Oktavia caminó entre los juegos de madera, apreciando el ahora destruido dinosaurio, que de alguna manera mantenía la cabeza, probablemente porque todos los que habían asistido a aquel colegio le tenían cariño. Aunque ella no siempre había estado allí, igualmente tenía buenos recuerdos, sus amigas igual, era casi un icono del instituto.

Se sentó en la torre da madera, luego de haber cruzado el inestable puentecito que llevaba a esta, detrás de ella se encontraba la enfermería y al lado un anfiteatro, era una zona abierta entre los edificios de los niños pequeños, lo único que podría sorprenderla sería un ataque a distancia o alguien que volase. De todos modos no importaba, no tenía ánimos de pelear, sólo quería un poco de tranquilidad, lejos de los demás por unos momentos, recordar los buenos tiempos, y a su familia. Una pequeña lágrima corrió por su mejilla, mientras tragaba saliva bruscamente para evitar el llanto.

Volvió a su forma original, su cabello volvió a ser castaño y sus ojos a aquel color verde azulado, que brillaban como si de esmeraldas se tratase. Oktavia era preciosa, pero jamás quiso destacar en el colegio, prefería mantener una vida tranquila y a su gusto a volverse una de las típicas perras, como la mayoría de sus compañeras de curso.

Conocía a algunos chicos mayores por vista, y tenía amigas, como Persephone, pero su círculo se mantenía en su curso, ya que por suerte había un grupo de gente bastante agradable. Aunque ni ella misma lo admitiría, igual eran problemáticas, y a veces generaban odio entre si mismas.

-Ah... Pensar que odiaba el instituto, y ahora daría cualquier cosa por volver a mi vida normal -murmuró al aire, mientras alzaba la vista al cielo -. Me estoy volviendo loca viendo tanta sangre, pero a veces... ni siquiera puedo parar.

Movio sus piernas en la orilla, la pequeña torre estaba a unos tres metros de altura del piso, y tenía un techito de madera igualmente, era bastante agradable. Aunque no era un lugar completamente seguro.

Zellos caminaba en los alrededores del colegio, tratando de buscar algún Shape Shifter transformado en animal para darle caza, más no había suerte en este día. No se preocupaba demasiado por la comida ya que había tenido éxito en su caza los últimos días y había guardado una pequeña pata de conejo cruda, claro está que para comerla se transformaría en León.

Mientras caminaba sin rumbo, se divagaba de como sería la vida afuera, ¿Sus hermanos habrían muertos cuando se alió con ese Elfo la otra noche?, ¿O tal vez cuando protegió a esa ángel de los ataques de esos vampiros?. Todos estos cuestionamientos rondaban por su cabeza todos los días. ¿Estaría bien pensar en su familia después de todo lo que le habían hecho?. Paró de pensar esto cuando se encontró con ese lugar, la zona de juegos."Este pequeño y maldito lugar aún existe" pensó con una sonrisa, en este lugar había pasado grandes momentos molestando a todo el que se cruzara con él desde que era un chico, ya que ha estado toda su vida en este colegio.

Se fue acercando lentamente, observando que no hubiera nadie cerca de allí, ya que eso de pelear luego de buscar una presa no era lo mejor que le podría pasar. En su búsqueda se fijó en ella, una chica sentada en una torre..¿Sola?. Le pareció extraño encontrar a alguien solo por estos lados simplemente sentado y mirando a la nada. No le tomó mayor importancia y, dado a que no reconoció a la chica, fue lentamente rodeando la zona para poder sorprenderla por detrás.

Tras haber pasado el puente sin mayor dificultad, se apoyó en un borde de la torre en forma de galán. -Si me dijeras que tú raza es ángel, te creería sin dudarlo ya que estás igual de hermosa que uno.- cabe decir que siempre se las intentaba dar de galán, más nunca había tenido éxito alguno.

