Tiffany es una chica bastante simple de entender. Simple de describir. Simple... De todo, en realidad. Nadie está esperando ver su nombre en los nominados a algún premio Nobel, apenas y ha logrado pasar de curso cada año. Tiene déficit atencional hiperactivo, pero en vez de medicarse simplemente usaba toda su energía en lo que en realidad le apasiona en la vida: Los deportes.

Nunca se le verá siendo mala a propósito, pero Tiffany es extremadamente descuidada cuando se trata del resto. No piensa antes de hablar (O en absoluto, la mayoría del tiempo) y no es capaz de reprimir impulsos cuando los tiene. Se comporta bastante como una niña a pesar de estar a un año de graduarse. Olvida que sus acciones tienen consecuencias y repercuten en el resto.

Ella es extremadamente simpática, no juzga a nadie, no tiene problemas con nadie, en realidad no se complica la existencia en absoluto. Es imposible enojarse demasiado tiempo con ella, Tiffany simplemente es demasiado idiotapura como para tener una pizca de malicia en ella. Es extremadamente simpática, su carisma es difícil de ignorar. Jugarretas, bromas, chistes, una carcajada contagiosa, no se puede estar de mal genio a su lado.

Cuando le hacen saber que sus acciones causaron dolor, inmediatamente se siente horrible, se disculpa hasta el cansancio, intenta entender por qué, y luego... Pues, se le olvida, quizás a veces logra entender lo suficiente como para no cometer el mismo error más de unas... Cuantas veces.

Y es que Tiffany en realidad parece patinar por la vida. Lo único que se toma en serio son los deportes. Los adora. Era lo que consumía la mayoría de su tiempo. Cada día después de clases, y competía todos los fines de semana sin falta. En los veranos descansaba de hacer deportes aprendiendo a jugar otro distinto. Su especialidad era el atletismo. Cuando hace deportes, todo en su cabeza se aclara, se silencia, se organiza. Es el único momento en que puede sentirse realmente concentrada, y satisfecha con lo que está haciendo.

Lo único que ha cambiado después de la bomba es lo que sucede cuando está en peligro. Su actitud ligera y alegre entra en conflicto con su temor a morir, a que la muerdan, a infectarse, a enloquecer. Tiffany quiere sobrevivir a toda costa, y eso conlleva tener que protegerse de cualquier manera posible. Entra en modo de sobrevivencia cuando es necesario, como si un botón se apretara dentro de su cabeza, logra concentrarse por completo como nunca antes, al punto en que su personalidad parece esfumarse. Hace lo necesario, eso es todo.

Y luego puede sentir el dolor que causó a quienes tuvo que asesinar, resonando con aquellas almas. Es un proceso bastante doloroso, pero al final Tiffany parece olvidarlo todo, disocia por completo. Cuando es empujada a ese límite, la Reaper no recuerda lo sucedido. En un momento está en peligro, en el otro siente el dolor agonizante de un alma no cosechada. Nunca se ha sentado a pensar o intentar procesar lo que ocurre entremedio.
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Tiffany Humana:
Es una atleta hecha y derecha. Los músculos se marcan por todo su cuerpo, aunque es bastante flaquita y de estatura normal (1.68) es fácil asumir que es deportista. De tez bastante pálida, pelo largo y de un morado oscuro que usualmente lleva en dos coletas altas, y ojos violeta, Tiffany es difícil de ignorar, en especial porque siempre está en movimiento. Nunca en la vida se está quieta. De describir su apariencia en una palabra, Tiffany es extremadamente tierna. Tiene pinta de ser simpática sólo al ponerle los ojos encima.

Al evento fue con el uniforme escolar, y eso es lo que lleva todo el tiempo. Todavía tiene su gargantilla negra, un regalo de uno de sus amigos, sus guantes largos de rayas, y las cintas con que adorna sus coletas. Accesorios que no ha perdido de pura suerte y nada más. Además, encontró sus rodilleras en su casillero y las lleva puestas la mayoría del tiempo.

