I. Jamás cooperarás con otras razas.
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
¿Vienes a jugar con nosotros?
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
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Problemas o Cambio de Botón AQUÍ
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Sabías que...¿Cuando mueres vas directo al cementerio de los alrededores?
Sabías que...¿Eres irreconocible en tu forma de raza?
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Primero que nada, gracias a Emme, quién ha transformado el foro en esta maravilla, con una skin preciosa, widgets y perfiles. Además de que la gran mayoría de las tablas que usamos pertenecen a ella. Agradecemos infinitamente su paciencia con nosotros y a sus hermosas creaciones.
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
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En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
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En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Vincent Schwarz Mar Ago 20, 2019 7:48 pm
Como los días pasan en un abrir y cerrar de ojos, como los golpes que antes se sentían demasiado fuertes ahora solamente son molestias en su cuerpo. Con un cigarro en la boca a medio consumir, con los ojos cansados de toda la mierda que ha pasado, solamente deseaba salir de donde estaba hace unas horas. Sus pies lo llevaban por lugares que no era bien recibido, pero no le importaba en absoluto, tan solo ignorar las rudas palabras de los demás y dejar que los cigarros durante su trayecto se consumieran era más que suficiente para controlarlo en el momento, sino, por lo menos alguien acabaría muerto por medio de sus puños antes de que esa persona reviviera, y si acababa de esa manera, se iba a asegurar de que cuando el otro se tuviera que acordar de cada hueso roto y cada herida abierta en su piel.
Con un suspiro, miró a su alrededor, una tela de colores azules, morados y negros cubrían la bóveda celeste, las estrellas brillaban y parecían pequeños agujeros, y la luna, mostrando su risa más macabra en ese mismo momento, burlándose de los mortales y a su vez inmortales de este mundo, ¿Quien mierda se le ocurrió tan malévolo plan? Era totalmente desquiciado, pero con una sonrisa en sus labios le encantaba que esto fuera así, podría matar, torturar a todo aquel que lo logrará molestar o que simplemente le diera el mal ojo, destrozarlo hasta que pidiera perdón en esa vida y matarlo para recordarle quien era el más fuerte. Con un respiro profundo siguió mirando a las estrellas.
con sus manos en los bolsillos del pantalón observó alrededor, solamente necesitaba un lugar donde poder descansar las piernas del largo recorrido. Solitario, sin ninguna facción a quien unirse, era mejor así. En su mente no cabía alguien más fuerte que él, y en sus ojos sádicos mostraba ninguna emoción más que el cansancio y la melancolía. Sin mencionarlo, tal vez ni siquiera pensarlo, en su subconsciente se navegaba el sentimiento de preocupación por su mujer, ¿En donde estaba? Desde la explosión se había separado de ella por las reglas, y después de unas semanas, se separaba de aquellos seres que siempre peleaba, eran totalmente estúpidos. El cigarro se lo acabó de una calada y lo tiró a un lado. Absorbió el humo, y por más de un minuto lo sostuvo hasta que lo expulsó lentamente por su nariz, si moría de cáncer aquí tan solo iba a revivir más sano, así que cosas como las heridas y la salud no importaban. Puntos menos para separarse de la mortalidad de la vida.
Con una expresión de pensador alcohólico, mostró poco interés a su alrededor, aunque la oscuridad lentamente consumía los rincones del parque, sus ojos se ajustaban lentamente. Movió su hombro izquierdo en el cual recibió una herida hace tiempo, y desde ahí no ha encontrado oportunidad de morir en un combate. El suicidio por ahora no era una opción, aunque si pasaba más días con la molestia se iba a tirar de un edificio. El miedo a morir se desvaneció después de las primeras cinco veces... La muerte ya era un concepto abstracto.
Tan maldito, tan desgraciado, arrogante y violento, el hombre que estaba sentado en ese momento no parecía tener un rasgo de todas esas características, por lo menos no en el momento. Era cierto que sacó otro cigarro y lo prendió, era cierto que caló unas cuantas veces antes de expulsar todo el humo y creará una pequeña nube delante de él, también era cierto que el dolor de su hombro izquierdo fue ocasionado por un tipo de agua que no logró diferenciar en el momento, pero por su conocimiento ante la dichosa religión, el agua estaba bendecida. Pero lo que no era cierto es que el ocasiono un fuerte sonido que llenó todo el parque, ¿O se expandía por todos los lugares? Sin importar eso esto provocó que se levantará el hombre pelirrojo y caminara un poco más, tal vez unos minutos, o una media hora antes de encontrarse con un chico moreno pelo blanco que estaba dormido.
Tiró su cigarro a un lado, dejo el humo salir ahora por su boca y sus pasos avanzaron al chico. Y sin importar otra cosa levantó su pierna y con una patada lo empujo hacia el frío suelo. -¿Escuchaste el sonido?- Preguntó en la forma habitual que el preguntaba, agresivo y cortante. Se quedaba parado ahí, mirando al chico -¿Y que haces en esta mierda de parque? ¿No deberías estar con tu clan?- otras dos preguntas, aunque no lo admitía, hace tiempo que no hablaba con otro ser, por lo menos no sin después compartir golpes y palabras altisonantes. Un poco de plática se podía apreciar, por lo menos de un lado.
Con un suspiro, miró a su alrededor, una tela de colores azules, morados y negros cubrían la bóveda celeste, las estrellas brillaban y parecían pequeños agujeros, y la luna, mostrando su risa más macabra en ese mismo momento, burlándose de los mortales y a su vez inmortales de este mundo, ¿Quien mierda se le ocurrió tan malévolo plan? Era totalmente desquiciado, pero con una sonrisa en sus labios le encantaba que esto fuera así, podría matar, torturar a todo aquel que lo logrará molestar o que simplemente le diera el mal ojo, destrozarlo hasta que pidiera perdón en esa vida y matarlo para recordarle quien era el más fuerte. Con un respiro profundo siguió mirando a las estrellas.
con sus manos en los bolsillos del pantalón observó alrededor, solamente necesitaba un lugar donde poder descansar las piernas del largo recorrido. Solitario, sin ninguna facción a quien unirse, era mejor así. En su mente no cabía alguien más fuerte que él, y en sus ojos sádicos mostraba ninguna emoción más que el cansancio y la melancolía. Sin mencionarlo, tal vez ni siquiera pensarlo, en su subconsciente se navegaba el sentimiento de preocupación por su mujer, ¿En donde estaba? Desde la explosión se había separado de ella por las reglas, y después de unas semanas, se separaba de aquellos seres que siempre peleaba, eran totalmente estúpidos. El cigarro se lo acabó de una calada y lo tiró a un lado. Absorbió el humo, y por más de un minuto lo sostuvo hasta que lo expulsó lentamente por su nariz, si moría de cáncer aquí tan solo iba a revivir más sano, así que cosas como las heridas y la salud no importaban. Puntos menos para separarse de la mortalidad de la vida.
Con una expresión de pensador alcohólico, mostró poco interés a su alrededor, aunque la oscuridad lentamente consumía los rincones del parque, sus ojos se ajustaban lentamente. Movió su hombro izquierdo en el cual recibió una herida hace tiempo, y desde ahí no ha encontrado oportunidad de morir en un combate. El suicidio por ahora no era una opción, aunque si pasaba más días con la molestia se iba a tirar de un edificio. El miedo a morir se desvaneció después de las primeras cinco veces... La muerte ya era un concepto abstracto.
Tan maldito, tan desgraciado, arrogante y violento, el hombre que estaba sentado en ese momento no parecía tener un rasgo de todas esas características, por lo menos no en el momento. Era cierto que sacó otro cigarro y lo prendió, era cierto que caló unas cuantas veces antes de expulsar todo el humo y creará una pequeña nube delante de él, también era cierto que el dolor de su hombro izquierdo fue ocasionado por un tipo de agua que no logró diferenciar en el momento, pero por su conocimiento ante la dichosa religión, el agua estaba bendecida. Pero lo que no era cierto es que el ocasiono un fuerte sonido que llenó todo el parque, ¿O se expandía por todos los lugares? Sin importar eso esto provocó que se levantará el hombre pelirrojo y caminara un poco más, tal vez unos minutos, o una media hora antes de encontrarse con un chico moreno pelo blanco que estaba dormido.
Tiró su cigarro a un lado, dejo el humo salir ahora por su boca y sus pasos avanzaron al chico. Y sin importar otra cosa levantó su pierna y con una patada lo empujo hacia el frío suelo. -¿Escuchaste el sonido?- Preguntó en la forma habitual que el preguntaba, agresivo y cortante. Se quedaba parado ahí, mirando al chico -¿Y que haces en esta mierda de parque? ¿No deberías estar con tu clan?- otras dos preguntas, aunque no lo admitía, hace tiempo que no hablaba con otro ser, por lo menos no sin después compartir golpes y palabras altisonantes. Un poco de plática se podía apreciar, por lo menos de un lado.
Vincent SchwarzVincent Schwarz
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Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Connor Buckley Dom Ago 25, 2019 7:12 pm
En la Mirada de las Luciérnagas
Con Vincent Schwarz en el Parque en la Noche.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
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But then came trouble.
Cansado. Era lo único que podía pensar, su cerebro se rehusaba a hacer nada más. Había pasado todo el día ayudando en el Laboratorio y luego haciendo herramientas de madera para el huerto de los Híbridos. Todo era por mantener su auto a salvo y no tener problemas con ellos cuando se juntaba con Anwen en su territorio. No le molestaba en absoluto, de hecho, le gustaba saber que podía ayudar al resto, aún si no podía hablarles directamente.
No había visto a Anwen ese día, quizás por eso se sentía tan extremamente drenado de energía. Definitivamente no ayudaba el hecho de que había gastado absolutamente toda la energía de su forma Elemental. Debía dormir enraizado aquella noche para recuperar fuerzas, de lo contrario no sería capaz de hacer nada el día siguiente.
Tan, tan cansado. Connor había intentado llegar a su escondite antes de caer rendido. Jodido momento en que se te ocurrió ponerlo al final del mundo, serás imbécil Connor. Se quejó todo el camino dando pisadas idiotas y peligrosas mientras se tambaleaba, apoyándose en cada árbol que podía. “Jodeeeeeer, hace cuanto tiempo no me sentía así.” Murmuró, sacudiendo la cabeza mientras una pequeña risita exhausta escapaba de sus labios.
Honestamente, le encantaba sentirse así de cansado de vez en cuando, significaba que había hecho cosas y no se había quedado sentado esperando morir. Valía la pena, sin lugar a dudas, a pesar de que tenía la visión un tanto borrosa. Claramente no le hacía bien gastar absolutamente todo su poder en forma Elemental, evitaba hacerlo a toda costa a no ser que fuese necesario por cualquier urgencia.
Pero esa tarde no le había importado nada. Había dejado a los Híbridos con muchísimas herramientas de sobra, asegurándose de que no les faltaría nada, y eso le había drenado el resto de la energía que le quedaba luego de ayudar a Melania y el resto en las investigaciones diarias. Le gustaba sentirse útil, hacer cosas, moverse, pelear por encontrar una salida día a día.
Sentía el corazón liviano, aún a pesar de lo mucho que le pesaban sus extremidades. Pero el cuerpo le pesaba demasiado, por lo que cometió el error de sentarse a descansar en contra de un árbol. “Sólo un segundo, luego me pongo en marcha.” El sol todavía no se había puesto cuando el moreno se había sentado a descansar las piernas y los ojos.
Connor despertó sólo cuando el pie del extraño hizo contacto con su hombro y, prontamente, rebotaba contra el suelo con su otro hombro. “¡¿Pero qué mierda?!” Exclamó, enderezándose rápidamente y parpadeando varias veces en confusión. ¿Por qué está oscuro? Cuando no se aclaró su visión, cayó en cuenta de lo que había sucedido. Sintió su tez morena palidecer aunque probablemente no se notaría en medio de la oscuridad. Se había quedado dormido en su forma humana.
Y ahora alguien obviamente violento le había encontrado. No tenía ni siquiera una gota de energía, ninguna manera de defenderse. Mierda, mierda mierdamierdamierda. Sintió pánico recorrer su cuerpo, congelando cada terminación nerviosa en un escalofrío intenso, pero evitó sacudirse visiblemente.
Le siguió una inyección de adrenalina que reemplazó el frío en sus extremidades y lo reemplazó con calor, velocidad y toda la energía que le faltaba. Se terminó de despertar de golpe y su cerebro se puso en marcha sin demora. Había estado durmiendo, solo y desprotegido. Y este hombre no le había apuñalado mientras lo hacía. Connor ladeó la cabeza un poco, intentando ver la silueta entre la oscuridad de la noche.
¿Por qué no estaba muerto? De seguro era más fácil asesinar a alguien dormido que despertarle para hacerlo. Y aquellas preguntas, casi como si realmente le importara lo que Connor tenía que decir. Anda Connor, ya estás hasta los huevos. Era cierto, no tenía como defenderse, pero quizás no tenía que hacerlo. Extendió un brazo lentamente hacia donde había dejado la guitarra hecha de un solo tronco mientras que con la otra hacía como si cerraba sus labios con llave y luego apuntaba al instrumento. ¿Era fácil de entender? La verdad era que nunca había sido muy bueno con las mímicas.
“La primera regla no quiero romper, a mi familia no quiero involucrar, para eso prefiero cantar y mi guitarra usar.~” Explicó en un cantito bajo y rápido que no había acompañado con música. Su voz un bajo que retumbaba a su alrededor, haciendo que las hojas en el piso vibraran levemente.
Decidió responder a las preguntas también antes de tomar la guitarra, una señal de buena fé hacia el hombre que no le había asesinado mientras dormía. “Estaba demasiado cansado en la tarde, debo haberme quedado dormido sin cuenta darme. No escuché ningún sonido en mi sueño, pero debo admitir que suelo dormir como un tronco.~” Prefería, si se podía, que sus palabras rimaran para mantener la farsa de que estaba cantando y no respondiendo a las preguntas que le habían hecho.
