Kellan es una persona muy tranquila, nunca es el primero en hablar, no inicia conversaciones. Prefiere mirar, escuchar y sólo abrir la boca si lo encuentra necesario. Eso con cosas triviales.

En algún momento de su vida, aprendió a analizar muy bien a las personas, y de aquella forma, a manipularlos. Como dicen, el conocimiento es poder. Ten cuidado si se acerca a ti, no te dará mucha información sobre él mismo, pero sacará toda la información que pueda obtener de ti, sólo para luego usarla en su favor. Probablemente no te des cuenta de que te esté manipulando, es capaz de pasar mucho tiempo con alguien, y formar una relación y confianza antes de jugar con ellos como si de marionetas se tratase.

Con la gente que quiere, es de todas formas manipulador, pero no llega a extremos. Principalmente adora a su familia, ha depositado toda su confianza en ellos y nunca dudaría en hacer lo que fuese por ellos. Aunque si se tiene que ir por las malas, está de sobra decir que las peleas con su gemelo se han salido de control varias veces, pero jamás podría odiarlo. El enojo no le dura demasiado de todas formas.

De todas formas, no va por ahí manipulando y jugando con las personas a diestra y siniestra, tiene que tener alguna motivación o razón para hacerlo. Un objetivo.

A pesar de ser una persona extremadamente manipuladora, rara vez usa mentiras en ello, dado que las odia. Son imperdonables para él, sólo pensar en que le mintieron o saber que lo están haciendo, hace que le hierva la sangre. Y de verdad lo último que quieres hacer es enojarlo. Su mente está lo suficientemente trastocada como para hacerle muchísimo daño a alguien sin quedar con la conciencia dañada.



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Kellan es un chico alto, midiendo 1,90 centímetros, sus ojos tienen heterocromía, siendo uno de un brillante dorado y el otro de un resplandeciente color plateado. Su cabello es de una tonalidad aguamarina, más cercana al azul que el verde, con un corte igual al de su hermano, pero al revés, simplemente para complementarlo y marcar la diferencia. Entremedio, un mechón negro cae hacia el lado izquierdo de su rostro, el cuál ha dejado crecer un poco más que el resto.

Tiene una nariz fina y ligeramente respingada, sus dientes son afilados, como colmillos.

Siempre usa un aro en su oreja izquierda, tres diamantes azules cuelgan de éste. Casi siempre tiene una sonrisa en su rostro, una tranquila, de aquellas que dan confianza, tiende a cruzar los brazos, o guardar sus manos en sus bolsillos. Le agrada vestir cómoda y elegantemente, aunque sin llegar a extremos.

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En su forma de raza, sus piernas se fusionan en una cola, su cuerpo se llena de escamas, sus uñas se alargan un poco más de lo que ya las tiene y se le forman branquias. Toda su piel toma un color azulado, lo único que mantiene es de la cabeza hacia arriba, aunque igualmente toma aquel color azulado.

Puede transformarse sin necesidad de la cola, y en aquel casi es casi lo mismo, pero puede mantenerse tanto en la tierra como en el agua. Aunque el agua siempre será su mejor opción y donde tendrá más ventaja.

Kellan es el primero de tres hijos, trillizos para especificar nació y fue criado en Inglaterra. Toda la historia comenzó en Londres. Kellan siempre fue muy apegado a sus hermanos, Elaith y su hermana menor. Entre él y su hermano gemelo, siempre protegían a la menor, aunque ella era bastante más extrovertida que ambos mientras ellos eran bastante más tranquilos, y solían mantenerse sólo el uno con el otro, teniendo problemas para socializar y aún más para conectar con las personas.

Sabían que su madre había viajado por casi todo el mundo antes de tenerlos, y entonces fue cuando decidió quedarse en Londres. Kellan tendía a preguntar bastante por su padre, ya que no lo conocía. De pequeño, no notaba cómo su madre parecía separarse de cualquier emoción al hablar de él, ya mayor, decidió que era mejor no preguntar, no quería hacer pasar malos ratos a su madre. Menos cuando su padre había aparecido en su vida.

Nunca le tuvo rencor ni nada parecido por haberlos dejado, igualmente le preguntaba, pero él directamente evitaba el tema, con los años notó que su mirada estaba llena de nostalgia, e igualmente decidió dejar de preguntar. Entendía que había un problema, se imaginaba unas cuantas situaciones, pero ambos eran adultos, y no tenía absolutamente ninguna intención de meterse entremedio.

En el colegio las cosas siempre fueron difíciles, no eran la clase de niño que buscaba problemas ni mucho menos, pero le costaba mucho relacionarse con las demás personas. Kellan siempre prefería estar leyendo, adquiriendo conocimiento o pasando tiempo con su hermano y hermana. Tenían buenas notas y tal, a veces trataban de jugar con los otros niños, pero sentía que finalmente sólo era él y su hermano, su hermana a diferencia de ellos no parecía tener problemas, pero siempre estaba atento a cualquier cosa, dispuesto a defenderla como si fuese de vida o muerte.

