podía hacerlo.
Su polera, pequeña, un poco reveladora, lo contrario a lo que era ese pantalón enorme. Como ella con dificultad. Si, no era la mejor vista que podía tener, pero no le preocupaba, ni le importaba, hacían el trabajo de cubrirla, por lo menos lo esencial. Estaban los dos separados, después de horas que parecían días de no separarse, de estar juntos como si fueran uno, ahora, la distancia era un abismo que podía a tragar a cualquiera de los dos. Pensaba en que hacer, no tenía idea de que platicar, todo lo hacía por medio de acciones o pocas palabras, de todas maneras tampoco tenía ganas de hacerlo.
Sus ojos pasearon por el cuerpo ajeno, sus movimientos indican inseguridad, se estaba sujetando el brazo, y después un abrazo envolvente, algo estaba pasando, lo presentía. Se hacía cada vez más pequeña, cada vez más insegura de sí misma. ¿Qué es lo que pasaba en su cabeza? Tal vez era el silencio que activaba la maldición ajena y la hacía sufrir, podría ser que su mente ya no estaba ocupada y pasó a estar preocupada por un futuro que se veía cubierto por neblina. Un camino incierto que podía tomarlo si no fuera por su mente racional la cual tomaba control de todo esto.
Se acercó a ella, quitándose el cinturón en el proceso, con una mano quitó el nudo y le puso el cinturón, ajustando aquel pantalón con cuidado. Se tuvo que agachar, la diferencia de altura era demasiada. Su piel, el olor que emanaba siempre era dulce, atrayente. El cinturón había sido puesto en cuestión de segundos, así no se iba a caer y era mucho mejor que el nudo que ella había hecho. Apoyó su frente en su abdomen, no sabía qué más hacer, por lo que cerró sus ojos. El concepto de cuidado ahora era algo desconocido, pero el de cariño era bien recibido. Pensaba un poco más y se preparó para decir unas palabras.
-No tenga miedo, estoy aquí- susurró contra su piel, de nuevo preocupado y se levantó del suelo. Sus dedos pasaban por la camisa y desabrochaba los demás botones que tenía, se quitó la prenda y se la puso a ella en los hombros -Esa polera le queda pequeña, no la cubrirá bien del frío- le indicó, ese signo de preocupación estaba ahí y tan sólo la abrazó, con suavidad, y con cuidado la cargó para poder sentarla -No necesita estar parada, guarde energías- sus manos gentiles agarraron los cabellos ajenos y lo sacaban de la polera y de la camisa, acomodándolo para que no le estorbara.
-No creo que me pueda separar de usted aunque lo ordene- le dijo, después de una realización en su mente, aunque este separado de esa manera, aquellos segundos se sentían eternos, era una tortura no estar cerca de la ajena, de no sentir su cariño, sus caricias, su cuerpo apoyado en el suyo -Usted es importante para mí, se ha esforzado bastante. Pudo haberme dejado ahí sentado, pero no lo hizo. Pudo haberme ordenado que me fuera, pero no lo hizo. Se quedó a mi lado todo este tiempo. Aunque hayan sido menos de un día, se aprecia sus esfuerzos. Lo he notado- más susurros hacía ella, acariciando los cabellos ajenos no como ella lo había hecho, sino algo en el pasado distante, en la forma en la que su madre lo hacía con él, si, de protección, de calma, de esa serenidad deseada.
-Aún estando débil derramó lágrimas, se esforzó por recuperar lo que estaba perdido. Agradezco la esperanza que me ha dado, me preocupo por usted. Tiene que descansar, estoy aquí para usted, solamente para usted. Puede dormir, la protegeré de cualquier cosa- más susurros, apegaba el rostro ajeno a su pecho -Usted ha hecho más de lo que algún mortal estaría dispuesto a hacer, pero ya no tiene que hacerse más daño. Se lo pido, descanse- y con estas palabras pronunciadas un pequeño beso en su coronilla, aunque vacío de emoción, dejaba aquella sensación de preocupación, y tal vez, sólo tal vez, una pizca de amor, aquel sentimiento que lentamente salía de su caja por una pequeña apertura, tan enorme que iba a ser el último en salir por completo, pero ahí estaba, otro pequeño avance. Más sentimientos en su cuerpo, más sensaciones que no entendía cómo manejarlos, los limitaba, lentamente estaba aprendiendo a cómo manejarlos.
Aunque su voz era un poco vacía, el espacio era rellenado poco a poco. Por lo menos estaba caminando hacia una buena dirección, estaba ascendiendo por la indiferencia que lo había dominado en la noche. Un pequeño dolor en su pecho, si, ella estaba así, en ese estado, le provocaba dolor, sufrimiento saber lo que la otra estaba haciendo, no podía imaginarse la culpa en su mente, como todo se estaba juntando y con sus pocas energías empujaba a un lado sólo por el bien ajeno. Era el acto más abnegado que podía haber experimentado, y aún más, estaba sacrificando todo. No la iba a dejar, no podía hacerlo.
Adam ValentineAdam Valentine
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Lun Abr 19, 2021 3:23 am
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Suspiró de alivio el momento en que vio los zapatos acercarse hacia ella en vez de desaparecer de su vista. No quería que se fuera, no todavía, no mientras le quedaban fuerzas que entregar. ¿Qué tan patética podía ser? En ese momento, parecía tener la capacidad infinita de dar pena, ya en algún momento tendría tiempo para querer patearse en el piso de vergüenza.
Más aún cuando comenzó a elevar la mirada y notó que Adam se sacaba el cinturón. Pánico, nuevamente, pero no era sólo miedo. Más el hecho de que no sabía qué hacer, ni qué pretendía él, y que de pronto el estómago le pateaba como lo había hecho la tarde anterior, y el color le subía a las mejillas.
Hace segundos había estado cayendo en un abismo imposible de concebir, y ahora su cuerpo reaccionaba como una adolescente, sin permiso, sin importarle que estaba agotada, que no habían fuerzas para comportarse de esa manera. Ningún respeto por cómo se estaba destrozando por dentro, por el daño que había hecho, por la culpa que sentía. Claramente a parte de su cabeza no le importaba, parte de su cabeza se había decidido a reaccionar así, a dejar espacio para…
-¿Para qué, hm?- Darse el permiso para que Adam le gustara, quizás. A pesar de absolutamente todo lo que había pasado en las últimas horas, todavía quedaba ese interés peligroso, debajo de todo el resto de las emociones que sentía.
“E-Eh-” Tartamudeó cuando las manos del vampiro se dirigieron sin rodeos al nudo que había hecho en su pantalón. No eran movimientos completamente mecánicos, había un poco de cuidado, pero no… No la lujuria que normalmente impulsaba movimientos como despojar ropas.
Hitori ladeó su cabeza, completamente confundida, cuando Adam se agachó en el piso. “Ah...” Murmuró, entendiendo el gesto cuando pasó el cinturón por su cintura. La chica no estaba acostumbrada a que se preocuparan por ella, no de esa manera, por lo menos no fuera del pequeño círculo de seres queridos que no había visto en meses. Le costaba entender, darse cuenta cuando lo estaban haciendo. Quizás sería capaz de acostumbrarse, por mucho que una parte de ella no quisiera hacerlo.
“Gracias” Murmuró, posando sus manos en la cabeza del vampiro cuando la apoyó contra su estómago. Pequeñas caricias, se sentía tan aliviada de poder tocarlo nuevamente, algo que se notó en su tono, que agradecía el gesto del cinturón y el hecho de que se hubiese quedado, acercado.
Más alivio, peligroso incluso, cuando Adam le aseguró que estaba ahí. Presionó sus dedos contra el cuero cabelludo ajeno por un momento, un movimiento un tanto desesperado, como si estuviese corroborando las palabras. Reaccionó instintivamente cuando posó la camisa sobre sus hombros, colando ambas manos por las mangas. Iba a discutir, que él también necesitaba ropa para protegerse del frío antes de caer en cuenta de que en realidad eso no era cierto.
Tan sólo lo abrazó de vuelta con fuerza, notando que la camisa tenía su olor. Una lástima, Hitori claramente se adueñaría de esa, también, como una vil ladrona sin remordimiento. “Yo… Al parecer no soy capaz de no robar tus camisas, lo siento.” Murmuró con una pequeña sonrisa. Dejó que la sentara de vuelta en la mesa y apoyó su cabeza contra Adam, encontrando de nuevo fuerzas para no dejar que su realidad girara fuera de control. Sus brazos cubiertos completamente por la camisa, le quedaba enorme, se sentía como una niña pequeña al pasarlos por la espalda descubierta del moreno.
Movimientos que denotaban cuidado, liberando su cabello de las prendas, acomodándolo de manera gentil. Quizás con más calor o sentimiento detrás que antes, la manera en que sus manos la tocaban. Hitori logró encontrar el final de las mangas de la camisa y acarició a Adam con sus dedos. Pegada a él era más fácil, todo lo malo podía descansar en otra parte, tenía fuerzas para empujarlo fuera y ocuparse de él, olvidarse de ella misma.
Negó con su cabeza, una pequeña sonrisa cuando alzó su vista para observar a Adam. “No te voy a ordenar eso. Quédate conmigo hasta que te aburras.” No había amargura, nada más que honestidad servicial en lo que decía. Lo más fácil en ese momento era pensar en sí misma como algo útil, cualquier otra cosa era demasiado dolorosa.
Escuchó las palabras, tenían emoción, cuidado, no eran frías ya, por lo menos no en ese momento. Seguía habiendo esperanza de sacarlo de donde lo había tirado sin cuidado. No le aterraba que dijera que ella era importante para él, no en ese momento donde sólo significaba que todavía sentía cosas. “Tu también te hubieses quedado. Te quedaste despierto, cuidándome de la noche.” Murmuró, acariciando con cuidado. “Después de lo que te hice-” Un pinchazo de culpa que le hizo abrazarlo con fuerza, escondiendo su cara contra su pecho. “No podía hacer otra cosa.” Un susurro tenso con angustia y culpa.
Los dedos sobre su cabello ayudaban, cualquier cosa que le recordara a Hitori que lo que había hecho podía deshacerse. Era una caricia distinta, producía calma, invocaba una sensación que ella no reconocía. Más avances, quizás. Si lograba aguantar lo suficiente, quizás su esperanza no era infundada.
Las palabras preocupadas tocaron su corazón, encendieron de nuevo los sollozos. Ella no merecía ese trato, no después de lo que había hecho. Parte de Hitori había querido aventarse a la cancha la noche anterior, hacerle un favor a ambos, al mundo, y perderse completamente en la locura hasta que lo que sea que le revivía se hartara de tener que hacerlo. Todavía tenía ese deseo, tan sólo lo había empujado a un lado para cuidar de Adam todo lo que podía.
Abrazó al vampiro con fuerza, la confusión de sentimientos sacudían sus hombros en sollozos que no entendía del todo. El beso en su coronilla fue suficiente para que volviera a derramar lágrimas. “Yo sólo quiero deshacer lo que hice.” Murmuró, hundiéndose contra Adam. “Y no sé como, no sé qué hacer, quiero… Quiero llevármelo, tomar el dolor y llevarlo a otra parte, donde no te haga daño.” Explicó entre sollozos.
“No puedo hacerlo de otra manera que rompiendo lo que tengo dentro, pero no me importa, yo-” Alzó ojos mojados nuevamente, quebrados de dolor y desesperación. “No merezco que te preocupes por mí, tan sólo toma lo que me queda por ofrecer.” No era mucho, de hecho, lo único bueno que quedaba eran sobras y raspados, cada vez menos, carcomidos por culpa y odio que de a poco y sin su permiso se esparcían por su interior.
Suspiró pesadamente, intentando calmarse, no podía estar así de rota y desesperada si pretendía que Adam no se preocupase por ella. Mordió nuevamente su labio inferior, el interior de su mejilla, acariciando la espalda del vampiro con cuidado. “Si duermo” Comenzó con sollozos más acallados, una expresión de dolor y miedo. “No sé qué va a ser de mi.” Explicó en un susurro, de sólo pensarlo sintió aquella mano familiar tomarla del cuello.
No podía, no quería imaginar sus pesadillas, tenía una pequeña idea de lo que sería aquello. Si había alguien capaz de destruir lo que quedaba de sanidad mental en Hitori, era su propio inconsciente, aquel que le torturaba en sueños. Con lo que había hecho y cómo lo había abotellado, no tenía dudas de que el daño que se haría a sí misma en sueños probablemente sería más de lo que podía soportar cuando estuviese despierta.
“No voy a poder descansar, no ahí dentro donde no hay luz, donde estoy sola y a merced de mis pesadillas.” Murmuró, volviendo a esconder su cara contra Adam, acurrucándose como una niña pequeña. De sólo hablar de ellas, de reconocer que existían en voz alta, sentía pánico, como si con sus palabras les diera más fuerza de la que ya tenían. Con su tono denotaba la certeza de lo que le atormentaría, el hecho de que no quería dormir por nada del mundo, que prefería mil veces quedarse despierta hasta volverse completamente loca.
Lo abrazó con fuerza, intentando cobijarse del miedo que le recorría, que hacía que sus manos temblaran ligeramente. Suspiró pesadamente, mordiendo su mejilla interior con fuerza en un intento de calmarse. “Lo siento, no quiero cargarte con mis cosas, ya he hecho suficiente.” Se regañó a sí misma, estaba intentando ayudarlo a él, no al revés, no podía desmoronarse así como así. Aflojó su abrazo, tan sólo lo suficiente como para volver a acariciar con manos temblorosas, a pesar de todo obligándose a traspasar la esperanza que no tenía cabida para nadie más que Adam.
code by EMMEMás aún cuando comenzó a elevar la mirada y notó que Adam se sacaba el cinturón. Pánico, nuevamente, pero no era sólo miedo. Más el hecho de que no sabía qué hacer, ni qué pretendía él, y que de pronto el estómago le pateaba como lo había hecho la tarde anterior, y el color le subía a las mejillas.
Hace segundos había estado cayendo en un abismo imposible de concebir, y ahora su cuerpo reaccionaba como una adolescente, sin permiso, sin importarle que estaba agotada, que no habían fuerzas para comportarse de esa manera. Ningún respeto por cómo se estaba destrozando por dentro, por el daño que había hecho, por la culpa que sentía. Claramente a parte de su cabeza no le importaba, parte de su cabeza se había decidido a reaccionar así, a dejar espacio para…
-¿Para qué, hm?- Darse el permiso para que Adam le gustara, quizás. A pesar de absolutamente todo lo que había pasado en las últimas horas, todavía quedaba ese interés peligroso, debajo de todo el resto de las emociones que sentía.
“E-Eh-” Tartamudeó cuando las manos del vampiro se dirigieron sin rodeos al nudo que había hecho en su pantalón. No eran movimientos completamente mecánicos, había un poco de cuidado, pero no… No la lujuria que normalmente impulsaba movimientos como despojar ropas.
Hitori ladeó su cabeza, completamente confundida, cuando Adam se agachó en el piso. “Ah...” Murmuró, entendiendo el gesto cuando pasó el cinturón por su cintura. La chica no estaba acostumbrada a que se preocuparan por ella, no de esa manera, por lo menos no fuera del pequeño círculo de seres queridos que no había visto en meses. Le costaba entender, darse cuenta cuando lo estaban haciendo. Quizás sería capaz de acostumbrarse, por mucho que una parte de ella no quisiera hacerlo.
“Gracias” Murmuró, posando sus manos en la cabeza del vampiro cuando la apoyó contra su estómago. Pequeñas caricias, se sentía tan aliviada de poder tocarlo nuevamente, algo que se notó en su tono, que agradecía el gesto del cinturón y el hecho de que se hubiese quedado, acercado.
Más alivio, peligroso incluso, cuando Adam le aseguró que estaba ahí. Presionó sus dedos contra el cuero cabelludo ajeno por un momento, un movimiento un tanto desesperado, como si estuviese corroborando las palabras. Reaccionó instintivamente cuando posó la camisa sobre sus hombros, colando ambas manos por las mangas. Iba a discutir, que él también necesitaba ropa para protegerse del frío antes de caer en cuenta de que en realidad eso no era cierto.
Tan sólo lo abrazó de vuelta con fuerza, notando que la camisa tenía su olor. Una lástima, Hitori claramente se adueñaría de esa, también, como una vil ladrona sin remordimiento. “Yo… Al parecer no soy capaz de no robar tus camisas, lo siento.” Murmuró con una pequeña sonrisa. Dejó que la sentara de vuelta en la mesa y apoyó su cabeza contra Adam, encontrando de nuevo fuerzas para no dejar que su realidad girara fuera de control. Sus brazos cubiertos completamente por la camisa, le quedaba enorme, se sentía como una niña pequeña al pasarlos por la espalda descubierta del moreno.
Movimientos que denotaban cuidado, liberando su cabello de las prendas, acomodándolo de manera gentil. Quizás con más calor o sentimiento detrás que antes, la manera en que sus manos la tocaban. Hitori logró encontrar el final de las mangas de la camisa y acarició a Adam con sus dedos. Pegada a él era más fácil, todo lo malo podía descansar en otra parte, tenía fuerzas para empujarlo fuera y ocuparse de él, olvidarse de ella misma.
Negó con su cabeza, una pequeña sonrisa cuando alzó su vista para observar a Adam. “No te voy a ordenar eso. Quédate conmigo hasta que te aburras.” No había amargura, nada más que honestidad servicial en lo que decía. Lo más fácil en ese momento era pensar en sí misma como algo útil, cualquier otra cosa era demasiado dolorosa.
Escuchó las palabras, tenían emoción, cuidado, no eran frías ya, por lo menos no en ese momento. Seguía habiendo esperanza de sacarlo de donde lo había tirado sin cuidado. No le aterraba que dijera que ella era importante para él, no en ese momento donde sólo significaba que todavía sentía cosas. “Tu también te hubieses quedado. Te quedaste despierto, cuidándome de la noche.” Murmuró, acariciando con cuidado. “Después de lo que te hice-” Un pinchazo de culpa que le hizo abrazarlo con fuerza, escondiendo su cara contra su pecho. “No podía hacer otra cosa.” Un susurro tenso con angustia y culpa.
Los dedos sobre su cabello ayudaban, cualquier cosa que le recordara a Hitori que lo que había hecho podía deshacerse. Era una caricia distinta, producía calma, invocaba una sensación que ella no reconocía. Más avances, quizás. Si lograba aguantar lo suficiente, quizás su esperanza no era infundada.
Las palabras preocupadas tocaron su corazón, encendieron de nuevo los sollozos. Ella no merecía ese trato, no después de lo que había hecho. Parte de Hitori había querido aventarse a la cancha la noche anterior, hacerle un favor a ambos, al mundo, y perderse completamente en la locura hasta que lo que sea que le revivía se hartara de tener que hacerlo. Todavía tenía ese deseo, tan sólo lo había empujado a un lado para cuidar de Adam todo lo que podía.
Abrazó al vampiro con fuerza, la confusión de sentimientos sacudían sus hombros en sollozos que no entendía del todo. El beso en su coronilla fue suficiente para que volviera a derramar lágrimas. “Yo sólo quiero deshacer lo que hice.” Murmuró, hundiéndose contra Adam. “Y no sé como, no sé qué hacer, quiero… Quiero llevármelo, tomar el dolor y llevarlo a otra parte, donde no te haga daño.” Explicó entre sollozos.
“No puedo hacerlo de otra manera que rompiendo lo que tengo dentro, pero no me importa, yo-” Alzó ojos mojados nuevamente, quebrados de dolor y desesperación. “No merezco que te preocupes por mí, tan sólo toma lo que me queda por ofrecer.” No era mucho, de hecho, lo único bueno que quedaba eran sobras y raspados, cada vez menos, carcomidos por culpa y odio que de a poco y sin su permiso se esparcían por su interior.
Suspiró pesadamente, intentando calmarse, no podía estar así de rota y desesperada si pretendía que Adam no se preocupase por ella. Mordió nuevamente su labio inferior, el interior de su mejilla, acariciando la espalda del vampiro con cuidado. “Si duermo” Comenzó con sollozos más acallados, una expresión de dolor y miedo. “No sé qué va a ser de mi.” Explicó en un susurro, de sólo pensarlo sintió aquella mano familiar tomarla del cuello.
No podía, no quería imaginar sus pesadillas, tenía una pequeña idea de lo que sería aquello. Si había alguien capaz de destruir lo que quedaba de sanidad mental en Hitori, era su propio inconsciente, aquel que le torturaba en sueños. Con lo que había hecho y cómo lo había abotellado, no tenía dudas de que el daño que se haría a sí misma en sueños probablemente sería más de lo que podía soportar cuando estuviese despierta.
“No voy a poder descansar, no ahí dentro donde no hay luz, donde estoy sola y a merced de mis pesadillas.” Murmuró, volviendo a esconder su cara contra Adam, acurrucándose como una niña pequeña. De sólo hablar de ellas, de reconocer que existían en voz alta, sentía pánico, como si con sus palabras les diera más fuerza de la que ya tenían. Con su tono denotaba la certeza de lo que le atormentaría, el hecho de que no quería dormir por nada del mundo, que prefería mil veces quedarse despierta hasta volverse completamente loca.
Lo abrazó con fuerza, intentando cobijarse del miedo que le recorría, que hacía que sus manos temblaran ligeramente. Suspiró pesadamente, mordiendo su mejilla interior con fuerza en un intento de calmarse. “Lo siento, no quiero cargarte con mis cosas, ya he hecho suficiente.” Se regañó a sí misma, estaba intentando ayudarlo a él, no al revés, no podía desmoronarse así como así. Aflojó su abrazo, tan sólo lo suficiente como para volver a acariciar con manos temblorosas, a pesar de todo obligándose a traspasar la esperanza que no tenía cabida para nadie más que Adam.
Hora
Mañana
Lugar
Sala de Computación
Clima
Nublado
Hunger:
5/6
Mañana
Lugar
Sala de Computación
Clima
Nublado
Hunger:
5/6
Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Lun Abr 19, 2021 1:38 pm
Si, le encantaba como los dedos ajenos pasaban por sus cabellos, como lo atendía de esa manera tan cariñosa. Si, el contacto ajeno es lo mejor que pudo haber pasado en su vida longeva. ¿Qué era lo que tenía ella realmente? Primero fue el misterio que la envolvía, después fue la curiosidad y la ambición y deseo de poseerla, de apoderarse de ella, pero finalmente… fue algo más allá, y aunque la conociera por completo, no se deshiciera y mucho menos se separaría de ella. No, sería todo lo contrario, estaría más apegado. Era una droga no solamente para su cuerpo, sino para los sentimientos. La primera vez, la única vez. Había dejado una huella, una gran marca en su vida. Un punto y aparte, un nuevo comienzo para él.
Acariciaba los cabellos ajenos, asintiendo con la cabeza ante sus palabras -Todas las que desee- contestó, claro, habían sido solamente seis días desde la primera vez que la encontró, pero sentía que había pasado una eternidad. El sentido del tiempo junto a ella pasaba lento, como si disfrutara realmente de todos los segundos que pasaba, deseando que jamás acabará. Sintió un alivio, ninguno de los dos se iba a separar, claro que no. Los dos estaban compartiendo un íntimo momento, uno el cual dominaba la honestidad.
Culpa, sufrimiento de nuevo se escuchaban en sus palabras, no encontraba palabras en el momento, solamente asintiendo de nuevo con la cabeza mientras que sus dedos pasaban por sus mechones oscuros. Quería encontrar algo que decir, algo para que no se sintiera culpable, ella hizo lo mejor para protegerse, para no caer en un abismo en donde ya había estado una vez en un pasado el cual no ha querido hablar. Cerró sus ojos, él había tenido la culpa de no poder manejar sus sentimientos, de no respetar, de ser bastante directo con ella aún sin saber la respuesta a la pregunta. ¿Qué era lo que realmente sentía por ella? No era solamente un capricho ya, no era pena, no era para llenar un vacío dentro de él. no, claramente era algo mucho más allá, enterrado dentro de sí. Si, lo que los humanos utilizan para hacer cualquier tipo de locura, que era una excusa aceptable para hacer cosas impensables. Si, no podía haber algo más que eso. ¿Al final este vampiro podía sentir eso? Era totalmente inestable, y la respuesta podría ser vaga, extraña, tenía que estar seguro de ello. Después de todo esto. Cuando de nuevo vuelva a ser Adam Valentine o por lo menos un fragmento de él, o cuando se forme su identidad, que ya no tiene nada que ocultar enfrente de ella.
Lágrimas sentía, algunas caídas en su piel, en su pecho descubierto, ligeros sollozos y quebrantados susurros. Asintió con la cabeza a sus palabras, los mortales tenían un deseo de volver al pasado y reparar las cosas que habían hecho mal, pero no tenían el poder, ni siquiera él lo tenía. Simplemente ya estaba escrito sus acciones en piedra, ahí, eventos los cuales solo podían ser recordados. Su mirada bajó para observar a la ajenaq, y esos ojos morados demostraban mucha más vida de lo que él tenía en el momento, que demostraba tan sólo preocupación mientras ella enseñaba una gama inmensa de emociones. Seguía con sus caricias, esperando a que terminara de hablar, de que todo lo que tenía encerrado fluyera mediante sus acciones y sus palabras.
Miedo a tener que enfrentarse a su inconsciente y a todos esos pensamientos que ha dejado a un lado. El terror que ella sentía cada noche al enfrentarse no solamente al pasado, ahora al presente, todo lo que había hecho, el sufrimiento, el dolor que se estaba causando, que torturaba su mente con cada segundo y en estas horas ella había aguantado, ¿Cuánto más antes de que su cuerpo cayera rendido? La otra alternativa era que ella absorbiera la energía que de él emanaba. Pero igual era peligroso y ella no quería eso, por lo que no había a donde ir, era un camino sin salida para los dos.
-No hay como deshacer sus acciones, el pasado está grabado y no se puede cambiar, lo que se decide es como actuar en el futuro- palabras que salían de su boca en una forma mística, transmitiendo lo que había aprendido a través del tiempo -El dolor no puede ser llevado a otra parte, se lidia con ello, tengo que hacerlo, los dos necesitamos enfrentarlo para poder avanzar- ahí estaba, la pizca de preocupación que la primera fase carecía. Sus manos se posaron a las mejillas ajenas, con cuidado, sus ojos apuntaban hacia ella, hacía los orbes morados que poseía y lentamente se hundía en estos.
-Aunque tenga miedo de dormir, siempre estaré ahí para abrazarla, ayudarla a pasar las pesadillas que le atormentan- sus pulgares se movían con más fluidez que antes, con más carga de emociones, pasando a ser hasta eso cariñosos, no con la misma intensidad que lo había hecho, pero era un pequeño avance, una pequeña victoria en recuperar lo que se había perdido -No estará sola- y con esta frase que pasó a un susurro le dejo un beso en la frente y tuvo que encorvarse un poco para poder depositar otro beso en los labios ajenos, transmitir tranquilidad con acciones era la forma más óptima y esperaba poder hacerlo de esta manera. Y con este contacto también recuperaba lentamente la forma de besar, la técnica que había repasado a lo largo de los años, y aún más, que él vacío de un beso se rellenaba lentamente por la necesidad de protegerla, de calmarla, de detener sus lágrimas y el creciente cariño que regresaba en su interior.
