I. Jamás cooperarás con otras razas.
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
¿Vienes a jugar con nosotros?
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
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¿Sobrevivirás el Juego?
⚝ Reglas⚝ Ambientación⚝ Razas⚝ Alianzas⚝ Personajes Canon⚝ Territorios Neutrales⚝ Habilidades Prohibidas⚝ Modelo de Ficha⚝ Temas Libres⚝ Dudas⚝ Sugerencias⚝ Novedades⚝ ¡Conoce a la Administración!⚝ Discord
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⚝ Sistema de Encuentros ⚝ Sistema de Dados⚝ Hoja de Personaje⚝ Misiones⚝ Familiares⚝ Pide al NPC⚝ Puntos y Niveles⚝ Cierre de Temas⚝ Level Up⚝ Calendario⚝ Tienda⚝ Regalo de Puntos
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I Prayed, God Sent me right to Voice Mail || Priv. Nick
Vie Abr 22, 2022 5:25 pm por Gala Florian
Baby, I'm the reason why Hell's so hot || Priv. Faith Asher
Vie Abr 22, 2022 5:03 pm por Joshua Friedrich
Problemas o Cambio de Botón AQUÍ
Lun Abr 18, 2022 7:33 pm por Invitado
Sabías que...¿Cuando mueres vas directo al cementerio de los alrededores?
Sabías que...¿Eres irreconocible en tu forma de raza?
Sabías que...¿Si abres temas libres en ciertos lugares quizás los responda un canon?
Sabías que...¿Para cruzar la neblina debes cumplir ciertas condiciones?
Sabías que...¿Cada templo tiene un secreto?
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Primero que nada, gracias a Emme, quién ha transformado el foro en esta maravilla, con una skin preciosa, widgets y perfiles. Además de que la gran mayoría de las tablas que usamos pertenecen a ella. Agradecemos infinitamente su paciencia con nosotros y a sus hermosas creaciones.
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
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Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
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Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Amira Kaiser Vie Mar 05, 2021 5:28 am
Sex Don't SleepWhen the Lights are Off
No tuvo pesadillas, más que nada debido a que su vida pendía de un tenue hilo y que había gastado toda la energía que le quedaba en cuerpo friendo a Vincent. Simplemente había caído en la más silenciosa inconsciencia, lo que más necesitaba en ese momento. Lo más cerca que había estado de morir realmente. Amira quería dejarse ir, soltar ese último pedazo de su alma que la mantenía atada a aquel mundo.
Pero Amira nunca había sido una chica con demasiada suerte. Despertó de golpe pero no pudo abrir los ojos. No pudo moverse. Sentía que alguien estaba sentado en su pecho, inmovilizándole. Intentó gritar, advirtiéndole a lo que fuera que se jodiera a otra parte y la dejara morir tranquila. ¿Era eso lo que estaba sucediendo? La sensación duró quizás dos, luego tres minutos. Y luego estaba completamente despierta, liberada de aquella parálisis del sueño.
Inmediatamente deseó estar de vuelta en aquel estado. Por lo menos el pánico le había hecho olvidar, por un momento. Estaba de vuelta en su forma humana, medio cubierta bajo la capa bajo la que se había escondido. Entonces Vincent no había vuelto a intentar repagarle el favor. Amira sintió su estómago revolverse y lágrimas quemar sus párpados cuando el ácido del vómito viajó hacia su boca. No sólo había freído toda su piel expuesta. Sus órganos internos estaban fallando, como fue evidente al ver la sangre que se había mezclado con bilis.
La magullada rubia intentó abrir sus ojos resecos, logrando sólo una pequeña abertura. Era de madrugada. Estaba de lado sobre el pasto, la capa cubría sólo desde su estómago hasta sus muslos. No podía verlo, pero sentía el peso de la capa presionar contra su maltratada piel, un dolor inconmensurable, pero no tenía energía para hacer algo al respecto.
Frente a sus ojos había algo. Un pedazo de… ¿Carne? Pero era de color negro. Y blanco. Y rojo. Su mano había sufrido quemaduras tan profundas que literalmente se había chamuscado, exponiendo carne al vivo y… ¿Era ese su hueso? Cerró los ojos, hundiéndose de vuelta en la inconsciencia, esta vez mucho más inquieta.
Volvió a despertar, esta vez de dolor. Sus pulmones se habían quemado, le dolía respirar. Le dolía el aire en contra de sus quemaduras expuestas. Le dolía la cabeza, su cerebro de seguro no había salido ileso. Sentía algo gotear de su nariz. ¿Sangre, quizás? Sangre. Amira recibió imágenes, recuerdos, de la noche anterior.
Merecía el dolor que sentía. Merecía estar ahí, tirada, a merced de cualquiera. Volvió a abrir los ojos, sólo una pizca. Estaba oscuro. ¿Había pasado un día completo? No. No había sol. Estaba nublado. Si cualquier pedazo de su piel hubiese estado ileso, hubiese simplemente podido sentir la temperatura. Pero no sentía nada más que dolor. Por fuera, por dentro, y en su corazón. Cerró los ojos nuevamente, dejando que el sueño le quitase aquel dolor, aunque tan sólo temporalmente.
¿Seguía viva? ¿Es que no quedaba nadie en ese jodido mundo que quisiera acabar con su miserable existencia? Por favor, alguien… Quien sea… No quería sentir más. Quería desaparecer. Pero no merecía que alguien la salvara, siquiera que alguien viniese a comérsela viva, que sacaran trozos de su carne, parte por parte, hasta que finalmente pudiese morir tranquila. Sería demasiado aquella misericordia.
No. Debía quedarse ahí. Sufrir, pagar por lo que había hecho. ¿Qué he hecho? Más lágrimas quemaron sus ojos, sus párpados, sus mejillas. Literalmente empapando sal en sus heridas. Había traicionado a la única persona que le mantenía cuerda. Que la quería, aunque no correspondiera su amor. Que se preocupaba por ella, que la defendía de las palabras de otros, de sí misma.
Sufre, Amira. Abrió sus ojos. Seguía del mismo color, el día nublado no le ayudaba a contar el tiempo, las horas en que había estado ahí tirada, sola. Y sola deberías quedarte. Podrirte en el piso. ¿No hueles, ahí, debajo del humo, del olor a carne quemada, el comienzo de una infección? De seguro si no recibía ayuda, si no limpiaba sus heridas, si no se levantaba de la tierra húmeda, moriría de sepsis. Ya sentía la fiebre nublar su visión.
Mantuvo los ojos abiertos. No se dejaría volver a perder el conocimiento. Era demasiado fácil. Demasiado pacífico. No moriría durmiendo, como si nada hubiese pasado. Se quedaría despierta, sufriendo como se lo merecía. Resultaste ser exactamente lo que todos creían que eras, Amira. Eres esa perra manipuladora. Eres esa chica que sólo usa a Noah, que no lo quiere. Y peor, eres exactamente lo que tú creíste que eras. Alguien que no se merece a Noah. Alguien que lo haría sufrir. Que rompería su corazón en pedazos.
Se hundió en aquel dolor. En aquel profundo entendimiento de que no había redención. No había nada que podía hacer para remediar lo que había hecho. No. No se movería de aquel lugar. Aunque hubiese podido, decidió quedarse. Hundirse en la tierra. Podrirse por dentro y por fuera para demostrar con su cuerpo lo que era en su alma. Un pedazo repugnante de podredumbre que no servía ni para abonar las plantas.
code by EMMEPero Amira nunca había sido una chica con demasiada suerte. Despertó de golpe pero no pudo abrir los ojos. No pudo moverse. Sentía que alguien estaba sentado en su pecho, inmovilizándole. Intentó gritar, advirtiéndole a lo que fuera que se jodiera a otra parte y la dejara morir tranquila. ¿Era eso lo que estaba sucediendo? La sensación duró quizás dos, luego tres minutos. Y luego estaba completamente despierta, liberada de aquella parálisis del sueño.
Inmediatamente deseó estar de vuelta en aquel estado. Por lo menos el pánico le había hecho olvidar, por un momento. Estaba de vuelta en su forma humana, medio cubierta bajo la capa bajo la que se había escondido. Entonces Vincent no había vuelto a intentar repagarle el favor. Amira sintió su estómago revolverse y lágrimas quemar sus párpados cuando el ácido del vómito viajó hacia su boca. No sólo había freído toda su piel expuesta. Sus órganos internos estaban fallando, como fue evidente al ver la sangre que se había mezclado con bilis.
La magullada rubia intentó abrir sus ojos resecos, logrando sólo una pequeña abertura. Era de madrugada. Estaba de lado sobre el pasto, la capa cubría sólo desde su estómago hasta sus muslos. No podía verlo, pero sentía el peso de la capa presionar contra su maltratada piel, un dolor inconmensurable, pero no tenía energía para hacer algo al respecto.
Frente a sus ojos había algo. Un pedazo de… ¿Carne? Pero era de color negro. Y blanco. Y rojo. Su mano había sufrido quemaduras tan profundas que literalmente se había chamuscado, exponiendo carne al vivo y… ¿Era ese su hueso? Cerró los ojos, hundiéndose de vuelta en la inconsciencia, esta vez mucho más inquieta.
Volvió a despertar, esta vez de dolor. Sus pulmones se habían quemado, le dolía respirar. Le dolía el aire en contra de sus quemaduras expuestas. Le dolía la cabeza, su cerebro de seguro no había salido ileso. Sentía algo gotear de su nariz. ¿Sangre, quizás? Sangre. Amira recibió imágenes, recuerdos, de la noche anterior.
Merecía el dolor que sentía. Merecía estar ahí, tirada, a merced de cualquiera. Volvió a abrir los ojos, sólo una pizca. Estaba oscuro. ¿Había pasado un día completo? No. No había sol. Estaba nublado. Si cualquier pedazo de su piel hubiese estado ileso, hubiese simplemente podido sentir la temperatura. Pero no sentía nada más que dolor. Por fuera, por dentro, y en su corazón. Cerró los ojos nuevamente, dejando que el sueño le quitase aquel dolor, aunque tan sólo temporalmente.
¿Seguía viva? ¿Es que no quedaba nadie en ese jodido mundo que quisiera acabar con su miserable existencia? Por favor, alguien… Quien sea… No quería sentir más. Quería desaparecer. Pero no merecía que alguien la salvara, siquiera que alguien viniese a comérsela viva, que sacaran trozos de su carne, parte por parte, hasta que finalmente pudiese morir tranquila. Sería demasiado aquella misericordia.
No. Debía quedarse ahí. Sufrir, pagar por lo que había hecho. ¿Qué he hecho? Más lágrimas quemaron sus ojos, sus párpados, sus mejillas. Literalmente empapando sal en sus heridas. Había traicionado a la única persona que le mantenía cuerda. Que la quería, aunque no correspondiera su amor. Que se preocupaba por ella, que la defendía de las palabras de otros, de sí misma.
