I. Jamás cooperarás con otras razas.
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
¿Vienes a jugar con nosotros?
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
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Problemas o Cambio de Botón AQUÍ
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Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
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Mr. Right [Priv. Noah Adams]
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Mr. Right [Priv. Noah Adams]Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Jue Ene 03, 2019 7:24 pm
You are my...Mr. Right
Aunque había llegado caminando a paso veloz, abrió la puerta cuidadosamente, tampoco era su intención hacer demasiado ruido, sabía que se encontraba allí ocupado preparando algunas cosas. Si bien se encargaba de ver el tema de los alimentos, Amira sabía que jamás le prepararía un plato a alguien, tendría que tenerle demasiada estima. Al fin y al cabo, si tenia tiempo para cocinar, tenía tiempo para hacer otras cosas que le gustasen mal, y no había tiempo para tales privilegios.
Las conversaciones con Uriel y Adriel se tornaban cada vez más complicadas, y ella no podía hacer más que aceptarlo a regañadientes. Era cierto, ellos no estaban allí para pasar el tiempo y juguetear, la verdad es que no había visto a casi nadie disfrutando de la libertad que les había sido otorgada, ¿acaso era ella la única que lo veía así? Era inevitable sentirse apartada cuando nadie apoyaba sus ideas.
Se arregló el cabello con cuidado y se asomó, vio al chico ordenando unas cajas y luego tomar un candado para dejar cerrado. Dos cajas afuera y la cantidad de carne que había pedido que cortaran para esa noche. Nada era fácil, todos estaban comiendo poco, y rara vez comían más de una vez por día, obviamente existía aquel problema, y no eran pocos los que estaban en contra de salir y asesinar a otros para alimentarse, algunos por miedo a morir y otros porque tenían un poco más de moral. Amira simplemente sonrió ante el pensamiento.
-Hey -murmuró con suavidad -. ¿Te ayudo?
Caminó dentro de la cocina, cerrando la puerta tras ella. La verdad es que tenía claro que ya había terminado de ordenar, pero siempre habían más cosas que hacer.
code by EMMELas conversaciones con Uriel y Adriel se tornaban cada vez más complicadas, y ella no podía hacer más que aceptarlo a regañadientes. Era cierto, ellos no estaban allí para pasar el tiempo y juguetear, la verdad es que no había visto a casi nadie disfrutando de la libertad que les había sido otorgada, ¿acaso era ella la única que lo veía así? Era inevitable sentirse apartada cuando nadie apoyaba sus ideas.
Se arregló el cabello con cuidado y se asomó, vio al chico ordenando unas cajas y luego tomar un candado para dejar cerrado. Dos cajas afuera y la cantidad de carne que había pedido que cortaran para esa noche. Nada era fácil, todos estaban comiendo poco, y rara vez comían más de una vez por día, obviamente existía aquel problema, y no eran pocos los que estaban en contra de salir y asesinar a otros para alimentarse, algunos por miedo a morir y otros porque tenían un poco más de moral. Amira simplemente sonrió ante el pensamiento.
-Hey -murmuró con suavidad -. ¿Te ayudo?
Caminó dentro de la cocina, cerrando la puerta tras ella. La verdad es que tenía claro que ya había terminado de ordenar, pero siempre habían más cosas que hacer.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Noah Adams Miér Ene 09, 2019 8:43 pm
Mr. Right
18:30 ➜ Cocina ➜ Parcialmente Nublado
Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato, luego me levantaré a pelear de nuevo.
Ya llevaba una hora mirando y ordenando la cocina, las palabras de Adriel aún daban vueltas por su cabeza, simplemente no le cuadraban, sonaba demasiado loco, entre eso y las creencias de varios diciendo que ya estaban muertos, estar muertos sonaba mucho más coherente.
Se había quedado unos minutos, mirando los trozos de carne. ¿Quién sería? ¿Era uno de los que él mató, o alguien más? La verdad era que, provocar una guerra entre razas, sin saber que serían los demás, sin saber con quién estarías, era como si quisieran que se asesinaran unos a otros, ¿cómo podrían estar muertos, para que sería aquello? Uriel había sido más comprensivo ante la idea de Adriel, su amigo, quién solía tener las mejores notas en el colegio, claramente no era sólo memoria, había aplicado varias cosas para intentar comprender ese mundo, y de alguna u otra manera había dado resultado.
Se sobresaltó al escuchar la tenue voz de Amira, ni siquiera notó que había entrado, claramente debía estar más pendiente de lo que hacía, podrían haberlo atacado -lo dudaba con los "guardias"-.
-Uhm, no... Ya terminé -dijo mientras se volteaba y guardaba la última caja con cuidado -. Luces extraña, ¿pasa algo?
Frunció los labios, se sacudió el cabello rápidamente, como si aquello fuese a cambiar el pensamiento que estaba teniendo en aquel momento. Miró por la ventana de vidrio de la cocina, que daba hacía el salón comedor, las ventanas que daban al parque nativo eran demasiado pequeñas para apreciar lo que había, en cambio, desde allí aún podías ver a través de los ventanales del salón comedor.
Vio como ya el grupo que se había denominado como cocineros de la Manada entraba al salón comedor y esperaban su orden.
Noah se había ganado un tremendo respeto, fuese por sus habilidades, o por su esfuerzo, estaba agradecido de ello. Adriel había mejorado su arma, y Noah aplicaba sus habilidades en ello, parecía indestructible.
Su mirada volvió a la chica de cabellos dorados, traía un conjunto nuevo, Amira parecía darse en el gusto siempre que podía, dedicar tiempo para hacer ropa y esas cosas... Le parecía ridículo, ya le había negado varias veces que le hiciera una capa de rey, pero la chica no se había aguantado y ahora Noah la tenía guardada. Y mientras tanto, ella se hacía trajes cómodos para luchar, pero coloridos. Quizás a cuántos les robó ropa sólo para ello.
-¿Y eso? -la pregunta era clara, e iba dirigida al traje. Suficiente halago por parte de un hombre, al darse cuenta.
Se había quedado unos minutos, mirando los trozos de carne. ¿Quién sería? ¿Era uno de los que él mató, o alguien más? La verdad era que, provocar una guerra entre razas, sin saber que serían los demás, sin saber con quién estarías, era como si quisieran que se asesinaran unos a otros, ¿cómo podrían estar muertos, para que sería aquello? Uriel había sido más comprensivo ante la idea de Adriel, su amigo, quién solía tener las mejores notas en el colegio, claramente no era sólo memoria, había aplicado varias cosas para intentar comprender ese mundo, y de alguna u otra manera había dado resultado.
Se sobresaltó al escuchar la tenue voz de Amira, ni siquiera notó que había entrado, claramente debía estar más pendiente de lo que hacía, podrían haberlo atacado -lo dudaba con los "guardias"-.
-Uhm, no... Ya terminé -dijo mientras se volteaba y guardaba la última caja con cuidado -. Luces extraña, ¿pasa algo?
Frunció los labios, se sacudió el cabello rápidamente, como si aquello fuese a cambiar el pensamiento que estaba teniendo en aquel momento. Miró por la ventana de vidrio de la cocina, que daba hacía el salón comedor, las ventanas que daban al parque nativo eran demasiado pequeñas para apreciar lo que había, en cambio, desde allí aún podías ver a través de los ventanales del salón comedor.
Vio como ya el grupo que se había denominado como cocineros de la Manada entraba al salón comedor y esperaban su orden.
Noah se había ganado un tremendo respeto, fuese por sus habilidades, o por su esfuerzo, estaba agradecido de ello. Adriel había mejorado su arma, y Noah aplicaba sus habilidades en ello, parecía indestructible.
Su mirada volvió a la chica de cabellos dorados, traía un conjunto nuevo, Amira parecía darse en el gusto siempre que podía, dedicar tiempo para hacer ropa y esas cosas... Le parecía ridículo, ya le había negado varias veces que le hiciera una capa de rey, pero la chica no se había aguantado y ahora Noah la tenía guardada. Y mientras tanto, ella se hacía trajes cómodos para luchar, pero coloridos. Quizás a cuántos les robó ropa sólo para ello.
-¿Y eso? -la pregunta era clara, e iba dirigida al traje. Suficiente halago por parte de un hombre, al darse cuenta.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Jue Ene 17, 2019 5:32 pm
You are my...Mr. Right
Se quedó un buen rato mirándolo, fijándose en cada detalle de su cuerpo, aquella piel tostada por el sol, su desordenado cabello rubio y sus brillantes ojos celestes. Sabía que llamar la atención de alguien como él era un logro, pues aunque fuese muy sociable y amable, era ella quien se encontraba a su lado, y tenía claro que no era la única interesada, en absoluto. Probablemente muchas habían tenido algún tipo de crush sobre él.
Según Amira, era perfecto, pues tenía una actitud maravillosa, no era nada hipócrita y además era guapísimo. Si tuviese que destacar un problema, era que no le daba demasiada atención y que prefería estar solo, pero lo más probable es que eso fuese sólo algo personal. En el fondo, sabía que no estaba enamorado de ella, pero agradecía al menos tener la oportunidad de estar a su lado, aunque fuese temporal.
A futuro, convertiría la vida de las demás en una basura, cuando estuviesen detrás de él y ella ya no pudiese regordearse de ser su pareja.
-Lamento haber llegado tarde para ayudar -murmuró tranquilamente, mientras se apoyaba en un mesón, manteniendo la mirada en él -. No pasa nada especial, sólo me tienes un poco preocupada... Pero sé que no es necesario que me meta en tus problemas.
Lo miró con calma, esperando su expresión, si sería de preocupación, de desinterés o curiosidad. Noah no era nada predecible, la verdad. A veces se complicaba intentando ver dentro de él, pero definitivamente no tenía esa habilidad, y tampoco sabía demasiado pues no era de las personas que contaban sobre su vida y pasado sin problema, aquello no le gustaba demasiado.
Por otra parte, se sentía un poco mal, pues habían muchos rumores de que ella era una desvergonzada y que lo estaba engañando con muchos, y para más, ni siquiera de la misma raza. Pero aquello sólo eran rumores sucios que hacían y se extendían. Lo apreciaba demasiado como para hacer aquello, aunque no negaba que había cometido errores como aquel en un pasado.
-¿Esto...? Lo hice anoche, no podía dormir así que me desvelé -No estaba segura de que a Noah le agradase, pero necesitaba mantenerse distraída con algo simple como hacer ropa. Aunque entre ello a veces mataba gente para conseguir materiales... Era un poco irónico -. De todos modos, has estado muy complicado últimamente, ¿hay algo de aquello que me desees contar?
Lo miró pensativa, pues realmente no era NADA hablador. Y quizás se negase, o quizás estaría demasiado colapsado con aquellos temas como para soportarlos y si le contaría... O al menos se ilusionaba con aquello.
code by EMMESegún Amira, era perfecto, pues tenía una actitud maravillosa, no era nada hipócrita y además era guapísimo. Si tuviese que destacar un problema, era que no le daba demasiada atención y que prefería estar solo, pero lo más probable es que eso fuese sólo algo personal. En el fondo, sabía que no estaba enamorado de ella, pero agradecía al menos tener la oportunidad de estar a su lado, aunque fuese temporal.
A futuro, convertiría la vida de las demás en una basura, cuando estuviesen detrás de él y ella ya no pudiese regordearse de ser su pareja.
-Lamento haber llegado tarde para ayudar -murmuró tranquilamente, mientras se apoyaba en un mesón, manteniendo la mirada en él -. No pasa nada especial, sólo me tienes un poco preocupada... Pero sé que no es necesario que me meta en tus problemas.
Lo miró con calma, esperando su expresión, si sería de preocupación, de desinterés o curiosidad. Noah no era nada predecible, la verdad. A veces se complicaba intentando ver dentro de él, pero definitivamente no tenía esa habilidad, y tampoco sabía demasiado pues no era de las personas que contaban sobre su vida y pasado sin problema, aquello no le gustaba demasiado.
Por otra parte, se sentía un poco mal, pues habían muchos rumores de que ella era una desvergonzada y que lo estaba engañando con muchos, y para más, ni siquiera de la misma raza. Pero aquello sólo eran rumores sucios que hacían y se extendían. Lo apreciaba demasiado como para hacer aquello, aunque no negaba que había cometido errores como aquel en un pasado.
-¿Esto...? Lo hice anoche, no podía dormir así que me desvelé -No estaba segura de que a Noah le agradase, pero necesitaba mantenerse distraída con algo simple como hacer ropa. Aunque entre ello a veces mataba gente para conseguir materiales... Era un poco irónico -. De todos modos, has estado muy complicado últimamente, ¿hay algo de aquello que me desees contar?
Lo miró pensativa, pues realmente no era NADA hablador. Y quizás se negase, o quizás estaría demasiado colapsado con aquellos temas como para soportarlos y si le contaría... O al menos se ilusionaba con aquello.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Noah Adams Lun Ene 21, 2019 12:40 am
Mr. Right
18:30 ➜ Cocina ➜ Parcialmente Nublado
Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato, luego me levantaré a pelear de nuevo.
Le fue fácil notar el nerviosismo de Amira, ¿realmente era tan intimidante? Tenía la sensación de que esa clase de actitud la había visto en alguien más, aunque lo que veía ahora era sólo en reflejo en lodo, no podía mentir, sabía que la chica no era tan inocente como se lo planteaba. No podía engañarlo, era él con quien estaba, y se fijaba en muchas cosas de las que jamás hablaba.
Amira se apoyó en un mesón sin cuidado alguno, mientras mantenía la mirada en él, sin embargo, Noah seguía un poco distraido divagando respecto a muchas cosas, aunque estaba atento a sus palabras, tampoco era la clase de persona que no daba un poco de interés y se aprovechaba, solamente le gustaba mantener su espacio personal y no consideraba aquello como algo malo. Y tampoco sería su culpa si nadie le decía que aquello les molestaba, vamos, tampoco es que por ser así de genial supiese leer mentes o adivinase las cosas.
-¿Por qué estarías preocupada por mi? -la confusión se notaba en su rostro, Noah no recordaba estar actuando extraño o algo por el estilo... Quizás Amira veía cosas de más -. Estoy bien Amira, de verdad, sólo he estado un poco ocupado.
No tenía malas intenciones al hablarle, pero parece que su tono había sido un poco brusco, pues no estaba realmente concentrado en como decía las cosas. Parece que los demás tenían razón, era extremadamente insensible, pero no era el momento de cambiar para él.
Había pasado un par de días desvelado por ciertos descubrimientos, pero no era nada nuevo, qué podía decir. Estaba dedicando todo a su grupo, porque quería volver con su familia, los extrañaba a todos. Extrañaba las tardes de salidas a comer, las caminatas por los cerros, acampar por días, perderse en bosques y montañas. El mundo de Noah se había derrumbado el día que había pasado aquello, dejando todo lo que amaba realmente atrás.
Realmente lo que más valoraba era la familia, y probablemente a si mismo. Estaba preocupado por todos, y agradecido porque nadie más de su familia se encontraba allí, o realmente sus reacciones o formas de actuar serían muy distintas. Ahora podía saber que estaban seguros, desde allí, manteniéndose el mismo al margen.
-No te desveles... Te hará mal luego, tampoco es la idea que mueras, aunque revivas, nunca sabes si habrá una última vez -le dijo con cuidado, mientras pasaba su mano por la tela de la capa que llevaba la chica, a modo de aprecio por su esfuerzo. La verdad es que se lucía bastante con aquello -. Te ha quedado muy bien.
Repentinamente se sintió mal por no usar la capa que le había hecho. No era porque no le gustase, al verdad era que no quería generar un problema dentro del grupo, sobre que Noah se sentía superior a los demás. Pero eso tendría que definirlo su actitud, no su vestimenta, ¿no?
Soltó un resoplido, probablemente terminaría usándola de todos modos.