Pero estaba bastante cansado y su cerebro estaba más preocupado de no morir que de cosas como rimas consonantes. Connor llevó la mano con que había hecho mímicas detrás de su cabeza, rascando su nuca incómodamente mientras una sonrisa alumbraba sus facciones.
No había visto a Anwen ese día, quizás por eso se sentía tan extremamente drenado de energía. Definitivamente no ayudaba el hecho de que había gastado absolutamente toda la energía de su forma Elemental. Debía dormir enraizado aquella noche para recuperar fuerzas, de lo contrario no sería capaz de hacer nada el día siguiente.
Tan, tan cansado. Connor había intentado llegar a su escondite antes de caer rendido. Jodido momento en que se te ocurrió ponerlo al final del mundo, serás imbécil Connor. Se quejó todo el camino dando pisadas idiotas y peligrosas mientras se tambaleaba, apoyándose en cada árbol que podía. “Jodeeeeeer, hace cuanto tiempo no me sentía así.” Murmuró, sacudiendo la cabeza mientras una pequeña risita exhausta escapaba de sus labios.
Honestamente, le encantaba sentirse así de cansado de vez en cuando, significaba que había hecho cosas y no se había quedado sentado esperando morir. Valía la pena, sin lugar a dudas, a pesar de que tenía la visión un tanto borrosa. Claramente no le hacía bien gastar absolutamente todo su poder en forma Elemental, evitaba hacerlo a toda costa a no ser que fuese necesario por cualquier urgencia.
Pero esa tarde no le había importado nada. Había dejado a los Híbridos con muchísimas herramientas de sobra, asegurándose de que no les faltaría nada, y eso le había drenado el resto de la energía que le quedaba luego de ayudar a Melania y el resto en las investigaciones diarias. Le gustaba sentirse útil, hacer cosas, moverse, pelear por encontrar una salida día a día.
Sentía el corazón liviano, aún a pesar de lo mucho que le pesaban sus extremidades. Pero el cuerpo le pesaba demasiado, por lo que cometió el error de sentarse a descansar en contra de un árbol. “Sólo un segundo, luego me pongo en marcha.” El sol todavía no se había puesto cuando el moreno se había sentado a descansar las piernas y los ojos.
Connor despertó sólo cuando el pie del extraño hizo contacto con su hombro y, prontamente, rebotaba contra el suelo con su otro hombro. “¡¿Pero qué mierda?!” Exclamó, enderezándose rápidamente y parpadeando varias veces en confusión. ¿Por qué está oscuro? Cuando no se aclaró su visión, cayó en cuenta de lo que había sucedido. Sintió su tez morena palidecer aunque probablemente no se notaría en medio de la oscuridad. Se había quedado dormido en su forma humana.
Y ahora alguien obviamente violento le había encontrado. No tenía ni siquiera una gota de energía, ninguna manera de defenderse. Mierda, mierda mierdamierdamierda. Sintió pánico recorrer su cuerpo, congelando cada terminación nerviosa en un escalofrío intenso, pero evitó sacudirse visiblemente.
Le siguió una inyección de adrenalina que reemplazó el frío en sus extremidades y lo reemplazó con calor, velocidad y toda la energía que le faltaba. Se terminó de despertar de golpe y su cerebro se puso en marcha sin demora. Había estado durmiendo, solo y desprotegido. Y este hombre no le había apuñalado mientras lo hacía. Connor ladeó la cabeza un poco, intentando ver la silueta entre la oscuridad de la noche.
¿Por qué no estaba muerto? De seguro era más fácil asesinar a alguien dormido que despertarle para hacerlo. Y aquellas preguntas, casi como si realmente le importara lo que Connor tenía que decir. Anda Connor, ya estás hasta los huevos. Era cierto, no tenía como defenderse, pero quizás no tenía que hacerlo. Extendió un brazo lentamente hacia donde había dejado la guitarra hecha de un solo tronco mientras que con la otra hacía como si cerraba sus labios con llave y luego apuntaba al instrumento. ¿Era fácil de entender? La verdad era que nunca había sido muy bueno con las mímicas.
“La primera regla no quiero romper, a mi familia no quiero involucrar, para eso prefiero cantar y mi guitarra usar.~” Explicó en un cantito bajo y rápido que no había acompañado con música. Su voz un bajo que retumbaba a su alrededor, haciendo que las hojas en el piso vibraran levemente.
Decidió responder a las preguntas también antes de tomar la guitarra, una señal de buena fé hacia el hombre que no le había asesinado mientras dormía. “Estaba demasiado cansado en la tarde, debo haberme quedado dormido sin cuenta darme. No escuché ningún sonido en mi sueño, pero debo admitir que suelo dormir como un tronco.~” Prefería, si se podía, que sus palabras rimaran para mantener la farsa de que estaba cantando y no respondiendo a las preguntas que le habían hecho.
Pero estaba bastante cansado y su cerebro estaba más preocupado de no morir que de cosas como rimas consonantes. Connor llevó la mano con que había hecho mímicas detrás de su cabeza, rascando su nuca incómodamente mientras una sonrisa alumbraba sus facciones.
- Canción que Canta:
- No es necesario que la escuches, pero este es el ritmo que llevan sus palabras, por si te interesa (?).
- La Guitarra:
- Es algo parecido a esto, como las hace con su habilidad no son exactamente igual a guitarras normales, más parecen troncos con forma de guitarra que otra cosa.
Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Vincent Schwarz Mar Mar 02, 2021 2:46 am
Por lo menos sabía que el contrario estaba en buen estado, ese grito decía vitalidad, pero lo que siguió fue solamente una presa confundida por el lugar en donde se encuentra o por el tiempo que había pasado en ese lugar. Sacó de su bolsillo una cajetilla y lo prendió con el encendedor de poco combustible que tenía guardado y tan solo ese punto rojo que brillaba y se hacía más intenso cuando calaba era de las pocas luces que estaban presentes en el parque.
Levantó una ceja cuando el chico apuntó una guitarra que estaba al lado, y aún más en el momento en que lo escucho hablar de esa manera, para él simplemente era un payaso tratando de ser poeta, alguien quien estaba haciendo el ridículo… en este lugar hay estúpidos y payasos, genial lugar en donde fue enviado. Caló de nuevo su cigarrillo y aspiró por su nariz. Apoyo uno de sus pies en el banco en donde descansaba el chico, y solo gruño en un tono bajo.
-Habla bien, que no estoy de humor- Su mirada agresiva se dirigía totalmente hacia al chico, viéndolo de arriba hacia abajo. De entre sus dedos de su mano derecha agarró el cigarrillo y escupió a un lado, se relamió los labios y dio un largo suspiro, a él no le importaban las reglas como los demás, conocidos no tenía muchos y tampoco le interesaba que les podría pasar. Pensó por un momento, tan solo una reflexión que duró unos segundos, repitiendo las palabras del chico una y otra vez antes de abrir la boca de nuevo -¿Sabes? no importa, haz lo que desees- palabras saliendo de su boca, menos agresivas pero cortantes.
-si no estabas despierto antes entonces no escuchaste nada, debió de ser mi imaginación- comentó antes de bajar su pierna solo para sentarse en ese banco y agarrar la guitarra del ajeno, la observó por unos momentos, pasó sus manos sobre la madera y sobre las cuerdas, haciendo un simple sonido rítmico que no tenía un significado más allá de saber si esa cosa servía o no. Y tan solo unos momentos de jugar con eso se lo pasó al chico, aventándolo hacia las manos de él.
Se puso cómodo, moviendo un poco el hombro izquierdo, esa maldita molestia era más y más fuerte, iba a llegar un punto en donde encontrará el edificio más cercano solo para tirarse.
Una calada más a su cigarro, y una última antes de tirarlo a un lado y ver fijamente al chico -Soy Vincent y ahora, intento fallido de poeta, dime, ¿Por qué demonios estás al aire libre?- preguntó, por curiosidad y porque realmente estaba interesado en cómo iba a formular sus oraciones en ciertas rimas rotas y farsas.
Estaba casi agradecido de que el contrario prefirió compartir palabras antes de darse de golpes y llegar a la muerte, y casi cabe decir ya que esa maldita forma de hablar podía sacarle de quicio. Se iba a ver que tanta paciencia tendría antes de ponerse totalmente agresivo… de todas maneras, la muerte no era el fin de alguien, y callar a alguien matándolo es mucho más sencillo que pedirlo, claro, basándose en su propia experiencia
Levantó una ceja cuando el chico apuntó una guitarra que estaba al lado, y aún más en el momento en que lo escucho hablar de esa manera, para él simplemente era un payaso tratando de ser poeta, alguien quien estaba haciendo el ridículo… en este lugar hay estúpidos y payasos, genial lugar en donde fue enviado. Caló de nuevo su cigarrillo y aspiró por su nariz. Apoyo uno de sus pies en el banco en donde descansaba el chico, y solo gruño en un tono bajo.
-Habla bien, que no estoy de humor- Su mirada agresiva se dirigía totalmente hacia al chico, viéndolo de arriba hacia abajo. De entre sus dedos de su mano derecha agarró el cigarrillo y escupió a un lado, se relamió los labios y dio un largo suspiro, a él no le importaban las reglas como los demás, conocidos no tenía muchos y tampoco le interesaba que les podría pasar. Pensó por un momento, tan solo una reflexión que duró unos segundos, repitiendo las palabras del chico una y otra vez antes de abrir la boca de nuevo -¿Sabes? no importa, haz lo que desees- palabras saliendo de su boca, menos agresivas pero cortantes.
-si no estabas despierto antes entonces no escuchaste nada, debió de ser mi imaginación- comentó antes de bajar su pierna solo para sentarse en ese banco y agarrar la guitarra del ajeno, la observó por unos momentos, pasó sus manos sobre la madera y sobre las cuerdas, haciendo un simple sonido rítmico que no tenía un significado más allá de saber si esa cosa servía o no. Y tan solo unos momentos de jugar con eso se lo pasó al chico, aventándolo hacia las manos de él.
Se puso cómodo, moviendo un poco el hombro izquierdo, esa maldita molestia era más y más fuerte, iba a llegar un punto en donde encontrará el edificio más cercano solo para tirarse.
Una calada más a su cigarro, y una última antes de tirarlo a un lado y ver fijamente al chico -Soy Vincent y ahora, intento fallido de poeta, dime, ¿Por qué demonios estás al aire libre?- preguntó, por curiosidad y porque realmente estaba interesado en cómo iba a formular sus oraciones en ciertas rimas rotas y farsas.
Estaba casi agradecido de que el contrario prefirió compartir palabras antes de darse de golpes y llegar a la muerte, y casi cabe decir ya que esa maldita forma de hablar podía sacarle de quicio. Se iba a ver que tanta paciencia tendría antes de ponerse totalmente agresivo… de todas maneras, la muerte no era el fin de alguien, y callar a alguien matándolo es mucho más sencillo que pedirlo, claro, basándose en su propia experiencia
Vincent SchwarzVincent Schwarz
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Edad : 28
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Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Connor Buckley Miér Mar 03, 2021 8:57 pm
En la Mirada de las Luciérnagas
Con Vincent Schwarz en el Parque en la Noche.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
El hombre que le había encontrado le miraba como si Connor estuviese absolutamente demente. ¿Qué, porque estaba intentando proteger a su familia? «No me jodas, que tú no tengas a nadie que amas no es problema mío.No voy a poner en peligro a los míos para acomodarte a tí.» Refunfuñó en su cabeza, incapaz de decirle aquello, pero dejando su enojo mostrar en su cara en medio de la oscuridad. Todavía no se recuperaba bien del sobresalto, todavía existía la posibilidad de que aquel hombre le asesinara, Connor no había bajado completamente la guardia.
Pero al parecer se lo había pensado dos veces. “¿Sabes? no importa, haz lo que desees.” «Bien, el primer paso, por lo menos. » El peliblanco no necesitaba de su permiso en absoluto, e hizo un leve sonido entre un gruñido y risa que dejaban en claro que no le importaba demasiado si al colorín le acomodaba o no. Connor era un chico simpático, liviano de sangre, pero no se iba a retorcer por mostrarle eso a alguien que no hablaba más que con navajas.
Dejó que tomara su guitarra, alzando una ceja a modo de pregunta. ¿Le seguiría el juego? El elemental realmente no creía que, si alguien rompía la primera regla dirigiéndose hacia él, su propia familia sufriría. No tenía sentido. Cada uno tenía la capacidad de elegir, y Connor tenía la certeza de que aquel hombre no conocía a los suyos que estaban afuera. Se había suavizado un poco más, quizás al darse cuenta que Connor no quería problemas.
Recibió la guitarra que había creado con cuidado, recordando en el movimiento descuidado a su hermana tratando con su guitarra acústica, antes de todo esto. Entonces no sería una interacción como la que había tenido con Takei. Se desilusionó un poco en su fuero interno, recordando las rimas y la música ir y venir, un respiro y la calma que le había generado. No había problema, se podía ajustar a algo como aquello.
Connor terminó de relajar la pequeña vena que se le había hinchado en la frente ante la actitud inicial de Vincent, que ahora hasta se había presentado. No le culpaba demasiado, aquel mundo era distinto, salvaje, en realidad era más peligroso andar por la vida como un bardo simpático que como un chico malo enojado. Por lo menos todavía no le había costado su vida.
Ante la pregunta, el peliblanco sonrió como un bobo, ajustando la guitarra sobre su muslo derecho. ¿Era tan idiota como para decirle a aquel hombre que parecía peligroso la verdad? ¿Que cada noche se escondía para echar raíces, solo, desprotegido y completamente a merced de cualquiera que le encontrase? «Nah.» Connor era confianzudo, pero entendía el peligro cuando le miraba a la cara.
Comenzó un punteo que conocía bien, formulando las palabras poco a poco en su mente mientras la música llenaba el aire. Tres compases, luego cuatro. Connor cerró sus ojos, dejando que la calma que le generaba aquella melodía se plasmara en lo que tocaba. Y luego, en un tono dulce y tan bajo que la caja de la guitarra retumbaba ligeramente, respondió:
“La rima no se me dá como el canto
Lo siento, pero no he tocado aquel mítico manto.” Se refería a aquel manto que había escuchado dejaba a la gente romper la jodida primera regla. Era probable que el contrario lo hubiese tocado o, por lo menos, escuchado de él.
