I. Jamás cooperarás con otras razas.
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
¿Vienes a jugar con nosotros?
II. No intentarás comunicarte con el exterior.
III. Vivirás en este mundo y no en el exterior.
IV. Rompe una de las reglas, y un conocido de allá afuera muere.
En la oscuridad de tu inconsciencia, después de la explosión de una bomba en el evento al que acudiste, susurros te trajeron de vuelta a la vida.
El extraño evento a puertas abiertas del colegio Fallgate debería haber sido la primera advertencia.
Era casi el final del año escolar y todos estaban invitados, alumnos, profesores, todos los habitantes de Grendelshire. La magnitud del evento hasta había llegado a oídos de Londres.
Todos podían entrar sin invitación ni pagar por boletos. Excepto los menores de ocho años, una estipulación que debería haber sido la segunda bandera roja.
Aunque todo estaba cubierto de nieve, el cálido sol invitaba a recorrer el decorado colegio. Tiendas de comida, competencias, juegos, eventos, música, foros de debate, tantas cosas sucediendo al unísono que fue imposible para cualquiera darse cuenta de la farsa.
Lo único que escuchaste fue la explosión proveniente del medio del terreno antes de que tus tímpanos retumbaran a tal frecuencia que los subsiguientes gritos de terror y agonía se convirtieran en silencio. El gas azul que lentamente nubló tu vista claramente tenía la misma procedencia. Sentiste como te ahorcaba, quemaba, ahogaba bajo el agua, como si tragaras arena o ácido; todo dependía de tus peores miedos mientras perdías el conocimiento.
Después de despertarte con las reglas del juego, aquella voz ronroneó tus opciones, tu nuevo futuro. Debías elegir una raza antes de poder despertar.
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¿Sobrevivirás el Juego?
⚝ Reglas⚝ Ambientación⚝ Razas⚝ Alianzas⚝ Personajes Canon⚝ Territorios Neutrales⚝ Habilidades Prohibidas⚝ Modelo de Ficha⚝ Temas Libres⚝ Dudas⚝ Sugerencias⚝ Novedades⚝ ¡Conoce a la Administración!⚝ Discord
⚝ Reactivación de Cuentas
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⚝ Sistema de Encuentros ⚝ Sistema de Dados⚝ Hoja de Personaje⚝ Misiones⚝ Familiares⚝ Pide al NPC⚝ Puntos y Niveles⚝ Cierre de Temas⚝ Level Up⚝ Calendario⚝ Tienda⚝ Regalo de Puntos
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Vie Abr 22, 2022 5:25 pm por Gala Florian
Baby, I'm the reason why Hell's so hot || Priv. Faith Asher
Vie Abr 22, 2022 5:03 pm por Joshua Friedrich
Problemas o Cambio de Botón AQUÍ
Lun Abr 18, 2022 7:33 pm por Invitado
Sabías que...¿Cuando mueres vas directo al cementerio de los alrededores?
Sabías que...¿Eres irreconocible en tu forma de raza?
Sabías que...¿Si abres temas libres en ciertos lugares quizás los responda un canon?
Sabías que...¿Para cruzar la neblina debes cumplir ciertas condiciones?
Sabías que...¿Cada templo tiene un secreto?
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Primero que nada, gracias a Emme, quién ha transformado el foro en esta maravilla, con una skin preciosa, widgets y perfiles. Además de que la gran mayoría de las tablas que usamos pertenecen a ella. Agradecemos infinitamente su paciencia con nosotros y a sus hermosas creaciones.
Por otra parte, quiero agradecer a nuestros usuarios y administradores. Todo aquel que se interesó en este proyecto y pone su granito de arena para mantenerlo vivo. Porque nosotros no seríamos nada sin ustedes. Y la administración, que a pesar de todo, siempre está ahí para todos nosotros, y se lanza con mis ideas locas y hacen que salga bien.
Atte. Persephone Hansen
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Little Dragons [Priv Katori Takei]
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Little Dragons [Priv Katori Takei]Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Alayne Buckley Jue Oct 03, 2019 9:10 pm
Little Dragons
Parque - Tarde - con Katori Takei
Era normal salir de vez en cuando a dar una caminata por el sitio, muchas veces necesitaba despejar la cabeza de sus responsabilidades, darse algo de libertad a si misma, espacio, estar sola un momento... Aunque realmente no le gustaba estar sola.
Caminó hasta que sus pasos la llevaron al Parque, un espacio libre, grande y tranquilo, que por suerte no se encontraba nadie. Se sentó en uno de los escalones de aquella larga escalera, suspirando con desdén, tenía el presentimiento de ser observada, sabía que las ninfas habitaban ese sitio pero que no dañaban a nadie a menos que dañaras su espacio, quizás la estuvieran vigilando desde las sombras. Además, de pensar como todos los días en sus seres queridos, como su hermano mayor Connor o su mejor amiga Anwen.
—Los extraño tanto... — Suspiró resignada, también a sus padres los extrañaba con locura, el mundo que antes conocía, aunque en este mundo pudo cumplir muchas de sus fantasías, era una supervivencia constante el día a día.
—''Oye Lanie, ¡Queremos salir!''. — Le habló su dragona familiar, Enya, a través del sello que disponía en su nuca, era normal ese tipo de contacto entre los Reapers y sus familiares.
—''¡Por favor! Hemos estado el día encerrados, ¡déjanos estirar las alas!''. — Ahora habló su dragón, Darren.
Alayne dio una pequeña risa, no podía con ellos. Se apartó todo el cabello de su nuca y el sello empezó a brillar, con una lucecita ligera apenas perceptible a los rayos solares. —Está bien, Salgan. — Dio la orden y la autorización. Ambos pequeños surgieron del sello y volaron a su alrededor, ambos pequeños dragones azules, gemelos, la diferencia entre uno y otro era que Enya, la dragona hembra, tenía un lazo rojo en su cola. —Vayan a volar un rato, no se metan en líos.
Ambos acataron la orden felices de tener un rato libre, y como si fuera un perro de paseo, salieron mandados a volar por los alrededores cercanos, jugando entre ellos y probando el aire fresco, la linda vista. Salieron de los alrededores del parque y volaron por ellos, solo entonces, le dieron cuenta de una presencia femenina que andaba cerca. Un instinto los hizo detenerse cerca, en las ramas de un árbol, viendo a la chica de cabello negro y mechones de colores por unos instantes, analizándola.
—''¡Es una dragona!''. — Dijo Darren, sin lugar a dudas, fue un poco apresurado y pasado por contactar con una completa extraña, pero así era él, bastante juguetón e imprudente. —''¿Quieres jugar con nosotros?''.
—''¡Darren!''. —Lo regañó Enya. —''¡No la conocemos! Disculpe señorita..''.
Caminó hasta que sus pasos la llevaron al Parque, un espacio libre, grande y tranquilo, que por suerte no se encontraba nadie. Se sentó en uno de los escalones de aquella larga escalera, suspirando con desdén, tenía el presentimiento de ser observada, sabía que las ninfas habitaban ese sitio pero que no dañaban a nadie a menos que dañaras su espacio, quizás la estuvieran vigilando desde las sombras. Además, de pensar como todos los días en sus seres queridos, como su hermano mayor Connor o su mejor amiga Anwen.
—Los extraño tanto... — Suspiró resignada, también a sus padres los extrañaba con locura, el mundo que antes conocía, aunque en este mundo pudo cumplir muchas de sus fantasías, era una supervivencia constante el día a día.
—''Oye Lanie, ¡Queremos salir!''. — Le habló su dragona familiar, Enya, a través del sello que disponía en su nuca, era normal ese tipo de contacto entre los Reapers y sus familiares.
—''¡Por favor! Hemos estado el día encerrados, ¡déjanos estirar las alas!''. — Ahora habló su dragón, Darren.
Alayne dio una pequeña risa, no podía con ellos. Se apartó todo el cabello de su nuca y el sello empezó a brillar, con una lucecita ligera apenas perceptible a los rayos solares. —Está bien, Salgan. — Dio la orden y la autorización. Ambos pequeños surgieron del sello y volaron a su alrededor, ambos pequeños dragones azules, gemelos, la diferencia entre uno y otro era que Enya, la dragona hembra, tenía un lazo rojo en su cola. —Vayan a volar un rato, no se metan en líos.
Ambos acataron la orden felices de tener un rato libre, y como si fuera un perro de paseo, salieron mandados a volar por los alrededores cercanos, jugando entre ellos y probando el aire fresco, la linda vista. Salieron de los alrededores del parque y volaron por ellos, solo entonces, le dieron cuenta de una presencia femenina que andaba cerca. Un instinto los hizo detenerse cerca, en las ramas de un árbol, viendo a la chica de cabello negro y mechones de colores por unos instantes, analizándola.
—''¡Es una dragona!''. — Dijo Darren, sin lugar a dudas, fue un poco apresurado y pasado por contactar con una completa extraña, pero así era él, bastante juguetón e imprudente. —''¿Quieres jugar con nosotros?''.
—''¡Darren!''. —Lo regañó Enya. —''¡No la conocemos! Disculpe señorita..''.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Katori Takei Jue Oct 03, 2019 9:57 pm
Little dragons
TARDE - PARQUE - C/ ALAYNE BUCKLEY
El parque. Esos árboles recordaban a Katori de lo que pudo ser y no fue. De canciones silenciosas y paseos repetitivos con violencia de fondo. De encuentros dulces entre tanta acidez. Callares silenciosos en el territorio de la raza más natural de todas condenada al mundo antinatural. ¿Qué hacía allí? Rememorar como una necia el encuentro con quien consideró una buena persona. Vivir a base de las nuevas experiencias y personas que conocía en ese mundo. Cumplir las normas para no sucumbir a la pena. No quería molestar a nadie, tampoco problemas, y por eso el parque era para ella un santurario total que, si bien podía reducirse a cenizas, no existía motivo en una maldad tan gratuita como estúpida. Sus botas manchadas de tierra resonaban suavemente pisando hierba y tierra por igual. Katori no estaba siquiera mirando a sus alrededores y eso era para no alterarse y agobiarse más. Bastante le costaba estar tranquila cuando se encontraba sola del todo.
