Ojos puestos en la pared de madera que estaba enfrente, no había podido dormir, o más bien, no era su deseo dormir en ese momento. Ese día había uno en donde aquel vampiro, con una copa hecha de sus propias sombras disfrutaba, teniendo en el momento un poco de sangre de alguna alma desafortunada que fue capturada y devorada por los vampiros más… primitivos. Sentado de igual manera en sus sombras, lo que parecía ser un sofá, le dió un tranquilo sorbo, rodeado por las sombras de su habilidad, oculto en lo profundo del taller, él podía ver a través de estas, pero los demás no, era un pequeño espacio privado que había reclamado y nadie objetaba al respecto.

¿Qué era lo que estaba pasando en sus alrededores? No mucho, la actividad de los vampiros nada más y nada menos. Escuchaba algunas discusiones, algunas peleas por la comida, no iba a meter mano, nunca lo había hecho, y no es algo que iba a ser en un futuro, aunque, de cierta manera, le daba disgusto saber que ni siquiera los de su propia raza pueden controlarse, no, en lugar de eso se mostraban salvajes, despiadados.

¿Qué había pasado a la mitología vampiresa? Aquellas leyendas que mostraba esta raza llena de glamour, elegancia y sadismo. De manipulación, de noches de disfrute, bailes de gala, del consumo constante de sangre de alguna dama o caballero que cayeran en el carisma de un vampiro. Esas leyendas son las que más le gustaba, que romantizar una raza extraña, perdida, era un placer. Un placer el cual solamente se quedaba dentro de él, al parecer, porque observaba todo lo contrario.

Negó la cabeza suavemente mientras tomaba un poco de su copa, la sangre se debía de disfrutar como un buen vino, y los demás no sabían cómo, simplemente devoraban y tomaban de una manera libertina, sin disfrutar realmente lo que era una exquisitez, el manjar de los dioses. Un suspiro se resbaló de sus labios, ellos no lo molestaban, y él tampoco les hacía nada, ese era el trato que habían hecho en silencio.

Había maneras de demostrar quien era el más fuerte, la más rápida fue matar a unos cuantos que estaban molestando. claro, podía haberlos ignorado y seguir por su camino, pero realmente no podía tolerar que su raza se pelee entre ellos, y una lección era necesaria. Hasta el momento, había funcionado. Relamió sus labios, capturando la escasa sangre que quedaba impregnada en sus labios. La tarde pasaba sin ningún problema, pero a veces su mente viajaba a zonas las cuales eran una fibra sensible a su ser. Así era cada día desde hace semanas, meses que ha estado en este lugar olvidado por dios, una sonrisa se mostró en sus labios, el tiempo invertido en este lugar había sido de lo más interesante hasta el momento.

¿En donde estaba ahora aquella mujer que recibía toda la atención del vampiro? Pensando en eso, las dudas comenzaban a surgir, lentamente pero de manera progresiva, no era de preocupación, sino más bien de curiosidad e interés. Cerró sus por un momento, pasando su copa por su nariz, respirando profundamente, esta sangre era de una persona jóven, no le gustaba mucho el sabor, pero no podía dejarlo reposar como usualmente lo hacía, aquí lamentablemente no había lugar para eso. Otro trago más, el último y con un rápido movimiento de dedos hizo desaparecer la copa. Se quedaba ahí, observando la pared, tan sólo esperando. Llegó un momento donde los vampiros se esparcieron en busca de alimento, de nuevas presas. Esperaba sin expectativas realmente, iba a ser una sorpresa que encontraran sangre que a él le gustaba.

De un momento a otro se levantó, estirando ya sus piernas, dejando que el sofá se desvaneciera en sus espaldas. Agarró su confiable bastón que las sombras con amabilidad se lo habían posado. En la oscuridad del taller observó a alguien afuera. Parece que hay visitas y no había nadie quien las recibiera. Acomodó su camisa de botones de color oscuro, reviso que sus zapatillas estuvieran relucientes, se peinó algunos mechones rebeldes de su cabello y comenzó a caminar hacia la persona, una desconocida ante sus ojos sin lugar a dudas.

Las sombras se separaron y se esparcieron, como por arte de magia había aparecido desde la oscuridad del taller, pasos tranquilos, firmes, lentos que eran acompañados por un golpeteo de un bastón que tenía en su mano, cuyo pomo era de una cabeza de serpiente. Todo bien cuidado, con total higiene a comparación de los demás, era extraño ver a alguien de un aspecto tan formal y limpio, pero como no hacerlo, así destacaba mucho más.