Cerró los ojos, tratando de descansar un poco, su cuerpo estaba agotado, y eso que aún no comenzaba la luna llena, lo cual era lo más preocupante, Era difícil mantenerla encerrada, y ni su grupo dormía mucho. Trató de pensar en otras cosas, mantener recuerdos felices, pero le era difícil. Al menos, su familia estaba a salvo, gracias a Dios que ninguna había asistido, aunque era extraño pues siempre la acompañaban a esa clase de cosas.

Comenzó a bajar la cabeza, aún con los ojos cerrados cuando escuchó una voz por detrás, se sobresaltó y se golpeó la cabeza con una baranda de madera "Carajo, me asustó", fue lo primero que vino a su mente, para luego notar el comentario, razón por la que se ruborizó levemente.

-Uhmm... ¿gracias? -sintió que era una situación extremadamente rara, pero parecía divertido, logró aliviarse un poco -. ¿De verdad son todos los ángeles hermosos? Además, ni siquiera estoy en mi forma de raza.

No estaba segura, pero le sonaba conocido. ¿Quizá era del colegio? Bueno, Oktavia no se relacionaba con mucha gente, quizá Persephone lo conociera, pero ella no. Lo miró de pies a cabeza, intentando descifrarlo, pero ni caso. Le causó gracia la pose que tenía en ese momento, pero no podía negar que se veía bien, además, su cabello era muy hermoso.

Se levantó, con cuidado de no golpearse nuevamente. Debido al frío invierno y la nieve, vestía unos pantalones, botines, una camisa blanca, suspensores y una larga chaqueta. Lo mismo que había levado al día del evento, y se veía bastante bien. Por lo general, para salir, usaba otra ropa, sólo para evitar que esa se rompiese, pues realmente le gustaba mucho. No es que fuese vanidosa ni mucho menos.

-Me llamo Oktavia, por cierto -aún sentía incomodidad, pues era extraño, y sospecho que quizás sería una trampa, así que puso una mano en su bolsillo, rozando dos dagas que llevaba allí -. ¿Quién eres tú?

El tono de la chica no era extremadamente amable, pero tampoco llegaba a ser descortés o agresivo, sólo mantenía los límites de su confianza donde debían estar ante un desconocido. En este mundo, ya no se podía confiar en nadie, y era algo que todos sabían, eran osados aquellos que se atrevían a hablarle a alguien como si nada, pero a veces tenía buen resultado, pues no todo el mundo tenía ánimos de pelear.

Notó que cuando comenzó a hablar la chica se sobre saltó y se dio un golpe en la cabeza a lo cual no pudo evitar dar una pequeña sonrisa. Realmente era una chica muy hermosa y al ver que se ruborizó con lo que dijo le pareció más bonita. "Al parecer esta chica no era mucho de socializar en el colegio, porque una cara tan bonita como esta no la podría yo olvidar", fue lo primero que pensó cuando ella lo vio directamente a los ojos, lo segundo fue.. "Yo también leo mentes" por si acaso ella si podía hacerlo.

-Supongo que es lo que todos dicen, pero yo pienso que eres más hermosa que uno.- dijo sin quitar esa pose de galán de la que estaba orgulloso de hacer. Esta chica parecía algo rara, ¿Por qué estaría sola con este frío? ¿Será que sería solitaria o estaría en un grupo?. Varias ideas parecidas rondaban por su cabeza ya que no se podía explicar como una chica como ella se encontraría aquí o simplemente ya había pasado tanto tiempo ahí que se estaba volviendo loco y necesitaba darle explicaciones a todo.

-Mucho gusto Oktavia, me llamo Zellos, para servirte.- tomó la mano de la chica que no tenía en su bolsillo para darle un pequeño beso en señal de caballerosidad. -No tienes que dudar de mi, se que la mayoría de las personas aquí son una basura pero yo no soy como todos aquí.- la verdad es que era bastante basura con la mayoría de personas, pero su instinto animal le decía con quien tratar mejor y al parecer esta chica, ademas de hermosa, parecía poseer un instinto igual al suyo, o al menos es lo que Zellos sentía. ¿Será que son de la misma raza?.