Humana:

Tiffany Reaper:
Su cuerpo no cambia demasiado en su forma de raza, no en comparación a otras personas. De su frente nacen cachos de hueso que se envuelven en las cintas que trae, también le crece una cola de hueso bastante larga. Su lado derecho se cubre de una capa oscura que se estira por su piel, como si de una infección se tratase, con lo que parecen ser venas moradas, y algunas espinas que sobresalen de su brazo y pierna. Es un poco dura al tacto, como si fueran escamas suaves. Sus ojos brillan de un morado claro intenso, como si fueran luces de neón.
Tiffany pierde la mayoría de su ropa. Guantes, ropa interior, zapatos, una tela blanca que lleva amarrada a las caderas, y varias correas negras son lo único que cubre su cuerpo.

Forma de Raza:

Bubba:
Es un shiba inu pequeñito. Tiene cara de idiota, no parece familiar de Reaper en absoluto, y es fácil pensar que es sólo un perro que se quedó atascado en ese mundo. Normalmente Tiffany lo lleva en sus brazos, o se encuentra en el suelo muy cerca de ella, o sobre su cabeza.

Tiffany y Bubba:

Tiffany Hale nació y creció en Grendelshire. Las únicas veces que salía de la isla era para competir en distintas partes de Inglaterra y el resto del Reino Unido.  Sus primeros años escolares los pasó en Pompouny, pero sus padres rápidamente se dieron cuenta de que la chica no encajaba ahí. Ni el uniforme, ni los profesores estrictos, ni los compañeros serios le acomodaban en absoluto. El resto del tiempo lo pasó en Fallgate, que le iba como anillo al dedo. Quizás demasiado, la chica pasó raspando varios años con notas casi inaceptables, lo único que le salvaba de repetir de curso era su carrera atlética.

Le interesa, o en realidad le interesaba aprender, pero simplemente se le hacía imposible. Tiffany miraba a su alrededor en clases, notando que todos parecían concentrados, y no podía hacer que su cerebro hiciera lo mismo. En algún momento dejó de intentarlo, dejó de sentirse más tonta que el resto, dejó de compararse y ya. ¿Para qué amargarse la vida por algo que simplemente era incapaz de hacer? ¡Ella corría más rápido! ¡Saltaba más alto! ¿No era eso más importante que hacer sumas sin una calculadora? Este vuelco llenó su vida de alivio y felicidad, ya no tenía nada de qué preocuparse. Hacía lo que podía en el colegio, y eso era todo.

Los deportes eran su vida. Claramente ella había sido hecha para correr y no pensar demasiado, y eso estaba bien. A los catorce, la reclutaron en una competencia nacional de atletismo, querían inscribirla en un programa para poder competir en las olimpíadas. ¡Así de buena era! Lamentablemente, los padres de Tiffany sólo querían que terminara el colegio, que fuese una niña normal, y no deseaban que su hija sufriera de toda la presión que aquello implicaba.

A Tiffany nunca le costó hacer amigos, ni mantenerlos, en realidad es cariñosa, bastante de piel, y entregada con la gente que quiere. Creció alrededor de grupos de amigos, risas y entrenamientos. Nada demasiado importante, su vida fue en extremo tranquila hasta el día del Evento.

En realidad nunca prestó atención a las preparaciones. No tenía tiempo para ayudar demasiado, aunque en los días antes sí había movido cajas, mesas, y cosas por el estilo de un lado a otro cuando se lo habían pedido. ¿Qué día era? Ni recordaba, se dirigió a Fallgate desde su casa vestida con el uniforme normal. Era viernes, lógicamente ese día sí había clases, y el evento sería el sábado. ¿Y toda esta gente? ¡UPS!