-Buenas señorita- Dijo con una pequeña sonrisa, deteniéndose en la entrada del taller, un paso más y estaba en el exterior. Sus ojos pasaron de arriba a abajo, demasiado joven, una alumna tal vez de esta escuela. Respiró profundamente -Mi nombre es Valentine, Adam Valentine, placer en recibirla en este… digamos, provisional hogar de los vampiros, ¿Cuál es el nombre de esta dama que se presenta?- hablaba de una manera elegante, un poco excéntrica, pero era su forma de ser y no podía cambiar ese hecho.

-¿Y a qué se debe su presencia ante tal humilde morada?- otra pregunta dispara de sus labios, sus ojos grises que se colaban en los rojizos ajenos, sus manos enfrente de él recargadas en su bastón, una pequeña sonrisa que demostraba calma y hasta eso un cálido recibimiento amistoso, no era salvaje como sus compañeros, no, por lo menos no había cabida de que, hasta el momento, era el que más se comportaba de todo ellos. Si hubiera sido otro no negaba de que esta chica enfrente hubiera acabado… mal, o por lo menos eso observaba juzgando por apariencia solamente, ¿Pero quién sabe? A veces las apariencias son engañosas y realmente se oculta algo más oscuro.

Ante las palabras ajenas, asintió con la cabeza con su infame sonrisa que se pintaba en sus labios, una que recibía a cualquier persona, y al escuchar el nombre de la ajena cerró sus ojos, asintiendo, absorbiendo el nombre, analizándolo por un momento, haciendo por mientras una pequeña reverencia con su cabeza. Sin decir nada más abrió sus ojos, observando de pies a cabeza de nuevo, un poco herida en diferentes partes, más que nada por el tiempo que ella había pasado sola.

Ante eso le parecía el nombre ajeno, Lilith, como la demonio que se hablaba en el folklore judío, una figura femenina bastante hermosa de hecho, como lo representaban en los diferentes medios visuales, y junto con este nombre un apellido inglés, no desconocido, es más, parecía ser común, no le dio tanta importancia ni tampoco significado al respecto, pero de algo estaba seguro y es que el nombre le sonaba de alguna parte que en su gran biblioteca mental no podía dar en el punto, por lo menos en el momento, pero lo que si le estaba agradando era como hablaba, como ella se expresaba, como con ese pequeño movimiento daba señal de respeto, visto usualmente por gente cuya educación ha sido formal y a la vez un infierno o imitadores que podrían verse más educados que lo que en verdad eran, sea como sea, una señal de respeto siempre era apreciada.

-Es lo que puedo presenciar señorita Beker- comentó, aún sosteniendo el bastón entre sus manos -la vida de un solitario es difícil, pero tiene sus ventajas- sus palabras formales, elegantes se formaban con un tono agradable -y como parte de la raza es bienvenida, en el momento no hay vampiros, salieron a preparar trampas y a buscar potenciales presas- y con esto dicho dio un pequeño golpe al suelo con su bastón, era más una costumbre para tener la atención de los demás, pero no lo hacía con malas intenciones.

-Adelante, no está nada mal alimentarse, y le aseguro que le será proporcionada alimento mientras se quede con nosotros- claro, ver a sus hermanos y hermanas pelear por alimento siempre ha sido algo que no le había gustado, los vampiros tenían que ser civilizados, elegantes, demostrar que tienen más clase que los demás, y claro, le disgustaba que fueran unas bestias, salvajes que luchaban por la presa en las noches. Mientras que nadie reclamaba el liderazgo, él estaba ahí no para guiarlos, sino para enseñarles, para demostrar que pueden ser mucho mejores de los demás si cooperan, por lo menos era un comienzo de demostrar lo que realmente eran y para hacer que las historias dramatizadas en las novelas y cuentos fueran verdad. Aunque para el momento, el contacto que tenía con ellos era mínimo, solamente le entregaban la sangre de la noche cuando el moreno estaba en el taller, y aunque no estaba le apartaban un poco de sangre la cual era depositada en su confiable copa de madera, oh, las referencias bíblicas estaban al punto.