-Para que veas que puedes confiar en mi, ten.- sacó el último dulce que le había quitado a unos chicos que estaban intercambiando bienes, pero todo fue por un bien mayor ya que no comía dulces desde hace bastante tiempo. Estiró la mano para darle el pequeño caramelo, todo con una pequeña sonrisa y acomodando su cabello que al parecer la chica no le quitaba la mirada de encima.

Seguía un poco sorprendida ante aquella actitud, ¿qué podía decir? La chica se ponía nerviosa con facilidad, a diferencia de algunas amigas con nervios de acero, aunque ella no tuviese sentimientos dentro de aquella charla ni por aquel chico, no podía evitar sentirse avergonzada o algo por el estilo, pues demasiados cumplidos, provocarían eso en cualquier persona.

-Vale, no creo que sea demasiado real, ya que ni siquiera somos reales, digo, al fin y al cabo somos todos humanos -dijo, mientras cruzaba los brazos, un poco desafiante en cuanto al tema -. Te apuesto a que encuentro un ángel feo.

Podía ser, ella estaba bastante cerca de como si imaginaba al tomar la raza, y si alguien eligió un ángel y quería ser feo, lo veía como algo bastante probable, pero era sólo un pensamiento, además, dudaba alguien desease ser feo, sería extraño y anormal en un mundo tan estereotipado como ese, ¿no?

Lo miró con inseguridad luego, cuando tomó su mano y la besó, eso no era una actitud normal en estas generaciones, y mucho menos en esa masacre. Sintió unas grandes ganas de tomar su forma animal y correr lo más lejos que pudiese, podía volver con su grupo en dos segundos si quería, pero algo la estaba deteniendo, no sentía miedo ni terror, sólo que algo no estaba bien. O quizás todo lo contrario, estaba demasiado bien como para ser real y aquello la ponía nerviosa.

-Uhm... Okay, Zellos. Es un nombre algo curioso, debo decir.

No lo había escuchado nunca, y le llamaba bastante la atención. Dudó un poco al ver como le ofrecía aquel caramelo, pero se relajó y lo aceptó. No lo pensó mucho y le quitó el envoltorio para poder comerlo, no tardó en dirigir su mirada a los ojos del chico, pues había algo que debía preguntarle, sin duda alguna.

-¿Sabes que estás rompiendo las reglas, no? -estaba hablando con alguien que no conocía, probablemente de otra raza, y simplemente no parecía importarle -. ¿A qué raza perteneces?

Caminó un poco, pasando a su lado, y se sentó en la baranda de madera del puente colgante, aquel que siempre había recordado como inestable, pero jamás le había causado tanto miedo, ni siquiera de pequeña. Miró al cielo nuevamente, le parecía hermoso, aunque el clima estuviese frío y sabía que no podría ver las estrellas durante la noche.

-¿Qué pretendes hacer si todo esto acaba? ¿Crees que estemos muertos? -preguntó, aún manteniendo la vista al cielo, con tranquilidad en su tono, se había relajado un poco -. Ni siquiera sé si tenga un lugar al que volver, no sé si el tiempo pasará de igual manera. Quizás estemos muertos y nuestras almas se reciclen.

Tenía muchos pensamientos al respecto, al igual que muchas opiniones diferentes, que muchas veces no eran suyas, pues casi siempre comenzaban debates en la cafetería respecto a ese tema y Oktavia sólo escuchaba, sin saber que decir.

Se notaba con creces que la chica estaba nerviosa por la actitud de él, tal vez a ella no le interesaba pero, ¿A quién no le gusta que le digan unos buenos cumplidos?.

-¿Qué es ser real para ti?- pregunto mirando hacia la nada cuestionándose si esto en verdad es real o es un conjunto de delirios de jóvenes. -Te apuesto una cena a que no.- le dijo todo sin pensar porque si, tal vez en algún rincón de este basto mundo haya alguno pero no será fácil encontrarlo.