Aquella tarde traía consigo aromas y ruidos que se repetían constantemente tras tan larga estadía en ese mundo ruinoso y neblinoso. Sus labios comenzaron a tararear una cancioncilla en voz baja, llevando las manos a la nuca con la misma despreocupación, esta vez fingida, que podía tener fuera de aquel lugar. Si alguien pudiera verla moriría de vergüenza, pero confiaba en que aquellos árboles con niebla de fondo fuesen los únicos testigos ciegos. Quizá el paisaje salvaje de los árboles y la hierba no era tan terrible, pensó, pero eso no consolaba a la dragona falta de cariño.
En un principio ignoró aquella rama que se agitó cerca de ella en si paseo, pero la voz que vino de esta fue como una gota de sudor frío recorriendo toda su médula espinal, recordándole que podía morir. Aunque fuera un segundo su corazón latió a toda velocidad y se volteó cuan relámpago únicamente para encontrarse dos dragones de color azul y aspecto más o menos inofensivo… a sus ojos.
— Ah… eh… — Técnicamente eran… ¿de su raza? Pero no parecían personas o, al menos, no eran como el resto de dragones, pocos, que había visto. Estaba acostumbrada a no hablar nada, pero quería hacerlo. ¿Debía hablar con ellos y arriesgarse? Ciertamente le daban bastante ternura, hasta empatía, y era simpático ver a dos criaturas así con esa actitud semejante a la de sus hermanos. Sonrió, llevándose una mano al pelo, retirando un mechón y haciendo sonar una breve carcajada tan fugaz como honesta. Quizá porque no veía personas se sentía un poco más liberada y, para doblar la norma, no les miró. — Supongo que nadie me espera… quizá pueda pararme a aprovecharme de lo que encuentre para… uh… vivir este dolor a costa de… otros. — Se convenció en voz alta, también para que esos dragoncitos lo escucharan. Debería poder hablar con ellos, sí, pero antes, presa del miedo abisal que generaban las cuatro normas, debía asegurarse. — ¿Serán personas quienes me… esto… entretengan? — En unos pocos segundos se volteó hacia ellos de nuevo, estirando sus manos con esa sonrisa de joven ilusionada a la que nadie ve. Por una vez, rara, no era la música lo que la hacía vivir; tampoco un encontronazo amable con alguien de otra raza, si no unas criaturas similares a ella que aunque por tamaño no parecieran humanos podían desahogar sus ganas de hablar. Y eso le encantaba.
Colocó sus manos en cuenco, alzándolas vacías, y asintió para que bajasen. Ahí esperaría a ver qué información obtenía. Quizá por ser dragones no pensó que fuese una trampa, sin embargo tampoco se le ocurrió aquello. Solo quería pasar un rato agradable. Y por eso lucía poco amenazadora, quizá hasta amigable. No estaba cortada como cuando veía una persona. Tampoco sentía la incapacidad de expresarse sinceramente, pese a no haber hablado mucho aún. Era como un pez en el agua esperando para acariciar y jugar con esos bonitos seres.
by emmeAquella tarde traía consigo aromas y ruidos que se repetían constantemente tras tan larga estadía en ese mundo ruinoso y neblinoso. Sus labios comenzaron a tararear una cancioncilla en voz baja, llevando las manos a la nuca con la misma despreocupación, esta vez fingida, que podía tener fuera de aquel lugar. Si alguien pudiera verla moriría de vergüenza, pero confiaba en que aquellos árboles con niebla de fondo fuesen los únicos testigos ciegos. Quizá el paisaje salvaje de los árboles y la hierba no era tan terrible, pensó, pero eso no consolaba a la dragona falta de cariño.
En un principio ignoró aquella rama que se agitó cerca de ella en si paseo, pero la voz que vino de esta fue como una gota de sudor frío recorriendo toda su médula espinal, recordándole que podía morir. Aunque fuera un segundo su corazón latió a toda velocidad y se volteó cuan relámpago únicamente para encontrarse dos dragones de color azul y aspecto más o menos inofensivo… a sus ojos.
— Ah… eh… — Técnicamente eran… ¿de su raza? Pero no parecían personas o, al menos, no eran como el resto de dragones, pocos, que había visto. Estaba acostumbrada a no hablar nada, pero quería hacerlo. ¿Debía hablar con ellos y arriesgarse? Ciertamente le daban bastante ternura, hasta empatía, y era simpático ver a dos criaturas así con esa actitud semejante a la de sus hermanos. Sonrió, llevándose una mano al pelo, retirando un mechón y haciendo sonar una breve carcajada tan fugaz como honesta. Quizá porque no veía personas se sentía un poco más liberada y, para doblar la norma, no les miró. — Supongo que nadie me espera… quizá pueda pararme a aprovecharme de lo que encuentre para… uh… vivir este dolor a costa de… otros. — Se convenció en voz alta, también para que esos dragoncitos lo escucharan. Debería poder hablar con ellos, sí, pero antes, presa del miedo abisal que generaban las cuatro normas, debía asegurarse. — ¿Serán personas quienes me… esto… entretengan? — En unos pocos segundos se volteó hacia ellos de nuevo, estirando sus manos con esa sonrisa de joven ilusionada a la que nadie ve. Por una vez, rara, no era la música lo que la hacía vivir; tampoco un encontronazo amable con alguien de otra raza, si no unas criaturas similares a ella que aunque por tamaño no parecieran humanos podían desahogar sus ganas de hablar. Y eso le encantaba.
Colocó sus manos en cuenco, alzándolas vacías, y asintió para que bajasen. Ahí esperaría a ver qué información obtenía. Quizá por ser dragones no pensó que fuese una trampa, sin embargo tampoco se le ocurrió aquello. Solo quería pasar un rato agradable. Y por eso lucía poco amenazadora, quizá hasta amigable. No estaba cortada como cuando veía una persona. Tampoco sentía la incapacidad de expresarse sinceramente, pese a no haber hablado mucho aún. Era como un pez en el agua esperando para acariciar y jugar con esos bonitos seres.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Alayne Buckley Sáb Oct 05, 2019 11:00 pm
Little Dragons
Parque - Tarde - con Katori Takei
Los dos dragones se vieron curiosos y encantados por tal respuesta de su nueva acompañante. Darren, era quien estaba mas feliz de poder interactuar con personas fuera del círculo de los Reapers, ellos confiaban plenamente que no todos los habitantes de este nuevo mundo eran malos, que al menos la mayoría eran iguales a Alayne, de buen corazón.
—''No somos humanos.'' — Contestó, a la par que agitaba sus alas. —''Nuestra dueña si lo es, pero ella es agradable y pacífica, ¡No hay de que preocuparse!''. —Este no dudó en alzar vuelo y aterrizar con suavidad en el suelo, al frente de la chica, giró hacia la izquierda su cabeza, era bastante similar a un Loro cuando buscaba de congeniar con alguien más, en sus expresiones. Observó curioso las manos de la joven que formaban un cuenco, ¿Para que sería?. —''Soy un poco pesado''. —Imaginó que sería por eso.
—''Santo cielo, no puedo contigo...'' — Exclamó la restante, pero siguió a su dragón gemelo en ir al suelo, ella suponía que realmente eso no era romper las reglas, en ningún lugar decía algo sobre que los familiares. —''Bien, si es un poco... Quizás no sería malo.''
—''¡Así se habla!''. — Ambos volvieron a alzar vuelo y rodearon a la chica en círculos, pasando un buen rato los tres, entre vuelos con el plan ''Atrápame si puedes''. Ambos eran bastante juguetones cuando se los proponía. Así duraron un rato, entre juegos y una que otra caricia, a ellos le gustaban mucho ser acariciados, fue un rato de liberar tensiones y distracción, ¿Cuanto tiempo habría pasado? Quizás mucho, porque una cuarta voz no se hizo esperar. — ¡¿Darreeeen?! ¡Enyaaa!. —Llamaba la joven a sus familiares, tenerlos fuera por mucho tiempo gastaba energía, energía vital para ella.
—''Es Lanie''. — La dragona se detuvo de volar de lado a lado y se mantuvo volando en un solo sitio, cerca de Katori. Giró su pequeña cabezita hacia ella, era consciente del peligro, pero también sabía que ninguna de las dos podría tener malas intenciones. —''No te preocupes, ella no es mala.'' — Animó, para darle confianza y evitar algún conflicto o malas impresiones.
La chica de tez morena salió de un par de un pequeño camino que los condujo hacia ellos, cuando vio a la que acompañaba a sus familiares, se detuvo en seco, claramente se asustó, era una extraña y no era una Reaper, tampoco sabía de sus intenciones.. Pero no parecía querer hacerle daño a sus dragones.. No por ahora. —No.. Quiero problemas, Se los dije ¿No?. — Simuló que hablaba con su dragona, sabía que la chica entendería que sería con ella y alzó las palmas de sus manos para indicar que estaba desarmada y no buscaba pelea. — Vuelvan, saben que me agoto si pasan demasiado tiempo fuera...
La orden fue acatada, en dos destellos de luz los dragones desaparecieron, o mejor dicho, volvieron a su sello, no podrían ser convocados de nuevo si no fuera en un rato mas, claro que el que se escuchó quejarse primero fue Darren, el quería seguir jugando. —''¡Pero si es muy lindaaaa!''. — Su vocecilla podía oírse a través del sello, lo suficiente para que alcanzara los oídos de Katori. Lanie sonrió con levedad.
—Que bueno que te hayas divertido, ligoncito. — Dio una pequeña risa y miró de reojo a la joven. — Espero no hayas causado problemas... — De nuevo, simuló hablar con uno de sus dragones, pero sus palabras iban dirigidas a alguien mas.