Un beso que no duró más allá de unos cuantos segundos antes de separarse y de nuevo apegar su cabeza a su pecho, acariciando sus cabellos con lentitud -Usted ha cargado con un peso abrumador en su mente, en sus hombros, ha sufrido por ello, y en su necedad y terquedad no se ha dejado la oportunidad de compartir eso, pensando en que el dolor es sólo suyo- palabras que fluían peligrosamente de sus labios -Es una enfermera, cuida de los problemas de los demás, así que deje que cuide de sus problemas, que todos necesitamos ayuda- sus caricias no se detenían, los mimos que a ella le proporcionaba eran suaves, lo mecanizado era reemplazado por una actitud novata, dando los primeros pasos, aprendiendo de los demás, aprendiendo de ella.
Otro beso en la coronilla -Descanse lo que tenga que descansar, duerma lo que tenga que dormir, ya ha hecho demasiado, y le agradezco por ello- apegó el cuerpo ajeno más, sin dejar alguna apertura, tan sólo los dos en esta sala, para ellos mismos y de nadie más -Estaré aquí cuando despierte- y con esto cerró sus ojos, deseaba que ella tomará su merecido descanso, que los humanos son bastante frágiles y no quería que ella se rompiera. Estaba empujando lo inevitable.
Acariciaba los cabellos ajenos, asintiendo con la cabeza ante sus palabras -Todas las que desee- contestó, claro, habían sido solamente seis días desde la primera vez que la encontró, pero sentía que había pasado una eternidad. El sentido del tiempo junto a ella pasaba lento, como si disfrutara realmente de todos los segundos que pasaba, deseando que jamás acabará. Sintió un alivio, ninguno de los dos se iba a separar, claro que no. Los dos estaban compartiendo un íntimo momento, uno el cual dominaba la honestidad.
Culpa, sufrimiento de nuevo se escuchaban en sus palabras, no encontraba palabras en el momento, solamente asintiendo de nuevo con la cabeza mientras que sus dedos pasaban por sus mechones oscuros. Quería encontrar algo que decir, algo para que no se sintiera culpable, ella hizo lo mejor para protegerse, para no caer en un abismo en donde ya había estado una vez en un pasado el cual no ha querido hablar. Cerró sus ojos, él había tenido la culpa de no poder manejar sus sentimientos, de no respetar, de ser bastante directo con ella aún sin saber la respuesta a la pregunta. ¿Qué era lo que realmente sentía por ella? No era solamente un capricho ya, no era pena, no era para llenar un vacío dentro de él. no, claramente era algo mucho más allá, enterrado dentro de sí. Si, lo que los humanos utilizan para hacer cualquier tipo de locura, que era una excusa aceptable para hacer cosas impensables. Si, no podía haber algo más que eso. ¿Al final este vampiro podía sentir eso? Era totalmente inestable, y la respuesta podría ser vaga, extraña, tenía que estar seguro de ello. Después de todo esto. Cuando de nuevo vuelva a ser Adam Valentine o por lo menos un fragmento de él, o cuando se forme su identidad, que ya no tiene nada que ocultar enfrente de ella.
Lágrimas sentía, algunas caídas en su piel, en su pecho descubierto, ligeros sollozos y quebrantados susurros. Asintió con la cabeza a sus palabras, los mortales tenían un deseo de volver al pasado y reparar las cosas que habían hecho mal, pero no tenían el poder, ni siquiera él lo tenía. Simplemente ya estaba escrito sus acciones en piedra, ahí, eventos los cuales solo podían ser recordados. Su mirada bajó para observar a la ajenaq, y esos ojos morados demostraban mucha más vida de lo que él tenía en el momento, que demostraba tan sólo preocupación mientras ella enseñaba una gama inmensa de emociones. Seguía con sus caricias, esperando a que terminara de hablar, de que todo lo que tenía encerrado fluyera mediante sus acciones y sus palabras.
Miedo a tener que enfrentarse a su inconsciente y a todos esos pensamientos que ha dejado a un lado. El terror que ella sentía cada noche al enfrentarse no solamente al pasado, ahora al presente, todo lo que había hecho, el sufrimiento, el dolor que se estaba causando, que torturaba su mente con cada segundo y en estas horas ella había aguantado, ¿Cuánto más antes de que su cuerpo cayera rendido? La otra alternativa era que ella absorbiera la energía que de él emanaba. Pero igual era peligroso y ella no quería eso, por lo que no había a donde ir, era un camino sin salida para los dos.
-No hay como deshacer sus acciones, el pasado está grabado y no se puede cambiar, lo que se decide es como actuar en el futuro- palabras que salían de su boca en una forma mística, transmitiendo lo que había aprendido a través del tiempo -El dolor no puede ser llevado a otra parte, se lidia con ello, tengo que hacerlo, los dos necesitamos enfrentarlo para poder avanzar- ahí estaba, la pizca de preocupación que la primera fase carecía. Sus manos se posaron a las mejillas ajenas, con cuidado, sus ojos apuntaban hacia ella, hacía los orbes morados que poseía y lentamente se hundía en estos.
-Aunque tenga miedo de dormir, siempre estaré ahí para abrazarla, ayudarla a pasar las pesadillas que le atormentan- sus pulgares se movían con más fluidez que antes, con más carga de emociones, pasando a ser hasta eso cariñosos, no con la misma intensidad que lo había hecho, pero era un pequeño avance, una pequeña victoria en recuperar lo que se había perdido -No estará sola- y con esta frase que pasó a un susurro le dejo un beso en la frente y tuvo que encorvarse un poco para poder depositar otro beso en los labios ajenos, transmitir tranquilidad con acciones era la forma más óptima y esperaba poder hacerlo de esta manera. Y con este contacto también recuperaba lentamente la forma de besar, la técnica que había repasado a lo largo de los años, y aún más, que él vacío de un beso se rellenaba lentamente por la necesidad de protegerla, de calmarla, de detener sus lágrimas y el creciente cariño que regresaba en su interior.
Un beso que no duró más allá de unos cuantos segundos antes de separarse y de nuevo apegar su cabeza a su pecho, acariciando sus cabellos con lentitud -Usted ha cargado con un peso abrumador en su mente, en sus hombros, ha sufrido por ello, y en su necedad y terquedad no se ha dejado la oportunidad de compartir eso, pensando en que el dolor es sólo suyo- palabras que fluían peligrosamente de sus labios -Es una enfermera, cuida de los problemas de los demás, así que deje que cuide de sus problemas, que todos necesitamos ayuda- sus caricias no se detenían, los mimos que a ella le proporcionaba eran suaves, lo mecanizado era reemplazado por una actitud novata, dando los primeros pasos, aprendiendo de los demás, aprendiendo de ella.
Otro beso en la coronilla -Descanse lo que tenga que descansar, duerma lo que tenga que dormir, ya ha hecho demasiado, y le agradezco por ello- apegó el cuerpo ajeno más, sin dejar alguna apertura, tan sólo los dos en esta sala, para ellos mismos y de nadie más -Estaré aquí cuando despierte- y con esto cerró sus ojos, deseaba que ella tomará su merecido descanso, que los humanos son bastante frágiles y no quería que ella se rompiera. Estaba empujando lo inevitable.
Adam ValentineAdam Valentine
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Mar Abr 20, 2021 1:34 am
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Intentaba calmarse sin muy buenos resultados, un sollozo de dolor escapó de ella cuando Adam con esa voz gélida le recordaba que no podía deshacer el pasado. Lo que hubiese dado para que eso no fuera cierto. Sabía que no podía simplemente llevarse ese dolor, que así no era como funcionaban las cosas, pero no era capaz de hacer nada más que eso. Apoyó su mejilla contra la mano del vampiro, buscando el cariño que tanto necesitaba en ese momento.
El vacío en los ojos ajenos le ardía en el pecho, pero las palabras tenían más emoción. Un avance, otro más. No era lo que Hitori quería, obligarle a estar mejor sólo para que cuidase de ella, no era justo. Sentía los movimientos más llenos, menos mecánicos mientras los pulgares barrían sus lágrimas. Se sacudió en un sollozo pesado ante las palabras más teñidas de cariño. En lo más profundo de ella, lo único que había querido que le dijeran desde que había quedado olvidada en la oscuridad era eso. Que alguien le asegurara con esa confianza indudable que no volvería a estar sola.
Alzó sus brazos para colgarlos alrededor del cuello ajeno, una expresión extraña en su cara con el beso en su frente. ¿Y si en realidad había visto su último día de aquella soledad que tanto daño le hacía? Esperanza genuina, alivio, gratitud que no entendía del todo pasaron por sus labios, por sus manos que se posaban en la nuca de Adam para traerlo más cerca. Se vería el peso que esas palabras tendrían sobre ella de ese momento en adelante, como si de pronto tuviese bálsamo en una herida que no había notado.
Hitori empapó el pecho moreno con sus lágrimas, sollozaba menos, algo de calma se había depositado dentro de ella, de a poco se esparcía. Sus manos acariciaron el cuello, luego su pecho antes de volver a rodear a Adam en un abrazo, las yemas de sus dedos pasando por la espalda con suavidad.
“No soy terca.” Sollozó en una reacción completamente visceral, como sólo una persona terca podía hacer. Al darse cuenta de eso, soltó una pequeña risita, restregando una mejilla contra su hombro para limpiar lágrimas contra la camisa robada. Escuchó el resto de lo que Adam tenía que decir, palabras que pretendían calmarla, asegurarle que todo estaría bien. Lo único que peleaba contra ellas era esa bola de odio que crecía dentro de ella de a poco, susurraba que ella no merecía descansar, no merecía que el vampiro se preocupara o cuidase de ella, que la única ayuda que debería recibir era que alguien la matase de una vez por todas.
Pero se sintió más apegada al cuerpo ajeno, protegida entre los brazos que mimaba, desenredando nudos de emociones con dedos que de a poco aprendían a moverse con fluidez, reemplazando lo mecánico por cariño. Todo el miedo se hacía pequeño al lado de él, la inseguridad de poder sobrevivir sus pesadillas desaparecía con las palabras de preocupación.
“No quiero perderme ahí dentro.” Murmuró, ya no sollozaba, lágrimas corrían ligeramente por sus mejillas, pero la calma se expandía lentamente. Su cuerpo quería descansar, poco a poco cerraba las persianas y apagaba las luces, su abrazo se aflojaba, su cuerpo se hundía contra Adam. “Quiero volver a tí cuando despierte.” El cansancio hablaba sin permiso, no sabía bien a lo que se refería ya, sus ojos cerrados, sus manos de a poco bajaron más hasta quedar colgando a cada lado de su cuerpo. Se rindió finalmente al agotamiento, relajando su cuerpo por completo mientras caía en la inconsciencia, rezando poder sobrevivir sus pesadillas.
Presión en su pecho, demasiada. No podía respirar, le faltaba el aire y simplemente no podía forzar a sus pulmones a inhalar. Quiso abrir los ojos, pero no pudo. Escuchó algo, voces, ecos de sus pesadillas, pero no dentro de su cabeza si no que fuera. Era el monstruo de brea, tenía que serlo, sentado sobre su pecho, por eso no podía respirar. Lo escuchaba susurrar, no sabía bien qué decía.
Quería moverse, empujar lo que fuese que comprimía su pecho lejos, respirar, abrir los ojos, cualquier cosa, pero estaba completamente encerrada. Una eternidad, esa fue la duración de su ahogo, cuando en realidad pasó uno, luego dos minutos mientras despertaba de a poco de su parálisis del sueño. Pudo mover un dedo, fue suficiente para terminar de despertarle. Inhaló como si de verdad no hubiese respirado en años, pero no había dejado de hacerlo en ningún momento.
Perdida, no entendía nada, no sabía si estaba despierta en realidad o simplemente había vuelto a tomar consciencia dentro de uno de sus sueños. Tan sólo su respiración agitada, sintió lágrimas en sus mejillas, se dio cuenta que no estaba sentada ya, todo su peso estaba sobre… Algo cálido. “Adam…” Sollozó sin abrir sus ojos, buscando al vampiro con sus manos desesperadamente. Lo llamó por el primer nombre que le había dado, demasiado fuera de sí como para corregir con información nueva.
Su respiración cada vez más rápida, no se atrevía a abrir sus ojos por miedo a confirmar que seguía durmiendo, no iba a aguantar otra pesadilla más. Tan sólo encontró el cuello del moreno y lo rodeó con sus brazos, buscando refugio bajo su barbilla mientras temblaba ligeramente, cubierta en sudor frío. “Despiértame-” Rogó en un crujido, escondiendo su cara en la piel ajena.
code by EMMEEl vacío en los ojos ajenos le ardía en el pecho, pero las palabras tenían más emoción. Un avance, otro más. No era lo que Hitori quería, obligarle a estar mejor sólo para que cuidase de ella, no era justo. Sentía los movimientos más llenos, menos mecánicos mientras los pulgares barrían sus lágrimas. Se sacudió en un sollozo pesado ante las palabras más teñidas de cariño. En lo más profundo de ella, lo único que había querido que le dijeran desde que había quedado olvidada en la oscuridad era eso. Que alguien le asegurara con esa confianza indudable que no volvería a estar sola.
Alzó sus brazos para colgarlos alrededor del cuello ajeno, una expresión extraña en su cara con el beso en su frente. ¿Y si en realidad había visto su último día de aquella soledad que tanto daño le hacía? Esperanza genuina, alivio, gratitud que no entendía del todo pasaron por sus labios, por sus manos que se posaban en la nuca de Adam para traerlo más cerca. Se vería el peso que esas palabras tendrían sobre ella de ese momento en adelante, como si de pronto tuviese bálsamo en una herida que no había notado.
Hitori empapó el pecho moreno con sus lágrimas, sollozaba menos, algo de calma se había depositado dentro de ella, de a poco se esparcía. Sus manos acariciaron el cuello, luego su pecho antes de volver a rodear a Adam en un abrazo, las yemas de sus dedos pasando por la espalda con suavidad.
“No soy terca.” Sollozó en una reacción completamente visceral, como sólo una persona terca podía hacer. Al darse cuenta de eso, soltó una pequeña risita, restregando una mejilla contra su hombro para limpiar lágrimas contra la camisa robada. Escuchó el resto de lo que Adam tenía que decir, palabras que pretendían calmarla, asegurarle que todo estaría bien. Lo único que peleaba contra ellas era esa bola de odio que crecía dentro de ella de a poco, susurraba que ella no merecía descansar, no merecía que el vampiro se preocupara o cuidase de ella, que la única ayuda que debería recibir era que alguien la matase de una vez por todas.
Pero se sintió más apegada al cuerpo ajeno, protegida entre los brazos que mimaba, desenredando nudos de emociones con dedos que de a poco aprendían a moverse con fluidez, reemplazando lo mecánico por cariño. Todo el miedo se hacía pequeño al lado de él, la inseguridad de poder sobrevivir sus pesadillas desaparecía con las palabras de preocupación.
“No quiero perderme ahí dentro.” Murmuró, ya no sollozaba, lágrimas corrían ligeramente por sus mejillas, pero la calma se expandía lentamente. Su cuerpo quería descansar, poco a poco cerraba las persianas y apagaba las luces, su abrazo se aflojaba, su cuerpo se hundía contra Adam. “Quiero volver a tí cuando despierte.” El cansancio hablaba sin permiso, no sabía bien a lo que se refería ya, sus ojos cerrados, sus manos de a poco bajaron más hasta quedar colgando a cada lado de su cuerpo. Se rindió finalmente al agotamiento, relajando su cuerpo por completo mientras caía en la inconsciencia, rezando poder sobrevivir sus pesadillas.
- Pesadillas:
- Como si alguien la hubiese aventado a un pozo sin fondo, cayó por lo que creyó fueron horas. Mientras lo hacía, poco a poco su inconsciente se encargó de despojarla de toda la esperanza, toda la calma que le había dado Adam antes de poder dormir. -Aquí no hay cabida para eso, aquí nadie puede salvarte de lo que has hecho.-
Cuando ya no quedaba nada más que todas las emociones que le destrozaban por dentro, Hitori se dio contra un piso oscuro a velocidad terminal. No pudo ni siquiera gritar de dolor, aunque su cuerpo real sí se sacudió con un ligero jadeo. Hitori logró encontrar sus piernas, las llevó a su pecho, intentó recuperarse, pero sintió como si alguien la tomara y la lanzara a otra escena sin darle un segundo de aliento.
La misma pesadilla de siempre. Una habitación oscura, pero por alguna razón la chica podía ver cuando un monstruo de brea salía de sus poros poco a poco, de su cabello, de sus lágrimas. La mano de brea sobre su cuello, los dedos asquerosos que entraban por su boca de a poco mientras ella no podía moverse, no podía pelear, cada movimiento que hacía tan sólo creaba más oscuridad. Algo se movió cerca de ella, golpeó al monstruo que emitió un sonido horripilante, antes de que Hitori pudiese entender qué estaba pasando había sido aventada a otra escena.
El monstruo nuevamente, esta vez repitiendo las palabras que había escuchado en la oscuridad. Que no servía para más que eso, que era demasiado buena. Uñas hundiéndose en su pecho, dedos helados cerrándose alrededor de su corazón, arrancándolo en un movimiento que le hacía chillar de dolor tanto en sus sueños como en la vida real. Estaba demasiado cansada, demasiado atrapada como para despertarse. Se encontraba tirada en el piso, viendo cómo el monstruo se llevaba su corazón. Otro movimiento cerca de ella, algo peludo que se tiraba contra la forma hecha de sombras, un gruñido que sonaba como un animal, un sonido de furia de parte de la pesadilla, otra vez antes de poder entender qué pasaba alguien la tomó de la cabeza y azotó su cuerpo completo contra una pared antes de depositarla en otra escena.
Oscuridad, una cama que conocía bien, estaba enredada, amarrada en sábanas que habían sido testigo de un acto de amor, el último que Hitori había hecho. Las telas apresaban sus extremidades, la estiraban sin cuidado hasta que sentía cómo todo se dislocaba. Alguien se acercaba, un traje, pisadas firmas que resonaban en el silencio del piso. No podía gritar, no podía moverse, tan sólo veía cómo se acercaba. Ojos grises, no vacíos, llenos de esa intensidad y cariño que le habían aterrorizado.
“Señorita Hitori.” No un tono mecánico, sino un eco de lo que había perdido el vampiro. “Me importas, realmente lo haces. Solamente deseo estar con usted, a su lado, con usted puedo sentir lo que nunca antes había sentido” Ante eso logró chillar, se retorció debajo del vampiro que de a poco se acercaba, acariciaba su mejilla y, con una sonrisa horripilante, clavaba una mano en su pecho.
Dolía, más que cualquier cosa en el mundo, con esas palabras cariñosas, sólo para rebuscar así como estaba haciendo en su pecho con uñas, desgarrando todo. “Que con el tiempo vaya descubriendo los sentimientos que tengo, aquellos que nunca se mostraron con nadie más desde el principio de mi vida” La mano había encontrado su corazón, lo arrancó de un solo tirón. Un beso dulce en sus labios mientras Hitori era incapaz de reaccionar. Nuevamente algo se movió fuera de su campo de vista, esa vez logró escuchar patas, garras sobre el piso antes de que, con un golpe seco, Adam fuese removido de encima de ella. Las sábanas terminaron de desgarrar su cuerpo por completo, la chica volvió a chillar, sintió que perdía el conocimiento por un segundo antes de volver a despertar dentro de sus sueños.
Algo estaba pasando, no estaba segura qué, pero algo estaba evitando que cada escena terminara por completo. Se encontró en medio de un edificio en ruinas. Como si una bomba atómica hubiese explotado hace sólo segundos, todavía había humo en todas partes. Habían pedazos de escombros que parecían haber sido arrancados, apilados en un rincón que todavía estaba en llamas. Hitori miró a su alrededor, no sabía dónde estaba, pero todo se sentía vacío, no había terror, no había dolor, sólo… Frío.
Volvió a escuchar patas sobre el piso, ahora que no estaba tan oscuro fue capaz de reconocer la forma de un lobo de color gris oscuro que se acercaba a ella. Parte de ella sabía que estaba soñando, pero no lo suficiente como para poder despertarse o controlar lo que sucedía. Hitori se agachó para acariciarlo, posó sus ojos sobre los del animal. Gris claro. El edificio se sacudió por completo. Una de las mejillas tenía algunos rasguños. “¿Que nunca voy a ser tuya, que no vas a tenerme porque a mi no se me da la puta gana?” La voz resonó por todo el edificio, se vino abajo sobre ella, aplastándola por completo.
Estaba de vuelta en aquella pieza, pero esta vez se encontraba de pie. Su cuerpo se movía por sí solo, estaba atrapada, avanzando hacia una cama. Notó sus manos, oscuras, hechas de sombras y brea. No entendía, pero sus piernas se arrastraban hacia adelante. Sentía odio, profundo, más de lo que en toda su vida había tenido dentro de ella. Toda su visión estaba partida por grietas, brea goteaba de ellas, pequeños tentáculos de sombras escapaban, resquebrajando todo.
Había cambiado de lugar, Adam se encontraba frente a ella. “¿Y si yo no quiero nada de eso?” Escuchó su voz, completamente fría, pesada con odio, mientras una mano se extendía hacia adelante. No podía detenerla. “¿Que no me importa lo que sientas?” La mano de brea se posó sobre el corazón del vampiro, estaba atado a la cama, completamente a su merced, incapaz de hacer nada. Sintió un placer asqueroso en anticipación de lo que iba a hacer. Sus dedos se convirtieron en garras y las hundió dentro del pecho de Adam, destrozando todo a su paso hasta que sintió el corazón en su mano.
Luego, un tirón, algo intentaba jalarla. Se dio vuelta para encontrarse con ese mismo lobo, una vez más. Quería reventar el corazón con su mano, sabía que era lo que tenía que hacer, pero el animal no le dejaba terminar la acción que había comenzado.
Sintió que todo se rebobinaba, todo su cuerpo se movía hacia atrás, crujía, dolía mientras el tiempo se deshacía. Otra vez al principio de la habitación, frente a una cama, seguía siendo el ser de brea. Quiso chillar, no quería hacerlo de nuevo, quería detenerse, escapar. Abrió su boca y sólo vomitó sombras que escurrieron por el piso y ataron a alguien a la cama. Su cuerpo en la realidad sí logró gritar nuevamente, derramando las lágrimas que Hitori en sueños no era capaz de soltar.
No veía con claridad, no todavía, pero paso a paso se acercaba a su víctima. Sintió una sonrisa desquiciada en sus labios. Atada de manos y pies, con la boca llena de sombras, ella misma. Todo el odio que se encontraba repartido por la cabeza de Hitori se incorporó en una bola de brea que llenó su estómago vacío. Iba a destruirla, era lo único que merecía. Ni las lágrimas, ni el intento que hacía de gritar o salvarle le salvarían de recibir todo el daño que había causado.
“Ya no tiene sentido pelear ¿Sabes?” Su tono era cruel, absolutamente despiadado, como había sido con Adam. “No te queda nada más. Ninguna razón para seguir intentándolo. Tan sólo seguirás haciendo daño.” La tomó del cuello, sombras escurrían de su boca entre sus palabras, recorrían el aire y entraban en la pobre chica por sus oídos, ojos, nariz, ahogándola por completo. “Déjame devolverte el favor.” Escuchó un intento de chillido de parte de la contraria, aquella que ya no podía respirar. Nuevamente el chillido sólo se escuchó en la realidad.
Iba a terminar lo que había empezado. No merecía seguir viviendo, no así, merecía sucumbir en la oscuridad. A su alrededor comenzaron a caer escombros, las paredes de la habitación oscura se desmoronaban. “Lo último que creíste que eras. Al fin y al cabo, no fuiste capaz de salvar al resto de tu propia autodestrucción.” Tomó el cuello con su otra mano, se acercaba a ella, todo su cuerpo se deshacía en brea que entraba en Hitori.
Nuevamente escuchó pisadas, un golpe seco, tan fuerte que tuvo que soltar a la chica. Cayó al piso con un sonido mojado y asqueroso. Estuvo tan cerca, casi había logrado consumirla, pero el lobo le había detenido. La habitación se sacudió y partió por la mitad, la chica en la cama había desaparecido, su cuerpo ya no estaba hecho de brea.
Caía otra vez, como si su inconsciente estuviese intentando deshacerse de toda la esperanza nuevamente, pero no le quedaba nada ya. Se dejó caer, relajó su cuerpo, ya no importaba, no soportaba más. No tenía esperanza, no quedaba nada bueno que perder en esa caída, tan sólo el último aliento de alguien que estaba a punto de rendirse.
Sintió pelo bajo ella, tuvo que esforzarse para abrir sus ojos. Nuevamente ese lobo, esta vez más grande, se encontraba bajo ella mientras iban en caída libre. “Te vas a hacer daño” Murmuró, sintiendo lágrimas que desaparecían en el aire detrás de ella. Quiso empujarlo, hacer que se largara, pero en vez sus dedos se hundieron en el pelaje.
Se sentía… Mejor, sólo con ese pequeño contacto. Hitori se acercó un poco más, escondiendo su cara en el pelo mientras sollozaba. “No aguanto más.” Susurró contra el lobo, abrazándolo del cuello. “No interrumpas más, deja que me lleve.” Le rogó sin soltarlo, la caída se había llevado todo, tan sólo quería perderse en las sombras, lo que fuese para dejar de sufrir como lo estaba haciendo. En vez de hacerle caso, el animal la rodeó con su cuerpo, lamió su cara, limpiando las lágrimas. La enfermera se dejó acunar, cayó por lo que parecían horas, pero arropada en el lobo no pudo soltar el último hilo que le mantenía cuerda. En algún momento el sueño simplemente cambió, no hubo final. Un momento caía, en el otro se encontraba de vuelta, amarrada en la cama.
Nada cedía, ni sus pesadillas, ni el lobo. No lograba evitar el dolor por completo, no podía deshacerse del monstruo, pero tampoco terminaba por perderse por completo en cada escena. Justo a tiempo, cada vez, se interrumpía de manera violenta, Hitori era desplazada a otra parte sin tiempo para descansar, para ajustarse, una tras otra, infinitas iteraciones de la misma situación. El monstruo arrancaba su corazón, Adam le hacía daño, ella se ahogaba a sí misma, luego a Adam, el monstruo de brea entraba para turnarse con el vampiro en destrozarla. Cada vez el sueño no concluía, no terminaba de despedazar su estado mental, el lobo lo impedía.
“¡BASTA!” Chilló en medio de una transición, golpeando hacia adelante, encontró un vidrio negro que rompió con sus puños. Sentía que llevaba años atascada en ese circuito infinito, al borde de perder la locura sin poder hacerlo, siendo salvada justo a tiempo, pero no lo suficiente como para poder alejarse de las pesadillas.
Absolutamente todo a su alrededor había resultado estar hecho de vidrio. Con un solo golpe, una grieta, todo explotó con un sonido ensordecedor. Hitori se dejó caer al piso, protegiéndose de los pedazos filosos que volaban a todas partes. Al levantar la cabeza, se encontraba nuevamente en ese edificio lleno de escombros. Todo ese tiempo y no había avanzado hacia ninguna parte. Todo seguía derrumbado, nada había cambiado.
“Quiero salir, quiero salir, quiero salir, quiero salir.” Agarraba su cabeza con fuerza, escondiéndola entre sus piernas. No podía más, no podía volver a sentir cómo arrancaban su corazón, cómo le hacía daño a Adam, a ella misma. “No más, por favor.” Sollozaba tanto por dentro como por fuera, no podía moverse más, no tenía fuerzas para nada que no fuese cubrir su cabeza, jalar de su cabello mientras sentía que perdía los estribos.
De alguna manera se encontró sobre el lobo, no estaba segura cómo, todo parecía borroso. Sentía que se movía a alguna parte. Cayó rendida sobre él, abrazando su cuello como había hecho mientras caía. No sabía dónde iban, pero cualquier lugar era mejor que donde estaba.