Amira se apoyó en un mesón sin cuidado alguno, mientras mantenía la mirada en él, sin embargo, Noah seguía un poco distraido divagando respecto a muchas cosas, aunque estaba atento a sus palabras, tampoco era la clase de persona que no daba un poco de interés y se aprovechaba, solamente le gustaba mantener su espacio personal y no consideraba aquello como algo malo. Y tampoco sería su culpa si nadie le decía que aquello les molestaba, vamos, tampoco es que por ser así de genial supiese leer mentes o adivinase las cosas.
-¿Por qué estarías preocupada por mi? -la confusión se notaba en su rostro, Noah no recordaba estar actuando extraño o algo por el estilo... Quizás Amira veía cosas de más -. Estoy bien Amira, de verdad, sólo he estado un poco ocupado.
No tenía malas intenciones al hablarle, pero parece que su tono había sido un poco brusco, pues no estaba realmente concentrado en como decía las cosas. Parece que los demás tenían razón, era extremadamente insensible, pero no era el momento de cambiar para él.
Había pasado un par de días desvelado por ciertos descubrimientos, pero no era nada nuevo, qué podía decir. Estaba dedicando todo a su grupo, porque quería volver con su familia, los extrañaba a todos. Extrañaba las tardes de salidas a comer, las caminatas por los cerros, acampar por días, perderse en bosques y montañas. El mundo de Noah se había derrumbado el día que había pasado aquello, dejando todo lo que amaba realmente atrás.
Realmente lo que más valoraba era la familia, y probablemente a si mismo. Estaba preocupado por todos, y agradecido porque nadie más de su familia se encontraba allí, o realmente sus reacciones o formas de actuar serían muy distintas. Ahora podía saber que estaban seguros, desde allí, manteniéndose el mismo al margen.
-No te desveles... Te hará mal luego, tampoco es la idea que mueras, aunque revivas, nunca sabes si habrá una última vez -le dijo con cuidado, mientras pasaba su mano por la tela de la capa que llevaba la chica, a modo de aprecio por su esfuerzo. La verdad es que se lucía bastante con aquello -. Te ha quedado muy bien.
Repentinamente se sintió mal por no usar la capa que le había hecho. No era porque no le gustase, al verdad era que no quería generar un problema dentro del grupo, sobre que Noah se sentía superior a los demás. Pero eso tendría que definirlo su actitud, no su vestimenta, ¿no?
Soltó un resoplido, probablemente terminaría usándola de todos modos.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Miér Ene 23, 2019 9:31 pm
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Sabía que Noah no le admitiría estar preocupado por la última conversación con Uriel y Adriel, no estaba sorprendida pero tampoco pudo evitar sentirse un poco herida. Si tan sólo pudiese lograr que confiara en ella… Bajó el rostro un poco, frunciendo las comisuras de su boca en una hermosa mueca de dolor y preocupación. “Te conozco lo suficiente como para saber cuando mientes, Noah…” Se incorporó de la mesa, tomándose los codos con ambas manos, buscando una reacción en el chico. Algo que le hiciera saber que le importaba haberle hecho daño, aún cuando estaba secretamente exagerando la reacción.
Sonrió tiernamente al escuchar que le preocupaba que desvelara y más aún ante el cumplido. Eran escasos viniendo de Noah, por lo que siempre le sorprendían y desbarataban su fachada. “G-Gracias…” Sintió cómo se ruborizaba, algo que todavía no lograba falsear como un par de lágrimas bien puestas para probar un punto. Levantó la vista, sintiéndose un poco infantil mientras intentaba asesinar las estúpidas mariposas que sentía en el estómago. Iba a convencerse de que simplemente tenía hambre y que no tenía nada que ver con que la mano de Noah pasaba cerca de ella. Había venido por algo específico y no tenía tiempo para tonterías como esa, creía que Noah la necesitaba y no podía dejar que sus encantos le desconcentraran.
Se dejó acariciar, acercando su espalda ligeramente hacia la mano de Noah mientras intentaba esconder el rubor. “Sé que tienes que mantener eso frente al resto de la manada, pero mira alrededor, no hay nadie aquí más que yo.” Y así le gustaba, eran momentos como este los que realmente valían la pena. No podía negar que varias veces había fantaseado con encontrar una manera de hacer que alguien más se hiciera cargo de la famosa “Manada”, sólo con el fin de salvar a su queridísimo Noah del pesado deber y gasto de tiempo que requería ser el líder, pero hacerlo claramente le daba fuerzas para sobrevivir en ese mundo al que habían llegado a parar y no podía arriesgarse a perderlo así. No, su lugar era ese, un rey debe cargar con el peso de su gente y era el deber de la reina alivianar la carga cuando pudiera.
Amira armó una mueca de sinceridad dolida antes de girarse para enfrentar a Noah y la probable negativa ante la siguiente pregunta. “¿Por qué crees que no puedo dormir? También me preocupo aunque no lo demuestre tanto como tú.” No era completamente cierto, lo que le preocupaba eran otras cosas, en especial el reloj de tiempo que escuchaba en su mente cada vez que estaba cerca de Noah. Debía aprovechar cada segundo antes de perderlo, y cada vez se sentía más cerca.
Hasta entonces, tenía que jugar sus cartas con todo el cuidado del mundo. Estiró una mano temblorosa, de esos temblores que conllevan extrema emoción en cada movimiento, y tocó su mejilla con suavidad. “También tengo miedo…” Eso sí era cierto. Temía el abismo que amenazaba con devorarle todos los días, temía no poder nunca salir de ese lugar, temía el día en que Noah la mirase con repruebo y la dejara para siempre… Buscó en los hermosos ojos celestes del chico otra vez, deseando encontrar algún indicio que confirmara o negase sus sentimientos. Estaba ahí para forzarle a conversar sobre sus problemas, sabía que lo necesitaba, pero no perdía nada con intentar descifrar otras cosas también.
code by EMMESonrió tiernamente al escuchar que le preocupaba que desvelara y más aún ante el cumplido. Eran escasos viniendo de Noah, por lo que siempre le sorprendían y desbarataban su fachada. “G-Gracias…” Sintió cómo se ruborizaba, algo que todavía no lograba falsear como un par de lágrimas bien puestas para probar un punto. Levantó la vista, sintiéndose un poco infantil mientras intentaba asesinar las estúpidas mariposas que sentía en el estómago. Iba a convencerse de que simplemente tenía hambre y que no tenía nada que ver con que la mano de Noah pasaba cerca de ella. Había venido por algo específico y no tenía tiempo para tonterías como esa, creía que Noah la necesitaba y no podía dejar que sus encantos le desconcentraran.
Se dejó acariciar, acercando su espalda ligeramente hacia la mano de Noah mientras intentaba esconder el rubor. “Sé que tienes que mantener eso frente al resto de la manada, pero mira alrededor, no hay nadie aquí más que yo.” Y así le gustaba, eran momentos como este los que realmente valían la pena. No podía negar que varias veces había fantaseado con encontrar una manera de hacer que alguien más se hiciera cargo de la famosa “Manada”, sólo con el fin de salvar a su queridísimo Noah del pesado deber y gasto de tiempo que requería ser el líder, pero hacerlo claramente le daba fuerzas para sobrevivir en ese mundo al que habían llegado a parar y no podía arriesgarse a perderlo así. No, su lugar era ese, un rey debe cargar con el peso de su gente y era el deber de la reina alivianar la carga cuando pudiera.
Amira armó una mueca de sinceridad dolida antes de girarse para enfrentar a Noah y la probable negativa ante la siguiente pregunta. “¿Por qué crees que no puedo dormir? También me preocupo aunque no lo demuestre tanto como tú.” No era completamente cierto, lo que le preocupaba eran otras cosas, en especial el reloj de tiempo que escuchaba en su mente cada vez que estaba cerca de Noah. Debía aprovechar cada segundo antes de perderlo, y cada vez se sentía más cerca.
Hasta entonces, tenía que jugar sus cartas con todo el cuidado del mundo. Estiró una mano temblorosa, de esos temblores que conllevan extrema emoción en cada movimiento, y tocó su mejilla con suavidad. “También tengo miedo…” Eso sí era cierto. Temía el abismo que amenazaba con devorarle todos los días, temía no poder nunca salir de ese lugar, temía el día en que Noah la mirase con repruebo y la dejara para siempre… Buscó en los hermosos ojos celestes del chico otra vez, deseando encontrar algún indicio que confirmara o negase sus sentimientos. Estaba ahí para forzarle a conversar sobre sus problemas, sabía que lo necesitaba, pero no perdía nada con intentar descifrar otras cosas también.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Noah Adams Jue Ene 24, 2019 10:56 pm
Mr. Right
18:30 ➜ Cocina ➜ Parcialmente Nublado
Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato, luego me levantaré a pelear de nuevo.
La situación le dio un poco de gracia, no podía evitarlo, de todos modos le parecía adorable la actitud que estaba tomando Amira, intentando consolarlo y ver a través de él. Era poco común, Amira sólo se volvía insistente cuando algo realmente le preocupaba, y este no debería ser el caso, pues sólo era cansancio, no una situación realmente mala. Al fin y al cabo, estaban haciendo progresos.
-¿Estás segura? -le dijo, con una sonrisa picarona, típica de él. Intentó elevar un poco los ánimos, pues tampoco deseaba hacerla sentir mal -. Todo está bien, en serio, sólo ha sido un poco de preocupación y entusiasmo... Creo.
¿Qué más podía decirle? Noah no era la clase de persona que contaba la historia completa si no se lo pedías, no podía evitarlo, era parte de él, al fin y al cabo, no podía ser tan perfecto. Aunque él mismo pensara lo contrario. Le devolvió la dulce sonrisa que ella le entregó como agradecimiento, en realidad no sabía que decir, pero era bueno alegrarle un poco la fría tarde. Por suerte el invierno ya estaba terminando, se le había hecho infinito, y él era más de días soleados y calurosos.
Se sorprendió un poco ante la respuesta, pues no esperaba que dijese algo como eso. El no consideraba que estuviese manteniendo una fachada frete al grupo, creía que el liderazgo se le daba de manera natural, jamás había pensado que podría estar dejando de lado su vida por mantener a un gran grupo. ¿O quizás un poco? La miró un poco confundido, aunque no fue capaz de responder nada.
Se mantuvo escuchándola, pero se echó un poco hacia atrás. Quizá se preocupaba, pero no podía creer que la chica tranquila a la que conocía no pudiese dormir por eso. Sabía que le afectaba, que estaba preocupada por su familia, y por los demás, pero tampoco cargaba con el peso de todos encima, no acudían a ella cuando necesitaban algo, no se sentía culpable por sus muertes. Sabía que intentaba apoyarlo, pero no podía aceptar esa respuesta, así que nuevamente no dijo nada, y tan solo cerró los ojos, manteniendo la calma.
Sintió sus dedos, un tanto fríos contra su piel, mientras le hablaba con la dulzura y el cariño que siempre intentaba expresarle y él no era capaz de devolverle, o al menos no como ella quisiera. Apretó un poco los labios, dudando, pero luego la abrazó suavemente, mientras pasaba sus manos por el largo cabello rubio de la chica.
-Todo va a estar bien, pronto vamos a encontrar una forma de salir, créeme. Te lo prometo.
Y lo hacía, juraba en su corazón que así sería, que todos volverían junto a sus familias. No tenía idea de cómo, ni cuándo ni por qué, pero tenía la seguridad de que sería capaz de hacerlo. Aunque todos aquellos que no pertenecían a la manada tuviesen que perecer allí. "Es por un bien mayor"
-¿Estás segura? -le dijo, con una sonrisa picarona, típica de él. Intentó elevar un poco los ánimos, pues tampoco deseaba hacerla sentir mal -. Todo está bien, en serio, sólo ha sido un poco de preocupación y entusiasmo... Creo.
¿Qué más podía decirle? Noah no era la clase de persona que contaba la historia completa si no se lo pedías, no podía evitarlo, era parte de él, al fin y al cabo, no podía ser tan perfecto. Aunque él mismo pensara lo contrario. Le devolvió la dulce sonrisa que ella le entregó como agradecimiento, en realidad no sabía que decir, pero era bueno alegrarle un poco la fría tarde. Por suerte el invierno ya estaba terminando, se le había hecho infinito, y él era más de días soleados y calurosos.
Se sorprendió un poco ante la respuesta, pues no esperaba que dijese algo como eso. El no consideraba que estuviese manteniendo una fachada frete al grupo, creía que el liderazgo se le daba de manera natural, jamás había pensado que podría estar dejando de lado su vida por mantener a un gran grupo. ¿O quizás un poco? La miró un poco confundido, aunque no fue capaz de responder nada.
Se mantuvo escuchándola, pero se echó un poco hacia atrás. Quizá se preocupaba, pero no podía creer que la chica tranquila a la que conocía no pudiese dormir por eso. Sabía que le afectaba, que estaba preocupada por su familia, y por los demás, pero tampoco cargaba con el peso de todos encima, no acudían a ella cuando necesitaban algo, no se sentía culpable por sus muertes. Sabía que intentaba apoyarlo, pero no podía aceptar esa respuesta, así que nuevamente no dijo nada, y tan solo cerró los ojos, manteniendo la calma.
Sintió sus dedos, un tanto fríos contra su piel, mientras le hablaba con la dulzura y el cariño que siempre intentaba expresarle y él no era capaz de devolverle, o al menos no como ella quisiera. Apretó un poco los labios, dudando, pero luego la abrazó suavemente, mientras pasaba sus manos por el largo cabello rubio de la chica.
-Todo va a estar bien, pronto vamos a encontrar una forma de salir, créeme. Te lo prometo.
Y lo hacía, juraba en su corazón que así sería, que todos volverían junto a sus familias. No tenía idea de cómo, ni cuándo ni por qué, pero tenía la seguridad de que sería capaz de hacerlo. Aunque todos aquellos que no pertenecían a la manada tuviesen que perecer allí. "Es por un bien mayor"
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Mar Ene 29, 2019 9:57 pm
You are my...Mr. Right
Amira hizo un puño con la mano derecha y apretó con fuerza, mordiendo su lengua para evitar las palabras que amenazaban con exponer demasiado. Por un momento deseó usar esa misma mano para apretar a Noah lo suficiente como para que soltara lo que ella quería que dijera, dejando salir un suspiro entre sus labios que sonó más como un seseo de serpiente. Quizás había pasado demasiado tiempo en esa forma el día anterior, sabía que era humana en ese momento pero no podía dejar el instinto de lado.
Sacudió la cabeza intentando volver a ser Amira la humana, revolviendo los recuerdos de apretujar una vampira hasta escuchar cómo sus pulmones colapsaban. Había notado que cada vez le pasaba más, quizás debía dejar de lado la serpiente y convertirse más en hurón a ver si se ponía menos violenta. “¿Entusiasmo?” Murmuró, confundida. Claramente ella era una pesimista empedernida y el rubio era tan optimista que parecía imbécil, porque no creía que las noticias eran algo bueno en absoluto. “¿Qué te entusiasma? ¿La posibilidad de que al otro lado de la niebla simplemente esté el mismo espejo asqueroso de nuestro mundo? ¿El hecho de que no estamos en casa y todo lo que conocemos está quién mierda sabe donde?”
Sintió el abrazo y lo devolvió con un poco más de fuerza de lo que quería sin poder evitarlo, por lo que tuvo que dar un paso hacia atrás para no hacerle daño. Estaba frustrada y no pudo controlar la ira que sintió al escuchar la promesa vacía. “No estás en posición de hacer ninguna promesa.” Masculló entre dientes, intentando no hablar de más, pero la fiereza que siempre mantenía en una rienda corta amenazaba con desbocarse. No había dejado de apretar el puño derecho y sentía sus uñas bien cuidadas hundirse en su palma.