“Soy Connor, un hombre con suerte, y mucho que perder
Aunque sé que está aquí, no he logrado a mi hermana poder ver.” Su corazón se encogió un poco ante el recuerdo de Lanie, ahí en algún lugar de aquel mundo, sola...
“Tengo afuera una familia a quien proteger y cuidar,
No soy violento, me desgasto todos los días para a cualquiera ayudar.” Aquello no era una mentira, había gastado absolutamente toda la energía que tenía haciendo aquellas herramientas para los híbridos, quienes llevaban la huerta y alimentaban a bastantes personas.
“Iba en camino a los míos, agotado, y decidí sentarme
Sin saber que en vez de descansar, terminaría por dormirme.” Sonrió nuevamente. Realmente era un idiota. Podría haber muerto, pero se había quedado dormido así, sin más, como si estuviese en el mundo normal.
“Es un placer conocerte, Vincent
Déjame, por favor, agradecerte
Por no aprovecharte de la estupidez de este Ent
Por no asesinarme.” Observó al hombre que fumaba como si no hubiese un mañana, continuando aquel punteo que tanto le relajaba, esperando la respuesta con una sonrisa en sus labios y una expresión calmada.
Pero al parecer se lo había pensado dos veces. “¿Sabes? no importa, haz lo que desees.” «Bien, el primer paso, por lo menos. » El peliblanco no necesitaba de su permiso en absoluto, e hizo un leve sonido entre un gruñido y risa que dejaban en claro que no le importaba demasiado si al colorín le acomodaba o no. Connor era un chico simpático, liviano de sangre, pero no se iba a retorcer por mostrarle eso a alguien que no hablaba más que con navajas.
Dejó que tomara su guitarra, alzando una ceja a modo de pregunta. ¿Le seguiría el juego? El elemental realmente no creía que, si alguien rompía la primera regla dirigiéndose hacia él, su propia familia sufriría. No tenía sentido. Cada uno tenía la capacidad de elegir, y Connor tenía la certeza de que aquel hombre no conocía a los suyos que estaban afuera. Se había suavizado un poco más, quizás al darse cuenta que Connor no quería problemas.
Recibió la guitarra que había creado con cuidado, recordando en el movimiento descuidado a su hermana tratando con su guitarra acústica, antes de todo esto. Entonces no sería una interacción como la que había tenido con Takei. Se desilusionó un poco en su fuero interno, recordando las rimas y la música ir y venir, un respiro y la calma que le había generado. No había problema, se podía ajustar a algo como aquello.
Connor terminó de relajar la pequeña vena que se le había hinchado en la frente ante la actitud inicial de Vincent, que ahora hasta se había presentado. No le culpaba demasiado, aquel mundo era distinto, salvaje, en realidad era más peligroso andar por la vida como un bardo simpático que como un chico malo enojado. Por lo menos todavía no le había costado su vida.
Ante la pregunta, el peliblanco sonrió como un bobo, ajustando la guitarra sobre su muslo derecho. ¿Era tan idiota como para decirle a aquel hombre que parecía peligroso la verdad? ¿Que cada noche se escondía para echar raíces, solo, desprotegido y completamente a merced de cualquiera que le encontrase? «Nah.» Connor era confianzudo, pero entendía el peligro cuando le miraba a la cara.
Comenzó un punteo que conocía bien, formulando las palabras poco a poco en su mente mientras la música llenaba el aire. Tres compases, luego cuatro. Connor cerró sus ojos, dejando que la calma que le generaba aquella melodía se plasmara en lo que tocaba. Y luego, en un tono dulce y tan bajo que la caja de la guitarra retumbaba ligeramente, respondió:
“La rima no se me dá como el canto
Lo siento, pero no he tocado aquel mítico manto.” Se refería a aquel manto que había escuchado dejaba a la gente romper la jodida primera regla. Era probable que el contrario lo hubiese tocado o, por lo menos, escuchado de él.
“Soy Connor, un hombre con suerte, y mucho que perder
Aunque sé que está aquí, no he logrado a mi hermana poder ver.” Su corazón se encogió un poco ante el recuerdo de Lanie, ahí en algún lugar de aquel mundo, sola...
“Tengo afuera una familia a quien proteger y cuidar,
No soy violento, me desgasto todos los días para a cualquiera ayudar.” Aquello no era una mentira, había gastado absolutamente toda la energía que tenía haciendo aquellas herramientas para los híbridos, quienes llevaban la huerta y alimentaban a bastantes personas.
“Iba en camino a los míos, agotado, y decidí sentarme
Sin saber que en vez de descansar, terminaría por dormirme.” Sonrió nuevamente. Realmente era un idiota. Podría haber muerto, pero se había quedado dormido así, sin más, como si estuviese en el mundo normal.
“Es un placer conocerte, Vincent
Déjame, por favor, agradecerte
Por no aprovecharte de la estupidez de este Ent
Por no asesinarme.” Observó al hombre que fumaba como si no hubiese un mañana, continuando aquel punteo que tanto le relajaba, esperando la respuesta con una sonrisa en sus labios y una expresión calmada.
- Canción que Canta:
- Es el ritmo y la melodía, aunque la voz de Connor es un poco más baja.
Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Vincent Schwarz Jue Mar 04, 2021 3:15 pm
Música… algo que realmente no había escuchado desde que llegó a este lugar, simplemente gritos y los susurros del viento eran más que suficientes para llenar su aburrida y monótona vida, pero esto… Esto era un cambio, no agradable por las estúpidas rimas que dejaba salir el chico, pero por lo menos era un cambio.
Las palabras de aquel músico las recibía mientras fumaba su bien merecido cigarro. Asintiendo con la cabeza un poco conforme esas rimas progresaban más y más. ¿Alguien quien ayudaba? No pudo evitar soltar una pequeña carcajada después de que terminara sus versos. Soltó el humo por las fosas nasales y lo observó, ¿En serio? Varias cosas, información bastante valiosa para decirlo a un desconocido, ¿Y un manto? Ni la más mínima idea de lo que decía.
-¿Que tan estúpido se tiene que ser para ayudar a los demás?- preguntó en un tono burlón e hizo un gesto con la mano -No tienes que agradecer nada Connor, solo estaba cansado de escuchar gritos todo el maldito día- dijo, relamiendo sus labios, estaban resecos ahora, le molestaba bastante. Dio otra calada a su cigarro antes de seguir hablando.
-No debería de importarme lo que haces con tu puta vida dentro de este infierno, pero sé una cosa- y se levantó de su asiento, exhalando el humo que llenaba sus pulmones, sus ojos daban una mirada agresiva hacia su acompañante -Al final es matar o morir- y con esto dicho se acercó peligrosamente al chico antes de agarrarlo de los cabellos.
-Es un error decir que tienes una hermana a un desconocido, como una familia… o que no tienes energía para pelear- Lo empujo un poco y solo volvió a recomponerse y sentarse más -Si no te he matado es porque no se me ha dado la maldita gana, esa es la única maldita razón del porque estás vivo- Tiró el cigarro a un lado y después escupió al suelo. Observó al cielo, respiró profundamente y cerró sus ojos por unos momentos.
-Aún así, posiblemente no te vuelva a ver- Dijo con una sonrisa, calmado, una calma perturbadora, como si estuviera hablando un maldito psicópata. Inhalo cada vez más el aire puro que ofrecía el parque y tan solo aspiró lentamente. "¿Una hermana?” pensó, abriendo lentamente sus ojos, ¿Acaso ya tenía otra presa? Si la encontrará y la matará, el chico de cabellos albinos… ¿Que haría? ¿Sería perseguido? Es demasiado trabajo para él quien mata solo por la emoción de hacerlo, y ya buscar a una persona en este centro de violencia y caos, demasiado trabajo y descartó la idea de la misma velocidad en la que le ocurrió, pero eso le dio en que pensar.
También tenía una persona aquí dentro, su única debilidad, solamente se alejó lo suficiente para no hacerle daño como también para que no la utilizaran en su contra. Dejo salir un suspiro, ladeando la cabeza una y otra vez.
-Dime Connor…- dijo mientras que sacaba su cajetilla y su encendedor y los dejo en el banco antes de que sus dedos los impulsa a la dirección del chico -Tienes mucho que perder, ¿Por qué mierda no te concentras en eso? En lugar de estar ayudando, pierdes tu maldito tiempo en otras cosas en lugar de buscar o prepararte para estos casos- no lo entendía, claramente no lo hacía. El egoísmo era una cualidad suya, pensar en sí mismo, y hacer todo en su beneficio y en todo este tiempo solo ha habido una decisión la cual no fue nada egoísta, lo contrario, fue algo totalmente inesperado.
Sus ojos se perdieron en el cielo, y sus oídos esperaban una respuesta.
Las palabras de aquel músico las recibía mientras fumaba su bien merecido cigarro. Asintiendo con la cabeza un poco conforme esas rimas progresaban más y más. ¿Alguien quien ayudaba? No pudo evitar soltar una pequeña carcajada después de que terminara sus versos. Soltó el humo por las fosas nasales y lo observó, ¿En serio? Varias cosas, información bastante valiosa para decirlo a un desconocido, ¿Y un manto? Ni la más mínima idea de lo que decía.
-¿Que tan estúpido se tiene que ser para ayudar a los demás?- preguntó en un tono burlón e hizo un gesto con la mano -No tienes que agradecer nada Connor, solo estaba cansado de escuchar gritos todo el maldito día- dijo, relamiendo sus labios, estaban resecos ahora, le molestaba bastante. Dio otra calada a su cigarro antes de seguir hablando.
-No debería de importarme lo que haces con tu puta vida dentro de este infierno, pero sé una cosa- y se levantó de su asiento, exhalando el humo que llenaba sus pulmones, sus ojos daban una mirada agresiva hacia su acompañante -Al final es matar o morir- y con esto dicho se acercó peligrosamente al chico antes de agarrarlo de los cabellos.
-Es un error decir que tienes una hermana a un desconocido, como una familia… o que no tienes energía para pelear- Lo empujo un poco y solo volvió a recomponerse y sentarse más -Si no te he matado es porque no se me ha dado la maldita gana, esa es la única maldita razón del porque estás vivo- Tiró el cigarro a un lado y después escupió al suelo. Observó al cielo, respiró profundamente y cerró sus ojos por unos momentos.
-Aún así, posiblemente no te vuelva a ver- Dijo con una sonrisa, calmado, una calma perturbadora, como si estuviera hablando un maldito psicópata. Inhalo cada vez más el aire puro que ofrecía el parque y tan solo aspiró lentamente. "¿Una hermana?” pensó, abriendo lentamente sus ojos, ¿Acaso ya tenía otra presa? Si la encontrará y la matará, el chico de cabellos albinos… ¿Que haría? ¿Sería perseguido? Es demasiado trabajo para él quien mata solo por la emoción de hacerlo, y ya buscar a una persona en este centro de violencia y caos, demasiado trabajo y descartó la idea de la misma velocidad en la que le ocurrió, pero eso le dio en que pensar.
También tenía una persona aquí dentro, su única debilidad, solamente se alejó lo suficiente para no hacerle daño como también para que no la utilizaran en su contra. Dejo salir un suspiro, ladeando la cabeza una y otra vez.
-Dime Connor…- dijo mientras que sacaba su cajetilla y su encendedor y los dejo en el banco antes de que sus dedos los impulsa a la dirección del chico -Tienes mucho que perder, ¿Por qué mierda no te concentras en eso? En lugar de estar ayudando, pierdes tu maldito tiempo en otras cosas en lugar de buscar o prepararte para estos casos- no lo entendía, claramente no lo hacía. El egoísmo era una cualidad suya, pensar en sí mismo, y hacer todo en su beneficio y en todo este tiempo solo ha habido una decisión la cual no fue nada egoísta, lo contrario, fue algo totalmente inesperado.
Sus ojos se perdieron en el cielo, y sus oídos esperaban una respuesta.
Vincent SchwarzVincent Schwarz
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Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Connor Buckley Vie Mar 05, 2021 8:15 pm
En la Mirada de las Luciérnagas
Con Vincent Schwarz en el Parque en la Noche.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
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But then came trouble.
Había cantado victoria demasiado pronto. Connor realmente no había corrido demasiado peligro, protegido por los demás elementales, por su trato con los híbridos. Se había creado una vida lo más parecida a su anterior. No había peleado. No había sangrado. No había muerto.
Miedo, sí, varias veces. Miedo de que algo le pasara a Anwen. Miedo de nunca más ver a su familia. Miedo de nunca encontrar a Lanie. Pero no se había materializado. No se había permitido sentirlo, no tenía sentido preocuparse por cosas que estaban, más que nada, dentro de su cabeza y fuera de su alcance. Lo único que podía hacer era vivir, mantenerse estable por Anwen, y mantenerse con vida.
Hoy había fallado, sobreexigiendose, en cuidarse a sí mismo lo suficiente como para encontrarse a salvo en la noche. Y luego había fallado nuevamente, revelando información importante a alguien que estaba lo suficientemente trastocado como para pasearse por aquel infierno de noche sin tener miedo. ¿Estúpido? Por supuesto, pero no por ayudar al resto. Era lo que le había mantenido con vida y, más importante, cuerdo.
Las palabras del hombre que parecía haber tomado el papel de eterno antagonista le molestaban. ¿Cuán egoísta podía ser una sola persona? Aquel mundo no era sólo matar o morir, como era evidente al mirar a Connor. «Este mundo es lo que nosotros decidimos que es.» Apoyó la guitarra en el suelo cerca de donde estaba sentado, haciendo puños con sus manos sobre sus muslos mientras sentía su ceño fruncir sin su permiso.
¿Luego hacía algo casi como amenazarle a él y su familia, y luego le empujaba? «Calma, Connor.» Las siguientes palabras sólo empeoraron la situación. Sí. Había cometido un error al revelar que tenía una familia, una hermana, que estaba cansado. Pero su futuro y destino no estaban en manos de nadie más que él mismo y no dejaría que alguien le dijera lo contrario.