Presión en su pecho, demasiada. No podía respirar, le faltaba el aire y simplemente no podía forzar a sus pulmones a inhalar. Quiso abrir los ojos, pero no pudo. Escuchó algo, voces, ecos de sus pesadillas, pero no dentro de su cabeza si no que fuera. Era el monstruo de brea, tenía que serlo, sentado sobre su pecho, por eso no podía respirar. Lo escuchaba susurrar, no sabía bien qué decía.
Quería moverse, empujar lo que fuese que comprimía su pecho lejos, respirar, abrir los ojos, cualquier cosa, pero estaba completamente encerrada. Una eternidad, esa fue la duración de su ahogo, cuando en realidad pasó uno, luego dos minutos mientras despertaba de a poco de su parálisis del sueño. Pudo mover un dedo, fue suficiente para terminar de despertarle. Inhaló como si de verdad no hubiese respirado en años, pero no había dejado de hacerlo en ningún momento.
Perdida, no entendía nada, no sabía si estaba despierta en realidad o simplemente había vuelto a tomar consciencia dentro de uno de sus sueños. Tan sólo su respiración agitada, sintió lágrimas en sus mejillas, se dio cuenta que no estaba sentada ya, todo su peso estaba sobre… Algo cálido. “Adam…” Sollozó sin abrir sus ojos, buscando al vampiro con sus manos desesperadamente. Lo llamó por el primer nombre que le había dado, demasiado fuera de sí como para corregir con información nueva.
Su respiración cada vez más rápida, no se atrevía a abrir sus ojos por miedo a confirmar que seguía durmiendo, no iba a aguantar otra pesadilla más. Tan sólo encontró el cuello del moreno y lo rodeó con sus brazos, buscando refugio bajo su barbilla mientras temblaba ligeramente, cubierta en sudor frío. “Despiértame-” Rogó en un crujido, escondiendo su cara en la piel ajena.
Hora
Mediodía
Lugar
Sala de Computación
Clima
Nublado
Hunger:
5/6
Mediodía
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Clima
Nublado
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5/6
Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Mar Abr 20, 2021 7:37 pm
Un avance, eso era lo que era, en lo que sería todo este tiempo, el moreno estaba actuando de acuerdo a lo que había sido alguna vez en un tiempo pasado. En algunas ocasiones una chispa se iluminaba en sus palabras, se teñía de un color brillante, pero en la mayoría aún estaba vacío, oscuro, sin alguna fuente donde extraer los sentimientos. Pero ahí estaba, lenta, de manera progresiva, no le faltaba caer, le faltaba levantarse de aquella playa, que las olas de la indiferencia lo habían arrastrado, las corrientes de la soledad.
Pero ante todo esto, ante el desconocimiento de los sentimientos, del alma y el corazón de un humano, pudo ver la esperanza en ella, un alivio extremo por las palabras que el vampiro entonaba. Si, ahí estaba ella, aquella expresión que no se había visto, que el moreno no había presenciado desde su encuentro con ella, en toda la gama de emociones que ella tenía, esta era la faltante en la larga demostración que mantenía dentro de ella. Más lágrimas que no eran compartidas, simplemente estaban recorriendo las mejillas ajenas, pero lentamente aquellos sollozos se silenciaron más y más, la calma por fin estaba llegando.
Negó suavemente con la cabeza ante sus palabras, si lo era, realmente lo era como él. una risita, eso le llenó de una sensación más pura de alivio, serenidad. Más palabras, más preocupación que él tenía dentro, pero que no lo demostraba tanto para que ella estuviera segura. ¿Qué iba a hacer cuando ella cayera en el reino de los sueños? Era una pregunta bastante buena, pero tenía sus planes, por lo menos uno que podía servir.
-Lo harás- susurró al escuchar sus palabras, ya que su cuerpo se rendía, los ojos ajenos ocultaban las perlas moradas que ella portaba, por fin, después de tanto tiempo ella cayó dormida. Adam observó a un lado, después al otro y finalmente se sentó a un lado de ella, con las manos sosteniendo los hombros ajenos. Se quitó los mocasines, dejándolos en el suelo y con lentitud la apegaba a su cuerpo y dejaba que su cuerpo se hiciera hacia atrás, junto con ella, y cuando su espalda estaba en las mesas las cuales estaban juntas, la acomodó sobre él, poniendo su cabeza en el pecho, y sus manos en sus cabellos y con un ligero movimiento de dedos presionó su yema del dedo índice en la sien de la mujer.
Se concentró y solamente dejó fluir un poco de su poder hacía ella, lo suficiente para que fuera de apoyo, no un guía, sino un protector, un ser con el cual podía contar, pero no dejar todo el peso dentro de los sueños. Sí, un lobo, una forma bastante curiosa, un poco usada la representación de un acompañante, pero le interesaba realmente el concepto del lobo, un animal feroz cuando es necesario, protector de los de su grupo, fiel.
Y tan sólo observaba, si, no entendía bien el subconsciente de las personas, el proceso de la creación de los sueños siempre había sido un misterio, traer a la vida conceptos abstractos era algo que le interesaba, o que le había interesado en su previa vida, pero ahora que la avaricia y ambición no estaban, solamente los podía apreciar sin pensar en otra cosa. Brea, oscuridad, caídas, destrucción, pensamientos que formaba su mente, que eran representaciones de un pasado que no entendía, los miedos que ella tenía y los errores que había cometido, al igual que eso futuros inciertos, posiciones las cuales no entendía, acciones que se podían explicar de bastantes maneras.
El reino de los sueños era peligroso, y mucho más cuando uno de estos pasaba a ser pesadillas, las cuales albergaban en su mente, pero en cada momento aquel familiar que le había otorgado era suficiente para detener lo peor. Aunque no entendiera, ahí estaba él, absorbiendo la información, iba a procesarla en cualquier momento, pero ahora estaba ahí con ella. No necesito ver más, con el conocimiento de que estaba en un ciclo que parecía infinito, y aún así sus pesadillas no tomaban de acabar forma gracias a su intrusión era más que suficiente. Como había dicho, el dolor se tiene que enfrentar de todo lo que la atormentaba, era demasiado, claro, pero por lo menos esto era un comienzo. Pequeño comienzo.
Acariciaba sus cabellos, una y otra vez, y el tiempo pasaba enfrente de él, ambiguo, abstracto, como si fuera un flashazo, ahí estaba con ella, esperando solamente a que llegará a la consciencia de nuevo. Con ese tiempo extra decidió invertirlo en sus pensamientos, de nuevo organizar su biblioteca la cual parecía ser infinita. No estaba destrozada, tampoco había necesidad de limpiarla, simplemente era ordenar la información que había entrado. Era algo relajante, le traía paz, por lo menos en el tiempo el cual era invertido, la cantidad de información, tal y como le enseñó su madre, visualizar un espacio donde se almacenan los libros, y esos libros traen consigo recuerdos, y esos recuerdos conocimientos. Poco a poco estaba todo en orden. La sección de sentimientos era una la cual no podía acomodar, era extraño, caótica, como si el suelo fuera el techo y las paredes fueran el suelo. Que las repisas son escalones y los muebles fueran pilares mientras que pasaban cosas que no se podían describir. Claro, así había quedado después de experimentarlos, pero de alguna manera encontraba el camino a cada uno de ellos, como si fueran pequeñas islas que nadie sabía lo que era arriba o abajo, delante o detrás, norte o sur. Simplemente se encontraba un camino hacia adelante y ahí es donde se tenía que dirigir. Tal y como es el caos que se muestra, tiene que guiarse no por el orden, sino por lo que quiere en ese momento. Un poco de cariño, un poco de preocupación, los celos siempre estaban pegados a estos.
Observó la caja de sus sentimientos, aún salían poco a poco, como si fueran páginas que se escribían y solas se organizaban. Tenían vida propia, era fascinante como un poco de eso puede afectar completamente su cuerpo, su lenguaje corporal, hasta las palabras que salían de una manera sincera y amorosa, y todo por una simple mujer. Por una simple mujer que cambió el curso del moreno, ¿Para bien? ¿Para mal? Claro que no, solamente era un curso grisáceo, como lo había sido anteriormente, pero estaba ya más iluminado, y los colores podían lentamente notarse.
Respiración, un bocado era suficiente para traerlo a la realidad, con caricias en los cabellos ajenos -Aquí estoy Hitori- le dijo, si, lágrimas cálidas que pasaban por su pecho desnudo, ahí estaba ella sobre él. Agarró las manos desesperadas, entrelazó los dedos, los acariciaba con cariño -Aquí estoy- susurró una vez más, pronunciando con un poco más de cariño el nombre ajeno. La observaba, aún no abría los ojos.
-Estás despierta- susurró, dejando las manos ajenas para que pudiera abrazarlo, y él lo abrazó de vuelta, rodeó el cuerpo ajeno, lo apegó a él, de manera protectora, acariciaba su espalda con suavidad. Metió suavemente las manos debajo de las ropas ajenas, pasaba las yemas de los dedos sobre la piel, sudor, claro, los sueños no habían sido para nada buenos, placenteros, era más estar en una casa de terror, en una simulación donde no había fin al sufrimiento. Cerró los ojos por un momento antes de abrirlos, tocar suavemente las caderas ajenas y subirla por su cuerpo hasta que el rostro ajeno quedará frente al suyo.
Las manos recorrieron el cuerpo de Hitori y se posaron en las mejillas ajenas, y sin desperdiciar otro segundo depositó un beso en los labios ajenos, claro, lentamente se estaba llenando de sentimiento, de emoción, de una sensación pasada. Solamente para ella, nada más para ella misma. Presionando los labios contra los femeninos, aún se notaba el vacío que conservaba, pero era un avance, pequeño pero significativo. Unos segundos había durado eso.
-Aquí estoy, esta despierta… buenas tardes Hitori- le susurraba, pegando su frente contra la ajena -regresó a mi al parecer, le dije que iba a estar con usted- más susurros resbalando por sus labios, más palabras que deseaban aspirar confianza. Otro beso, le gustaba que estaba ya con fuerzas, tal vez no las suficientes, pero era algo. Iba a ser una guerra extensa contra todo eso, contra las sombras, contra la soledad, contra el pasado y el futuro, contra todo… y él iba a estar a su lado, fiel, sin separarse ni un momento. El vampiro presionó suavemente su frente con la ajena.
-Todo está bien- Más palabras endulzadas por honestidad y cariño, aún sus ojos se mostraban vacíos, no lo podía evitar, no era sencillo llenarlos de emoción, claro que no, era algo que solamente pasaba y ya, pero el tono de voz ya se estaba pintando de diferentes colores, como un pintor aprendiendo a poner los colores a su obra. En un canvas completamente blanco llamado indiferencia, si, ahí estaba, luchando por poder demostrarle lo que sentía, pero ya no de una forma alocada, sino tranquila, paciente. No iba a dejar que su corazón se hiriera de nuevo, debía de tener cuidado en eso.
-Tome el tiempo que necesite, aquí estoy- de nuevo, más susurros, estaba ahora esperando a que se recuperara. Los dos se apoyaban, esta relación de personalidades rotas, de mentes destruidas y corazones heridos. Tal y como una novela dramatizada de un romanticismo moderno, la pareja de anormales, aprendiendo a amar de una manera sana. Con sus ojos cerrados deseaba que estuvieran en un buen camino.
Pero ante todo esto, ante el desconocimiento de los sentimientos, del alma y el corazón de un humano, pudo ver la esperanza en ella, un alivio extremo por las palabras que el vampiro entonaba. Si, ahí estaba ella, aquella expresión que no se había visto, que el moreno no había presenciado desde su encuentro con ella, en toda la gama de emociones que ella tenía, esta era la faltante en la larga demostración que mantenía dentro de ella. Más lágrimas que no eran compartidas, simplemente estaban recorriendo las mejillas ajenas, pero lentamente aquellos sollozos se silenciaron más y más, la calma por fin estaba llegando.
Negó suavemente con la cabeza ante sus palabras, si lo era, realmente lo era como él. una risita, eso le llenó de una sensación más pura de alivio, serenidad. Más palabras, más preocupación que él tenía dentro, pero que no lo demostraba tanto para que ella estuviera segura. ¿Qué iba a hacer cuando ella cayera en el reino de los sueños? Era una pregunta bastante buena, pero tenía sus planes, por lo menos uno que podía servir.
-Lo harás- susurró al escuchar sus palabras, ya que su cuerpo se rendía, los ojos ajenos ocultaban las perlas moradas que ella portaba, por fin, después de tanto tiempo ella cayó dormida. Adam observó a un lado, después al otro y finalmente se sentó a un lado de ella, con las manos sosteniendo los hombros ajenos. Se quitó los mocasines, dejándolos en el suelo y con lentitud la apegaba a su cuerpo y dejaba que su cuerpo se hiciera hacia atrás, junto con ella, y cuando su espalda estaba en las mesas las cuales estaban juntas, la acomodó sobre él, poniendo su cabeza en el pecho, y sus manos en sus cabellos y con un ligero movimiento de dedos presionó su yema del dedo índice en la sien de la mujer.
Se concentró y solamente dejó fluir un poco de su poder hacía ella, lo suficiente para que fuera de apoyo, no un guía, sino un protector, un ser con el cual podía contar, pero no dejar todo el peso dentro de los sueños. Sí, un lobo, una forma bastante curiosa, un poco usada la representación de un acompañante, pero le interesaba realmente el concepto del lobo, un animal feroz cuando es necesario, protector de los de su grupo, fiel.
Y tan sólo observaba, si, no entendía bien el subconsciente de las personas, el proceso de la creación de los sueños siempre había sido un misterio, traer a la vida conceptos abstractos era algo que le interesaba, o que le había interesado en su previa vida, pero ahora que la avaricia y ambición no estaban, solamente los podía apreciar sin pensar en otra cosa. Brea, oscuridad, caídas, destrucción, pensamientos que formaba su mente, que eran representaciones de un pasado que no entendía, los miedos que ella tenía y los errores que había cometido, al igual que eso futuros inciertos, posiciones las cuales no entendía, acciones que se podían explicar de bastantes maneras.
El reino de los sueños era peligroso, y mucho más cuando uno de estos pasaba a ser pesadillas, las cuales albergaban en su mente, pero en cada momento aquel familiar que le había otorgado era suficiente para detener lo peor. Aunque no entendiera, ahí estaba él, absorbiendo la información, iba a procesarla en cualquier momento, pero ahora estaba ahí con ella. No necesito ver más, con el conocimiento de que estaba en un ciclo que parecía infinito, y aún así sus pesadillas no tomaban de acabar forma gracias a su intrusión era más que suficiente. Como había dicho, el dolor se tiene que enfrentar de todo lo que la atormentaba, era demasiado, claro, pero por lo menos esto era un comienzo. Pequeño comienzo.
Acariciaba sus cabellos, una y otra vez, y el tiempo pasaba enfrente de él, ambiguo, abstracto, como si fuera un flashazo, ahí estaba con ella, esperando solamente a que llegará a la consciencia de nuevo. Con ese tiempo extra decidió invertirlo en sus pensamientos, de nuevo organizar su biblioteca la cual parecía ser infinita. No estaba destrozada, tampoco había necesidad de limpiarla, simplemente era ordenar la información que había entrado. Era algo relajante, le traía paz, por lo menos en el tiempo el cual era invertido, la cantidad de información, tal y como le enseñó su madre, visualizar un espacio donde se almacenan los libros, y esos libros traen consigo recuerdos, y esos recuerdos conocimientos. Poco a poco estaba todo en orden. La sección de sentimientos era una la cual no podía acomodar, era extraño, caótica, como si el suelo fuera el techo y las paredes fueran el suelo. Que las repisas son escalones y los muebles fueran pilares mientras que pasaban cosas que no se podían describir. Claro, así había quedado después de experimentarlos, pero de alguna manera encontraba el camino a cada uno de ellos, como si fueran pequeñas islas que nadie sabía lo que era arriba o abajo, delante o detrás, norte o sur. Simplemente se encontraba un camino hacia adelante y ahí es donde se tenía que dirigir. Tal y como es el caos que se muestra, tiene que guiarse no por el orden, sino por lo que quiere en ese momento. Un poco de cariño, un poco de preocupación, los celos siempre estaban pegados a estos.
Observó la caja de sus sentimientos, aún salían poco a poco, como si fueran páginas que se escribían y solas se organizaban. Tenían vida propia, era fascinante como un poco de eso puede afectar completamente su cuerpo, su lenguaje corporal, hasta las palabras que salían de una manera sincera y amorosa, y todo por una simple mujer. Por una simple mujer que cambió el curso del moreno, ¿Para bien? ¿Para mal? Claro que no, solamente era un curso grisáceo, como lo había sido anteriormente, pero estaba ya más iluminado, y los colores podían lentamente notarse.
Respiración, un bocado era suficiente para traerlo a la realidad, con caricias en los cabellos ajenos -Aquí estoy Hitori- le dijo, si, lágrimas cálidas que pasaban por su pecho desnudo, ahí estaba ella sobre él. Agarró las manos desesperadas, entrelazó los dedos, los acariciaba con cariño -Aquí estoy- susurró una vez más, pronunciando con un poco más de cariño el nombre ajeno. La observaba, aún no abría los ojos.
-Estás despierta- susurró, dejando las manos ajenas para que pudiera abrazarlo, y él lo abrazó de vuelta, rodeó el cuerpo ajeno, lo apegó a él, de manera protectora, acariciaba su espalda con suavidad. Metió suavemente las manos debajo de las ropas ajenas, pasaba las yemas de los dedos sobre la piel, sudor, claro, los sueños no habían sido para nada buenos, placenteros, era más estar en una casa de terror, en una simulación donde no había fin al sufrimiento. Cerró los ojos por un momento antes de abrirlos, tocar suavemente las caderas ajenas y subirla por su cuerpo hasta que el rostro ajeno quedará frente al suyo.
Las manos recorrieron el cuerpo de Hitori y se posaron en las mejillas ajenas, y sin desperdiciar otro segundo depositó un beso en los labios ajenos, claro, lentamente se estaba llenando de sentimiento, de emoción, de una sensación pasada. Solamente para ella, nada más para ella misma. Presionando los labios contra los femeninos, aún se notaba el vacío que conservaba, pero era un avance, pequeño pero significativo. Unos segundos había durado eso.
-Aquí estoy, esta despierta… buenas tardes Hitori- le susurraba, pegando su frente contra la ajena -regresó a mi al parecer, le dije que iba a estar con usted- más susurros resbalando por sus labios, más palabras que deseaban aspirar confianza. Otro beso, le gustaba que estaba ya con fuerzas, tal vez no las suficientes, pero era algo. Iba a ser una guerra extensa contra todo eso, contra las sombras, contra la soledad, contra el pasado y el futuro, contra todo… y él iba a estar a su lado, fiel, sin separarse ni un momento. El vampiro presionó suavemente su frente con la ajena.
-Todo está bien- Más palabras endulzadas por honestidad y cariño, aún sus ojos se mostraban vacíos, no lo podía evitar, no era sencillo llenarlos de emoción, claro que no, era algo que solamente pasaba y ya, pero el tono de voz ya se estaba pintando de diferentes colores, como un pintor aprendiendo a poner los colores a su obra. En un canvas completamente blanco llamado indiferencia, si, ahí estaba, luchando por poder demostrarle lo que sentía, pero ya no de una forma alocada, sino tranquila, paciente. No iba a dejar que su corazón se hiriera de nuevo, debía de tener cuidado en eso.
-Tome el tiempo que necesite, aquí estoy- de nuevo, más susurros, estaba ahora esperando a que se recuperara. Los dos se apoyaban, esta relación de personalidades rotas, de mentes destruidas y corazones heridos. Tal y como una novela dramatizada de un romanticismo moderno, la pareja de anormales, aprendiendo a amar de una manera sana. Con sus ojos cerrados deseaba que estuvieran en un buen camino.
Adam ValentineAdam Valentine
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Mar Abr 20, 2021 9:09 pm
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Las palabras llegaron a sus oídos, lo primero que había escuchado en lo que sentía eran años que no pretendía hacerle daño. Todo lo que había resonado en sus pesadillas eran horrores, susurros que le atormentaban, hasta cuando eran cariñosos arrancaban su corazón. Se sintió un poco más segura dentro de su confusión frenética cuando sintió brazos a su alrededor.
Dedos sobre su espalda, sobre su piel, logró encontrarse a sí misma dentro de su propio cuerpo, una sensación imposible de describir, pero de pronto fue capaz de entender que estaba acostada. Que Adam estaba bajo ella, encontró cómo controlar su respiración, poco a poco dejó de inhalar como si se estuviese ahogando, manos sobre sus caderas la movieron un poco.
Se aferraba del cuello ajeno como si fuese su único cable a tierra, todavía demasiado conmocionada como para abrir sus ojos. Sintió más caricias, poco a poco se calmaba, había estado tan perdida al despertar que no era capaz de encontrarse así como así.
El beso terminó de tranquilizar su respiración. Hitori se hundió por completo en él como no había hecho desde el día anterior, como si quisiera olvidar todo lo que le rodeaba. No le importó si se sentía más vacío que lleno, era real, un resguardo, algo que corroboraba que Adam seguía ahí.
Los susurros acariciaban su mente, calmando de a poco lo agitada que estaba por dentro. Todavía sentía las pesadillas, el dolor en su pecho, escuchaba los susurros. Sentía que en cualquier momento iban a arrancarla de ahí, depositarla en otra escena. Abrazó el cuello ajeno con fuerza en el siguiente beso, nuevamente hundiéndose por completo, reemplazando el tumulto con los labios de Adam, el cuerpo cálido que sentía bajo ella, intentando encontrar la realidad.
“Todo está bien” Repitió en un crujido vacío, como si no lo creyera todavía. Escondió su cabeza bajo la barbilla de Adam, restregando su nariz contra el cuello ajeno. Respiraba con un poco más de tranquilidad, poco a poco se calmaba, su corazón latía más lento. Una mano dejó el cuello ajeno para recorrer cabello, su mejilla, pasaba por el hombro desnudo como si estuviera asegurándose que la forma bajo ella no era una pesadilla más.
Recorrió el brazo hasta que encontró una mano, entrelazó sus dedos con ella y la acercó a su pecho. Sentía toda su cara empapada, seguro había llorado mientras dormía otra vez. “Lo siento, no quise asustarte.” Murmuró, suspirando antes de aventurarse a abrir sus ojos. Le ardían muchísimo, tuvo que parpadear varias veces, rozando sus pestañas mojadas contra el cuello de Adam mientras se acostumbraba a usar sus ojos.
Con su mano libre los restregó un poco en movimientos lentos. Todavía temblaba un poco, pero con la mano de Adam en la suya y contra su pecho volvía en sí. Besó el cuello del vampiro en un gesto cariñoso y somnoliento, dejando sus labios contra él mientras relajaba su cuerpo. Notó que había luz, todavía era de día. No estaba segura de cuánto había dormido, pero la sensación de agotamiento no había desaparecido. Probablemente no de corrido casi todo un día, entonces.
No le interesaba revisar más que eso, no movió su cabeza, tan sólo volvió a cerrar sus ojos una vez corroborado que Adam estaba ahí y que probablemente ya no estaba encerrada en sus pesadillas. Suspiró nuevamente contra la piel ajena, dejando su mano libre enredada en el cabello del vampiro.
Lo había dejado solo bastantes horas, no estaba segura del resultado, demasiado alterada como para notar cualquier cosa sobre su estado emocional cuando recién había despertado. “¿Cómo te sientes?” Preguntó con cariño y preocupación, acariciando los dedos ajenos con los suyos. No pretendía alejarse, sus labios partidos rozaban contra el cuello moreno mientras hablaba sólo para volver a apoyarse contra él, otro pequeño beso que quedó pegado.
code by EMMEDedos sobre su espalda, sobre su piel, logró encontrarse a sí misma dentro de su propio cuerpo, una sensación imposible de describir, pero de pronto fue capaz de entender que estaba acostada. Que Adam estaba bajo ella, encontró cómo controlar su respiración, poco a poco dejó de inhalar como si se estuviese ahogando, manos sobre sus caderas la movieron un poco.
Se aferraba del cuello ajeno como si fuese su único cable a tierra, todavía demasiado conmocionada como para abrir sus ojos. Sintió más caricias, poco a poco se calmaba, había estado tan perdida al despertar que no era capaz de encontrarse así como así.
El beso terminó de tranquilizar su respiración. Hitori se hundió por completo en él como no había hecho desde el día anterior, como si quisiera olvidar todo lo que le rodeaba. No le importó si se sentía más vacío que lleno, era real, un resguardo, algo que corroboraba que Adam seguía ahí.
Los susurros acariciaban su mente, calmando de a poco lo agitada que estaba por dentro. Todavía sentía las pesadillas, el dolor en su pecho, escuchaba los susurros. Sentía que en cualquier momento iban a arrancarla de ahí, depositarla en otra escena. Abrazó el cuello ajeno con fuerza en el siguiente beso, nuevamente hundiéndose por completo, reemplazando el tumulto con los labios de Adam, el cuerpo cálido que sentía bajo ella, intentando encontrar la realidad.
“Todo está bien” Repitió en un crujido vacío, como si no lo creyera todavía. Escondió su cabeza bajo la barbilla de Adam, restregando su nariz contra el cuello ajeno. Respiraba con un poco más de tranquilidad, poco a poco se calmaba, su corazón latía más lento. Una mano dejó el cuello ajeno para recorrer cabello, su mejilla, pasaba por el hombro desnudo como si estuviera asegurándose que la forma bajo ella no era una pesadilla más.
Recorrió el brazo hasta que encontró una mano, entrelazó sus dedos con ella y la acercó a su pecho. Sentía toda su cara empapada, seguro había llorado mientras dormía otra vez. “Lo siento, no quise asustarte.” Murmuró, suspirando antes de aventurarse a abrir sus ojos. Le ardían muchísimo, tuvo que parpadear varias veces, rozando sus pestañas mojadas contra el cuello de Adam mientras se acostumbraba a usar sus ojos.
Con su mano libre los restregó un poco en movimientos lentos. Todavía temblaba un poco, pero con la mano de Adam en la suya y contra su pecho volvía en sí. Besó el cuello del vampiro en un gesto cariñoso y somnoliento, dejando sus labios contra él mientras relajaba su cuerpo. Notó que había luz, todavía era de día. No estaba segura de cuánto había dormido, pero la sensación de agotamiento no había desaparecido. Probablemente no de corrido casi todo un día, entonces.
No le interesaba revisar más que eso, no movió su cabeza, tan sólo volvió a cerrar sus ojos una vez corroborado que Adam estaba ahí y que probablemente ya no estaba encerrada en sus pesadillas. Suspiró nuevamente contra la piel ajena, dejando su mano libre enredada en el cabello del vampiro.
Lo había dejado solo bastantes horas, no estaba segura del resultado, demasiado alterada como para notar cualquier cosa sobre su estado emocional cuando recién había despertado. “¿Cómo te sientes?” Preguntó con cariño y preocupación, acariciando los dedos ajenos con los suyos. No pretendía alejarse, sus labios partidos rozaban contra el cuello moreno mientras hablaba sólo para volver a apoyarse contra él, otro pequeño beso que quedó pegado.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Miér Abr 21, 2021 2:35 am
Abrazos fuertes, como si estuvieran sujetando el último bastión para quedarse en la realidad y no hundirse en las pesadillas fabricadas por su mente. Los límites eran borrosos, como si fueran hechos con tiza blanca y de inmediato fueran borrados por una pisada fuerte y solamente se quedaran restos marcados. Pero por lo menos sabía que había regresado sana y salva de su inconsciente, que era un pequeño paso a todo esto. Asintió con la cabeza cuando la escuchó y demostró una pequeña sonrisa.