Sufre, Amira. Abrió sus ojos. Seguía del mismo color, el día nublado no le ayudaba a contar el tiempo, las horas en que había estado ahí tirada, sola. Y sola deberías quedarte. Podrirte en el piso. ¿No hueles, ahí, debajo del humo, del olor a carne quemada, el comienzo de una infección? De seguro si no recibía ayuda, si no limpiaba sus heridas, si no se levantaba de la tierra húmeda, moriría de sepsis. Ya sentía la fiebre nublar su visión.
Mantuvo los ojos abiertos. No se dejaría volver a perder el conocimiento. Era demasiado fácil. Demasiado pacífico. No moriría durmiendo, como si nada hubiese pasado. Se quedaría despierta, sufriendo como se lo merecía. Resultaste ser exactamente lo que todos creían que eras, Amira. Eres esa perra manipuladora. Eres esa chica que sólo usa a Noah, que no lo quiere. Y peor, eres exactamente lo que tú creíste que eras. Alguien que no se merece a Noah. Alguien que lo haría sufrir. Que rompería su corazón en pedazos.
Se hundió en aquel dolor. En aquel profundo entendimiento de que no había redención. No había nada que podía hacer para remediar lo que había hecho. No. No se movería de aquel lugar. Aunque hubiese podido, decidió quedarse. Hundirse en la tierra. Podrirse por dentro y por fuera para demostrar con su cuerpo lo que era en su alma. Un pedazo repugnante de podredumbre que no servía ni para abonar las plantas.
Hora
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Clima
Nublado
Con
Juliette
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Amira KaiserAmira Kaiser
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Fecha de inscripción : 03/01/2019
Localización : En el Infierno. Bienvenidos.
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Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Juliette Aphrodite Lun Mar 08, 2021 12:41 am
Tell me your problems, I'll chase them away
Juegos - 14:00 hrs.
Hoy era nuevamente uno de esos días, aquellos en los que salía a buscar a Vincent, aunque no había tenido nada de suerte antes, al menos no se había encontrado con la muerte aún.
Siempre llevaba consigo pociones y ungüentos que hacían sus hermanas y hermanos, conocía a Vincent, y sabía que cuando lo encontrase, estaría lleno de heridas y cosas que no se preocuparía de tratar, así que tendría que hacerlo ella. Y oh dios, no, no lo dejaría ni siquiera apretar los dientes, no podría negarse de ninguna manera. Esperaba que en algún momento esas actitudes autodestructivas se detuviesen, pero parecía imposible. Podía estar tranquila, sabía que lidiaría bien con este mundo, sólo esperaba que no se preocupase demasiado por ella.
Lo lamentaba por las personas que se topasen con él en sus malos días, era una lástima que ella no estuviese allí. Pero de a poco, las cosas irían mejorando, ya verían.
Entre vuelta y vuelta que se dio por el colegio, llegó a la enfermería donde se encontraban los ángeles. Se quedó parada un rato mirando, parecía no haber nadie allí presente, soltó un suspiro pesado. "¿En qué estaba pensando? Vincent no vendría aquí" susurró desanimada en su mente, aunque Juliette no asociaba los ángeles con las cosas religiosas de manera inmediata, Vincent era más sencillo o primitivo si preferías llamarlo de otra forma. Pero ya había buscado en todos lados. Quizá sólo debía quedarse quieta y esperar.
Lo único que captó su vista fue la cantidad de sangre que había en la tierra unos cuántos metros más allá. Estaba toda seca ya, pero tenía que ser reciente para que no se le hubiese llevado el viento. Miró de un lado a otro y no vio al pelirrojo, pero un caminillo de sangre muy pequeño apuntaba abajo de un árbol. No se dio cuenta a buenas y primeras, pero mientras se acercaba vio allí el cuerpo de una chica, era lo más horrible que había visto en su vida.
-Ay no -chilló, mientras se arrodillaba y sacaba rápidamente las cosas de su morral. Si estaba así de dañada, no era opción usar su habilidad, al menos hasta que estuviese consciente -. ¿Quién dejaría así a alguien? Al menos... Dios al menos pudo matarla, por piedad.
No podía pensar en el dolor que ella debía estar sintiendo. Mientras limpiaba las heridas, comenzó a tararear, llamando, rogando porque acudieran a ella. Apenas tenía una botella con agua que sabía debía racionar bien, así que rompió parte de se ropa para mojarla y comenzar a sacar la tierra y la sangre seca. Sus ojos violeta sólo podían fijarse en las heridas y el daño que tenía esa chica encima.
Se detuvo un segundo y cambió rápidamente a su forma de raza. Traía cinco dulces hechos. No servirían de mucho, tendría que hacer por lo menos veinticinco para que la pobre chica pudiese caminar. Metió uno en la boca de la rubia sin pensarlo demasiado, al menos mientras ese se deshacía Juliette podía encargarse de hacer más.
Se preocupó de echar ungüento sobre las heridas que se veían más dolorosas y había logrado limpiar bien, para que cuando se despertara al menos no sintiese nada de eso. Una de las habilidades de uno de sus hermanos. Insensibilizaba zonas del cuerpo. A él le gustaba pelear, y si no sentía el dolor, pues bueno, era más fácil. Juliette siempre tenía que curarlo luego de sus idioteces, así que en compensación el le había regalado aquello. Vincent podría aguantar sin aquello, estaba segura.
Se quedó sentada al lado de la chica, mirando. Uno de los árboles había acudido a ella y sus hojas habían crecido de manera ridícula, así que luego de dudar un buen rato, y de la manera más cuidadosa había acomodado varias debajo de la rubia. Pajaritos y mapaches habían traído un par de frutas, y Juliette estaba agotada. Si bien pasaba todos los días con la naturaleza, y nunca había usado su energía, sentía que había drenado demasiada, y el estrés de ver a una niña así era mucho para ella.
Claro, ahora decía niña, pero la que se veía más pequeña en ese momento era ella de seguro. Cuando veía que el dulce en la boca de la chica se había deshecho, ponía otro inmediatamente, y esperaba con paciencia, veía como varias heridas se iban arreglando, muy lentamente. Si fuera por ella, hubiese metido los diez dulces en la boca de la chica, pero no quería que despertara de golpe y se atragantara con ellos.
Siempre llevaba consigo pociones y ungüentos que hacían sus hermanas y hermanos, conocía a Vincent, y sabía que cuando lo encontrase, estaría lleno de heridas y cosas que no se preocuparía de tratar, así que tendría que hacerlo ella. Y oh dios, no, no lo dejaría ni siquiera apretar los dientes, no podría negarse de ninguna manera. Esperaba que en algún momento esas actitudes autodestructivas se detuviesen, pero parecía imposible. Podía estar tranquila, sabía que lidiaría bien con este mundo, sólo esperaba que no se preocupase demasiado por ella.
Lo lamentaba por las personas que se topasen con él en sus malos días, era una lástima que ella no estuviese allí. Pero de a poco, las cosas irían mejorando, ya verían.
Entre vuelta y vuelta que se dio por el colegio, llegó a la enfermería donde se encontraban los ángeles. Se quedó parada un rato mirando, parecía no haber nadie allí presente, soltó un suspiro pesado. "¿En qué estaba pensando? Vincent no vendría aquí" susurró desanimada en su mente, aunque Juliette no asociaba los ángeles con las cosas religiosas de manera inmediata, Vincent era más sencillo o primitivo si preferías llamarlo de otra forma. Pero ya había buscado en todos lados. Quizá sólo debía quedarse quieta y esperar.
Lo único que captó su vista fue la cantidad de sangre que había en la tierra unos cuántos metros más allá. Estaba toda seca ya, pero tenía que ser reciente para que no se le hubiese llevado el viento. Miró de un lado a otro y no vio al pelirrojo, pero un caminillo de sangre muy pequeño apuntaba abajo de un árbol. No se dio cuenta a buenas y primeras, pero mientras se acercaba vio allí el cuerpo de una chica, era lo más horrible que había visto en su vida.
-Ay no -chilló, mientras se arrodillaba y sacaba rápidamente las cosas de su morral. Si estaba así de dañada, no era opción usar su habilidad, al menos hasta que estuviese consciente -. ¿Quién dejaría así a alguien? Al menos... Dios al menos pudo matarla, por piedad.
No podía pensar en el dolor que ella debía estar sintiendo. Mientras limpiaba las heridas, comenzó a tararear, llamando, rogando porque acudieran a ella. Apenas tenía una botella con agua que sabía debía racionar bien, así que rompió parte de se ropa para mojarla y comenzar a sacar la tierra y la sangre seca. Sus ojos violeta sólo podían fijarse en las heridas y el daño que tenía esa chica encima.
Se detuvo un segundo y cambió rápidamente a su forma de raza. Traía cinco dulces hechos. No servirían de mucho, tendría que hacer por lo menos veinticinco para que la pobre chica pudiese caminar. Metió uno en la boca de la rubia sin pensarlo demasiado, al menos mientras ese se deshacía Juliette podía encargarse de hacer más.
Se preocupó de echar ungüento sobre las heridas que se veían más dolorosas y había logrado limpiar bien, para que cuando se despertara al menos no sintiese nada de eso. Una de las habilidades de uno de sus hermanos. Insensibilizaba zonas del cuerpo. A él le gustaba pelear, y si no sentía el dolor, pues bueno, era más fácil. Juliette siempre tenía que curarlo luego de sus idioteces, así que en compensación el le había regalado aquello. Vincent podría aguantar sin aquello, estaba segura.
Se quedó sentada al lado de la chica, mirando. Uno de los árboles había acudido a ella y sus hojas habían crecido de manera ridícula, así que luego de dudar un buen rato, y de la manera más cuidadosa había acomodado varias debajo de la rubia. Pajaritos y mapaches habían traído un par de frutas, y Juliette estaba agotada. Si bien pasaba todos los días con la naturaleza, y nunca había usado su energía, sentía que había drenado demasiada, y el estrés de ver a una niña así era mucho para ella.
Claro, ahora decía niña, pero la que se veía más pequeña en ese momento era ella de seguro. Cuando veía que el dulce en la boca de la chica se había deshecho, ponía otro inmediatamente, y esperaba con paciencia, veía como varias heridas se iban arreglando, muy lentamente. Si fuera por ella, hubiese metido los diez dulces en la boca de la chica, pero no quería que despertara de golpe y se atragantara con ellos.
Juliette Aphroditte & Amira Kaiser
by emmeRe: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Amira Kaiser Dom Mar 14, 2021 6:16 am
Sex Don't SleepWhen the Lights are Off
Amira había decido quedarse ahí, quizás le dejarían morir de a poco. Dejaba que sus pensamientos destructivos desbarataran todo en su interior, destrozando cualquier semblante de orgullo, de amor propio que le quedaba. Era una perra asquerosa, lujuriosa, incapaz de controlarse. Una mujer de malos sentimientos que no había tenido una pizca de decencia, de recordar al hombre que amaba por un sólo segundo antes de ponerle los cuernos.