Menos un pelirrojo idiota que no tenía nada mejor que hacer que andar de matón amenazando gente y tirando cigarrillos prendidos en medio de la naturaleza. Connor había visto suficientes incendios por culpa de imbéciles como este, egoístas, ignorantes, megalomaníacos que no miraban a su alrededor. Este mundo era lo que todos y cada uno de sus habitantes decidía hacer de él. Nada más ni nada menos.
Connor decidía, todos los días, que sería un buen mundo mientras estuviese atrapado ahí. Un mundo sin incendios. Sin violencia. Sin egoísmo como aquel. Escuchó las últimas palabras más como si estuviese bajo el agua, hundiéndose sin quererlo en una emoción que no se había dado permiso de alimentar.
Rabia. Había apretado tanto sus puños que sentía sus uñas masticadas hundirse en su piel ligeramente. ¿Quién se creía que era? Él era quien andaba por la vida pateando gente que dormía. Claramente no tenía derecho a decirle a nadie cómo vivir su vida, las decisiones de aquel Vincent también dejaban bastante que desear.
Rabia. Quería abrir la boca y decir todo aquello que pensaba. Decirle que sentía lástima por alguien que no entendía el concepto de por qué quizás sería bueno gastar un poco de tiempo ayudando a alguien más. Que no le conocía para sentarse ahí y darle consejos de vida como si fuese su mejor amigo. Que su acto de malote no le hacía ninguna gracia y no le causaba ningún miedo.
No tenía cabeza para inventar una manera de transmitir todo aquello en versos o palabras indirectas. Connor no era violento casi en absoluto. Nunca había empezado una pelea, sólo las había detenido. Siempre lograba resolver sus conflictos con palabras, quizás más o menos duras, pero nunca había llegado a algo como lo que sentía en aquel momento.
No tenía cabeza para idear cómo transmitir todo lo que pensaba de las palabras estúpidas que le habían dirigido. Pero de seguro tenía energía suficiente para plantarle un puñetazo en la cara que le dejara más o menos claro cuál era su respuesta.
Giró su cuello para mirar a Vincent con una saña que no escondió y con un movimiento que no dudó por un segundo plantó su puño derecho en la mejilla de Vincent, que parecía haberse perdido en las nubes. El peliblanco no había peleado antes, pero no era estúpido. Sabía técnicamente cómo pegar un puñetazo y trabajaba todo el día con el cuerpo. No era para nada un debilucho, sólo lo suficientemente hábil como para que probablemente hubiese dolido un poco.
De seguro a él le había dolido bastante, pero aguantó exclamar o hacer cualquier mueca, clavando su dura expresión directamente en los ojos del hombre que tanto le había sacado de quicio. «Mierda.» Probablemente había hecho exactamente lo que Vincent quería. Se había dejado llevar. Pero en realidad le tenía sin cuidado. Si quería responder por matarle, le constaba que sería su contrincante quien más sufriría al final de todo.
Miedo, sí, varias veces. Miedo de que algo le pasara a Anwen. Miedo de nunca más ver a su familia. Miedo de nunca encontrar a Lanie. Pero no se había materializado. No se había permitido sentirlo, no tenía sentido preocuparse por cosas que estaban, más que nada, dentro de su cabeza y fuera de su alcance. Lo único que podía hacer era vivir, mantenerse estable por Anwen, y mantenerse con vida.
Hoy había fallado, sobreexigiendose, en cuidarse a sí mismo lo suficiente como para encontrarse a salvo en la noche. Y luego había fallado nuevamente, revelando información importante a alguien que estaba lo suficientemente trastocado como para pasearse por aquel infierno de noche sin tener miedo. ¿Estúpido? Por supuesto, pero no por ayudar al resto. Era lo que le había mantenido con vida y, más importante, cuerdo.
Las palabras del hombre que parecía haber tomado el papel de eterno antagonista le molestaban. ¿Cuán egoísta podía ser una sola persona? Aquel mundo no era sólo matar o morir, como era evidente al mirar a Connor. «Este mundo es lo que nosotros decidimos que es.» Apoyó la guitarra en el suelo cerca de donde estaba sentado, haciendo puños con sus manos sobre sus muslos mientras sentía su ceño fruncir sin su permiso.
¿Luego hacía algo casi como amenazarle a él y su familia, y luego le empujaba? «Calma, Connor.» Las siguientes palabras sólo empeoraron la situación. Sí. Había cometido un error al revelar que tenía una familia, una hermana, que estaba cansado. Pero su futuro y destino no estaban en manos de nadie más que él mismo y no dejaría que alguien le dijera lo contrario.
Menos un pelirrojo idiota que no tenía nada mejor que hacer que andar de matón amenazando gente y tirando cigarrillos prendidos en medio de la naturaleza. Connor había visto suficientes incendios por culpa de imbéciles como este, egoístas, ignorantes, megalomaníacos que no miraban a su alrededor. Este mundo era lo que todos y cada uno de sus habitantes decidía hacer de él. Nada más ni nada menos.
Connor decidía, todos los días, que sería un buen mundo mientras estuviese atrapado ahí. Un mundo sin incendios. Sin violencia. Sin egoísmo como aquel. Escuchó las últimas palabras más como si estuviese bajo el agua, hundiéndose sin quererlo en una emoción que no se había dado permiso de alimentar.
Rabia. Había apretado tanto sus puños que sentía sus uñas masticadas hundirse en su piel ligeramente. ¿Quién se creía que era? Él era quien andaba por la vida pateando gente que dormía. Claramente no tenía derecho a decirle a nadie cómo vivir su vida, las decisiones de aquel Vincent también dejaban bastante que desear.
Rabia. Quería abrir la boca y decir todo aquello que pensaba. Decirle que sentía lástima por alguien que no entendía el concepto de por qué quizás sería bueno gastar un poco de tiempo ayudando a alguien más. Que no le conocía para sentarse ahí y darle consejos de vida como si fuese su mejor amigo. Que su acto de malote no le hacía ninguna gracia y no le causaba ningún miedo.
No tenía cabeza para inventar una manera de transmitir todo aquello en versos o palabras indirectas. Connor no era violento casi en absoluto. Nunca había empezado una pelea, sólo las había detenido. Siempre lograba resolver sus conflictos con palabras, quizás más o menos duras, pero nunca había llegado a algo como lo que sentía en aquel momento.
No tenía cabeza para idear cómo transmitir todo lo que pensaba de las palabras estúpidas que le habían dirigido. Pero de seguro tenía energía suficiente para plantarle un puñetazo en la cara que le dejara más o menos claro cuál era su respuesta.
Giró su cuello para mirar a Vincent con una saña que no escondió y con un movimiento que no dudó por un segundo plantó su puño derecho en la mejilla de Vincent, que parecía haberse perdido en las nubes. El peliblanco no había peleado antes, pero no era estúpido. Sabía técnicamente cómo pegar un puñetazo y trabajaba todo el día con el cuerpo. No era para nada un debilucho, sólo lo suficientemente hábil como para que probablemente hubiese dolido un poco.
De seguro a él le había dolido bastante, pero aguantó exclamar o hacer cualquier mueca, clavando su dura expresión directamente en los ojos del hombre que tanto le había sacado de quicio. «Mierda.» Probablemente había hecho exactamente lo que Vincent quería. Se había dejado llevar. Pero en realidad le tenía sin cuidado. Si quería responder por matarle, le constaba que sería su contrincante quien más sufriría al final de todo.
Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Vincent Schwarz Vie Mar 05, 2021 11:22 pm
-Siempre tienes que ver por ti… - apenas y sus palabras salían antes de ser callado de repente, no sabía que podría ser, ¿Qué fue lo que pasó? Simplemente milésimas de segundos pasaron antes de que pudiera darse cuenta.
De un momento a otro un dolor en su mejillas se hizo notable. Dejó los ojos abiertos, dirigiéndose al contrario mientras que sentía sus nudillos siendo enterrados en su piel. Claro, provocado por las palabras de este temerario imbécil quien hablaba solamente de manera honesta y dura, sin importar lo que sucedería después.
Ese puño fue acompañado con algo que él sabía. Ese sentimiento que la mayoría de las veces era controlado. ¿Ira? ¿Furia? o tal vez una emoción más abajo, pero en la misma línea de sentimientos. Cada vez le agradaba mucho más esto, parecía que esta charla fuera mucho más interesante de lo que realmente había anticipado. Ya no más rimas ni música, solamente ahora su puño dicho todo lo que quería escuchar.
Le dedico una sonrisa, y más por instinto que por pensamiento sostuvo con la mano más cercana al ajeno su muñeca y con la otra la acercó al cuello de las ropas del peliblanco y con velocidad estrelló su frente contra su nariz y sin ningún momento que perder lo hizo de nuevo, pero no lo dejo hasta que escupió la sangre y saliva que se había juntado gracias al golpe. Esa era la manera de utilizar su cabeza, era la forma correcta para un peleador callejero y experimentado para él.
Estaba harto de pelear por el día, pero él claramente se lo había buscado. O por lo menos era quien empezó las agresiones físicas. Se puso de pie, moviendo sus dedos, calentandolos por si esto escalaba mucho más. Dejó salir un suspiro, podía saborear la sangre de su boca y solamente relamió los labios. Respiro profundamente, tratando de calmarse, solamente le devolvió el favor, no era para nada grave.
-Ese fue un buen golpe- dijo, poniendo los dedos en sus bolsillos, observando a Connor de arriba hacía abajo, podría aprovecharse de él y golpearlo hasta la muerte pero… ¿Qué caso tenía? El contrario estaba cansado, se veía, por lo que no valía la pena matarlo, ni siquiera utilizar sus puños para darle su merecido, su cabeza había sido el recurso que decidió utilizar y tal vez solamente era el pago para alguien como él, pero si fuera empujado a utilizar sus puños… bueno, esas ya eran otras circunstancias que pudieran surgir en el transcurso de este tiempo.
-Ese era la expresión que buscaba, ¿Sabes? esa mirada- dijo y caminó hacia el contrario, alzando un poco la barbilla, invitando a que le diera otro golpe. -Así que dime, ¿va a haber otro golpe? ¿O más rimas? la noche es joven Connor y tienes toda mi puta atención- relamió sus dientes, limpiando un poco antes de tragar su propia sangre, de saborearla.
Estiró sus brazos a los lados, dándole toda la invitación, con una sonrisa complacida.
De un momento a otro un dolor en su mejillas se hizo notable. Dejó los ojos abiertos, dirigiéndose al contrario mientras que sentía sus nudillos siendo enterrados en su piel. Claro, provocado por las palabras de este temerario imbécil quien hablaba solamente de manera honesta y dura, sin importar lo que sucedería después.
Ese puño fue acompañado con algo que él sabía. Ese sentimiento que la mayoría de las veces era controlado. ¿Ira? ¿Furia? o tal vez una emoción más abajo, pero en la misma línea de sentimientos. Cada vez le agradaba mucho más esto, parecía que esta charla fuera mucho más interesante de lo que realmente había anticipado. Ya no más rimas ni música, solamente ahora su puño dicho todo lo que quería escuchar.
Le dedico una sonrisa, y más por instinto que por pensamiento sostuvo con la mano más cercana al ajeno su muñeca y con la otra la acercó al cuello de las ropas del peliblanco y con velocidad estrelló su frente contra su nariz y sin ningún momento que perder lo hizo de nuevo, pero no lo dejo hasta que escupió la sangre y saliva que se había juntado gracias al golpe. Esa era la manera de utilizar su cabeza, era la forma correcta para un peleador callejero y experimentado para él.
Estaba harto de pelear por el día, pero él claramente se lo había buscado. O por lo menos era quien empezó las agresiones físicas. Se puso de pie, moviendo sus dedos, calentandolos por si esto escalaba mucho más. Dejó salir un suspiro, podía saborear la sangre de su boca y solamente relamió los labios. Respiro profundamente, tratando de calmarse, solamente le devolvió el favor, no era para nada grave.
-Ese fue un buen golpe- dijo, poniendo los dedos en sus bolsillos, observando a Connor de arriba hacía abajo, podría aprovecharse de él y golpearlo hasta la muerte pero… ¿Qué caso tenía? El contrario estaba cansado, se veía, por lo que no valía la pena matarlo, ni siquiera utilizar sus puños para darle su merecido, su cabeza había sido el recurso que decidió utilizar y tal vez solamente era el pago para alguien como él, pero si fuera empujado a utilizar sus puños… bueno, esas ya eran otras circunstancias que pudieran surgir en el transcurso de este tiempo.
-Ese era la expresión que buscaba, ¿Sabes? esa mirada- dijo y caminó hacia el contrario, alzando un poco la barbilla, invitando a que le diera otro golpe. -Así que dime, ¿va a haber otro golpe? ¿O más rimas? la noche es joven Connor y tienes toda mi puta atención- relamió sus dientes, limpiando un poco antes de tragar su propia sangre, de saborearla.
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Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Connor Buckley Sáb Mar 06, 2021 1:04 am
En la Mirada de las Luciérnagas
Con Vincent Schwarz en el Parque en la Noche.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
Se había arrepentido casi instantáneamente al haber lanzado aquel golpe. Ese no era Connor. ¿De qué le servía desquitar sus frustraciones con alguien que no tenía nada que ver? Ese era Vincent, claramente, que tenía algún tipo de problema que necesitaba descargar con el resto en vez de mirar hacia adentro. «Anda Buckley, eres más civilizado que esto.»
Sus pensamientos se habían revuelto en su cabeza de un momento a otro cuando recibió la represalia. Se lo había esperado, pero su adversario había sido demasiado rápido. “¡Jodeeer!” Exclamó al aire cuando Vincent le soltó, llevando una mano a su nariz antes de estornudar una, dos, tres veces. ¡Mierda! Si había dolido más con aquellos estornudos. Pero se lo había buscado. «La violencia sólo genera más violencia.»
“Salud...” Masculló entre dientes, resoplando por la nariz. Pasó su brazo contra ella, limpiando algunas gotas de sangre. De seguro Vincent podría haber decidido lisa y llanamente romper su nariz, pero se había abstenido. ¿Qué mierda quería?