-Todo está bien- repitió las palabras ajenas, con cariño, con honestidad para que regresara por completo del reino de los sueños. Que volviera a la dimensión de la realidad, que volviera a este mundo el cual no era de ella, que volviera a él, a los brazos que la protegían, al cuerpo que recibía de una manera cálida a la ajena. Acariciaba su espalda con suavidad, pasaba por arriba y abajo suavemente, pasando por su cuerpo.
Le encantaba sentirla de manera tan íntima, sin deseo, ni placer. Tan sólo estando ahí, pasando el tiempo de una manera cariñosa. Era… un deseo pequeño que se había filtrado junto con el cariño que estaba emergiendo, ahí acompañado por el amor que lentamente crecía hacia ella. Cómo ocultaba su rostro contra su cuello, como sus manos recorrían la parte descubierta de su cuerpo. Sí, eran sensaciones que no había experimentado, y que en estos días había sido abrumado por todo esto, y aún así deseo mucho más hasta llegar a su inevitable caída. Tenía que tener limitaciones, tenía que saber cuando hacer las cosas, demostrar su afecto hacia ella.
Entrelazo sus dedos con los ajenos, cariñosamente, un pequeño apretón en la palma ajena, suave, gentil, lo suficiente para que supiera que ella tenía su atención. -No me asusto- Le contestó, si, había llorado bastante, su pecho estaba húmedo por las lágrimas ajenas, pero no le molestaba para nada, la calidez de estas le apretaban un poco el corazón, sabiendo que si hacía algo más mientras que ella dormía podía afectar de manera negativa. No quería eso.
Movió un poco su cuello hacia un lado, para que pudiera descansar mejor, un poco de espacio para ella, donde sentía como rozaba los párpados en él, como dejaba que la humedad de sus sollozos se posaran en su piel. Una nueva sonrisa, agradecido por el gesto que le había dado, si, esto era lo que realmente había deseado desde un principio. El deseo, la lujuria, los juegos con ella, todo eso… eran solamente pasos extras, pero ahora, en este preciso momento los sentimientos se acomodan, se organizaban, podía pensar de una manera más calmada, en sincronía de su herido corazón.
Sus suspiros, como el aire que ella tenía dentro de sí pegaba contra su tez morena, pequeños suspiros, cerró los ojos, concentrándose en esas sensaciones que quedaban marcadas en su piel por unos segundos después. La mano ajena acariciando sus cabellos azabaches, y él respondía de la misma manera con su mano libre.
Ante la pregunta se quedó pensando por un momento, abriendo los ojos solamente para observar el techo que se encontraba cubriendo a la pareja. ¿Cómo se sentía? Había una explicación compleja, una respuesta complicada. Dejó pasar unos segundos mientras formulaba frases dentro de su cabeza, antes de poder mencionar algo que no quería.
-Una pizca de dolor, de amor, de cariño, preocupación, un poco de vacío…- mencionó, haciendo una lista de cada cosa que estaba sintiendo en el momento -... Tranquilidad, celos, paz… creo que son todas…- parpadeo unas cuantas veces -Sentimientos que se andan combinando, haciendo un caos dentro de mi, pero… se siente más ordenado, más armonioso que antes, como si fuera una orquesta que se estaba ajustando- Dejó los cabellos largos de ella, pasando su mano hacia al frente de él, estirando su brazo hacia el cielo.
-Me da gusto poder estar así con usted aunque… creo que usted preferiría que fuera Adam, un caballero extravagante y terco- le susurró, haciendo que la palma extendida se cerrará, como si estuviera agarrando el concepto de ser Adam Valentine, de ponerse esa máscara destrozada una vez más -Disculpe si no puedo recuperar esa parte, en lugar de eso, soy solamente yo, sin máscara… espero que no le moleste eso- Cerró sus ojos, dejando caer su mano en los cabellos ajenos los cuales acariciaba con suavidad.
-Adam Valentine, un multimillonario inversionista que vivía en Moscú, Rusia. 32 años de vida- expresó una pequeña sonrisa de tristeza al igual que sus palabras, no había tenido tiempo de guardar esa máscara como todas las demás. Negó suavemente con la cabeza -He vivido mucho tiempo, y nunca había encontrado a alguien como usted, y tampoco me había mostrado débil o vulnerable… a excepción de usted- Giró su cabeza, observando a un lado, hacía la puerta de la sala de computación, cerrada completamente, nadie a la vista.
-Creo que demostré bastante cariño… bastante... amor- Por primera vez, un pequeño suspiro, y con esto era la primera vez que respiraba en todas estas horas, lento, mecánico, como si estuviera dando los primeros pasos para hacer esa acción -Fue demasiado abrumador para usted, debí de haber sido más considerado- Acomodó su cabeza, de nuevo observando el techo mientras que mantenía una respiración calmada, constante.
-Me ha dado vida que mis hermanos ni mi madre pudieron darme, ni todos los que he conocido a lo largo de mi vida. Lo pienso cada vez más, y no encuentro una respuesta lógica para eso, sólo… fue una reacción que no tenía prevista... Inesperada, que no sabía que podía pasarme- Una respiración profunda y negó con la cabeza -Ha de ser cansado escucharme hablar de estos temas- y con esto dicho se desvió del tema.
-Espero que pueda enfrentar esas pesadillas que le atormentan, no dejaba de llorar, me preocupe bastante- caricias en sus hermosos cabellos, pasando sus dedos por los mechones oscuros de la ajena, peinándolos -me alegró que haya regresado conmigo, y espero que se mantenga así en el futuro- susurró, suave, gentil, aliviado.
-Todo está bien- repitió las palabras ajenas, con cariño, con honestidad para que regresara por completo del reino de los sueños. Que volviera a la dimensión de la realidad, que volviera a este mundo el cual no era de ella, que volviera a él, a los brazos que la protegían, al cuerpo que recibía de una manera cálida a la ajena. Acariciaba su espalda con suavidad, pasaba por arriba y abajo suavemente, pasando por su cuerpo.
Le encantaba sentirla de manera tan íntima, sin deseo, ni placer. Tan sólo estando ahí, pasando el tiempo de una manera cariñosa. Era… un deseo pequeño que se había filtrado junto con el cariño que estaba emergiendo, ahí acompañado por el amor que lentamente crecía hacia ella. Cómo ocultaba su rostro contra su cuello, como sus manos recorrían la parte descubierta de su cuerpo. Sí, eran sensaciones que no había experimentado, y que en estos días había sido abrumado por todo esto, y aún así deseo mucho más hasta llegar a su inevitable caída. Tenía que tener limitaciones, tenía que saber cuando hacer las cosas, demostrar su afecto hacia ella.
Entrelazo sus dedos con los ajenos, cariñosamente, un pequeño apretón en la palma ajena, suave, gentil, lo suficiente para que supiera que ella tenía su atención. -No me asusto- Le contestó, si, había llorado bastante, su pecho estaba húmedo por las lágrimas ajenas, pero no le molestaba para nada, la calidez de estas le apretaban un poco el corazón, sabiendo que si hacía algo más mientras que ella dormía podía afectar de manera negativa. No quería eso.
Movió un poco su cuello hacia un lado, para que pudiera descansar mejor, un poco de espacio para ella, donde sentía como rozaba los párpados en él, como dejaba que la humedad de sus sollozos se posaran en su piel. Una nueva sonrisa, agradecido por el gesto que le había dado, si, esto era lo que realmente había deseado desde un principio. El deseo, la lujuria, los juegos con ella, todo eso… eran solamente pasos extras, pero ahora, en este preciso momento los sentimientos se acomodan, se organizaban, podía pensar de una manera más calmada, en sincronía de su herido corazón.
Sus suspiros, como el aire que ella tenía dentro de sí pegaba contra su tez morena, pequeños suspiros, cerró los ojos, concentrándose en esas sensaciones que quedaban marcadas en su piel por unos segundos después. La mano ajena acariciando sus cabellos azabaches, y él respondía de la misma manera con su mano libre.
Ante la pregunta se quedó pensando por un momento, abriendo los ojos solamente para observar el techo que se encontraba cubriendo a la pareja. ¿Cómo se sentía? Había una explicación compleja, una respuesta complicada. Dejó pasar unos segundos mientras formulaba frases dentro de su cabeza, antes de poder mencionar algo que no quería.
-Una pizca de dolor, de amor, de cariño, preocupación, un poco de vacío…- mencionó, haciendo una lista de cada cosa que estaba sintiendo en el momento -... Tranquilidad, celos, paz… creo que son todas…- parpadeo unas cuantas veces -Sentimientos que se andan combinando, haciendo un caos dentro de mi, pero… se siente más ordenado, más armonioso que antes, como si fuera una orquesta que se estaba ajustando- Dejó los cabellos largos de ella, pasando su mano hacia al frente de él, estirando su brazo hacia el cielo.
-Me da gusto poder estar así con usted aunque… creo que usted preferiría que fuera Adam, un caballero extravagante y terco- le susurró, haciendo que la palma extendida se cerrará, como si estuviera agarrando el concepto de ser Adam Valentine, de ponerse esa máscara destrozada una vez más -Disculpe si no puedo recuperar esa parte, en lugar de eso, soy solamente yo, sin máscara… espero que no le moleste eso- Cerró sus ojos, dejando caer su mano en los cabellos ajenos los cuales acariciaba con suavidad.
-Adam Valentine, un multimillonario inversionista que vivía en Moscú, Rusia. 32 años de vida- expresó una pequeña sonrisa de tristeza al igual que sus palabras, no había tenido tiempo de guardar esa máscara como todas las demás. Negó suavemente con la cabeza -He vivido mucho tiempo, y nunca había encontrado a alguien como usted, y tampoco me había mostrado débil o vulnerable… a excepción de usted- Giró su cabeza, observando a un lado, hacía la puerta de la sala de computación, cerrada completamente, nadie a la vista.
-Creo que demostré bastante cariño… bastante... amor- Por primera vez, un pequeño suspiro, y con esto era la primera vez que respiraba en todas estas horas, lento, mecánico, como si estuviera dando los primeros pasos para hacer esa acción -Fue demasiado abrumador para usted, debí de haber sido más considerado- Acomodó su cabeza, de nuevo observando el techo mientras que mantenía una respiración calmada, constante.
-Me ha dado vida que mis hermanos ni mi madre pudieron darme, ni todos los que he conocido a lo largo de mi vida. Lo pienso cada vez más, y no encuentro una respuesta lógica para eso, sólo… fue una reacción que no tenía prevista... Inesperada, que no sabía que podía pasarme- Una respiración profunda y negó con la cabeza -Ha de ser cansado escucharme hablar de estos temas- y con esto dicho se desvió del tema.
-Espero que pueda enfrentar esas pesadillas que le atormentan, no dejaba de llorar, me preocupe bastante- caricias en sus hermosos cabellos, pasando sus dedos por los mechones oscuros de la ajena, peinándolos -me alegró que haya regresado conmigo, y espero que se mantenga así en el futuro- susurró, suave, gentil, aliviado.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Miér Abr 21, 2021 3:54 am
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Obviamente no le había asustado, la saltona era ella, Adam no parecía ser un ente que sentía algo como eso con facilidad. Una chica histérica chillando dentro de sus pesadillas probablemente era tan sólo un poco inconveniente. ¿O no? Había creído estar tratando con un humano, atascado en ese mundo al igual que ella, pero ahora… Frío cruzó nuevamente por su cabeza, deteniendo esa duda, todavía no sabía cómo abordarla.
Su pregunta en realidad había sido más general, no esperaba una lista completa de todos los sentimientos, y le tomó bastante por sorpresa. Ella en un día bueno podía nombrar dos de los miles que agobiaban su cabeza, Adam parecía tenerlos todos muchísimo más claros. Tuvo que abrir sus ojos, alejándose un poco para observar esos ojos grises vacíos.
-Amor.- La palabra recorrió su cabeza, sacudiendo cada recoveco con fuerza. Quiso arrancar a perderse, una parte enorme de ella le chilló que reaccionara de la misma manera que la noche anterior. En vez de eso, tomó aire, llenando sus pulmones por completo, y aguantó. -Piensa antes de hablar.- Se repitió varias veces, tan sólo limitándose a escucharlo.
Cada palabra escuchó atentamente sin respirar, intentando calmar su impulso aterrorizado, pero se había quedado completamente quieta. Notó el intento de cambio de tema, pero no iba a ser capaz de dejarlo así como así, tenía demasiadas preguntas, demasiado que decir.
Negó con la cabeza, exhalando en un hilillo por varios segundos. Había estado estática, sus ojos sorprendidos, confundidos, aterrorizados posados en el semblante vacío, su mano completamente tiesa mientras estrechaba la ajena, la otra congelada en el cabello ajeno. Logró relajarse un poco, lo suficiente como para volver a acariciar aunque no dejó de observarle.
“Hace dos días sí hubiese preferido a Adam Valentine. Creo que él me hubiese tratado más como estoy acostumbrada.” Comenzó, midiendo sus palabras, hablaba despacio, pensaba muchas veces, pausaba entre frases. No quería cometer el mismo error de la noche anterior. “Me aterra la alternativa, estar así...” Apretó la mano ajena ligeramente, indicando el momento íntimo. “Suelo evitarlo a cualquier costo.” Explicó, el costo esa vez había sido demasiado alto, arrepentimiento, culpa se asomaron en sus ojos.
“Pero ya creo que no hay vuelta atrás.” Sonrió con un poco de dolor. “Creí que al levantar la máscara de Adam Valentine iba a encontrar… Un monstruo, supongo, sádico, desquiciado. Estaba lista para eso.” Se encogió de hombros, realmente lo había estado, no le hubiese sorprendido ni importado morir a sus manos y ese gesto lo indicaba.
“Pero- Cariño… Am-” Ni siquiera podía decir esa palabra en voz alta, no en ese contexto, se trabó por completo, sacudió su cabeza. “No estaba- No estoy lista.” Suspiró pesadamente otra vez, midiendo nuevamente, deteniendo palabras que quizás hubiesen hecho daño. “No todavía.” Agregó, cuidando a Adam como podía aunque de sólo decir aquello sintió un pequeño temblor de miedo recorrer su espalda.
“A pesar de eso, ahora ya no prefiero que seas Adam Valentine. Creo que-” Resopló, posando su mano libre en la mejilla morena. “Creo que lo maté ¿No?” Crujió, su ceño fruncido en una mueca de dolor y culpa. “No sé qué queda, ni qué eres, ni quién eres sin máscara.” Atajó un sollozo antes de que la sacudiera, no quería llorar más ya. “No sé qué eres.” Repitió, cayendo en cuenta de lo pesadas que eran esas palabras.
Sintió frío en su cabeza nuevamente. “Y eso no es lo que más me aterra. Porque no estoy bien de la cabeza. Dices… Esa palabra, y mi mente reacciona como debería ante la idea de que no eres… Como yo.” Su pulgar acariciaba la mejilla ajena con cuidado. Sabía que estaba diciendo mucho, que con cada palabra se hundía más en ese peligro, en esa palabra que no podía decir, que era veneno en sus labios.
“Pero, a pesar de eso, no quiero soltarte, sin importar que.” Dejó caer su cabeza nuevamente contra el vampiro, escondiéndose contra su cuello, sus labios contra el cuello. “Y tú no puedes evitar sentir lo que sientes.” Soltó una pequeña risita. “Tampoco quiero que lo hagas.” Agregó rápido, restregando su nariz contra el cuello ajeno. Tan sólo palabras honestas, quería medirlas, lo intentaba lo más posible. Seguía acariciando con cuidado, sus labios rozaban su piel, aunque le aterraba estar así, le aterraba ser honesta, dejar todo al descubierto, ahí estaba. Y se sentía tranquila, a salvo, contenida, aunque parte de ella sentía miedo, absolutamente nada dentro de ella le iba a permitir alejarse del vampiro.
“Así que supongo que estamos hasta la mierda, enredados en esta maraña.” Suspiró, estaba lista, sentía el frío en su cabeza preparar todo para la respuesta. Si iba a quedarse con él, si él se iba a quedar con ella, si iban a dejar que lo que fuera que estaba sucediendo entre ellos siguiera pasando, Hitori necesitaba saber a quién le estaba entregando todo lo que le quedaba. “Pero por alguna parte hay que empezar. Tú ya sabes quién soy, eso no ha cambiado.” Apretó la mano con la suya, estrechándola contra su corazón. Su tono había cambiado, todavía era honesto, pero parte del frío que preparaba su cabeza se colaba entre sus palabras.
“Necesito saber quién eres. Cuéntame qué queda al levantar la máscara de Adam Valentine… No sé cuanto de él queda en tí, no sé si te conozco.” Susurró antes de besar el cuello nuevamente. Esperaba cualquier respuesta, las palabras del vampiro dejaban entrever enormes partes de la verdad, y cualquier cosa que Hitori pudiese formar dentro de su cabeza trastocada seguro era más horroroso que la realidad.
code by EMMESu pregunta en realidad había sido más general, no esperaba una lista completa de todos los sentimientos, y le tomó bastante por sorpresa. Ella en un día bueno podía nombrar dos de los miles que agobiaban su cabeza, Adam parecía tenerlos todos muchísimo más claros. Tuvo que abrir sus ojos, alejándose un poco para observar esos ojos grises vacíos.
-Amor.- La palabra recorrió su cabeza, sacudiendo cada recoveco con fuerza. Quiso arrancar a perderse, una parte enorme de ella le chilló que reaccionara de la misma manera que la noche anterior. En vez de eso, tomó aire, llenando sus pulmones por completo, y aguantó. -Piensa antes de hablar.- Se repitió varias veces, tan sólo limitándose a escucharlo.
Cada palabra escuchó atentamente sin respirar, intentando calmar su impulso aterrorizado, pero se había quedado completamente quieta. Notó el intento de cambio de tema, pero no iba a ser capaz de dejarlo así como así, tenía demasiadas preguntas, demasiado que decir.
Negó con la cabeza, exhalando en un hilillo por varios segundos. Había estado estática, sus ojos sorprendidos, confundidos, aterrorizados posados en el semblante vacío, su mano completamente tiesa mientras estrechaba la ajena, la otra congelada en el cabello ajeno. Logró relajarse un poco, lo suficiente como para volver a acariciar aunque no dejó de observarle.
“Hace dos días sí hubiese preferido a Adam Valentine. Creo que él me hubiese tratado más como estoy acostumbrada.” Comenzó, midiendo sus palabras, hablaba despacio, pensaba muchas veces, pausaba entre frases. No quería cometer el mismo error de la noche anterior. “Me aterra la alternativa, estar así...” Apretó la mano ajena ligeramente, indicando el momento íntimo. “Suelo evitarlo a cualquier costo.” Explicó, el costo esa vez había sido demasiado alto, arrepentimiento, culpa se asomaron en sus ojos.
“Pero ya creo que no hay vuelta atrás.” Sonrió con un poco de dolor. “Creí que al levantar la máscara de Adam Valentine iba a encontrar… Un monstruo, supongo, sádico, desquiciado. Estaba lista para eso.” Se encogió de hombros, realmente lo había estado, no le hubiese sorprendido ni importado morir a sus manos y ese gesto lo indicaba.
“Pero- Cariño… Am-” Ni siquiera podía decir esa palabra en voz alta, no en ese contexto, se trabó por completo, sacudió su cabeza. “No estaba- No estoy lista.” Suspiró pesadamente otra vez, midiendo nuevamente, deteniendo palabras que quizás hubiesen hecho daño. “No todavía.” Agregó, cuidando a Adam como podía aunque de sólo decir aquello sintió un pequeño temblor de miedo recorrer su espalda.
“A pesar de eso, ahora ya no prefiero que seas Adam Valentine. Creo que-” Resopló, posando su mano libre en la mejilla morena. “Creo que lo maté ¿No?” Crujió, su ceño fruncido en una mueca de dolor y culpa. “No sé qué queda, ni qué eres, ni quién eres sin máscara.” Atajó un sollozo antes de que la sacudiera, no quería llorar más ya. “No sé qué eres.” Repitió, cayendo en cuenta de lo pesadas que eran esas palabras.
Sintió frío en su cabeza nuevamente. “Y eso no es lo que más me aterra. Porque no estoy bien de la cabeza. Dices… Esa palabra, y mi mente reacciona como debería ante la idea de que no eres… Como yo.” Su pulgar acariciaba la mejilla ajena con cuidado. Sabía que estaba diciendo mucho, que con cada palabra se hundía más en ese peligro, en esa palabra que no podía decir, que era veneno en sus labios.
“Pero, a pesar de eso, no quiero soltarte, sin importar que.” Dejó caer su cabeza nuevamente contra el vampiro, escondiéndose contra su cuello, sus labios contra el cuello. “Y tú no puedes evitar sentir lo que sientes.” Soltó una pequeña risita. “Tampoco quiero que lo hagas.” Agregó rápido, restregando su nariz contra el cuello ajeno. Tan sólo palabras honestas, quería medirlas, lo intentaba lo más posible. Seguía acariciando con cuidado, sus labios rozaban su piel, aunque le aterraba estar así, le aterraba ser honesta, dejar todo al descubierto, ahí estaba. Y se sentía tranquila, a salvo, contenida, aunque parte de ella sentía miedo, absolutamente nada dentro de ella le iba a permitir alejarse del vampiro.
“Así que supongo que estamos hasta la mierda, enredados en esta maraña.” Suspiró, estaba lista, sentía el frío en su cabeza preparar todo para la respuesta. Si iba a quedarse con él, si él se iba a quedar con ella, si iban a dejar que lo que fuera que estaba sucediendo entre ellos siguiera pasando, Hitori necesitaba saber a quién le estaba entregando todo lo que le quedaba. “Pero por alguna parte hay que empezar. Tú ya sabes quién soy, eso no ha cambiado.” Apretó la mano con la suya, estrechándola contra su corazón. Su tono había cambiado, todavía era honesto, pero parte del frío que preparaba su cabeza se colaba entre sus palabras.
“Necesito saber quién eres. Cuéntame qué queda al levantar la máscara de Adam Valentine… No sé cuanto de él queda en tí, no sé si te conozco.” Susurró antes de besar el cuello nuevamente. Esperaba cualquier respuesta, las palabras del vampiro dejaban entrever enormes partes de la verdad, y cualquier cosa que Hitori pudiese formar dentro de su cabeza trastocada seguro era más horroroso que la realidad.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Miér Abr 21, 2021 5:11 pm
Cada palabra, era calculadora, parecía tener mucho más cuidado que antes, que la noche anterior. No sabía si debía de agradecer eso o no, posiblemente desearía escuchar más de ella, saber lo que realmente pensaba, pero era una probabilidad alta que gritara y comenzará a tirar mentiras a diestra y siniestra, siendo disparadas hacia él de nuevo. ¿Estaba listo para eso? Recibir de nuevo el castigo que ayer recibió, no lo sabía, posiblemente, había un camino el cual quedaría peor, o que simplemente fuera un inconveniente del momento y actuaría de mejor manera.
Era una duda bastante grande la que tenía, pero ante esos pensamientos los negó con suavidad, los dejó a un lado para escucharla atentamente. El plan original era ese, estar con ella de una manera sadista, manipulativa, de una manera desquiciada e hipócrita, dolorosa, tóxica, exprimir cada centímetro hasta que quedara completamente seca y deshacerse de ella, que solamente era satisfacer su curiosidad, su interés, su ambición, su deseo carnal, su deseo del conocimiento. Un buen objeto de estudio psicológico podría haber sido, con la fragmentación de personalidad, con las diferentes facetas que se mostraban en un libro cuyas páginas estaban desordenadas y no tenía sentido alguno.
Pero era diferente ahora. Todo era completamente diferente, inesperado. Ya no le sorprendía lo que había dicho, si, iba a ser un monstruo, podría haber sido el peor de todos, pero ahora cambió, de lo que sería un monstruo controlando la oscuridad se convirtió en un ser vulnerable con sentimientos. En alguien quien no creía que el corazón de los mortales le pudiera afectar. Si, la palabra amor era la que había mencionado, pero no sabía si estaba preparado para aquel compromiso que con esa palabra lleva, y ella claramente no, no está lista.
-No lo ha matado, sólo… Se quedó fragmentado- le dijo, acariciando con suavidad los dedos que aún tenía en su mano, lento, cariñoso el toque, suave y gentil. Si, era normal que no sabría, que no tuviera el conocimiento, ¿Por qué hacerlo? Era un mito, una leyenda en el mundo de los humanos, Era algo que no se pasaba por la cabeza ni por un segundo. Si, sabía que tenía traumas la ajena, y solamente cerró sus ojos cuando sintió la caricia en su mejilla. A pesar de lo negativo, a pesar de las cuestiones que ella tenía…
Esas palabras aliviaron su cuerpo, su alma, su corazón. Un suspiro, uno pequeño salió por sus labios en el momento, palabras en donde albergaba esperanza, de honestidad pero a la vez descubren parte de ella, si, esos sentimientos, esa pequeña risa, ese contacto que ellos tenía en ese momento… Era algo que siempre quedaba impregnado en su memoria, este es el momento más especial para el vampiro, a comparación de sus recuerdos y de todo lo que había atrás… si, fácilmente podía decir que este era el momento en donde todo cambió para él. Completamente.
-Aún no la conozco por completo, pero no puedo negar que tenga más conocimientos de usted que de usted a mi- Comentó en un tono bajo, observando al techo mientras que escuchaba y solamente asintió con la cabeza, cerrando los ojos por un momento, pensando cuál era la mejor posibilidad para poder explicar que era. Y tan sólo con su mano libre acarició la mejilla ajena y después su sien.
-Tengo que enseñarselo, porque con sólo mis palabras no serán suficientes, así que cierre sus ojos por favor y relajese- y con ésto presionó con suavidad la sien ajena con su dedo índice.
-Ese soy yo, y si, es abrumador todo… esperaba que todo esto se lo dijera en el futuro, disculpe si fue demasiado- Dijo, acariciando suavemente sus cabellos, esperando a su respuesta, un comentario ante todo esto.
Era una duda bastante grande la que tenía, pero ante esos pensamientos los negó con suavidad, los dejó a un lado para escucharla atentamente. El plan original era ese, estar con ella de una manera sadista, manipulativa, de una manera desquiciada e hipócrita, dolorosa, tóxica, exprimir cada centímetro hasta que quedara completamente seca y deshacerse de ella, que solamente era satisfacer su curiosidad, su interés, su ambición, su deseo carnal, su deseo del conocimiento. Un buen objeto de estudio psicológico podría haber sido, con la fragmentación de personalidad, con las diferentes facetas que se mostraban en un libro cuyas páginas estaban desordenadas y no tenía sentido alguno.
Pero era diferente ahora. Todo era completamente diferente, inesperado. Ya no le sorprendía lo que había dicho, si, iba a ser un monstruo, podría haber sido el peor de todos, pero ahora cambió, de lo que sería un monstruo controlando la oscuridad se convirtió en un ser vulnerable con sentimientos. En alguien quien no creía que el corazón de los mortales le pudiera afectar. Si, la palabra amor era la que había mencionado, pero no sabía si estaba preparado para aquel compromiso que con esa palabra lleva, y ella claramente no, no está lista.