¿Amaba? Ella no era capaz de mirar más allá de su propio ombligo, mucho menos de entender algo como el amor. Nunca nadie le había amado, porque no se lo merecía, no tenía sentido que ella supiera cómo amar a alguien más. Noah estaba mejor sin ella. Ella sólo le haría sufrir, como lo había hecho aquella noche. Ella sólo creía que le amaba porque le convenía.
Esas palabras… ¿Eran ciertas? De seguro lo eran para Amira en ese momento, y las creyó con todo su ser. No merecía a Noah, no merecía perdón ni compasión de nadie. Merecía sufrir, ni siquiera la muerte sería suficiente. Lo único para lo que servía era para eso, seguir sufriendo, pagando por sus pecados.
El dolor… Poco a poco desaparecía. Eso no pintaba para nada bien, significaba que las partes de su cuerpo que le recordaban que sentía dolor ya no estaban funcionando. No podía morir, no podía permitirselo, tenía que estar viva para pagar por sus pecados. Morir era muy fácil. No sentir dolor era muy fácil. Lágrimas caían por sus mejillas, pero ya no ardían.
“Ay no.” Alguien le había encontrado. ¿Qué sería de ella ahora que estaba a merced de algún pobre imbécil que había llegado a parar a ese infierno igual que ella? “¿Quién dejaría así a alguien?” Amira quiso reír, pero lo único que logró fue un sonido en su pecho que terminó por hacerle toser y escupir sangre de un color casi negro.
¿Qué estaba haciendo? Sentía que le tocaba, pero sus nervios estaban tan fritos que reaccionaban en varias partes de su cuerpo al mismo tiempo. Algo en su boca… ¿Dulce, quizás? Estaba confundida y su cerebro no estaba ayudando. ¿De dónde había sacado un dulce? Su boca estaba tan seca que demoró varios minutos en llenarse de saliva lo suficiente como para que el dulce comenzara a deshacerse. Amira no tenía suficiente fuerza como para escupirlo, aunque sabía que no merecía un dulce.
Había destruido lo único en su vida que era bueno. No existía castigo suficiente. Por lo menos, poco a poco, de alguna manera había comenzado a sentir un poco. Sentía dolor puro. Tan profundo que no era posible distinguir si dolía como quemadura, corte o puñalada. Simplemente era eso, dolor. Ese que normalmente venía de la mano con gritos y gimoteos, con perder la consciencia. Amira lo recibió en silencio, un castigo merecido.
Ahora alguien le movía, poniendo algo debajo de ella. Dejó de sentir ese olor dulce que acompaña el principio de podredumbre. ¿Por qué le estaban ayudando? Definitivamente era alguien que no le conocía, que no sabía las cosas horripilantes que había hecho, la cantidad de gente que había matado con la excusa de que era necesario. Y luego, lo que le había hecho a Noah. No, nadie sabía acerca de eso. Nadie sabe que eres una perra todavía, Amira. Es solo cosa de tiempo.
Más dolor. Cada segundo más intenso, hasta que creyó que iba a perder el conocimiento nuevamente. Pero aguantó y se mantuvo despierta, tenía que sentirlo, era su castigo. Un dulce de nuevo en su boca. ¿Es que alguien le estaba curando? No tenía sentido. Todas las habilidades tenían límite, duración, no se podía andar por la vida curando a cualquier extraño. ¿Y si luego necesitaba curar a alguien importante? ¿Alguien que lo merecía?
Quiso escupir el dulce, pero seguía sin tener fuerzas. Se sintió más culpable al darse cuenta que alguien se estaba poniendo en peligro sólo por ella. Peleó por abrir sus ojos, lo logró poco a poco, más lágrimas escurrían, volvían a arder en su piel al rojo vivo.
Demoraron en enfocarse y lo hicieron sólo lo suficiente para ver un vestido blanco, pelo de color rojo brillante. Parecía tan solo una niña, pero aquella podría ser la forma de raza.“¿Por...” Su voz estaba completamente destrozada, era simplemente un ronquido que quizás podía pasar por una palabra. Más lágrimas que empeoraban el dolor que iba en aumento. “qué...” Estaba llorando, por lo menos por dentro, pero su cuerpo no tenía fuerzas para sollozar. “ayudas?”
Su pregunta quería ser más larga, quería decirle que se alejara, que no gastara su tiempo, que no merecía ayuda. Pero con esas tres palabras había usado todo, veía manchones negros frente a sus ojos, pero no se dejaría volver a caer en aquel sueño. Cerró sus ojos inútiles y se hundió en el merecido dolor, gritando por dentro.
code by EMME¿Amaba? Ella no era capaz de mirar más allá de su propio ombligo, mucho menos de entender algo como el amor. Nunca nadie le había amado, porque no se lo merecía, no tenía sentido que ella supiera cómo amar a alguien más. Noah estaba mejor sin ella. Ella sólo le haría sufrir, como lo había hecho aquella noche. Ella sólo creía que le amaba porque le convenía.
Esas palabras… ¿Eran ciertas? De seguro lo eran para Amira en ese momento, y las creyó con todo su ser. No merecía a Noah, no merecía perdón ni compasión de nadie. Merecía sufrir, ni siquiera la muerte sería suficiente. Lo único para lo que servía era para eso, seguir sufriendo, pagando por sus pecados.
El dolor… Poco a poco desaparecía. Eso no pintaba para nada bien, significaba que las partes de su cuerpo que le recordaban que sentía dolor ya no estaban funcionando. No podía morir, no podía permitirselo, tenía que estar viva para pagar por sus pecados. Morir era muy fácil. No sentir dolor era muy fácil. Lágrimas caían por sus mejillas, pero ya no ardían.
“Ay no.” Alguien le había encontrado. ¿Qué sería de ella ahora que estaba a merced de algún pobre imbécil que había llegado a parar a ese infierno igual que ella? “¿Quién dejaría así a alguien?” Amira quiso reír, pero lo único que logró fue un sonido en su pecho que terminó por hacerle toser y escupir sangre de un color casi negro.
¿Qué estaba haciendo? Sentía que le tocaba, pero sus nervios estaban tan fritos que reaccionaban en varias partes de su cuerpo al mismo tiempo. Algo en su boca… ¿Dulce, quizás? Estaba confundida y su cerebro no estaba ayudando. ¿De dónde había sacado un dulce? Su boca estaba tan seca que demoró varios minutos en llenarse de saliva lo suficiente como para que el dulce comenzara a deshacerse. Amira no tenía suficiente fuerza como para escupirlo, aunque sabía que no merecía un dulce.
Había destruido lo único en su vida que era bueno. No existía castigo suficiente. Por lo menos, poco a poco, de alguna manera había comenzado a sentir un poco. Sentía dolor puro. Tan profundo que no era posible distinguir si dolía como quemadura, corte o puñalada. Simplemente era eso, dolor. Ese que normalmente venía de la mano con gritos y gimoteos, con perder la consciencia. Amira lo recibió en silencio, un castigo merecido.
Ahora alguien le movía, poniendo algo debajo de ella. Dejó de sentir ese olor dulce que acompaña el principio de podredumbre. ¿Por qué le estaban ayudando? Definitivamente era alguien que no le conocía, que no sabía las cosas horripilantes que había hecho, la cantidad de gente que había matado con la excusa de que era necesario. Y luego, lo que le había hecho a Noah. No, nadie sabía acerca de eso. Nadie sabe que eres una perra todavía, Amira. Es solo cosa de tiempo.
Más dolor. Cada segundo más intenso, hasta que creyó que iba a perder el conocimiento nuevamente. Pero aguantó y se mantuvo despierta, tenía que sentirlo, era su castigo. Un dulce de nuevo en su boca. ¿Es que alguien le estaba curando? No tenía sentido. Todas las habilidades tenían límite, duración, no se podía andar por la vida curando a cualquier extraño. ¿Y si luego necesitaba curar a alguien importante? ¿Alguien que lo merecía?
Quiso escupir el dulce, pero seguía sin tener fuerzas. Se sintió más culpable al darse cuenta que alguien se estaba poniendo en peligro sólo por ella. Peleó por abrir sus ojos, lo logró poco a poco, más lágrimas escurrían, volvían a arder en su piel al rojo vivo.
Demoraron en enfocarse y lo hicieron sólo lo suficiente para ver un vestido blanco, pelo de color rojo brillante. Parecía tan solo una niña, pero aquella podría ser la forma de raza.“¿Por...” Su voz estaba completamente destrozada, era simplemente un ronquido que quizás podía pasar por una palabra. Más lágrimas que empeoraban el dolor que iba en aumento. “qué...” Estaba llorando, por lo menos por dentro, pero su cuerpo no tenía fuerzas para sollozar. “ayudas?”
Su pregunta quería ser más larga, quería decirle que se alejara, que no gastara su tiempo, que no merecía ayuda. Pero con esas tres palabras había usado todo, veía manchones negros frente a sus ojos, pero no se dejaría volver a caer en aquel sueño. Cerró sus ojos inútiles y se hundió en el merecido dolor, gritando por dentro.
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Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Juliette Aphrodite Sáb Mar 20, 2021 4:19 am
Tell me your problems, I'll chase them away
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Pasó muchísimo tiempo, limpiando, curando, poniendo un dulce tras otro en los labios de aquella chica, con cuidado poniendo el ungüento que haría que el dolor desapareciera. Los dulces se encargarían de hacer que las heridas sanasen, poco a poco, iba a ser un arduo trabajo, Juliette lo sabía bien, pero valdría la pena si odía ayudarle.
Sintió un alivio enorme al escuchar su voz, sentía todo el dolor venir de ella, su voz, seca, rasposa. Sintió que el corazón se le encogía. Se inclinó para quedar frente a ella y le dedicó una sonrisa, suave, amable.
-¿Y por qué no lo haría? -susurró, lo suficiente como para que la escuchase -. Hay mucha gente aquí que comete errores, se deja llevar por su raza. Pero, sabes, conocí a alguien que era peor que eso mucho antes de todo este caos.
Río suavemente, psicópatas y gente violenta había por todos lados. Para Juliette toda persona merecía una oportunidad, ella que tenía una enfermedad mental quería creerlo más que nadie, y siendo que la persona que amaba era un caos con patas, el cual había logrado ayudar ligeramente, sabía que no todo estaba perdido. Sonrió, mientras se ocupaba de seguir haciendo curaciones y revisando que todo estuviera en orden, lamentablemente no podría curar heridas letales, pero se aseguraría de dejarla con el menor dolor posible.
Se acomodó a su lado, sentándose, preparada para escucharla. Se veía como una persona que tenía mucho que decir. No tenía idea de que habría pasado, pero realmente quería ayudar, era terrible verla así. El dolor debería empezar a bajar en esos momentos, aunque fuese un poco. Revisó nuevamente en su bolso, en busca de aquella única botellita de agua que traía consigo.
-Creo que la necesitas más que yo -habló con suavidad, y sujetó la botella cerca de los labios de la chica -. Por favor bebe, déjame ayudarte, te juro que no es veneno.
