Después de lo que había sido un abundante desayuno, Jake había decidido bajar la comida con un paseo por los alrededores del colegio. Su vagabundear lo había llevado hasta el parque del Colegio, dónde había pasado la última media hora descansando en las ramas de un viejo árbol.

Era otra tarde de ocio para Jake, malgastada y aburrida; cuando el ruido de unos pasos en la cercanía lo llevó a abrir su ojo izquierdo para observar su alrededor. El parque era una de las zonas "seguras" dentro del Colegio, pero nunca estaba de más ser cauteloso con los extraños.

Bajando la mirada se encontró con una desconocida de cabellos color azabache. Sus orejas, largas y puntiagudas, terminaron por atrapar la curiosidad del dragón.

La contemplaba ahora con ambos ojos abiertos. «¿Una elfa?» Sus labios se partieron gesticulando un largo "ohhhhh", mientras su mente se perdía momentáneamente pensando en los elfos descritos por J.R.R Tolkien. Aunque la fémina delante de él no se parecía a aquellas criaturas con frecuencia descritas como etéreas.

No porque no fuese atractiva, ¡en lo absoluto! Jake, hombre al fin y al cabo, había admirado las caderas bien formadas de la mujer y deleitado con su elegante silueta. Sino tan solo porque las elfas que el recordaba -al menos de las película- solían ser dueñas de cabelleras claras y vestir en prendas livianas.

Y la fémina en cuestión no poseía ni lo uno ni lo otro.

Encima, mostraba un semblante serio y frio; que en lugar de la cálida calma de aquellas doncellas ficticias que invitaba a acercarse, parecía advertir al masculino totalmente lo opuesto.

No que Jake fuera a obedecer a tal intuición.

Cosa que quedó en evidencia al minuto siguiente de escucharla.

— Oui, Oui — exclamó respondiendo sin ser preguntado algo, y con un marcado acento norteamericano.

La realidad era que Jake no sabía nada de francés y lo único que el masculino había entendido fue la palabra "merde", pero con eso le alcanzaba -y hasta le sobraba- para hacer conversación. Pero encontrándose aquella señorita en tales ánimos que la hicieran profanas en voz alta en un lugar tan tranquilo, ¿Cómo no iba el galán a hacer uso de su galantería para alegrarle el día?

Incorporándose, bajó del árbol dando un pequeño salto y aterrizando con ambos pies junto a la fémina.

— Voulez-vous coucher avec moi, ce soir — dijo, en su tono más pícaro y coqueto. Una sonrisa amplia se dibujó en el rostro del chico mientras la observaba, su rostro el de un chiquillo hinchado de orgullo. Había citado el coro de una vieja canción popular, con su francés mal pronunciado destrozando aquel elegante lenguaje. Jake recordaba aquella letra aunque desconocía el significado; aunque, a juzgar por como sonaba, Jake pensaba se trataba de algo elocuente o gracioso.

Otra vez la pelinegra hablaba en aquel lenguaje desconocido para el masculino. Jake entrecerró los ojos observándola acercarse, asintiendo con la cabeza en un intento por ser cortés aunque no tenía la menor idea de que decía la fémina.

— Uhum... — dijo cuando esta hubo terminado, y llevando una mano a la nuca elevó la vista pensativo. — Re..gre..tteras — repitió el pelinegro esforzándose por hacer sentido de la única palabra que medio había entendido. — ¿Cómo de "regret"? ¿Eh? ¿Qué voy a lamentar? — preguntó, pero para entonces ya era demasiado tarde.

Los ojos del dragón se clavaron en la mujer, una mezcla de sorpresa y terror asomándose de sus pupilas; quien optó por permanecer inmóvil al sentir la fuerza con que sujetaba del mentón, y el filo de unas púas sobre su garganta.

«GULP.» Definitivamente no recordaba que las elfas fueren criaturas tan peligrosas.