¿Que podía hacer? ¿Era capaz de seguir callando? Lágrimas de frustración se formaron en sus ojos, la rubia las secó con discreción mientras se giraba para darle la espalda a Noah. Suspiró otra vez, el seseo serpentino más notorio que la primera vez. Había visto a muchos miembros de la famosa manada pasar por lo mismo, doblegándose ante el instinto animal que más les representaba. Débiles y estúpidos. Juzgaba cada vez que alguien no lograba controlarse, aunque se creía bastante mejor que cualquiera y nunca admitiría lo contrario, Amira también tenía sus falencias. “No sabes nada.” Le reprochó en voz baja, sabiendo que nadie podía escucharle decir esas palabras, nadie podía dudar la capacidad de un rey, ni siquiera la reina.
Pero tampoco podía evitar decir verdades y herir al resto, era su manera de lidiar con el dolor propio. “No sabes donde estamos, ni si estamos vivos. No sabes cómo salir ni cómo llegamos aquí. No sabes quién ni quién nos hizo esto, ni por qué.” Murmuró, dejando que las lágrimas de rabia cayeran por sus mejillas. Era hermosa hasta cuando lloraba y su corazón se rompía de todos modos. “No sabes cuanto tiempo nos queda hasta que dejemos de ser humanos, hasta que todos nos volvamos completamente locos, hasta que el contador de muertes llegue al punto en que ya no hayan posibilidades de revivir.” Ya habían ideas de que había un límite de muertes, de que algunos habían muerto por última vez, de fantasmas, sólo rumores en los pasillos, pero era suficiente como para helarle la sangre a cualquiera. La rabia que sentía la llevó a tiritar como si tuviera frío, algo imposible bajo la ropa nueva que había hecho. Sus uñas habían hecho heridas suficientemente profundas en la palma de su mano como para gotear sangre desde el puño, pero aún así no podía dejar de apretarlo.
Amira era una chica de enorme fortaleza, capaz de doblegar a casi cualquiera a su voluntad sólo con sus encantos y un par de palabras bien pensadas, intensa y calculadora, pero más que cualquier cosa nunca era capaz de dejarse descontrolar. Era demasiado peligroso para alguien como ella, aún antes del incidente que los había puesto en esa situación. Pero las noticias de Uriel y Adriel junto con los miedos que ya tenía y el hecho de que Noah parecía no compartir sus aprensiones ni cariños la habían llevado al borde del acantilado. Bien hecho Amira, qué numerito estás haciendo en este momento. Si era dura con el resto, era completamente cruel cuando se trataba de sí misma. Sabía que debía detenerse antes de que hiciera más daño a su querido Noah y también a ella misma. Se sentó sobre la mesa en que se había apoyado, llevando sus rodillas al pecho y escondiendo su hermosa expresión de ira y desamparo entre sus muslos.
code by EMMESacudió la cabeza intentando volver a ser Amira la humana, revolviendo los recuerdos de apretujar una vampira hasta escuchar cómo sus pulmones colapsaban. Había notado que cada vez le pasaba más, quizás debía dejar de lado la serpiente y convertirse más en hurón a ver si se ponía menos violenta. “¿Entusiasmo?” Murmuró, confundida. Claramente ella era una pesimista empedernida y el rubio era tan optimista que parecía imbécil, porque no creía que las noticias eran algo bueno en absoluto. “¿Qué te entusiasma? ¿La posibilidad de que al otro lado de la niebla simplemente esté el mismo espejo asqueroso de nuestro mundo? ¿El hecho de que no estamos en casa y todo lo que conocemos está quién mierda sabe donde?”
Sintió el abrazo y lo devolvió con un poco más de fuerza de lo que quería sin poder evitarlo, por lo que tuvo que dar un paso hacia atrás para no hacerle daño. Estaba frustrada y no pudo controlar la ira que sintió al escuchar la promesa vacía. “No estás en posición de hacer ninguna promesa.” Masculló entre dientes, intentando no hablar de más, pero la fiereza que siempre mantenía en una rienda corta amenazaba con desbocarse. No había dejado de apretar el puño derecho y sentía sus uñas bien cuidadas hundirse en su palma.
¿Que podía hacer? ¿Era capaz de seguir callando? Lágrimas de frustración se formaron en sus ojos, la rubia las secó con discreción mientras se giraba para darle la espalda a Noah. Suspiró otra vez, el seseo serpentino más notorio que la primera vez. Había visto a muchos miembros de la famosa manada pasar por lo mismo, doblegándose ante el instinto animal que más les representaba. Débiles y estúpidos. Juzgaba cada vez que alguien no lograba controlarse, aunque se creía bastante mejor que cualquiera y nunca admitiría lo contrario, Amira también tenía sus falencias. “No sabes nada.” Le reprochó en voz baja, sabiendo que nadie podía escucharle decir esas palabras, nadie podía dudar la capacidad de un rey, ni siquiera la reina.
Pero tampoco podía evitar decir verdades y herir al resto, era su manera de lidiar con el dolor propio. “No sabes donde estamos, ni si estamos vivos. No sabes cómo salir ni cómo llegamos aquí. No sabes quién ni quién nos hizo esto, ni por qué.” Murmuró, dejando que las lágrimas de rabia cayeran por sus mejillas. Era hermosa hasta cuando lloraba y su corazón se rompía de todos modos. “No sabes cuanto tiempo nos queda hasta que dejemos de ser humanos, hasta que todos nos volvamos completamente locos, hasta que el contador de muertes llegue al punto en que ya no hayan posibilidades de revivir.” Ya habían ideas de que había un límite de muertes, de que algunos habían muerto por última vez, de fantasmas, sólo rumores en los pasillos, pero era suficiente como para helarle la sangre a cualquiera. La rabia que sentía la llevó a tiritar como si tuviera frío, algo imposible bajo la ropa nueva que había hecho. Sus uñas habían hecho heridas suficientemente profundas en la palma de su mano como para gotear sangre desde el puño, pero aún así no podía dejar de apretarlo.
Amira era una chica de enorme fortaleza, capaz de doblegar a casi cualquiera a su voluntad sólo con sus encantos y un par de palabras bien pensadas, intensa y calculadora, pero más que cualquier cosa nunca era capaz de dejarse descontrolar. Era demasiado peligroso para alguien como ella, aún antes del incidente que los había puesto en esa situación. Pero las noticias de Uriel y Adriel junto con los miedos que ya tenía y el hecho de que Noah parecía no compartir sus aprensiones ni cariños la habían llevado al borde del acantilado. Bien hecho Amira, qué numerito estás haciendo en este momento. Si era dura con el resto, era completamente cruel cuando se trataba de sí misma. Sabía que debía detenerse antes de que hiciera más daño a su querido Noah y también a ella misma. Se sentó sobre la mesa en que se había apoyado, llevando sus rodillas al pecho y escondiendo su hermosa expresión de ira y desamparo entre sus muslos.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Noah Adams Miér Feb 20, 2019 1:47 am
Mr. Right
18:30 ➜ Cocina ➜ Parcialmente Nublado
Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato, luego me levantaré a pelear de nuevo.
Mantenía su mirada calma y seria, como la mayor parte del tiempo, en sus ojos se podía ver cariño, aunque sólo si te enfocabas mucho en ello, como había dicho anteriormente, el chico no era una persona fácil de leer, más bien todo lo contrario.
Comenzó a sorprenderse al ver a Amira tan... ¿desesperada? ¿irritada? La verdad es que no sabía cómo considerar su reacción, ni tampoco podía entenderla, jamás se le habría pasado por la cabeza que un progreso podía verse tan negativo. Al fin y al cabo, aunque no fuese lo que esperaba, significaba que estaban avanzando, y una vez entendieran que estaba pasando, las cosas serían distintas. Aunque estuviesen muertos, aunque nada fuese como esperaban, estarían avanzando, de una forma u otra, en cualquier final, serían capaces de descansar en paz. Aunque no podía estar seguro de que forma estaba hablando.
Poco a poco, la actitud de Amira le comenzó a parecer irritante, quizás porque no tenía mucha paciencia, pero no podía negar que le molestaba que arruinara su esperanza y felicidad de aquella forma. No era que no quisiera apoyarla y ayudarla, sabía que estaba teniendo crisis, como todos los que quedaron encerrados en aquel mundo, pero no podía decidir si eso justificaba la actitud repentina.
-Amira, cálmate. Lo que se que haya al otro lado es un progreso -dijo levantando la cabeza con inconsciente orgullo, mientras cruzaba sus brazos, manteniendo cierta actitud altanera -. No importa lo que pase, jamás me quedaré encerrado aquí sin hacer nada al respecto. Estamos asesinando a los que antes eran amigos nuestros, ¿acaso lo entiendes? Nos estamos volviendo locos.
Había escuchado esos seseos antes, rara vez le sucedía, pero era algo normal que hasta a él le había sucedido. Mucho tiempo en el cuerpo de una bestia terminaba por convertirte en una. La verdad es que lo dejó pasar a la primera, pues su humor estaba un poco bajo ahora. Si había algo que realmente odiaba, era discutir, prefería la tranquilidad, conversar las cosas o hacer algo así como un debate al respecto. Pero alzar la voz y tomar actitudes agresivas era algo que no le agradaba, y algo que se estaba volviendo parte de él ahora que tenía aquella forma, ciertamente lamentable.
Al momento de escucharle decir lo de la promesa, se sintió realmente rechazado. La escuchó sesear nuevamente luego de darle la espalda, evidentemente estaba dolida, y él bastante molesto, pero aquello jamás significaría que podría dejar de lado su dolor. Aunque al inicio no quiso acercarse y espero a que hablase un poco más antes de tomar cualquier iniciativa.
La escuchó llorar, la escuchó reclamar y decir cosas, que aunque sabía que todos habían pensado, nadie quería tomar como una opción. Aquello de morir y revivir, de alguna afortunada manera no le había sucedido a él aún, pero era claro que había una primera vez para todo. Amira tenía razón, ¿a qué venía toda esta locura? ¿Qué pasaría con todos ellos? Noah muchas veces pensaba que podría ser parte del mundo, que quizás todos terminaron separados, que ya no quedaba nadie en la tierra y estaba completamente destruida, y que quizás era lo que les tocó vivir, pero al igual de lo que decía la chica, pensaba que habían culpables al respecto, o al menos eso quería creer, quería justicia de cualquier manera posible, y en este mundo donde puedes revivir, no dudaría en darle la peor de todas. Aunque, temía no ser capaz de controlarse.
Se quedó callado por lo menos un minuto, esperando un poco de calma, para él y para ella, ambos necesitaban respirar. Siguió mirando su espalda, ya que obviamente no deseaba mirarlo a la cara, si había algo que tenía claro, era que odiaba que la viesen llorar, le gustaba mantener su fuerza frente a todos.
Se acercó lentamente, y pasó sus brazos alrededor de ella, apoyando su cabeza en los hombros de la chica, intentando hacerla sentir mejor, y a si mismo también.
-Preciosa -murmuró con suavidad, intentando hablar con la mayor calma posible -. No importa lo que pase, lo que está pasando. Hay que avanzar, porque aunque todo vaya a seguir siendo una completa mierda más adelante, tenemos que avanzar. Si hay culpables en esto, te aseguro que los vamos a descubrir. Al fin y al cabo, es más fácil pillar a un mentiroso que un ladrón, ¿no?
Sonrió un poco, con tristeza, aunque era algo que ella claramente no podía ver. Deseaba apoyarla de cualquier forma posible, pero había cosas que ella deseaba, y realmente no podía hacer por ella, porque no acostumbraba a ello y le parecía complicado.
-¿Hay algo que quieras hacer hoy? -miró un poco la despensa, habían algunas cosas que guardaban como oro, y ciertas cosas de las que él no era un fanático, pero estaba seguro de ella sí -. ¿Quieres chocolate caliente?
No podía ser tan difícil preparar uno, y dudaba el resto de la manada dijese algo, al final, los trataban como reyes, cuando Noah sólo había preguntado quién quería seguir su camino. De alguna manera, nadie dudó de él, aunque ni siquiera era de los mayores, y hasta el momento, no habían problemas con nadie ni dudas sobre ellos.
A veces se preguntaba de dónde lograba él y Amira sacar tanta confianza de las personas, si bien ambos eran conocidos en el colegio, no creía que fuese para tanto.
Comenzó a sorprenderse al ver a Amira tan... ¿desesperada? ¿irritada? La verdad es que no sabía cómo considerar su reacción, ni tampoco podía entenderla, jamás se le habría pasado por la cabeza que un progreso podía verse tan negativo. Al fin y al cabo, aunque no fuese lo que esperaba, significaba que estaban avanzando, y una vez entendieran que estaba pasando, las cosas serían distintas. Aunque estuviesen muertos, aunque nada fuese como esperaban, estarían avanzando, de una forma u otra, en cualquier final, serían capaces de descansar en paz. Aunque no podía estar seguro de que forma estaba hablando.
Poco a poco, la actitud de Amira le comenzó a parecer irritante, quizás porque no tenía mucha paciencia, pero no podía negar que le molestaba que arruinara su esperanza y felicidad de aquella forma. No era que no quisiera apoyarla y ayudarla, sabía que estaba teniendo crisis, como todos los que quedaron encerrados en aquel mundo, pero no podía decidir si eso justificaba la actitud repentina.
-Amira, cálmate. Lo que se que haya al otro lado es un progreso -dijo levantando la cabeza con inconsciente orgullo, mientras cruzaba sus brazos, manteniendo cierta actitud altanera -. No importa lo que pase, jamás me quedaré encerrado aquí sin hacer nada al respecto. Estamos asesinando a los que antes eran amigos nuestros, ¿acaso lo entiendes? Nos estamos volviendo locos.
Había escuchado esos seseos antes, rara vez le sucedía, pero era algo normal que hasta a él le había sucedido. Mucho tiempo en el cuerpo de una bestia terminaba por convertirte en una. La verdad es que lo dejó pasar a la primera, pues su humor estaba un poco bajo ahora. Si había algo que realmente odiaba, era discutir, prefería la tranquilidad, conversar las cosas o hacer algo así como un debate al respecto. Pero alzar la voz y tomar actitudes agresivas era algo que no le agradaba, y algo que se estaba volviendo parte de él ahora que tenía aquella forma, ciertamente lamentable.
Al momento de escucharle decir lo de la promesa, se sintió realmente rechazado. La escuchó sesear nuevamente luego de darle la espalda, evidentemente estaba dolida, y él bastante molesto, pero aquello jamás significaría que podría dejar de lado su dolor. Aunque al inicio no quiso acercarse y espero a que hablase un poco más antes de tomar cualquier iniciativa.
La escuchó llorar, la escuchó reclamar y decir cosas, que aunque sabía que todos habían pensado, nadie quería tomar como una opción. Aquello de morir y revivir, de alguna afortunada manera no le había sucedido a él aún, pero era claro que había una primera vez para todo. Amira tenía razón, ¿a qué venía toda esta locura? ¿Qué pasaría con todos ellos? Noah muchas veces pensaba que podría ser parte del mundo, que quizás todos terminaron separados, que ya no quedaba nadie en la tierra y estaba completamente destruida, y que quizás era lo que les tocó vivir, pero al igual de lo que decía la chica, pensaba que habían culpables al respecto, o al menos eso quería creer, quería justicia de cualquier manera posible, y en este mundo donde puedes revivir, no dudaría en darle la peor de todas. Aunque, temía no ser capaz de controlarse.
Se quedó callado por lo menos un minuto, esperando un poco de calma, para él y para ella, ambos necesitaban respirar. Siguió mirando su espalda, ya que obviamente no deseaba mirarlo a la cara, si había algo que tenía claro, era que odiaba que la viesen llorar, le gustaba mantener su fuerza frente a todos.
Se acercó lentamente, y pasó sus brazos alrededor de ella, apoyando su cabeza en los hombros de la chica, intentando hacerla sentir mejor, y a si mismo también.
-Preciosa -murmuró con suavidad, intentando hablar con la mayor calma posible -. No importa lo que pase, lo que está pasando. Hay que avanzar, porque aunque todo vaya a seguir siendo una completa mierda más adelante, tenemos que avanzar. Si hay culpables en esto, te aseguro que los vamos a descubrir. Al fin y al cabo, es más fácil pillar a un mentiroso que un ladrón, ¿no?