Se puso a hacer un par de dulces más, ocho, que era el máximo que podía hacer siendo que le quedaban dos hechos. Tragó un poco de saliva, nerviosa, no la conocía, pero como siempre decía, nadie era culpable hasta que se demostrara lo contrario, así que entregaría su confianza.
-No entiendo realmente... ¿Cómo te pudo pasar esto? Es horrible, dejarte así... No importa lo mucho que odies a alguien, esto es demasiado cruel.
Cada vez que la miraba menos lo creía, ¿Cómo era posible tal daño? ¿Por qué alguien haría algo así si no se iba a comer su cuerpo? Juliette agradecía ser vegetariana, no había sufrido por aquellas cosas de momento.
A medida que iba creando los dulces, los guardaba, y luego cuando la chica se terminaba uno, posaba otro en su boca, una y otra vez.
-¿Te duele algún lugar más que otro? Te puedo poner un poquito más de crema.
Sintió un alivio enorme al escuchar su voz, sentía todo el dolor venir de ella, su voz, seca, rasposa. Sintió que el corazón se le encogía. Se inclinó para quedar frente a ella y le dedicó una sonrisa, suave, amable.
-¿Y por qué no lo haría? -susurró, lo suficiente como para que la escuchase -. Hay mucha gente aquí que comete errores, se deja llevar por su raza. Pero, sabes, conocí a alguien que era peor que eso mucho antes de todo este caos.
Río suavemente, psicópatas y gente violenta había por todos lados. Para Juliette toda persona merecía una oportunidad, ella que tenía una enfermedad mental quería creerlo más que nadie, y siendo que la persona que amaba era un caos con patas, el cual había logrado ayudar ligeramente, sabía que no todo estaba perdido. Sonrió, mientras se ocupaba de seguir haciendo curaciones y revisando que todo estuviera en orden, lamentablemente no podría curar heridas letales, pero se aseguraría de dejarla con el menor dolor posible.
Se acomodó a su lado, sentándose, preparada para escucharla. Se veía como una persona que tenía mucho que decir. No tenía idea de que habría pasado, pero realmente quería ayudar, era terrible verla así. El dolor debería empezar a bajar en esos momentos, aunque fuese un poco. Revisó nuevamente en su bolso, en busca de aquella única botellita de agua que traía consigo.
-Creo que la necesitas más que yo -habló con suavidad, y sujetó la botella cerca de los labios de la chica -. Por favor bebe, déjame ayudarte, te juro que no es veneno.
Se puso a hacer un par de dulces más, ocho, que era el máximo que podía hacer siendo que le quedaban dos hechos. Tragó un poco de saliva, nerviosa, no la conocía, pero como siempre decía, nadie era culpable hasta que se demostrara lo contrario, así que entregaría su confianza.
-No entiendo realmente... ¿Cómo te pudo pasar esto? Es horrible, dejarte así... No importa lo mucho que odies a alguien, esto es demasiado cruel.
Cada vez que la miraba menos lo creía, ¿Cómo era posible tal daño? ¿Por qué alguien haría algo así si no se iba a comer su cuerpo? Juliette agradecía ser vegetariana, no había sufrido por aquellas cosas de momento.
A medida que iba creando los dulces, los guardaba, y luego cuando la chica se terminaba uno, posaba otro en su boca, una y otra vez.
-¿Te duele algún lugar más que otro? Te puedo poner un poquito más de crema.
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by emmeRe: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Amira Kaiser Dom Mar 21, 2021 6:23 am
Sex Don't SleepWhen the Lights are Off
¿Por qué le sonreía? Tuvo que recordarse que ella no sabía. Que nadie sabía lo que había hecho. La chica se veía tan pequeña, tan inocente. ¿Cuánta gente como ella había asistido al evento? ¿Cuánta gente que no lo merecía estaba sufriendo ahí dentro? Amira siempre había sido una perra sin corazón, nunca le había importado un carajo el resto. Era la que más merecía estar en ese infierno, sufriendo.
Pero aquella chica no. Noah no merecía estar ahí dentro tampoco. “Hay mucha gente aquí que comete errores, se deja llevar por su raza.” Quiso gritar de dolor, aquel que partía su corazón chamuscado. Lo único que pudo hacer fue cerrar sus ojos con fuerza, partiendo la piel de la comisura de sus párpados.
“¿Y si estar aquí transformó a una mala persona en un monstruo?” Las palabras salían con dolor, crujidos secos que quemaban su garganta. Sentía el sabor a sangre salir de alguna parte. La risa de la chica sonaba genuina, todavía tenía razones para reír. ¿Cuán bien se sentiría eso? Amira nunca más lo sabría.
El dolor que le agobiaba parecía desaparecer poco a poco. No era lo que quería, no era lo que merecía, pero no estaba bajo su control. ¿Qué pretendía el artífice de aquel juego morboso al prestarle ayuda de esa manera? No podía ser tan solo una coincidencia, Amira no era una chica con suerte.
Parte de ella quiso escupir el dulce que seguro era el culpable de que se sintiera un poco mejor. Pero la chica había usado su energía, su tiempo, se había hecho más vulnerable sólo por ayudarle. ¿Era capaz de escupirle a eso en la cara? Quizás lo único que le quedaba era asegurarse de que la chica no sufriera lo que Amira había tenido que cargar en sus hombros. ¿Podía ser amable hasta que la chica se fuera?
No había salvación para ella, eso era seguro, pero claramente no iba a morir ese día. ¿Qué más podía hacer? Quizás había algún propósito para ella aún. La chica se sentó a su lado. Las únicas razas que podían curar eran ángeles, ninfas y serafines, dependiendo de hacia dónde se inclinaban.
¿Ninfa, quizás? ¿O una híbrida? ¿Qué te importa, Amira? No va a cambiar nada. Tan sólo estaba intentando distraerse, mejorar su ánimo por lo menos por un momento, no arruinarle la vida a la chica sólo porque la suya se había ido al carajo. Le dolía pensar que personas buenas habían ido a parar a ese lugar.
Amira no escupió el agua tampoco. ¿Por qué estaba intentando con tantas fuerzas? Hace algunos momentos hubiese tirado todo a la mierda, rehusado cualquier ayuda, quería que la dejaran morir tranquila. Quizás porque en algún lugar de su cabeza había encontrado una última razón para vivir.
No era capaz de tragar, no todavía, pero dejó que el agua cayera por su garganta. Todo estaba quemado, le dolía como mil demonios, pero no demostró ningún tipo de incomodidad. Abrió los ojos una vez más, observando a la chica con curiosidad. Creaba dulces. Una manera absolutamente adorable de curar al resto. Sintió un retorcijón de culpa. Ella podría haber decidido elegir una raza que pudiese ayudar al resto. En vez, se había convertido en una serpiente asesina que no veía nada más que sus presas.
Ante la pregunta de la chica, su cuerpo convulsionó en una risa que casi le hizo atragantarse con el dulce. ¿Alguien capaz de dejar así a Amira? La única que podía destruirle de esa manera era ella misma. “Efecto secundario...” Explicó, un pequeño movimiento de su cabeza apuntó a la pila de cenizas que era lo único que quedaba de su contrincante. Seguro alguien se había dado un festín con el cadáver cocinado. “Deberías ver al otro tipo.” Bromeó con un crujido, pero sintió más lágrimas quemar su piel.
“Quizás me excedí un poco.” Volvió a sentir dolor en su pecho, imágenes de la noche anterior pasaron por su cabeza, pateándole en el piso. “Demasiado. Me dejé llevar, y ahora-” Iba a largarse a llorar, no podía, no podía pensar en lo que había hecho. Se había recuperado lo suficiente como para que su cuerpo decidiera que un sollozo era oportuno.
Y luego otro. Dolía, dolía cada vez que se movía, cada vez que recordaba. Negó con la cabeza ante la última pregunta. “Merezco que me duela, es culpa mía.” Sollozó, más lágrimas quemaron su cara. “Todo es culpa mía.” Quería hacerse bolita, olvidar todo. Quería que alguien le abrazara, que le dijeran que por una vez en su vida todo iba a estar bien. Pero era demasiado tarde para aquello.
code by EMMEPero aquella chica no. Noah no merecía estar ahí dentro tampoco. “Hay mucha gente aquí que comete errores, se deja llevar por su raza.” Quiso gritar de dolor, aquel que partía su corazón chamuscado. Lo único que pudo hacer fue cerrar sus ojos con fuerza, partiendo la piel de la comisura de sus párpados.
“¿Y si estar aquí transformó a una mala persona en un monstruo?” Las palabras salían con dolor, crujidos secos que quemaban su garganta. Sentía el sabor a sangre salir de alguna parte. La risa de la chica sonaba genuina, todavía tenía razones para reír. ¿Cuán bien se sentiría eso? Amira nunca más lo sabría.
El dolor que le agobiaba parecía desaparecer poco a poco. No era lo que quería, no era lo que merecía, pero no estaba bajo su control. ¿Qué pretendía el artífice de aquel juego morboso al prestarle ayuda de esa manera? No podía ser tan solo una coincidencia, Amira no era una chica con suerte.
Parte de ella quiso escupir el dulce que seguro era el culpable de que se sintiera un poco mejor. Pero la chica había usado su energía, su tiempo, se había hecho más vulnerable sólo por ayudarle. ¿Era capaz de escupirle a eso en la cara? Quizás lo único que le quedaba era asegurarse de que la chica no sufriera lo que Amira había tenido que cargar en sus hombros. ¿Podía ser amable hasta que la chica se fuera?
No había salvación para ella, eso era seguro, pero claramente no iba a morir ese día. ¿Qué más podía hacer? Quizás había algún propósito para ella aún. La chica se sentó a su lado. Las únicas razas que podían curar eran ángeles, ninfas y serafines, dependiendo de hacia dónde se inclinaban.
¿Ninfa, quizás? ¿O una híbrida? ¿Qué te importa, Amira? No va a cambiar nada. Tan sólo estaba intentando distraerse, mejorar su ánimo por lo menos por un momento, no arruinarle la vida a la chica sólo porque la suya se había ido al carajo. Le dolía pensar que personas buenas habían ido a parar a ese lugar.
Amira no escupió el agua tampoco. ¿Por qué estaba intentando con tantas fuerzas? Hace algunos momentos hubiese tirado todo a la mierda, rehusado cualquier ayuda, quería que la dejaran morir tranquila. Quizás porque en algún lugar de su cabeza había encontrado una última razón para vivir.
No era capaz de tragar, no todavía, pero dejó que el agua cayera por su garganta. Todo estaba quemado, le dolía como mil demonios, pero no demostró ningún tipo de incomodidad. Abrió los ojos una vez más, observando a la chica con curiosidad. Creaba dulces. Una manera absolutamente adorable de curar al resto. Sintió un retorcijón de culpa. Ella podría haber decidido elegir una raza que pudiese ayudar al resto. En vez, se había convertido en una serpiente asesina que no veía nada más que sus presas.
