Darling ya se había acostumbrado a tener una nueva familia de “hombres y mujeres bestia”, pero aún así extrañaba a su familia. Hoy era uno de esos días en los que Nick tenía que salir y que la iba a dejar a cargo de dos teriántropos más, de los cuales también confiaba
“- Darling, quédate aquí con ellos, necesito salir por un rato ¿Sí?”- Había dicho Nick mientras frotaba su rostro con el de ella y ella le devolvía el gesto. No le gustaba cuando Nick se iba, pero al menos podía comunicarse con él si lo necesitaba.

Se quedó tranquilita jugueteando en el patio, jugando con su cola, montándose en ella y adoptando figuras graciosas, colgándose de cabeza de vez en cuando para hacer reír a los teriántropos que la cuidaban y repartiendo besitos por doquier. Era una niña muy cariñosa y todo parecía perfecto, excepto una cosa: extrañaba muchísimo a su familia y sabía que tenían que estar allí afuera. Mientras estaba de cabeza recordó que debía seguir buscándolos. Ya no había visto peleas como al principio y estaba casi segura de que estaría bien siempre y cuando se mantuviera en su forma de raza. Quería mucho a Nick y a su grupo, pero no podía ser que su familia estuviese allá afuera y ella estuviese jugueteando por allí, así que dejó de hacerlo.

Darling tenía una capacidad especial para perderse de vista y fue sencillo salir por la puerta del patio y entrar a los pasillos sin que nadie la viese. Un pestañeo y la niña ya no estaba. Agazapada y caminando en cuatro patas cruzó la puerta sin dejar su cola atrás, cerrando la puerta tras de sí. Era una criaturita bastante llamativa, ya que caminaba agazapada, doblando las nuevas articulaciones que tenía en las piernas. Estaba vestida con ropa que sobraba y era más que nada un polerón que le quedaba enorme de alguno de los chicos del clan, por lo que solo se le podían ver las piernas cuello y cabeza. El polerón era de color negro.

Se encontró en un pasillo donde veía ventanas, se asomó por lo que eran las salas de los alumnos mayores, asomando su cabecita por cada una de las ventanas para ver que veía, pero estaban en su mayoría vacías y no había rastro de su familia. Sus antenitas comenzaron a vibrar cuando comenzó a llegar a las últimas ventanas, había más gente allí afuera. Se escabulló por un pequeño pasillo que había tratado de asomarse para ver que era lo que había. Había personas bloqueando la entrada de un lugar ¿Estaría allí su familia? ¿Los tendrían atrapados y por eso no los había podido encontrar? Sabía que estaba lo suficientemente pequeña como para pelear ella solita contra ellos además de cuantos más podría haber. Lentamente retrocedió por el pasillo y abrió una de las ventanas de las salas y se metió allí, agazapada con el corazón latiéndole a mil por hora por la posibilidad de estar cerca de su familia y por la posibilidad de que aquellos individuos significasen peligro. Sabía que los salones eran un lugar seguro de acuerdo a lo que le había dicho Nick.

No quería llamar a Nick, pero si de seguro le comentaría la posibilidad de que hubiese encontrado el lugar donde encontrar a su familia apenas lo volviese a ver. Quizá ese era uno de los lugares a los que le había dicho que no se acercara. No tenía buena memoria para ese tipo de cosas, pero no podía arriesgarse. Nick le había dicho a que lugares acercarse y a cuáles no y recordaba que la zona de la comida era una de esas. Olisqueó el aire, pero no sintió olor a comida alguno… Quizá era, quizá no, pero no podía arriesgarse, era demasiado peligroso para ella.

Se enroscó en su cola, tratando de calmarse. Sabía ya de antemano por las múltiples veces que le había pasado, que si se alteraba demasiado volvería a su forma humana y no era el lugar ni el momento para que eso pasase, así que empezó a realizar técnicas de respiración mientras se cubría completa con la cola para ser un tallarín gigante blanco envuelto. Parecía una enorme serpiente si alguien la viese desde fuera.

Tenía que pensar las cosas con detención. Si su familia se encontraba en una de esas zonas peligrosas ¿La recibirían bien? ¿O también se habían transformado en bestias y la atacarían? Ese pensamiento la hizo glitchear por unos segundos, a punto de destransformarse, pero dio una profunda calada de aire para volver a calmarse. Vamos, que estaba en el salón, que podía llamar a Nick si lo necesitaba y que podía volver a casa cuando le gustase, que nadie le había visto ni olfateado hasta ahora, las ventajas de ser mitad serpiente y tener poco olor.