—''No somos humanos.'' — Contestó, a la par que agitaba sus alas. —''Nuestra dueña si lo es, pero ella es agradable y pacífica, ¡No hay de que preocuparse!''. —Este no dudó en alzar vuelo y aterrizar con suavidad en el suelo, al frente de la chica, giró hacia la izquierda su cabeza, era bastante similar a un Loro cuando buscaba de congeniar con alguien más, en sus expresiones. Observó curioso las manos de la joven que formaban un cuenco, ¿Para que sería?. —''Soy un poco pesado''. —Imaginó que sería por eso.
—''Santo cielo, no puedo contigo...'' — Exclamó la restante, pero siguió a su dragón gemelo en ir al suelo, ella suponía que realmente eso no era romper las reglas, en ningún lugar decía algo sobre que los familiares. —''Bien, si es un poco... Quizás no sería malo.''
—''¡Así se habla!''. — Ambos volvieron a alzar vuelo y rodearon a la chica en círculos, pasando un buen rato los tres, entre vuelos con el plan ''Atrápame si puedes''. Ambos eran bastante juguetones cuando se los proponía. Así duraron un rato, entre juegos y una que otra caricia, a ellos le gustaban mucho ser acariciados, fue un rato de liberar tensiones y distracción, ¿Cuanto tiempo habría pasado? Quizás mucho, porque una cuarta voz no se hizo esperar. — ¡¿Darreeeen?! ¡Enyaaa!. —Llamaba la joven a sus familiares, tenerlos fuera por mucho tiempo gastaba energía, energía vital para ella.
—''Es Lanie''. — La dragona se detuvo de volar de lado a lado y se mantuvo volando en un solo sitio, cerca de Katori. Giró su pequeña cabezita hacia ella, era consciente del peligro, pero también sabía que ninguna de las dos podría tener malas intenciones. —''No te preocupes, ella no es mala.'' — Animó, para darle confianza y evitar algún conflicto o malas impresiones.
La chica de tez morena salió de un par de un pequeño camino que los condujo hacia ellos, cuando vio a la que acompañaba a sus familiares, se detuvo en seco, claramente se asustó, era una extraña y no era una Reaper, tampoco sabía de sus intenciones.. Pero no parecía querer hacerle daño a sus dragones.. No por ahora. —No.. Quiero problemas, Se los dije ¿No?. — Simuló que hablaba con su dragona, sabía que la chica entendería que sería con ella y alzó las palmas de sus manos para indicar que estaba desarmada y no buscaba pelea. — Vuelvan, saben que me agoto si pasan demasiado tiempo fuera...
La orden fue acatada, en dos destellos de luz los dragones desaparecieron, o mejor dicho, volvieron a su sello, no podrían ser convocados de nuevo si no fuera en un rato mas, claro que el que se escuchó quejarse primero fue Darren, el quería seguir jugando. —''¡Pero si es muy lindaaaa!''. — Su vocecilla podía oírse a través del sello, lo suficiente para que alcanzara los oídos de Katori. Lanie sonrió con levedad.
—Que bueno que te hayas divertido, ligoncito. — Dio una pequeña risa y miró de reojo a la joven. — Espero no hayas causado problemas... — De nuevo, simuló hablar con uno de sus dragones, pero sus palabras iban dirigidas a alguien mas.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Katori Takei Dom Oct 06, 2019 10:28 am
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Katori, más paciente que de costumbre, aguardó a que los monstruitos alados bajasen hasta ella. Esa sonrisa honesta, sin importarle que pudiera ser una trampa, era una puerta de bienvenida válida y lista para que cualquiera que no fuese humano, de otras razas, se aproximase a tratar con ella. Esa ilusión que no podía esconderse, sumado con los últimos rayos del sol, creaban una idílica estampa de esas que, quizá, valiera la pena salvar de este mundo una vez volviesen al otro.
El comentario de la dueña, aunque no dejó de jugar con ellos y acariciarles como si fueran perrillos callejeros, sí hizo que la chica bajase de la nube unos momentos. Todo tenía más sentido si se unían, en frío y con sensatez, las piezas del puzle. Invocaciones. Sí, esa dueña no debía estar muy lejos. — Dueña... — Musitó al aire, con un deje preocupado, otro molesto y otro todavía centrado en el juego con las pequeñas creaciones ajenas. — Mejor disfrutar. — Dijo breve para si misma, aunque también para que ese mensaje sencillo llegase a oídos de los dragones. Ese orgullo de raza, o quizá valor frágil, le impedía reconocer en ese momento, tal vez, pudiera ser derrotada.
Con ello Katori les persiguió un rato, atrapó, liberó y trató con un cuidado extremo. Para la nipona eran como dos piezas de porcelana cara o, más finamente, como la guitarra mejor afinada del mundo. No era ya, sabiendo de la presencia de un humano de otra raza cerca, tan efusiva, pero al menos de verdad quería tratar bien a los dos dragones. El tiempo volaba y con ello las novedades... y es que la realidad nunca esperaba en ese mundo para crear una burbuja de tensión.
— ¿Uh...? — La voz ajena y la reacción de los dragones hizo que Katori se llevase una mano a su mechón, retirándolo, y cambiase su rostro por uno más serio. Ajeno a todo. Su rostro apático habitual para enmascarar el desasosiego de la incertidumbre. Los comentarios de la dragoncita sensata apenas amortiguaron el golpe que suponía en su estómago el encontrarse con alguien. Una sensación de nervios que la chica del mechón respondió con un mohín. Al menos, por suerte, sus intenciones parecían pacíficas y amistosas.
No tardó mucho en saber la dragona del mechón que había llegado el momento de despedirse. Darren, el dragoncito masculino del que ahora sabía nombre, fue quien sembró en camino a su retirada un momento vergonzoso para la fácilmente abochornable Katori que, al oir ese halago viniendo de una pequeña bestia mágica, se sonrojó sin poder ocultarlo. — P-pero... uh... — Sus orbes se plantaron en la tierra como un árbol, justificando ello, sin hablar a la chica. Ya estaba claro que eran de dos razas distintas... un muro insalvable para ella y otros tantos en ese lugar oscuro.
Su primer gesto fue negar, entendiendo a los pocos segundos la pregunta indirecta. Punteó con su calzado la tierra, dubitativa. ¿Tendría que recurrir una vez más a aquello? Escribir en la tierra era su única opción... o usar una guitarra... algo de lo que carecía en aquel preciso instante. Se agachó buscando una piedrecita de las muchas que había. Copiaría ese sistema para, como siempre, no arriesgarse a que cualquier frase directa al aire se malinterpretase por ese odioso ser superior. "Todo bien. Son muy amables." Escribió en letra relativamente pequeña, acuclillándose para tal fin. Al final tendría que agenciarse una libretita para esas cosas.
Unos momentos después, con su ruborizamiento mucho más apagado, se dispuso a hacer lo habitual: presentarse. "Takei Katori" escribió, asintiendo con dureza y firmeza, tal y como se hacía en su país natal. Llevó la mano libre al pecho, esperando su reacción, indicando que esa era ella. "¿Tú? ¿Qué haces?" Acabó una linea por debajo, esperando oír algo de ella... o que escribiese. Dejó la piedrecita, sin tendérsela, sin cooperar, cerca de ella, lanzándola. La dragona miró, en ese rato, con cautela y curiosidad, paz intranquila, a la dueña de las invocaciones, como si todavía las dos tuvieran mucho, bastante, que contarse.
Y, para bien o para mal, tenían tiempo envueltas aquel atardecer.
by emmeEl comentario de la dueña, aunque no dejó de jugar con ellos y acariciarles como si fueran perrillos callejeros, sí hizo que la chica bajase de la nube unos momentos. Todo tenía más sentido si se unían, en frío y con sensatez, las piezas del puzle. Invocaciones. Sí, esa dueña no debía estar muy lejos. — Dueña... — Musitó al aire, con un deje preocupado, otro molesto y otro todavía centrado en el juego con las pequeñas creaciones ajenas. — Mejor disfrutar. — Dijo breve para si misma, aunque también para que ese mensaje sencillo llegase a oídos de los dragones. Ese orgullo de raza, o quizá valor frágil, le impedía reconocer en ese momento, tal vez, pudiera ser derrotada.
Con ello Katori les persiguió un rato, atrapó, liberó y trató con un cuidado extremo. Para la nipona eran como dos piezas de porcelana cara o, más finamente, como la guitarra mejor afinada del mundo. No era ya, sabiendo de la presencia de un humano de otra raza cerca, tan efusiva, pero al menos de verdad quería tratar bien a los dos dragones. El tiempo volaba y con ello las novedades... y es que la realidad nunca esperaba en ese mundo para crear una burbuja de tensión.
— ¿Uh...? — La voz ajena y la reacción de los dragones hizo que Katori se llevase una mano a su mechón, retirándolo, y cambiase su rostro por uno más serio. Ajeno a todo. Su rostro apático habitual para enmascarar el desasosiego de la incertidumbre. Los comentarios de la dragoncita sensata apenas amortiguaron el golpe que suponía en su estómago el encontrarse con alguien. Una sensación de nervios que la chica del mechón respondió con un mohín. Al menos, por suerte, sus intenciones parecían pacíficas y amistosas.
No tardó mucho en saber la dragona del mechón que había llegado el momento de despedirse. Darren, el dragoncito masculino del que ahora sabía nombre, fue quien sembró en camino a su retirada un momento vergonzoso para la fácilmente abochornable Katori que, al oir ese halago viniendo de una pequeña bestia mágica, se sonrojó sin poder ocultarlo. — P-pero... uh... — Sus orbes se plantaron en la tierra como un árbol, justificando ello, sin hablar a la chica. Ya estaba claro que eran de dos razas distintas... un muro insalvable para ella y otros tantos en ese lugar oscuro.