Sonrió un poco, con tristeza, aunque era algo que ella claramente no podía ver. Deseaba apoyarla de cualquier forma posible, pero había cosas que ella deseaba, y realmente no podía hacer por ella, porque no acostumbraba a ello y le parecía complicado.
-¿Hay algo que quieras hacer hoy? -miró un poco la despensa, habían algunas cosas que guardaban como oro, y ciertas cosas de las que él no era un fanático, pero estaba seguro de ella sí -. ¿Quieres chocolate caliente?
No podía ser tan difícil preparar uno, y dudaba el resto de la manada dijese algo, al final, los trataban como reyes, cuando Noah sólo había preguntado quién quería seguir su camino. De alguna manera, nadie dudó de él, aunque ni siquiera era de los mayores, y hasta el momento, no habían problemas con nadie ni dudas sobre ellos.
A veces se preguntaba de dónde lograba él y Amira sacar tanta confianza de las personas, si bien ambos eran conocidos en el colegio, no creía que fuese para tanto.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Jue Mar 21, 2019 7:26 pm
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Amira, cálmate. Amira, cálmate. Amira, cálmate. Amira, cálmate. Amira, cálmate. Amira, cálmate. Todas las voces que tenían alguna influencia sobre ella se encargaron de repetir la orden proveniente de la única persona que tenía el poder de decirle algo como eso sin pagar las consecuencias. Noah era el único que lograba cruzar absolutamente todas las paredes que la hermosa rubia había construido con dedicación.
No era una decisión que Amira había tomado conscientemente, ni siquiera sabía que aquellas paredes venían con puertas, pero de alguna manera Noah tenía la llave de todas. Aunque su parte más autodestructiva quería dejarse llevar por aquella rabia y desesperación sanguinaria, absolutamente todo el resto de su ser sabía que debía controlarse. ¿Nos estamos volviendo locos? Dímelo a mi.
Amira siempre había visualizado su existencia como un jarrón de porcelana. Hermoso, por supuesto, algo de lo que cualquiera podría estar orgulloso de haber creado, algo hecho para ser admirado, para demostrar riqueza y prosperidad, pero no más que eso. ¿Frágil? Por lo menos de aspecto, sí, pero la porcelana es engañadora: Famosa por romperse con facilidad, pero extremadamente resistente a altas temperaturas donde otros materiales se quebrarían con facilidad. Ella podía aguantar los ambientes más hostiles con una sonrisa, escuchar rumores que le revolvían el estómago y luego aparecer en público con la cabeza en alto, y nadie podría notar la diferencia.
El silencio le dio tiempo de ponerle cinta adhesiva a todos los pequeños lugares que parecían haberse resquebrajado. De lo poco que recordaba sobre física, si se llena algo con un líquido o gas y luego se pone a presión, algo en algún punto tiene que ceder. No sería ella. Concentrándose en su respiración como alguna vez algún estúpido video le había indicado, intentó volver su mente al presente. El dolor que sentía en el puño que todavía permanecía cerrado le fue de mucha ayuda. Limpió sus lágrimas con la punta de su falda y luego abrió el puño con cuidado, notando por primera vez el camino de sangre que había dejado en el piso.
Los brazos de Noah la hicieron sentir contenida, algo que nadie había siquiera intentado hacer antes. Ahí dentro quizás estaba suficientemente a salvo para soltar algo de la presión que amenazaba con hacerle reventar. Pero las palabras de Noah la distrajeron de aquella idea: Todavía no era el momento de soltar aquello que la mantenía inquieta y avanzando, probablemente lo necesitaría para lo que venía.
Amira asintió débilmente ante la pregunta, observando en la palma de su mano las cuatro perfectas medialunas que había hecho con sus propias uñas. Era impresionante lo que un pequeño descuido o desliz podía causar, en especial en aquel mundo tan peligroso.
No hizo el intento de esconder las heridas, Noah probablemente había olfateado la sangre mucho antes que ella. Sabía que no sólo había hecho esas cuatro heridas, Noah no estaba hecho de hierro aunque le gustaba aparentarlo. “Lo siento Noah, no tengo derecho a reprocharte nada. Lo único que haces es preocuparte por el resto.” Murmuró acariciando su brazo con una mano mientras que examinaba la palma de la otra. “Supongo que puedo hacer mucho daño cuando me descuido. ¿Cierto?” Preguntó con suavidad, refiriéndose más a él que su mano.
Suspiró ante la pregunta de su novio. ¿Quería hacer algo hoy? Sí, encontrar a la dueña de la voz que les había cantado las reglas con tanta naturalidad, rajarle el cuello de un zarpazo y arrancarle las cuerdas vocales. Apretarla del cuello hasta que se le salgan los ojos de sus cochinas cavidades. Vale, quizás sí había estado pasando demasiado tiempo en sus formas salvajes.
“Un chocolate caliente suena muy bien.” Respondió en voz baja, decidiendo acallar las voces que no estaban de acuerdo con aquel hecho, discutiendo que la sangre era mucho mejor. Sabía que a otros miembros de la Manada también les sucedían cosas parecidas, pero aunque había notado algunos cambios en Noah, no le constaba que tuviera tantos problemas como ella en lidiar con ello.
Él le había preguntado, había mostrado disposición de hacer lo que ella quisiera, y decidió aprovechar aquella apertura. “Eres tan bueno conmigo, aún cuando me comporto como una víbora.” Se limpió la cara una vez más, borrando cualquier prueba de que era una humana con sentimientos, y giró todo su cuerpo con delicadeza, intentando quedarse entre sus brazos, para mirar a Noah con cariño y una pequeña sonrisa.“¿Cómo haces para no ser una tú? ¿No sientes ese… Instinto?” No quería usar la palabra “voz”, porque no estaba loca y no quería parecerlo frente a él tampoco. Se refería al hecho de que la pitón también era una de sus formas, y fuera de un par de seseos no creía haberlo visto bajo esa influencia, por lo menos no como ella.
code by EMMENo era una decisión que Amira había tomado conscientemente, ni siquiera sabía que aquellas paredes venían con puertas, pero de alguna manera Noah tenía la llave de todas. Aunque su parte más autodestructiva quería dejarse llevar por aquella rabia y desesperación sanguinaria, absolutamente todo el resto de su ser sabía que debía controlarse. ¿Nos estamos volviendo locos? Dímelo a mi.
Amira siempre había visualizado su existencia como un jarrón de porcelana. Hermoso, por supuesto, algo de lo que cualquiera podría estar orgulloso de haber creado, algo hecho para ser admirado, para demostrar riqueza y prosperidad, pero no más que eso. ¿Frágil? Por lo menos de aspecto, sí, pero la porcelana es engañadora: Famosa por romperse con facilidad, pero extremadamente resistente a altas temperaturas donde otros materiales se quebrarían con facilidad. Ella podía aguantar los ambientes más hostiles con una sonrisa, escuchar rumores que le revolvían el estómago y luego aparecer en público con la cabeza en alto, y nadie podría notar la diferencia.
El silencio le dio tiempo de ponerle cinta adhesiva a todos los pequeños lugares que parecían haberse resquebrajado. De lo poco que recordaba sobre física, si se llena algo con un líquido o gas y luego se pone a presión, algo en algún punto tiene que ceder. No sería ella. Concentrándose en su respiración como alguna vez algún estúpido video le había indicado, intentó volver su mente al presente. El dolor que sentía en el puño que todavía permanecía cerrado le fue de mucha ayuda. Limpió sus lágrimas con la punta de su falda y luego abrió el puño con cuidado, notando por primera vez el camino de sangre que había dejado en el piso.
Los brazos de Noah la hicieron sentir contenida, algo que nadie había siquiera intentado hacer antes. Ahí dentro quizás estaba suficientemente a salvo para soltar algo de la presión que amenazaba con hacerle reventar. Pero las palabras de Noah la distrajeron de aquella idea: Todavía no era el momento de soltar aquello que la mantenía inquieta y avanzando, probablemente lo necesitaría para lo que venía.
Amira asintió débilmente ante la pregunta, observando en la palma de su mano las cuatro perfectas medialunas que había hecho con sus propias uñas. Era impresionante lo que un pequeño descuido o desliz podía causar, en especial en aquel mundo tan peligroso.
No hizo el intento de esconder las heridas, Noah probablemente había olfateado la sangre mucho antes que ella. Sabía que no sólo había hecho esas cuatro heridas, Noah no estaba hecho de hierro aunque le gustaba aparentarlo. “Lo siento Noah, no tengo derecho a reprocharte nada. Lo único que haces es preocuparte por el resto.” Murmuró acariciando su brazo con una mano mientras que examinaba la palma de la otra. “Supongo que puedo hacer mucho daño cuando me descuido. ¿Cierto?” Preguntó con suavidad, refiriéndose más a él que su mano.
Suspiró ante la pregunta de su novio. ¿Quería hacer algo hoy? Sí, encontrar a la dueña de la voz que les había cantado las reglas con tanta naturalidad, rajarle el cuello de un zarpazo y arrancarle las cuerdas vocales. Apretarla del cuello hasta que se le salgan los ojos de sus cochinas cavidades. Vale, quizás sí había estado pasando demasiado tiempo en sus formas salvajes.
“Un chocolate caliente suena muy bien.” Respondió en voz baja, decidiendo acallar las voces que no estaban de acuerdo con aquel hecho, discutiendo que la sangre era mucho mejor. Sabía que a otros miembros de la Manada también les sucedían cosas parecidas, pero aunque había notado algunos cambios en Noah, no le constaba que tuviera tantos problemas como ella en lidiar con ello.
Él le había preguntado, había mostrado disposición de hacer lo que ella quisiera, y decidió aprovechar aquella apertura. “Eres tan bueno conmigo, aún cuando me comporto como una víbora.” Se limpió la cara una vez más, borrando cualquier prueba de que era una humana con sentimientos, y giró todo su cuerpo con delicadeza, intentando quedarse entre sus brazos, para mirar a Noah con cariño y una pequeña sonrisa.“¿Cómo haces para no ser una tú? ¿No sientes ese… Instinto?” No quería usar la palabra “voz”, porque no estaba loca y no quería parecerlo frente a él tampoco. Se refería al hecho de que la pitón también era una de sus formas, y fuera de un par de seseos no creía haberlo visto bajo esa influencia, por lo menos no como ella.
Hora
18:30
Lugar
Cocina
Clima
Parcialmente Despejado
Con
Noah Adams ♡
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Amira KaiserAmira Kaiser
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Raza : Shape Shifter
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Localización : En el Infierno. Bienvenidos.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Noah Adams Vie Jul 26, 2019 12:33 am
Mr. Right
18:30 ➜ Cocina ➜ Parcialmente Nublado
Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato, luego me levantaré a pelear de nuevo.
Se mantuvo apegado a ella. Eran tiempos difíciles, para todos, no sólo para La Manada, y probablemente Amira se preocupaba demasiado. Noah intentaba no pensar en nada más que en los que podía proteger ahora, y la mejor forma de hacerlo. Y había que partir por cumplir las reglas, y cuidar a los Shape Shifters que se encontraban allí.
Siguió ignorando las heridas de Amira. Quería esperar, pues su orgullo probablemente no le dejaría limpiarlas ahora. Se sentía abrumado, aún así, no pensaba demostrarlo. Pensando en las actitudes de la chica, solo le quedaba claro que eventualmente todos terminarían convertidos en bestias si seguían así. Más de una vez había pensado en prohibirle a Amira salir, o tomar sus formas, que se relajase un poco. Pero se ofendería, y si la dejaba de lado así, ¿quién lucharía con él? Amira era la que más le ayudaba, incluso cuando no quería, y no tenía intenciones de sentir su ira si le prohibía algo así o la dejaba encerrada como un animal.
-No haces daño -murmuró suavemente mientras sentía el olor de su cabello. No sabía como hacía para mantenerlo con aquellos olores frutales cuando apenas podían darse un baño -. Deja de preocuparte por eso. ¿Sabes algo? No importa nada, sólo sigamos adelante. Te necesito a mi lado, soy un crío como para guiar a tantos.
Y era verdad. A veces se lamentaba, y sentía que usaba a la chica como apoyo emocional, aunque nadie más lo veía así, y algunas veces había escuchado a varios hablar mal de ella, pero no de él. Jamás había abierto la boca para preguntarle sobre un rumor, engañarlo, traicionarlo, mentirle, aprovecharse. Fuera verdad o no, no había dudado de ella. Pero si que había reprendido a los que escuchó diciendo cosas así. Y sin embargo, el que sentía que la usaba como un pañuelo era él.
Se apartó de ella, acercándose a la cocina. Tenían dos opciones en aquel momento, ocupar uno de los pocos balones de gas restantes, o prender fuego en el horno, de manera más tradicional, aunque más lenta. Prefirió la última, pues así podía aprovechar aún más tiempo junto a ella. Mientras calentaba la olla sobre el fuego, se adentró en la despensa en busca de chocolate y leche en polvo. Pues la líquida se había acabado inmediatamente, antes de que se pudriese. Dejó el chocolate para que se derritiese y preparó leche aparte, con la medida justo para dos tazas.
-No eres una víbora, es sólo esto... No te sientas como una -seguía revolviendo la leche, sin pensar demasiado, sólo dejando las palabras fluir -. Pues sí que lo siento. Muchísimo, por eso retorno a mi forma humana lo antes posible, y prefiero usar mi lanza antes que mis habilidades. Creo que puedo defender esto con mi humanidad. Aunque a veces es inevitable cambiar de forma.
Sentía que todo era hermoso, pero que estaba muy distorsionado. La verdad es que le parecía en extremo triste.
Dejó la leche de lado y se acercó a la olla para revolver el chocolate con cuidado. Una vez todo derretido, vertió la leche con cuidado y siguió revolviendo. Aunque prefería las cosas saladas, y no era muy de andar comiendo comida chatarra, le gustaba la idea de compartir momentos como aquel en lugares silenciosos, frescos y en invierno. Aunque en una cama viendo películas tampoco estaba mal para aquel frío.
-No debes creer nunca en lo que escuchas Amira -la miró, serio y un poco molesto -. Creo que varios saben acerca de esos rumores. Simplemente ignóralos. Y no me refiero a levantar la cabeza y seguir adelante solamente, ignóralos desde tu corazón. Aquellas cosas no deberían hacerte daño. Pero muy adentro duelen, ¿no?
Por más que alguien se negase, todas las cosas causaban un impacto en nosotros. Y a menos que Amira no tuviese corazón, no creía que se sintiese cómoda con aquellas cosas dando vueltas. Se acomodó a su lado, y tomó su mano entrelazando sus dedos. Quería que se sintiese mejor, aunque no sabía cómo.
Siguió ignorando las heridas de Amira. Quería esperar, pues su orgullo probablemente no le dejaría limpiarlas ahora. Se sentía abrumado, aún así, no pensaba demostrarlo. Pensando en las actitudes de la chica, solo le quedaba claro que eventualmente todos terminarían convertidos en bestias si seguían así. Más de una vez había pensado en prohibirle a Amira salir, o tomar sus formas, que se relajase un poco. Pero se ofendería, y si la dejaba de lado así, ¿quién lucharía con él? Amira era la que más le ayudaba, incluso cuando no quería, y no tenía intenciones de sentir su ira si le prohibía algo así o la dejaba encerrada como un animal.
-No haces daño -murmuró suavemente mientras sentía el olor de su cabello. No sabía como hacía para mantenerlo con aquellos olores frutales cuando apenas podían darse un baño -. Deja de preocuparte por eso. ¿Sabes algo? No importa nada, sólo sigamos adelante. Te necesito a mi lado, soy un crío como para guiar a tantos.
