Un Bialy de 16 años se preparaba para la clase de educación física, en ese momento su cabello no era demasiado largo, apenas se podía aguantar con una coleta, usaba gafas pero se las quitaba para esa clase en específica, era alto, con el cuerpo fornido, y además era un poco distinto a como los demás se lo hubieran imaginado, después de todo estaba en plena adolescencia, donde los chicos solo querían divertirse y no ir a la escuela, él era un tanto parecido a esos chicos, solo que si le tomaba la importancia necesaria a las clases.

Los amigos no le faltaban, el era sociable, con quien aún no terminaba de encajar por completo era esa peculiar chica de cabello rosado, bastante llamativa y ruidosa, pero no le desagradaba en lo absoluto, al contrario, le parecía bien graciosa y enérgica, la cuestión era que no hablaban casi en nada, apenas y se conocían.
Por esa razón se extrañó bastante cuando además de gritar que no quería trotar, y que quería jugar, llamarlo a ''su equipo'' así de la nada, mucho menos con ese apodo tan... Ridículo Peculiar.
Pero al profesor de educación física por lo menor no le molestó la propuesta, de hecho, le agrado.. Y fue porque tuvo una idea un tanto desagradable.

-¡Bien! Escuchenme, pueden jugar volleyball, pero con una condición, ¡El equipo perdedor le dará veinte vueltas al gimnasio! ¡A Jugar!. - Y sonó el silbato. Eso fue casi igual que hacer un pacto con el diablo, y no todos estaban realmente felices con semejante sentencia, así que eso motivó y asustó tanto a las chicas como a los chicos, y por supuesto, los equipos debían ser mixtos, entre seis jugadores.

Al menos ya él estaba ''elegido'', no le molestó ir con Juliette, esperando a que dos chicos y dos chicas más luego de elegirlos vinieran con ellos, el equipo no estaba nada, nada mal. Pero no podría decir que estaba tan confiado. Pero por otro lado, eso no lo desmotivó.
Se acercó por un costado a la de cabellos rosas, con una sonrisilla en su rostro. - ¿Bialybuu? ¿En serio? Quizás debas trabajar para elegir otro. - Le burló un poco para romper el hielo, después de todo, eran compañeros. Empezó a estirarse y calentar un poco como el resto de sus compañeros, así evitar algún accidente a futuro, y entonces el silbato volvió a sonar, dándole las indicaciones a los estudiantes para empezar su partida, la partida que definiría su muerte en el gimnasio por esas benditas veinte vueltas.

-¿Lista? Espero sepas moverte. - Le animó, Bialy era bueno en el deporte, así que no iba a ser tan terrible de su parte, tenía confianza en Juliette, pero del resto estaba un poco dudoso al no saber su potencial.

Entonces el albino si la miró como si se le fuera zafado un tornillo. ¿Salir? ¿Ellos?, además de pensar que estaba loca,  la miró con impresión. Ninguna chica se había atrevido a pedírselo de frente. Ellas hacían la clásica entregas de notas y cartas, de amor, otras se limitaban a cuchichear y verlo pasar, pero nada demasiado frontal.

Tal vez solo por eso, lo hizo reír, porque era extraña, y eso le agradaba.

—Estoy seguro de que si. — Añadió con diversión, antes de cerrar la botella, la dejó a un para entonces volver la mirada hacia Juliette. — Como quieras, no tengo problema, pero yo invito. — Añadió relajado, no iba a dejar que ella pagara por si, sentía que era su deber como caballero que era, y no tenía problemas con salir por ahí con una chica, para nada, le vendría bien cambiar de aires un poco y conocer más a quien lo rodeaba.

La pregunta que le hizo luego lo hizo pensar. No pensaba demasiado en el futuro ya que siempre podían dar muchas vueltas, pero sí había algo que le llamaba la atención desde hace un tiempo.

—Pues... Me gusta mucho la Biología. Tal vez me vuelva profesor. — Respondió casual. A el le fascinaba la ciencia, la lógica, y muchas cosas más relacionabas. Sus notas eran impecables, su conocimiento era extenso, así que, ¿Por qué no aprovecharlo en enseñarle a otros?  Claro que existían otras opciones, pero por ahora, era la principal.Por un momento perdió la vista en la cancha, donde se escuchaba el trote de sus colegas por la misma, casi sentía lástima por ellos y de escuchar sus quejidos de cansancio.

—Lo vas a lograr. —Animó, aunque habló con un tono tan monótono que pareció un simple comentario, sin embargo, no lo era. — Todo con dedicación se cumple, ante las situaciones más adversas, si perseveras, alcanzas. — Se encogió de hombros con despreocupación, pero al volver a mirar a la de cabello rosa, le sonrió con gusto, una sonrisa tranquila.

—Entonces, ¿A donde quieres ir? conozco un buen sitio de comida, hacen las mejores hamburguesas y batidos de la ciudad. —Sonaba extraño decirlo en voz alta, ya que parecía una cita. Se puso de pie para estirar el cuerpo, la clase ya estaba a punto de acabar, luego verían la clase de Historia, que en realidad era muy aburrida, nunca fue fanático de ella, además la hora le venía pésima: El cansancio de Deporte para luego ir a dormir en historia.