«¿Un buen golpe? Más me vale.» Pensó, considerando la cantidad de furia que le había puesto. Había sacado lo suficiente, se sentía calmado. No podía dejar que Vincent ganara, no podía caer en aquel juego. Si aquel mundo era lo que cada día hacían de él, Connor debía seguir las reglas que se había propuesto. Sin violencia. Sin descuido por el resto y su alrededor.
“Ese era la expresión que buscaba.” «Jodeeeer.» Connor suspiró, cruzándose de brazos. Lo sabía, pero se había dejado darle el puñetazo de cualquier manera. Pero eso era todo. El elemental observó con los ojos como platos al pelirrojo acercarse, enseñándole su barbilla. Escuchó las palabras, absolutamente ridículas. «¿Es que este pobre hombre no se escucha cuando habla?» Era como si las estuviera leyendo de una película de acción de bajo presupuesto.
Antes de que Vincent terminase de hablar, la boca de Connor se había abierto en una sonrisa. Su estómago hizo estertores, intentando aguantar la inminente risa, hasta que ya había silencio, y luego se dejó reír. “Ha- Haha HAHAHAHAHAHA.” Una carcajada profunda, contagiosa, no pudo evitarlo. Rió descontroladamente, aferrando su estómago, dando palmadas en su muslo mientras se retorcía de la risa.
Quizás ganaría una golpiza por estar riendo activamente en la cara de Vincent, pero entre el agote, la adrenalina y la absoluta ridiculez de su situación actual, Connor no pudo evitarlo. Intentó calmarse, respirando profundamente luego de varios segundos de aquella carcajada llena de gusto, no malicia. «Qué gusto.» Hace bastante no reía de aquel modo.
“Uff.” Suspiró nuevamente, ya más calmado, volviendo su mirada a aquel hombre tan extraño mientras se recomponía de su ataque de risa, enjugando un par de lágrimas. No pudo evitar sentir un poco de compasión por él. ¿Qué le tenía que suceder a alguien para actuar y hablar de esa manera? ¿Es que no tenía a nadie que no le temiera que pudiese decirle que sonaba absolutamente ridículo?
Se imaginó, por un momento, a sí mismo hablando así frente a Lanie o Anwen. No dejarían de joderle nunca más en su vida. Tenía suerte de tener gente alrededor de él para mantenerle a raya de convertirse en un personaje de novela barata. Por lo menos Connor sabía lo estúpido que sonaba cuando tomaba su guitarra e inventaba rimas, sólo que no le quedaba de otra.
Con una sonrisa un tanto forzada, le dio un par de palmaditas a la banca donde había estado sentado Vincent. Quería conversar con él. Tenía tantas preguntas. ¿Cómo puede alguien que comenzó siendo un bebé, luego un niño, transformarse en una bestia como aquella? «He conocido gente egocéntrica y violenta, pero mierda, este se lleva el premio.»
Connor giró un poco sobre la banca, hacia Vincent, una pregunta en su cara mientras volvía al mismo punteo anterior sin necesidad de mirar sus manos. “¿Por qué actúas de este modo?
¿Nadie nunca te ha dicho que es un poco… Demasiado?”
Casi ni rimaba en absoluto, pero estaba demasiado agotado como para lograr algo extremadamente coherente. Quizás debería haber sido menos directo, más respetuoso, pero en sus ojos todo semblante de cordialidad se había ido al carajo luego de intercambiar golpes. No, Vincent parecía estar dispuesto a cualquier cosa. ¿No era todo oídos? Ahora le tocaba a él seguirle el juego.
Sus pensamientos se habían revuelto en su cabeza de un momento a otro cuando recibió la represalia. Se lo había esperado, pero su adversario había sido demasiado rápido. “¡Jodeeer!” Exclamó al aire cuando Vincent le soltó, llevando una mano a su nariz antes de estornudar una, dos, tres veces. ¡Mierda! Si había dolido más con aquellos estornudos. Pero se lo había buscado. «La violencia sólo genera más violencia.»
“Salud...” Masculló entre dientes, resoplando por la nariz. Pasó su brazo contra ella, limpiando algunas gotas de sangre. De seguro Vincent podría haber decidido lisa y llanamente romper su nariz, pero se había abstenido. ¿Qué mierda quería?
«¿Un buen golpe? Más me vale.» Pensó, considerando la cantidad de furia que le había puesto. Había sacado lo suficiente, se sentía calmado. No podía dejar que Vincent ganara, no podía caer en aquel juego. Si aquel mundo era lo que cada día hacían de él, Connor debía seguir las reglas que se había propuesto. Sin violencia. Sin descuido por el resto y su alrededor.
“Ese era la expresión que buscaba.” «Jodeeeer.» Connor suspiró, cruzándose de brazos. Lo sabía, pero se había dejado darle el puñetazo de cualquier manera. Pero eso era todo. El elemental observó con los ojos como platos al pelirrojo acercarse, enseñándole su barbilla. Escuchó las palabras, absolutamente ridículas. «¿Es que este pobre hombre no se escucha cuando habla?» Era como si las estuviera leyendo de una película de acción de bajo presupuesto.
Antes de que Vincent terminase de hablar, la boca de Connor se había abierto en una sonrisa. Su estómago hizo estertores, intentando aguantar la inminente risa, hasta que ya había silencio, y luego se dejó reír. “Ha- Haha HAHAHAHAHAHA.” Una carcajada profunda, contagiosa, no pudo evitarlo. Rió descontroladamente, aferrando su estómago, dando palmadas en su muslo mientras se retorcía de la risa.
Quizás ganaría una golpiza por estar riendo activamente en la cara de Vincent, pero entre el agote, la adrenalina y la absoluta ridiculez de su situación actual, Connor no pudo evitarlo. Intentó calmarse, respirando profundamente luego de varios segundos de aquella carcajada llena de gusto, no malicia. «Qué gusto.» Hace bastante no reía de aquel modo.
“Uff.” Suspiró nuevamente, ya más calmado, volviendo su mirada a aquel hombre tan extraño mientras se recomponía de su ataque de risa, enjugando un par de lágrimas. No pudo evitar sentir un poco de compasión por él. ¿Qué le tenía que suceder a alguien para actuar y hablar de esa manera? ¿Es que no tenía a nadie que no le temiera que pudiese decirle que sonaba absolutamente ridículo?
Se imaginó, por un momento, a sí mismo hablando así frente a Lanie o Anwen. No dejarían de joderle nunca más en su vida. Tenía suerte de tener gente alrededor de él para mantenerle a raya de convertirse en un personaje de novela barata. Por lo menos Connor sabía lo estúpido que sonaba cuando tomaba su guitarra e inventaba rimas, sólo que no le quedaba de otra.
Con una sonrisa un tanto forzada, le dio un par de palmaditas a la banca donde había estado sentado Vincent. Quería conversar con él. Tenía tantas preguntas. ¿Cómo puede alguien que comenzó siendo un bebé, luego un niño, transformarse en una bestia como aquella? «He conocido gente egocéntrica y violenta, pero mierda, este se lleva el premio.»
Connor giró un poco sobre la banca, hacia Vincent, una pregunta en su cara mientras volvía al mismo punteo anterior sin necesidad de mirar sus manos. “¿Por qué actúas de este modo?
¿Nadie nunca te ha dicho que es un poco… Demasiado?”
Casi ni rimaba en absoluto, pero estaba demasiado agotado como para lograr algo extremadamente coherente. Quizás debería haber sido menos directo, más respetuoso, pero en sus ojos todo semblante de cordialidad se había ido al carajo luego de intercambiar golpes. No, Vincent parecía estar dispuesto a cualquier cosa. ¿No era todo oídos? Ahora le tocaba a él seguirle el juego.
Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Vincent Schwarz Sáb Mar 06, 2021 2:29 am
Y ahora la situación violenta se había removido completamente, y sólo el silencio de la noche de nuevo los rodeaba, o por lo menos eso esperaba antes de que el contrario rompiera en carcajadas. Claramente se irrito. pero, de alguna manera, estaba harto, ya, se había rendido por este día, ni le había pegado con toda su fuerza ni tampoco esa rabia que había sentido realmente fue suficiente como para continuar.
Escupió a un lado, disgustado, pero de todas maneras ya no importaba y solamente guardó sus puños en sus bolsillos y sus ojos que apenas y se pudo ver un toque de emoción ahora estaban totalmente apagados. De nuevo aburrido, por ahora.
Se sentó en la banca en donde indicaba Connor, agarró su cigarrillo y su encendedor y comenzó a fumar de nuevo, una deliciosa calada. Agarrando la cajetilla y el encendedor se lo lanzó al chico a sus piernas. Caló de nuevo. Y otra vez más profundo. Soltó el humo con fuerza. Si hubiera sido por lo menos unos treinta minutos más temprano, claramente ese chico no hubiera tenido ojos para verle ni boca para reírse… pero eso ya lo hizo, varias veces a lo largo del día… Se volvió monótono esa rutina de matar y morir. Solamente quería escuchar lo que decía el contrario antes de decidir qué hacer con él. El viento acariciaba su mejilla con suavidad.
-Los que lo mencionan usualmente mueren después de la primera carcajada- dijo, no era muy consciente de cómo actuaba o como hablaba, pero… si, había recibido varios comentarios que simplemente fueron callados por sus puños hasta el punto en que las carcajadas eran reemplazadas por el silencioso día. Y claramente el chico no se iba a ir sin represalias. Con la palma de la mano le dió con fuerza en la parte de atrás de la cabeza del peliblanco, y aunque estaba utilizando fuerza para que el golpe sonara, era más en un aire de juego que de otra cosa.
¿Tomando cariño? Claro que no, simplemente disfrutaba de alguien con quien hablar, y, por primera vez en un buen tiempo, no dejar sangrando a alguien que le decía en su propio rostro. Sin una expresión más allá de lo neutral, y eso tomando en cuenta de que su expresión neutral era demostrada como si fuera un matón que se encontraría en algún callejón oscuro en la noche.
-¿Y a tí no te han dicho que eres ridículo cuando rimas?- mencionó tranquilamente. Dando una calada más, absorbiendo el humo en sus pulmones y lentamente saliendo de su nariz como su boca el humo grisáceo. Sus ojos se resbalaron desde el cielo hacía el rostro ajeno. Observando curiosamente como estaba relajado el chico a su lado.
-Ahora bien, no me vas a dejar aquí sentado como imbécil, ¿Cierto? Di lo que quieras decir- estaba un poco impaciente, primero ¿habla normal? o por lo menos la forma natural de acuerdo al pelirrojo, después un golpe el cual lo devuelve para que al final se queden ahora sentados, sin ninguna tensión en el ambiente.
¿Realmente estaba cansado?
Solamente su mente traía recuerdos de antes de que estuviera en este lugar. Si… esa característica de esa chica de cabellos rozados se podía mostrar un poco en él, tal vez sea eso que optó por un momento de una forma apacible. ¿Se estaba volviendo suave?
Escupió a un lado, le disgustaba la idea.
Escupió a un lado, disgustado, pero de todas maneras ya no importaba y solamente guardó sus puños en sus bolsillos y sus ojos que apenas y se pudo ver un toque de emoción ahora estaban totalmente apagados. De nuevo aburrido, por ahora.
Se sentó en la banca en donde indicaba Connor, agarró su cigarrillo y su encendedor y comenzó a fumar de nuevo, una deliciosa calada. Agarrando la cajetilla y el encendedor se lo lanzó al chico a sus piernas. Caló de nuevo. Y otra vez más profundo. Soltó el humo con fuerza. Si hubiera sido por lo menos unos treinta minutos más temprano, claramente ese chico no hubiera tenido ojos para verle ni boca para reírse… pero eso ya lo hizo, varias veces a lo largo del día… Se volvió monótono esa rutina de matar y morir. Solamente quería escuchar lo que decía el contrario antes de decidir qué hacer con él. El viento acariciaba su mejilla con suavidad.
-Los que lo mencionan usualmente mueren después de la primera carcajada- dijo, no era muy consciente de cómo actuaba o como hablaba, pero… si, había recibido varios comentarios que simplemente fueron callados por sus puños hasta el punto en que las carcajadas eran reemplazadas por el silencioso día. Y claramente el chico no se iba a ir sin represalias. Con la palma de la mano le dió con fuerza en la parte de atrás de la cabeza del peliblanco, y aunque estaba utilizando fuerza para que el golpe sonara, era más en un aire de juego que de otra cosa.
¿Tomando cariño? Claro que no, simplemente disfrutaba de alguien con quien hablar, y, por primera vez en un buen tiempo, no dejar sangrando a alguien que le decía en su propio rostro. Sin una expresión más allá de lo neutral, y eso tomando en cuenta de que su expresión neutral era demostrada como si fuera un matón que se encontraría en algún callejón oscuro en la noche.
-¿Y a tí no te han dicho que eres ridículo cuando rimas?- mencionó tranquilamente. Dando una calada más, absorbiendo el humo en sus pulmones y lentamente saliendo de su nariz como su boca el humo grisáceo. Sus ojos se resbalaron desde el cielo hacía el rostro ajeno. Observando curiosamente como estaba relajado el chico a su lado.
-Ahora bien, no me vas a dejar aquí sentado como imbécil, ¿Cierto? Di lo que quieras decir- estaba un poco impaciente, primero ¿habla normal? o por lo menos la forma natural de acuerdo al pelirrojo, después un golpe el cual lo devuelve para que al final se queden ahora sentados, sin ninguna tensión en el ambiente.
¿Realmente estaba cansado?
Solamente su mente traía recuerdos de antes de que estuviera en este lugar. Si… esa característica de esa chica de cabellos rozados se podía mostrar un poco en él, tal vez sea eso que optó por un momento de una forma apacible. ¿Se estaba volviendo suave?
Escupió a un lado, le disgustaba la idea.