Y era verdad. A veces se lamentaba, y sentía que usaba a la chica como apoyo emocional, aunque nadie más lo veía así, y algunas veces había escuchado a varios hablar mal de ella, pero no de él. Jamás había abierto la boca para preguntarle sobre un rumor, engañarlo, traicionarlo, mentirle, aprovecharse. Fuera verdad o no, no había dudado de ella. Pero si que había reprendido a los que escuchó diciendo cosas así. Y sin embargo, el que sentía que la usaba como un pañuelo era él.
Se apartó de ella, acercándose a la cocina. Tenían dos opciones en aquel momento, ocupar uno de los pocos balones de gas restantes, o prender fuego en el horno, de manera más tradicional, aunque más lenta. Prefirió la última, pues así podía aprovechar aún más tiempo junto a ella. Mientras calentaba la olla sobre el fuego, se adentró en la despensa en busca de chocolate y leche en polvo. Pues la líquida se había acabado inmediatamente, antes de que se pudriese. Dejó el chocolate para que se derritiese y preparó leche aparte, con la medida justo para dos tazas.
-No eres una víbora, es sólo esto... No te sientas como una -seguía revolviendo la leche, sin pensar demasiado, sólo dejando las palabras fluir -. Pues sí que lo siento. Muchísimo, por eso retorno a mi forma humana lo antes posible, y prefiero usar mi lanza antes que mis habilidades. Creo que puedo defender esto con mi humanidad. Aunque a veces es inevitable cambiar de forma.
Sentía que todo era hermoso, pero que estaba muy distorsionado. La verdad es que le parecía en extremo triste.
Dejó la leche de lado y se acercó a la olla para revolver el chocolate con cuidado. Una vez todo derretido, vertió la leche con cuidado y siguió revolviendo. Aunque prefería las cosas saladas, y no era muy de andar comiendo comida chatarra, le gustaba la idea de compartir momentos como aquel en lugares silenciosos, frescos y en invierno. Aunque en una cama viendo películas tampoco estaba mal para aquel frío.
-No debes creer nunca en lo que escuchas Amira -la miró, serio y un poco molesto -. Creo que varios saben acerca de esos rumores. Simplemente ignóralos. Y no me refiero a levantar la cabeza y seguir adelante solamente, ignóralos desde tu corazón. Aquellas cosas no deberían hacerte daño. Pero muy adentro duelen, ¿no?
Por más que alguien se negase, todas las cosas causaban un impacto en nosotros. Y a menos que Amira no tuviese corazón, no creía que se sintiese cómoda con aquellas cosas dando vueltas. Se acomodó a su lado, y tomó su mano entrelazando sus dedos. Quería que se sintiese mejor, aunque no sabía cómo.
Amira Kaiser & Noah Adams
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Sáb Ago 24, 2019 9:59 pm
You Are My...Mr. Right
No haces daño. Humph, si tan sólo supieras, Noah… Reprochó en su cabeza, dejando que un pequeño escalofrío recorriera todo su cuerpo. Amira intentaba mantener su sed de sangre en secreto y alejada lo más posible de Noah. No quería dejarle ver esa parte tan horrorosa de ella, por más estúpido e inútil que fuera intentar esconderlo. La Manada hablaba y rumoreaba, y aquellos rumores definitivamente llegaban de vuelta al Rey después de todo.
Le hizo caso e intentó dejar de preocuparse, sacudiendo un poco la cabeza para aclarar sus pensamientos. Noah era realmente impresionante. No sólo podía decir cosas como aquella, no pasa nada, olvidemos las cosas horrendas que dijiste, sigamos adelante, si no que además las cumplía por completo. Tenía razón, además. Le constaba que su novio realmente le necesitaba, las decisiones difíciles donde había que tener corazón de piedra y sangre gélida le costaban demasiado y Amira era normalmente la que tenía que ejecutar órdenes y misiones más duras. Era demasiado bueno, demasiado ingenuo, creía en la bondad de las personas tanto que si Amira no hubiese estado cuidando su espalda como perro guardián de seguro algún imbécil de corazón oscuro hubiese tratado de derrocarlo.
A Noah le servía tener una chica como Amira de su lado, por lo menos por ahora. Ruda, sin corazón y completamente lista para morir protegiéndole y llevarse a la tumba a cualquiera que se pusiera en el camino de su Rey. Definitivamente no merecía a alguien tan puro y bueno como él, y sabía que tarde o temprano, cuando Noah se enterara de que el mundo no era todo color de rosa y que a veces había que ser duro y calculador, también se daría cuenta de que Amira no merecía tenerlo a su lado.
Lo único que le quedaba a la hermosa chica era aprovechar cada momento que le regalaban con él hasta entonces. Abrazó sus piernas, todavía sobre la mesa, y observó a Noah prender el fuego con facilidad, algo que Amira había tenido que aprender a hacer por más que le disgustara. El rubio lo hacía muchísimo mejor que ella, definitivamente, y se movía alrededor de él con una facilidad impresionante. Amira se quedó observándole mientras hacía el chocolate como si de un dios griego se tratase.
Escuchó a su novio explicar cómo evitaba el instinto animal sin mucha sorpresa. Sabía que su problema era, más que nada, que usaba sus formas demasiado en comparación a cualquier otro Shape Shifter de La Manada. Se sentía más como víbora mientras más tiempo pasaba en esa forma, sabía que no le convenía hacerlo, y aún así era la que más usaba. Mantenerse en su forma humana mientras cazaba era, para ella, peor que tomar una forma animal. Por lo menos en su forma de pitón podía pensar que no era ella la que hacía esas cosas, si no que aquel animal. No eran sus propias manos estrangulando la vida de su presa, si no que el cuerpo de un ser ajeno a ella.
Era estúpido, claramente era ella de cualquier modo, pero de alguna manera le tranquilizaba más la segunda opción a pesar de todo. Había hecho suficientes cosas horripilantes para seguir agregando víctimas a su lista, tomaría refugio en absolutamente todos los resquicios morales que podía encontrar por más dudosos que fueran.
Claramente Noah mataba muchísima menos gente y cosas que ella, quizás por eso podía hacerlo con su lanza en vez de su forma de raza cada vez. Su propio látigo le drenaba demasiada energía, y además su cuerpo humano era extremadamente débil en comparación al de Noah, y sus formas animales. “Es más fácil para ti.” Murmuró con suavidad, sin nota de reproche ni discusión en su tono. Era simplemente la verdad. Su estúpido cuerpo nunca había existido para más que contemplarlo con admiración y deseo, todo había sido maquillaje, faldas, vestidos y tacones. No habían criado aquella muñeca para poder manejar el mundo en que se encontraban.
Se le hizo agua la boca al ver a Noah cocinando el chocolate caliente con tanto cuidado. Pudo salir de sus pensamientos a respirar aire fresco, mantenerse en el momento en que estaba y dejar ir el círculo vicioso de pensamientos que solían reducirla a una olla a presión. Claramente se le había notado en la cara debido al comentario de su novio.
Si tan solo supieras lo poco que me importa. Pensó. Amira tenía cosas mucho más importantes de las que preocuparse, nunca le había importado lo que decían de ella y no tenía razones para comenzar ahora. Lo que sí le molestaba era la idea de que Noah escuchara aquellos rumores y los creyera. De cualquier manera asintió, prefiriendo dejarle creer que eran aquellos rumores los que le preocupaban.
¿Ella? ¿Engañando a Noah? Claramente La Manada no la conocía en absoluto. Quizás si prestaran más atención se darían cuenta de que la chica parecía siempre tener telas de distintos tipos con que hacer sus tenidas. ¿Gastaba su precioso tiempo y energía en engañar a Noah con alguien de menor categoría, alguien que no quería? ¿Que no... Amaba? Definitivamente no. Lo que sí era cierto era que pasaba varias tardes sola, salía del territorio de La Manada y volvía pasado el atardecer.
Si tuvieran más neuronas en la cabeza, o les importara lo suficiente, todos ya probablemente hubieran descubierto la verdad. No era problema de ella de cualquier modo, no había nadie más con posibilidades de hacerlo. Definitivamente ninguna de sus víctimas tenía claro quién era la pitón albina, el susurro invisible detrás de sus sombras, que actuaba de verdugo.
Tomó la mano de Noah con suavidad y fingiendo afectarse un poco ante sus palabras antes de mostrarse genuinamente aliviada.
“Mientras sepas que no son ciertos, que yo nunca…” Sintió algo incendiarse dentro de ella, encenderse en furia que avivó la llama de sus ojos. Quiso apretar la mano de Noah con fuerza, suficiente fuerza como para hacerle daño, pero se contuvo con esfuerzo visible. No podía dejar que los instintos animales en su cabeza ganaran, no ahora, no frente a Noah. Amira suavizó su mirada, mirando a su novio a los ojos. “Nunca haría algo como eso.”
Posó su mano libre sobre la mejilla de Noah, ligera y suave mientras rebuscaba en los ojos del chico. “Lo que sí me dolería es que los creyeras, aunque fuera por un segundo. Yo te…” Sintió el color subirle a las mejillas, gesto que la chica pocas veces en su vida había logrado falsear, y vértigo. Como si estuviese al borde de un abismo, como si sus palabras fueran a empujarle. Después de esto, no hay vuelta atrás Amira. Se advirtió a sí misma con prudencia, una parte de ella intentando traerla de vuelta detrás de las paredes que había armado.
Lo sé. Respondió a aquella parte, sopesando el abismo a sus pies. Pero nunca he sido una gallina. Sintió su corazón dar el salto hacia adelante antes de que sus palabras se escaparan de sus labios temblorosos. “Te amo, demasiado para hacerte algo como eso.” Sonaron dulces, mucho más dulce que cualquier otra cosa que Amira había dicho en toda su vida. Pero también extrañas, quizás porque la chica nunca las había pronunciado. Escuchó, en algún lugar dentro de ella, que alguien comenzaba a reír. Quizás la víbora que solía dictar sus acciones lo estaba pasando bien con este show de completa y total humanidad.
No se atrevió a mantener sus ojos sobre los de Noah, demasiado asustada de su reacción como para verla tan de cerca. Agradeció estar sentada porque sintió las piernas como tallarines mientras toda su sangre parecía reaccionar ante las palabras, enrojeciendo la tonalidad de su piel de porcelana varios grados. Peleó por mantener su respiración liviana y normal en vez de pelear por tomar bocanadas de aire, como quería.
Vulnerable. La chica dentro de las paredes había comenzado a gritar y patalear, maldiciendo a la que acababa de mandar todo a la mierda. ¿Era necesario? ¿Era necesario, chica estúpida? Amira fijó su mirada en la mano que tenía entrelazada con la de Noah, sintiendo que caía al abismo donde había saltado voluntariamente. Sabía que él probablemente no sintiera lo mismo, eso era cierto. Sabía que le dolería tener una confirmación, eso también era cierto. Pero de cualquier manera quería que él lo supiera. Por lo menos que a él le constara, ya que nadie más le creía. La víbora siguió riendo.
No quería obligar a Noah a responder. Miró detrás de su novio, donde el fuego calentaba el chocolate caliente, y notó que la leche había comenzado a burbujear peligrosamente. “¡Ay, mierda!” Exclamó, quizás con más ahínco que su característico desdén por la mayoría de las cosas, mientras se incorporaba rápidamente para alejar el chocolate caliente del fuego. No negaría que estaba agradecida de la distracción.
code by EMMELe hizo caso e intentó dejar de preocuparse, sacudiendo un poco la cabeza para aclarar sus pensamientos. Noah era realmente impresionante. No sólo podía decir cosas como aquella, no pasa nada, olvidemos las cosas horrendas que dijiste, sigamos adelante, si no que además las cumplía por completo. Tenía razón, además. Le constaba que su novio realmente le necesitaba, las decisiones difíciles donde había que tener corazón de piedra y sangre gélida le costaban demasiado y Amira era normalmente la que tenía que ejecutar órdenes y misiones más duras. Era demasiado bueno, demasiado ingenuo, creía en la bondad de las personas tanto que si Amira no hubiese estado cuidando su espalda como perro guardián de seguro algún imbécil de corazón oscuro hubiese tratado de derrocarlo.
A Noah le servía tener una chica como Amira de su lado, por lo menos por ahora. Ruda, sin corazón y completamente lista para morir protegiéndole y llevarse a la tumba a cualquiera que se pusiera en el camino de su Rey. Definitivamente no merecía a alguien tan puro y bueno como él, y sabía que tarde o temprano, cuando Noah se enterara de que el mundo no era todo color de rosa y que a veces había que ser duro y calculador, también se daría cuenta de que Amira no merecía tenerlo a su lado.
Lo único que le quedaba a la hermosa chica era aprovechar cada momento que le regalaban con él hasta entonces. Abrazó sus piernas, todavía sobre la mesa, y observó a Noah prender el fuego con facilidad, algo que Amira había tenido que aprender a hacer por más que le disgustara. El rubio lo hacía muchísimo mejor que ella, definitivamente, y se movía alrededor de él con una facilidad impresionante. Amira se quedó observándole mientras hacía el chocolate como si de un dios griego se tratase.
Escuchó a su novio explicar cómo evitaba el instinto animal sin mucha sorpresa. Sabía que su problema era, más que nada, que usaba sus formas demasiado en comparación a cualquier otro Shape Shifter de La Manada. Se sentía más como víbora mientras más tiempo pasaba en esa forma, sabía que no le convenía hacerlo, y aún así era la que más usaba. Mantenerse en su forma humana mientras cazaba era, para ella, peor que tomar una forma animal. Por lo menos en su forma de pitón podía pensar que no era ella la que hacía esas cosas, si no que aquel animal. No eran sus propias manos estrangulando la vida de su presa, si no que el cuerpo de un ser ajeno a ella.
Era estúpido, claramente era ella de cualquier modo, pero de alguna manera le tranquilizaba más la segunda opción a pesar de todo. Había hecho suficientes cosas horripilantes para seguir agregando víctimas a su lista, tomaría refugio en absolutamente todos los resquicios morales que podía encontrar por más dudosos que fueran.
Claramente Noah mataba muchísima menos gente y cosas que ella, quizás por eso podía hacerlo con su lanza en vez de su forma de raza cada vez. Su propio látigo le drenaba demasiada energía, y además su cuerpo humano era extremadamente débil en comparación al de Noah, y sus formas animales. “Es más fácil para ti.” Murmuró con suavidad, sin nota de reproche ni discusión en su tono. Era simplemente la verdad. Su estúpido cuerpo nunca había existido para más que contemplarlo con admiración y deseo, todo había sido maquillaje, faldas, vestidos y tacones. No habían criado aquella muñeca para poder manejar el mundo en que se encontraban.
Se le hizo agua la boca al ver a Noah cocinando el chocolate caliente con tanto cuidado. Pudo salir de sus pensamientos a respirar aire fresco, mantenerse en el momento en que estaba y dejar ir el círculo vicioso de pensamientos que solían reducirla a una olla a presión. Claramente se le había notado en la cara debido al comentario de su novio.
Si tan solo supieras lo poco que me importa. Pensó. Amira tenía cosas mucho más importantes de las que preocuparse, nunca le había importado lo que decían de ella y no tenía razones para comenzar ahora. Lo que sí le molestaba era la idea de que Noah escuchara aquellos rumores y los creyera. De cualquier manera asintió, prefiriendo dejarle creer que eran aquellos rumores los que le preocupaban.
¿Ella? ¿Engañando a Noah? Claramente La Manada no la conocía en absoluto. Quizás si prestaran más atención se darían cuenta de que la chica parecía siempre tener telas de distintos tipos con que hacer sus tenidas. ¿Gastaba su precioso tiempo y energía en engañar a Noah con alguien de menor categoría, alguien que no quería? ¿Que no... Amaba? Definitivamente no. Lo que sí era cierto era que pasaba varias tardes sola, salía del territorio de La Manada y volvía pasado el atardecer.
Si tuvieran más neuronas en la cabeza, o les importara lo suficiente, todos ya probablemente hubieran descubierto la verdad. No era problema de ella de cualquier modo, no había nadie más con posibilidades de hacerlo. Definitivamente ninguna de sus víctimas tenía claro quién era la pitón albina, el susurro invisible detrás de sus sombras, que actuaba de verdugo.