Ante la pregunta de la chica, su cuerpo convulsionó en una risa que casi le hizo atragantarse con el dulce. ¿Alguien capaz de dejar así a Amira? La única que podía destruirle de esa manera era ella misma. “Efecto secundario...” Explicó, un pequeño movimiento de su cabeza apuntó a la pila de cenizas que era lo único que quedaba de su contrincante. Seguro alguien se había dado un festín con el cadáver cocinado. “Deberías ver al otro tipo.” Bromeó con un crujido, pero sintió más lágrimas quemar su piel.
“Quizás me excedí un poco.” Volvió a sentir dolor en su pecho, imágenes de la noche anterior pasaron por su cabeza, pateándole en el piso. “Demasiado. Me dejé llevar, y ahora-” Iba a largarse a llorar, no podía, no podía pensar en lo que había hecho. Se había recuperado lo suficiente como para que su cuerpo decidiera que un sollozo era oportuno.
Y luego otro. Dolía, dolía cada vez que se movía, cada vez que recordaba. Negó con la cabeza ante la última pregunta. “Merezco que me duela, es culpa mía.” Sollozó, más lágrimas quemaron su cara. “Todo es culpa mía.” Quería hacerse bolita, olvidar todo. Quería que alguien le abrazara, que le dijeran que por una vez en su vida todo iba a estar bien. Pero era demasiado tarde para aquello.
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Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Juliette Aphrodite Dom Mar 28, 2021 2:14 am
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Nuevamente le dedicó una sonrisa a la chica, incluso río un poco ante lo que dijo. Acarició sus cabellos con cuidado, intentando arreglar un poco el desorden que tenía hecho allí.
-Mucha gente se transformó en monstruos, incluso antes -fue revisando que poco a poco su cuerpo estuviese mejor. Si no había mejoría por afuera, significaba que los dulces estaban curando algo dentro. Pobrecita -. Hay mucha gente que se vuelve mala en el mundo, muchas veces es justificado.
Fue revisándola, cada cinco segundos la revisaba, tratando de ver una mejoría, aunque le daba escalofríos ver las malas condiciones en la que estaba, no hizo ninguna cara ni mueca, pues lo último que quería es que la chica se sintiera mal o algo, se notaba que estaba bastante deprimida de por sí, y que había una larga historia detrás de todo eso.
Por lo menos Juliette era bastante adecuada para el trabajo, su sentido de la moral estaba un poco corrompido, o más bien afectado por sus diferentes personalidades, y no se sentía nadie para juzgar a la gente ahí. Mucho menos considerando que había de todo, y nunca sabías que podía pasar. En aquel mundo justificaba que muchos se estuvieran volviendo locos. En el mundo real, a veces si y otras no.
Estaba tan enfocada en lo que estaba haciendo y pensando que pronto la voz de la rubia le despertó de sus pensamientos. Se sorprendió un poco con la respuesta y giró la cabeza para efectivamente ver que había una especie de pila de cenizas un poco más allá. Suspiró, mientras rápidamente las palabras salían de sus labios, preparada para apoyar a la chica.
-Está bien -susurró, con calma mientras volvía a acariciar sus cabellos con cuidado -. Todos cometemos errores, grandes o pequeños. Lo importante es levantarlos y buscar como arreglarlo, si no se puede, al menos lo intentamos.
Sintió que su cuerpo se llenaba de pena y dolor mientras la escuchaba hablar. Sabía que no había hecho bien, y estaba dolida, quería ayudarla, era difícil sin ser insensible y preguntarle directamente que había pasado, lo cual complicaba mucho las cosas. Porque podía tocar un tema sensible o algo que sólo empeorara las cosas.
-No mereces que te duela -dijo con firmeza, mientras revisaba y ponía crema nuevamente a las partes que creía estaban peor -. Vas a recuperarte y salir de ésta. Si aguantas estar así, de seguro eres muy fuerte.
Volvió a darle un dulce, esperando que fuese recuperándose lo más posible. Quería que estuviese bien, quería verla mejor, quería lograr sacarla de aquel agujero en el que se estaba hundiendo.
-Venga, las cosas van a mejorar tarde o temprano. Sólo tienes que levantarte y aguantar un poco más.
-Mucha gente se transformó en monstruos, incluso antes -fue revisando que poco a poco su cuerpo estuviese mejor. Si no había mejoría por afuera, significaba que los dulces estaban curando algo dentro. Pobrecita -. Hay mucha gente que se vuelve mala en el mundo, muchas veces es justificado.
Fue revisándola, cada cinco segundos la revisaba, tratando de ver una mejoría, aunque le daba escalofríos ver las malas condiciones en la que estaba, no hizo ninguna cara ni mueca, pues lo último que quería es que la chica se sintiera mal o algo, se notaba que estaba bastante deprimida de por sí, y que había una larga historia detrás de todo eso.
Por lo menos Juliette era bastante adecuada para el trabajo, su sentido de la moral estaba un poco corrompido, o más bien afectado por sus diferentes personalidades, y no se sentía nadie para juzgar a la gente ahí. Mucho menos considerando que había de todo, y nunca sabías que podía pasar. En aquel mundo justificaba que muchos se estuvieran volviendo locos. En el mundo real, a veces si y otras no.
Estaba tan enfocada en lo que estaba haciendo y pensando que pronto la voz de la rubia le despertó de sus pensamientos. Se sorprendió un poco con la respuesta y giró la cabeza para efectivamente ver que había una especie de pila de cenizas un poco más allá. Suspiró, mientras rápidamente las palabras salían de sus labios, preparada para apoyar a la chica.
-Está bien -susurró, con calma mientras volvía a acariciar sus cabellos con cuidado -. Todos cometemos errores, grandes o pequeños. Lo importante es levantarlos y buscar como arreglarlo, si no se puede, al menos lo intentamos.
Sintió que su cuerpo se llenaba de pena y dolor mientras la escuchaba hablar. Sabía que no había hecho bien, y estaba dolida, quería ayudarla, era difícil sin ser insensible y preguntarle directamente que había pasado, lo cual complicaba mucho las cosas. Porque podía tocar un tema sensible o algo que sólo empeorara las cosas.
-No mereces que te duela -dijo con firmeza, mientras revisaba y ponía crema nuevamente a las partes que creía estaban peor -. Vas a recuperarte y salir de ésta. Si aguantas estar así, de seguro eres muy fuerte.
Volvió a darle un dulce, esperando que fuese recuperándose lo más posible. Quería que estuviese bien, quería verla mejor, quería lograr sacarla de aquel agujero en el que se estaba hundiendo.
-Venga, las cosas van a mejorar tarde o temprano. Sólo tienes que levantarte y aguantar un poco más.
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by emmeRe: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Amira Kaiser Dom Mar 28, 2021 9:14 pm
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¿Por qué sonreía tanto? Amira no veía falsedad en esa expresión. Sonreía como si nada, como si no tuviese ninguna complicación en su vida. Sintió la caricia de la chica en sus cabellos, dejando que más lágrimas quemaran sus mejillas.
¿Monstruo desde antes? Probablemente ella caía en esa categoría, pero a la ninfa parecía no importarle. Simplemente negó con la cabeza. Aunque fuese justificado, como claramente lo era en su propio caso, el daño era daño de cualquier modo. “¿Una justificación importa cuando hay gente sufriendo por algo que hice?” Preguntó con un nudo en su garganta, sintiendo olas de dolor que confundían sus pensamientos.
La chica le revisaba una y otra vez, como si en eso se le fuera la vida. ¿Por qué se esfuerza tanto? Imaginó si la situación fuese al revés. Probablemente hubiese quebrado su cuello y luego llenado su estómago. Sin lugar a dudas. ¿Cómo un monstruo como ella podía recibir cuidados de alguien que ni siquiera merecía estar dentro de ese infierno?
Era una pésima persona, nada de lo que la chica dijera le iba a convencer de lo contrario. Había hecho más daño de lo que podía soportar. Lo de la noche anterior había sido la culminación de meses de descontrol sin remordimiento. Sólo el resultado de lo que sucedía cuando te desprendías de tu humanidad por completo. Aquello había sido decisión suya. Se había rendido ante las voces en su cabeza, sólo porque se sentía incapaz de vivir en ese mundo de otro modo. Su culpa, de nadie más.
“No está bien.” Crujió con otro sollozo que le recordó que sus pulmones estaban quemados. Tosió un par de veces. Sangre. Otro recuerdo de la noche anterior, quiso gritar. El dolor seguía subiendo dentro de ella, claramente una señal de que realmente se estaba mejorando poco a poco. “No hay como arreglar lo que hice. No puedo deshacerlo.” Sintió dolor en su pecho que no tenía que ver con sus heridas.
La única persona que le mantenía a flote, y ahora todo se acabaría, no le quedaría nada más por lo que luchar. Mucho antes de lo que había creído. Pensó que tenía más tiempo antes de que Noah viera quien era ella en realidad, pero Amira había tomado todo ese tiempo que le quedaba y lo había mandado al carajo.
¿Cómo iba a mirarle a la cara? ¿Cómo iba a dirigirle la palabra? Quería desaparecer de una vez por todas, ya no aguantaba más, no quería cargar con otra mentira. ¿Cómo podía ponerle un fin a todo eso?
Una vocecita susurró en su cabeza. ¿Cual? Imposible saber.
Quizás ahora que no iba a tener que preocuparse de lo que sucedería con Noah si moría, era libre de hacer algo más drástico. Algo que había querido hacer desde el principio, que había escondido en los recovecos de su mente. No todavía. Se había dicho a sí misma, rezando que nadie le escuchase. Era la única que tenía el poder para hacer algo al respecto, lo único que le había detenido era el miedo a morir mientras Noah todavía la quería, siquiera un poco. El miedo a hacerle daño. Demasiado tarde para eso ahora, lo único que le quedaba era hacer que todo aquello tuviese algún sentido, por lo menos.
Viendo a la chica ahí, una buena persona que no tenía la culpa de estar ahí metida, preocupada por ella, sólo sintió más culpa. Quizás era mejor así. Sintió un peso levantarse. Si hacía lo que tenía planeado, fuera como fuese que sucediera, no le quedaba demasiado tiempo de sufrimiento.
“¿Fuerte?” Preguntó con otro sollozo. No, la única que había sido fuerte en todo era Katie. Y ahora ya no estaba. Recibió el dulce, temblando ligeramente mientras su cuerpo se recuperaba del estado de shock. “No pueden mejorar.” Murmuró entre lágrimas que corrían por su piel malograda. “Pero quizás si aguanto un poco...” Quizás si encontraba las fuerzas para llevar a cabo su plan, para hacer algo de una vez por todas. “Se acabará pronto.”
code by EMME¿Monstruo desde antes? Probablemente ella caía en esa categoría, pero a la ninfa parecía no importarle. Simplemente negó con la cabeza. Aunque fuese justificado, como claramente lo era en su propio caso, el daño era daño de cualquier modo. “¿Una justificación importa cuando hay gente sufriendo por algo que hice?” Preguntó con un nudo en su garganta, sintiendo olas de dolor que confundían sus pensamientos.