Su primer gesto fue negar, entendiendo a los pocos segundos la pregunta indirecta. Punteó con su calzado la tierra, dubitativa. ¿Tendría que recurrir una vez más a aquello? Escribir en la tierra era su única opción... o usar una guitarra... algo de lo que carecía en aquel preciso instante. Se agachó buscando una piedrecita de las muchas que había. Copiaría ese sistema para, como siempre, no arriesgarse a que cualquier frase directa al aire se malinterpretase por ese odioso ser superior. "Todo bien. Son muy amables." Escribió en letra relativamente pequeña, acuclillándose para tal fin. Al final tendría que agenciarse una libretita para esas cosas.
Unos momentos después, con su ruborizamiento mucho más apagado, se dispuso a hacer lo habitual: presentarse. "Takei Katori" escribió, asintiendo con dureza y firmeza, tal y como se hacía en su país natal. Llevó la mano libre al pecho, esperando su reacción, indicando que esa era ella. "¿Tú? ¿Qué haces?" Acabó una linea por debajo, esperando oír algo de ella... o que escribiese. Dejó la piedrecita, sin tendérsela, sin cooperar, cerca de ella, lanzándola. La dragona miró, en ese rato, con cautela y curiosidad, paz intranquila, a la dueña de las invocaciones, como si todavía las dos tuvieran mucho, bastante, que contarse.
Y, para bien o para mal, tenían tiempo envueltas aquel atardecer.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Alayne Buckley Lun Oct 07, 2019 12:53 pm
Little Dragons
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Al parecer ciertamente la chica no era mala como muchos con los que se había encontrado antes. Fue testigo de como tomaba una pequeña piedra y empezaba a escribir en la tierra. Alayne, desde su posición, no veía nada, así que empezó a acercarse con algo de precaución mientras las palabras eran plasmadas en la tierra. Ver las primeras palabras le hicieron sonreír, y era cierto, sus dragones eran demasiado juguetones y lindos, a veces muchos creían ser incapaces de poder atacar a alguien o a algo, pero eran bastante útiles a la hora del combate.
Luego leyó su nombre, era un nombre lindo que trató de grabarlo en su cabeza, nunca se sabe si pudiera necesitarlo algún día, o simplemente por cortesía. Luego, vino la pregunta, no dudó en agarrar la misma piedra que la otra estaba usando antes y acuclillarse en el suelo para mayor comodidad, por ahora iban bien, sin cooperar, y comunicándose de forma indirecta, cualquiera podría saber que eran simples garabatos en la tierra y que ambas estaban allí por mera casualidad.
''Alayne Buckley''. Se presentó formalmente a través de la escritura. ''Un placer'' En ese momento se giró un poco hacia la joven y le dio una sonrisita, a decir verdad, ella también estaba feliz de conocer a alguien nuevo en toda esta locura, y que por supuesto, fuera agradable, porque de pestes estaba lleno el mundo, era difícil saber en quien confiar. Vovlió a dirigirse a la tierra para seguir escribiendo, mas abajo su parte. ''Estaba dando un paseo, relajarse''. Fue precisa para no tener que escribir demasiado, se apartó un poco, pensaba en que podría preguntarle, quizás su raza...
—''¡Es una dragona!''. — Chilló Darren a través del sello, el sonido la hizo encogerse de hombros por la sorpresa, y acabó suspirando con algo de pesadez, Darren era muy salido del lugar cuando quería. —''Nosotros somos Reapers''. — Acabó añadiendo, Alayne negó con la cabeza un par de veces, derrotada, por semejante hablador.
—Mas bien, yo soy Reaper, pequeño tonto. — Le corrigió con diversión, no me molestaba que le haya dicho, de echo, le ahorró algo que escribir, y para evitar problemas, esperó a que la joven hubiera leído, esperó alguna señal por su parte y al estar segura de ello, pasó las manos por la tierra para borrar las palabras de ambas, y así no dejar registro de lo ocurrido.
''¿Tu también estabas dando una vuelta?'' Se le ocurrió preguntar, por ahora no sería tan directa, dejó, igual que la otra, la pequeña piedra en el suelo y se apartó un par de pasos para sacudir sus manos.
Lanie siempre había sido gustosa para tener amistades, así que de cierta manera se encontró feliz, sin embargo, no bajaba la guardia, nunca se sabía si de un momento a otro sería ataca, o también, si alguien o algo las atacaría a ellas.
Luego leyó su nombre, era un nombre lindo que trató de grabarlo en su cabeza, nunca se sabe si pudiera necesitarlo algún día, o simplemente por cortesía. Luego, vino la pregunta, no dudó en agarrar la misma piedra que la otra estaba usando antes y acuclillarse en el suelo para mayor comodidad, por ahora iban bien, sin cooperar, y comunicándose de forma indirecta, cualquiera podría saber que eran simples garabatos en la tierra y que ambas estaban allí por mera casualidad.
''Alayne Buckley''. Se presentó formalmente a través de la escritura. ''Un placer'' En ese momento se giró un poco hacia la joven y le dio una sonrisita, a decir verdad, ella también estaba feliz de conocer a alguien nuevo en toda esta locura, y que por supuesto, fuera agradable, porque de pestes estaba lleno el mundo, era difícil saber en quien confiar. Vovlió a dirigirse a la tierra para seguir escribiendo, mas abajo su parte. ''Estaba dando un paseo, relajarse''. Fue precisa para no tener que escribir demasiado, se apartó un poco, pensaba en que podría preguntarle, quizás su raza...
—''¡Es una dragona!''. — Chilló Darren a través del sello, el sonido la hizo encogerse de hombros por la sorpresa, y acabó suspirando con algo de pesadez, Darren era muy salido del lugar cuando quería. —''Nosotros somos Reapers''. — Acabó añadiendo, Alayne negó con la cabeza un par de veces, derrotada, por semejante hablador.
—Mas bien, yo soy Reaper, pequeño tonto. — Le corrigió con diversión, no me molestaba que le haya dicho, de echo, le ahorró algo que escribir, y para evitar problemas, esperó a que la joven hubiera leído, esperó alguna señal por su parte y al estar segura de ello, pasó las manos por la tierra para borrar las palabras de ambas, y así no dejar registro de lo ocurrido.
''¿Tu también estabas dando una vuelta?'' Se le ocurrió preguntar, por ahora no sería tan directa, dejó, igual que la otra, la pequeña piedra en el suelo y se apartó un par de pasos para sacudir sus manos.
Lanie siempre había sido gustosa para tener amistades, así que de cierta manera se encontró feliz, sin embargo, no bajaba la guardia, nunca se sabía si de un momento a otro sería ataca, o también, si alguien o algo las atacaría a ellas.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Katori Takei Lun Oct 07, 2019 9:32 pm
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TARDE - PARQUE - C/ ALAYNE BUCKLEY
La bondad de la chica no le daba toda la buena espina que debería y, aunque esos dragones dieron pie a que Katori se encontrase algo más tranquila, no podía olvidar que en el colegio nada era lo que parecía y que para sobrevivir había que pensar mal y alejarse del conflicto. No siempre cumplía eso la nipona, pero lo que sí cumplía era el evitar hacer daño a nadie, y eso incluía peleas que ella no empezase. Si no quería sentirse cuan monstruo despiadado tenía que evitar dar la oportunidad a otros de hacer nada.
Fue por eso, y por respeto, que dejó escribir con tiempo y distancia el nombre a aquella persona. No quería que sintiera que estaba encima suya, aguardando para clavar sus garras draconianas sobre su piel cuan desalmado hambriento y alimentado únicamente por la fuerza del odio. Introdujo una mano al bolsillo, solamente volviendo su atención hacia la desconocida cuando sintió que hubo finalizado. Se posicionó, despacio, frente al texto, buscando leerlo mejor y, nada más terminar de hacer lo propio, frunció el ceño, llevándose una mano al mentón, entrecerrando los ojos como quien está teniendo una revelación. Tanto fue así que sin mirarla sus labios traicionaron su determinación, musitando algo que para nada se podía considerar una conversación. — Buckley... — Incluso tal palabra fue amortiguada por su mano, quedando en un sonido amalgamado y poco coherente.
No llegó a terminar de leer por la demora de sus pensamientos cuando la voz del dragoncito Darren la alarmó. Y bastante. Dio un respingo visible y observó que las invocaciones no salían. Al menos sabía de su raza, pero no se imaginaba que desde dentro de ese mundo interior extraño pudieran comunicarse. Sorpresas te da la vida. Terminó entonces de leer y empezó a darle vueltas al apellido. Podía recordar bien el encontronazo, para nada malo, con alguien que se apellidaba igual. Podía ser un apellido común allí, pero eso no lo hacía menos raro. Que Alayne Buckley borrase aquello no eliminaba que la nipona ya estaba enfrascada en su mundo interior.
Tardó otros segundos en reaccionar al nuevo texto, sin darse cuenta de que había renovado el mensaje. Sin duda si quería hacerlo casual lo estaba consiguiendo, aunque sin ella darse cuenta. — Ah.... — Se apartó un mechón, razonando ahora la forma, si debía, de decirle a esa chica algo de su apellido. Maldita sea, si no fuese tan vergonzosa lo escribiría directamente, pero si se equivocaba quedaría como el hazmerreir de una Reaper. Katori, sus cosas, sus miedos.
La piedrecilla rodó hasta las cercanías de Katori y de un par de pataditas borró lo que ella misma escribió. Asintió, respondiendo a la pregunta contraria, y se agachó con lentitud para ganar unos momentos para pensar que escribir. "Paseo. Este parque me recuerda a un amigo al que quiero ver otra vez." ¿Qué podía decir? La japonesa era difícil de entender, pero se encariñaba de las personas que podían entenderla sin juzgarla. Que para derribar sus muros usaban el humor o la comprensión en lugar de una bola de demolición. Y allí, haciendo lo mismo que ahora, conoció a alguien que le parecía, como mínimo, merecedor de su confianza. Un poquito más abajo continuó. "Necesito distraerme." Podía sonar a exigencia, pero era un mensaje tan inocente como sincero, sin segundas intenciones.