Lento, muy lento, no queriendo provocar más a aquella fémina que claramente -le parecía a Jake- carecía de sentido del humor, levantó ambas manos con las palmas abiertas a la altura de sus hombros; dándole a entender a la fémina se encontraba completamente a su merced.

— Al contrario, ¿qué es la vida sin una buena carcajada... ocasional? — dijo, procurando usar un tono tranquilo que no pusiera en evidencia los nervios que le invadían. Y es que Jake preferiría solucionar este obvio malentendido hablando, en lugar de tener que recurrir a la violencia.

— ¿Qué significa? Huum... —. Jake cerró los ojos haciendo el esfuerzo por darle cierta seriedad a la situación. Al cabo de unos minutos (si, minutos, el dragón no tenía ninguna prisa en responderle a la contraria), volvió a abrir los ojos llevándolos hacia la elfa. Una sonrisa amplia, y mientras decía con la más bruta honestidad. — Ni idea ~  —.

— A decir verdad, solo es el coro de una vieja canción — explicó, en caso de que aquella mujer no estuviera familiarizada con ella. — Siempre imaginé era algo así como "mucho gusto, señorita, que linda luce" o "me encantaría bailar con usted" —. Mientras hablaba, llevó sus manos hacia los bolsillos de su pantalón adoptando una postura relajada y tranquila; en un intento por hacer entender a la contraria que no tenía malas intenciones. — Déjame te canto un pedazo, a lo mejor la reconoces. Ejem —.

Aclaró la garganta.

— Gitchi gitchi ya-ya here, Mocca chocolata ya-ya, Creole Lady Marmalade ♫ — se puso a cantar desentonado. — En serio nunca la has escuchado? Uy, es una rola muy buena. Si quieres puedo enseñarte la letra y hacemos karaoke — dijo al final en un tono alégreme y bromista, intentando aligerar la tensión en el ambiente con su boba carismática personalidad.

Jake sintió verdadero alivio cuando la presión de aquellas púas contra su cuello cesó. «UFF», a decir verdad, el masculino no pensó que la libraría tan "fácilmente" pero al parecer la pelinegra se había dado por vencida... El dragón era demasiado denso para darse cuenta que, caritativa, la mujer elfo le había perdonado la vida por ser un simple idiota.

Con la diestra, se acarició la zona buscando borrar el fantasma de aquel agarré tan aprehensivo mientras sus pupilas seguían cuidadosamente a la fémina; en alerta, aun cuando parecía ya estar fuera de la zona de peligro inmediato.

Cualquiera con un un poco de sensatez hubiera aprovechado que la elfa terminaba de recolectar sus cosas para salir huyendo (o cuando menos excusarse y, luego, salir huyendo¿?). Pero no Jake. No, no, no... ¿A dónde más iba a ir? ¿A quién más iba a molestar? La fémina, aunque peligrosa, divertía al muchacho; y mientras se anduviera con cuidado, se le figuraba que estaría bien... cuando menos vivo.

Fue así que, infantil como era aquel hombre, decidió responder a la traducción de la contraria; y llevando ambas manos al rostro, se cubrió la boca a la par que abría los ojos fingiendo estar en "shock" por su "propuesta" de "tener sexo conmigo esta noche".

— ¡WOAH! Admito que me gusta que las chicas sean directas pero... ¡señorita! Ni siquiera sé su nombre — dijo con sorpresa; y luego, con cierta complicidad, cual si se lo estuviera pensando de nuevo, continúo. — Aunque si eso te gusta, nee ~ Un caballero vive para complacer, ¿no? —. Y sonrió de lado, moviendo las cejas en un gesto más bien cómico.

Más con la misma prontitud con que dijo aquello, prosiguió casi que tropezandose con sus propias palabras (no fuera a ser que le sacara la púa de nuevo).

— Ojo, ¡ES UNA BROMA! Un chiste, para que te rías y no te salgan arrugas —. Por si acaso, también retrocedió un poco... pero solo físicamente, por su interés continuaba en hacer molestar a la contraria. Si acaso tan solo porque estaba aburrido, o porque hacer refunfuñar a personas tan serias como aquella era el juego favorito del dragón (y uno en el que siempre ganaba).