La chica le revisaba una y otra vez, como si en eso se le fuera la vida. ¿Por qué se esfuerza tanto? Imaginó si la situación fuese al revés. Probablemente hubiese quebrado su cuello y luego llenado su estómago. Sin lugar a dudas. ¿Cómo un monstruo como ella podía recibir cuidados de alguien que ni siquiera merecía estar dentro de ese infierno?
Era una pésima persona, nada de lo que la chica dijera le iba a convencer de lo contrario. Había hecho más daño de lo que podía soportar. Lo de la noche anterior había sido la culminación de meses de descontrol sin remordimiento. Sólo el resultado de lo que sucedía cuando te desprendías de tu humanidad por completo. Aquello había sido decisión suya. Se había rendido ante las voces en su cabeza, sólo porque se sentía incapaz de vivir en ese mundo de otro modo. Su culpa, de nadie más.
“No está bien.” Crujió con otro sollozo que le recordó que sus pulmones estaban quemados. Tosió un par de veces. Sangre. Otro recuerdo de la noche anterior, quiso gritar. El dolor seguía subiendo dentro de ella, claramente una señal de que realmente se estaba mejorando poco a poco. “No hay como arreglar lo que hice. No puedo deshacerlo.” Sintió dolor en su pecho que no tenía que ver con sus heridas.
La única persona que le mantenía a flote, y ahora todo se acabaría, no le quedaría nada más por lo que luchar. Mucho antes de lo que había creído. Pensó que tenía más tiempo antes de que Noah viera quien era ella en realidad, pero Amira había tomado todo ese tiempo que le quedaba y lo había mandado al carajo.
¿Cómo iba a mirarle a la cara? ¿Cómo iba a dirigirle la palabra? Quería desaparecer de una vez por todas, ya no aguantaba más, no quería cargar con otra mentira. ¿Cómo podía ponerle un fin a todo eso?
Una vocecita susurró en su cabeza. ¿Cual? Imposible saber.
Quizás ahora que no iba a tener que preocuparse de lo que sucedería con Noah si moría, era libre de hacer algo más drástico. Algo que había querido hacer desde el principio, que había escondido en los recovecos de su mente. No todavía. Se había dicho a sí misma, rezando que nadie le escuchase. Era la única que tenía el poder para hacer algo al respecto, lo único que le había detenido era el miedo a morir mientras Noah todavía la quería, siquiera un poco. El miedo a hacerle daño. Demasiado tarde para eso ahora, lo único que le quedaba era hacer que todo aquello tuviese algún sentido, por lo menos.
Viendo a la chica ahí, una buena persona que no tenía la culpa de estar ahí metida, preocupada por ella, sólo sintió más culpa. Quizás era mejor así. Sintió un peso levantarse. Si hacía lo que tenía planeado, fuera como fuese que sucediera, no le quedaba demasiado tiempo de sufrimiento.
“¿Fuerte?” Preguntó con otro sollozo. No, la única que había sido fuerte en todo era Katie. Y ahora ya no estaba. Recibió el dulce, temblando ligeramente mientras su cuerpo se recuperaba del estado de shock. “No pueden mejorar.” Murmuró entre lágrimas que corrían por su piel malograda. “Pero quizás si aguanto un poco...” Quizás si encontraba las fuerzas para llevar a cabo su plan, para hacer algo de una vez por todas. “Se acabará pronto.”
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Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Juliette Aphrodite Lun Abr 19, 2021 8:18 pm
Tell me your problems, I'll chase them away
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Rio suavemente, pues en su opinión la respuesta era obvia. Claramente aquella chica no era mala de adentro si se sentía así de mal, fuese lo que hubiese hecho, Juliette creía con firmeza que habían razones que la habían llevado hasta donde la habían llevado, tenía que ayudarla a seguir adelante.
-Claro que si hermosa -murmuró sin dejar de acariciar con cuidado su cabellera -. Por algo existen las disculpas. Se que no es lo mismo, que está lejos, pero cuando cometemos errores, nos arrepentimos y nos disculpamos, ¿no? Las personas son capaces de perdonar, y en éste caso tienes que perdonarte a ti misma.
Claramente ya sentía arrepentimiento, tenía que dejar ir, y ser capaz de perdonarse. Entender lo que había hecho y por qué, y dejarlo fluir. Era humana como todos, y era cosa de mirar alrededor para ver que todos estaban completamente desbocados, que no era la única que se aprovecharía de una situación o que terminaría siendo controlada por su raza, muchas cosas malas habían pasado, todos tenían una extraña voz resonando en sus cabezas algunas veces, instintos de supervivencia, no tenían opción, ¿por qué se carcomía sufriendo de esa manera?
-Tienes que aceptar lo que hiciste y dejarlo ir -suspiró, mientras sacaba otro caramelo para ponerlo en su boca -. No eres la única que ha hecho cosas así.
Seguía escuchándola en completa negación, claramente no sería fácil ayudarla, pero esperaba tener algún efecto en ella luego. Por lo menos sus dulces ya hacían efecto y su condición física debería mejorar luego. Juliette sabía que no podría arreglarlo, ya lo había hecho, pero dentro de todo, en este lugar tenían oportunidades que normalmente no tenían.
Se levantó durante un segundo para estirar su cuerpo, sus brazos y espalda crujieron cuando lo hizo. Revisó cuántos dulces le quedaban, y con eso debería ser suficiente para que la chica se levantase. Volvió a revisarla, ver que todo fuese mejorando, y parecía ir bien. Se volvió a sentar, esta vez frente a ella para poder mirarla mejor.
-No puedes arreglarlo, pero estás arrepentida y tienes que perdonarte, como te dije anteriormente.
Hizo un gesto con sus hombros, no podía hacer nada más que tratar de convencerla de que debía dejar ir eso. Le volvió a sonreír, mientras nuevamente se ponía a ordenar su cabello, la miraba, suspiró.
Juliette no podía obligarla a la fuerza, pero al menos se quedaría allí todo el tiempo que la necesitara. Al menos parecía que había algo que ligeramente cambiaba su ánimo, aunque no estaba segura de que fuese algo positivo, quizá era lo mejor que podía hacer. Sonrió, esperaba que pronto la pudiese ayudar a levantarse, aún no había podido echar crema en todas sus heridas. Le volvió a ofrecer agua, ahora que se sentía un poco mejor, debería serle más fácil beber y le ayudaría con el proceso.
-Vamos, tendrás ésto bajo control luego.
-Claro que si hermosa -murmuró sin dejar de acariciar con cuidado su cabellera -. Por algo existen las disculpas. Se que no es lo mismo, que está lejos, pero cuando cometemos errores, nos arrepentimos y nos disculpamos, ¿no? Las personas son capaces de perdonar, y en éste caso tienes que perdonarte a ti misma.
Claramente ya sentía arrepentimiento, tenía que dejar ir, y ser capaz de perdonarse. Entender lo que había hecho y por qué, y dejarlo fluir. Era humana como todos, y era cosa de mirar alrededor para ver que todos estaban completamente desbocados, que no era la única que se aprovecharía de una situación o que terminaría siendo controlada por su raza, muchas cosas malas habían pasado, todos tenían una extraña voz resonando en sus cabezas algunas veces, instintos de supervivencia, no tenían opción, ¿por qué se carcomía sufriendo de esa manera?
-Tienes que aceptar lo que hiciste y dejarlo ir -suspiró, mientras sacaba otro caramelo para ponerlo en su boca -. No eres la única que ha hecho cosas así.
Seguía escuchándola en completa negación, claramente no sería fácil ayudarla, pero esperaba tener algún efecto en ella luego. Por lo menos sus dulces ya hacían efecto y su condición física debería mejorar luego. Juliette sabía que no podría arreglarlo, ya lo había hecho, pero dentro de todo, en este lugar tenían oportunidades que normalmente no tenían.
Se levantó durante un segundo para estirar su cuerpo, sus brazos y espalda crujieron cuando lo hizo. Revisó cuántos dulces le quedaban, y con eso debería ser suficiente para que la chica se levantase. Volvió a revisarla, ver que todo fuese mejorando, y parecía ir bien. Se volvió a sentar, esta vez frente a ella para poder mirarla mejor.
-No puedes arreglarlo, pero estás arrepentida y tienes que perdonarte, como te dije anteriormente.
Hizo un gesto con sus hombros, no podía hacer nada más que tratar de convencerla de que debía dejar ir eso. Le volvió a sonreír, mientras nuevamente se ponía a ordenar su cabello, la miraba, suspiró.
Juliette no podía obligarla a la fuerza, pero al menos se quedaría allí todo el tiempo que la necesitara. Al menos parecía que había algo que ligeramente cambiaba su ánimo, aunque no estaba segura de que fuese algo positivo, quizá era lo mejor que podía hacer. Sonrió, esperaba que pronto la pudiese ayudar a levantarse, aún no había podido echar crema en todas sus heridas. Le volvió a ofrecer agua, ahora que se sentía un poco mejor, debería serle más fácil beber y le ayudaría con el proceso.
-Vamos, tendrás ésto bajo control luego.
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by emmeRe: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Amira Kaiser Mar Abr 20, 2021 10:06 pm
Sex Don't SleepWhen the Lights are Off
La chica no daba tregua a su optimismo. ¿Cómo había sobrevivido tanto tiempo sin que esa parte de su personalidad fuese destruída? Seguramente en otro momento Amira hubiese intentado hacerlo. Esa inocencia solía enojarla de sobremanera cuando estaba cazando, la odiaba, le hacía sentir culpable, necesitaba borrarla de la cara de la gente. Realmente eres un monstruo.
“Una disculpa nunca va a ser suficiente.” Crujió en un sollozo. Había hecho demasiado daño, inconmensurable, nunca estaría bien, sin importar lo que hiciera no podía equilibrar la balanza. Lo único que podía hacer ahora era… Por lo menos tenía una última opción para intentar remediar todas sus acciones.
Todo dolía tanto ahora, los dulces regeneraban poco a poco su interior, los nervios despertaban sólo para recordarle que estaban completamente fritos. Estaba bien, era lo que merecía, no se quejaría de recibir de su propia medicina. ¿Cuánto dolor como el que sentía había causado? Infinito, incontable, las caras que nunca olvidaría pasaban frente a sus ojos. Lo siento muchísimo, me arrepiento, pero eso no va a cambiar nada.
La chica decía palabras que se parecían a las de Chrono. Que tenía que perdonarse, dejar ir lo que había hecho. Olvidar. No era tan simple, no podía serlo, no era justo para las personas que había herido si ella simplemente decidía perdonarse a sí misma y seguir con su vida como si nada hubiese pasado.
“No está en mi perdonarme. Eso es opción del resto.” Dolía, claro, pero ella no era capaz de hacer algo como eso. Quizás lo último que le quedaba de su humanidad, de la bondad que en algún momento había tenido, era esa tozudez de no permitirse olvidar lo que había hecho. Dentro de un mundo completamente injusto, era la única justicia que podía ejercer sobre sí misma. Nadie más podía hacerle pagar por sus pecados.