-Si, Zellos es un nombre bastante extraño y más cuando mi apellido es Hell, pero no me mires a mi, mis padres son raros..- pero era verdad, no había otra persona que se llamara así aunque era bastante bueno ser la única persona con ese nombre ya que así no podrían no saber quien es después de conocerlo.

-¿Y tú para que crees que están echas las reglas?- lo dijo sin pensar, tampoco le importaba mucho lo que pasara afuera de este mundo. -Soy un majestuoso Teriántropo, ¿Y tú? No me digas que eres un ángel.- lo dijo con una sonrisa bastante prolongada, ya que sería una gran casualidad.

La miró pasar a su lado y decidió seguirla, vio que se sentó y se acostó detrás de ella, ese lugar era bastante inestable pero parecía poder aguantarlos a los dos. El clima estaba bastante frío, para su beneficio le gustaba dormir como León en estos momentos ya que el pelaje lo arropaba muy bien.

-Tal vez dejarme llevar por lo que pase, hay que aprender a acostumbrarse a diferentes situaciones. Tal vez si, tal vez no, pero que más da eso ahora, hay que vivir el presente sin importar que pase mañana.- respondió sin quitarle la mirada a ella, en verdad le parecía muy hermosa esta chica. -Y que más da todo eso, en el lugar que estás es este, tienes que vivirlo esto mientras dure porque esta experiencia no la volverás a tener en ningún otro lado. Y si estamos muertos o no, solo el futuro nos lo dirá pequeña.-

Le gustaba hablar mucho de este tema, aunque no lo tocaba muy seguido por la falta de gente con la cual socializar, realmente ella era la segunda persona con la cual realizaba una conversación como tal.

-Pero basta de estos temas oscuros, pasemos a algo más colorido. Háblame de ti.- tenia intención de conocer a esta chica y que este encuentro no se quedara sólo aquí y volverse a ver con ella. "Ella es muy interesante." pensó para cerrar un momento los ojos.

No pudo evitar soltar una carcajada cuando dijo aquello de la cena, ¿qué creía? ¿Que el día de mañana saldrían a Londres e irían a comer? Por dios, como estaban las cosas iba siendo mejor perderse, y olvidar todas esas cosas. Quizás si pudiesen trabajar como equipo, y tuviesen los recursos para sobrevivir, podrían superar esto, pero evidentemente había algo más que los estaba controlando, aquella maldita voz.

-¿Una cena? Estás loco -dijo, aún riendo suavemente mientras tapaba su boca con su mano -. Bueno, te creo lo de que tus padres son extraños.

Miró alrededor unos momentos, dejando que los nervios y la inseguridad se disiparan, para luego sobresaltarse al escuchar que era un teriántropo, relajándose bastante más con el tema de las reglas, aunque ella podía romperla a primera, al menos se sentía más tranquila de que él estaría bien. Odiaba sentirse as´, culpable por algo que no era realmente su culpa.

-No, no soy un ángel, también soy un teriántropo.

Mantuvo la voz calmada, mientras sus pensamientos se disipaban. La verdad era que Oktavia no era muy de vivir el hoy y ya, siempre pensaba en el futuro, lo que podría y no podría pasar y el como quería que las cosas terminasen, pensaba en su futuro, y odiaba cuando algo no salía bien. Y este había salido como lo peor de lo peor, pues ahora, ni siquiera sabía a donde dirigirse, estaba completamente perdida, y lo único que hacía cada día, era salir, caminar, pensar, y de cuando en cuando se topaba con alguien, ya terminasen luchando o conversando, como en aquel momento.

-No estoy de acuerdo con ello, no quiero vivir para luego enterarme de que estoy muerta. ¿Y si no estamos muertos? Habían demasiados planes en mi vida para que terminase así, simplemente no lo voy a creer -su tono subió un poco más de lo que debía, mostrando cierta irritación, pues no quería darse por vencida -. ¿Cómo puedes vivir esto? Ver que todos se están matando, como sufren, pasamos hambre, frío y extrañamos a los nuestros. No quiero aceptarlo.