— ¿Molestar? Pero si es una de las canciones más populares de todos los tiempos —. Exageraba... o cuando menos, se lo inventaba. — Seguro muchos aprendieron francés motivados por ella —. No el, obviamente, pero algunos seguramente; alguien probablemente. — Los más afortunados seguro hasta se llevaron un buen acostón — concluyó con un asentir de la cabeza, y completamente ignorando el comentario respecto a sus neuronas (probablemente por ser cierto¿?).

— Ah, ¡ES OTRA BROMA! Por favor no me mates — se apresuró a añadir, agitando ambas manos como queriendo sacudir cualquier tensión en el ambiente.

— Eh, en buena voluntad te ofrezco mi nombre. Soy Jake — dijo, finalmente, en un intento por cambiar el tema a algo más neutral; quizá en parte asustado por la inusual expresión de auto-control que mostraba la contraria. — ¿Cuál es tú nombre, femme fatale? — O quizá tan solo para no dejar aquel encuentro como un mero acontecimiento casual, que se le figuraba no sería la última vez que vería a aquella elfa.

Siendo un joven bien parecido, Jake no era extraño a los encuentros con jovencitas (en su mayoría adolescentes) cuyos atrevimientos le habían merecido una más que menos reputación de mujeriego -aún si, el masculino, pecaba de inocencia en ese departamento. No obstante, la forma en que aquella fémina de cabellera oscura le sonreía, tomaba de la mano y se le acercaba juguetonamente estaba en un nivel muy por arriba de lo que el pelinegro conocía.

Jake tragó saliva con dificultad. Un ligero rubor se asomó por sus mejillas a la par que su sonrisa -previamente tan arrogante- se rompía; los ojos del chico casi que hipnotizados por aquella elfa preguntándose si aquella coqueteaba con él, o se preparaba para atacarle. Partió los labios como para responderle, pero de su boca no salió ni un sonido; ni siquiera un chillido. Si, algunos encontrarían aquella situación bastante excitante... pero no Jake, quien encontraba la actitud de la elfa más que sexy, atemorizante.

No fue sino hasta que esta tomó distancia que el pelinegro pudo volver a respirar tranquilo. Jake aprovecho le daba la espalda para pasar la diestra peinando sus cabellos, en un gesto con el que buscó calmarse; y muy bajo, murmuró la respuesta a la previa acusación, con cierta rebeldía en su voz.

— Solo quería ser amable, además... Hmpf —. Se detuvo. Pensaba decirle que estaba equivocada en su amenaza, pues no rompían aquella regla; pero, no se atrevió (?).

Cerró los ojos un momento mientras consideraba sus opciones: marcharse, o seguirla.

Lo primero era, sin duda, lo más sensato; pero también lo más aburrido, se le figuró al dragón.

Además, ahora si que estaba curioso por saber su nombre: cuando menos para referencia a futura, no fuera a ser lo invitaran a una fiesta dónde también estuviera ella -y luego a saber si se le ponía igual de intensa (?).

Asi pues, decidió seguirla... esta vez tomando cierta distancia, dejando un par de metros entre los dos. Las manos de vuelta en los bolsillos del pantalón mientras su mirada contemplaba los alrededores preguntándose si acaso, de seguirla, se encontraría con más elfos -con suerte, estos de corazón más bondadosos que ella.

— ¿Más que buena voluntad? Uhm... —. Rebuscó en los bolsillos de su pantalón sin encontrar nada. — Pues dinero no tengo. Y comida... No se ve como que tengamos apetitos similares —. Pensó un momento antes de exclamar de vuelta. — ¡Ya se! ¿Qué te parece si me dices tú nombre y no le cuento a nadie de la "propuesta indecente" que me hiciste? —. Jake sonrió de vuelta y guiñó el ojo para enfatizar era una broma inocente. Cuando menos para él lo era. Parecía que el dragón nunca aprendería.