Su cuerpo se sentía mucho mejor, aunque respirar dolía ya no sentía sus pulmones llenos de sangre. La neblina mental desaparecía de a poco mientras su cerebro se regeneraba, las conexiones neuronales volvían, podía pensar con más facilidad, más profundo. Notó que la chica se incorporaba, estiraba su cuerpo que crujía un poco. Realmente debe haber estado gastando absolutamente toda la energía que tenía en ayudar a Amira.
Recibió el agua que le ofrecía, tragando con dificultad y de a poco. No tenía sentido negar la ayuda que le prestaban, poco a poco en su cabeza se formaba un plan, una solución. Podía corregir sus errores, quizás hasta devolver esa ayuda que le ofrecía la chica. Tan sólo tenía que aguantar un poco más.
“Quizás… Puedo hacer algo.” Murmuró. Aunque eran palabras un poco más esperanzadas, el tono era absolutamente gélido. Era obvio que lo que fuera que estaba pensando no era salir por la vida a rescatar gente. No le haría bien seguir tirada, cada segundo que pasaba pensando en su plan era peligroso, tenía que hacerlo y ya.
“Gracias…” Susurró, moviendo sus manos por primera vez, las puso a ambos lados de sus caderas e intentó incorporarse. Todo dolía, cada pedazo de músculo y piel, todo en su interior, en su exterior, hasta cada hebra de pelo chilló de dolor cuanto intentó moverse. Amira no hizo un solo sonido, apenas una ligera mueca de incomodidad, cerró un ojo, no quería alarmar demasiado a la chica.
Pero no estaba en estado de pararse y caminar a ninguna parte. En un movimiento que le hizo gemir de dolor tuvo que girarse hacia el lado donde la ninfa no se encontraba para vomitar una mezcla asquerosa de sangre, bilis, pedazos de su estómago y costras que se habían formado y soltado gracias a los dulces. Amira escupió y tosió varias veces, un poco más de sangre. “Puta madre, que asco.” Crujió, apoyándose en una de sus manos mientras la otra limpiaba su boca.
Todo aquello había dolido como los mil demonios, se sintió mareada, su cerebro quería apagarse sólo para no lidiar con todo lo que le aquejaba. Ahora toda su garganta ardía por el ácido, todos los músculos de sus brazos y espalda quemaban, no estaban recuperados, sus brazos eran lo peor de todo, con el movimiento pequeñas gotas de sangre aparecían por debajo de los ungüentos, por debajo de los pedazos negros de carne quemada.
code by EMME“Una disculpa nunca va a ser suficiente.” Crujió en un sollozo. Había hecho demasiado daño, inconmensurable, nunca estaría bien, sin importar lo que hiciera no podía equilibrar la balanza. Lo único que podía hacer ahora era… Por lo menos tenía una última opción para intentar remediar todas sus acciones.
Todo dolía tanto ahora, los dulces regeneraban poco a poco su interior, los nervios despertaban sólo para recordarle que estaban completamente fritos. Estaba bien, era lo que merecía, no se quejaría de recibir de su propia medicina. ¿Cuánto dolor como el que sentía había causado? Infinito, incontable, las caras que nunca olvidaría pasaban frente a sus ojos. Lo siento muchísimo, me arrepiento, pero eso no va a cambiar nada.
La chica decía palabras que se parecían a las de Chrono. Que tenía que perdonarse, dejar ir lo que había hecho. Olvidar. No era tan simple, no podía serlo, no era justo para las personas que había herido si ella simplemente decidía perdonarse a sí misma y seguir con su vida como si nada hubiese pasado.
“No está en mi perdonarme. Eso es opción del resto.” Dolía, claro, pero ella no era capaz de hacer algo como eso. Quizás lo último que le quedaba de su humanidad, de la bondad que en algún momento había tenido, era esa tozudez de no permitirse olvidar lo que había hecho. Dentro de un mundo completamente injusto, era la única justicia que podía ejercer sobre sí misma. Nadie más podía hacerle pagar por sus pecados.
Su cuerpo se sentía mucho mejor, aunque respirar dolía ya no sentía sus pulmones llenos de sangre. La neblina mental desaparecía de a poco mientras su cerebro se regeneraba, las conexiones neuronales volvían, podía pensar con más facilidad, más profundo. Notó que la chica se incorporaba, estiraba su cuerpo que crujía un poco. Realmente debe haber estado gastando absolutamente toda la energía que tenía en ayudar a Amira.
Recibió el agua que le ofrecía, tragando con dificultad y de a poco. No tenía sentido negar la ayuda que le prestaban, poco a poco en su cabeza se formaba un plan, una solución. Podía corregir sus errores, quizás hasta devolver esa ayuda que le ofrecía la chica. Tan sólo tenía que aguantar un poco más.
“Quizás… Puedo hacer algo.” Murmuró. Aunque eran palabras un poco más esperanzadas, el tono era absolutamente gélido. Era obvio que lo que fuera que estaba pensando no era salir por la vida a rescatar gente. No le haría bien seguir tirada, cada segundo que pasaba pensando en su plan era peligroso, tenía que hacerlo y ya.
“Gracias…” Susurró, moviendo sus manos por primera vez, las puso a ambos lados de sus caderas e intentó incorporarse. Todo dolía, cada pedazo de músculo y piel, todo en su interior, en su exterior, hasta cada hebra de pelo chilló de dolor cuanto intentó moverse. Amira no hizo un solo sonido, apenas una ligera mueca de incomodidad, cerró un ojo, no quería alarmar demasiado a la chica.
Pero no estaba en estado de pararse y caminar a ninguna parte. En un movimiento que le hizo gemir de dolor tuvo que girarse hacia el lado donde la ninfa no se encontraba para vomitar una mezcla asquerosa de sangre, bilis, pedazos de su estómago y costras que se habían formado y soltado gracias a los dulces. Amira escupió y tosió varias veces, un poco más de sangre. “Puta madre, que asco.” Crujió, apoyándose en una de sus manos mientras la otra limpiaba su boca.
Todo aquello había dolido como los mil demonios, se sintió mareada, su cerebro quería apagarse sólo para no lidiar con todo lo que le aquejaba. Ahora toda su garganta ardía por el ácido, todos los músculos de sus brazos y espalda quemaban, no estaban recuperados, sus brazos eran lo peor de todo, con el movimiento pequeñas gotas de sangre aparecían por debajo de los ungüentos, por debajo de los pedazos negros de carne quemada.
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Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Juliette Aphrodite Lun Abr 26, 2021 12:10 am
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Claramente no se trataba de la disculpa, pues en muchas situaciones aquello no era suficiente, nunca lo sería, y a veces aunque lo fuese, la otra persona podría simplemente no querer perdonarnos. Se trataba de intentarlo, y realmenete Juliette no creía en las disculpas en si, aunque siempre que debía se disculpaba, creía que era el sentimiento lo que importaba. De nada sirve disculparte si no lo sientes.
-Puede que nunca sea suficiente -murmuró Juliette -. Pero todo ha sido así de jodido desde antes, y ahora que estamos así... No sé como explicarlo.
Suspiró apenada, sintiendo que no podría ser de más ayuda en ese sentido. Pero esperaba que la chica pudiese entenderlo en algún momento, lo único que le importaba a Juliette era mejorar su ánimo. Y volver luego a su zona neutral, pues claramente su energía no daba para mucho más.
¿Cómo no iba a estar en ella perdonarse? Eso era ridículo. Sonaba como la clase de persona que había vivido para cumplir siempre las expectativas de los demás.
-¿Realmente importa lo que piense el resto? -preguntó con firmeza, mientras se inclinaba un poco hacia ella -. Debería importarte más que es lo que hay en tu corazón, poco importa lo que piense el resto, la mayoría nunca está para quedarse.
Y en el caso de Juliette había perdido todo menos a Vincent. Sus padres habían muerto en un accidente de tráfico hace unos años, sus amigos la habían dejado porque no les agradaba Vincent, entre otros. Poco le importaba a Juliette lo que pensara el resto, si no la querían como era, entonces podían irse todos al carajo. Tenía que vivir, porque en algún momento perderían todo, como ahora, y si en algún momento alguien moriría.
Se contentó al ver que bebía el agua, al menos podía ser de un poquito más de ayuda. Asintió ante sus palabras con una sonrisa, de seguro que podía hacer algo. El mundo no se había terminado, siempre habían más opciones de las que parecían.
-No es nada, me alegra ver que estás un poco mejor.
Hizo una mueca cuando vio que intentaba levantarse, pues no creía que fuese lo correcto pero no la detendría tampoco. De todas formas era bueno que lograse moverse un poco, era algo. Y luego todo aquel vomito... Hizo que Juliette voltease la vista a otro lado, al menos la sangre que ella vomitaba estaba limpia por alguna razón, y eso fue demasiado.
Le volvió a ofrecer el agua, tratando de sonreír mientras evitaba mirar aquella cosa en el piso. Al menos si no quería beber podría enjuagarse la boca con eso. Y quizá no era el mejor momento pero le ofreció los dulces que le quedaban.
-Ya no puedo hacer más -murmuró mientras bajaba la vista -. Lo siento, quisiera poder ser de más ayuda.
-Puede que nunca sea suficiente -murmuró Juliette -. Pero todo ha sido así de jodido desde antes, y ahora que estamos así... No sé como explicarlo.
Suspiró apenada, sintiendo que no podría ser de más ayuda en ese sentido. Pero esperaba que la chica pudiese entenderlo en algún momento, lo único que le importaba a Juliette era mejorar su ánimo. Y volver luego a su zona neutral, pues claramente su energía no daba para mucho más.
¿Cómo no iba a estar en ella perdonarse? Eso era ridículo. Sonaba como la clase de persona que había vivido para cumplir siempre las expectativas de los demás.
-¿Realmente importa lo que piense el resto? -preguntó con firmeza, mientras se inclinaba un poco hacia ella -. Debería importarte más que es lo que hay en tu corazón, poco importa lo que piense el resto, la mayoría nunca está para quedarse.
Y en el caso de Juliette había perdido todo menos a Vincent. Sus padres habían muerto en un accidente de tráfico hace unos años, sus amigos la habían dejado porque no les agradaba Vincent, entre otros. Poco le importaba a Juliette lo que pensara el resto, si no la querían como era, entonces podían irse todos al carajo. Tenía que vivir, porque en algún momento perderían todo, como ahora, y si en algún momento alguien moriría.
Se contentó al ver que bebía el agua, al menos podía ser de un poquito más de ayuda. Asintió ante sus palabras con una sonrisa, de seguro que podía hacer algo. El mundo no se había terminado, siempre habían más opciones de las que parecían.
-No es nada, me alegra ver que estás un poco mejor.
Hizo una mueca cuando vio que intentaba levantarse, pues no creía que fuese lo correcto pero no la detendría tampoco. De todas formas era bueno que lograse moverse un poco, era algo. Y luego todo aquel vomito... Hizo que Juliette voltease la vista a otro lado, al menos la sangre que ella vomitaba estaba limpia por alguna razón, y eso fue demasiado.