Suspiró, un tanto irritada, pero se le pasó rápidamente, aunque en realidad no tenía ganas de hablar de ella, no había demasiado que decir, era demasiado normal.

-Hmmn... No tengo mucho que decir, no soy alguien interesante.

Se le quedó mirando un poco extrañado, ¿Qué tenía de malo ir a cenar?. Tal vez sea algo no muy usual últimamente, pero no sería nada descabellado, tal vez para romper la rutina de todos los días.

-Si, una cena. Y para que no te sientas nerviosa podría ser con tu grupo si es que tienes uno. No me vendría mal socializar un poco,- Esperaba que tuviera algún grupo, si no sería algo incómodo. -Si, mi nombre es de algún demonio o algo por el estilo y más mi apellido que en español es infierno ya te imaginarás que locos están. Sería bastante irónico que hubiera sido un demonio.-

-¿Eres un teriántropo? Wow, que gran casualidad. ¿Cuál es tú animal interior?.- No podía creerse que sea un teriántropo, fue una gran casualidad. Ya sabía que su instinto no se podía equivocar, era una chica interesante.

-¿Entonces qué más podrías que no sea vivir este sueño? Da igual que seamos controlados por una estúpida voz, hay que vivir todos los días como si fuera el último.- Escuchó que la chica se notaba un poco irritada así que mejor decidió dejar el tema.

-Pues a mi parecer te ves muy interesante, háblame de tus gustos, que haces normalmente aquí, como controlas tu lado animal en luna llena, ese tipo de cosas. Obviamente también te contaré sobre mi, sería muy descortés si no.-

Se río un poco con lo de la cena. En otra situación, sería muy normal y estaría bien, pero ahora no podía estar de acuerdo con él. Aunque era cierto, no sonaba tan mal. Quizá podría ser con su grupo, de todos modos no era demasiado descabellado. Pero comenzaba a pensar que si él mentía y tenía grupo, ¿no le estaría sacando información para una trampa o algo por el estilo? Lamentaba el no poder confiar en nadie ya.

-Creo que no suena tan loco... Pero aún así tendré que pensármelo. Hay gente del grupo que está bastante ocupada, pero creo que otros accederían -suspiró, mirando al cielo, con más calma que otra cosa -. Locos o no, suena gracioso. Pareces querer a tu familia.

O al menos esa era la sensación que le causaba a Oktavia, sentía un tono alegre al hablar de ello, y ver como lo justificaba todo con sus padres. Quizá se equivocaba, esperaba no hacerlo porque si era así lo más probable es que terminase tocando alguna fibra sensible del chico. Mejor evitar problemas. "Animal interior" murmuró en su cabeza. No lo veía de esa forma, pero sonaba lindo.

-Soy un guepardo -no lo pensó demasiado y tomó su forma intermedia, el cabello creció y se tornó rubio, sus ojos eran dorados y brillantes, al cola y las orejas se presentaron rápidamente -. ¿Ves? Y dime, ¿tú que eres?

Forma Híbrida:

No habló demasiado cuando dijo lo de vivir en ese mundo. Vale, que tenía razón, era innegable, pero no podía quedarse tranquila. Si hubiese vivido siempre allí, o no tuviese memoria, quizás sería más fácil, estaría acostumbrada, suponía, pero el hecho de que tenía una vida y una familia ahí fuera, cambiaba demasiado las cosas.

Optó por no responder, la verdad es que era algo que le estaba costando demasiado meditar, y no era la idea de aquello.

-Mis gustos... Pues, las cosas dulces. Hacía atletismo antes y en realidad no tengo mucho que decir. Soy alguien bastante promedio. Y sobre la luna llena... Puede que te rías, pero me encierran. No puedo poner en peligro a los demás. Nadie puede controlarlo -suspiró con un poco de pesar, esa era la parte que más odiaba de todo -. Cuéntame un poco de ti. Yo no tengo demasiado que decir.

Y era verdad, era tan normal que adivinar su vida sería fácil.