El rostro de la mujer le había dicho todo. Sombras, un temor que en su rostro claramente se formaba. Parecía ser que uno de sus miedos realmente estaba a merced de Adam, y él quería experimentar con ello. Pero ahora no, tendría que esperar a reencontrarse con ella. En un futuro cercano, tal vez unos tres días máximo antes de que él tome cartas en el asunto y la buscaría y, claramente, la encontraría.

¿Habría sido la mejor opción? no lo sabría hasta que lo vería, como sea este Adam tenía maneras de cumplir sus promesas, sus palabras, su rostro, la sonrisa que le dedicaba detonaron confianza pura. Respiro profundamente ante las palabras ajenas, asintiendo con la cabeza -Entiendo señorita Hitori- Dijo, comprensivo. Pensando en cuánto realmente podía ocultar, en cuanto podía estar con la faceta de ser alguien preocupado, comprensivo, de ser todo un caballero. De mostrar su parte retorcida que era su mente, su personalidad. De que realmente se viera por lo que siempre ha sido. Un científico tachado de psicópata. Un genio que es solamente empujado por el conocimiento.

Ya estaba a punto de irse, de darse la media vuelta al momento en que ella saliera por la ventana, algo dramático, como si fuera una chica adolescente visitando la casa de su amigo, y cuando llegara la mañana escaparse para que no la encuentren los padres. Si, ¿o no? Realmente en las series de televisión era al revés, pero que se podía decir en esta situación. La vida está llena de sorpresas.

Todo fue en cámara lenta, ella lentamente pasaba por la ventana, el vampiro atrayendo su paraguas al igual que su bastón con las sombras, cada segundo parecía una foto, sus ojos no dejaban de observar a la ajena quien salió por esa apertura y en un abrir y cerrar de ojos la cosa que no pensaba que iba a pasar pasó. Aquel pie estuvo atorado, y ella cayó al suelo, solamente un fuerte golpe siendo acompañado. Tal y como una comedia romántica para adultos. Una caída,  un azote. El silencio tomó parte de la situación.

Adam, preocupado de que ella estuviese bien se acercó a la ventana a una velocidad extraordinaria, solamente para observar en el suelo el cuerpo ajeno, -Señorita Hitori, está usted…- ni siquiera completó su frase, la risa de la chica era fuerte y eso le provocó que dejara salir un suspiro de alivio. Por poco y pensaba que su juguete se había roto. Se peinó los cabellos hacia atrás y extendió su paraguas al cielo, no quería arriesgarse a que pasara algo malo con el astro que estaba cazando una apertura entre las nubes.

Saltó por la ventana sin mucha dificultad, parándose a un lado de ella, sintiendo el ligero dolor de la tela contra las heridas que tenía en su trasero. Aquellas garras que portaba la mujer eran totalmente peligrosas. La observó por un segundo, con una sonrisa en el rostro, aquella risa tan honesta. Se veía dulce y un poco ridícula, pero eso no evitaba que fuera adorable. Otra faceta más. Otros detalles que guardaba en su cabeza. Dejó el bastón a un lado, en el suelo, en aquel césped de la escuela. Era lo bueno, suave y cálido césped.

-Señorita Hitori, tenga cuidado, por eso le dije, la ventana es un poco excesiva- dijo en un tono de regaño, pero a la vez juguetón, mantenía su sonrisa en el rostro mientras extendía su mano hacia ella para que se apoyara. -Espero que no se haya lastimado, sonó fuerte el golpe- Con preocupación en su voz, se inclinaba hacia ella, observando el rostro ajeno, y después a sus ojos. Hermosa la mujer que se había encontrado.

-y: sin embargo, es una salida memorable my lady- Dijo de manera burlona, pero amistosa. Toda la intensidad que estaba en el ambiente desapareció en un abrir y cerrar de ojos, todas las preocupaciones salieron por la ventana tal y como ella lo había hecho. Por lo menos, ya no se quedaría con angustia. Por lo menos, ya no tendría que esforzarse más la segunda vez que vea a esta hermosa mujer enfrente de ella. Tal vez un poco de vergüenza ya que notaba cómo actuaba de una manera adolescente. Le hacía un poco de gracia aquello, pero lo respetaba y le encantaba.

Cerró sus ojos, asintiendo con la cabeza, seguido de que esa mirada de orbes grises se posaba en el rostro de la ajena, alzando una ceja con duda en su rostro -¿Excesiva?- Preguntó, mirando su cuerpo semi desnudo, tan sólo tenía el pantalón y sus mocasines puestos, pero nada más, el pecho y su abdomen bien formados, tonificados se estaban mostrando al aire libre. Después iba a conseguir otras ropas. ¿Qué era excesivo? Ante esa queja solamente alzó sus hombros, era algo que no entendía de momento. Respiro profundamente.

Música para sus oídos, la risa de la ajena le levantaba los ánimos, tal vez no tendría que aplicar mucho esfuerzo para que ella estuviera en sus brazos. Eso le tranquilizaba un poco, no quería manipularla, o más bien, no quería arriesgar a que su juguete se rompiera mucho más de lo que ya estaba, no quería trabajar más en trabajar de reparar aquellas páginas de un libro caótico. Una restauración completa.

-Esperemos que se recupere rápido entonces my lady- Indicó con una pequeña sonrisa, ayudando a levantarse y cuando su mano estuvo libre agarró su bastón del suelo, y ahí posaba, con paraguas en una mano apoyada en un hombro y la otra mano en el bastón, acariciando con suavidad el pomo de serpiente que tenía, como él, un animal que lo representaba en su más pura forma.

-Quizás señorita Hitori, esperaré ansioso ese día- con sus ojos centrados en los ojos ajenos. Tan hermosos como siempre. Lo que le sorprendió fue aquel beso en su mejilla que le sorprendió. Dejó salir un suspiro, imitando a un enamorado mientras observaba como ella huía de la escena, tan rápida… podía perseguirla, pero no, ya era suficiente diversión por ahora, tenía que regresar a la sombra, a donde realmente era amado.

Jugó un poco con su bastón, haciéndolo girar sobre su mano, una y otra vez antes de pegar con fuerza la tierra, si, ya lo tenía. Con una sonrisa dejaba que las sombras se esparcieran por su cuerpo he hicieran otra camisa, un poco más negra de la que tenía, era suficiente por ahora, después iba a buscar el tinte rojo para poder varias en sus ropas.

Se giró sobre sus talones, la sonrisa no desaparecía de su rostro, era una sonrisa de alegría, pero igual que todo lo de este hombre, eso no eran necesariamente buenas noticias. No. Todo lo contrario. El entretenimiento iba a empezar. Sus pies lo dirigieron lejos de la escuela, y solamente escuchaba… escuchaba atentamente.

Con atención…

Vigilante…

Y solamente su sombra retorcida demostraba lo que verdaderamente era… un monstruo.