-No lo ha matado, sólo… Se quedó fragmentado- le dijo, acariciando con suavidad los dedos que aún tenía en su mano, lento, cariñoso el toque, suave y gentil. Si, era normal que no sabría, que no tuviera el conocimiento, ¿Por qué hacerlo? Era un mito, una leyenda en el mundo de los humanos, Era algo que no se pasaba por la cabeza ni por un segundo. Si, sabía que tenía traumas la ajena, y solamente cerró sus ojos cuando sintió la caricia en su mejilla. A pesar de lo negativo, a pesar de las cuestiones que ella tenía…
Esas palabras aliviaron su cuerpo, su alma, su corazón. Un suspiro, uno pequeño salió por sus labios en el momento, palabras en donde albergaba esperanza, de honestidad pero a la vez descubren parte de ella, si, esos sentimientos, esa pequeña risa, ese contacto que ellos tenía en ese momento… Era algo que siempre quedaba impregnado en su memoria, este es el momento más especial para el vampiro, a comparación de sus recuerdos y de todo lo que había atrás… si, fácilmente podía decir que este era el momento en donde todo cambió para él. Completamente.
-Aún no la conozco por completo, pero no puedo negar que tenga más conocimientos de usted que de usted a mi- Comentó en un tono bajo, observando al techo mientras que escuchaba y solamente asintió con la cabeza, cerrando los ojos por un momento, pensando cuál era la mejor posibilidad para poder explicar que era. Y tan sólo con su mano libre acarició la mejilla ajena y después su sien.
-Tengo que enseñarselo, porque con sólo mis palabras no serán suficientes, así que cierre sus ojos por favor y relajese- y con ésto presionó con suavidad la sien ajena con su dedo índice.
-Ese soy yo, y si, es abrumador todo… esperaba que todo esto se lo dijera en el futuro, disculpe si fue demasiado- Dijo, acariciando suavemente sus cabellos, esperando a su respuesta, un comentario ante todo esto.
Adam ValentineAdam Valentine
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Miér Abr 21, 2021 6:45 pm
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Hitori se encogió ligeramente de hombros, claro, Adam no la conocía por completo, pero no se consideraba una persona demasiado compleja, más temprano que tarde tendría todos los pedazos necesarios para entender.
-¿Enseñarmelo?- Hitori había hablado, actuado desde el frío que protegía su cabeza. Nada se había mejorado en un abrir y cerrar de ojos, todo seguía destrozado por dentro, pero no iba a permitir que eso terminara de deshacer quién era. Se iba a quedar con Adam, a como dé lugar tenía que encontrar una manera de recoger los escombros.
De verdad creía que la respuesta a esa pregunta era un buen lugar para empezar. Con las pistas que había dado, con lo que había tocado cuando se alimentó de él, en alguna parte de su cabeza ella había estado formando una teoría que no le gustaba en absoluto. Cualquier cosa que el vampiro dijera iba a ayudar, iba a disipar ese monstruo que poco a poco cobraba fuerza en su cabeza trastocada. Una pesadilla más, una que podía matar sólo con la verdad.
“Tanto daño…” Murmuró, sacudiendo su cabeza, su tono apagado, denotaba el dolor, el odio que sentía hacia sí misma por lo que había hecho. Alzó su cabeza para posar sus ojos en los ajenos. “Has estado tan solo y la primera vez que-” Sollozó, no pudo evitarlo, todo estaba de vuelta, y ahora más que nunca iba a dar absolutamente todo de ella para arreglarlo.
Encontró la fachada de esperanza que había armado sólo para él. “Lo siento tanto.” Crujió antes de besarlo con fuerza, como si pudiese arreglar todo con eso. Toda la energía que le quedaba, la esperanza, el cariño que no quería tener, lo pasó con sus labios, con sus manos que acariciaban los cabellos azabache, sus mejillas.
No importaba su miedo, el odio que se tenía, el hecho de que había perdido lo último que le hacía ella misma, de que no sabía cómo arreglar lo que había hecho, que todo dolía por dentro. Se hundió por completo contra él, entregando todo, absolutamente todo lo que le quedaba.
code by EMME-¿Enseñarmelo?- Hitori había hablado, actuado desde el frío que protegía su cabeza. Nada se había mejorado en un abrir y cerrar de ojos, todo seguía destrozado por dentro, pero no iba a permitir que eso terminara de deshacer quién era. Se iba a quedar con Adam, a como dé lugar tenía que encontrar una manera de recoger los escombros.
De verdad creía que la respuesta a esa pregunta era un buen lugar para empezar. Con las pistas que había dado, con lo que había tocado cuando se alimentó de él, en alguna parte de su cabeza ella había estado formando una teoría que no le gustaba en absoluto. Cualquier cosa que el vampiro dijera iba a ayudar, iba a disipar ese monstruo que poco a poco cobraba fuerza en su cabeza trastocada. Una pesadilla más, una que podía matar sólo con la verdad.
“Tanto daño…” Murmuró, sacudiendo su cabeza, su tono apagado, denotaba el dolor, el odio que sentía hacia sí misma por lo que había hecho. Alzó su cabeza para posar sus ojos en los ajenos. “Has estado tan solo y la primera vez que-” Sollozó, no pudo evitarlo, todo estaba de vuelta, y ahora más que nunca iba a dar absolutamente todo de ella para arreglarlo.
Encontró la fachada de esperanza que había armado sólo para él. “Lo siento tanto.” Crujió antes de besarlo con fuerza, como si pudiese arreglar todo con eso. Toda la energía que le quedaba, la esperanza, el cariño que no quería tener, lo pasó con sus labios, con sus manos que acariciaban los cabellos azabache, sus mejillas.
No importaba su miedo, el odio que se tenía, el hecho de que había perdido lo último que le hacía ella misma, de que no sabía cómo arreglar lo que había hecho, que todo dolía por dentro. Se hundió por completo contra él, entregando todo, absolutamente todo lo que le quedaba.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Miér Abr 21, 2021 10:40 pm
¿Qué reacción tendría ella ante todo esto? la verdad estaba ahí para ella, era la única que sabía todo, ¿Había estado bien? Era una buena pregunta, pero realmente no le importaba en absoluto, era honesto, sincero, no iba a dejar esa parte suya afuera. No importaba lo que los demás dirían, era su decisión, ¿Le dirían algo? No lo creía, el asunto de los mortales no era algo que afectara realmente. ¿Que importaban los asuntos del pasado?
¿Por que sollozaba? Era una pregunta la cual se hizo en la mente, escuchando sus palabras que atraían la culpa y el dolor dentro de ella, no lo entendía realmente, no por lo menos en un momento, unos cuantos segundos antes de poder procesar lo que había escuchado, esas siguientes palabras que crujían de sufrimiento. Claro, alguien quien no haya sentido toda su vida y al poder sentir por primera vez ella destruyó todo el caos que se había presentado. Lo podía… entender.
Cerró sus ojos, correspondiendo al beso con gusto, la abrazó con fuerza, apegarse a ella como ella apretaba con sus brazos su cuello en un abrazo posesivo. Cariñoso, suave, esos labios partidos que tenía la ajena, aún con el sabor de la sangre seca, si… había tantos sabores que podía detectar con ese beso, pero era más el impacto del sentimiento, de las emociones que conlleva este contacto, era más de lo que podía procesar en el momento.
Acariciaba su espalda con cariño. Entreabrió sus ojos para poder observar, pasó sus manos por las mejillas, tiernamente, dejando pequeños roces en sus mejillas. No sabía por cuánto tiempo estaba hundido por ese beso desesperado, fuerte, intenso, como si se estuviera recuperando algo, como si por arte de magia este beso fuera a reparar todo. Pero la realidad era otra. Aceptaba el beso con gusto, recordaba cómo besar lentamente, aprendía, con cada beso recuperaba aquellos movimientos de sus labios. Aunque en las historias fantasiosas un beso podía resolver todo, aquí era diferente, pero no muy alejado a la ficción. El beso lo ayudó a sentir de una manera más fuerte el cariño, el amor, la alegría que fluía por él.
-Hitori- susurró cuando por fin se pudo separar de ella, dejando un pequeño beso en su labio inferior y otro más en la punta de su nariz, efímeros como el segundo mismo -No hay que pedir perdón- susurró, juntando su frente con la ajena -el dolor es solamente parte de la experiencia, y aunque he estado solo toda mi vida, me siento contento de que la primera vez que tuve mis sentimientos fue con usted- pequeños susurros bañados en miel, sus ojos aún sin luz, pero los movimientos de sus manos demostraban lo contrario, su voz, hasta un poco su expresión.
Se estaba recuperando de un golpe certero y mortal, y la herida iba a cicatrizar, la marca se iba a quedar para siempre en su corazón. Un recuerdo agridulce que lo atesoraba en su memoria, en su biblioteca de recuerdos. La caja aún se movía, de ahí surgían sentimiento por sentimiento. Lento como si fuera un reloj de arena enorme, pero ahí estaba, dando avances. Paso a paso se llega hasta el final del camino, hasta el final del camino de sanación. Como si el árbol que estaba regando por generaciones y generaciones hubiera sido abandonado solamente para llevar su semilla a otra parte, y nutrirlo ahora con sentimientos, emociones y sensaciones desconocidas.
Con pequeñas caricias pasaba su mano por los cabellos ajenos, después por la espalda, uno de estos pasó por el hombro, por el brazo el cual suavemente separaba de su cuello hasta que pudo encontrar de nuevo los dedos ajenos y los apretó con suavidad, aquel toque que indicaba que ahí estaba, solamente para ella.
-¿Qué quiere hacer ahora? Podemos quedarnos aquí, acostados, pero pienso que necesita comer y beber agua, aún no se ve que haya descansado- Comentó en un murmullo suave, dejando que sus labios rozaran con las ajena. Un toque íntimo, si, ahí estaba con ella, y cuando ella estuviera preparada, lista como había dicho, tal vez ofrecería una parte de él… iba a ser un camino largo, eso pensaba antes de que tan siquiera ella accedería a sus sentimientos, ¿Por cuantas más sesiones de sueño? Se preguntaba, las necesarias, no importaba si eran días, semanas, meses… años… tenía todo el tiempo, la iba a esperar, no se iba a separar de ella.
¿Por que sollozaba? Era una pregunta la cual se hizo en la mente, escuchando sus palabras que atraían la culpa y el dolor dentro de ella, no lo entendía realmente, no por lo menos en un momento, unos cuantos segundos antes de poder procesar lo que había escuchado, esas siguientes palabras que crujían de sufrimiento. Claro, alguien quien no haya sentido toda su vida y al poder sentir por primera vez ella destruyó todo el caos que se había presentado. Lo podía… entender.
Cerró sus ojos, correspondiendo al beso con gusto, la abrazó con fuerza, apegarse a ella como ella apretaba con sus brazos su cuello en un abrazo posesivo. Cariñoso, suave, esos labios partidos que tenía la ajena, aún con el sabor de la sangre seca, si… había tantos sabores que podía detectar con ese beso, pero era más el impacto del sentimiento, de las emociones que conlleva este contacto, era más de lo que podía procesar en el momento.
Acariciaba su espalda con cariño. Entreabrió sus ojos para poder observar, pasó sus manos por las mejillas, tiernamente, dejando pequeños roces en sus mejillas. No sabía por cuánto tiempo estaba hundido por ese beso desesperado, fuerte, intenso, como si se estuviera recuperando algo, como si por arte de magia este beso fuera a reparar todo. Pero la realidad era otra. Aceptaba el beso con gusto, recordaba cómo besar lentamente, aprendía, con cada beso recuperaba aquellos movimientos de sus labios. Aunque en las historias fantasiosas un beso podía resolver todo, aquí era diferente, pero no muy alejado a la ficción. El beso lo ayudó a sentir de una manera más fuerte el cariño, el amor, la alegría que fluía por él.
-Hitori- susurró cuando por fin se pudo separar de ella, dejando un pequeño beso en su labio inferior y otro más en la punta de su nariz, efímeros como el segundo mismo -No hay que pedir perdón- susurró, juntando su frente con la ajena -el dolor es solamente parte de la experiencia, y aunque he estado solo toda mi vida, me siento contento de que la primera vez que tuve mis sentimientos fue con usted- pequeños susurros bañados en miel, sus ojos aún sin luz, pero los movimientos de sus manos demostraban lo contrario, su voz, hasta un poco su expresión.
Se estaba recuperando de un golpe certero y mortal, y la herida iba a cicatrizar, la marca se iba a quedar para siempre en su corazón. Un recuerdo agridulce que lo atesoraba en su memoria, en su biblioteca de recuerdos. La caja aún se movía, de ahí surgían sentimiento por sentimiento. Lento como si fuera un reloj de arena enorme, pero ahí estaba, dando avances. Paso a paso se llega hasta el final del camino, hasta el final del camino de sanación. Como si el árbol que estaba regando por generaciones y generaciones hubiera sido abandonado solamente para llevar su semilla a otra parte, y nutrirlo ahora con sentimientos, emociones y sensaciones desconocidas.
Con pequeñas caricias pasaba su mano por los cabellos ajenos, después por la espalda, uno de estos pasó por el hombro, por el brazo el cual suavemente separaba de su cuello hasta que pudo encontrar de nuevo los dedos ajenos y los apretó con suavidad, aquel toque que indicaba que ahí estaba, solamente para ella.
-¿Qué quiere hacer ahora? Podemos quedarnos aquí, acostados, pero pienso que necesita comer y beber agua, aún no se ve que haya descansado- Comentó en un murmullo suave, dejando que sus labios rozaran con las ajena. Un toque íntimo, si, ahí estaba con ella, y cuando ella estuviera preparada, lista como había dicho, tal vez ofrecería una parte de él… iba a ser un camino largo, eso pensaba antes de que tan siquiera ella accedería a sus sentimientos, ¿Por cuantas más sesiones de sueño? Se preguntaba, las necesarias, no importaba si eran días, semanas, meses… años… tenía todo el tiempo, la iba a esperar, no se iba a separar de ella.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Jue Abr 22, 2021 12:57 am
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
¿Qué quedaría de ella al final de todo? No era una pregunta que le interesara responder, no en ese momento ni en un futuro. Quizás en ese sentido era bueno que Hitori no fuese capaz de cuidarse a sí misma, no pondría límites ni se preocuparía por algo estúpido como las repercusiones de lo que estaba haciendo.
Tan sólo se perdió en ese beso, nada más importaba, ni el dolor, ni la culpa que sentía, no existía hambre, ni sed, ni cansancio. Sólo los brazos que la rodeaban, los labios que de a poco recordaban cómo responder, las manos que acariciaban su espalda.
No quería separarse, si se concentraba en él podía dejar de lado el enredo de emociones destructivas que se formaba dentro de ella, exacerbadas por la información que había recibido hace algunos momentos. Finalmente Adam lo hizo, Hitori cerró sus ojos, evitando que todo se desparramara. Había decidido no perderse, por lo menos no mientras estuviese consciente para evitarlo. Sus pesadillas serían otra cosa, pero podía aplazarlas más otra vez.
Las palabras intentaban apaciguar la culpa, pero no serían suficientes, nada más que un vampiro completamente recuperado disiparía esa sensación horrorosa. La voz estaba más llena, se movía de manera más fluída, Hitori ni siquiera notó cuando había vuelto a respirar. Poco a poco, pero esos ojos seguían vacíos.
“Debería haber sido más cuidadosa.” Murmuró, restregando su nariz con la ajena. Adam le había dado todas las indicaciones, le había dicho en todos los tonos que lo que sentía era nuevo, y ella… Las palabras que había dicho resonaron nuevamente en su cabeza, recuerdos de las pesadillas donde ella era el monstruo arrancando el corazón del vampiro.
Estrechó la mano ajena, llevando la otra al pecho de Adam, ahí donde en sus pesadillas hundía una mano hecha de sombras. Observó ese lugar sin poder evitar un ligero puchero, se inclinó un poco y dejó un beso y una pequeña caricia sobre la piel, apretando su mano con fuerza. No podía mimar el corazón que había roto, pero era lo más cercano a eso, quizás.
Volvió a acercar sus labios a los ajenos, depositando otro pequeño beso en ellos antes de la pregunta. Hizo ademán con su mano libre de que no importaba. “No descansé mucho, pero no te preocupes.” Murmuró, volviendo a cobijarse contra el cuello de Adam. No quería discutir demasiado sus pesadillas ni preocuparle más de lo necesario. Besó el cuello, acariciando su pecho ausentemente.
En realidad se sentía completamente drenada todavía, resultaba que dar todo era bastante agotador. Ahora que el vampiro lo mencionaba, Hitori se dio cuenta de que su cuerpo realmente le aquejaba bastante. Lo sentía completamente pesado, le ardían los ojos, sus labios estaban partidos, tenía hambre y sed y estaba cansada.
Escondió un bostezo detrás de su mano. “Estoy bien.” Murmuró una mentira, hundiéndose contra Adam, entrecerrando sus ojos. Terca era, como mula, no pretendía soltarlo ni cuidar de ella misma. Tan sólo empujaba esas emociones negativas lejos con fuerza, concentrándose en la fachada de esperanza, poniendo toda su energía y atención en ella. La pasaba con su mano en caricias que recorrían el pecho descubierto, con sus dedos que acariciaban los ajenos.
code by EMMETan sólo se perdió en ese beso, nada más importaba, ni el dolor, ni la culpa que sentía, no existía hambre, ni sed, ni cansancio. Sólo los brazos que la rodeaban, los labios que de a poco recordaban cómo responder, las manos que acariciaban su espalda.
No quería separarse, si se concentraba en él podía dejar de lado el enredo de emociones destructivas que se formaba dentro de ella, exacerbadas por la información que había recibido hace algunos momentos. Finalmente Adam lo hizo, Hitori cerró sus ojos, evitando que todo se desparramara. Había decidido no perderse, por lo menos no mientras estuviese consciente para evitarlo. Sus pesadillas serían otra cosa, pero podía aplazarlas más otra vez.
Las palabras intentaban apaciguar la culpa, pero no serían suficientes, nada más que un vampiro completamente recuperado disiparía esa sensación horrorosa. La voz estaba más llena, se movía de manera más fluída, Hitori ni siquiera notó cuando había vuelto a respirar. Poco a poco, pero esos ojos seguían vacíos.
“Debería haber sido más cuidadosa.” Murmuró, restregando su nariz con la ajena. Adam le había dado todas las indicaciones, le había dicho en todos los tonos que lo que sentía era nuevo, y ella… Las palabras que había dicho resonaron nuevamente en su cabeza, recuerdos de las pesadillas donde ella era el monstruo arrancando el corazón del vampiro.
Estrechó la mano ajena, llevando la otra al pecho de Adam, ahí donde en sus pesadillas hundía una mano hecha de sombras. Observó ese lugar sin poder evitar un ligero puchero, se inclinó un poco y dejó un beso y una pequeña caricia sobre la piel, apretando su mano con fuerza. No podía mimar el corazón que había roto, pero era lo más cercano a eso, quizás.
Volvió a acercar sus labios a los ajenos, depositando otro pequeño beso en ellos antes de la pregunta. Hizo ademán con su mano libre de que no importaba. “No descansé mucho, pero no te preocupes.” Murmuró, volviendo a cobijarse contra el cuello de Adam. No quería discutir demasiado sus pesadillas ni preocuparle más de lo necesario. Besó el cuello, acariciando su pecho ausentemente.
En realidad se sentía completamente drenada todavía, resultaba que dar todo era bastante agotador. Ahora que el vampiro lo mencionaba, Hitori se dio cuenta de que su cuerpo realmente le aquejaba bastante. Lo sentía completamente pesado, le ardían los ojos, sus labios estaban partidos, tenía hambre y sed y estaba cansada.
Escondió un bostezo detrás de su mano. “Estoy bien.” Murmuró una mentira, hundiéndose contra Adam, entrecerrando sus ojos. Terca era, como mula, no pretendía soltarlo ni cuidar de ella misma. Tan sólo empujaba esas emociones negativas lejos con fuerza, concentrándose en la fachada de esperanza, poniendo toda su energía y atención en ella. La pasaba con su mano en caricias que recorrían el pecho descubierto, con sus dedos que acariciaban los ajenos.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Jue Abr 22, 2021 3:11 am
-No podrías haberlo sabido- susurró ante su primeras palabras que había escuchado de ella después del beso, claro, no era algo el cual la mente de una mortal no podía figurar. No la podía culpar, algo alejaba ese sentimiento de buscar castigo, de tomar acciones. No solamente era la promesa, era el juramento marcado en su corazón, era el cariño que sentía por ella, la importancia de su ser que se había quedado impregnado. Ella era su todo en el momento, su punto de conexión con los mortales, con un corazón que nunca pensó que podía existir.
Y ahí estaba, con su toque en el pecho, presionando su mano, acariciaba con sus dedos los ajenos, pasaba con suavidad sobre sus falanges. Era un contacto dulce, sincero, protector. Inhalo profundamente cuando le dio ese beso, esa caricia, cerró sus ojos disfrutando lo más que pudiera, que estos eran las cosas que acomodan sus emociones.
Correspondiendo al beso, aún se preocupaba por ella, por el estado en la cual se encontraba, si, aunque ella no quisiera tenía que alimentarse, tomar agua, de escuchar su cuerpo. El descanso podría ser algo inevitable, pero era mejor que pasará temprano que en un futuro cercano, que sea por conciencia y decisión y no porque su cuerpo se rindió ante ella. La sostenía con fuerza, con un brazo por la espalda, metiendo de nuevo su mano debajo de la camisa blanca, de su polera, pasando sus dedos suavemente, recorriendo desde la espalda alta a la baja con las yemas.
-No lo estás- dijo, viendo claramente a través de esa mentira -conmigo no deberías de ocultar esas cosas, me preocupa su bienestar- más susurros, sacando la mano de su espalda y ahora acariciando sus cabellos suavemente, lento mientras que con su otra mano presionaba a la ajena para que lo escuchase. Agradece las caricias que daba, pero realmente no podía dejar de pensar en la situación en la que ella se encontraba, de ese precioso cuerpo frágil que tenía encima de su pecho. Recordaba que solamente se había alimentado de agua y de una manzana, no era suficiente. Nunca era suficiente.
-Por lo menos coma algo por favor- le dijo en un tono preocupado, dejando sus cabellos azabaches para agarrar la mochila y acercarla, dejándola a un lado, no iba a esculcar en las cosas de la ajena, pero por lo menos deseaba que esto fuera un incentivo. Y con esto solamente comenzó a sentarse, lento se inclinaba hacia adelante, con cuidado para no mover mucho a la mujer entre sus brazos. Terminó con las piernas cruzadas, y en su regazo estaba ella, se apoyaba con su mano libre en las mesas acomodadas, puestas en fila y presionadas contra sí.
-Hitori- le susurró, separando el cuerpo ajeno un poco, dejando de apoyarse en la palma de su mano para agarrar con suavidad la barbilla ajena y levantarla para que lo viera a los ojos -por favor- de nuevo esas palabras antes de ser acompañadas por un beso gentil. Se notaba bastante las emociones y sentimientos que estaba experimentado el vampiro, aquellos mostrados en su rostro y que pintaban sus palabras tenuemente. Un pequeño beso, después otro más, dejando una pequeña mordida, o por lo menos un intento de esa acción, como si fuera primerizo, cuidadoso, un poco torpe hasta eso, pero poco lo pensaba, la práctica hacía al maestro.
-¿Está bien?- susurró contra sus labios y antes de escuchar una respuesta presionó sus labios de nuevo contra los ajenos, ante su conocimiento en diferentes historias románticas un beso podía crear milagros, cambiar la actitud de las personas, era un método manipulativo, pero en algunas ocasiones eficaz. Pero era por una buena causa, quería que ella se cuidará, que con su cuidado él también iba a estar bien. Con esos besos cariñosos que lentamente subían de intensidad, ¿Era demasiado? Los recuerdos de las discusiones con la ajena le habían dicho que no, que realmente necesitaba empujar un poco más para que ella se rindiera, la terquedad ajena era comparada con la de él. Era una cualidad extraña que compartir, pero no le molestaba, lo contrario, era algo que le encantaba y se sintiera cómodo. Las discusiones no podían acabar con ella.
Se separó de los labios ajenos después de unos diez segundos, cada vez que estaba así con ella juraba que el tiempo se detenía y que solamente eran momentos alargados por una entidad desconocida. Que el espacio temporal era tal que se sentían como una eternidad, una dulce y cariñosa eternidad, pero cuando acababa, cuando era momento de separarse, se sentía tan efímero, como si fuera solamente un pequeño instante marcado en la línea temporal. Era dolor que debía de ser curado por más contacto, como si de una droga se tratara, nunca iba a tener suficiente de eso.
Y ahí estaba, con su toque en el pecho, presionando su mano, acariciaba con sus dedos los ajenos, pasaba con suavidad sobre sus falanges. Era un contacto dulce, sincero, protector. Inhalo profundamente cuando le dio ese beso, esa caricia, cerró sus ojos disfrutando lo más que pudiera, que estos eran las cosas que acomodan sus emociones.
Correspondiendo al beso, aún se preocupaba por ella, por el estado en la cual se encontraba, si, aunque ella no quisiera tenía que alimentarse, tomar agua, de escuchar su cuerpo. El descanso podría ser algo inevitable, pero era mejor que pasará temprano que en un futuro cercano, que sea por conciencia y decisión y no porque su cuerpo se rindió ante ella. La sostenía con fuerza, con un brazo por la espalda, metiendo de nuevo su mano debajo de la camisa blanca, de su polera, pasando sus dedos suavemente, recorriendo desde la espalda alta a la baja con las yemas.
-No lo estás- dijo, viendo claramente a través de esa mentira -conmigo no deberías de ocultar esas cosas, me preocupa su bienestar- más susurros, sacando la mano de su espalda y ahora acariciando sus cabellos suavemente, lento mientras que con su otra mano presionaba a la ajena para que lo escuchase. Agradece las caricias que daba, pero realmente no podía dejar de pensar en la situación en la que ella se encontraba, de ese precioso cuerpo frágil que tenía encima de su pecho. Recordaba que solamente se había alimentado de agua y de una manzana, no era suficiente. Nunca era suficiente.
-Por lo menos coma algo por favor- le dijo en un tono preocupado, dejando sus cabellos azabaches para agarrar la mochila y acercarla, dejándola a un lado, no iba a esculcar en las cosas de la ajena, pero por lo menos deseaba que esto fuera un incentivo. Y con esto solamente comenzó a sentarse, lento se inclinaba hacia adelante, con cuidado para no mover mucho a la mujer entre sus brazos. Terminó con las piernas cruzadas, y en su regazo estaba ella, se apoyaba con su mano libre en las mesas acomodadas, puestas en fila y presionadas contra sí.
-Hitori- le susurró, separando el cuerpo ajeno un poco, dejando de apoyarse en la palma de su mano para agarrar con suavidad la barbilla ajena y levantarla para que lo viera a los ojos -por favor- de nuevo esas palabras antes de ser acompañadas por un beso gentil. Se notaba bastante las emociones y sentimientos que estaba experimentado el vampiro, aquellos mostrados en su rostro y que pintaban sus palabras tenuemente. Un pequeño beso, después otro más, dejando una pequeña mordida, o por lo menos un intento de esa acción, como si fuera primerizo, cuidadoso, un poco torpe hasta eso, pero poco lo pensaba, la práctica hacía al maestro.