Vincent SchwarzVincent Schwarz
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Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Connor Buckley Sáb Mar 06, 2021 6:45 pm
En la Mirada de las Luciérnagas
Con Vincent Schwarz en el Parque en la Noche.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
De seguro había sido estúpido de su parte reírse de aquel modo. En su defensa, había sido un día de cagada tras cagada, no se podía esperar mucho más de él, aparentemente. No podía culpar al señor Gruñón si le golpeaba nuevamente. Aquella noche, al parecer, sólo tenía que aceptar lo que sucedería sin complicarse la existencia. Odiaba la idea de morir ahí, solo, pero lo hecho hecho estaba y no tenía energías para intentar escapar de Vincent de cualquier manera.
Le había respondido a su pregunta, por lo menos a medias. Era más de lo que esperaba. «¿Por qué entonces estoy vivo?» Se preguntó, por no la primera vez aquella noche. Sintió la palmada, volviendo a sonreír y rascando su nuca con una de sus manos, más de nervios o vergüenza que otra cosa. Pues eso sí que se lo había buscado, pero en realidad aquella represalia parecía más simpática que otra cosa. ¿Quién era aquel hombre que se había tomado tiempo de su día para despertarle y luego tener esta confusa interacción?
Recogió la cajetilla que le habían ofrecido, observando la cantidad que quedaban con curiosidad. No eran demasiados, considerando la rapidez con que parecía inhalarlos. Luego de inspeccionarla, la volvió a dejar cerca de Vincent con un gesto de «No, gracias.» En realidad nunca le había llamado la atención, y cuando lo había probado, en su caminata al día siguiente sentía que le faltaba el aire y aquello era algo que no podía sucederle.
Extrañaba aquellas caminatas por la naturaleza desconocida. Había asistido a aquel colegio de menor, conocía absolutamente todos los lugares, y ahora que estaba obligado a dormir ahí todas las noches había formado un mapa completo en su cabeza de todo árbol y planta. No se quejaba demasiado, naturaleza era naturaleza, pero explorar algo desconocido sí que era vida. Por lo menos tenía la suerte de poder recargar sus energías, tanto de su forma Ent como la humana, era algo que siempre había necesitado.
Connor se estiró lánguidamente, balanceando la guitarra en sus muslos, dejando escapar un bostezo mientras escuchaba la pregunta que recibió con otra carcajada. Se pensó la respuesta, notando que ante la falta de movimiento repentino habían dado espacio para que se acercaran algunas luciérnagas.
No quería molestarlas demasiado, la leve iluminación le daba al parque a su alrededor un tono cálido y bastante hermoso. “Pues, compañero, déjame decirte que cada uno se sienta como se le da la gana, primero.” Bromeó en voz baja, la guitarra acompañando con acordes perezosos. “Y para contestar, soy el primero en admitir,
Como si fuese un bufón mis rimas suelen salir.
No necesito que nadie me lo cuente,
Tengo dos ojos acá bajo mi frente.” Se refería a que no era ciego, pero quizás aquella rima había sido demasiado complicada. Hizo una mueca de asco apenas había salido de su boca, reconociendo que no había sido para nada buena. La verdad las palabras le venían a la mente cada vez más lento.
“Lamento si sueno un poco incoherente
Normalmente mi rima es un poco más inteligente.” Se disculpó, realmente antes de darse cuenta que no tenía por qué disculparse por nada. Vincent le había pateado para despertarle y luego había procedido a tratarle como si él hubiese sido el que había comenzado la violencia.
Hizo ademán con la mano de que olvidara aquello, dándole un par de aleteadas al aire con una expresión un tanto frustrada. ¿Qué quería decir? Ya ni él mismo sabía. Comenzó a cantar, más de cansancio que cualquier otra cosa, sin pensar demasiado.
“Corrígeme si estoy equivocado,
No por cualquier razón me has despertado.
Al notar que no escuché el ruido, podrías haberme asesinado
Por el puñetazo me has perdonado
Tus cigarros me has ofreci…¿dado?” Corrigió, dubitativo. Aquello no era cierto, pero tenía que tomarse libertades artísticas a veces. El último acorde, como tuvo que detenerse a pensar, había estado fuera de ritmo.
“Actúas como alguien desenfrenado
Pero parece tenerte sin cuidado
Estar aquí, gastando tu tiempo, sentado.
Escuchando a este bufón cansado.
¿Es que, quizás, esta noche sólo necesitabas alguien de tu lado?” Y ahí estaba. Al parecer si apagaba el cerebro y no pensaba demasiado, aquellas rimas le salían más fácil. ¿Quién lo hubiera dicho? Esa era la pregunta, la duda. ¿Estaba vivo sólo porque aquel hombre que parecía estar completamente solo necesitaba un poco de compañía? Aún si había decidido no matar a Connor, no tenía razón alguna para despertarle. Y luego para decidir quedarse, nadie le detenía de dejar al chico con la guitarra solo en medio de la oscuridad si tanto le sacaba de quicio.
Connor no miró a Vincent mientras esperaba una respuesta, simplemente apoyó su cabeza en su mano, observando las luciérnagas bailar a su alrededor.
Le había respondido a su pregunta, por lo menos a medias. Era más de lo que esperaba. «¿Por qué entonces estoy vivo?» Se preguntó, por no la primera vez aquella noche. Sintió la palmada, volviendo a sonreír y rascando su nuca con una de sus manos, más de nervios o vergüenza que otra cosa. Pues eso sí que se lo había buscado, pero en realidad aquella represalia parecía más simpática que otra cosa. ¿Quién era aquel hombre que se había tomado tiempo de su día para despertarle y luego tener esta confusa interacción?
Recogió la cajetilla que le habían ofrecido, observando la cantidad que quedaban con curiosidad. No eran demasiados, considerando la rapidez con que parecía inhalarlos. Luego de inspeccionarla, la volvió a dejar cerca de Vincent con un gesto de «No, gracias.» En realidad nunca le había llamado la atención, y cuando lo había probado, en su caminata al día siguiente sentía que le faltaba el aire y aquello era algo que no podía sucederle.
Extrañaba aquellas caminatas por la naturaleza desconocida. Había asistido a aquel colegio de menor, conocía absolutamente todos los lugares, y ahora que estaba obligado a dormir ahí todas las noches había formado un mapa completo en su cabeza de todo árbol y planta. No se quejaba demasiado, naturaleza era naturaleza, pero explorar algo desconocido sí que era vida. Por lo menos tenía la suerte de poder recargar sus energías, tanto de su forma Ent como la humana, era algo que siempre había necesitado.
Connor se estiró lánguidamente, balanceando la guitarra en sus muslos, dejando escapar un bostezo mientras escuchaba la pregunta que recibió con otra carcajada. Se pensó la respuesta, notando que ante la falta de movimiento repentino habían dado espacio para que se acercaran algunas luciérnagas.
No quería molestarlas demasiado, la leve iluminación le daba al parque a su alrededor un tono cálido y bastante hermoso. “Pues, compañero, déjame decirte que cada uno se sienta como se le da la gana, primero.” Bromeó en voz baja, la guitarra acompañando con acordes perezosos. “Y para contestar, soy el primero en admitir,
Como si fuese un bufón mis rimas suelen salir.
No necesito que nadie me lo cuente,
Tengo dos ojos acá bajo mi frente.” Se refería a que no era ciego, pero quizás aquella rima había sido demasiado complicada. Hizo una mueca de asco apenas había salido de su boca, reconociendo que no había sido para nada buena. La verdad las palabras le venían a la mente cada vez más lento.
“Lamento si sueno un poco incoherente
Normalmente mi rima es un poco más inteligente.” Se disculpó, realmente antes de darse cuenta que no tenía por qué disculparse por nada. Vincent le había pateado para despertarle y luego había procedido a tratarle como si él hubiese sido el que había comenzado la violencia.
Hizo ademán con la mano de que olvidara aquello, dándole un par de aleteadas al aire con una expresión un tanto frustrada. ¿Qué quería decir? Ya ni él mismo sabía. Comenzó a cantar, más de cansancio que cualquier otra cosa, sin pensar demasiado.
“Corrígeme si estoy equivocado,
No por cualquier razón me has despertado.
Al notar que no escuché el ruido, podrías haberme asesinado
Por el puñetazo me has perdonado
Tus cigarros me has ofreci…¿dado?” Corrigió, dubitativo. Aquello no era cierto, pero tenía que tomarse libertades artísticas a veces. El último acorde, como tuvo que detenerse a pensar, había estado fuera de ritmo.
“Actúas como alguien desenfrenado
Pero parece tenerte sin cuidado
Estar aquí, gastando tu tiempo, sentado.
Escuchando a este bufón cansado.
¿Es que, quizás, esta noche sólo necesitabas alguien de tu lado?” Y ahí estaba. Al parecer si apagaba el cerebro y no pensaba demasiado, aquellas rimas le salían más fácil. ¿Quién lo hubiera dicho? Esa era la pregunta, la duda. ¿Estaba vivo sólo porque aquel hombre que parecía estar completamente solo necesitaba un poco de compañía? Aún si había decidido no matar a Connor, no tenía razón alguna para despertarle. Y luego para decidir quedarse, nadie le detenía de dejar al chico con la guitarra solo en medio de la oscuridad si tanto le sacaba de quicio.
Connor no miró a Vincent mientras esperaba una respuesta, simplemente apoyó su cabeza en su mano, observando las luciérnagas bailar a su alrededor.
Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Vincent Schwarz Dom Mar 07, 2021 12:12 am
Así que el chico no fumaba, eso podía pasarlo ya que eran más cigarros para él. Agarró la cajetilla y el encendedor y los guardó sin ni siquiera mirar a otro lado que no fuera el cielo, y después lentamente desviando su mirada hacía la naturaleza a su alrededor. Estaba todo tranquilo y entre más tiempo estaba en este lugar más se encontraba relajado, algo que le incomodaba bastante. Respiro profundamente, parpadeando unas cuantas veces.
Y ahora el otro habló de nuevo con rimas, era mejor que estar solo con sus pensamientos y reflexionar toda su maldita vida.
No quería estar de nuevo tratando de recordar su vida anterior, aunque extrañaba a esa persona sabía que no debía de acercarse a ella por las malditas reglas, era algo que se resistía demasiado en hacer. Deseaba besarla y abrazarla.. sólo… la extrañaba demasiado.
-Y a veces das pena- dijo después de una calada más a su cigarrillo el cual prendía de la misma manera que las luciérnagas que se acercaban. Era extraño, los animales usualmente no se le acercaban, y los insectos cuando veía uno lo mataba de inmediato sin pensarlo dos veces, pero en este momento… no, les había perdonado la vida solamente esta noche.
-¿Más inteligente? Con esa cara de idiota que tienes no lo creo- comentaba a sus palabras con su expresión neutral, a veces con una pequeña sonrisa ladina asomándose en su rostro. ¿Hace cuanto tiempo no tenía una conversación normal? Desde que había entrado a este maldito lugar. Y la verdad, era algo que no sabía que extrañaba ni apreciaba, pero claramente nunca lo diría, sus labios estaban sellados a esa verdad.
Las palabras del chico le dieron en que pensar, claro, matarlo al momento, pero ha sido más volátil e impredecible que antes. Podría haberlo hecho sin un gasto de energía más de lo necesario, simplemente tronar el cuello ajeno, golpearlo hasta la muerte, asfixiarlo… tenía mil y un maneras de haberse desecho del peliblanco en el momento en que recibió una respuesta.
-No tengo nada mejor que hacer y no se me dio la gana matarte- Dijo sin pensarlo demasiado, ladeando su cabeza de un lado a otro, saboreando el humo por toda su boca -Y no te perdone, solamente te devolví el favor- dijo dejando el humo salir con cada palabra que decía, levantó la mano cercana del chico y presionaba con su dedo índice en el puente de la nariz del ajeno, en ese mismo punto donde le había dado el cabezazo.
-...- Suspiró con fuerza, cerrando sus ojos por un momento, rascando sus cabellos con la otra mano, y solo un pequeño gruñido se escuchaba provenir de su garganta, era mejor no responderle, no le gustaba hablar más de lo necesario, así que pensará lo que quisiera el chico, de su boca no iba a tener alguna respuesta a esa pregunta.
-¿A quién ayudas tanto para dejarte en ese estado?- respondió la pregunta con otra más, tratando de desviar el tema, dejando salir su última calada antes de presionar la colilla del cigarro en el banco, apagándolo, pero lo hacía más con la intención de marcar en donde estuvo que otra cosa y sin ya rastro de estar prendido la lanzó lejos de él, allá en el suelo.
Tal vez, solo tal vez… lo estaba disfrutando.
Y ahora el otro habló de nuevo con rimas, era mejor que estar solo con sus pensamientos y reflexionar toda su maldita vida.
No quería estar de nuevo tratando de recordar su vida anterior, aunque extrañaba a esa persona sabía que no debía de acercarse a ella por las malditas reglas, era algo que se resistía demasiado en hacer. Deseaba besarla y abrazarla.. sólo… la extrañaba demasiado.
-Y a veces das pena- dijo después de una calada más a su cigarrillo el cual prendía de la misma manera que las luciérnagas que se acercaban. Era extraño, los animales usualmente no se le acercaban, y los insectos cuando veía uno lo mataba de inmediato sin pensarlo dos veces, pero en este momento… no, les había perdonado la vida solamente esta noche.
-¿Más inteligente? Con esa cara de idiota que tienes no lo creo- comentaba a sus palabras con su expresión neutral, a veces con una pequeña sonrisa ladina asomándose en su rostro. ¿Hace cuanto tiempo no tenía una conversación normal? Desde que había entrado a este maldito lugar. Y la verdad, era algo que no sabía que extrañaba ni apreciaba, pero claramente nunca lo diría, sus labios estaban sellados a esa verdad.
Las palabras del chico le dieron en que pensar, claro, matarlo al momento, pero ha sido más volátil e impredecible que antes. Podría haberlo hecho sin un gasto de energía más de lo necesario, simplemente tronar el cuello ajeno, golpearlo hasta la muerte, asfixiarlo… tenía mil y un maneras de haberse desecho del peliblanco en el momento en que recibió una respuesta.
