Los problemas dentro de la biblioteca nunca terminaban, siempre había algo que faltaba, algún elfo que llegaba herido, algunos tontos que no eran precavidos con sus habilidades, no había ni un solo momento de paz para Elaine quien siempre tenia que estar constantemente vigilando a todos. Comenzaban a darle dolor de cabeza, más de una vez quiso mandar a todos al diablo pero siempre hizo lo mejor por ser paciente y amable con todos ellos, ayudando a resolver los problemas que se presentaban y dándole apoyo a aquellos que lo necesitaran, después de todo ella misma había decidido convertirse en la líder y que tonto fue de su parte desear algo como eso en un mundo que logra ser estresante por si solo. Al menos tenia algo bueno de todo eso y es que había logrado resolver algunos asuntos con Kelly, por lo menos le entregaba una pequeña paz mental y eliminaba en gran parte las posibilidades de que le diera algún ataque.

Cierto día Elaine tuvo la maravillosa suerte de encontrar una galletita durante una de sus exploraciones para buscar recursos. Al inicio dudo de si era posible comerla, quien sabe por cuanto tiempo había estado por ahí tirado o si tenia algún tipo de veneno, sin embargo aquel dulce se veía tan delicioso y al partirlo por la mitad podía escuchar con claridad lo crujiente de la masa. El delicioso aroma que desprecia no parecía que hubiera algún rastro de veneno por lo que solo se confío en que era una simple galleta y aquello fue una tarde con mucha suerte. No dudo ni un según más en comerla y la amargura del chocolate y la vainilla dulce invadieron su boca. Aquello podría considerarse un manjar luego de que por semanas solo se tuvo que conformar con comer solo lo que aquel mundo disponía. Sin duda dejaría una sonrisa en su rostro por el resto del día o al menos hasta que la noche llegara.

No era realmente una prohibición pero cada elfo debía de tener en claro que no era posible salir de la biblioteca durante la noche, era demasiado arriesgado siendo que ellos eran una raza bastante débil, por lo cual al elevarse la luna en el cielo todos ellos ya se encontraban en la seguridad de su guarida, todos menos Elaine... ¿Por que la líder no estaba allí? La respuesta era bastante sencilla; luego de despertar en medio de la noche y caminar un poco por los alrededor de la biblioteca, la pequeña elfa se dio cuenta que ya no era una elfa, sino un elfo. Extrañamente había cambiado de genero y le toco comprobarlo revisando dentro de sus pantalones para saber efectivamente aquello no era un extraño sueño. No entro en pánico, sin embargo no quería estar dentro de la biblioteca hasta que ese extraño efecto se acabara, no necesitaba que nadie la amenazara por tener una apariencia que nadie conocía y lo consideraran un intruso.

Ni loco pensaba en salir al exterior, ya era demasiado peligro por ser de noche, por lo cual rápidamente se escabullo por los pasillos hasta la sala de computación, allí seria su escondite por esa noche hasta que pudiera encontrar una solución a todo eso, mientras tanto no le quedaba más que mantenerse despierto y vigilar sus alrededor mediante sus sentidos. Al menos el cambio de genero no le había quitado sus sentidos siendo humano y su forma de raza parecía que igualmente había sido afectado por lo efectos.
— No puedo creer que esta tontearía este sucediendo. Problemas con mi apariencia era lo ultimo que necesitaba aquí. —
mascullo entre dientes, incluso podía notar como su propia voz también se había logrado hacer más grave.
¿Y ahora que? Solo le quedaba sobrevivir toda la noche y rezar que nadie lo encontrara dentro de la sala de computación.

Que estupi...do era al pensar que podía estar seguro en alguna parte de la escuela que no fuera la biblioteca, casi cada sección había sido tomada por alguna raza y los que no, era una trampa para los incautos que no tenían un mínimo de cuidado, como él. Elaine desde hace mucho tiempo se había estado descuidando bastante, pasando contantemente de una raza a otra, confiando más en sus nuevos ojos que en el resto de sentidos que ya había desarrollado con tanto esmero durante toda su vida y ahora por ser un imbécil se había metido en una posible boca de lobo. Sin duda su yo de unas semanas atrás le habría dado un buen golpe por estar siendo demasiado engreído y confiado. Quizás lo único bueno de ello es que había tenido la capacidad suficiente de recordar llevar algunas de sus pociones para defenderse aunque bastaba atraparlo para que quedara completamente inutilizado.