Sus ojos se posaron en la ajena, en cómo tomaba de su bola de sangre, era una buena manera de guardar el alimento, pero él prefería ponerlos en botellas de vino y dejar que reposen en frío como si fuera una clase de vino tinto de alta marca, pero aquí era imposible hacer eso, por lo menos en el momento por lo que se conformaba de beber de la sangre ajena de su copa que cargaba y que mantenía limpia, presentable y que en este momento las sombras la protegían.

Observó a un lado, ahí afuera por arriba de ella, respiró profundamente, disfrutando de la vista que tenía del área desde la entrada del taller, el exterior que se teñía de un hermoso color anaranjado y lentamente pasaba a ser cubierto por el manto helado de la noche, y era ese momento para que los demás actuarán.

-Pase por favor, si es que no tiene planes para esta noche claro está- dijo, agarrando ahora el bastón por en medio y con una mano y apuntando al interior del taller. No era grande, tampoco era lo más elegante, pero por lo menos había sido arreglado y el interior no se encontraba en mal estado, aunque más trabajo le hacía falta para poder ser una digna morada para las criaturas de la noche.

-Si me deja ser directo, ¿Cuál fue la razón que hizo separarse del grupo?- preguntó mientras daba pasos firmes y hasta eso rítmicos que resonaban por el actualmente vacío lugar hacía en medio, ahí donde por lo menos él podía hablar sin problema alguno, sin algún oído extra que los escuchara -¿Y qué habilidades puede ofrecer? El grupo se basa en cooperación, o por lo menos eso es lo que quiero creer- Cuando llegó se giró sobre sus talones para mirarla, poniendo de nuevo su bastón en el suelo, en medio de él, unos cinco centímetros enfrente, como si ese movimiento y esa pose la hubiera practicado miles de veces que ya salía completamente natural y en este momento esperaba respuesta de la ajena, clavando sus ojos de nuevo en ella, expectante.

Interesante, entonces solamente no se había reincorporado a lois de su raza en estos meses, una pequeña sonrisa en su rostro, la típica que siempre cargaba, que siempre enseñaba a los seres mortales que se atrevían a platicar con él, a entablar una conversación, aunque claro, esto solamente era una máscara, como si fuera un juego, mantener las apariencias para que no fuera descubierto. Pasó su lengua por sus colmillos, un pequeño juego claramente.

Una nueva compañía, era algo que no esperaba, peor bueno, en este mundo, ¿Que podía esperar? Simplemente era continuar con el rumbo que el destino había preparado para ellos, aunque ese pensamiento siempre le había molestado. Que algo esté controlando los hilos de sus acciones, que siempre había algo planeado algo mucho más allá. No aceptaba esa idea, y en lugar de eso era mucho mejor para él aceptar la teoría de la acción - consecuencia, o mejor dicho, el efecto dominó, donde una pequeña acción podría cambiar el rumbo de las cosas, pero las fichas que  caían, si, esas que se volvían cada vez más grandes deseaba controlarlas con sus manos, tener ese poder conlleva a mucho esfuerzo, a mucha planeación y secuaces para hacerlo, pero por ahora, observando la situación, no podía hacerlo… tal vez, no hasta que supo sobre la presencia de la ajena.

Un peón, posiblemente, tenía que jugar sus cartas bien si quería tener una pieza de ajedrez en este infierno. Una oportunidad de saber en qué dirección ir, más que nada porque él estaría controlando todo tras bambalinas. sus ojos se clavaron en la ajena, pasando discretamente su mirada de arriba hacia abajo, tan sólo dejando que ese pensamiento estuviera constantemente en su cabeza, sin irse pero tampoco sin darle la importancia necesaria.

Escuchó con atención sus habilidades, los poderes otorgados por la sangre que ella cargaba, por la raza elegida, asintió con la cabeza ante sus palabras, pensando por un momento en cómo todo eso podía servir ante la comunidad de vampiros en donde habitaban -Su habilidad de las esferas sería útil en racionar el alimento en corto plazo, hacerse murciélago… servirá al momento de recolectar información, y ecolocalización, interesante, en estos momentos no es algo que pueda servir, tendrá un uso en el futuro, hablando claro referente al grupo en cuestión, y lo de su regeneración a base de sangre, una habilidad personal pero bienvenida, si se puede evitar conseguir más artículos médicos es mejor- un repaso de sus habilidades y del uso que se podría dar en la comunidad, claro, por ahora no era mucho, pero cuando pudieran pasar la neblina… si los rumores eran ciertos entonces sería mucho más útil de lo esperado.