Y tal y como escribía sus miedos se vieron eclipsados por un "click" en su cabeza. El de tirar adelante sin nada que perder. Golpeó el suelo un poco para llamar la atención de Alayne y, tras unos diez segundos, borrar el mensaje previo. Le daría un tiendo a esa casualidad y, si hacía el ridículo, ya se encargaría ella de ignorar a los estúpidos. "Alayne Buckley." Puso primero, quizá de forma mucho más aciaga de lo que pretendía. Asintió para si misma sin mirarla. Todavía recordaba al elemental al que "robó" comida y del que se aprovechó para dormir en su madriguera igual que como un cuco pone sus huevos en otro nido. "¿Connor Buckley?" Señaló el nombre con la piedra. No dio más detalles, esquiva, para no poner en peligro a la persona que le hizo un favor. A fin de cuentas así podía parecer el delirio de una dragona hambrienta.
Lanzó la piedrita a un lado, casualmente, aunque en dirección a Alayne, desviándola a un lado para que no pareciera estar dejándosela. Sacudió sus manos y esperó, curiosa, a que la Reaper enseñase sus cartas, preguntase y o bien fuera una caja de sorpresas, o bien sesgase las teorías de Katori. Todo podía pasar.
by emmeFue por eso, y por respeto, que dejó escribir con tiempo y distancia el nombre a aquella persona. No quería que sintiera que estaba encima suya, aguardando para clavar sus garras draconianas sobre su piel cuan desalmado hambriento y alimentado únicamente por la fuerza del odio. Introdujo una mano al bolsillo, solamente volviendo su atención hacia la desconocida cuando sintió que hubo finalizado. Se posicionó, despacio, frente al texto, buscando leerlo mejor y, nada más terminar de hacer lo propio, frunció el ceño, llevándose una mano al mentón, entrecerrando los ojos como quien está teniendo una revelación. Tanto fue así que sin mirarla sus labios traicionaron su determinación, musitando algo que para nada se podía considerar una conversación. — Buckley... — Incluso tal palabra fue amortiguada por su mano, quedando en un sonido amalgamado y poco coherente.
No llegó a terminar de leer por la demora de sus pensamientos cuando la voz del dragoncito Darren la alarmó. Y bastante. Dio un respingo visible y observó que las invocaciones no salían. Al menos sabía de su raza, pero no se imaginaba que desde dentro de ese mundo interior extraño pudieran comunicarse. Sorpresas te da la vida. Terminó entonces de leer y empezó a darle vueltas al apellido. Podía recordar bien el encontronazo, para nada malo, con alguien que se apellidaba igual. Podía ser un apellido común allí, pero eso no lo hacía menos raro. Que Alayne Buckley borrase aquello no eliminaba que la nipona ya estaba enfrascada en su mundo interior.
Tardó otros segundos en reaccionar al nuevo texto, sin darse cuenta de que había renovado el mensaje. Sin duda si quería hacerlo casual lo estaba consiguiendo, aunque sin ella darse cuenta. — Ah.... — Se apartó un mechón, razonando ahora la forma, si debía, de decirle a esa chica algo de su apellido. Maldita sea, si no fuese tan vergonzosa lo escribiría directamente, pero si se equivocaba quedaría como el hazmerreir de una Reaper. Katori, sus cosas, sus miedos.
La piedrecilla rodó hasta las cercanías de Katori y de un par de pataditas borró lo que ella misma escribió. Asintió, respondiendo a la pregunta contraria, y se agachó con lentitud para ganar unos momentos para pensar que escribir. "Paseo. Este parque me recuerda a un amigo al que quiero ver otra vez." ¿Qué podía decir? La japonesa era difícil de entender, pero se encariñaba de las personas que podían entenderla sin juzgarla. Que para derribar sus muros usaban el humor o la comprensión en lugar de una bola de demolición. Y allí, haciendo lo mismo que ahora, conoció a alguien que le parecía, como mínimo, merecedor de su confianza. Un poquito más abajo continuó. "Necesito distraerme." Podía sonar a exigencia, pero era un mensaje tan inocente como sincero, sin segundas intenciones.
Y tal y como escribía sus miedos se vieron eclipsados por un "click" en su cabeza. El de tirar adelante sin nada que perder. Golpeó el suelo un poco para llamar la atención de Alayne y, tras unos diez segundos, borrar el mensaje previo. Le daría un tiendo a esa casualidad y, si hacía el ridículo, ya se encargaría ella de ignorar a los estúpidos. "Alayne Buckley." Puso primero, quizá de forma mucho más aciaga de lo que pretendía. Asintió para si misma sin mirarla. Todavía recordaba al elemental al que "robó" comida y del que se aprovechó para dormir en su madriguera igual que como un cuco pone sus huevos en otro nido. "¿Connor Buckley?" Señaló el nombre con la piedra. No dio más detalles, esquiva, para no poner en peligro a la persona que le hizo un favor. A fin de cuentas así podía parecer el delirio de una dragona hambrienta.
Lanzó la piedrita a un lado, casualmente, aunque en dirección a Alayne, desviándola a un lado para que no pareciera estar dejándosela. Sacudió sus manos y esperó, curiosa, a que la Reaper enseñase sus cartas, preguntase y o bien fuera una caja de sorpresas, o bien sesgase las teorías de Katori. Todo podía pasar.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Alayne Buckley Mar Oct 08, 2019 7:34 pm
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Notó como repitió su apellido, sin embargo no le tomó demasiada importancia, no creía que realmente fuera relevante para ese entonces. prestó atención cuando ella empezó a escribir en la tierra. Su primera respuesta dio en el blanco a lo que había creído antes, que la chica estaba dando un paseo, igual que ella. le dio ternura la mención de su amigo, y a la vez tristeza, la mayoría de las personas siempre querían ver a alguien nuevamente, en su caso era su hermano mayor, su mejor amiga y sus padres. Aún no había dejado de buscarlos, aunque evitaba entrar a ciertas zonas para evitar problemas, solo esperaba el momento de su reencuentro...
Por un momento quedó divagando en sus pensamientos sin darse cuenta que escribía la joven hasta muy tarde, cuando su nombre ya estaba plasmado en el suelo. La joven se extrañó un poco, su primer pensamiento fue que estaba tratando de recordar su nombre o algo así, jamás, en un millón de años, se imaginó que los siguiente que escribiría sería el nombre de su hermano.
Lanie quedó en shock. Con los ojos bien abiertos analizando aquellas letras, por si estaba soñando, por si era un juego de su mente, por si fuera real lo que estaba viendo en ese preciso momento. Giró los ojos con lentitud a la de cabello negro, y luego actuó rápido, yendo a tomar la piedrita nuevamente en sus manos, ¿Acaso era posible? Conocía su nombre, sabía quien era, pero.. ¿En el presente o en el pasado?.
Alayne no perdió el tiempo en escribir en la tierra nuevamente su respuesta. ''Es mi hermano mayor'' Indicó, vio a la joven directamente al rostro y asintió con la cabeza un par de veces, la piel se le había puesto de gallina al solo pensar, que tal vez, solo tal vez... ''¿De donde lo conoces?''.
Fue su pregunta, obviamente sabía quien era, pero ¿Cómo? ¿Quizás antes de toda esta locura? Era lo mas probable, trataba de no hacerse ilusiones, pero de ser así, de solo ser así...
Dejó la pidrita en la tierra justo al lado de donde escribió y se puso de pie, sin colaborar, y se apartó un par de pasos, ansiosa por la respuesta, se le hizo un pequeño nudo en la garganta y sentía como tenía algo de humedad en los ojos.
Solo volver a verlo, volver a verlo era su mayor ilusión, su mayor deseo, el apego con Connor era demasiado fuerte, jamás pensó que se enfrentaría a una situación similar, toda su vida han estado juntos, unidos, una familia feliz... Cuando supo que se iría a la universidad su corazón quedó destrozado, porque a pesar de querer lo mejor para él y lo mas lógico, la idea de separarse de su hermano la hizo llorar por varias noches, y fue así, sintió un vacío emocional que nunca supo como llenar, solo se llenaba cuando estaban juntos, riendo y bromeando como siempre, las pequeñas peleas como son típicas en los hermanos, pero esto, esto fue peor.
Por un momento quedó divagando en sus pensamientos sin darse cuenta que escribía la joven hasta muy tarde, cuando su nombre ya estaba plasmado en el suelo. La joven se extrañó un poco, su primer pensamiento fue que estaba tratando de recordar su nombre o algo así, jamás, en un millón de años, se imaginó que los siguiente que escribiría sería el nombre de su hermano.
Lanie quedó en shock. Con los ojos bien abiertos analizando aquellas letras, por si estaba soñando, por si era un juego de su mente, por si fuera real lo que estaba viendo en ese preciso momento. Giró los ojos con lentitud a la de cabello negro, y luego actuó rápido, yendo a tomar la piedrita nuevamente en sus manos, ¿Acaso era posible? Conocía su nombre, sabía quien era, pero.. ¿En el presente o en el pasado?.
Alayne no perdió el tiempo en escribir en la tierra nuevamente su respuesta. ''Es mi hermano mayor'' Indicó, vio a la joven directamente al rostro y asintió con la cabeza un par de veces, la piel se le había puesto de gallina al solo pensar, que tal vez, solo tal vez... ''¿De donde lo conoces?''.
Fue su pregunta, obviamente sabía quien era, pero ¿Cómo? ¿Quizás antes de toda esta locura? Era lo mas probable, trataba de no hacerse ilusiones, pero de ser así, de solo ser así...
Dejó la pidrita en la tierra justo al lado de donde escribió y se puso de pie, sin colaborar, y se apartó un par de pasos, ansiosa por la respuesta, se le hizo un pequeño nudo en la garganta y sentía como tenía algo de humedad en los ojos.