Darling se sobresaltó en su escondite cuando escuchó a alguien gritar “¡WAHH! Que monada “. Que había revisado por las ventanas si había gente y no había visto a nadie allí así que la pilló por sorpresa. Volvió a sus respiraciones, siendo estas prioridad, pero con las mejillas sonrojadas por las palabras que creía iban dirigidas a ella, tenía que calmarse primero o volvería  a ser una niña de 10 años indefensa en esta mar de criaturas. ¿Pensaría que era una monada si se asomaba? Probablemente no…

Escuchó sus preguntas, pero estaba terminando de calmarse y no le podía responder. Además de que no podía hablar mucho para darle las respuestas que deseaba. Esperaba que no se frustrase porque Darling no le pudiese responder como correspondía, además que, aunque pudiese hablar, mantendría el tono mucho más bajo considerando que fuera de estas paredes había peligro. El desconocido no parecía estar consciente de ello. Suspiró ya más calmada, si tenía suerte conocería a alguien agradable como había tenido la suerte de conocer a Nick.
“¿Son tus amigos?” Preguntó el desconocido y una suave vocecilla desde el interior de su fuerte de cola, le respondió: - Peligro – Ya se estaba acostumbrando a decir palabras cortitas, pero le suponía bastante esfuerzo ya que sus cuerdas vocales no funcionaban muy bien. Su vos era infantil y tranquila, casi sin emoción alguna, aún tenía que aprender a ponerle entonación a sus palabras.

Cuando le dijo que el la cuidaría y se referenció a sí mismo como “Papi” Nick. Darling negó con la cabeza sosteniéndosela fuerte, lástima que el no podía verle. Infló los cachetes como niña frustrada. Ella ya tenía un papi, solo que no sabía dónde estaba.

Cuando le llamó, asomó medio cuerpo afuera con un poco de intensidad para decirle en un tono bastante fuerte : - ¡No, papi! – Con las mejillas infladas y los cachetes sonrojados por la emoción. Allí pudo ver a un chico que se veía bastante normal, pero nunca se sabía con tanta transformación que había visto.

Al parecer tampoco era parte la manada de allá afuera, por lo cual sentía que no podía serle de gran ayuda. Aún así le respondió, casi quedándose sin voz por haber hablado tanto en tan poco tiempo – Papi perdido…- Dijo y se desenroscó en un santiamén, haciéndose un asiento con la cola en la cual en cuatro patas se paraba sobre ella para poder mirarlo mejor. Aún no sabía si era aliado u enemigo, pero no sentía nada amenazante proveniente de él, pero ella quería verse más grande e imponente en caso de que la estuviese menospreciando. No le gustaba que la menospreciaran, siendo una lisiada toda su vida lo que menos le gustaba era que sintieran lástima por ella y le molestaba ser una carga, por lo que todo el mundo quisiese cuidarla a veces la frustraba un poco, por lo que le miraba con cara de pocos amigos, como si lo que el hubiese dicho hubiese sido lo más terrible del mundo.

“¿No quieres a papi Jake? “ Y la niña sacó la lengua bífida que tenía y siseó con fuerza, indicando su negativa. Se mostraba completamente a la defensiva, ya que sabía que tenía prohibido cooperar con otras razas y no sabía que raza era, con la lengua afuera además pudo oler el aire, y no tenía ningún olor característico a animal, aunque si afinaba el olfato, más bien, olía parecido a ella…. De todos modos no lo había visto en la zona de los teriántropos con los que estaba segura de que podía interactuar. Podía ser que el chico tuviese muy buenas intenciones, pero a Darling le habían enseñado a ser precavida y eso era lo que estaba haciendo.

Su olor le causó curiosidad, así que cual serpiente se deslizó alrededor de él, cubriéndole con su cola en un círculo desde una distancia prudente, y colocándose sobre él, volvió a sacar la lengua cerca de su nuca, para olerlo mejor. Ya sabía que olor tenía, tenía olor a reptil, lo cual le hizo calmarse un poco, sentándose en su cola frente a él, para escuchar lo que tenía que decirle. Su ceñó fruncido se relajó un poquito, pero seguía mirándole con mirada inquisitiva. No quería meterse en problemas sobre todo cuando se había escapado de sus cuidadores, así que tenía que ser lo más cuidadosa que podía. Si rompía alguna regla, sabía que algo malo pasaría y de las razones  no quería que Nick se enojase con ella por ningún motivo.

El jovencito se disculpó ante lo que la mirada de Darling se suavizó un poquito, pero mirándole con altanería. Ella estaba más alta que  él en una forma de demostrarle que era más poderosa o que al menos podía defenderse. Ya había tenido que pasar con Nick por distintos peligros y sabía que la gente no era de fiar, solo los de su grupo, así que no se dejaría amedrentar, teniendo una actitud bastante animal tomando el “high ground” como parte de su instinto animal.

- Comida no. Familia – Dijo intentando no poner un rostro triste al decirlo. Las lágrimas casi siempre se le escapaban cuando pensaba en su familia, ya que los extrañaba muchísimo, pero se aguantó para mantener la posición de matona que había tomado. No estaba lo suficientemente loca como para meterse a robarles comidas dentro de una de las zonas prohibidas por Nick, pero si estaba lo suficientemente desesperada como para buscar a su familia en esa zona.

Estiró un poco la cola para examinarle el rostro, y le sacó la lengua hasta el punto de tocarlo. Tenía doble hilera de dientes parecido a los de los tiburones, visibles cuando abrió la boca. Era una criatura extraña, una niña monstruo con aparente poca paciencia. – Tú… ¿Dormir? – Preguntó, ahorrándose palabras. La garganta le dolía si utilizaba demasiadas palabras seguidas, así que se comunicaba  de ese modo. Retrocedió para volver a su posición original y se cruzó de piernas, como esperando una respuesta de parte del chico antes de proceder a lo que sea que fuesen a hacer.