-No tengo nada mejor que hacer y no se me dio la gana matarte- Dijo sin pensarlo demasiado, ladeando su cabeza de un lado a otro, saboreando el humo por toda su boca -Y no te perdone, solamente te devolví el favor- dijo dejando el humo salir con cada palabra que decía, levantó la mano cercana del chico y presionaba con su dedo índice en el puente de la nariz del ajeno, en ese mismo punto donde le había dado el cabezazo.
-...- Suspiró con fuerza, cerrando sus ojos por un momento, rascando sus cabellos con la otra mano, y solo un pequeño gruñido se escuchaba provenir de su garganta, era mejor no responderle, no le gustaba hablar más de lo necesario, así que pensará lo que quisiera el chico, de su boca no iba a tener alguna respuesta a esa pregunta.
-¿A quién ayudas tanto para dejarte en ese estado?- respondió la pregunta con otra más, tratando de desviar el tema, dejando salir su última calada antes de presionar la colilla del cigarro en el banco, apagándolo, pero lo hacía más con la intención de marcar en donde estuvo que otra cosa y sin ya rastro de estar prendido la lanzó lejos de él, allá en el suelo.
Tal vez, solo tal vez… lo estaba disfrutando.
Vincent SchwarzVincent Schwarz
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Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Connor Buckley Dom Mar 07, 2021 10:19 pm
En la Mirada de las Luciérnagas
Con Vincent Schwarz en el Parque en la Noche.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
Connor no pudo evitar una ligera risa ante los dos insultos de Vincent. Era casi como si el pelirrojo no pudiese evitarlo. No le molestaba en absoluto, sólo reía observando cómo fumaba como si fuese su propósito de vida. El elemental ladeó la cabeza un poco, considerando aquello. Ahora que en este mundo nuevo la gente revivía ¿Tenía sentido cuidarse de algo como no contraer cáncer? ¿Cómo funcionaba aquello? Tendría que investigar un poco más acerca de aquello.
¿Era como un respawn en un juego de video? ¿Como si hubiesen guardado la partida justo después de la bomba? Entonces, quizás, de pasar suficiente tiempo y si seguían muriendo ni siquiera envejecerían. ¿Y si envejecía y luego moría? ¿Sería como volver al pasado? El ceño de Connor se había fruncido más y más mientras se perdía en ese tren de pensamiento, las incógnitas demasiadas y demasiado importantes como para que le pesaran en ese momento.
Lo único que le sacó de aquel pequeño espiral de preguntas había sido el toque un tanto doloroso que le había propiciado Vincent, había dicho algo acerca de su represalia, quizás, en realidad no había escuchado bien. El peliblanco llevó una mano a su nariz, sobándola un poco, volviendo a observar al hombre sentado a su lado.
«¿Así que no quieres ni admitirlo, gruñoncito?» Pensó ante aquel silencio que le delataba demasiado. Sonrió triunfante ante la pregunta que buscaba cambiar el tema, seguro de que había dado en el clavo.
Miró con desaprobación como Vincent tiraba la colilla en algún lugar del piso y se levantó de la banca para recogerla, entrecerrando los ojos. “Ajá.” Usó un truco que había aprendido en sus caminatas Scout y atrapó la colilla entre los cordones de su zapatilla para tirarla en algún lugar que sirviera de basurero más tarde. Volvió a sentarse en la banca como si nada, apoyando la guitarra en su muslo nuevamente.
“Es una larga historia que no sé si quiero contarte,
No me gustaría luego ver que con mis amigos te involucraste
Para saciar tu curiosidad, sí diré
Que presto ayuda en forma de trueque.
Ellos reciben herramientas que necesitan con urgencia
Yo recibo-” Decidió no decir demasiado, pero se desconcentró y ya no pudo pensar en una rima “Algo, mierda, algo y me la suda la puta rima.” Exclamó al aire, un tanto frustrado pero con cuidado de no mirar a Vincent, por si acaso. Llevó sus manos al aire en exasperación sin soltar la guitarra y luego las pasó por su cara, intentando despertarse y calmarse un poco. Suspiró, su ceño fruncido. ¿No podía por un puto día sólo decirle cosas a quien se le diera la jodida gana sin miedo a que a su familia la partiera un rayo? Pues no, y no tenía demasiado sentido amargarse la vida al respecto.
Aclaró su garganta, retomando el punteo. “Además, no soy un bobo solitario
Ayudo a mi grupo a diario
Nos aseguramos de que todos estén a salvo
Y de asegurar comida a diario, algo es algo...” Se había rendido con las rimas y con hacer algo de sentido, ahora ya simplemente se dejaba llevar, respondiendo preguntas lo mejor posible pero sin demasiado esfuerzo en sus rimas o el punteo, el cansancio ya visible en su cara.
¿Era como un respawn en un juego de video? ¿Como si hubiesen guardado la partida justo después de la bomba? Entonces, quizás, de pasar suficiente tiempo y si seguían muriendo ni siquiera envejecerían. ¿Y si envejecía y luego moría? ¿Sería como volver al pasado? El ceño de Connor se había fruncido más y más mientras se perdía en ese tren de pensamiento, las incógnitas demasiadas y demasiado importantes como para que le pesaran en ese momento.
Lo único que le sacó de aquel pequeño espiral de preguntas había sido el toque un tanto doloroso que le había propiciado Vincent, había dicho algo acerca de su represalia, quizás, en realidad no había escuchado bien. El peliblanco llevó una mano a su nariz, sobándola un poco, volviendo a observar al hombre sentado a su lado.
«¿Así que no quieres ni admitirlo, gruñoncito?» Pensó ante aquel silencio que le delataba demasiado. Sonrió triunfante ante la pregunta que buscaba cambiar el tema, seguro de que había dado en el clavo.
Miró con desaprobación como Vincent tiraba la colilla en algún lugar del piso y se levantó de la banca para recogerla, entrecerrando los ojos. “Ajá.” Usó un truco que había aprendido en sus caminatas Scout y atrapó la colilla entre los cordones de su zapatilla para tirarla en algún lugar que sirviera de basurero más tarde. Volvió a sentarse en la banca como si nada, apoyando la guitarra en su muslo nuevamente.
“Es una larga historia que no sé si quiero contarte,
No me gustaría luego ver que con mis amigos te involucraste
Para saciar tu curiosidad, sí diré
Que presto ayuda en forma de trueque.
Ellos reciben herramientas que necesitan con urgencia
Yo recibo-” Decidió no decir demasiado, pero se desconcentró y ya no pudo pensar en una rima “Algo, mierda, algo y me la suda la puta rima.” Exclamó al aire, un tanto frustrado pero con cuidado de no mirar a Vincent, por si acaso. Llevó sus manos al aire en exasperación sin soltar la guitarra y luego las pasó por su cara, intentando despertarse y calmarse un poco. Suspiró, su ceño fruncido. ¿No podía por un puto día sólo decirle cosas a quien se le diera la jodida gana sin miedo a que a su familia la partiera un rayo? Pues no, y no tenía demasiado sentido amargarse la vida al respecto.
Aclaró su garganta, retomando el punteo. “Además, no soy un bobo solitario
Ayudo a mi grupo a diario
Nos aseguramos de que todos estén a salvo
Y de asegurar comida a diario, algo es algo...” Se había rendido con las rimas y con hacer algo de sentido, ahora ya simplemente se dejaba llevar, respondiendo preguntas lo mejor posible pero sin demasiado esfuerzo en sus rimas o el punteo, el cansancio ya visible en su cara.
Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Vincent Schwarz Lun Mar 08, 2021 2:42 am
Este chico era un poco más molesto de lo que se imaginaba, ¿Pero qué podía hacer? Era la compañía de esta noche, una… compañía, no podía decir agradable como tampoco desagradable, simplemente era eso, alguien quien hablaba en rimas que no rimaban, intentando hacer lo mejor para su familia en el exterior.
¿Y acaso él lo tenía? No lo sabía, no le importaba, si lo olvido entonces no ha de ser de mucha importancia, por lo que podía ignorarlo sin problema alguno. Respiró profundamente, observando como el ajeno se levantaba y con un truco que se le hizo interesante alejo la colilla apagada a otro lugar lejos de la naturaleza. Soltó un gruñido de desagrado, preocuparse por pequeñeces no lo llevaría a ninguna parte, pero era algo que ya era mejor reservarlo dentro de él.
Cerró los ojos por un momento, escuchando las palabras ajenas, los versos que pasaban y solo abrió un ojo, observando mientras que parecía que su juego de palabras fue más duro de lo que pensaba. Dejo una carcajada salir, fuerte, sin importar que perturbara el silencio que se estaba formando a su alrededor, verlo frustrado era una cosa, ¿Pero escucharlo? Ahí ya tenía toda la razón del mundo para poner este peliblanco como el bufón de la ciudad.
Puso su mano en su rostro, apenas pudiendo respirar para poder relajarse. Acarició el puente de su nariz con su dedo índice y su dedo pulgar, limpiando las lágrimas que de sus ojos se mostraban, signo de que ya su cuerpo deseaba un reposo extendido.
-Algo es algo, ¿eh?- preguntó, relamiendo sus labios, observando el cielo, oscuro con solamente una luna a medio completar y algunas estrellas, ¿O eran las luciérnagas molestando? No lo sabía, no le interesaba, y sus pensamientos se perdieron de nuevo, ¿Cuándo fue la última vez que ha comido algo? No lo recordaba, usualmente fumaba demasiado y se le olvidaba comer, o cuando despertaba después de morir esa sensación desaparecía como arte de magia.
-amigos… grupos… - murmuró a lo bajo, no los tenía, no los necesitaba, se había arreglado completamente solo y así lo iba a seguir haciendo, la ayuda externa era totalmente innecesaria, en vano. La soledad lo había acompañado desde el principio de este lugar de locos, y no deseaba deshacerse de ella. Escupió a un lado, no, no le podía agradar la idea, y apenas cuando se estaba formando un escenario imaginario se deshizo de ello en un instante.
“que estúpido” pensó, bostezando un poco, sintiéndose un poco más cansado de lo que estaba antes, tal vez era solo su imaginación. Cruzó sus brazos, y le dirigió una sonrisa ladina al chico -¿Y cuando planeas volver a tu grupo?- preguntó, ya sin decirle alguna cosa, compartir sus opiniones en todo eso solamente le llevaría a un gasto de energía. Uno el cual no deseaba, se estaba sintiendo cansado.
Respiro profundamente, manteniendo sus ojos puestos en el ajeno, a ver si alguna respuesta surge de sus labios -se po…- no terminó la oración y en lugar de eso cerró su boca sin nada más que decir, no, estaba diciendo mucho, ¿Era porque no podía pensar bien ya? Estaba cansado y su mente no podía pensar bien.
Respiró profundamente, negando con la cabeza.
Era mejor estar callado y ya, había dicho suficientes palabras por ahora.
¿Y acaso él lo tenía? No lo sabía, no le importaba, si lo olvido entonces no ha de ser de mucha importancia, por lo que podía ignorarlo sin problema alguno. Respiró profundamente, observando como el ajeno se levantaba y con un truco que se le hizo interesante alejo la colilla apagada a otro lugar lejos de la naturaleza. Soltó un gruñido de desagrado, preocuparse por pequeñeces no lo llevaría a ninguna parte, pero era algo que ya era mejor reservarlo dentro de él.
Cerró los ojos por un momento, escuchando las palabras ajenas, los versos que pasaban y solo abrió un ojo, observando mientras que parecía que su juego de palabras fue más duro de lo que pensaba. Dejo una carcajada salir, fuerte, sin importar que perturbara el silencio que se estaba formando a su alrededor, verlo frustrado era una cosa, ¿Pero escucharlo? Ahí ya tenía toda la razón del mundo para poner este peliblanco como el bufón de la ciudad.
Puso su mano en su rostro, apenas pudiendo respirar para poder relajarse. Acarició el puente de su nariz con su dedo índice y su dedo pulgar, limpiando las lágrimas que de sus ojos se mostraban, signo de que ya su cuerpo deseaba un reposo extendido.
-Algo es algo, ¿eh?- preguntó, relamiendo sus labios, observando el cielo, oscuro con solamente una luna a medio completar y algunas estrellas, ¿O eran las luciérnagas molestando? No lo sabía, no le interesaba, y sus pensamientos se perdieron de nuevo, ¿Cuándo fue la última vez que ha comido algo? No lo recordaba, usualmente fumaba demasiado y se le olvidaba comer, o cuando despertaba después de morir esa sensación desaparecía como arte de magia.
-amigos… grupos… - murmuró a lo bajo, no los tenía, no los necesitaba, se había arreglado completamente solo y así lo iba a seguir haciendo, la ayuda externa era totalmente innecesaria, en vano. La soledad lo había acompañado desde el principio de este lugar de locos, y no deseaba deshacerse de ella. Escupió a un lado, no, no le podía agradar la idea, y apenas cuando se estaba formando un escenario imaginario se deshizo de ello en un instante.
“que estúpido” pensó, bostezando un poco, sintiéndose un poco más cansado de lo que estaba antes, tal vez era solo su imaginación. Cruzó sus brazos, y le dirigió una sonrisa ladina al chico -¿Y cuando planeas volver a tu grupo?- preguntó, ya sin decirle alguna cosa, compartir sus opiniones en todo eso solamente le llevaría a un gasto de energía. Uno el cual no deseaba, se estaba sintiendo cansado.
Respiro profundamente, manteniendo sus ojos puestos en el ajeno, a ver si alguna respuesta surge de sus labios -se po…- no terminó la oración y en lugar de eso cerró su boca sin nada más que decir, no, estaba diciendo mucho, ¿Era porque no podía pensar bien ya? Estaba cansado y su mente no podía pensar bien.
Respiró profundamente, negando con la cabeza.
Era mejor estar callado y ya, había dicho suficientes palabras por ahora.
Vincent SchwarzVincent Schwarz
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Edad : 28
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Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Connor Buckley Lun Mar 08, 2021 8:00 pm
En la Mirada de las Luciérnagas
Con Vincent Schwarz en el Parque en la Noche.
I said I didn't want trouble
I'm the boy in the bubble
But then came trouble.