Solo volver a verlo, volver a verlo era su mayor ilusión, su mayor deseo, el apego con Connor era demasiado fuerte, jamás pensó que se enfrentaría a una situación similar, toda su vida han estado juntos, unidos, una familia feliz... Cuando supo que se iría a la universidad su corazón quedó destrozado, porque a pesar de querer lo mejor para él y lo mas lógico, la idea de separarse de su hermano la hizo llorar por varias noches, y fue así, sintió un vacío emocional que nunca supo como llenar, solo se llenaba cuando estaban juntos, riendo y bromeando como siempre, las pequeñas peleas como son típicas en los hermanos, pero esto, esto fue peor.
El sentimiento fue aún mas profundo.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Katori Takei Miér Oct 09, 2019 12:08 pm
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La imaginación de Katori dibujó una escena mucho más fría en su cabeza. Realmente para ella era una curiosidad, un misterio casi literario, que resolver de forma totalmente cotidiana y normal. De hecho, aunque pudiese fantasear con más tiempo en historias, lo cierto es que pensaba que al final no habría relación. Era entonces, y solamente en situaciones como esa, que la realidad podía llegar a superar a la ficción. Desde un lado aguardó paciente, observando unos segundos el cielo y, rápidamente, vigilando los alrededores. Una nunca sabía cuando podía haber alguien próximo.
No tardó demasiado en pensar en los gestos de la contraria. Si tan sorprendida se hallaba debía ser por algo. Algo que le hizo ponerse de puntillas para ver lo que estaba escribiendo casi antes de que terminase, aunque no alcanzó a leer hasta unos pocos segundos después la breve frase de la chica. Su mirada no podía haberle expresado más. ¿De verdad eran hermanos? Katori no recordaba nada de que Connor le contase aquello con su música, aunque ella tampoco fue expresiva del todo en aquel encuentro. La verdad es que la dragona desconocía si eso era bueno o malo. Posiblemente lo mejor era que estuvieran fuera, lejos, a la mayor distancia posible de tanto sufrimiento y violencia... pero en su caso, en el de esa chica, parecía que no iba a ser posible. La nipona tomó aire justo para leer la segunda pregunta, deteniéndose unos segundos largos.
El brillo de la mirada contraria hizo que Katori retirase la suya. Se sentía con bastante responsabilidad, aunque a grandes rasgos notaba como si aquel acto fuese a ser bueno, pero, ¿y si no? Su tren de ideas llevó a la joven a razonar que si sus hermanos estuvieran allí lo pasaría mal, peor, sobretodo teniendo a alguien tan cerca y no pudiendo hablar con él. ¿Por qué no podía quedarse calladita?
No solo eso, si no que encima se dio cuenta de otro terrible detalle. Connor había "cooperado" estirando las normas con Katori pero, si lo dijera, reconocería tal acto disfrazado de maldad espontanea. ¿Que la entidad leía su mente? Entonces el daño estaba hecho. Eso le dio un suave pinzamiento en el estómago. Nervios y culpa. No intensos, pero sí reales. Quizá estaba poniendo más nerviosa de la cuenta a aquella amable Reaper, pero tampoco sabía como abordar eso. Pateó el texto previo para taparlo y supuso que no le quedaba otra que jugar un papel de ángel exterminador. Dar una noticia, o varias, que tampoco quería dar pero que sentiría como acto desalmado guardarse o mentir. Eso es algo que no podía hacer.
Tomó la piedrita que cambiaba de manos y se agachó, con total lentitud, difiriendo completamente de las veces previas. ¿Por qué al hacer un buen acto sentía que algo, tal vez todo, estaba mal? Tardó otros momentos en comenzar a escribir. No podía tener medias tintas. Tenía que darle igual lo que pensase la Reaper de ella. "Me aproveché de él. Su comida y refugio." Sentenció en dos oraciones sencillas. Tomó aire por la nariz. Hubiera sido más fácil si le hubiese hecho otra pregunta, como dónde estaba o algo similar, pero en realidad se conocían de eso y así tenía que ser. Nada de que se "escoltasen" mutuamente. Más valía prevenir que curar.
Con cautela por si ello enfurecía a la hermana de Connor, Katori alzó la mirada. Esos ojos tiernos que buscaban un hermano podían perforar toda capa que la dragona intentase poner entre ambas. Debajo de ese mensaje escribió otro, un poquito más largo en una letra algo más pequeña. "Ese elemental es-" Dejó de escribir de repente, sin querer hacerlo así, con disgusto por tener que armar una frase que no dejara entrever nada raro. Cuánto, cuantísimo, odiaba ese maldito lugar. "-ingenuo. El bosque arde bien. Sobretodo sus tocones secos y caminos improvisados." Asintió para si misma. Poco más podía decirle.
Se puso en pie y lanzó con quizá más desgana la piedra ante lo que ella sentía que podía ser un momento hostil o tenso. Si alguien hiciera eso a sus hermanos ella montaría en cólera y odio, por lo que, tal vez empática, intentó no forzar más la situación... aunque no todo el mundo fuese, afortunadamente, como la propia Katori. Puso su bota sobre la localización del escondite, como si, aun siendo no muy clara, tampoco fuese a delatar a su amigo. Su mente, aún, estaba lejos de tal nivel de desprecio y desagradecimiento.
by emmeNo tardó demasiado en pensar en los gestos de la contraria. Si tan sorprendida se hallaba debía ser por algo. Algo que le hizo ponerse de puntillas para ver lo que estaba escribiendo casi antes de que terminase, aunque no alcanzó a leer hasta unos pocos segundos después la breve frase de la chica. Su mirada no podía haberle expresado más. ¿De verdad eran hermanos? Katori no recordaba nada de que Connor le contase aquello con su música, aunque ella tampoco fue expresiva del todo en aquel encuentro. La verdad es que la dragona desconocía si eso era bueno o malo. Posiblemente lo mejor era que estuvieran fuera, lejos, a la mayor distancia posible de tanto sufrimiento y violencia... pero en su caso, en el de esa chica, parecía que no iba a ser posible. La nipona tomó aire justo para leer la segunda pregunta, deteniéndose unos segundos largos.
El brillo de la mirada contraria hizo que Katori retirase la suya. Se sentía con bastante responsabilidad, aunque a grandes rasgos notaba como si aquel acto fuese a ser bueno, pero, ¿y si no? Su tren de ideas llevó a la joven a razonar que si sus hermanos estuvieran allí lo pasaría mal, peor, sobretodo teniendo a alguien tan cerca y no pudiendo hablar con él. ¿Por qué no podía quedarse calladita?
No solo eso, si no que encima se dio cuenta de otro terrible detalle. Connor había "cooperado" estirando las normas con Katori pero, si lo dijera, reconocería tal acto disfrazado de maldad espontanea. ¿Que la entidad leía su mente? Entonces el daño estaba hecho. Eso le dio un suave pinzamiento en el estómago. Nervios y culpa. No intensos, pero sí reales. Quizá estaba poniendo más nerviosa de la cuenta a aquella amable Reaper, pero tampoco sabía como abordar eso. Pateó el texto previo para taparlo y supuso que no le quedaba otra que jugar un papel de ángel exterminador. Dar una noticia, o varias, que tampoco quería dar pero que sentiría como acto desalmado guardarse o mentir. Eso es algo que no podía hacer.
Tomó la piedrita que cambiaba de manos y se agachó, con total lentitud, difiriendo completamente de las veces previas. ¿Por qué al hacer un buen acto sentía que algo, tal vez todo, estaba mal? Tardó otros momentos en comenzar a escribir. No podía tener medias tintas. Tenía que darle igual lo que pensase la Reaper de ella. "Me aproveché de él. Su comida y refugio." Sentenció en dos oraciones sencillas. Tomó aire por la nariz. Hubiera sido más fácil si le hubiese hecho otra pregunta, como dónde estaba o algo similar, pero en realidad se conocían de eso y así tenía que ser. Nada de que se "escoltasen" mutuamente. Más valía prevenir que curar.
Con cautela por si ello enfurecía a la hermana de Connor, Katori alzó la mirada. Esos ojos tiernos que buscaban un hermano podían perforar toda capa que la dragona intentase poner entre ambas. Debajo de ese mensaje escribió otro, un poquito más largo en una letra algo más pequeña. "Ese elemental es-" Dejó de escribir de repente, sin querer hacerlo así, con disgusto por tener que armar una frase que no dejara entrever nada raro. Cuánto, cuantísimo, odiaba ese maldito lugar. "-ingenuo. El bosque arde bien. Sobretodo sus tocones secos y caminos improvisados." Asintió para si misma. Poco más podía decirle.
Se puso en pie y lanzó con quizá más desgana la piedra ante lo que ella sentía que podía ser un momento hostil o tenso. Si alguien hiciera eso a sus hermanos ella montaría en cólera y odio, por lo que, tal vez empática, intentó no forzar más la situación... aunque no todo el mundo fuese, afortunadamente, como la propia Katori. Puso su bota sobre la localización del escondite, como si, aun siendo no muy clara, tampoco fuese a delatar a su amigo. Su mente, aún, estaba lejos de tal nivel de desprecio y desagradecimiento.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Alayne Buckley Miér Oct 09, 2019 6:54 pm
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Alayne esperó ansiosa a que la joven escribiera en la tierra, la esperanza volvió, volvió como una inyección de adrenalina que recorría su cuerpo, jamás dejó de buscar a Connor, jamás. Siempre que salía a sus expediciones veía a todos lados para ver si por suma, suma casualidad, lo veía, pero hasta el momento los resultados habían sido negativos.
Ahora podría tener una pista, algo que lo ayudara a encontrar al mayor y saber algo, cualquier cosa... Y sabía que él había asistido junto con Anwen al evento, si encontraba a Connor, encontraba a Anwen, su familia, o parte de ella, se reuniría.