-Claro, llámeme Adam señorita Beker, o realmente como guste, no tengo problema en que sea de manera informal o formal- con una voz caballerosa, con las manos posadas en su bastón, con unos ligeros movimientos de su mano derecha vestía sus palabras de la mejor manera posible, del tono más amable y formal que se podía dar dentro de este lugar.

Observó a un lado y después al otro, revisando si alguien más había regresado, no, aún no, los dos solos en este lugar, como si fuera una reunión privada, mucho mejor, no habría comentarios de seres primitivos que podrían interrumpir y destruir el ambiente que había preparado -En cuanto a lo que le podía contar de mi, no sabría decirle, tendrá que ser más específica que eso señorita Beker- dijo mientras que sus pies comenzaban a dar unos cuantos pasos a un lado y después al otro, no de una manera ansiosa o desesperada, sino más bien de una manera en la cual podría organizar sus pensamientos e ideas.

-Si se refiere a mis habilidades- Con una sonrisa levantó su mano derecha y como si fuera maestro de una orquesta maquiavélica provocó que todas las sombras se movieron al unísono, creando lo que sería un sofá de una plaza a un lado de ella -Si sería tan amable de tomar asiento- mencionó, haciendo que la textura de sus sombras fueran similares a terciopelo, y al igual que ese sofá para el mismo formó un sillón Lounge Chair & Ottoman, o por lo menos una réplica bastante convincente, con la única diferencia de que era a base de la oscuridad de su alrededor, pero cómodo se sentía.

-Esta es una de mis habilidades señorita Beker, ahora déjeme hacerle una pregunta, ¿A qué se dedicaba antes del infortunado evento?- preguntó, con una mano en su bastón, ligeramente fuera del centro mientras que la otra mano se extendió hacia adelante, solamente para aparecer una copa de vino, la misma la cual estaba tomando antes de que ella llegara, aún con líquido adentro que prosiguió en tomar con tranquilidad.

Esperaba la respuesta ajena, que la noche era mucho más temprano de lo que se podría imaginar, que la noche era joven, que el día había comenzado para las criaturas de la noche eterna.

Llamarla por su nombre será, que el vampiro solamente mencionaba su apellido por pura caballerosidad y modales, pero no estaba en contra de lo que había dicho. Sonrisa en su rostro, un ligero movimiento de su cabeza aceptaba sus palabras. Y así fueron con más y más palabras, que la noche era aún joven y que por el momento no había apuro alguno.

Bebiendo con lentitud de su copa la escuchaba, ponía atención a sus palabras, que lo joven que era, era interesante como había escogido el mundo del espectáculo, pero, ¿Qué podía decir? Con el cuerpo y el rostro que la ajena poseía era convincente. Ladeó la sonrisa ante esa risa, claro, no la conocía, pero podía hacer un poco de investigación para estar seguros, de todas maneras, la curiosidad de este moreno era mucho más de lo que podía aguantar. ¿Portada de alguna revista? Estaba pensando si es que no la hubiera visto de reojo, pero el área de entretenimiento no estaba ligada a sus negocios. Pensó por un momento, cerrando sus ojos, posiblemente, pero el recuerdo que busca podría ser tan vago que sería una excavación en sus recuerdos y realmente era tan trivial e insignificante que no quería perder más tiempo en ello.

Ante la pregunta de la ajena se acomodó en su asiento, mirando hacia un lado mientras que degustaba la sangre que tenía en la copa, moviéndola entre sus dedos, con un agarre delicado tenía, y disfrutaba de cada momento que la sangre estaba en sus labios, en su lengua, en toda su boca. Tragó para finalmente pasarse el líquido que se había juntado y se preparó para dar una respuesta.

-Un inversionista especializado en el área del automovilismo e inmuebles- dijo finalmente, no tenía porqué mentir, era completamente honesto con ella -No hay nada interesante que te pueda decir, realmente es mover dinero, supervisar las diferentes empresas, dar opiniones estratégicas, retirar dinero a las empresas que no están haciendo lo suficiente para mí- serio, frío, calculador sonaba, realmente era dinero, el concepto de tenerlo físicamente se ha ido a la basura desde hace tiempo, todo era digital, completamente, todo se movía con tan sólo números que estaban atrapados en la red, una representación de quien era más rico que otro… oh, viva el capitalismo y la separación socioeconómica que los humanos inventaron para esto.