Soltó un pesado suspiro, al menos aquella mujer no parecía ser demasiado hostil o por lo menos sus latidos no tenia el mismo sonido que había oído en otras personas quienes si intentaron atacarle, aun así lograba distinguir a la perfección el ruido que provocaba una mentira por lo cual no había posibilidad alguna de que Elaine fuera a acercarse y confiar tontamente en una desconocida.
— Disculpe mi rudeza pero creo que tengo suficiente tiempo en este lugar para saber que no puedo confiar en una desconocida tan a la ligera. —
En su rostro se mostro una gentil y cálida sonrisa, aun así lograban notarse pequeños tintes de rechazo en su voz, un tono que no concordaba con la dulzura de su imagen.
¿Y ahora que? No podía irse de la sala de computación al menos no por el momento, fácil seria emboscarlo por la espalda y terminar muerto, sin embargo tampoco es que tuviera demasiado ánimos de regresar a su territorio aunque eso significara ser atacado.

Tan solo se alejo un par de pasos hasta dar con una de las mesas, allí tomo asiento dejando una distancia considerable entre ambas personas, al menos ahora tenia la seguridad de que no había nadie más que ellos dos en esa sala y los pasillos parecían encontrarse igualmente de vacíos. Solo mantuvo sus ojos cerrados, de todas formas no es como si sus ojos humanos tuvieran alguna función más que darle una apariencia más natural ya que Elaine ha sido ciega desde el momento en que nació.
— Supongo que estaremos atrapados aquí por un largo rato... ¿Algo de lo que desee platicar? —
Mentira, el único atrapado era solo él pero iniciar una conversación era su mejor estrategia para al menos no ser asesinado... No tan pronto.

No podía decir que no estaba sorprendido con la perspicacia de aquella chica para descubrir con una simple mirada que Elaine es un discapacitado visual. Durante su vida humana había llegado a conocer personas que no se percataron de su condición hasta mucho después de que la propia chica lo dijo con sus propias palabras o simplemente parecía demasiado sospecho que la mayor parte del tiempo llevara los ojos cerrados y aun así continuar caminando o haciendo otras actividades sin error alguno. Realmente no era algo que le molestara, era la verdad, Elaine siempre había sido ciego y no había razón alguna por la cual enfadarse cuando alguien se lo preguntara o intentaba recalcárselo, sin embargo, muy diferente era el caso cuando las personas intentaban aprovecharse de él, cuando lo tomaban por tonto solo por la falta de un sentido, eso era algo que no podía aceptar ni dejarlo pasar así de sencillo. — Así es, soy ciego desde mi nacimiento, pero he sabido arreglármelas por mi cuenta y dirigir a todo un grupo. — Era extremadamente orgullosos de sí mismo, quizás un poco engreído, pero no podía ser para menos, había logrado muchas cosas y no tenía por qué darle lastima a nadie.

Aun con la falta de visión aquel chico podía seguir viendo, quizás no del mismo modo que alguien normal pero no necesitaba, el resto de sus sentidos eran más que suficientes. Un simple sonido, apenas el golpeteo de su dedo sobre la polvorienta mesa de madera “tap tap tap” resonaba continuamente y ayudaba a Elaine a distinguir la figura frente de sí que se estaba acercando, aun así, la agudeza de sus oídos hubiese sido suficiente para escuchar los pasos de cualquier por más silenciosos que intentaran ser, solo necesitaba concentrarse lo suficiente para distinguir hasta la caída de un alfiler en otra habitación.

Se estaba irritando bastante, aquella mujer lo estaba irritando bastante. Apenas un chasquido de su lengua y el golpeteo de detuvo abruptamente volviendo a un relativo silencio; se sentía subestimado, hecho menos solo por ser ciego ¿Creía que se iba a dejar atacar así de fácil? Elaine no tenía la fuerza física, estaba perdido dentro de ese campo, pero tenía inteligencia para salir vivo de ese lugar, pero por desgracia no tenía la inteligencia suficiente para saber que provocar a otros no era el mejor de los planes.