La primera oración que escribió estuvo mucho lejos de enojarla, de hecho, le dio realmente igual sus acciones, ¿Por qué? Simple. Su piel se erizó y fue como si el tiempo se hubiera detenido a su alrededor, porque Katori, la dragona, acaba de confirmarle que había conocido a Connor en este mundo nuevo, quizás fue hace tiempo, o recientemente, pero eso le confirmaba la teoría de que siguiera vivo. Pensando en esas cosas no le dio reacción alguna que ver cuando Katori buscó su mirada, de hecho, si quiera se percató de que se giró hacia ella.
Lo siguiente que leyó solo picó mas su corazón. ''Elemental...'' Pensó, a decir verdad se lo habría imaginado, eso o un elfo, conocía a Connor, pero no había querido ir como una loca por el territorio de otras razas sin saber nada, ser imprudente y llevarse una mala jugada, ahora mucho menos que era la Líder de los Reapers, ganarse enemigos sin quererlos era por más que peligroso.
Pero sin lugar a dudas, aquello que la dejó en el limbo fue saber la ubicación del escondite, en el bosque.... Su reacción fue agacharse y dejarse caer suavemente de rodillas en el suelo, justo al lado de la escritura. Acarició con los dedos la superficie ahuecada de las letras, metiéndose a la fuerza en la cabeza dicha información. Tenía una pista.
Sintió de un momento a otro las mejillas húmedas, había soltado pequeñas lágrimas sin darse cuenta, ¿Podría volver a ver a su hermano? ¿Si podría? ¿Después de todo este tiempo? La emoción le hizo un nudo en la garganta y sus mejillas enrojecieron por aquellos momentos.
—Sigue... Vivo... El bosque.. — Pudo decir con un hilo de voz, y intentó secar torpemente sus lágrimas con el dorso de la mano. Al final, seguía siendo una niña que necesitaba a su hermano. —¡Tenemos que buscarlo!.
No tuvo que dar la orden, solo apartarse el cabello de la nuca para darle visualidad al sello. El mismo emitió un pequeño destello antes de volver a dar a luz a sus pequeños dragones los cuales se desplegaron a su alrededor, el tiempo límite ya se había cumplido, podían volver a la luz un tiempo mas. —¡Hay que buscarlo! ¡Hay que hacerlo!.
Por una parte, la que vino a sus brazos para dar consuelo fue Enya, Alayne la abrazó con fuerza y suma felicidad, eran las mejores noticias que había tenido desde hacía mucho. —Gracias, gracias, gracias, gracias... —Sus palabras fueron para Katori, no podía expresar con palabras lo emocionada que se encontraba, por una simple casualidad.
—Calma linda, calma. — Le dijo Enya entre juegos.
Por otra parte, por quien fue Darren, fue a su nueva amiga incondicional, directo a sus brazos para expresar su gratitud. —¡Sabía que eras muy buena!. — Al menos el pequeño podía hacerlo, aunque Lanie quisiera lanzarse encima suyo para abrazarla, no podía. En cambio, le dio su propia recompensa y confort.
La Reaper se puso de pie, y dejó de abrazar a Enya, ella sabía para que era, y fue para que la dragona se sumara al abrazo grupal. No dudó en hacerlo, Lanie se quedó viendo la escena con una sonrisa en el rostro. Alzó la vista al cielo por un segundo, para hablar a la nada. —Alayne Buckley, Líder de los Reapers... — Anunció primeramente. — En nombre de los Reapers, no pretendemos ser enemigos de los dragones, con suerte, algún día seremos buenos aliados.. Si la otra parte está de acuerdo.
Ahora podría tener una pista, algo que lo ayudara a encontrar al mayor y saber algo, cualquier cosa... Y sabía que él había asistido junto con Anwen al evento, si encontraba a Connor, encontraba a Anwen, su familia, o parte de ella, se reuniría.
La primera oración que escribió estuvo mucho lejos de enojarla, de hecho, le dio realmente igual sus acciones, ¿Por qué? Simple. Su piel se erizó y fue como si el tiempo se hubiera detenido a su alrededor, porque Katori, la dragona, acaba de confirmarle que había conocido a Connor en este mundo nuevo, quizás fue hace tiempo, o recientemente, pero eso le confirmaba la teoría de que siguiera vivo. Pensando en esas cosas no le dio reacción alguna que ver cuando Katori buscó su mirada, de hecho, si quiera se percató de que se giró hacia ella.
Lo siguiente que leyó solo picó mas su corazón. ''Elemental...'' Pensó, a decir verdad se lo habría imaginado, eso o un elfo, conocía a Connor, pero no había querido ir como una loca por el territorio de otras razas sin saber nada, ser imprudente y llevarse una mala jugada, ahora mucho menos que era la Líder de los Reapers, ganarse enemigos sin quererlos era por más que peligroso.
Pero sin lugar a dudas, aquello que la dejó en el limbo fue saber la ubicación del escondite, en el bosque.... Su reacción fue agacharse y dejarse caer suavemente de rodillas en el suelo, justo al lado de la escritura. Acarició con los dedos la superficie ahuecada de las letras, metiéndose a la fuerza en la cabeza dicha información. Tenía una pista.
Una pista crucial.
Sintió de un momento a otro las mejillas húmedas, había soltado pequeñas lágrimas sin darse cuenta, ¿Podría volver a ver a su hermano? ¿Si podría? ¿Después de todo este tiempo? La emoción le hizo un nudo en la garganta y sus mejillas enrojecieron por aquellos momentos.
—Sigue... Vivo... El bosque.. — Pudo decir con un hilo de voz, y intentó secar torpemente sus lágrimas con el dorso de la mano. Al final, seguía siendo una niña que necesitaba a su hermano. —¡Tenemos que buscarlo!.
No tuvo que dar la orden, solo apartarse el cabello de la nuca para darle visualidad al sello. El mismo emitió un pequeño destello antes de volver a dar a luz a sus pequeños dragones los cuales se desplegaron a su alrededor, el tiempo límite ya se había cumplido, podían volver a la luz un tiempo mas. —¡Hay que buscarlo! ¡Hay que hacerlo!.
Por una parte, la que vino a sus brazos para dar consuelo fue Enya, Alayne la abrazó con fuerza y suma felicidad, eran las mejores noticias que había tenido desde hacía mucho. —Gracias, gracias, gracias, gracias... —Sus palabras fueron para Katori, no podía expresar con palabras lo emocionada que se encontraba, por una simple casualidad.
—Calma linda, calma. — Le dijo Enya entre juegos.
Por otra parte, por quien fue Darren, fue a su nueva amiga incondicional, directo a sus brazos para expresar su gratitud. —¡Sabía que eras muy buena!. — Al menos el pequeño podía hacerlo, aunque Lanie quisiera lanzarse encima suyo para abrazarla, no podía. En cambio, le dio su propia recompensa y confort.
La Reaper se puso de pie, y dejó de abrazar a Enya, ella sabía para que era, y fue para que la dragona se sumara al abrazo grupal. No dudó en hacerlo, Lanie se quedó viendo la escena con una sonrisa en el rostro. Alzó la vista al cielo por un segundo, para hablar a la nada. —Alayne Buckley, Líder de los Reapers... — Anunció primeramente. — En nombre de los Reapers, no pretendemos ser enemigos de los dragones, con suerte, algún día seremos buenos aliados.. Si la otra parte está de acuerdo.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Katori Takei Miér Oct 09, 2019 9:19 pm
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Todo lo que Alayne podría estar de contenta sin que la dragona se fijase, Katori estaba ligeramente tensa, preparada para cualquier acción improvisada. En el peor de los casos la desconfiada chica pensaba que querría venganza por haberse aprovechado de su hermano y de que le hubiera llamado ingenuo o amenazado su hábitat. Todo ello era una fachada para alejar la ayuda y, a la vez, ayudar... pero ella no solía estar en la cabeza del resto.
Preocupada más de la cuenta, dio un disimulado pasito atrás, no yéndose lejos tampoco, al notar que ella se encontraba en un estado inmaterial. Como si su alma estuviera fuera de su cuerpo. Como si dentro de su ser estuviera tocándose un concierto a gran volumen y el resto de sus sentidos hubiesen sido consumidos por la esencia invasora de los acordes. Pero no era eso. Era su mensaje, el cual volvió a mirar, sus restos, como si tratara de adelantarse a algo imprevisible.
Pero no tenía que pensar tanto. Aquello nunca había beneficiado a la independiente y tozuda Katori ni en ese mundo ni en el otro. Agachó un poquito la cabeza, notando que estaba yendo contracorriente, sin saber leer el momento, confusa. Que acariciara aquel texto como seda dorada era, tal vez, lo que ella hubiese hecho, no sin antes fulminar a quien hubiese osado meterse con sus hermanos. Le dio tanta importancia a su paz que no pensó en la guerra de la muchacha que ahora posiblemente viese una pequeña luz entre la densa niebla que les rodeaba. Todo era dual. ¿Cómo podía alguien cuidar de otros y de si mismo cuando son las vidas las que están en la cuerda floja? Frunció un poquito sus labios. Se había equivocado pensando así. Y odiaba equivocarse.
— ¿Eh? — De sus labios surgió un sonido pobre en intensidad. Era como un exabrupto liviano al darse cuenta de sus palabras. Y tan pronto como las palabras se incrustaron en su cabeza vio el brillo rosado de sus mejillas. ¿Quizá ella también se estaba olvidando de ser humana? Había llorado tanto que terminó por convencerse de que era de las pocas que lo hacían. En su temor existía la profunda convicción de la maldad inherente y de que las lágrimas eran algo que nadie podía permitirse para no ser frágil. Y ahí estaba, como un cordero ante su lobo, llorando.
Y su labio tembló un poquito.