-¿Está bien?- susurró contra sus labios y antes de escuchar una respuesta presionó sus labios de nuevo contra los ajenos, ante su conocimiento en diferentes historias románticas un beso podía crear milagros, cambiar la actitud de las personas, era un método manipulativo, pero en algunas ocasiones eficaz. Pero era por una buena causa, quería que ella se cuidará, que con su cuidado él también iba a estar bien. Con esos besos cariñosos que lentamente subían de intensidad, ¿Era demasiado? Los recuerdos de las discusiones con la ajena le habían dicho que no, que realmente necesitaba empujar un poco más para que ella se rindiera, la terquedad ajena era comparada con la de él. Era una cualidad extraña que compartir, pero no le molestaba, lo contrario, era algo que le encantaba y se sintiera cómodo. Las discusiones no podían acabar con ella.
Se separó de los labios ajenos después de unos diez segundos, cada vez que estaba así con ella juraba que el tiempo se detenía y que solamente eran momentos alargados por una entidad desconocida. Que el espacio temporal era tal que se sentían como una eternidad, una dulce y cariñosa eternidad, pero cuando acababa, cuando era momento de separarse, se sentía tan efímero, como si fuera solamente un pequeño instante marcado en la línea temporal. Era dolor que debía de ser curado por más contacto, como si de una droga se tratara, nunca iba a tener suficiente de eso.
Adam ValentineAdam Valentine
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Jue Abr 22, 2021 5:16 am
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
No estaba de acuerdo, sí podría haberlo sabido, de haberse detenido por un momento, de haber sido capaz de calmar su pánico tan sólo por un segundo y pensar en algo que no fuese ella. No discutió más, no tenía sentido y no cambiaría nada. Ya tendría tiempo para seguir culpándose a sí misma luego, lo seguiría haciendo por dentro sin importar lo que Adam dijera.
Agradecía esa mano que se coló bajo su ropa, que acariciaba su espalda y ayudaba a empujar fuera pensamientos intrusivos. Ahí podía hundirse, refugiarse, aunque quizás no merecía hacerlo. Definitivamente no merecía hacerlo, pero lo necesitaba. ¿Cuán egoísta podía ser? En algún momento creyó que ella no era así, pero había estado equivocada, y ahora sólo se aprovechaba del cariño que recibía, se escondía en él de las repercusiones de sus acciones.
Lo que sí sabía era lo pésima mentirosa que era. Claramente nunca iba a ser capaz de engañar a Adam, pero por alguna razón había intentado hacerlo de todos modos, para cuidarle, y quería seguir haciéndolo. “No tienes que preocuparte, no pasa nada.” Insistió, sintiendo la familiar mano de angustia cerrarse alrededor de su cuello. No quería que el vampiro gastara ninguna gota de energía preocupándose por ella, ya había pasado despierto, solo, cuidándola. Era suficiente.
Negó con la cabeza. “Yo- No tengo hambre.” Murmuró, sintiendo que su garganta se apretaba de sólo pensar en tragar algo en ese momento. Pero Adam había decidido no tomar un no como respuesta y se levantaba de a poco. Hitori se acomodó, moviéndose despacio, notando que en realidad estaba más débil de lo que creía. Dejó su cabeza contra el hombro del moreno, apoyando su pecho contra él, dejando sus piernas estiradas hacia un lado. Molestaba un poco sentarse en los puntos, pero se encontraba sobre las piernas ajenas, por lo que no era demasiado problema.
La llamaba, buscaba mirarla a los ojos. Hitori posó su mano libre en el pecho de Adam, acariciando con suavidad. No quería cuidarse, por alguna razón, tan sólo quería deshacerse contra el vampiro y desaparecer. Era esa culpa, esa pena negra, el odio que le susurraba que no merecía seguir respirando.
Volvió a negar ligeramente con la cabeza. “Por favor.” Aquello le tomó por sorpresa, el beso también. Correspondió con cariño, sentía emociones que pintaban ese movimiento, besaba como un novato, algo que le produjo una ternura inconmensurable. Posó su mano libre en la nuca ajena, acercándolo, respondió a esa pequeña mordida con una propia, suave.
Tomó aire para negarse otra vez, con menos fuerza, pero sólo recibió otro beso, un poco más intenso. Esa vez se rindió por completo, Adam había sido capaz de liberarla de la trampa de culpa en que se había estancado. Claro estaba que no merecía todo el cariño y preocupación que estaba recibiendo, pero al mismo tiempo, si lo que quería era arreglar lo que había hecho, no podía empeorar las cosas y causarle más preocupación.
Aquel beso que correspondía con cada vez menos cuidado y más intención realmente doblegaba cualquier emoción o actitud negativa. Todo se derretía, sus miedos no cabían, su terquedad tampoco, la actitud autodestructiva que pretendía matarle desaparecía, poco a poco y con cada segundo se retiraban.
Sólo quedaba ella en su estado más puro, por lo menos por ese momento, una Hitori que sólo quería hacer todo lo posible por ayudar al vampiro, que sólo quería acompañarlo, darle todo lo que podía. ¿Por qué? La razón era obvia, quizás para absolutamente todo el mundo excepto para ella, que decidía ser ciega en ese momento, cuidándose de una verdad que sólo iba a asustarle.
Sus manos tan sólo buscaban, acariciaban, un poco menos de cariño puro y un poco más de necesidad, no completamente deseosa, necesitaba liberarse de los pensamientos que la aquejaban, necesitaba sentirlo cerca, asegurarse de que no lo había perdido por completo. No supo cuánto tiempo pasó, como cada vez que se permitía perderse en los labios de Adam, pero en algún momento el vampiro se separó.
Volvió un poco, el peso en su pecho, la angustia en su cuello. Hitori suspiró, dedicándole una sonrisa un tanto derrotada. “Sólo porque insistes.” Murmuró, besando la mejilla morena delicadamente. Se sentía un poco mareada, esa sensación extraña en su estómago estaba de vuelta. Retiró su mano del cabello ajeno, había enroscado todos sus dedos en los rulos, y acercó la mochila.
Buscó el pedazo de carne que había guardado la tarde anterior, pero su mano tocó algo frío y suave. “¿Hm?” No recordaba que hubiese nada más ahí dentro, y lo que tocaba no era una zapatilla. “¿Metiste algo aquí?” Preguntó con curiosidad, recuperando su otra mano para extraer una… ¿Bola de cristal? Parecía estar llena de un líquido transparente. “¿Y esto? ¿Es tuyo?” Murmuró, tomándola entre sus manos por un momento, observándolo con un poco de confusión.
Se encogió de hombros y se lo entregó a Adam, buscando la comida que había accedido a comer. El mareo también tenía que ver con hambre y quería solucionarlo lo más rápido posible. Extrajo el pedazo de carne y recogió su labio superior en una pequeña mueca de desagrado.
Odiaba la carne, no tanto por el sabor y más por el hecho de que le costaba muchísimo tragarla. En el mundo anterior se salvaba comprando comida de bebé, era básicamente lo único que comía para nutrirse, cualquier otra cosa era demasiado difícil de tragar. No tenía tanta suerte en el mundo en que estaban, había adelgazado bastante, algo preocupante considerando lo flaca que ya era, pero simplemente no podía comer cualquier cosa.
No había caso, quedaban dos frutas, pero azúcar vacía no iba a ayudarle demasiado en ese momento. Le dio un pequeño mordisco bastante ridículo y comenzó a masticar como si quisiera triturar el pedacito por completo, clavando sus ojos en el piso, sabía lo ridícula que se veía.
code by EMMEAgradecía esa mano que se coló bajo su ropa, que acariciaba su espalda y ayudaba a empujar fuera pensamientos intrusivos. Ahí podía hundirse, refugiarse, aunque quizás no merecía hacerlo. Definitivamente no merecía hacerlo, pero lo necesitaba. ¿Cuán egoísta podía ser? En algún momento creyó que ella no era así, pero había estado equivocada, y ahora sólo se aprovechaba del cariño que recibía, se escondía en él de las repercusiones de sus acciones.
Lo que sí sabía era lo pésima mentirosa que era. Claramente nunca iba a ser capaz de engañar a Adam, pero por alguna razón había intentado hacerlo de todos modos, para cuidarle, y quería seguir haciéndolo. “No tienes que preocuparte, no pasa nada.” Insistió, sintiendo la familiar mano de angustia cerrarse alrededor de su cuello. No quería que el vampiro gastara ninguna gota de energía preocupándose por ella, ya había pasado despierto, solo, cuidándola. Era suficiente.
Negó con la cabeza. “Yo- No tengo hambre.” Murmuró, sintiendo que su garganta se apretaba de sólo pensar en tragar algo en ese momento. Pero Adam había decidido no tomar un no como respuesta y se levantaba de a poco. Hitori se acomodó, moviéndose despacio, notando que en realidad estaba más débil de lo que creía. Dejó su cabeza contra el hombro del moreno, apoyando su pecho contra él, dejando sus piernas estiradas hacia un lado. Molestaba un poco sentarse en los puntos, pero se encontraba sobre las piernas ajenas, por lo que no era demasiado problema.
La llamaba, buscaba mirarla a los ojos. Hitori posó su mano libre en el pecho de Adam, acariciando con suavidad. No quería cuidarse, por alguna razón, tan sólo quería deshacerse contra el vampiro y desaparecer. Era esa culpa, esa pena negra, el odio que le susurraba que no merecía seguir respirando.
Volvió a negar ligeramente con la cabeza. “Por favor.” Aquello le tomó por sorpresa, el beso también. Correspondió con cariño, sentía emociones que pintaban ese movimiento, besaba como un novato, algo que le produjo una ternura inconmensurable. Posó su mano libre en la nuca ajena, acercándolo, respondió a esa pequeña mordida con una propia, suave.
Tomó aire para negarse otra vez, con menos fuerza, pero sólo recibió otro beso, un poco más intenso. Esa vez se rindió por completo, Adam había sido capaz de liberarla de la trampa de culpa en que se había estancado. Claro estaba que no merecía todo el cariño y preocupación que estaba recibiendo, pero al mismo tiempo, si lo que quería era arreglar lo que había hecho, no podía empeorar las cosas y causarle más preocupación.
Aquel beso que correspondía con cada vez menos cuidado y más intención realmente doblegaba cualquier emoción o actitud negativa. Todo se derretía, sus miedos no cabían, su terquedad tampoco, la actitud autodestructiva que pretendía matarle desaparecía, poco a poco y con cada segundo se retiraban.
Sólo quedaba ella en su estado más puro, por lo menos por ese momento, una Hitori que sólo quería hacer todo lo posible por ayudar al vampiro, que sólo quería acompañarlo, darle todo lo que podía. ¿Por qué? La razón era obvia, quizás para absolutamente todo el mundo excepto para ella, que decidía ser ciega en ese momento, cuidándose de una verdad que sólo iba a asustarle.
Sus manos tan sólo buscaban, acariciaban, un poco menos de cariño puro y un poco más de necesidad, no completamente deseosa, necesitaba liberarse de los pensamientos que la aquejaban, necesitaba sentirlo cerca, asegurarse de que no lo había perdido por completo. No supo cuánto tiempo pasó, como cada vez que se permitía perderse en los labios de Adam, pero en algún momento el vampiro se separó.
Volvió un poco, el peso en su pecho, la angustia en su cuello. Hitori suspiró, dedicándole una sonrisa un tanto derrotada. “Sólo porque insistes.” Murmuró, besando la mejilla morena delicadamente. Se sentía un poco mareada, esa sensación extraña en su estómago estaba de vuelta. Retiró su mano del cabello ajeno, había enroscado todos sus dedos en los rulos, y acercó la mochila.
Buscó el pedazo de carne que había guardado la tarde anterior, pero su mano tocó algo frío y suave. “¿Hm?” No recordaba que hubiese nada más ahí dentro, y lo que tocaba no era una zapatilla. “¿Metiste algo aquí?” Preguntó con curiosidad, recuperando su otra mano para extraer una… ¿Bola de cristal? Parecía estar llena de un líquido transparente. “¿Y esto? ¿Es tuyo?” Murmuró, tomándola entre sus manos por un momento, observándolo con un poco de confusión.
Se encogió de hombros y se lo entregó a Adam, buscando la comida que había accedido a comer. El mareo también tenía que ver con hambre y quería solucionarlo lo más rápido posible. Extrajo el pedazo de carne y recogió su labio superior en una pequeña mueca de desagrado.
Odiaba la carne, no tanto por el sabor y más por el hecho de que le costaba muchísimo tragarla. En el mundo anterior se salvaba comprando comida de bebé, era básicamente lo único que comía para nutrirse, cualquier otra cosa era demasiado difícil de tragar. No tenía tanta suerte en el mundo en que estaban, había adelgazado bastante, algo preocupante considerando lo flaca que ya era, pero simplemente no podía comer cualquier cosa.
No había caso, quedaban dos frutas, pero azúcar vacía no iba a ayudarle demasiado en ese momento. Le dio un pequeño mordisco bastante ridículo y comenzó a masticar como si quisiera triturar el pedacito por completo, clavando sus ojos en el piso, sabía lo ridícula que se veía.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Jue Abr 22, 2021 5:20 pm
La negación no era una opción realmente, y no importaba cuanto más le iba a dar, lo haría con tal y cambiarla de opinión. Terquedad, si, podía pensar que ella no quería nada de eso por la culpa que cargaba, pero no podía dejarla sola, que se hundiera en la enfermedad. Debía de evitarlo a toda costa. Lo bueno es que no perdieron tiempo, con dos besos fueron suficientes para que la otra se dejará llevar y se rindiera ante sus palabras.
Con una pequeña sonrisa se sentía agradecido, escuchándola mientras asentía con suavidad. Cerró sus ojos en el momento de que había dejado ese beso, como si fuera tan frágil, precioso que solamente con el más delicado toque se podía dar. ¿Acaso exageraba? De ser así es por el hecho de que aun no podía controlar sus emociones como deseaba, aún explotaban en ciertos momentos dentro de él, era todo un caos que ya no tenía la ambición de darle un orden, un control, sino que más bien era un caos que lentamente aceptaba, pelear contra eso era innecesario, estúpido. Qué solos se ordenen, qué solos trabajen y se sincronicen.
Sus ojos siguieron las manos ajenas, en esa mochila había un pedazo de carne que ella sacó, pero lo siguiente que surgió de la mochila era extraño. Observaba con curiosidad mientras negaba la segunda pregunta, ¿Una bola de cristal? Qué objeto tan interesante era el que tenía entre manos. Negó de nuevo la tercera pregunta, eso significaba que ella tampoco sabía de dónde provenía. Ladeó la cabeza con suavidad hacia un lado y de nuevo al otro.
Agarró el objeto entre sus manos, había escuchado rumores sobre personas recibiendo diferentes objetos aleatorios. Desde pastillas, dulces, un collar… y ahora una bola de cristal. Cerró sus ojos, era al instante que se dio cuenta de que era un objeto solamente para la mujer que tenía entre sus piernas. Curioso era el obsequio, ¿Pero quién…? Cuando se concentró más pudo saber, el residuo ahí estaba. Dejó salir un pequeño suspiro, una hermana metiéndose en el asunto de los mortales, ¿Por qué ella? Cerró sus ojos, pensando en una respuesta, y tenía varias, pero era mejor preguntarle frente a frente.
Vagamente sus recuerdos lo llevaron al pasado, su madre siendo la que gustaba construir diferentes objetos, lo intrincado de los sistemas que ella manejaba y creaba en base a diferentes materiales. Negó suavemente con la cabeza, el pensar en que su madre estuviera aquí mismo era una posibilidad pequeña, pero si estaba, ¿Entonces donde? Pensó un poco, tal vez la biblioteca, ¿Acaso ese no era territorio de los elfos? Era algo predecible si se pensaba de esa manera. Tal vez, en un futuro visitará el lugar, ¿Qué clase de encuentro habrá? Podría no estar preparado, por primera vez en su vida, sentía que debía de esperar un poco más, de poder organizar emociones, sentimientos, sensaciones, pensamientos, ideas, la maquinaria dentro de su cabeza repararla junto con Hitori, y claro, ir con ella a ese lugar. ¿Pero estaba seguro de que estaba ahí? No, por supuesto que no, encontrar a una hermana no era lo mismo que encontrar a una madre.
La posibilidad la dejaba a un lado, muy baja de hecho, bastante, ¿O no? El se sintió atraído por la energía que este lugar emanaba… tal vez… -Es de usted- dijo finalmente, teniendo el orbe entre sus manos y sus ojos dirigiéndose a ella, observando como tiernamente masticaba su comida, pequeños mordiscos, bastante pequeños de hecho. Dejó un beso en su sien y otro en su mejilla.
-Está conectado a usted de una manera… mágica vamos a llamarle, a ausencia de otro término- dijo finalmente, pasando sus manos por los lados de la bola de cristal, moviéndolo, con sus dedos pasando la forma que tenía, hasta que lo giró entre sus manos y observó debajo de la base una perilla, ahí, en un hueco y con curiosidad comenzó a girarlo, lentamente, se sentía como si fuera un muñeco de cuerda. Después una pequeña succión y al final… nada, tal y como lo andaba pensando, no producía nada si él lo hacía, no era para él.
Lo dejó a un lado, con cuidado y posó sus manos en las caderas ajenas -Cuando tenga curiosidad, hay una perilla en la base, girarla no habrá algún peligro, pero tampoco puedo decirle con certeza qué es lo que hace- comentó finalmente, ¿Qué era lo que realmente hacía? La curiosidad agarró lo mejor de él, Quería saber la respuesta, era una característica que aún no estaba perdida. Dejó un beso en su frente y otro en la punta de su nariz, distrayéndose un poco, dejando que su mente estuviera tranquila.
Con una pequeña sonrisa se sentía agradecido, escuchándola mientras asentía con suavidad. Cerró sus ojos en el momento de que había dejado ese beso, como si fuera tan frágil, precioso que solamente con el más delicado toque se podía dar. ¿Acaso exageraba? De ser así es por el hecho de que aun no podía controlar sus emociones como deseaba, aún explotaban en ciertos momentos dentro de él, era todo un caos que ya no tenía la ambición de darle un orden, un control, sino que más bien era un caos que lentamente aceptaba, pelear contra eso era innecesario, estúpido. Qué solos se ordenen, qué solos trabajen y se sincronicen.
Sus ojos siguieron las manos ajenas, en esa mochila había un pedazo de carne que ella sacó, pero lo siguiente que surgió de la mochila era extraño. Observaba con curiosidad mientras negaba la segunda pregunta, ¿Una bola de cristal? Qué objeto tan interesante era el que tenía entre manos. Negó de nuevo la tercera pregunta, eso significaba que ella tampoco sabía de dónde provenía. Ladeó la cabeza con suavidad hacia un lado y de nuevo al otro.
Agarró el objeto entre sus manos, había escuchado rumores sobre personas recibiendo diferentes objetos aleatorios. Desde pastillas, dulces, un collar… y ahora una bola de cristal. Cerró sus ojos, era al instante que se dio cuenta de que era un objeto solamente para la mujer que tenía entre sus piernas. Curioso era el obsequio, ¿Pero quién…? Cuando se concentró más pudo saber, el residuo ahí estaba. Dejó salir un pequeño suspiro, una hermana metiéndose en el asunto de los mortales, ¿Por qué ella? Cerró sus ojos, pensando en una respuesta, y tenía varias, pero era mejor preguntarle frente a frente.
Vagamente sus recuerdos lo llevaron al pasado, su madre siendo la que gustaba construir diferentes objetos, lo intrincado de los sistemas que ella manejaba y creaba en base a diferentes materiales. Negó suavemente con la cabeza, el pensar en que su madre estuviera aquí mismo era una posibilidad pequeña, pero si estaba, ¿Entonces donde? Pensó un poco, tal vez la biblioteca, ¿Acaso ese no era territorio de los elfos? Era algo predecible si se pensaba de esa manera. Tal vez, en un futuro visitará el lugar, ¿Qué clase de encuentro habrá? Podría no estar preparado, por primera vez en su vida, sentía que debía de esperar un poco más, de poder organizar emociones, sentimientos, sensaciones, pensamientos, ideas, la maquinaria dentro de su cabeza repararla junto con Hitori, y claro, ir con ella a ese lugar. ¿Pero estaba seguro de que estaba ahí? No, por supuesto que no, encontrar a una hermana no era lo mismo que encontrar a una madre.
La posibilidad la dejaba a un lado, muy baja de hecho, bastante, ¿O no? El se sintió atraído por la energía que este lugar emanaba… tal vez… -Es de usted- dijo finalmente, teniendo el orbe entre sus manos y sus ojos dirigiéndose a ella, observando como tiernamente masticaba su comida, pequeños mordiscos, bastante pequeños de hecho. Dejó un beso en su sien y otro en su mejilla.
-Está conectado a usted de una manera… mágica vamos a llamarle, a ausencia de otro término- dijo finalmente, pasando sus manos por los lados de la bola de cristal, moviéndolo, con sus dedos pasando la forma que tenía, hasta que lo giró entre sus manos y observó debajo de la base una perilla, ahí, en un hueco y con curiosidad comenzó a girarlo, lentamente, se sentía como si fuera un muñeco de cuerda. Después una pequeña succión y al final… nada, tal y como lo andaba pensando, no producía nada si él lo hacía, no era para él.
Lo dejó a un lado, con cuidado y posó sus manos en las caderas ajenas -Cuando tenga curiosidad, hay una perilla en la base, girarla no habrá algún peligro, pero tampoco puedo decirle con certeza qué es lo que hace- comentó finalmente, ¿Qué era lo que realmente hacía? La curiosidad agarró lo mejor de él, Quería saber la respuesta, era una característica que aún no estaba perdida. Dejó un beso en su frente y otro en la punta de su nariz, distrayéndose un poco, dejando que su mente estuviera tranquila.
Adam ValentineAdam Valentine
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Jue Abr 22, 2021 7:12 pm
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Era un círculo vicioso, realmente, cuando se trataba de Hitori y la comida. Demoraba bastante en tragar, y cada segundo que masticaba pensaba en lo difícil que se le haría pasar lo que estuviera comiendo. Sentía la mano oscura de su angustia cerrarse más y más alrededor de su cuello, masticaba más, pensaba más en lo difícil que sería y terminaba angustiándose más en un ciclo sin fin.
Normalmente lo hacía a escondidas, evitaba por sobre todas las cosas comer frente a alguien, limitándose a beber y nada más. Era un proceso largo y tedioso, se sentía ridícula, como una niñita dramática, pero en realidad era algo que no podía evitar. Poco a poco trabajaba en el pedazo de carne, alzando sus ojos para observar la bola de cristal en las manos del vampiro.
Adam había negado con la cabeza, entonces el objeto no era de él. Era extraño, la mochila le pertenecía a ella, era poco probable que alguien más hubiese dejado algo como eso, frágil, en una mochila ajena. Observó al vampiro, parecía concentrado, o perdido en alguna idea que Hitori no entendió, hasta cerró sus ojos.
Aprovechó ese momento para posar una mano en su cuello y tragar con dificultad, su mueca de incomodidad escondida de la mirada del vampiro. Otro pequeño mordisco y todo empezaba de nuevo, el proceso en realidad colmaba su paciencia, se sentía tan inútil y estúpida.
“No es mío.” Murmuró, cubriendo su boca por un momento mientras hablaba. Su tono sonaba un tanto molesto, no le gustaba para nada haber tenido que separarse un milímetro de Adam, la pequeña burbuja de protección se difuminaba de a poco y se notaba en la tensión de su voz. Se inclinó hacia él ligeramente cuando besó su cabeza instintivamente, posando una mano sobre su brazo.
“¿Mágica?” Preguntó, otra vez cubriendo su boca mientras fruncía el ceño y negaba con la cabeza. No le gustaba para nada. Que alguien la tratara como un objeto, como un juguete era una cosa, eso no le importaba. Pero que jugaran con ella de esa manera, en que la habían puesto en ese lugar, las reglas, la raza, la imposibilidad de poder ver a su familia, y ahora resulta que le pasaban alguna bolita mágica era demasiado. Adam jugaba con el aparatito, pero Hitori simplemente masticaba con más fuerza y fastidio.
Suficiente era con lo que ya tenía: Una forma de raza que le pedía a gritos algo que en ese momento era imposible, que empujaba sus deseos más autodestructivos y que perdía el control. Un mundo lejos de sus seres queridos, donde no podía tratar sus problemas con cigarros o alcohol o ansiolíticos, donde no tenía trabajo que la distrajera ni luz eléctrica que la acompañara de noche.Una pelotita mágica era una última gota y no pensaba por un momento que derramara el vaso.
Tragó con fuerza, posando una mano en su cuello. Poco hicieron las manos del vampiro para apaciguarla en ese momento. “No tengo nada de curiosidad.” Aseveró con el ceño todavía fruncido. Tomó la bola y la aventó contra una pared sin cuidado, deshaciéndose de un último problema con el que no quería lidiar. “No quiero nada más ya, tengo suficientes cosas fantásticas.” Refunfuñó, claramente harta. El movimiento violento hizo que su angustia cediera un poco, se apoyó contra el vampiro tomando otro pequeño mordisco en una actitud fastidiada. Claramente no se refería a él, lo acarició con cuidado para dejar eso claro, cuidando de no herir con las palabras que había dicho.
Pero el objeto había rebotado contra la pared como si no estuviese hecho de vidrio, cayó y simplemente volvió a aparecer donde Adam lo había dejado. El poco de comida le había dado un poco de energía, y el objeto una pequeña distracción de todo lo que pesaba y destruía su interior con fuerza.
“¡Puta madre, que no quiero dije!” Volvió a tirarlo, algo realmente terapéutico en ese momento, pero lo mismo volvió a suceder. Tragó con fuerza, se atoró, golpeó su pecho mientras tosía, lanzó la bola y, al ver que lo mismo volvía a pasar, se escondió contra el pecho del vampiro, dejando la carne a un lado para rodearlo con sus brazos.
“No quieeeeero.” Refunfuñó como una niña pequeña, se sentía así por haber tenido que comer frente a él, ridícula, y todos los sentimientos pesados simplemente se transformaron en frustración por un momento mientras pataleaba ligeramente y se colgaba de Adam. No lo había hecho conscientemente, pero algo dentro de ella le decía que alivianara el ambiente, que si seguía hundiéndose en el espiral de emociones negativas no iba a ser capaz de mantenerse cuerda para él.
code by EMMENormalmente lo hacía a escondidas, evitaba por sobre todas las cosas comer frente a alguien, limitándose a beber y nada más. Era un proceso largo y tedioso, se sentía ridícula, como una niñita dramática, pero en realidad era algo que no podía evitar. Poco a poco trabajaba en el pedazo de carne, alzando sus ojos para observar la bola de cristal en las manos del vampiro.
Adam había negado con la cabeza, entonces el objeto no era de él. Era extraño, la mochila le pertenecía a ella, era poco probable que alguien más hubiese dejado algo como eso, frágil, en una mochila ajena. Observó al vampiro, parecía concentrado, o perdido en alguna idea que Hitori no entendió, hasta cerró sus ojos.
Aprovechó ese momento para posar una mano en su cuello y tragar con dificultad, su mueca de incomodidad escondida de la mirada del vampiro. Otro pequeño mordisco y todo empezaba de nuevo, el proceso en realidad colmaba su paciencia, se sentía tan inútil y estúpida.
“No es mío.” Murmuró, cubriendo su boca por un momento mientras hablaba. Su tono sonaba un tanto molesto, no le gustaba para nada haber tenido que separarse un milímetro de Adam, la pequeña burbuja de protección se difuminaba de a poco y se notaba en la tensión de su voz. Se inclinó hacia él ligeramente cuando besó su cabeza instintivamente, posando una mano sobre su brazo.