Apenas una sonrisa ladina apareció en sus labios mientras se tomaba la calma de cruzar sus piernas para adoptar una pose más engreída. — Es un poco grosero querer atacarme ¿No lo crees? — De sus bolsillos había sacado un pequeño frasco que contenía su poción de debilidad mejorada, moviéndola de un lado a otro aquel liquido verde se agitaba ligeramente mientras Elaine comenzaba a transformarse en un elfo quien ya era capaz de ver con sus ojos, intensos ojos rojos que se fijaron de inmediato en la chica frente de sí. — Nunca antes había probado esta pequeña poción ¿Te apetece ser la primera? — Apenas una pequeña mentira, claramente ya había probado cada una de sus pociones y conocía los efectos. Debilidad tenía la capacidad de que incluso los vapores que desprendían eran tan tóxicos como el líquido en sí, por lo cual le convenía convertirse en elfo pues aquella forma llevaba una máscara de metal que, si bien lo protegía, el vapor podía infiltrarse un poco y llegar a recibir el efecto, pero en menor medida y sin tantas consecuencias. — Solo debo tirar esto al suelo y bastara el vapor para joderte. — El contenido del frasco estaba listo para caer, solo necesitaba ver otro movimiento y lanzarlo al suelo. — Aunque… Podemos llegar a un acuerdo. —

No podía decir que tenía miedo porque en su cabeza no había cabida para tal sentimiento; estaba demasiado cegado por el orgullo al sentirse subestimado por esa chica y aquello no mejoro al escuchar sus palabras ¿Lo estaba viendo como un tonto debilucho? Por dios, en verdad era descara y aunque pudiera tener razón, Elaine jamás admitiría su derrota frente a nadie ¡Primero muero!...
No, no podía morir, le había prometido a Astrid mantenerse a salvo y ya estaba desobedeciendo sus órdenes, al menos debía tener la decencia de no morir durante su ausencia. Tenía que pensar racionalmente, encontrarle alguna vuelta en donde pudiera obtener algún beneficio sin sacrificar demasiado y en caso contrario… Quizás correr.

Por un momento frunció el ceño en una clara señal de molestia, no iba a guardar su poción por lo que se mantuvo en la misma posición, con la guardia alta y preparado para en cualquiera momento mandar esa botella a estrellarse contra el suelo. Permitiría que ella le siga viendo como un tonto, quizás hasta podría utilizarlo como una ventaja. — Soy parte de los elfos neutrales, su líder. — Si, estaba presumiendo con todo el narcisismo que pudiera llevar dentro. — Estoy acostumbrado a los tratos con otras razas, ya sabes, favor por favor. — En su derecha continuaba agitando aquel liquido morado, por momentos hipnotizado por su color y burbujeos, aunque claro no podía darse el lujo de perder por mucho tiempo su concentración. — No estoy seguro de que razas seas ¿Un vampiro? Si es el caso puedo entregarte lo que necesites dentro de mis posibilidades. — A final de cuentas soltó un pesado suspiro, largo y agotado mientras guardaba la poción en su compartimento, aún tenía la posibilidad de crear un escudo, y eso al menos le daría la posibilidad de volver a estar en defensa si algo sucedía.

Pretendía darle confianza, quizás hasta costándole la vida en ello, pero era un plan mucho mejor que estar a la defensiva y en constante modo de ataque. — Esta claro que debes darme algo a cambio. — Incluso su máscara llego a quitar por un momento, revelando aquellos labios sonrosado que enseñaban una agradable sonrisa, un rostro tan gentil y cálido como solía mostrarle a su profesora. — Mi trato es este; no te cobrare nada ahora mismo, pero guardare este favor para más adelante. Si necesito algo de ti, tendrás que estar lista para cumplir. — descruzo sus piernas solo para bajar de la polvorienta mesa y por su propia cuenta acercarse a la albina. Apenas unos pocos centímetros y extendió su mano hacia ella para estrecharla. — A cambio te daré lo que sea capaz de ofrecerte. Si no estás de acuerdo, entonces no quedara más que utilizar mi dulce veneno. — dejo escapar una pequeña risa, apenas una carcajada risueña. En verdad estaba loco si iba a confiar tan estúpidamente de una desconocida pero era mejor ser engañado a que acabar muerto.