Un año y medio antes de la explosión.

Oh, pero que tragedia, aquella que en un futuro se encontrará con nuestro protagonista de cabellos rubios los cuales pueden ser mortales para un ojo… o dos, o para los globos de los niños pequeños. Pero claro, es una gran tragedia, ¿Y otra oportunidad? Esa es una gran pregunta, pero por el momento no nos vamos a meter a esa escena, ahora las cortinas se tienen que abrir y mostrar otra escena un poco más… normal, sin muerte ni resurrección, por lo menos no en el sentido literal de la palabra, ya que para muchos las clases significan muerte y cuando suena la campana de salida es como si hubieran resucitado de los muertos en busca de su libertad bien merecida.

Este día el rubio estaba preparado para enfrentar…

¿Enfrentar que?

Estos seis meses que pasaron desde que conoció a Melania han sido interesantes, que se haya entablado amistad con una chica la cual las primeras impresiones fueron de alguien reservada y que apenas y se abrieron las compuertas de la presa mocos y lágrimas fluyeron con fuerza.

El rubio como siempre no le importó eso, y fue más allá con compartir la tarde comiendo helado con ella, una escena tierna como dirían algunos, y el inicio de una amistad, y eso es decir mucho para nuestro personaje que no es alguien quien socialice mucho, o por lo menos que tenga una actitud que la mayoría de las personas puedan lidiar, y no se diga de sus expresiones.

Pero como siempre, ahí estaba, con mochila en el hombro, que este día era un día completamente libre de actividades, claramente algo extraño para estas épocas, que el verano se acercaba con fuerza, ¿Era él? ¿O acaso el tiempo había pasado con más velocidad de lo normal? Pensó por un momento, los recuerdos estaban fluyendo, los tiempos donde hablaba con Melania, otras veces con Tiffany, y la mayoría del tiempo entrenando en el gimnasio con su maestro de boxeo, o haciendo otras actividades físicas más, no había mucho tiempo para descansar su cuerpo, siempre activo…

Pero este día fue uno de ellos.

En estos últimos días, sus ojos habían notado que Melania estaba actuando de una manera un poco extraña, un poco más de lo normal, y su sexto sentido dictaba que había algo mucho más allá de lo que sus labios podían transmitir… labios…

Zack dejó salir un suspiro, quitando esos pensamientos que de pronto iban y venían, pensamientos que tomaban otro rumbo. Respiró profundamente, agarrando la correa de su mochila con una mano, sus pasos firmes, su rostro con una expresión de pocos amigos activada, y tenía su gruñido personalizado para esas miradas que se tornaban a él cada vez que pasaba por esa área.

Sus ojos se posaron en la ventana de los pasillos, era una hermosa tarde, el cielo estaba despejado, y las pocas nubes que se podían ver estaban dispersas y completamente blancas, tan blancas que dejaban la nieve en desgracia, una comparación audaz, pero claramente precisa. Sus manos se encontraban guardadas en los bolsillos del pantalón, y tan sólo esperó enfrente del salón a que las personas salieran.

Los que lo conocían lo saludaban, los demás daban una mirada de desagrado, temor, o los dos al mismo tiempo antes de alejarse de la escena. Otro suspiro más salió, su pie pegaba contra el suelo, impacientemente.

¿Qué estaba pensando?

tenía que afrontar a su amiga, estaba completamente preocupado aunque no se demostraba a primera vista, sabía que había algo que le estaba molestando, o un peso que cargaba lo suficientemente grande como para que cambiara su personalidad.

¿Qué era lo primero que iba a decir?

Esa era una pregunta para el Zack del futuro, que en este momento solamente era un chico que se encontraba frente a la puerta, esperando… un minuto, dos minutos, después una maldición fue pronunciada por lo bajo -A la mierda- había dicho y se acercó a la entrada del salón, observando a los lados.

Buscando…

Buscando…

Tenía que hablar con ella.

Tener tan siquiera una idea de saber que pasa, que su corazón pesaba en su pecho, y la preocupación iba creciendo más y más… y más…

Al final, no había nadie, a excepción de un sonido seco, y en el suelo una persona. Tragó un poco de saliva, corriendo hacia donde estaba ella, moviendo las sillas a un lado sin importarle que tanto desmadre podía haber hecho en el salón, para el rubio ella es mucho más importante.

-Melania, oye-

Decía mientras que se arrodillaba cerca de ella y la cargaba en sus brazos, esta mujer, ¿Que era lo que estaba sucediendo? Esta maldita mujer ocultando muchas cosas, respiró profundamente, dejando un gruñido salir por su garganta.

Se levantó con ella en brazos, observando ese rostro, estaba molesto por como ella estaba tratando su relación, como se estaba distanciando, como esa sonrisa lentamente estaba desapareciendo conforme pasaba el tiempo, que sus palabras se volvían más y más apagadas y esos ojos cafés, que antes tenían un hermoso brillo ahora solamente se encontraban ausentes, sin señal alguna de vida. No era algo continuo, sino en mometos, ¿Que era lo que pasaba? Aunque no le mentía, sabía que estaba ocultando algo. No pudo evitar cerrar su mano en un puño, sujetando con fuerza la prenda de la chica.

Pero no era algo que podía obligarla a decir, la primera vez que se encontraron ella se había liberado de una fuerte presión, y aunque no le hubiera contado las cosas, lo importante es que ella se sintiera bien consigo misma.

Que fuera honesta consigo misma.

Se levantó y comenzó a caminar hacia la enfermería con ella en brazos, mirando como estaba descansando. Su camino fue más largo de lo esperado, o por lo menos en la percepción del chico así era, su mente lleno de pensamientos, de preocupaciones y un enojo el cual no era dirigido hacia ella con malicia, sino que era algo más, ese enojo de que la confianza que pensaba que ella tenía en él era menos de lo que esperaba.

Después de eso, su mente se fue un poco más allá, tal vez era un tema difícil de tocar, o por lo menos no podía hablarlo como algunos otros que habían tocado conversaciones en el pasado. Respiró profundamente dejando que toda la molestia y enojo saliera de su cuerpo, no era tiempo para esos sentimientos, para esas emociones, llegará el momento de regañarla, que las amistades no pueden ser tratadas de esa manera. Ahora, necesitaba atenderla, preocuparse por su bienestar.

Abrió la puerta de la enfermería con una mano, claro, no estaba la enfermera cuando se necesitaba. Un pequeño gruñido se detuvo en su garganta, apretando con fuerza sus dientes antes de abrirse paso y dejarla en una de las camillas, siendo lo más cuidadoso posible, que realmente para el rubio eso hacía poca diferencia.

-Maldita sea-

Susurró, pasando una mano por su frente, y después por su mejilla, dejando que sus dedos cariciaran su piel, sus ojos se enfocaron en su rostro, más de lo necesario. Esa expresión de descanso, sus mejillas, sus labios… se sentía extraño, reconocía ese sentimiento dentro de él.

La dejó en paz, negando con la cabeza por un momento y se levantó, ¿Acaso estaba ocultando lo que sentía? más bien no era el momento para hablar de ello, no podía decirle  algo desde hace un mes por lo distante que se había convertido su distancia.

Sus pies lo guiaron a un estante donde había botellas de agua pequeños. Agarró uno para ella, ¿Necesitaba algo más? no estaba con fiebre, solamente fue el cansancio, tal vez, o algo más que le molestaba su mente, y sea lo que sea, siempre un descanso era el mejor remedio.

De nuevo se sentó a un lado de ella, dejando la botella en el mueble a un lado de la camilla, ahora a esperar a que se despertara.