“¿Mágica?” Preguntó, otra vez cubriendo su boca mientras fruncía el ceño y negaba con la cabeza. No le gustaba para nada. Que alguien la tratara como un objeto, como un juguete era una cosa, eso no le importaba. Pero que jugaran con ella de esa manera, en que la habían puesto en ese lugar, las reglas, la raza, la imposibilidad de poder ver a su familia, y ahora resulta que le pasaban alguna bolita mágica era demasiado. Adam jugaba con el aparatito, pero Hitori simplemente masticaba con más fuerza y fastidio.
Suficiente era con lo que ya tenía: Una forma de raza que le pedía a gritos algo que en ese momento era imposible, que empujaba sus deseos más autodestructivos y que perdía el control. Un mundo lejos de sus seres queridos, donde no podía tratar sus problemas con cigarros o alcohol o ansiolíticos, donde no tenía trabajo que la distrajera ni luz eléctrica que la acompañara de noche.Una pelotita mágica era una última gota y no pensaba por un momento que derramara el vaso.
Tragó con fuerza, posando una mano en su cuello. Poco hicieron las manos del vampiro para apaciguarla en ese momento. “No tengo nada de curiosidad.” Aseveró con el ceño todavía fruncido. Tomó la bola y la aventó contra una pared sin cuidado, deshaciéndose de un último problema con el que no quería lidiar. “No quiero nada más ya, tengo suficientes cosas fantásticas.” Refunfuñó, claramente harta. El movimiento violento hizo que su angustia cediera un poco, se apoyó contra el vampiro tomando otro pequeño mordisco en una actitud fastidiada. Claramente no se refería a él, lo acarició con cuidado para dejar eso claro, cuidando de no herir con las palabras que había dicho.
Pero el objeto había rebotado contra la pared como si no estuviese hecho de vidrio, cayó y simplemente volvió a aparecer donde Adam lo había dejado. El poco de comida le había dado un poco de energía, y el objeto una pequeña distracción de todo lo que pesaba y destruía su interior con fuerza.
“¡Puta madre, que no quiero dije!” Volvió a tirarlo, algo realmente terapéutico en ese momento, pero lo mismo volvió a suceder. Tragó con fuerza, se atoró, golpeó su pecho mientras tosía, lanzó la bola y, al ver que lo mismo volvía a pasar, se escondió contra el pecho del vampiro, dejando la carne a un lado para rodearlo con sus brazos.
“No quieeeeero.” Refunfuñó como una niña pequeña, se sentía así por haber tenido que comer frente a él, ridícula, y todos los sentimientos pesados simplemente se transformaron en frustración por un momento mientras pataleaba ligeramente y se colgaba de Adam. No lo había hecho conscientemente, pero algo dentro de ella le decía que alivianara el ambiente, que si seguía hundiéndose en el espiral de emociones negativas no iba a ser capaz de mantenerse cuerda para él.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Vie Abr 23, 2021 3:50 am
Parecía que a ella se le dificulta tragar, ¿Podría ser parte de su preocupación? ¿Angustia? ¿Esa mano que había visto en los sueños? Era una posibilidad, la mente humana era tal que podía causar daños físicos. Respiró profundamente, tal vez, algún día esa mano iba a desaparecer.
Ladeó la cabeza con suavidad, la forma en la que ella se negaba era interesante, ¿Por qué molestarse? Era una buena pregunta. Tal vez era por la cantidad de información que ella había recibido, Si, había notado esa actitud antes, cuando sentía presión ella se molestaba y tomaba una actitud agresiva. Si, su actitud de negar las cosas, de cómo rechazar un regalo de una de sus hermanas, ¿Estaba mal eso? Antes no le importaba, y pensaba que si se lo hubieran entregado y puesto todas esas propiedades entonces era porque ella lo necesitaba, o eso pensaban ellos.
Asintió con la cabeza ante sus palabras, si, completamente enojada, molesta, sentía como crecía la frustración, como arrojó aquel aparato que aparecía en el mismo lugar donde lo había dejado. Sonrió un poco por sus palabras, cosas fantásticas, si, era algo que se podía hartar fácilmente, como se había hartado por el trato meloso que le había dado en la tarde anterior. Acariciaba la espalda ajena cuando se apegó a él, dejando un beso en su coronilla. Levantando con fuerza su voz, de nuevo lo arrojó, de nuevo desapareció y de nuevo aparecía a un lado, como nuevo. Se preocupo un poco cuando ella se ahogó con la comida, pero no tuvo tiempo de reaccionar antes de que hiciera el proceso en lo que parecía ser un ciclo vicioso.
-Lo sé- susurró, acariciando sus cabellos cuando lo abrazó de esa manera, una actitud un tanto infantil de la ajena. Parecía que el ambiente se aligeraba con eso. Cerró sus ojos y posó sus labios en su coronilla, dejando pequeños y cariñosos besos, intentando calmar lo que sería su berrinche de esta tarde, una rabieta bastante graciosa en los ojos de los demás, para él le provocaba cierta ternura. Sus dedos pasaban por la espalda ajena, dejo un beso pequeño.
-Un objeto mágico… debieron de tener modales y preguntar si lo deseabas- comentó con suavidad, que ellos no la conocían. Las sorpresas no eran bienvenidas en la vida de Hitori, ya lo había notado una vez, y ella se lo había dicho directamente. Negó con la cabeza, ¿Cómo saberlo? una hermana cuyos sentimientos estaban ausentes, una madre que ve lo blanco y negro y no sabría como tratar a los demás, ¿O acaso había cambiado? Pero aún así, el tiempo de aquí junto con el miedo de varios iba a ser difícil conocer a cada uno de ellos. Tragó un poco de saliva, pensando un poco más antes de agarrar el orbe, agitarlo un poco, ver como el líquido dentro de este se movía.
-Cierre sus ojos por un momento- le susurró, dejando otro beso en la coronilla -voy a probar algo con la bola de cristal- y cuando dijo eso esperó confirmación de la ajena, y al tenerlo de la palma de la mano la oscuridad se juntaba y absorbía el objeto en la profunda oscuridad, llena de tinieblas y la noche eterna, pero solamente había durado un momento ahí dentro antes de aparecer a un lado. Testaruda era la magia la cual se le había cubierto el objeto.
“Si deseas dar un regalo, conoce a la persona mejor, ¿No lo crees?” un pensamiento mandado a su hermana, y solamente dejó un suave suspiro, pensando en lo que debería de hacer. Era un cambio para él, ¿Cambiaba hacia algo mejor? Posiblemente, pensando en cómo era Hitori, como ella había tratado a los demás en esos tres días los cuales no había estado con ella. Ella había ayudado a los demás, y ahora estaba ayudándole a recuperarse. Negó con suavidad con la cabeza, ¿Debería de hacer un cambio como ella? Extender su mano para ayudarles. Posiblemente. Lo pensó por un tiempo antes de llegar a una conclusión.
-Bueno, la bola de cristal no se irá a ningún lado- le dijo y con una sola mano la guardó en la mochila -no la utilice si no desea- susurró y dejó otro beso en su coronilla, acariciando tanto sus cabellos como su espalda, lento, suave, como lo había hecho con alguno de sus hermanos anteriormente, hermanos menores donde estaba aprendiendo a cuidar a los ajenos, claro, sin saber cómo tratar los sentimientos que ellos dejaban salir.
Cerró sus ojos por un momento, ojos cerrados, acariciando los cabellos ajenos con suavidad -Sé que no quiere- le susurró pasando su mano lento por los cabellos ajenos, pasando por la coronilla hacia su espalda, escuchando efímeramente los pensamientos ajenos, tan sólo algunos susurros para saber bien si la frustración venía de la sorpresa o de algo más que no podía detectar con las expresiones y la voz ajena, de algo que no podía dar en el clavo, de cualquier forma que pudiera ayudarla… algo…
De pronto una explosión, de una forma caótica eran los susurros, pero se mantenía calmado, escuchando cada pequeña voz que surgía en ese vórtice caótico. ¿Podría…? Era una posibilidad, ¿Confiar en los demás? Siempre había hecho las cosas solo, desde que su madre había quedado indispuesta. ¿Cooperación? Claro que no. Solamente dejó salir un suspiro, abriendo los ojos de nuevo, desapareciendo esa multitud de susurros, puro ruido, pero por lo menos tenía una idea clara.
Tal vez después, primero debían de repararse los dos, estar en un estado estable antes de ofrecer su ayuda, extender su mano. Era una idea nueva, una la cual no había explorado desde hace bastante tiempo. Dejó un pequeño beso, nuevamente en la coronilla ajena.
-Aventar la bola de cristal parece ser terapéutico- le susurró, una forma fallida de hacer una broma, pero en parte estaba en lo correcto, esas emociones tenían que salir, emanar, ser emitidas de algún lugar, y lo mejor para los mortales era la destrucción. Era impresionante como unos segundos de maltratar algún objeto eran suficientes para semanas de sentimiento guardado y aguantado. Como el sonido de las cosas rompiéndose era algo que calmaba los nervios de varios. Cerró sus ojos nuevamente, presionando su mejilla contra la cabeza ajena, acariciando con las dos manos su espalda, meciéndose de un lado a otro suavemente, lento como ella lo había hecho con él.
Ladeó la cabeza con suavidad, la forma en la que ella se negaba era interesante, ¿Por qué molestarse? Era una buena pregunta. Tal vez era por la cantidad de información que ella había recibido, Si, había notado esa actitud antes, cuando sentía presión ella se molestaba y tomaba una actitud agresiva. Si, su actitud de negar las cosas, de cómo rechazar un regalo de una de sus hermanas, ¿Estaba mal eso? Antes no le importaba, y pensaba que si se lo hubieran entregado y puesto todas esas propiedades entonces era porque ella lo necesitaba, o eso pensaban ellos.
Asintió con la cabeza ante sus palabras, si, completamente enojada, molesta, sentía como crecía la frustración, como arrojó aquel aparato que aparecía en el mismo lugar donde lo había dejado. Sonrió un poco por sus palabras, cosas fantásticas, si, era algo que se podía hartar fácilmente, como se había hartado por el trato meloso que le había dado en la tarde anterior. Acariciaba la espalda ajena cuando se apegó a él, dejando un beso en su coronilla. Levantando con fuerza su voz, de nuevo lo arrojó, de nuevo desapareció y de nuevo aparecía a un lado, como nuevo. Se preocupo un poco cuando ella se ahogó con la comida, pero no tuvo tiempo de reaccionar antes de que hiciera el proceso en lo que parecía ser un ciclo vicioso.
-Lo sé- susurró, acariciando sus cabellos cuando lo abrazó de esa manera, una actitud un tanto infantil de la ajena. Parecía que el ambiente se aligeraba con eso. Cerró sus ojos y posó sus labios en su coronilla, dejando pequeños y cariñosos besos, intentando calmar lo que sería su berrinche de esta tarde, una rabieta bastante graciosa en los ojos de los demás, para él le provocaba cierta ternura. Sus dedos pasaban por la espalda ajena, dejo un beso pequeño.
-Un objeto mágico… debieron de tener modales y preguntar si lo deseabas- comentó con suavidad, que ellos no la conocían. Las sorpresas no eran bienvenidas en la vida de Hitori, ya lo había notado una vez, y ella se lo había dicho directamente. Negó con la cabeza, ¿Cómo saberlo? una hermana cuyos sentimientos estaban ausentes, una madre que ve lo blanco y negro y no sabría como tratar a los demás, ¿O acaso había cambiado? Pero aún así, el tiempo de aquí junto con el miedo de varios iba a ser difícil conocer a cada uno de ellos. Tragó un poco de saliva, pensando un poco más antes de agarrar el orbe, agitarlo un poco, ver como el líquido dentro de este se movía.
-Cierre sus ojos por un momento- le susurró, dejando otro beso en la coronilla -voy a probar algo con la bola de cristal- y cuando dijo eso esperó confirmación de la ajena, y al tenerlo de la palma de la mano la oscuridad se juntaba y absorbía el objeto en la profunda oscuridad, llena de tinieblas y la noche eterna, pero solamente había durado un momento ahí dentro antes de aparecer a un lado. Testaruda era la magia la cual se le había cubierto el objeto.
“Si deseas dar un regalo, conoce a la persona mejor, ¿No lo crees?” un pensamiento mandado a su hermana, y solamente dejó un suave suspiro, pensando en lo que debería de hacer. Era un cambio para él, ¿Cambiaba hacia algo mejor? Posiblemente, pensando en cómo era Hitori, como ella había tratado a los demás en esos tres días los cuales no había estado con ella. Ella había ayudado a los demás, y ahora estaba ayudándole a recuperarse. Negó con suavidad con la cabeza, ¿Debería de hacer un cambio como ella? Extender su mano para ayudarles. Posiblemente. Lo pensó por un tiempo antes de llegar a una conclusión.
-Bueno, la bola de cristal no se irá a ningún lado- le dijo y con una sola mano la guardó en la mochila -no la utilice si no desea- susurró y dejó otro beso en su coronilla, acariciando tanto sus cabellos como su espalda, lento, suave, como lo había hecho con alguno de sus hermanos anteriormente, hermanos menores donde estaba aprendiendo a cuidar a los ajenos, claro, sin saber cómo tratar los sentimientos que ellos dejaban salir.
Cerró sus ojos por un momento, ojos cerrados, acariciando los cabellos ajenos con suavidad -Sé que no quiere- le susurró pasando su mano lento por los cabellos ajenos, pasando por la coronilla hacia su espalda, escuchando efímeramente los pensamientos ajenos, tan sólo algunos susurros para saber bien si la frustración venía de la sorpresa o de algo más que no podía detectar con las expresiones y la voz ajena, de algo que no podía dar en el clavo, de cualquier forma que pudiera ayudarla… algo…
De pronto una explosión, de una forma caótica eran los susurros, pero se mantenía calmado, escuchando cada pequeña voz que surgía en ese vórtice caótico. ¿Podría…? Era una posibilidad, ¿Confiar en los demás? Siempre había hecho las cosas solo, desde que su madre había quedado indispuesta. ¿Cooperación? Claro que no. Solamente dejó salir un suspiro, abriendo los ojos de nuevo, desapareciendo esa multitud de susurros, puro ruido, pero por lo menos tenía una idea clara.
Tal vez después, primero debían de repararse los dos, estar en un estado estable antes de ofrecer su ayuda, extender su mano. Era una idea nueva, una la cual no había explorado desde hace bastante tiempo. Dejó un pequeño beso, nuevamente en la coronilla ajena.
-Aventar la bola de cristal parece ser terapéutico- le susurró, una forma fallida de hacer una broma, pero en parte estaba en lo correcto, esas emociones tenían que salir, emanar, ser emitidas de algún lugar, y lo mejor para los mortales era la destrucción. Era impresionante como unos segundos de maltratar algún objeto eran suficientes para semanas de sentimiento guardado y aguantado. Como el sonido de las cosas rompiéndose era algo que calmaba los nervios de varios. Cerró sus ojos nuevamente, presionando su mejilla contra la cabeza ajena, acariciando con las dos manos su espalda, meciéndose de un lado a otro suavemente, lento como ella lo había hecho con él.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Vie Abr 23, 2021 5:48 am
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Asintió con un ligero puchero. Sí que debieron de preguntarle antes de meter algo dentro de su mochila, no sabía quién había sido, pero era una tanda de metiches, todos, seguro en ese mundo nadie enseñaba modales. Los mimos ayudaban, los besos en su coronilla suavizaban su ceño fruncido un poco, en realidad estaba demasiado cansada como para armar berrinche por demasiado tiempo.
Hitori asintió y cerró sus ojos cuando Adam se lo pidió, abrazándolo con fuerza como si eso pudiera protegerla de las sombras. Si no las veía era mejor, claro, pero su imaginación era bastante cruel. “Hmph” Resopló y abrió sus ojos cuando escuchó que ni siquiera él podía deshacerse de la cosa endemoniada.
¿Por qué podrían hacer algo como eso? Primero lo que fuera que había sucedido, transportarles a ese lugar terrible, matarles de hambre, de desesperación, de miedo por sus familias, y luego, frente a todo esto ¿Qué? “Perdona por arruinarte la vida, aquí tienes un recuerdito.” No. No le daría en el gusto a quien fuera que había puesto eso en su mochila, no quería nada más ya.
“¿Utilizar? No quiero ni mirarla.” Refunfuñó, suponiendo que era la misma voz que había escuchado que ahora le daba el regalo. “Ni mi-rar-la.” Repitió, alzando su cabeza para hablarle al aire, por si estaba escuchando y no había quedado claro, antes de suspirar de manera un tanto resignada. La chica se rindió ante las suaves caricias que apaciguaban un poco su ánimo.
Todo era caos dentro de ella, como siempre, pero ahora era más… Intenso, probablemente. En ese mundo las preocupaciones habían crecido exponencialmente y las maneras de lidiar con ellas habían desaparecido casi por completo. Un torbellino tumultuoso donde la molestia por no poder comer, la culpa que sentía, el miedo a lo que estaba sucediendo entre ella y Adam, y la infinidad de otras cosas existían en el mismo plano, a veces no importaban, a veces amenazaban con volverle loca, como si alguien invisible subiera y bajara el volumen de una radio que tocaba mil canciones al mismo tiempo.
¿Cómo encontrar un centro de donde aferrarse entre todo eso? Se le hacía casi imposible, como si estuviera flotando en la oscuridad, sin saber dónde estaba arriba y abajo, girando infinitamente en una confusión horrorosa. Había encontrado un pequeño balance, quizás, antes de conocer a Adam. No se daba demasiado tiempo de pensar en lo que estaba sucediendo, tan sólo viviendo un día a la vez tratando de sobrevivir sus miedos sin arruinar su relación con los otros Híbridos.
Todo eso parecía tan distante ya, estaba en medio de lo que parecía otra historia donde ni siquiera se reconocía a sí misma ya. Todo en su cabeza estaba lleno de cosas con las que sabía tendría que lidiar en algún momento pero no sabía ni por dónde empezar. Latas selladas a presión con contenidos inimaginables que temblaban como si fuesen a explotar. Tan sólo podía bailar y dar saltitos alrededor de ellas para no tumbar algo y terminar por reventar todo.
Y ahí, en medio de todo, la fachada de esperanza que había erguido con los escombros de la casa en ruinas que había visto en sus pesadillas. Por ahora y hasta nuevo aviso, ese era el centro al que aferrarse, aparentemente.
Acariciaba la espalda del vampiro con cariño que salía de una de las latas a presión, de las que más quería ignorar para siempre. Se hundía contra la piel ajena, su cabeza parecía caber perfectamente en el espacio debajo del cuello de Adam y ahí la apoyaba, restregando su cara contra él. Sentía calma en el ligero vaivén, todo se apaciguaba entre sus brazos de una manera absolutamente sobrenatural.
Con la cabeza un poco más fría recibió ese último comentario que le hizo reír un poco. Menudo berrinche había armado por una bolita de cristal. Sintió la vergüenza cambiar el color de sus mejillas y hasta hombros a una tonalidad rojiza y Hitori escondió su cara contra Adam, dejando de acariciar su espalda para volver a abrazarlo con fuerza.
“Hubiese sido más satisfactorio si se hubiera reventado en un millón de pedacitos contra la pared.” Admitió en una voz chiquita y avergonzada. Repasaba su comportamiento de los últimos dos días en su cabeza y quería que se la tragara la tierra. Normalmente podía controlarse un poco, siquiera, no era una corriente descontrolada de emociones que cambiaban como el viento, en especial no de día.
Parecía ser ahora su locura en su máximo esplendor, sin ataduras ni límites iba y venía como se le daba la gana y en la intensidad que gustaba sin pedirle permiso a Hitori. Era como un testigo atrapado detrás de un vidrio mientras todo simplemente sucedía. “Normalmente tenía maneras de… Lidiar… Con-” No sabía bien cómo explicarlo. Hablaba contra el cuello del vampiro, todavía escondida contra él en una bolita pequeña. “Conmigo, supongo, y todo lo que tengo dentro.”
Se encogió de hombros, no podía ponerlo de una mejor manera. “Pero aquí casi no tengo opciones.” Murmuró, notando su garganta extremadamente seca. Soltó al vampiro para tomar la botella de madera que había visto a un lado y se separó lo suficiente como para tomar un poco de agua. “Solía ser una adulta funcional, lo prometo.” Murmuró con una pequeña sonrisa sin mirarle a los ojos antes de beber un poco más y volver a esconderse. “Parcialmente, por lo menos.” Corrigió, recordando de lo que se alimentaba.
Hitori volvió a acomodarse en ese hueco que parecía estar hecho especialmente para ella, relajándose nuevamente para hundirse contra Adam por completo. “Lo siento, debería poder controlarme mejor.” Acarició la nuca ajena con cuidado, reemplazando la culpa que subía con la calidez de la fachada de esperanza mientras hablaba, que saliera de sus dedos, que rozara con sus labios el cuello moreno.
“Soy yo la que debería estar cuidándote, no al revés.” Besó el cuello con cuidado, había un ligero reproche contra ella misma entre el tono cariñoso. Cerró sus ojos, encontrando un poco de calma en su escondite, en el vaivén y los cariños cuidadosos que se sentían cálidos. Quizás en algún momento se daría cuenta de que simplemente estar ahí con Adam era una nueva manera de lidiar con todo en ese mundo nuevo, pero esa era otra lata que no abriría a propósito.
code by EMMEHitori asintió y cerró sus ojos cuando Adam se lo pidió, abrazándolo con fuerza como si eso pudiera protegerla de las sombras. Si no las veía era mejor, claro, pero su imaginación era bastante cruel. “Hmph” Resopló y abrió sus ojos cuando escuchó que ni siquiera él podía deshacerse de la cosa endemoniada.
¿Por qué podrían hacer algo como eso? Primero lo que fuera que había sucedido, transportarles a ese lugar terrible, matarles de hambre, de desesperación, de miedo por sus familias, y luego, frente a todo esto ¿Qué? “Perdona por arruinarte la vida, aquí tienes un recuerdito.” No. No le daría en el gusto a quien fuera que había puesto eso en su mochila, no quería nada más ya.
“¿Utilizar? No quiero ni mirarla.” Refunfuñó, suponiendo que era la misma voz que había escuchado que ahora le daba el regalo. “Ni mi-rar-la.” Repitió, alzando su cabeza para hablarle al aire, por si estaba escuchando y no había quedado claro, antes de suspirar de manera un tanto resignada. La chica se rindió ante las suaves caricias que apaciguaban un poco su ánimo.
Todo era caos dentro de ella, como siempre, pero ahora era más… Intenso, probablemente. En ese mundo las preocupaciones habían crecido exponencialmente y las maneras de lidiar con ellas habían desaparecido casi por completo. Un torbellino tumultuoso donde la molestia por no poder comer, la culpa que sentía, el miedo a lo que estaba sucediendo entre ella y Adam, y la infinidad de otras cosas existían en el mismo plano, a veces no importaban, a veces amenazaban con volverle loca, como si alguien invisible subiera y bajara el volumen de una radio que tocaba mil canciones al mismo tiempo.
¿Cómo encontrar un centro de donde aferrarse entre todo eso? Se le hacía casi imposible, como si estuviera flotando en la oscuridad, sin saber dónde estaba arriba y abajo, girando infinitamente en una confusión horrorosa. Había encontrado un pequeño balance, quizás, antes de conocer a Adam. No se daba demasiado tiempo de pensar en lo que estaba sucediendo, tan sólo viviendo un día a la vez tratando de sobrevivir sus miedos sin arruinar su relación con los otros Híbridos.
Todo eso parecía tan distante ya, estaba en medio de lo que parecía otra historia donde ni siquiera se reconocía a sí misma ya. Todo en su cabeza estaba lleno de cosas con las que sabía tendría que lidiar en algún momento pero no sabía ni por dónde empezar. Latas selladas a presión con contenidos inimaginables que temblaban como si fuesen a explotar. Tan sólo podía bailar y dar saltitos alrededor de ellas para no tumbar algo y terminar por reventar todo.
Y ahí, en medio de todo, la fachada de esperanza que había erguido con los escombros de la casa en ruinas que había visto en sus pesadillas. Por ahora y hasta nuevo aviso, ese era el centro al que aferrarse, aparentemente.
Acariciaba la espalda del vampiro con cariño que salía de una de las latas a presión, de las que más quería ignorar para siempre. Se hundía contra la piel ajena, su cabeza parecía caber perfectamente en el espacio debajo del cuello de Adam y ahí la apoyaba, restregando su cara contra él. Sentía calma en el ligero vaivén, todo se apaciguaba entre sus brazos de una manera absolutamente sobrenatural.
Con la cabeza un poco más fría recibió ese último comentario que le hizo reír un poco. Menudo berrinche había armado por una bolita de cristal. Sintió la vergüenza cambiar el color de sus mejillas y hasta hombros a una tonalidad rojiza y Hitori escondió su cara contra Adam, dejando de acariciar su espalda para volver a abrazarlo con fuerza.
“Hubiese sido más satisfactorio si se hubiera reventado en un millón de pedacitos contra la pared.” Admitió en una voz chiquita y avergonzada. Repasaba su comportamiento de los últimos dos días en su cabeza y quería que se la tragara la tierra. Normalmente podía controlarse un poco, siquiera, no era una corriente descontrolada de emociones que cambiaban como el viento, en especial no de día.
Parecía ser ahora su locura en su máximo esplendor, sin ataduras ni límites iba y venía como se le daba la gana y en la intensidad que gustaba sin pedirle permiso a Hitori. Era como un testigo atrapado detrás de un vidrio mientras todo simplemente sucedía. “Normalmente tenía maneras de… Lidiar… Con-” No sabía bien cómo explicarlo. Hablaba contra el cuello del vampiro, todavía escondida contra él en una bolita pequeña. “Conmigo, supongo, y todo lo que tengo dentro.”
Se encogió de hombros, no podía ponerlo de una mejor manera. “Pero aquí casi no tengo opciones.” Murmuró, notando su garganta extremadamente seca. Soltó al vampiro para tomar la botella de madera que había visto a un lado y se separó lo suficiente como para tomar un poco de agua. “Solía ser una adulta funcional, lo prometo.” Murmuró con una pequeña sonrisa sin mirarle a los ojos antes de beber un poco más y volver a esconderse. “Parcialmente, por lo menos.” Corrigió, recordando de lo que se alimentaba.
Hitori volvió a acomodarse en ese hueco que parecía estar hecho especialmente para ella, relajándose nuevamente para hundirse contra Adam por completo. “Lo siento, debería poder controlarme mejor.” Acarició la nuca ajena con cuidado, reemplazando la culpa que subía con la calidez de la fachada de esperanza mientras hablaba, que saliera de sus dedos, que rozara con sus labios el cuello moreno.
“Soy yo la que debería estar cuidándote, no al revés.” Besó el cuello con cuidado, había un ligero reproche contra ella misma entre el tono cariñoso. Cerró sus ojos, encontrando un poco de calma en su escondite, en el vaivén y los cariños cuidadosos que se sentían cálidos. Quizás en algún momento se daría cuenta de que simplemente estar ahí con Adam era una nueva manera de lidiar con todo en ese mundo nuevo, pero esa era otra lata que no abriría a propósito.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Vie Abr 23, 2021 5:14 pm
Con una pequeña sonrisa recibía todas sus palabras, toda esa actitud que había tomado. Una pataleta sin igual. Voces, tantas voces había dentro de su cabeza, podía jurar que se sentía un poco mareado por ello, pero negó con suavidad la cabeza, tratando de concentrarse. Un pequeño suspiro, dejando mimos y caricias, tratando de calmarla, ¿Estaba haciéndolo bien? Posiblemente no, pero estaba aprendiendo lentamente.