Sólo notó su error cuando ya estaba a una cuadra del colegio, demasiado tarde como para devolverse y elegir otra ropa. Simplemente se encogió de hombros y recibió varias burlas de su grupo de amigos durante la mañana. Pasó por cada juego, cada stand de comida, notó que había un concierto preparado, era demasiado estímulo, demasiadas cosas para que Tiffany pudiese concentrarse en solo una. Como una bala corría de un lado para otro, cada vez más emocionada, tironeando a sus amigos detrás de ella.

No estaba cansada, pero sí se alejó de la multitud con la persona que le gustaba en ese momento. Caminaron hacia el taller, hablando de la comida más sabrosa que habían probado, y luego... ¿Qué era eso? Un gas azul que los envolvió por completo. Tiffany sintió que su corazón latía más y más y más y más y másymásymásymás rápido, tanto que se cansaba, que le dolía, que sentía que se estaba desgarrando, y luego perdió el conocimiento.

Escuchó las reglas, pero no le hicieron sentido, no entendió en absoluto. Todo era demasiado confuso. ¿Reaper? ¿Qué era eso? Su cabeza era un lío, lo único que logró escuchar fue aquella raza, y al parecer fue suficiente. Al despertar, había alguien frente a ella. No lo reconoció, y lo primero que pensó fue que era un zombie. ¡Un apocalipsis zombie! Eso tenía que ser. El zombie se le acercaba, como si estuviese loco, babeaba, y... Tiffany no recuerda nada más.



Tenía una herida en su brazo, una mordida, una pala en su mano, y un... ¿Perro?  

¿Qué le pasaba a su cuerpo? Estaba segura de que el zombie -que había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos- le había mordido. Tenía que sobrevivir esta apocalipsis a como de lugar, no tenía interés en convertirse en uno de ellos. Sí, era extremadamente distinto a las películas, o a lo que Tiffany creyó sería el apocalipsis zombie, pero ahora estaba ahí y lo único que podía hacer era usar todos sus recursos para sobrevivir.

Eventualmente descubrió que habían distintas razas, que habían más Reapers, y se unió a ellos. La chica no entiende nada, y en realidad no le ha dado demasiadas vueltas al asunto. No le importa qué está pasando, ni si hay culpables, ni nada. Sólo quiere sobrevivir.

✹ Le gustaba tocar la guitarra. Era horrorosa, nunca logró hacerlo bien, pero Tiffany le ponía tanto empeño que nadie nunca tuvo el corazón para decirle.
✹ Técnicamente nunca ha tenido novia o novio, en realidad no ha pensado en su orientación sexual, si a Tiffany le gusta alguien, normalmente toma la iniciativa. Se aburre fácil, y como nunca habla las cosas ni busca nada serio deja corazones rotos por todas partes sin darse cuenta.
✹ Quería competir en las Olimpíadas, pero sus padres no le permitieron dejar la escuela para entrar en el programa.
✹ Conoce y juega todo tipo de deportes. Fútbol, basketball, rugby, hockey, tennis, posta, cross country, carreras de velocidad, salto alto, tiro de jabalina, gimnasia, la lista es eterna.
✹ Le encantan los animales.
✹ Le gusta mucho el kpop, pero claramente no conoce el idioma. Esto resulta en un cantito bastante idiota donde intenta imitar los sonidos que escucha.
✹ No entiende muy bien las reglas, ni cómo funciona todo, ni qué significan, o a qué se refieren. Como resultado, las rompe a diestra y siniestra.
✹ Cree que lo que ocurrió el día del Evento fue un apocalipsis zombie. Claramente el brote había sido en Grendelshire y alguien había decidido reventar la islita en vez de dejar que se expandiera por el resto del mundo. No le guarda rencor a nadie por ello, aunque esta apocalipsis zombie es extremadamente distinta a lo que ella creía que sucedería.
✹ Tiene déficit atencional hiperactivo bastante severo, y como resultado, dentro de varias otras cosas, se le hace extremadamente difícil poner atención a cualquier cosa por un tiempo prolongado. La única excepción es cuando hace deportes.
✹ No ha muerto ni una sola vez.