Tomó la mano de Noah con suavidad y fingiendo afectarse un poco ante sus palabras antes de mostrarse genuinamente aliviada.
“Mientras sepas que no son ciertos, que yo nunca…” Sintió algo incendiarse dentro de ella, encenderse en furia que avivó la llama de sus ojos. Quiso apretar la mano de Noah con fuerza, suficiente fuerza como para hacerle daño, pero se contuvo con esfuerzo visible. No podía dejar que los instintos animales en su cabeza ganaran, no ahora, no frente a Noah. Amira suavizó su mirada, mirando a su novio a los ojos. “Nunca haría algo como eso.”
Posó su mano libre sobre la mejilla de Noah, ligera y suave mientras rebuscaba en los ojos del chico. “Lo que sí me dolería es que los creyeras, aunque fuera por un segundo. Yo te…” Sintió el color subirle a las mejillas, gesto que la chica pocas veces en su vida había logrado falsear, y vértigo. Como si estuviese al borde de un abismo, como si sus palabras fueran a empujarle. Después de esto, no hay vuelta atrás Amira. Se advirtió a sí misma con prudencia, una parte de ella intentando traerla de vuelta detrás de las paredes que había armado.
Lo sé. Respondió a aquella parte, sopesando el abismo a sus pies. Pero nunca he sido una gallina. Sintió su corazón dar el salto hacia adelante antes de que sus palabras se escaparan de sus labios temblorosos. “Te amo, demasiado para hacerte algo como eso.” Sonaron dulces, mucho más dulce que cualquier otra cosa que Amira había dicho en toda su vida. Pero también extrañas, quizás porque la chica nunca las había pronunciado. Escuchó, en algún lugar dentro de ella, que alguien comenzaba a reír. Quizás la víbora que solía dictar sus acciones lo estaba pasando bien con este show de completa y total humanidad.
No se atrevió a mantener sus ojos sobre los de Noah, demasiado asustada de su reacción como para verla tan de cerca. Agradeció estar sentada porque sintió las piernas como tallarines mientras toda su sangre parecía reaccionar ante las palabras, enrojeciendo la tonalidad de su piel de porcelana varios grados. Peleó por mantener su respiración liviana y normal en vez de pelear por tomar bocanadas de aire, como quería.
Vulnerable. La chica dentro de las paredes había comenzado a gritar y patalear, maldiciendo a la que acababa de mandar todo a la mierda. ¿Era necesario? ¿Era necesario, chica estúpida? Amira fijó su mirada en la mano que tenía entrelazada con la de Noah, sintiendo que caía al abismo donde había saltado voluntariamente. Sabía que él probablemente no sintiera lo mismo, eso era cierto. Sabía que le dolería tener una confirmación, eso también era cierto. Pero de cualquier manera quería que él lo supiera. Por lo menos que a él le constara, ya que nadie más le creía. La víbora siguió riendo.
No quería obligar a Noah a responder. Miró detrás de su novio, donde el fuego calentaba el chocolate caliente, y notó que la leche había comenzado a burbujear peligrosamente. “¡Ay, mierda!” Exclamó, quizás con más ahínco que su característico desdén por la mayoría de las cosas, mientras se incorporaba rápidamente para alejar el chocolate caliente del fuego. No negaría que estaba agradecida de la distracción.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Noah Adams Vie Sep 06, 2019 12:09 am
Mr. Right
18:30 ➜ Cocina ➜ Parcialmente Nublado
Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato, luego me levantaré a pelear de nuevo.
Pasó un buen rato mirando a la chica, que parecía inmersa en sus pensamientos. Mientras que él, solamente se había quedado allí, parado, con la cabeza limpia de cualquier pensamiento que pudiese preocuparle. No quería pensar en cosas complicadas ni estresarse más de lo que ya estaba.
De partida, ser el líder ya era demasiado cargo para él, cuando habían personas mayores que él, o que no le respetaban y miraban en menos. Lo entendía, pero lograba superarlo, todo era cuestión de actitud y habilidad, y Noah contaba con ambas. Que haber vivido lejos de todo y haciendo cosas de salvajes por diversión le hubiese servido de algo.
-¿Y por qué es más fácil para mi, Amira?
Se dio vuelta para mirarla, de brazos cruzados. No tenía tono molesto ni nada por el estilo, pero sólo quería saber el por qué. No tenía nada de especial como para que a él le afectasen menos las cosas, así que deseaba entender.
La escuchó con muchísima atención mientras hablaba. Se quedó un poco helado con sus palabras, pero tenía más que claro que ella no haría aquello, ya fuese por orgullo, porque creía que ninguna chica sería tan “estúpida” de perderlo así, o porque sabía que ella lo quería más de lo que debía, y era algo que él, lamentablemente para ella, no podía corresponder por completo, por más que lo intentase.
Fue peor aún, cuando quedó perplejo al escuchar aquellas palabras y tuvo que morderse la lengua con fuerza para evitar alguna reacción que pudiese ser doliente para la rubia. ¿Qué podía responder? Sabía que ella no esperaba nada, lo veía en su mirada, no se había quedado esperando una respuesta, y sin embargo él quería decir algo. ¿Rechazarla? Pero si eran pareja.
Se sintió pésimo al verse a si mismo en el reflejo de un vidrio, y al lado a Amira. Si bien siempre había tenido pensamientos egoístas, y había tenido relaciones sólo por gusto o aburrimiento, además de no tener problemas de ser el patas negras en otras relaciones, en aquel momento se vio extremadamente afectado. Tragó saliva, y cuando la chica se levantó a ver el chocolate, lo dejó burbujear un poco más y la abrazó por la espalda, mientras acariciaba su cuello con su nariz y le dio un par de besos.
Creyó que, aquello podía dejar claro que no sentía lo mismo, pero que de todos modos le tenía cariño. Al menos, en ese caso era la excepción, no había sentido ningún tipo de cariño por ninguna de sus anteriores parejas. Si en algún caso se había enamorado, jamás había estado con aquella persona por razones que ni ahora lograba entender.
La soltó y fue rápidamente a ver el que chocolate que burujeaba, apagando el fuego lo antes posible, y tomó dos tazas de aquellas en las que algún momento los empleados usaron para tomar café y cosas por el estilo. Si hubiese podido, agregaría marshmallows, crema batida y salsa de chocolate, pero no contaban con aquellas cosas en aquel momento, además de que no era una prioridad.
No tendía a comer ni tomar cosas como aquella, la verdad es que era bastante sano en ese sentido, pero sabía que aquello podría agradarle a Amira, así que podía hacerlo de cuando en cuando.
-Ya está -murmuró, con ambas tazas en las manos mientras le extendía una a la chica.
Comenzó a caminar hacia ella, con la intención de que comenzara a echarse hacia atrás, y luego dejó su taza en el mesón. Comenzó a acariciar sus cabellos, de la forma más tierna que le fue posible, y se acercó lentamente. No quiso besarla, intentó algo más tierno, frotando su nariz con la de ella, para luego levantar su chasquilla y besar su frente.
Luego de eso se alejó un poco y tomó la taza, bebiendo lentamente el chocolate, evitando quemarse. Sentía un dolor extraño en su estómago, como si algo no estuviese bien, y con aquello, volvió todo el estrés y las complicaciones de estar allí. Sin embargo su expresión no cambió, ni tampoco abrió la boca para hablar de aquello. Ese momento era de ellos dos, y nadie, ni siquiera una estúpida bomba podría arruinarlo. Ya había sido suficiente.
-Vamos a salir de aquí… Lo prometo.
De partida, ser el líder ya era demasiado cargo para él, cuando habían personas mayores que él, o que no le respetaban y miraban en menos. Lo entendía, pero lograba superarlo, todo era cuestión de actitud y habilidad, y Noah contaba con ambas. Que haber vivido lejos de todo y haciendo cosas de salvajes por diversión le hubiese servido de algo.
-¿Y por qué es más fácil para mi, Amira?
Se dio vuelta para mirarla, de brazos cruzados. No tenía tono molesto ni nada por el estilo, pero sólo quería saber el por qué. No tenía nada de especial como para que a él le afectasen menos las cosas, así que deseaba entender.
La escuchó con muchísima atención mientras hablaba. Se quedó un poco helado con sus palabras, pero tenía más que claro que ella no haría aquello, ya fuese por orgullo, porque creía que ninguna chica sería tan “estúpida” de perderlo así, o porque sabía que ella lo quería más de lo que debía, y era algo que él, lamentablemente para ella, no podía corresponder por completo, por más que lo intentase.
Fue peor aún, cuando quedó perplejo al escuchar aquellas palabras y tuvo que morderse la lengua con fuerza para evitar alguna reacción que pudiese ser doliente para la rubia. ¿Qué podía responder? Sabía que ella no esperaba nada, lo veía en su mirada, no se había quedado esperando una respuesta, y sin embargo él quería decir algo. ¿Rechazarla? Pero si eran pareja.
Se sintió pésimo al verse a si mismo en el reflejo de un vidrio, y al lado a Amira. Si bien siempre había tenido pensamientos egoístas, y había tenido relaciones sólo por gusto o aburrimiento, además de no tener problemas de ser el patas negras en otras relaciones, en aquel momento se vio extremadamente afectado. Tragó saliva, y cuando la chica se levantó a ver el chocolate, lo dejó burbujear un poco más y la abrazó por la espalda, mientras acariciaba su cuello con su nariz y le dio un par de besos.
Creyó que, aquello podía dejar claro que no sentía lo mismo, pero que de todos modos le tenía cariño. Al menos, en ese caso era la excepción, no había sentido ningún tipo de cariño por ninguna de sus anteriores parejas. Si en algún caso se había enamorado, jamás había estado con aquella persona por razones que ni ahora lograba entender.
La soltó y fue rápidamente a ver el que chocolate que burujeaba, apagando el fuego lo antes posible, y tomó dos tazas de aquellas en las que algún momento los empleados usaron para tomar café y cosas por el estilo. Si hubiese podido, agregaría marshmallows, crema batida y salsa de chocolate, pero no contaban con aquellas cosas en aquel momento, además de que no era una prioridad.
No tendía a comer ni tomar cosas como aquella, la verdad es que era bastante sano en ese sentido, pero sabía que aquello podría agradarle a Amira, así que podía hacerlo de cuando en cuando.
-Ya está -murmuró, con ambas tazas en las manos mientras le extendía una a la chica.
Comenzó a caminar hacia ella, con la intención de que comenzara a echarse hacia atrás, y luego dejó su taza en el mesón. Comenzó a acariciar sus cabellos, de la forma más tierna que le fue posible, y se acercó lentamente. No quiso besarla, intentó algo más tierno, frotando su nariz con la de ella, para luego levantar su chasquilla y besar su frente.
Luego de eso se alejó un poco y tomó la taza, bebiendo lentamente el chocolate, evitando quemarse. Sentía un dolor extraño en su estómago, como si algo no estuviese bien, y con aquello, volvió todo el estrés y las complicaciones de estar allí. Sin embargo su expresión no cambió, ni tampoco abrió la boca para hablar de aquello. Ese momento era de ellos dos, y nadie, ni siquiera una estúpida bomba podría arruinarlo. Ya había sido suficiente.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Jue Oct 10, 2019 3:38 am
You are my...Mr. Right
El abrazo de Noah definitivamente le había tomado por sorpresa. Había intentado darle una salida a su novio, la opción de hacerse el loco, ignorar lo que había dicho. Pero el chico era demasiado bueno siquiera para eso. ¿Lágrimas, Amira? Se reprochó, sintiendo que sus ojos rebeldes intentaban traicionar su silencio.
Quizás aquello le había dolido más, la acción, sin palabras, de mimarle. ¿Hubiese sido mejor que simplemente ignorase sus palabras? Probablemente, de aquella manera Amira podía decirse que quizás no le había escuchado bien. Que quizás había estado demasiado sorprendido como para responder. Esto significaba que sabía bien lo que había dicho y simplemente era incapaz de responder con lo mismo. Siempre has sabido que no te ama, estúpida. ¿Qué esperabas? En realidad no esperaba nada, y aún así se sentía desilusionada.
Los labios de Noah sobre su cuello calmaron y, a la vez, profundizaron el dolor que amenazaba con hacerse visible en sus ojos. Con esfuerzo, logró aplacarlo lo suficiente como para que las lágrimas no se formasen, y aprovechó de recomponer su expresión y emociones mientras Noah se ocupaba de servir el chocolate. “Pues… Es más fácil para tí porque…” Amira suspiró, intentando explicar su manera de ver las cosas. “Tienes fuerza, y resistencia física. Puedes recibir golpes, con tu cuerpo humano, sin romperte. Puedes dar golpes, pelear, protegerte a tí mismo y los tuyos sin necesitar una de tus formas animales.” Ladeó la cabeza, sonriendo con cariño mientras su novio se giraba con una taza de chocolate en cada mano.
“Yo… Soy demasiado frágil. Una vez que me ven venir, no hay nada que pueda hacer. No sirvo para nada con este… Cuerpo de muñeca, más que para que todos tengan razón para odiarme porque creen que me conocen.” Algo amargo tiñó su mirada por un momento, y la chica se abrazó a sí misma. “Estoy hecha de porcelana, no cuento con fuerza ni resistencia sin recurrir a mis formas.” Retrocedió hacia la mesa, recibiendo la taza de chocolate que le ofrecía Noah. “Gracias.” Se sentó sobre la mesa, las sillas ya no significaban demasiado para la rubia.
Dejó de hablar, sintiendo que volvía a sonrojarse ligeramente al notar que Noah seguía avanzando hacia ella. Ladeó su cabeza, acercándola a la mano de su novio, y sonrió tiernamente ante los gestos siguientes del rubio. ¿Hace cuanto no la trataban con esa cantidad de cariño? Un dolor antiguo, un recuerdo reprimido pasó por su cabeza por menos de un segundo, y Amira volvió en sí. Muchísimo tiempo, y definitivamente lo necesitaba de vez en cuando, para recordarle lo que se sentía ser humana.
Bebió de su taza junto con Noah, sintiendo que se quemaba la lengua. No le importaba demasiado, el dolor a veces ayudaba a centrarle en el presente. “Voy a hacer todo lo posible para ayudarte, Noah.” No había remarcado con su tono el hecho de que se había dejado a sí misma fuera de la ecuación cuando se trataba de salir de aquel lugar.
Después de todo ¿Qué le esperaba allá afuera? En el mundo del que provenían no había nadie esperándole, nadie a quien le importase que Amira había muerto, o desaparecido. Sólo gente lista para abusar y aprovecharse de ella, usándole como peón o muñequita. En este mundo por lo menos podía defenderse. Por lo menos podía decidir por quien dejarse usar. Por lo menos podía ser útil para alguien que realmente le importaba. ¿Le influía en algo que Noah no respondiera sus sentimientos con la misma intensidad? No realmente, no cuando la otra opción era dejarse llevar por su instinto animal y perder la cabeza en uno o dos días. Sus sentimientos por el rubio eran, definitivamente, lo único que le traía de vuelta del abismo día tras día.
“…” Bajó la taza por un momento, observando a Noah con una sonrisa. “Necesitaba esto…” Murmuró, moviendo la taza de chocolate entre sus manos. “Extraño tanto sentirme normal…” Quería acercarse, buscar refugio en el chico que le recordaba que tenía un corazón humano. Que todavía existían sentimientos bonitos en el mundo, sentimientos que valían la pena perseguir. Sintió el color subirle a las mejillas otra vez. “¿Sabes?” No, probablemente no sabía mucho a lo que se refería, por lo menos no tan intensamente como ella, que siempre estaba a una acción, una decisión de perder su humanidad.