Una risa que apaciguó su corazón, que calmaba sus preocupaciones, un fuerte abrazo. Cerró sus ojos -posiblemente- susurró al comentario, ver que se destruyera en su totalidad podría ser algo divertido, no para él claro, pero para ella. ¿Estaba viendo realmente lo que era ella cuando no tenía límites puestos? Todo parecía tan natural, orgánico que no podía pensar si era un sí o un no. Respiró profundamente dejando un pequeño beso en su coronilla antes de sentir como ella se ocultaba en su cuello. Aquel refugio que ella tomó.
Tierno era la escena, ella avergonzada y deseaba ver su rostro sonrojado, con esas preciosas mejillas que ella tenía, la mirada evasiva, pero con esto se conformaba, por el momento por lo menos. Sus ojos no se atrevían a abrirse, no por ahora, hasta sentía la calidez en su piel. Una tierna, cariñosa calidez, ajena a la suya. Asintió con la cabeza una vez más.
-Comprendo, y no lo dudo- susurró mientras observaba cómo tomaba agua, las necesidades de los mortales. Una sonrisa, un poco más y al final de vuelta a su guarida. -Si, es otro mundo completamente diferente, la tecnología no sirve, y tampoco hay esas drogas que llamaban alcohol, nicotina u otras más fuertes- le susurraba, si, nada de eso a excepción del vino le interesaba, y eso que había probado cada una de ellas, pero el vino es aquel que se quedó con él por un largo tiempo, el arte de hacerlo, del tiempo que tomaba hacerlo. Si, debería de ir por una botella algún día.
-No se preocupe, ya hizo suficiente- le susurraba, suave, gentil, aceptando toda la caricia que ella le daba. -Siempre estaré aquí para usted y solamente para usted, cuando no pueda controlarse o desee cuidado no dude en acercarse- susurró, presionando su mejilla contra la cabeza ajena, pasando sus dedos por la espalda ajena, metiendolos de nuevo por debajo de las ropas, presionando las yemas de los dedos contra su piel.
¿Cuánto tiempo habían estado ahí? Segundos, minutos, horas, días… parecía ser toda una eternidad, de nuevo, esa sensación de pasar bastante tiempo al lado de una persona, pero que no se perdía el interés, que con ella todo podía estar mejor, que todo era posible. Ella era su llave para todas las puertas que estaban cerradas, para un nuevo camino que recorrer, uno que parecía mucho más largo de lo que su ambición podía haber llegado.
Respiró profundamente, abriendo por fin sus ojos “Ya la escuchaste, pero se que estas haciendo esto con un objetivo en mente, espero que sea para lo mejor” Pensó por un momento, si, sabía que algo estaba maquinando. Un ligero suspiro, no tenía curiosidad por el momento de eso, lo que era Hitori era más que suficiente para que su atención se fuera completamente en la ajena. Dejó un beso en su sien y otro más en su coronilla. Sus manos se paseaban por toda su espalda y lentamente bajaban hasta posarse en sus caderas, pasaba por encima del pantalón enorme ahora, sus dedos rozando la prenda que ocultaba el trasero ajeno y de ahí las piernas, si, su cinturón aún estaba ahí.
-¿Se siente mejor?- preguntó suavemente, dejando otro beso en su coronilla, suave mientras que sus manos pasaban por las piernas ajenas, y de nuevo lentamente subían, cariñoso el toque, gentil, tal vez un poco provocador de una manera inconsciente, ¿Lo pensaba? No sentía deseo alguno por el momento, no como lo había sentido antes, en esos días donde permitía un poco de libertinaje. ¿Regresaran esos días? Era una pregunta la cual rebotó en las paredes mentales del vampiro. Posiblemente, si ella lo necesitaba.
La apegó más a él, solamente el contacto físico que ella proporcionaba era lo suficiente para estar aliviado, una droga la cual no se permitía soltar, en donde comenzaba a entender todo lo que estaba sintiendo en su interior. Paciencia. Al final de su viaje sus manos pasaron lentamente por los cabellos ajenos, sus dedos adentrándose por los mechones oscuros y peinándolos con suavidad.
Una risa que apaciguó su corazón, que calmaba sus preocupaciones, un fuerte abrazo. Cerró sus ojos -posiblemente- susurró al comentario, ver que se destruyera en su totalidad podría ser algo divertido, no para él claro, pero para ella. ¿Estaba viendo realmente lo que era ella cuando no tenía límites puestos? Todo parecía tan natural, orgánico que no podía pensar si era un sí o un no. Respiró profundamente dejando un pequeño beso en su coronilla antes de sentir como ella se ocultaba en su cuello. Aquel refugio que ella tomó.
Tierno era la escena, ella avergonzada y deseaba ver su rostro sonrojado, con esas preciosas mejillas que ella tenía, la mirada evasiva, pero con esto se conformaba, por el momento por lo menos. Sus ojos no se atrevían a abrirse, no por ahora, hasta sentía la calidez en su piel. Una tierna, cariñosa calidez, ajena a la suya. Asintió con la cabeza una vez más.
-Comprendo, y no lo dudo- susurró mientras observaba cómo tomaba agua, las necesidades de los mortales. Una sonrisa, un poco más y al final de vuelta a su guarida. -Si, es otro mundo completamente diferente, la tecnología no sirve, y tampoco hay esas drogas que llamaban alcohol, nicotina u otras más fuertes- le susurraba, si, nada de eso a excepción del vino le interesaba, y eso que había probado cada una de ellas, pero el vino es aquel que se quedó con él por un largo tiempo, el arte de hacerlo, del tiempo que tomaba hacerlo. Si, debería de ir por una botella algún día.
-No se preocupe, ya hizo suficiente- le susurraba, suave, gentil, aceptando toda la caricia que ella le daba. -Siempre estaré aquí para usted y solamente para usted, cuando no pueda controlarse o desee cuidado no dude en acercarse- susurró, presionando su mejilla contra la cabeza ajena, pasando sus dedos por la espalda ajena, metiendolos de nuevo por debajo de las ropas, presionando las yemas de los dedos contra su piel.
¿Cuánto tiempo habían estado ahí? Segundos, minutos, horas, días… parecía ser toda una eternidad, de nuevo, esa sensación de pasar bastante tiempo al lado de una persona, pero que no se perdía el interés, que con ella todo podía estar mejor, que todo era posible. Ella era su llave para todas las puertas que estaban cerradas, para un nuevo camino que recorrer, uno que parecía mucho más largo de lo que su ambición podía haber llegado.
Respiró profundamente, abriendo por fin sus ojos “Ya la escuchaste, pero se que estas haciendo esto con un objetivo en mente, espero que sea para lo mejor” Pensó por un momento, si, sabía que algo estaba maquinando. Un ligero suspiro, no tenía curiosidad por el momento de eso, lo que era Hitori era más que suficiente para que su atención se fuera completamente en la ajena. Dejó un beso en su sien y otro más en su coronilla. Sus manos se paseaban por toda su espalda y lentamente bajaban hasta posarse en sus caderas, pasaba por encima del pantalón enorme ahora, sus dedos rozando la prenda que ocultaba el trasero ajeno y de ahí las piernas, si, su cinturón aún estaba ahí.
-¿Se siente mejor?- preguntó suavemente, dejando otro beso en su coronilla, suave mientras que sus manos pasaban por las piernas ajenas, y de nuevo lentamente subían, cariñoso el toque, gentil, tal vez un poco provocador de una manera inconsciente, ¿Lo pensaba? No sentía deseo alguno por el momento, no como lo había sentido antes, en esos días donde permitía un poco de libertinaje. ¿Regresaran esos días? Era una pregunta la cual rebotó en las paredes mentales del vampiro. Posiblemente, si ella lo necesitaba.
La apegó más a él, solamente el contacto físico que ella proporcionaba era lo suficiente para estar aliviado, una droga la cual no se permitía soltar, en donde comenzaba a entender todo lo que estaba sintiendo en su interior. Paciencia. Al final de su viaje sus manos pasaron lentamente por los cabellos ajenos, sus dedos adentrándose por los mechones oscuros y peinándolos con suavidad.
Adam ValentineAdam Valentine
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Hitori Macleod Vie Abr 23, 2021 8:15 pm
Maybe if I Hold You NowWould You Hold Me Now?
Claramente no había escondido demasiado bien sus malos hábitos, en realidad no lo había intentado, pero ahora que Adam los mencionaba en voz alta se sentía un poco descubierta. Negó con la cabeza ante lo último con fuerza, eso sí que nunca lo había hecho. Tenía clarísimo el peligro de probar cosas más fuertes que el alcohol o el cigarro, y Hitori entendía la fragilidad de su estado mental lo suficiente como para no arriesgarse.
“Nunca nada más fuerte.” Murmuró, no quería que el vampiro se hiciera una idea equivocada de ella, nunca hubiese puesto a sus pacientes en peligro con algo como eso. “Ansiolíticos para emergencias.” Corrigió, extrañando tener ese salvavidas para casos extremos, se cuidaba de no abusarlos, por supuesto.
Acariciaba con cuidado desde la seguridad de su escondite, cada segundo ahí dentro empujaba las emociones que le agobiaban un poco más lejos, donde le hacían menos daño. Nada más importaba cuando estaba hundida contra Adam, tan sólo desaparecía todo a su alrededor. Volvió a besar el cuello moreno con cariño. “No ha sido suficiente.” Susurró contra la piel. No todavía, le quedaban cosas que entregar y no iba a detenerse hasta que estuviese vacía. ¿Qué quedaba? No quería hacer un recuento en ese momento, tan sólo sentía que había algo que faltaba por encontrar sólo para poder ofrecerlo al vampiro.
“Acercarme asume que te voy a soltar.” Murmuró con una sonrisa y pequeña risita. No podía proyectar demasiado, todo era demasiado inestable, pero no era capaz de imaginarse alejándose de Adam en un futuro cercano. Volvió a besar el cuello, acariciando su nuca con una mano mientras la otra se arrastraba por la espalda descubierta en movimientos lentos.
Las manos sobre su piel acariciaban con cuidado, cada vez menos mecánicos, eso le tranquilizaba bastante. Avances pequeños, casi imperceptibles en realidad, pero al comparar el estado actual del vampiro a cómo estaba la noche anterior sentía un mundo de diferencia. Por lo menos su esfuerzo daba frutos, poco a poco lo recuperaba, aunque lo que se formaba dentro de él ya no era Adam Valentine, aquello no le preocupaba.
Las manos se posaron en sus caderas y bajaron más. Hitori se quedó completamente estática por un momento. -Hambre- Escuchó las palabras del vampiro, pero estaba lejos, dentro de ella peleaba por mantener el control. Se recordó a sí misma que no era un movimiento provocador, que el deseo no había vuelto, pero no fue suficiente.
Cuando sintió que el vampiro la apegaba más, por un ínfimo segundo, el cuerpo de Hitori titiló como si de una ampolleta se tratara. Como si la realidad se distorsionara sobre su piel, cambió de tonalidad junto con su cabello, de sus uñas garras, de sus dientes pequeños colmillos. Sólo por un momento en que la chica exhaló en un sonido lujurioso, pegándose contra Adam con fuerza, una pequeña mordida en el cuello.
Sólo un momento antes de que Hitori pudiese retomar el control y se recogió un poco, despegándose de él, escondiendo sus manos entre sus muslos mientras desviaba la mirada. “Cuidado.” Advirtió en un tono tenso y preocupado, quedaba un poco de deseo que no fue capaz de sacudir. Su piel se erizaba involuntariamente, a suerte de ella todo estaba cubierto. Apoyó su frente contra sus rodillas y suspiró pesadamente, intentando calmar el hambre que había amenazado con sobrellevarla. “Eso estuvo cerca.” Murmuró con ojos cerrados, en una posición tensa.
Tuvo que recordarse a sí misma nuevamente que iba a perder el control, que no sería capaz de cuidar de Adam en ese estado. Que por más que quisiera -y quería- ni siquiera estaba segura de si el vampiro recordaba o era capaz de sentir deseo en ese momento, y de ser así simplemente caería inconsciente más tiempo donde tendría que dejarlo solo. No, era demasiado arriesgado, demasiado peligroso,
Racionalmente lo entendía, pero Hitori siempre había sido impulsiva, siempre tuvo un enorme apetito sexual, y Adam era indiscutiblemente el hombre más irresistible que se había topado. Había logrado olvidarse de eso por bastante tiempo, demasiado preocupada de él como para siquiera pensarlo, pero ahora que su súcubo interior había recordado que tenía hambre era más complicado. Cerró sus ojos con fuerza, sus manos todavía escondidas entre sus muslos donde no podían hacer cochinadas, no tocaba nada del vampiro excepto las piernas donde estaba sentada.
code by EMME“Nunca nada más fuerte.” Murmuró, no quería que el vampiro se hiciera una idea equivocada de ella, nunca hubiese puesto a sus pacientes en peligro con algo como eso. “Ansiolíticos para emergencias.” Corrigió, extrañando tener ese salvavidas para casos extremos, se cuidaba de no abusarlos, por supuesto.
Acariciaba con cuidado desde la seguridad de su escondite, cada segundo ahí dentro empujaba las emociones que le agobiaban un poco más lejos, donde le hacían menos daño. Nada más importaba cuando estaba hundida contra Adam, tan sólo desaparecía todo a su alrededor. Volvió a besar el cuello moreno con cariño. “No ha sido suficiente.” Susurró contra la piel. No todavía, le quedaban cosas que entregar y no iba a detenerse hasta que estuviese vacía. ¿Qué quedaba? No quería hacer un recuento en ese momento, tan sólo sentía que había algo que faltaba por encontrar sólo para poder ofrecerlo al vampiro.
“Acercarme asume que te voy a soltar.” Murmuró con una sonrisa y pequeña risita. No podía proyectar demasiado, todo era demasiado inestable, pero no era capaz de imaginarse alejándose de Adam en un futuro cercano. Volvió a besar el cuello, acariciando su nuca con una mano mientras la otra se arrastraba por la espalda descubierta en movimientos lentos.
Las manos sobre su piel acariciaban con cuidado, cada vez menos mecánicos, eso le tranquilizaba bastante. Avances pequeños, casi imperceptibles en realidad, pero al comparar el estado actual del vampiro a cómo estaba la noche anterior sentía un mundo de diferencia. Por lo menos su esfuerzo daba frutos, poco a poco lo recuperaba, aunque lo que se formaba dentro de él ya no era Adam Valentine, aquello no le preocupaba.
Las manos se posaron en sus caderas y bajaron más. Hitori se quedó completamente estática por un momento. -Hambre- Escuchó las palabras del vampiro, pero estaba lejos, dentro de ella peleaba por mantener el control. Se recordó a sí misma que no era un movimiento provocador, que el deseo no había vuelto, pero no fue suficiente.
Cuando sintió que el vampiro la apegaba más, por un ínfimo segundo, el cuerpo de Hitori titiló como si de una ampolleta se tratara. Como si la realidad se distorsionara sobre su piel, cambió de tonalidad junto con su cabello, de sus uñas garras, de sus dientes pequeños colmillos. Sólo por un momento en que la chica exhaló en un sonido lujurioso, pegándose contra Adam con fuerza, una pequeña mordida en el cuello.
Sólo un momento antes de que Hitori pudiese retomar el control y se recogió un poco, despegándose de él, escondiendo sus manos entre sus muslos mientras desviaba la mirada. “Cuidado.” Advirtió en un tono tenso y preocupado, quedaba un poco de deseo que no fue capaz de sacudir. Su piel se erizaba involuntariamente, a suerte de ella todo estaba cubierto. Apoyó su frente contra sus rodillas y suspiró pesadamente, intentando calmar el hambre que había amenazado con sobrellevarla. “Eso estuvo cerca.” Murmuró con ojos cerrados, en una posición tensa.
Tuvo que recordarse a sí misma nuevamente que iba a perder el control, que no sería capaz de cuidar de Adam en ese estado. Que por más que quisiera -y quería- ni siquiera estaba segura de si el vampiro recordaba o era capaz de sentir deseo en ese momento, y de ser así simplemente caería inconsciente más tiempo donde tendría que dejarlo solo. No, era demasiado arriesgado, demasiado peligroso,
Racionalmente lo entendía, pero Hitori siempre había sido impulsiva, siempre tuvo un enorme apetito sexual, y Adam era indiscutiblemente el hombre más irresistible que se había topado. Había logrado olvidarse de eso por bastante tiempo, demasiado preocupada de él como para siquiera pensarlo, pero ahora que su súcubo interior había recordado que tenía hambre era más complicado. Cerró sus ojos con fuerza, sus manos todavía escondidas entre sus muslos donde no podían hacer cochinadas, no tocaba nada del vampiro excepto las piernas donde estaba sentada.
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Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]Re: Maybe if I hold you now would you hold me now? [Priv. Hitori]
por Adam Valentine Vie Abr 23, 2021 11:30 pm
Nicotina y alcohol entonces, no fuertes las adicciones de hecho, eso y el tranquilizante menor que ella le dijo para emergencias, comprendía eso, la mente humana era tan poderosa que se tenía que tomar diferentes rutas para que no dañará más la sanidad. Recordaba sobre ese tiempo donde había atendido a enfermos mentales, aquellos que tenían… Como se les había dicho… Demonios, sombras, todo lo que su mente pudiera crear para atormentarlos. Se alegraba que por lo menos ella tenía la suficiente fuerza de voluntad para soportar todo ello.
Sus ojos notaron el cambio de sus cabellos, su piel cambiaba de color, un sonido provocador. ¿Acaso sus toques eran provocadores? No lo sabía realmente, pensaba que no, por lo menos las intenciones detrás de su toque no eran esas, sino más cariñosas, sin deseo alguno. ¿Un malentendido? podría ser, pero eso no detenía la mordida ajena. Una pequeña en su cuello ajeno, exhalo lentamente por ello, una sensación no extraña, ahí dentro de él y tan sólo negó ligeramente con la cabeza. El cuerpo ajeno, tan apegado a él, de esa manera, si… esos recuerdos aún estaban vivos dentro de su memoria.
-Si- susurró al escucharla. Observaba, sentía como ella se separaba de él de manera preocupada, como si estuviera evitando algo… si, era esa otra parte más salvaje de ella. Y de nuevo, una posición defensiva. ¿Qué podía hacer? Lo pensaba por un momento, no estaba tampoco seguro de que podría hacer algo, tal vez… sólo tal vez…
-Hitori- le susurró, acercándose a ella, pasando una de sus manos por su espalda. Un beso en su sien -Tendré cuidado- le susurró, ¿Era suficiente? Posiblemente, con su ayuda podría buscar ese deseo, y ella podría tomar eso para recuperarse. Era el camino más rápido para su recuperación, ¿No? Era algo comprensible, racional, y él estaba ahí para ella, con una pequeña sonrisa en su rostro, aunque en sus ojos no demostraba ese deseo, iba a hacerlo si ella lo necesitaba. Pero ella al final no quería, así que no la iba a obligar, ni tampoco provocarla. Alejó sus manos lentamente, dejándolos a los lados. Cerró sus ojos por el momento. No tenía ni idea de lo que iba a hacer ahora, era ahora una situación complicada, e incómoda. Ella estaba tensa, lo podía ver por cómo se cubría.
¿Tocarla de nuevo? ¿No hacerlo? Era un sin fin de luchas entre sus pensamientos en su mente. Respiró profundamente, sin llegar a una respuesta realmente. Dejó salir un pequeño suspiro. Su mente racional estaba dominando por ahora, había ganado esta contienda. Después de los segundos parecían durar horas dentro de su mente. Estaba seguro de su decisión en el momento. Y en ese momento abrió sus ojos lentamente para observar a la mujer en sus piernas, pasando su mirada por toda su figura.
-Hitori- La llamó de nuevo, agarrando el cuerpo ajeno, rodeándolo con sus brazos y la acercó a él, lento, suave, que presionaran sus cuerpos, pegados completamente. Dejaba pequeños besos en sus cabellos, pasando por su sien, por su cuello, por su hombro, pequeños y rápidos, efímeros. Una de sus manos pasaba por el muslo ajeno, dejando caricias que había cambiado sus intenciones a ser provocadores, por lo menos eso no se le había olvidado por completo, el deseo carnal era más fácil de canalizar que los sentimientos y emociones, solamente necesitaba… juntar toda su lujuria, la que podía en el momento y dársela.
Con su otra mano pasaba por su espalda, de nuevo metiéndose por debajo de sus ropas, utilizando sus uñas para que suavemente le rozaran su piel, con cuidado, provocarla era lo mejor hasta que se convirtiera y ahí era historia. Sus besos de nuevo ascendieron por su cuello, por su mejilla, dejando una pequeña mordida en la oreja ajena, jalándola -no se preocupe por mí, estaré bien- estaba completamente seguro, sabía que lo podía hacer.
La mano que estaba atendiendo la pierna ajena pasaba más y más abajo mientras que avanzaba más adentro de ella, en el interior del muslo, presionando contra su intimidad ligeramente. Si con todo lo demás no hubiera funcionado, este toque iba a hacerlo. -Hito- susurró cerca de su oreja, pasando con su nariz por los cabellos ajenos, moviendo los mechones con suavidad para poder descubrir su rostro, la pequeña sonrisa en los labios del moreno, los besos instantáneos que le daba. Todo para que la ajena se recupere. Tenía que ahora hacer que su interior cooperará con sus intenciones, que se concentre y que su miembro respondiera.
El placer era una sensación, un sentimiento, una emoción que necesitaba liberar, ¿Era peligroso? miraba la caja encima de la mesa blanca, en esa pequeña herida que tenía salía ese color rosado, si… ahí estaba, apenas surgiendo, ¿Iba a ser suficiente para ella? Era una pregunta que se iba a responder en poco tiempo. En la biblioteca mental que él tenía, respiró profundamente, pensaba en lo que podía hacer mientras reunía la cantidad necesaria. Tal vez abrirlo más… demasiado peligroso por el momento, necesitaba que fluyera con normalidad, por lo menos en el momento. Era un peligro que iba a pasar, pero lo iba a tomar si eso significaba que ella estuviera bien, sana, ¿Acaso se iba a poner intensa? Claramente, una súcubo siempre era así. ¿La podría manejar? Solamente no tenía que dejar de ser rudo con ella, hace dos noches había intentado otras cosas con resultados demasiado pobres, ahora sabía lo que tenía que hacer.
Sus ojos notaron el cambio de sus cabellos, su piel cambiaba de color, un sonido provocador. ¿Acaso sus toques eran provocadores? No lo sabía realmente, pensaba que no, por lo menos las intenciones detrás de su toque no eran esas, sino más cariñosas, sin deseo alguno. ¿Un malentendido? podría ser, pero eso no detenía la mordida ajena. Una pequeña en su cuello ajeno, exhalo lentamente por ello, una sensación no extraña, ahí dentro de él y tan sólo negó ligeramente con la cabeza. El cuerpo ajeno, tan apegado a él, de esa manera, si… esos recuerdos aún estaban vivos dentro de su memoria.
-Si- susurró al escucharla. Observaba, sentía como ella se separaba de él de manera preocupada, como si estuviera evitando algo… si, era esa otra parte más salvaje de ella. Y de nuevo, una posición defensiva. ¿Qué podía hacer? Lo pensaba por un momento, no estaba tampoco seguro de que podría hacer algo, tal vez… sólo tal vez…
-Hitori- le susurró, acercándose a ella, pasando una de sus manos por su espalda. Un beso en su sien -Tendré cuidado- le susurró, ¿Era suficiente? Posiblemente, con su ayuda podría buscar ese deseo, y ella podría tomar eso para recuperarse. Era el camino más rápido para su recuperación, ¿No? Era algo comprensible, racional, y él estaba ahí para ella, con una pequeña sonrisa en su rostro, aunque en sus ojos no demostraba ese deseo, iba a hacerlo si ella lo necesitaba. Pero ella al final no quería, así que no la iba a obligar, ni tampoco provocarla. Alejó sus manos lentamente, dejándolos a los lados. Cerró sus ojos por el momento. No tenía ni idea de lo que iba a hacer ahora, era ahora una situación complicada, e incómoda. Ella estaba tensa, lo podía ver por cómo se cubría.
¿Tocarla de nuevo? ¿No hacerlo? Era un sin fin de luchas entre sus pensamientos en su mente. Respiró profundamente, sin llegar a una respuesta realmente. Dejó salir un pequeño suspiro. Su mente racional estaba dominando por ahora, había ganado esta contienda. Después de los segundos parecían durar horas dentro de su mente. Estaba seguro de su decisión en el momento. Y en ese momento abrió sus ojos lentamente para observar a la mujer en sus piernas, pasando su mirada por toda su figura.
-Hitori- La llamó de nuevo, agarrando el cuerpo ajeno, rodeándolo con sus brazos y la acercó a él, lento, suave, que presionaran sus cuerpos, pegados completamente. Dejaba pequeños besos en sus cabellos, pasando por su sien, por su cuello, por su hombro, pequeños y rápidos, efímeros. Una de sus manos pasaba por el muslo ajeno, dejando caricias que había cambiado sus intenciones a ser provocadores, por lo menos eso no se le había olvidado por completo, el deseo carnal era más fácil de canalizar que los sentimientos y emociones, solamente necesitaba… juntar toda su lujuria, la que podía en el momento y dársela.
Con su otra mano pasaba por su espalda, de nuevo metiéndose por debajo de sus ropas, utilizando sus uñas para que suavemente le rozaran su piel, con cuidado, provocarla era lo mejor hasta que se convirtiera y ahí era historia. Sus besos de nuevo ascendieron por su cuello, por su mejilla, dejando una pequeña mordida en la oreja ajena, jalándola -no se preocupe por mí, estaré bien- estaba completamente seguro, sabía que lo podía hacer.
La mano que estaba atendiendo la pierna ajena pasaba más y más abajo mientras que avanzaba más adentro de ella, en el interior del muslo, presionando contra su intimidad ligeramente. Si con todo lo demás no hubiera funcionado, este toque iba a hacerlo. -Hito- susurró cerca de su oreja, pasando con su nariz por los cabellos ajenos, moviendo los mechones con suavidad para poder descubrir su rostro, la pequeña sonrisa en los labios del moreno, los besos instantáneos que le daba. Todo para que la ajena se recupere. Tenía que ahora hacer que su interior cooperará con sus intenciones, que se concentre y que su miembro respondiera.
El placer era una sensación, un sentimiento, una emoción que necesitaba liberar, ¿Era peligroso? miraba la caja encima de la mesa blanca, en esa pequeña herida que tenía salía ese color rosado, si… ahí estaba, apenas surgiendo, ¿Iba a ser suficiente para ella? Era una pregunta que se iba a responder en poco tiempo. En la biblioteca mental que él tenía, respiró profundamente, pensaba en lo que podía hacer mientras reunía la cantidad necesaria. Tal vez abrirlo más… demasiado peligroso por el momento, necesitaba que fluyera con normalidad, por lo menos en el momento. Era un peligro que iba a pasar, pero lo iba a tomar si eso significaba que ella estuviera bien, sana, ¿Acaso se iba a poner intensa? Claramente, una súcubo siempre era así. ¿La podría manejar? Solamente no tenía que dejar de ser rudo con ella, hace dos noches había intentado otras cosas con resultados demasiado pobres, ahora sabía lo que tenía que hacer.
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Raza : Vampiro
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Fecha de inscripción : 11/03/2021
Localización : En un mundo extraño con reglas extrañas
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Habilidades:
Habilidades | Descripción | Daño | Defensa | Habilidad 1 | Habilidad 2 | Habilidad 3 | Debilidad 1 | Debilidad 2 | Debilidad 3 |
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