I said I didn't want trouble
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But then came trouble.
Vincent parecía igual de cansado que el peliblanco, Connor lo notó de reojo, bostezando, restregando su cara. «Pues somos dos.» Pensó, notando que sus ojos peleaban por enfocarse en una luciérnaga que se había acercado a su mano. El chico extendió un dedo cuidadosamente, medio adormilado, y extendió una perezosa sonrisa en sus labios. “Hola, pequeñina.” Murmuró cuando la sintió posarse sobre su piel. Eran momentos como ese que realmente le recordaban que el mundo podía seguir siendo el mismo. Aunque las hojas de los árboles estuvieran mal hechas. Aunque las estrellas sobre su cabeza no correspondieran a las del mundo real. Aunque la gente podía morir y revivir incontables veces.
Escuchó al otro muerto que hablaba responder algo sobre sus amigos y su grupo, una pregunta que le incomodó de sobremanera. No, con aquel peligroso hombre cerca no podía ni volver a su escondite en el parque ni dirigirse hacia el laboratorio. Todavía corría el peligro de que le siguieran y Vincent no fuese tan misericordioso con ellos.
De mostrarle su escondite, aquel que sólo había compartido con Takei, podría en cualquier momento volver a una emboscada, o ponerle en peligro a ella. “No.” Murmuró al aire con otro bostezo, siguiendo la luciérnaga que había vuelto al aire con sus ojos. No le quedaba de otra, tendría que enraizarse por la noche ahí mismo. Mejor arriesgar su propia vida que cualquier otra. Además, no tenía energía, por lo que de seguro sería capaz de camuflarse completamente con los árboles a su alrededor.
Connor apoyó la guitarra que había quedado olvidada entre sus brazos cerca de Vincent, girando la cabeza hacia aquel objeto que había hecho con tanto cuidado. “Quizás alguien más tenga ganas de jugar a ser bardo en vez de matón por un día…” Le murmuró a la guitarra, tocando las cuerdas una última vez antes de levantarse con todo el esfuerzo del mundo y un gruñido que acompañó el cansancio.
Habiendo hecho aquello, estiró sus brazos con otro bostezo y dejó que su cuerpo comenzara a tomar aquella forma que había nombrado como “Ent.” El abrigo o capa que le cubría comenzó a enredarse alrededor de sus extremidades mientras se convertía en madera, alargando sus brazos y piernas por varios centímetros hasta que medía más de dos metros. Mientras crecía y todo su cuerpo se transformaba en madera, chirriaba y crujía mientras ramas de todo tamaño se entrelazaban para formar algo parecido a un cuerpo humanoide.
Sus ojos se tornaron a un color completamente negro y opaco, como si de un demonio se tratase, y sus orejas habían crecido y estirado hacia los lados mientras que de su frente crecían un par de cuernos de madera. Ahí, en su pecho, donde normalmente había una cálida luz de color dorado, no quedaba absolutamente nada.
En aquella forma y drenado de energía, era bastante difícil reconocer que Connor era algo más que otro árbol. “Bien, Connor, te mereces un descanso.” Murmuró, dando un par de pasos que hicieron el suelo retumbar bajo los tocones de madera que funcionaban como pies. Se detuvo en medio de dos árboles de un tamaño similar al suyo, en un lugar donde haría sentido que hubiese un tercero y le dirigió una última sonrisa a Vincent.
Así, sin posibilidad de tener músculos que movieran las comisuras de sus labios o cejas que acompañaran el gesto, además de la boca completamente vacía y los ojos negros, aquella sonrisa era absolutamente tétrica. El problema era que Connor realmente no tenía idea de aquello. Sintió ramas extenderse desde todo su cuerpo hacia abajo, hundirse desde los tocones de sus piernas hacia la tierra que tanto necesitaba para recuperar energías.
No tenía más de un minuto antes de caer en la profunda inconsciencia de un árbol inactivo, tan sólo nutriéndose de la tierra. Movió una mano en un gesto de despedida hacia la dirección de Vincent. Lo que estaba haciendo era extremadamente peligroso. Había mostrado su forma de raza y ahora perdería el conocimiento hasta que saliera el sol. Pero no le quedaba de otra. «Ojalá no me mates, señor Gruñón. Sería muy poco simpático de tu parte.» Las luciérnagas habían comenzado a volar a su alrededor, aceptándole como una parte más de la naturaleza del parque.
Escuchó al otro muerto que hablaba responder algo sobre sus amigos y su grupo, una pregunta que le incomodó de sobremanera. No, con aquel peligroso hombre cerca no podía ni volver a su escondite en el parque ni dirigirse hacia el laboratorio. Todavía corría el peligro de que le siguieran y Vincent no fuese tan misericordioso con ellos.
De mostrarle su escondite, aquel que sólo había compartido con Takei, podría en cualquier momento volver a una emboscada, o ponerle en peligro a ella. “No.” Murmuró al aire con otro bostezo, siguiendo la luciérnaga que había vuelto al aire con sus ojos. No le quedaba de otra, tendría que enraizarse por la noche ahí mismo. Mejor arriesgar su propia vida que cualquier otra. Además, no tenía energía, por lo que de seguro sería capaz de camuflarse completamente con los árboles a su alrededor.
Connor apoyó la guitarra que había quedado olvidada entre sus brazos cerca de Vincent, girando la cabeza hacia aquel objeto que había hecho con tanto cuidado. “Quizás alguien más tenga ganas de jugar a ser bardo en vez de matón por un día…” Le murmuró a la guitarra, tocando las cuerdas una última vez antes de levantarse con todo el esfuerzo del mundo y un gruñido que acompañó el cansancio.
Habiendo hecho aquello, estiró sus brazos con otro bostezo y dejó que su cuerpo comenzara a tomar aquella forma que había nombrado como “Ent.” El abrigo o capa que le cubría comenzó a enredarse alrededor de sus extremidades mientras se convertía en madera, alargando sus brazos y piernas por varios centímetros hasta que medía más de dos metros. Mientras crecía y todo su cuerpo se transformaba en madera, chirriaba y crujía mientras ramas de todo tamaño se entrelazaban para formar algo parecido a un cuerpo humanoide.
Sus ojos se tornaron a un color completamente negro y opaco, como si de un demonio se tratase, y sus orejas habían crecido y estirado hacia los lados mientras que de su frente crecían un par de cuernos de madera. Ahí, en su pecho, donde normalmente había una cálida luz de color dorado, no quedaba absolutamente nada.
En aquella forma y drenado de energía, era bastante difícil reconocer que Connor era algo más que otro árbol. “Bien, Connor, te mereces un descanso.” Murmuró, dando un par de pasos que hicieron el suelo retumbar bajo los tocones de madera que funcionaban como pies. Se detuvo en medio de dos árboles de un tamaño similar al suyo, en un lugar donde haría sentido que hubiese un tercero y le dirigió una última sonrisa a Vincent.
Así, sin posibilidad de tener músculos que movieran las comisuras de sus labios o cejas que acompañaran el gesto, además de la boca completamente vacía y los ojos negros, aquella sonrisa era absolutamente tétrica. El problema era que Connor realmente no tenía idea de aquello. Sintió ramas extenderse desde todo su cuerpo hacia abajo, hundirse desde los tocones de sus piernas hacia la tierra que tanto necesitaba para recuperar energías.
No tenía más de un minuto antes de caer en la profunda inconsciencia de un árbol inactivo, tan sólo nutriéndose de la tierra. Movió una mano en un gesto de despedida hacia la dirección de Vincent. Lo que estaba haciendo era extremadamente peligroso. Había mostrado su forma de raza y ahora perdería el conocimiento hasta que saliera el sol. Pero no le quedaba de otra. «Ojalá no me mates, señor Gruñón. Sería muy poco simpático de tu parte.» Las luciérnagas habían comenzado a volar a su alrededor, aceptándole como una parte más de la naturaleza del parque.
Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
por Vincent Schwarz Lun Mar 08, 2021 10:48 pm
Lentamente sus ojos se cerraban, totalmente pesados los párpados, su cuerpo le pedía a gritos que descansara en ese lugar, en ese momento. Apenas con las fuerzas para presenciar lo que iba a pasar, cabeceando de vez en cuando, sintiendo la guitarra ajena a su lado. un profundo bostezo, lágrimas brotaban de sus ojos, demonios, entre más tiempo pasaba era mucho más difícil estar consciente.
Respiró profundamente, no podía resistir más. Sus ojos se pasearon al chico una última vez, viendo como se transformaba por completo un árbol antes de caer en los brazos de morfeo y descansar su cuerpo adolorido por la noche con el gentil viento de la velada. Con una caricia en su mejilla gracias a la naturaleza amable, la profundidad del sueño fue vasta que parecía no tener fin, que era como estar en el infinito.
Un abismo de eterna oscuridad.
Estaba flotando en un océano sin fin, ahí en lo profundo, respirando tranquilamente, no podía soñar, por lo menos no sentía que lo hacía, todo estaba en blanco y en negro y no se mostraba otro color más en este momento. Era relajante. No había sentido esta paz interior desde hace tiempo. Desde que se separó de ella… ¿Ella? lentamente sus memorias volvían como fragmentos flotantes. Estaba ella, a veces en el parque, otras veces paseando en su automóvil.
Otras más solamente en el sofá de su departamento viendo una película que ella había escogido.
Recuerdos borrosos que apenas se mantenían en su memoria, y en eso despertó, observando el amanecer que estaba saliendo a lo lejos, ¿Cuántas horas había dormido? Sentía el frío mañanero de este día. Se sentía cansado aún, pero no quería recordar, no le gustaba para nada. Simplemente era dolor que deseaba evitar. Ladeo la cabeza a un lado y después al otro, relamió sus labios y sus ojos se pasearon para observar la guitarra a su lado. La agarró y pasó sus dedos de nuevo por las cuerdas, tal vez en otra ocasión.
Era mejor olvidar.
Dejó su cajetilla y su encendedor a un lado de la guitarra, y con un sutil suspiro comenzó a caminar, pasando por el árbol en el cual se había transformado Connor. Sus pasos sonaban y se alejaban de ese ente y de las cosas. No quería ser recibido por alguna palabra, algún saludo que el otro cuando despertara dijese... ayer… fue solamente la excepción, ¿No? No le importaba en lo absoluto o por lo menos eso pensaba. Eso era lo que quería creer.
su mente comenzaba a perderse de nuevo en pensamientos indeseados, en cosas que no debían de estar ahí, en reflexionar lo que estaba haciendo. Todo está mal, demasiado mal. Negó con la cabeza una vez más, no necesitaba a nadie, no deseaba nada más que el simple hecho de pelear y morir.
Se detuvo, ya lejos del parque, y quiso girar su cabeza para ver lo que estaba abandonando, pero antes de poder hacerlo sus pasos lo obligaron a seguir su camino. No hablar con personas, no tener ninguna conexión con alguien.
solo fue una noche para romper la rutina de un sanguinario… de un matón como lo había dicho el peliblanco. Si, eso era lo que era y no iba a cambiar. ¿Por qué? Era una buena pregunta, no tenía una respuesta en su mente, no ahora. Alguna explicación lógica para ello en este momento no estaba disponible.
Respiró profundamente, no podía resistir más. Sus ojos se pasearon al chico una última vez, viendo como se transformaba por completo un árbol antes de caer en los brazos de morfeo y descansar su cuerpo adolorido por la noche con el gentil viento de la velada. Con una caricia en su mejilla gracias a la naturaleza amable, la profundidad del sueño fue vasta que parecía no tener fin, que era como estar en el infinito.
Un abismo de eterna oscuridad.
Estaba flotando en un océano sin fin, ahí en lo profundo, respirando tranquilamente, no podía soñar, por lo menos no sentía que lo hacía, todo estaba en blanco y en negro y no se mostraba otro color más en este momento. Era relajante. No había sentido esta paz interior desde hace tiempo. Desde que se separó de ella… ¿Ella? lentamente sus memorias volvían como fragmentos flotantes. Estaba ella, a veces en el parque, otras veces paseando en su automóvil.
Otras más solamente en el sofá de su departamento viendo una película que ella había escogido.
Recuerdos borrosos que apenas se mantenían en su memoria, y en eso despertó, observando el amanecer que estaba saliendo a lo lejos, ¿Cuántas horas había dormido? Sentía el frío mañanero de este día. Se sentía cansado aún, pero no quería recordar, no le gustaba para nada. Simplemente era dolor que deseaba evitar. Ladeo la cabeza a un lado y después al otro, relamió sus labios y sus ojos se pasearon para observar la guitarra a su lado. La agarró y pasó sus dedos de nuevo por las cuerdas, tal vez en otra ocasión.
Era mejor olvidar.
Dejó su cajetilla y su encendedor a un lado de la guitarra, y con un sutil suspiro comenzó a caminar, pasando por el árbol en el cual se había transformado Connor. Sus pasos sonaban y se alejaban de ese ente y de las cosas. No quería ser recibido por alguna palabra, algún saludo que el otro cuando despertara dijese... ayer… fue solamente la excepción, ¿No? No le importaba en lo absoluto o por lo menos eso pensaba. Eso era lo que quería creer.
su mente comenzaba a perderse de nuevo en pensamientos indeseados, en cosas que no debían de estar ahí, en reflexionar lo que estaba haciendo. Todo está mal, demasiado mal. Negó con la cabeza una vez más, no necesitaba a nadie, no deseaba nada más que el simple hecho de pelear y morir.
Se detuvo, ya lejos del parque, y quiso girar su cabeza para ver lo que estaba abandonando, pero antes de poder hacerlo sus pasos lo obligaron a seguir su camino. No hablar con personas, no tener ninguna conexión con alguien.
solo fue una noche para romper la rutina de un sanguinario… de un matón como lo había dicho el peliblanco. Si, eso era lo que era y no iba a cambiar. ¿Por qué? Era una buena pregunta, no tenía una respuesta en su mente, no ahora. Alguna explicación lógica para ello en este momento no estaba disponible.
Vincent SchwarzVincent Schwarz
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Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)Re: En la mirada de las luciérnagas (Priv. Connor & Vincent)
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