Le volvió a ofrecer el agua, tratando de sonreír mientras evitaba mirar aquella cosa en el piso. Al menos si no quería beber podría enjuagarse la boca con eso. Y quizá no era el mejor momento pero le ofreció los dulces que le quedaban.
-Ya no puedo hacer más -murmuró mientras bajaba la vista -. Lo siento, quisiera poder ser de más ayuda.
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by emmeRe: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Amira Kaiser Mar Abr 27, 2021 10:14 pm
Sex Don't SleepWhen the Lights are Off
Amira no pudo evitar una sonrisa amarga ante eso. “Todo ha sido así de jodido desde antes.” ¿A que no? Ella lo sabía mejor que cualquier otra persona. La chica realmente hablaba como Chrono, no sabía cómo sentirse ante eso, nunca habían logrado ponerse de acuerdo en muchísimas cosas. A pesar de eso era la única persona con quien hablaba sin tapujos, quien realmente la conocía, por lo menos un poco, quien podía ver a través de la máscara que la rubia siempre llevaba.
“Lo que hay en mi corazón...” Murmuró con esa misma sonrisa. Sólo veneno quedaba, oscuridad y vacío, ya no valía la pena esforzarse por sanar lo que había ahí dentro. Lo único que le había importado toda su vida, y luego lo único que le había mantenido cuerda y funcional había sido cumplir las expectativas del resto. A sus padres nunca les había importado más que eso, nunca le celebraron que fuese inteligente, o amable, o buena amiga, sólo que mantuviera las apariencias cuando ellos necesitaban.
¿Sería la primera vez que tomaba una decisión por sí misma? Quizás, y lo haría por el bien de los demás, por el bien de todos. Era un buen final, por lo menos ¿Cierto? Por lo menos podía consolarse un poco con eso, aunque no era mucho, ya no lloraba. Mientras su cuerpo se sanaba lo suficiente para volver a sentir dolor, Amira sentía un frío recorrer su mente y congelar todo lo que dolía en su corazón.
Escupió una mezcla de sangre y saliva sobre el charco de sangre asqueroso, manteniéndose sentada sólo gracias a su fuerza de voluntad y terquedad. Recibió la botella de agua, llevándola a su boca con una mano absolutamente rostizada. Poco se había sanado por fuera, pero eso era lo de menos, podía moverse y eso era todo lo que necesitaba. Bebió con dificultad y la devolvió.
La chica realmente había agotado toda su energía sólo para ayudarla. A la mierda las reglas, o su propia seguridad, o el hecho de que no conocía a Amira y lo que había hecho. Sólo por bondad, por la necesidad de ayudar a alguien que sufría. Era sólo justo que la rubia usara todo lo que había recibido de la Ninfa para hacer lo mismo.
“Gracias… De verdad no tenías que hacerlo.” Su voz sonaba mejor, más como la suya, pero todavía irreconocible y absolutamente vacía. “Has hecho más que suficiente. Por favor, vuelve con los tuyos, yo no puedo defenderte y supongo que usaste todo lo que tenías para ayudarme.” Le murmuró, cerrando la mano de la chica con los dulces. No tomaría más, se podía mover, el resto era capaz de hacerlo sola.
Ensayó una pequeña sonrisa distinta, no quería usar aquella falsa que tanto usaba toda su vida, algo más genuino. Pequeñita, pero real, por primera vez en muchísimo tiempo. “De verdad te lo agradezco. Espero algún día poder pagarte el favor.” Ya pronto, lo prometo. Murmuró, tomando la capa que había dejado a un lado antes de levantarse. Dolor, absolutamente horroroso, quiso chillar, su cuerpo protestaba, pero no hizo ningún sonido. Había sentido cosas muchísimo peores.
“Camina hacia allá hasta que llegues a la reja. Si te mantienes del lado de la biblioteca y no del estacionamiento deberías estar segura hasta llegar al parque. Hay teriántropos en la plaza y demonios en la cancha, no te acerques a ellos.” Hablaba con preocupación, se sentía culpable de haberla dejado en ese estado completamente al otro lado de lo que asumía era su territorio. Aunque no lo fuera, el parque era el lugar más seguro para esconderse hasta que lograra recuperar su energía.
Dicho esto, se cubrió con la capa y se encaminó hacia la enfermería. Quería despedirse de Noah, seguro estaba preocupado, pero no podía presentarse en ese estado frente a él o sería demasiado preocupante. Los ángeles seguramente la ayudarían y dejarían por lo menos presentable.
code by EMME“Lo que hay en mi corazón...” Murmuró con esa misma sonrisa. Sólo veneno quedaba, oscuridad y vacío, ya no valía la pena esforzarse por sanar lo que había ahí dentro. Lo único que le había importado toda su vida, y luego lo único que le había mantenido cuerda y funcional había sido cumplir las expectativas del resto. A sus padres nunca les había importado más que eso, nunca le celebraron que fuese inteligente, o amable, o buena amiga, sólo que mantuviera las apariencias cuando ellos necesitaban.
¿Sería la primera vez que tomaba una decisión por sí misma? Quizás, y lo haría por el bien de los demás, por el bien de todos. Era un buen final, por lo menos ¿Cierto? Por lo menos podía consolarse un poco con eso, aunque no era mucho, ya no lloraba. Mientras su cuerpo se sanaba lo suficiente para volver a sentir dolor, Amira sentía un frío recorrer su mente y congelar todo lo que dolía en su corazón.
Escupió una mezcla de sangre y saliva sobre el charco de sangre asqueroso, manteniéndose sentada sólo gracias a su fuerza de voluntad y terquedad. Recibió la botella de agua, llevándola a su boca con una mano absolutamente rostizada. Poco se había sanado por fuera, pero eso era lo de menos, podía moverse y eso era todo lo que necesitaba. Bebió con dificultad y la devolvió.
La chica realmente había agotado toda su energía sólo para ayudarla. A la mierda las reglas, o su propia seguridad, o el hecho de que no conocía a Amira y lo que había hecho. Sólo por bondad, por la necesidad de ayudar a alguien que sufría. Era sólo justo que la rubia usara todo lo que había recibido de la Ninfa para hacer lo mismo.
“Gracias… De verdad no tenías que hacerlo.” Su voz sonaba mejor, más como la suya, pero todavía irreconocible y absolutamente vacía. “Has hecho más que suficiente. Por favor, vuelve con los tuyos, yo no puedo defenderte y supongo que usaste todo lo que tenías para ayudarme.” Le murmuró, cerrando la mano de la chica con los dulces. No tomaría más, se podía mover, el resto era capaz de hacerlo sola.
Ensayó una pequeña sonrisa distinta, no quería usar aquella falsa que tanto usaba toda su vida, algo más genuino. Pequeñita, pero real, por primera vez en muchísimo tiempo. “De verdad te lo agradezco. Espero algún día poder pagarte el favor.” Ya pronto, lo prometo. Murmuró, tomando la capa que había dejado a un lado antes de levantarse. Dolor, absolutamente horroroso, quiso chillar, su cuerpo protestaba, pero no hizo ningún sonido. Había sentido cosas muchísimo peores.
“Camina hacia allá hasta que llegues a la reja. Si te mantienes del lado de la biblioteca y no del estacionamiento deberías estar segura hasta llegar al parque. Hay teriántropos en la plaza y demonios en la cancha, no te acerques a ellos.” Hablaba con preocupación, se sentía culpable de haberla dejado en ese estado completamente al otro lado de lo que asumía era su territorio. Aunque no lo fuera, el parque era el lugar más seguro para esconderse hasta que lograra recuperar su energía.
Dicho esto, se cubrió con la capa y se encaminó hacia la enfermería. Quería despedirse de Noah, seguro estaba preocupado, pero no podía presentarse en ese estado frente a él o sería demasiado preocupante. Los ángeles seguramente la ayudarían y dejarían por lo menos presentable.
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Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]Re: Blood Still Stains When the Sheets are Washed [Priv. Juliette] [Gore]
por Juliette Aphrodite Mar Abr 27, 2021 10:57 pm
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Juliette ya no tenía mucho que decir o hacer, pero le siguió entregando una sonrisa. Esperaba que ella lo pudiese descubrir por si misma en algún momento, lamentablemente para la dríade, no podía decirle algo exacto porque esas cosas dependían totalmente de cada persona.
Se contentaba con que cada segundo la veía de mejor ánimo. Juliette no esperaba agradecimientos ni nada, pero su alma pareció llenarse de felicidad cuando la rubia le agradeció. Sonaba bien, y aquello la hizo sentir mucho mejor, feliz de realmente poder ser de ayuda, de poder haberla hecho sentir mejor.
-Si, creo que es hora de que vuelva. Y por favor, no agradezcas.
Asintió cuando cerró su mano, no insistiría, aunque hubiese preferido que ella se los quedase, sabía que en cualquier caso podía necesitarlos. No podía hacer más y sería todo lo que tendría si la atacaban.
Se sorprendió al verla sonreír. Su trabajo allí estaba hecho, si, completamente hecho. Volvió a asentir, sería bueno volver a verla alguna vez, esperaba fuese en mejores condiciones al menos. Sonrió, estaba demasiado contenta de haber sido de ayuda, casi no podía creerlo.
-Eso haré, muchas gracias por la ayuda.
Esperó a ver cómo se retiraba, antes de ella misma seguir su camino. Fue caminando tranquila por el camino que le indicó Amira, mientras tarareaba un poco, dejando de alegría expandirse, pero no lo suficiente como para llamar la atención. A medio camino, volvió a su forma humana para poder guardar un poco más de energía, y poder caminar más rápido, pues era muy pequeña en su forma de raza.
Se contentaba con que cada segundo la veía de mejor ánimo. Juliette no esperaba agradecimientos ni nada, pero su alma pareció llenarse de felicidad cuando la rubia le agradeció. Sonaba bien, y aquello la hizo sentir mucho mejor, feliz de realmente poder ser de ayuda, de poder haberla hecho sentir mejor.
-Si, creo que es hora de que vuelva. Y por favor, no agradezcas.
Asintió cuando cerró su mano, no insistiría, aunque hubiese preferido que ella se los quedase, sabía que en cualquier caso podía necesitarlos. No podía hacer más y sería todo lo que tendría si la atacaban.
Se sorprendió al verla sonreír. Su trabajo allí estaba hecho, si, completamente hecho. Volvió a asentir, sería bueno volver a verla alguna vez, esperaba fuese en mejores condiciones al menos. Sonrió, estaba demasiado contenta de haber sido de ayuda, casi no podía creerlo.
-Eso haré, muchas gracias por la ayuda.
Esperó a ver cómo se retiraba, antes de ella misma seguir su camino. Fue caminando tranquila por el camino que le indicó Amira, mientras tarareaba un poco, dejando de alegría expandirse, pero no lo suficiente como para llamar la atención. A medio camino, volvió a su forma humana para poder guardar un poco más de energía, y poder caminar más rápido, pues era muy pequeña en su forma de raza.
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