Con la edad, lamentablemente eso se fue volviendo peor, pasando de ser una persona introvertida, a tener serios problemas al tratar con las personas. Se volvió narcisista, egocéntrico y demasiado orgulloso. Y así poco a poco, Kellan se volvió un manipulador de primera, conseguía lo que quería como lo quería y cuando lo quería, sin duda alguna. Y de igual forma, siempre apoyaba cada estupidez o maldad que sus hermanos quisieran hacer, sin importar lo grave que pudiese ser. Poco le importaban las consecuencias de sus acciones, su sentido de lo que estaba bien o mal estaba un poco trastocado sobre todo cuando se trataba de su propia familia o seres queridos.


A medida que pasaron los años pronto se dieron cuenta de que nada de aquello tenía arreglo, aunque muchos pensaron que era una fase de su adolescencia, que luego pasaría, que se calmaría con los años, pero no, sólo fue empeorando. Psicólogos definieron que simplemente eran caprichos, que no tenían ninguna enfermedad mental ni nada por el estilo, y por mucho que intentaban trabajar con él, parecía no importarle ni afectarle nada, un total caso perdido. Ni siquiera intentaba jugar con los médicos, sólo se sentaba allí a escucharlos, asentía y decía que si a  todo. No perdería su tiempo dándoles razones para analizarlo. Problemas de confianza era una de las frases más repetidas cuando lograban llegar a alguna conclusión seria, la cual Kellan creía completamente errónea.

En las cuatro paredes de su hogar, estaba bastante más calmado. Disfrutaba pasar tiempo con sus hermanos y trataba de estar con su madre lo más posible, cada vez que llegaba de casa, saltaba a darle un abrazo, y mordía su hombro. Siempre insistía en que le enseñara cosas, desde pequeño, y más grande también. Astrid era muy culta, había viajado por el mundo y Kellan siempre decía que "había más conocimiento que altura en esa mujer".

Poco le importaba la edad que tuviese, dormir siesta con sus hermanos o con su madre era una costumbre que nunca se quitó, así como aquella de morder a sus seres queridos, para él era una forma de demostrar su amor y cariño, aunque podría ser una tremenda molestia para el resto.

Nunca manipularía a su familia por cosas serias, si no que sólo por ridiculeces. Como si alguna vez se le negaba algún antojo, o cosas por el estilo, aunque sólo usaría manipulaciones extremadamente básicas, como hacer ojitos de gato y tal.

Y así, una vez los trillizos terminaron el colegio, Astrid decidió irse a un lugar más tranquilo, Grendelshire. Los cuatro eran amantes de la naturaleza, Kellan por su parte era vegano incluso. Tenía un tremendo amor por los animales y el mar, así que la idea de vivir rodeado de agua en una isla sólo le atraía más. Nunca quiso ir a estudiar, así que ese par de años se dedicó a vagar, trabajó algunas veces en un par de cosas para conseguir un poco de dinero y cuando se aburría lo dejaba. Lo sentía un poco por su madre, que lo mantenía como un flojo, pero tampoco era que tuviese muchas ganas de irse a vivir solo y tal.

El día del evento acompañó a su madre para ayudarla con algunas cosas, su hermana fue la única que se quedó en casa. Al momento de explotar la bomba, sólo se encontraba con Elaith, Astrid había ido a buscar unas cosas que se le quedaron en casa, así que no podían estar más agradecidos de que su familia estaría a salvo. Y mientras estuvieran juntos, sabían que lo estarían también.

La selección de raza para él fue automática, y estaba seguro de que su hermano elegiría lo mismo, así que no dudo por un segundo al pensar en ondinas. ¿Ondinas? ¿Por qué? Suponía que se debía a aquel cariño que siempre le había tenido al mar, y a los animales, el agua siempre le había ayudado y relajado, creía que no había nada mejor en el mundo. Digamos, el agua resolvía todos los problemas. Tienes sed, toma agua, tienes calor, puedes darte un baño frío, ¿Alguien te molesta? Ahógalo.

Lo más reconfortante era que su hermana estaba segura en casa, probablemente comiendo chocolate y viendo televisión. Sabían que sería una noticia terrible, pensarían que estaban muertos o algo, esperaban que no, quería creer que tenía una conexión suficientemente fuerte con su familia como para que sintieran que estaban bien y estaban juntos. Así mismo, rezaba cada día porque ellas dos estuvieran bien.

No dudaron demasiado al momento de elegir una alianza, la idea de tener una falta de recursos y tener que luchar por comer no era su plan de vida. Rápidamente se fueron con las ninfas, a la alianza neutral. Además, así podía mantener su estilo de comida al menos, alguna ninfa de seguro podía hacer crecer frutas y verduras, no había por donde perderse.

✦Es vegano. No sería capaz de comer a ningún animal, incluso si no le gustan.
✦Le encanta leer, apodos como ratón de biblioteca y esas cosas no están ni cerca de molestarle.
✦Le molesta cuando su hermano come carne, pero nunca se lo ha dicho.
✦Le gustaría haber pasado más tiempo con Astrid, Artanis y su hermana menor. Pero tampoco es que se arrepienta de estar siempre con su hermano.
✦ Ha probado de todo, cigarros, alcohol, drogas, lo que se te venga en mente. Pero nada le llama la atención, ni le gustan ni los odia. Depende del día y de con qué capricho ande.