No escondió en su lenguaje corporal lo mucho que quería estar más cerca de él, pero aún así respetó la distancia que Noah había puesto entre ellos. Amira era bastante arisca con la mayoría de la gente, pero cuando se trataba de sus amigas o su novio nunca podía recibir suficiente contacto. Pero había atacado a Noah con sus emociones y necesidades lo suficiente por una tarde, y con lo reservado que era, no quería sofocarle con demasiado. ¿Hace cuánto tiempo que no se besaban en serio? Quizás desde que había explotado la bomba, habían estado preocupados de cosas más importantes, como sobrevivir. Tomó otro sorbo del chocolate, dejando que aquello le recordara momentos en que su vida no había estado en juego.
code by EMMEQuizás aquello le había dolido más, la acción, sin palabras, de mimarle. ¿Hubiese sido mejor que simplemente ignorase sus palabras? Probablemente, de aquella manera Amira podía decirse que quizás no le había escuchado bien. Que quizás había estado demasiado sorprendido como para responder. Esto significaba que sabía bien lo que había dicho y simplemente era incapaz de responder con lo mismo. Siempre has sabido que no te ama, estúpida. ¿Qué esperabas? En realidad no esperaba nada, y aún así se sentía desilusionada.
Los labios de Noah sobre su cuello calmaron y, a la vez, profundizaron el dolor que amenazaba con hacerse visible en sus ojos. Con esfuerzo, logró aplacarlo lo suficiente como para que las lágrimas no se formasen, y aprovechó de recomponer su expresión y emociones mientras Noah se ocupaba de servir el chocolate. “Pues… Es más fácil para tí porque…” Amira suspiró, intentando explicar su manera de ver las cosas. “Tienes fuerza, y resistencia física. Puedes recibir golpes, con tu cuerpo humano, sin romperte. Puedes dar golpes, pelear, protegerte a tí mismo y los tuyos sin necesitar una de tus formas animales.” Ladeó la cabeza, sonriendo con cariño mientras su novio se giraba con una taza de chocolate en cada mano.
“Yo… Soy demasiado frágil. Una vez que me ven venir, no hay nada que pueda hacer. No sirvo para nada con este… Cuerpo de muñeca, más que para que todos tengan razón para odiarme porque creen que me conocen.” Algo amargo tiñó su mirada por un momento, y la chica se abrazó a sí misma. “Estoy hecha de porcelana, no cuento con fuerza ni resistencia sin recurrir a mis formas.” Retrocedió hacia la mesa, recibiendo la taza de chocolate que le ofrecía Noah. “Gracias.” Se sentó sobre la mesa, las sillas ya no significaban demasiado para la rubia.
Dejó de hablar, sintiendo que volvía a sonrojarse ligeramente al notar que Noah seguía avanzando hacia ella. Ladeó su cabeza, acercándola a la mano de su novio, y sonrió tiernamente ante los gestos siguientes del rubio. ¿Hace cuanto no la trataban con esa cantidad de cariño? Un dolor antiguo, un recuerdo reprimido pasó por su cabeza por menos de un segundo, y Amira volvió en sí. Muchísimo tiempo, y definitivamente lo necesitaba de vez en cuando, para recordarle lo que se sentía ser humana.
Bebió de su taza junto con Noah, sintiendo que se quemaba la lengua. No le importaba demasiado, el dolor a veces ayudaba a centrarle en el presente. “Voy a hacer todo lo posible para ayudarte, Noah.” No había remarcado con su tono el hecho de que se había dejado a sí misma fuera de la ecuación cuando se trataba de salir de aquel lugar.
Después de todo ¿Qué le esperaba allá afuera? En el mundo del que provenían no había nadie esperándole, nadie a quien le importase que Amira había muerto, o desaparecido. Sólo gente lista para abusar y aprovecharse de ella, usándole como peón o muñequita. En este mundo por lo menos podía defenderse. Por lo menos podía decidir por quien dejarse usar. Por lo menos podía ser útil para alguien que realmente le importaba. ¿Le influía en algo que Noah no respondiera sus sentimientos con la misma intensidad? No realmente, no cuando la otra opción era dejarse llevar por su instinto animal y perder la cabeza en uno o dos días. Sus sentimientos por el rubio eran, definitivamente, lo único que le traía de vuelta del abismo día tras día.
“…” Bajó la taza por un momento, observando a Noah con una sonrisa. “Necesitaba esto…” Murmuró, moviendo la taza de chocolate entre sus manos. “Extraño tanto sentirme normal…” Quería acercarse, buscar refugio en el chico que le recordaba que tenía un corazón humano. Que todavía existían sentimientos bonitos en el mundo, sentimientos que valían la pena perseguir. Sintió el color subirle a las mejillas otra vez. “¿Sabes?” No, probablemente no sabía mucho a lo que se refería, por lo menos no tan intensamente como ella, que siempre estaba a una acción, una decisión de perder su humanidad.
No escondió en su lenguaje corporal lo mucho que quería estar más cerca de él, pero aún así respetó la distancia que Noah había puesto entre ellos. Amira era bastante arisca con la mayoría de la gente, pero cuando se trataba de sus amigas o su novio nunca podía recibir suficiente contacto. Pero había atacado a Noah con sus emociones y necesidades lo suficiente por una tarde, y con lo reservado que era, no quería sofocarle con demasiado. ¿Hace cuánto tiempo que no se besaban en serio? Quizás desde que había explotado la bomba, habían estado preocupados de cosas más importantes, como sobrevivir. Tomó otro sorbo del chocolate, dejando que aquello le recordara momentos en que su vida no había estado en juego.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Noah Adams Lun Mar 02, 2020 9:39 pm
Mr. Right
18:30 ➜ Cocina ➜ Parcialmente Nublado
Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato, luego me levantaré a pelear de nuevo.
Escuchó sus palabras con atención, aunque varias de ellas le hicieron fruncir el seño, un poco molesto, pero no se volteó hacia ella hasta que se calmó. Creía que estaba totalmente equivocada. No, sabía que estaba equivocada.
-No creo que se trate de resistencia Amira, se trata de voluntad y decisión, no quiero corromperme, pero tampoco es fácil ver mis propias manos manchadas de sangre. Dejarme llevar por mi instinto animal o volverme uno, en cualquier caso es lo mismo, en una forma u otra soy un asesino... Pero al menos sigo siendo humano, y eso todo lo que me queda.
No podría redimirse jamás de sus acciones, independiente de que las personas hubiesen revivido luego de caer ante sus manos, no quitaba el hecho de que Noah había tomado una acción que era tremendamente horrible, y ahora que vivía en aquel tipo de asquerosa sociedad que se había formado, no podía tomar tan en serio el valor de la vida o la muerte.
-No eres frágil, qui´za tu cuerpo se dañe, pero tienes una gran actitud, ¿por qué carajo te rebajas? -le irritaba que personas fuertes, que habían aguantado muchas cosas se rebajaran, se tratasen de débiles o frágiles, no le parecía en lo absoluto apropiado -. Deberías tener más fe en ti misma, es casi como si esa maldita voz lograse meterse en tus intestinos.
Porque eso era lo que hacía todo el tiempo, rebajarlos, jugar con ellos, engañarlos, eran sus juguetes, y estaba logrando convencer a Amira de aquello, el no quería y no aceptaría aquello, estaba cada vez más cerca de tomar una decisión estúpida que podría costarle la vida de muchos, enfrentarse a un enemigo que no conocía, y ni siquiera sabía donde se encontraba.
Pasó un rato, dejando aquel tenso momento de lado, en el cual se mantuvieron cerca, pero probablemente no lo suficiente. Realmente parecían años desde que estaban así de tranquilos, era ridículo, pensando en todo lo que pasaba, pero como había dicho antes, no servía de nada estresarse sobre cosas que no podían cambiar en ese instante.
-Todos extrañamos sentirnos normales linda... -susurró suavemente mientras se acercaba para seguir acariciando su mejilla con cuidado, para luego pasar su mano a su cabello, tan suave... -. Sólo distráete de vez en cuando, no tienes que lidiar con todos esos pensamientos negativos sola, al fin y al cabo, estamos todos metidos en la misma situación.
Se relajó lentamente, mientras seguía bebiendo de su chocolate caliente, mirando el cielo nublado, y los ojos de la chica. Sentía que estaba... cansada por alguna razón. Pero todos lo estaban, ¿no?
-No creo que se trate de resistencia Amira, se trata de voluntad y decisión, no quiero corromperme, pero tampoco es fácil ver mis propias manos manchadas de sangre. Dejarme llevar por mi instinto animal o volverme uno, en cualquier caso es lo mismo, en una forma u otra soy un asesino... Pero al menos sigo siendo humano, y eso todo lo que me queda.
No podría redimirse jamás de sus acciones, independiente de que las personas hubiesen revivido luego de caer ante sus manos, no quitaba el hecho de que Noah había tomado una acción que era tremendamente horrible, y ahora que vivía en aquel tipo de asquerosa sociedad que se había formado, no podía tomar tan en serio el valor de la vida o la muerte.
-No eres frágil, qui´za tu cuerpo se dañe, pero tienes una gran actitud, ¿por qué carajo te rebajas? -le irritaba que personas fuertes, que habían aguantado muchas cosas se rebajaran, se tratasen de débiles o frágiles, no le parecía en lo absoluto apropiado -. Deberías tener más fe en ti misma, es casi como si esa maldita voz lograse meterse en tus intestinos.
Porque eso era lo que hacía todo el tiempo, rebajarlos, jugar con ellos, engañarlos, eran sus juguetes, y estaba logrando convencer a Amira de aquello, el no quería y no aceptaría aquello, estaba cada vez más cerca de tomar una decisión estúpida que podría costarle la vida de muchos, enfrentarse a un enemigo que no conocía, y ni siquiera sabía donde se encontraba.
Pasó un rato, dejando aquel tenso momento de lado, en el cual se mantuvieron cerca, pero probablemente no lo suficiente. Realmente parecían años desde que estaban así de tranquilos, era ridículo, pensando en todo lo que pasaba, pero como había dicho antes, no servía de nada estresarse sobre cosas que no podían cambiar en ese instante.
-Todos extrañamos sentirnos normales linda... -susurró suavemente mientras se acercaba para seguir acariciando su mejilla con cuidado, para luego pasar su mano a su cabello, tan suave... -. Sólo distráete de vez en cuando, no tienes que lidiar con todos esos pensamientos negativos sola, al fin y al cabo, estamos todos metidos en la misma situación.
Se relajó lentamente, mientras seguía bebiendo de su chocolate caliente, mirando el cielo nublado, y los ojos de la chica. Sentía que estaba... cansada por alguna razón. Pero todos lo estaban, ¿no?
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Sáb Mar 06, 2021 1:51 am
You are my...Mr. Right
Amira esperó, notando lo tensos que parecían los hombros de Noah. ¿Había dicho algo malo? Probablemente. Noah parecía molestarse cuando ella era demasiado honesta con lo que pensaba sobre sí misma. “Voluntad y decisión.” ¿Cuánto de aquello le quedaba? Realmente sentía que su cuerpo a veces se movía por voluntad propia. La única convicción que le quedaba era por Noah.
“No eres un asesino.” Aseveró con más brusquedad de lo previsto. Si él era un asesino ¿Qué quedaba para ella? De seguro no era eso a lo que se refería, aunque Noah sabía que Amira cazaba bastante, sin contar todas las cacerías nocturnas que escondía de todos. De seguro no consideraba que Amira también era una asesina, peor que él. ¿Cierto?
Pero eso fue exactamente lo que la rubia escuchó. Se encogió un poco ante las palabras de su novio, sintiéndose estúpida por haberle mostrado su inseguridad. Se arrepintió instantáneamente, deseando no haber dicho nada en absoluto. A Noah no le gustaba, le frustraba demasiado, y Amira debía ser fuerte.
¿Que por qué se rebajaba? No lo hacía frente a nadie más, nadie nunca sabía lo que había detrás de los ojos de de la rubia. Nadie sabía que se sentía completamente fuera de lugar con Noah, que no merecía estar con él. Había dicho en voz alta pro primera vez que era débil, que odiaba el cuerpo que tenía y como la miraba la gente, y él sólo se había enojado. No tenía sentido continuar con aquella conversación, no haría más que agobiar a ambos y lo último que quería era cargar a su novio con sus propios problemas.
De un momento a otro, con aquellas ideas en mente, se sintió completamente sola. ¿Por qué todo era tan injusto? ¿Por qué no podía simplemente desahogarse con su novio y recibir apoyo y un abrazo de vuelta? ¿Por qué no podía decirle que lo amaba sin sentir que la había cagado? Claramente porque ella no merecía algo como eso. Una pena profunda se apoderó de la rubia, aferrándola desde el corazón. Sólo por un segundo, aquella emoción cruzó por sus ojos antes de esconderla en una pequeña sonrisa, por más fuera de lugar que estuviese, que no llegó a iluminar su cara.
No podía mostrarle a nadie, ni siquiera a Noah el peso que sentía. No podía hundirle con ella. Lo único que podía hacer era aguantar, aguantar todo el tiempo que fuese necesario. Amira sintió su pecho apretarse ante la mención de aquella voz. No era la única que tenía dentro de su cabeza, en realidad ya casi no podía ni distinguirlas de sus propios pensamientos. Pero no podía compartir aquello con Noah, no luego de aquella reacción.
No, no necesitaba compasión de nadie. Tragó más del chocolate que calentaba sus manos con dificultad, sintiendo un nudo en su garganta. Noah parecía estar de acuerdo en que aquella conversación había sido un error. Mordió su mejilla interna, desviando la mirada, esperando.
Segundos, luego minutos en silencio. No le incomodaba, quería distanciarse de lo que había dicho lo más posible, que Noah olvidara todos los miedos e inseguridades que ella había expuesto.
Escuchar que Noah simplemente respondió con que “todos” extrañaban sentirse normales no le ayudó demasiado. Sola. Y luego se acercó y todo volvió a sentirse cálido. Apoyó su mejilla contra la mano de su novio nuevamente, cualquier contacto físico que no era agresivo era un poco de aire fresco que le devolvía a su centro. Era realmente lo único que quería en ese momento.
Pero las palabras le sacaron de aquella tranquilizadora sensación. ¿Cómo podía lidiar con aquellos pensamientos negativos acompañada si Noah reaccionaba de aquella manera a la mera mención de no sentirse fuerte? Ni siquiera le había hablado sobre aquellas voces, aquellos sentimientos que no podía controlar, el hambre. Sólo había dicho la verdad y se había llevado un reto y frustración de parte de Noah cuando lo único que necesitaba era un poco de comprensión y contención.
¿Cómo podía distraerse cuando lo único que le sacaba de aquel pozo sin fondo era él, y ahora sentía que ni siquiera podía decirle la verdad? Estaba cansada de fingir que todo estaba bien, sólo quería que Noah le abrazara y por primera vez desde que había explotado la bomba dejarse caer a pedazos. Pero había descartado aquello, claramente tenía que seguir su rol de novia fría, inamovible, inmutable como una roca, para que Noah pudiese quedarse a su lado. Eso, claro estaba, hasta que Noah ya no le necesitara.
Amira sintió el frío envolverle, tornando el color de sus ojos en algo opaco y vidrioso. No creía que nada pasase por su garganta, pero Noah había hecho aquel chocolate y no quería ser malagradecida, por lo que siguió sorbiendo poco a poco. No cambió su expresión, falseando algo como placidez en aquel momento, como si estuviese relajada, pero todos los músculos de su cuerpo estaban tensos. En realidad quería excusarse, pero al mismo tiempo no quería alejarse de Noah. No sabía qué decir, o si podía decir algo en absoluto sin largarse a llorar, por lo que simplemente desvió la mirada de aquellos ojos que rebuscaban en los suyos, estremeciéndose levemente.
code by EMME“No eres un asesino.” Aseveró con más brusquedad de lo previsto. Si él era un asesino ¿Qué quedaba para ella? De seguro no era eso a lo que se refería, aunque Noah sabía que Amira cazaba bastante, sin contar todas las cacerías nocturnas que escondía de todos. De seguro no consideraba que Amira también era una asesina, peor que él. ¿Cierto?