-Ahora que tenemos esto, le dio la bienvenida al grupo señorita Lilith, cuando lleguen los demás te voy a presentar y estarás bajo mi protección- decía, amablemente, o por lo menos algo similar a la amabilidad, tenía que proteger una pieza la cual parecía ser valiosa, una mujer, o por lo menos una adolescente la cual parecía tener el carisma en su forma de ser como en sus movimientos, no tan agraciados como esperaba, pero no podía escoger en el momento sus piezas. Respirando profundamente la observó de nuevo de pies a cabeza.

-Si tiene alguna pregunta este momento es el indicado, ya que no están los más… incivilizados en el momento. Somos un grupo peculiar, algunos siendo conquistados por su bestia interior, ya sabe, las hormonas alborotadas de algunas personas pueden ser peligrosas- de una forma de hablar que parecía despreciar a esos individuos, no soportaba aquellos que no se podían comportar, que solamente deseaban mostrar su fuerza y decidir que este lugar se conquistara por medio del ley de la selva como los mortales lo llamaban. Tan equivocados estaban, tan estúpidos eran.

Cerró sus ojos de nuevo, tan sólo disfrutando del aroma de la sangre en el momento, y abrió sus ojos al recordar algo -Disculpe, pero podría responderme una pregunta, ¿Qué había estado haciendo mientras se encontraba fuera del grupo? Esta pregunta es empujada por mi curiosidad, aunque no tiene porque responder a la duda- dijo sin mostrar mucho interés, más información no hacía mal a nadie, simplemente era cuestión de consentir su ambición y curiosidad, no hay alguna fuerza mayor en el momento.

Hasta eso disfrutaba de la persona que le estaba acompañando, no era maleducada, parecía poder comportarse y hasta el momento no había dado señas de las cuales desconfiar, solamente se le hacía extraño que ella se hubiera separado del grupo, tal vez socializar con los demás no era su punto fuerte, también una cualidad extraña al ser actriz y modelo, pero cada quien tenía sus máscaras que presentar ante las personas que la trataban.

Había sido una plática normal, elegante que por fin, después de varias semanas sin poder entablar una conversación que no fuera más allá de amenazas y palabras altisonantes. Que con una sonrisa y la tranquilidad ofrecida por el mismo mundo eran suficientes para él. Que con ese agradecimiento asintió con la cabeza.

-Unos ingratos es mejor dicho- le dijo mirando a un lado, teniendo el pensamiento de que los vampiros en la mayoría de las historias eran criaturas agraciadas y elegantes y se tenía que demostrar lo que realmente valen, no como la banda de anarquistas que son, aquellos cazadores de la noche sin regla alguna. Dejó salir un suspiro por ello, claramente no le gustó para nada.

Asintió ante su respuesta, observándola un poco, claro, no iba a decir nada más al respecto que no era ya de su interés ni de su curiosidad, con esas palabras estaba completamente satisfecho y con la copa de sangre en su mano la agito un poco para poder beber lo último que tenía antes de deshacer las sombras y que se unieran de nuevo en su profundo reposo hasta ser llamadas de nuevo. Relamió sus labios con cuidado, tratando de aprovechar el líquido tomado al máximo.

Respiró profundamente, mirando al techo por un momento antes de verla nuevamente, como se estaba acomodando en el asiento que había formado, y ante sus palabras se quedó pensando un poco antes de chasquear los dedos y formarse con sus sombras un colchón donde podría descansar.

-Ahí podría descansar todo lo que desee señorita Lilith- le indicó, tan sólo moviendo su rostro hacia el exterior, que con una mano se despedía y no iba a ofrecer más palabras por el momento, en lugar de eso está observando el exterior del taller por la puerta, estar sentado con un pie encima de su rodilla en una posición de tal confianza que parecía ser el líder de este grupo, pero se negaba, claramente no tenía el interés suficiente para manejar a los vampiros.

Y con esto concluido este pequeño acto de la noche junto con una sorpresa fue suficiente para que el vampiro fuera impulsado a hablar con los demás, que ella había llegado al grupo a integrarse, y no iba a dejar que los demás la tocaran ni un cabello que sus sombras contarían lo sucedido, ¿Iban a enojarse? Posiblemente, pero eran mortales que no sabían con quien trataban, y que sus poderes solamente podía ofrecerlos a aquellas personas que podían demostrar lo que era portar la bendición de la noche.