Pero eso fue exactamente lo que la rubia escuchó. Se encogió un poco ante las palabras de su novio, sintiéndose estúpida por haberle mostrado su inseguridad. Se arrepintió instantáneamente, deseando no haber dicho nada en absoluto. A Noah no le gustaba, le frustraba demasiado, y Amira debía ser fuerte.
¿Que por qué se rebajaba? No lo hacía frente a nadie más, nadie nunca sabía lo que había detrás de los ojos de de la rubia. Nadie sabía que se sentía completamente fuera de lugar con Noah, que no merecía estar con él. Había dicho en voz alta pro primera vez que era débil, que odiaba el cuerpo que tenía y como la miraba la gente, y él sólo se había enojado. No tenía sentido continuar con aquella conversación, no haría más que agobiar a ambos y lo último que quería era cargar a su novio con sus propios problemas.
De un momento a otro, con aquellas ideas en mente, se sintió completamente sola. ¿Por qué todo era tan injusto? ¿Por qué no podía simplemente desahogarse con su novio y recibir apoyo y un abrazo de vuelta? ¿Por qué no podía decirle que lo amaba sin sentir que la había cagado? Claramente porque ella no merecía algo como eso. Una pena profunda se apoderó de la rubia, aferrándola desde el corazón. Sólo por un segundo, aquella emoción cruzó por sus ojos antes de esconderla en una pequeña sonrisa, por más fuera de lugar que estuviese, que no llegó a iluminar su cara.
No podía mostrarle a nadie, ni siquiera a Noah el peso que sentía. No podía hundirle con ella. Lo único que podía hacer era aguantar, aguantar todo el tiempo que fuese necesario. Amira sintió su pecho apretarse ante la mención de aquella voz. No era la única que tenía dentro de su cabeza, en realidad ya casi no podía ni distinguirlas de sus propios pensamientos. Pero no podía compartir aquello con Noah, no luego de aquella reacción.
No, no necesitaba compasión de nadie. Tragó más del chocolate que calentaba sus manos con dificultad, sintiendo un nudo en su garganta. Noah parecía estar de acuerdo en que aquella conversación había sido un error. Mordió su mejilla interna, desviando la mirada, esperando.
Segundos, luego minutos en silencio. No le incomodaba, quería distanciarse de lo que había dicho lo más posible, que Noah olvidara todos los miedos e inseguridades que ella había expuesto.
Escuchar que Noah simplemente respondió con que “todos” extrañaban sentirse normales no le ayudó demasiado. Sola. Y luego se acercó y todo volvió a sentirse cálido. Apoyó su mejilla contra la mano de su novio nuevamente, cualquier contacto físico que no era agresivo era un poco de aire fresco que le devolvía a su centro. Era realmente lo único que quería en ese momento.
Pero las palabras le sacaron de aquella tranquilizadora sensación. ¿Cómo podía lidiar con aquellos pensamientos negativos acompañada si Noah reaccionaba de aquella manera a la mera mención de no sentirse fuerte? Ni siquiera le había hablado sobre aquellas voces, aquellos sentimientos que no podía controlar, el hambre. Sólo había dicho la verdad y se había llevado un reto y frustración de parte de Noah cuando lo único que necesitaba era un poco de comprensión y contención.
¿Cómo podía distraerse cuando lo único que le sacaba de aquel pozo sin fondo era él, y ahora sentía que ni siquiera podía decirle la verdad? Estaba cansada de fingir que todo estaba bien, sólo quería que Noah le abrazara y por primera vez desde que había explotado la bomba dejarse caer a pedazos. Pero había descartado aquello, claramente tenía que seguir su rol de novia fría, inamovible, inmutable como una roca, para que Noah pudiese quedarse a su lado. Eso, claro estaba, hasta que Noah ya no le necesitara.
Amira sintió el frío envolverle, tornando el color de sus ojos en algo opaco y vidrioso. No creía que nada pasase por su garganta, pero Noah había hecho aquel chocolate y no quería ser malagradecida, por lo que siguió sorbiendo poco a poco. No cambió su expresión, falseando algo como placidez en aquel momento, como si estuviese relajada, pero todos los músculos de su cuerpo estaban tensos. En realidad quería excusarse, pero al mismo tiempo no quería alejarse de Noah. No sabía qué decir, o si podía decir algo en absoluto sin largarse a llorar, por lo que simplemente desvió la mirada de aquellos ojos que rebuscaban en los suyos, estremeciéndose levemente.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Noah Adams Dom Mar 07, 2021 1:29 am
Mr. Right
18:30 ➜ Cocina ➜ Parcialmente Nublado
Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato, luego me levantaré a pelear de nuevo.
No hizo demasiado, estaba atento a lo que pudiese decir, su cuerpo ahora relajado, pero su mente procesando mil cosas a la vez. En unos minutos tendría que volver con los demás, organizar aquella semana, ver las raciones de comida, hablar con Allek, y entre otras cosas.
Se apoyó levemente contra la mesa, mientras se terminaba el chocolate caliente, sin siquiera mover un dedo cuando escuchó a Amira responder.
-Todos somos asesinos, Amira. No hay una sola alma aquí que se salve de ello. Todos hemos comido la carne de nuestros compañeros, profesores y quién sabe que más. -Hizo una leve pausa, aún sin voltear a mirarla ni nada en absoluto, no porque no quisiera, simplemente no era necesario para una conversación que se había vuelto tan trivial en ese ambiente -. Hacemos lo que tenemos que hacer para sobrevivir. Es lo mismo que en el mundo real, pero más violento.
No tenía demasiado que decir al respecto, y el silencio de su novia no le ayudó a seguir la conversación, todo el ambiente parecía haber decaído. Suspiró con un poco de pesar, pero eso fue todo.
Aparte de sobrevivir, no entendía que estaban haciendo, cuál era el objetivo de todo lo que estaba pasando. No veía la motivación de hacer que todos lucharan unos con otros, ni de revivir, todo lo que conocía como vida estaba completamente destruido. La peor parte era ver como eso carcomía a muchos. Amira parecía volverse loca algunas veces, cosa que nunca le había dicho en la cara, y que de todas formas, pasaba con muchos más.
El silencio comenzaba a incomodarlo, así que rápidamente buscó una excusa para mover un poco las cosas. Esperó a que terminase su chocolate caliente con paciencia, mirándola fijamente. Algo no estaba bien, pero si lo necesitaba ella se lo diría.
-¿Terminaste?
Habló suavemente, para luego retirar la taza vacía de sus manos y ponerse a limpiarlas rápidamente para gastar la menor cantidad posible de agua. Suspiró nuevamente, sentía un poco de ansiedad y estrés, cosa que no era muy normal en él. Probablemente nunca había tenido una conversación sobre sentimientos negativos con nadie, todo había sido siempre risas y chistes, hasta ahora, que repentinamente habían caído a un abismo. Caminado ciegamente hacia él.
Lo último que quería en su vida era algo monótono, quería poder vivir de sus sueños, viajar, y disfrutar. Porque de otra forma, nada tenía sentido. Y ahora estaba atrapado en un lugar que parecía un infierno, peor que cualquier otra cosa que hubiese podido imaginar antes.
Una vez terminó, se devolvió, apoyando sus manos en la cintura de la chica, dispuesto a levantarla de donde estaba, y si era necesario llevarla como un saco en su hombro.
-Creo que ya es hora de irnos
No le preguntó siquiera y la levantó, alzándola sobre él fácilmente, y dedicándole una sonrisa juguetona.
-Estoy aquí para ti Amira, eres fuerte, y saldremos juntos de esto, ya verás -hizo una pequeña pausa, sólo para mirarla un poco más -. Está bien sentirse mal, pero no dejes que eso te lleve hasta abajo, por favor, jamás toques fondo.
Sus últimas palabras sonaban con algo de dolor y frustración, algo que sólo podías notar si escuchabas muy atentamente su tono y veías aquel peculiar brillo en sus ojos. Procedió a bajarla un poco para tomarla como una princesa, y de una patada abrió la puerta, preparado para dirigirse al gimnasio y hacer todo el "show" que fuese necesario. Al menos no había perdido su ridícula carísma.
Se apoyó levemente contra la mesa, mientras se terminaba el chocolate caliente, sin siquiera mover un dedo cuando escuchó a Amira responder.
-Todos somos asesinos, Amira. No hay una sola alma aquí que se salve de ello. Todos hemos comido la carne de nuestros compañeros, profesores y quién sabe que más. -Hizo una leve pausa, aún sin voltear a mirarla ni nada en absoluto, no porque no quisiera, simplemente no era necesario para una conversación que se había vuelto tan trivial en ese ambiente -. Hacemos lo que tenemos que hacer para sobrevivir. Es lo mismo que en el mundo real, pero más violento.
No tenía demasiado que decir al respecto, y el silencio de su novia no le ayudó a seguir la conversación, todo el ambiente parecía haber decaído. Suspiró con un poco de pesar, pero eso fue todo.
Aparte de sobrevivir, no entendía que estaban haciendo, cuál era el objetivo de todo lo que estaba pasando. No veía la motivación de hacer que todos lucharan unos con otros, ni de revivir, todo lo que conocía como vida estaba completamente destruido. La peor parte era ver como eso carcomía a muchos. Amira parecía volverse loca algunas veces, cosa que nunca le había dicho en la cara, y que de todas formas, pasaba con muchos más.
El silencio comenzaba a incomodarlo, así que rápidamente buscó una excusa para mover un poco las cosas. Esperó a que terminase su chocolate caliente con paciencia, mirándola fijamente. Algo no estaba bien, pero si lo necesitaba ella se lo diría.
-¿Terminaste?
Habló suavemente, para luego retirar la taza vacía de sus manos y ponerse a limpiarlas rápidamente para gastar la menor cantidad posible de agua. Suspiró nuevamente, sentía un poco de ansiedad y estrés, cosa que no era muy normal en él. Probablemente nunca había tenido una conversación sobre sentimientos negativos con nadie, todo había sido siempre risas y chistes, hasta ahora, que repentinamente habían caído a un abismo. Caminado ciegamente hacia él.
Lo último que quería en su vida era algo monótono, quería poder vivir de sus sueños, viajar, y disfrutar. Porque de otra forma, nada tenía sentido. Y ahora estaba atrapado en un lugar que parecía un infierno, peor que cualquier otra cosa que hubiese podido imaginar antes.
Una vez terminó, se devolvió, apoyando sus manos en la cintura de la chica, dispuesto a levantarla de donde estaba, y si era necesario llevarla como un saco en su hombro.
-Creo que ya es hora de irnos
No le preguntó siquiera y la levantó, alzándola sobre él fácilmente, y dedicándole una sonrisa juguetona.
-Estoy aquí para ti Amira, eres fuerte, y saldremos juntos de esto, ya verás -hizo una pequeña pausa, sólo para mirarla un poco más -. Está bien sentirse mal, pero no dejes que eso te lleve hasta abajo, por favor, jamás toques fondo.
Sus últimas palabras sonaban con algo de dolor y frustración, algo que sólo podías notar si escuchabas muy atentamente su tono y veías aquel peculiar brillo en sus ojos. Procedió a bajarla un poco para tomarla como una princesa, y de una patada abrió la puerta, preparado para dirigirse al gimnasio y hacer todo el "show" que fuese necesario. Al menos no había perdido su ridícula carísma.
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Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]Re: Mr. Right [Priv. Noah Adams]
por Amira Kaiser Dom Mar 07, 2021 5:55 am
You are my...Mr. Right
Sentía a Noah alejarse mentalmente cada segundo. Quizás era para mejor. Pasó el chocolate que le sabía amargo trago por trago, un trabajo laborioso en aquel momento. Un suspiro de parte de su novio, luego dos. Lo que había dicho le había afectado. Quería disculparse, pero de seguro sólo se enojaría más si lo hacía.
Dejó que tomara la taza de sus manos, entregándola, entendiendo que el momento en que lo hacía el momento se había acabado. Amira se cruzó de brazos, achicándose de cierta manera mientras observaba a Noah, su cabello escondiendo casi toda su cara.
Sentía que estaba parada frente a un abismo, un pie dentro y otro fuera. Pendía de un hilo, y el único capaz de tenderle una mano era él. Pero no puedes pedirle ayuda. ¿Cierto, Amira? Susurró aquella voz en su cabeza. Era cierto. Se quedaría callada, inevitablemente cayendo en algún momento. Y luego perdería absolutamente todo. Y no tendrás vuelta atrás, querida.
Por ahora, lo único que podía hacer era aprovechar cada momento en que Noah todavía la quería a su lado. Nada más importaba. Amira asintió ante la sugerencia de irse, ansiosa de dejar atrás aquella conversación que sólo le había dejado sintiendo peor.
“Aah” Le había tomado por sorpresa al levantarla de ese modo, con tanta facilidad. Por un momento se sintió liviana, como si no llevara el peso del mundo sobre sus hombros. Lanzó una pequeña risita, devolviendo aquella sonrisa que le alejaba de aquellas voces que amenazaban con arruinar su vida. Quería creerle con todas sus fuerzas. Que saldrían juntos de aquello. Pero sentía la helada certeza de que su futuro no era tan brillante como el de su novio. Que aquel fondo era inevitable, le llamaba insistentemente, día a día.
“Gracias, Noah.” Murmuró, evitando prometer aquello, simplemente concentrándose en las primeras palabras. Soy fuerte. Puedo no caer, por lo menos un día más. Notó aquellas emociones en su tono, pero ya no podía hacer nada al respecto más que seguir batallando con sus demonios internos, intentando no decepcionarle.
Se abrazó del cuello del Rey cuando él le bajó un poco, tomándola entre sus brazos, reconociendo en aquella sonrisa juguetona sus intenciones. Amira armó en su cara una perfecta expresión de felicidad, apoyándose en aquello que sentía ahí, entre sus brazos. Todavía era la Reina, y no podía mostrarse débil frente a sus súbditos.
code by EMMEDejó que tomara la taza de sus manos, entregándola, entendiendo que el momento en que lo hacía el momento se había acabado. Amira se cruzó de brazos, achicándose de cierta manera mientras observaba a Noah, su cabello escondiendo casi toda su cara.
Sentía que estaba parada frente a un abismo, un pie dentro y otro fuera. Pendía de un hilo, y el único capaz de tenderle una mano era él. Pero no puedes pedirle ayuda. ¿Cierto, Amira? Susurró aquella voz en su cabeza. Era cierto. Se quedaría callada, inevitablemente cayendo en algún momento. Y luego perdería absolutamente todo. Y no tendrás vuelta atrás, querida.
Por ahora, lo único que podía hacer era aprovechar cada momento en que Noah todavía la quería a su lado. Nada más importaba. Amira asintió ante la sugerencia de irse, ansiosa de dejar atrás aquella conversación que sólo le había dejado sintiendo peor.
“Aah” Le había tomado por sorpresa al levantarla de ese modo, con tanta facilidad. Por un momento se sintió liviana, como si no llevara el peso del mundo sobre sus hombros. Lanzó una pequeña risita, devolviendo aquella sonrisa que le alejaba de aquellas voces que amenazaban con arruinar su vida. Quería creerle con todas sus fuerzas. Que saldrían juntos de aquello. Pero sentía la helada certeza de que su futuro no era tan brillante como el de su novio. Que aquel fondo era inevitable, le llamaba insistentemente, día a día.
“Gracias, Noah.” Murmuró, evitando prometer aquello, simplemente concentrándose en las primeras palabras. Soy fuerte. Puedo no caer, por lo menos un día más. Notó aquellas emociones en su tono, pero ya no podía hacer nada al respecto más que seguir batallando con sus demonios internos, intentando no decepcionarle.
Se abrazó del cuello del Rey cuando él le bajó un poco, tomándola entre sus brazos, reconociendo en aquella sonrisa juguetona sus intenciones. Amira armó en su cara una perfecta expresión de felicidad, apoyándose en aquello que sentía ahí, entre sus brazos. Todavía era la Reina, y no podía mostrarse débil frente a sus súbditos.
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