Desvió la mirada para no embriagarse del sollozo ajeno. Feliz o no, Katori sentía que ella no tenía esa suerte y, aunque asumido, sabía lo que era esa catarsis ígnea de resurgir de unas cenizas. La mayoría en aquel mundo podía haber sentido algo parecido. Se cruzó de brazos, invocando entonces toda la rudeza que pudo, obviando el brillo y la escena familiar. Aquella no era, no quería serlo, su escena. Pero le era imposible evitar el aluvión de emociones que, a flor de piel, la golpeaban. ¿Era la primera vez que veía algo así? Sí en ese mundo. Sí en Inglaterra. Sí en mucho tiempo.
De reojo escuchó la voz de la pequeña dragona y, después, el agradecimiento. Su nariz, delatora, hizo un sonido de obstrucción. Tendría que verse tan ridícula que querría esconderse bajo tierra. Por si aquello fuese poco Darren llamó su atención. Sin duda ese dragoncillo sabía tocar esa fibra que hacía que las mejillas de Katori tomaran ese color rojizo traicionero. Le miró con ojos vidriosos, todavía manteniendo con vida ese poquito orgullo de dragona y persona. — E-es... nada. — Dijo cuidando que por su discurso no se escapasen lágrimas. Aunque al tener cerca al pequeño ser y recibir el abrazo un parpadeo hizo que un par de gotas transparentes y saladas cayeran por sus mofletes. — N-no... — Se volteó, dando el perfil a Alayne y hablándole al dragón. — ...he hecho nada especial. S-solo lo de siempre. — Se secó rápidamente la cara, torpemente para ser ella, y negó enérgicamente. Aun con ello acarició sin reparos a la criatura, sonriendo un poco, con ternura.
Por si eso fuera poco sentir, Katori se fundió en un breve abrazo juguetón con la dragona. Ensanchó un poco más sus sonrisa. Quizá ella podía seguir haciendo algo por otros aun sin ser la más fuerte, la más social o la más capaz. Tal vez tales problemas necesitasen una solución más torpe y simple. Suerte o no, al menos pudo haber ayudado a que dos hermanos se reencontrasen. Su sueño desde que está allí encerrada contra su voluntad.
Para someter aquellas lágrimas y aquellas emociones hizo el recurrido gesto de tragar saliva mientras jugaba con los dragones. Esa era toda la recompensa que quería tener, si es que debía tener alguna. De hecho cuando ella esperaba un momento de introspección y reflexión por parte de la contraria su voz se alzó sobre la de la nipona con determinación. Seguridad. Tanta que incluso esa forma con el contenido dejó a Katori por debajo de lo que debería esperarse de una dragona. ¿Líder de los Reapers? ¿Alianzas? Parpadeó un poco, con los ojillos más secos, y miró en dirección a los dragones al poder comunicarse con ellos, aunque con la vista perdida en un árbol lejano y común. Toda precaución era poca. — Yo no me ocupo de esas cosas, pero... hm... suerte. — Ella sabía que cada dragón era un mundo, que muchos eran huraños como ella e incluso peor. Que eran cabezones, orgullosos, algunos hasta groseramente arrogantes. Pero todo eso, pensaba, le quedaba grande. Si fuera de ese mundo, en su vida feliz, no alcanzaba a expresarse con apenas nadie, ¿por qué iba a ser distinto ahí? Agitó su cabeza sin darle importancia y se encogió de hombros. Al menos había esquivado una bala con aquella líder y no parecía odiar a la japonesa por aquello. Una victoria, un alivio.
Y un tren de emociones que Katori difícilmente podría olvidar.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Alayne Buckley Vie Oct 11, 2019 11:08 pm
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No tenía idea de que su llanto fuera contagioso. De hecho, fue un gesto demasiado adorable por parte de la otra y no pudo evitar sonreír con ternura al verla, sus dragones habían conectado bien con ella, y sin duda era una chica dulce en este mundo horrible, esperaba con ansias que alguien pudiera venir y darle consuelo, su familia, sus amigos, alguien que aliviara ese corazón.
Quisiera poder hablar con ella de manera natural, quizás ofrecerle un pañuelo, o mejor dicho un pedazo de tela para que pudiera secar su rostro, pero ya se habían arriesgado demasiado como para darles una verdadera razón a quienes los observaba desde arriba.
—Por algo se empieza... — Fueron sus palabras hacia la joven luego de que empezara a recuperarse, era especialmente sobre esa pequeña alianza, y sus palabras fueron ''directas'' de por si, solo debía darle un pequeño giro. —Connor... Iré por Connor. — Mencionó con una sonrisita.
Por desgracia, no tenía nada encima que darte por agradecimiento, comida o algo que pudiera ayudarla en el día a día, ya sería para otra oportunidad. —Bien niños, hay que irnos. — Llamó a sus dragones, el tiempo límite ya empezaba a acercarse, de una u otra forma.
—''Aahhh. Pero yo quiero quedarme''. — Como era de costumbre, Darren fue el primero en replicar, pero no podía oponerse, órdenes eran órdenes. —''¿Podemos verla de nuevo?''. — Y Lanie rió bajito, tapándose la boca con una de sus manos.
—Por supuesto, algún día, si nuestros caminos vuelven a cruzarse... — Dio una sonrisita cómplice hacia Katori, si ella estaba de acuerdo a un segundo encuentro, en algún momento de su nueva vida, y si todo volvía a la normalidad, mas pronto aún.
—''Que bien, ella es agradable''. — Le tocó a Enya, ambos dragones se despidieron de la japonesa, y desaparecieron de un momento a otro en un pequeño destello. Volvieron a su cuerpo al instante, por ahora debía cuidar de sus fuerzas, las necesitaría luego, cuando llegara el momento de emprender su búsqueda, ahora sabía por donde partir sin causar demasiados inconvenientes.
Alayne agitó un poco su mano en señal de despedida, un gesto breve, sin quitar la sonrisa de su rostro, y formuló con los labios la palabra ''Gracias'' sin causar sonido alguno, agradecía el gesto de puro corazón, Katori Takei, no iba a olvidarla.
Se dio media vuelta y regresó por donde había venido, con mas ánimos que nunca, ¡Podía encontrar a Connor! ¡Era un comienzo!, por ahora solo volvería a los salones y ya después emprendería su búsqueda.
Quisiera poder hablar con ella de manera natural, quizás ofrecerle un pañuelo, o mejor dicho un pedazo de tela para que pudiera secar su rostro, pero ya se habían arriesgado demasiado como para darles una verdadera razón a quienes los observaba desde arriba.
—Por algo se empieza... — Fueron sus palabras hacia la joven luego de que empezara a recuperarse, era especialmente sobre esa pequeña alianza, y sus palabras fueron ''directas'' de por si, solo debía darle un pequeño giro. —Connor... Iré por Connor. — Mencionó con una sonrisita.
Por desgracia, no tenía nada encima que darte por agradecimiento, comida o algo que pudiera ayudarla en el día a día, ya sería para otra oportunidad. —Bien niños, hay que irnos. — Llamó a sus dragones, el tiempo límite ya empezaba a acercarse, de una u otra forma.
—''Aahhh. Pero yo quiero quedarme''. — Como era de costumbre, Darren fue el primero en replicar, pero no podía oponerse, órdenes eran órdenes. —''¿Podemos verla de nuevo?''. — Y Lanie rió bajito, tapándose la boca con una de sus manos.
—Por supuesto, algún día, si nuestros caminos vuelven a cruzarse... — Dio una sonrisita cómplice hacia Katori, si ella estaba de acuerdo a un segundo encuentro, en algún momento de su nueva vida, y si todo volvía a la normalidad, mas pronto aún.
—''Que bien, ella es agradable''. — Le tocó a Enya, ambos dragones se despidieron de la japonesa, y desaparecieron de un momento a otro en un pequeño destello. Volvieron a su cuerpo al instante, por ahora debía cuidar de sus fuerzas, las necesitaría luego, cuando llegara el momento de emprender su búsqueda, ahora sabía por donde partir sin causar demasiados inconvenientes.
Alayne agitó un poco su mano en señal de despedida, un gesto breve, sin quitar la sonrisa de su rostro, y formuló con los labios la palabra ''Gracias'' sin causar sonido alguno, agradecía el gesto de puro corazón, Katori Takei, no iba a olvidarla.
Se dio media vuelta y regresó por donde había venido, con mas ánimos que nunca, ¡Podía encontrar a Connor! ¡Era un comienzo!, por ahora solo volvería a los salones y ya después emprendería su búsqueda.
El bosque, ese era su objetivo.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
por Katori Takei Sáb Oct 12, 2019 9:09 pm
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Katori todavía estaba calmándose jugueteando con los dragones invocados. ¿Qué podía decir? Le gustaban aquellos seres y desearía que fuesen reales de verdad, sin depender su existencia de otra persona. Eran dragones, como ella, algo que ya tenía asumido y, además, le decían cosas bastante bonitas. A nadie le amargaba un dulce, y Katori estaba contenta de que la describiesen como "buena gente". Ella era así, como siempre, inherentemente preocupada de la gente mezclando aquello con esa actitud independiente tan particular.
Por eso aquel esparcimiento duró tanto como Alayne pensaba en su siguiente paso. Katori, que no estaba tan puesta o adaptada en aquel mundo, no tenía nadie a quien buscar, nada que hacer o alguna afición, más allá de los instrumentos de la sala de música, para distraerse. Cuando no podía más aprovechaba que aquellos utensilios estaban en muy buen estado, pero los paseos por el parque eran un recurso pobre para tomar aire fresco y alejarse de aquel centro los días más convulsos.
Con las manos sobre uno de los dragones, Darren, miró a la "ama" de ambos cuando esta habló. No sera a ella. Menos mal. Pero suponía la dragona tras tantas escenitas parecidas que le querría dar a conocer su plan de acción. La japonesa pensó rápidamente que aquello no iba con ella, pero era un gesto amable tras la escena que acababan de vivir. La nariz de Katori todavía estaba un poco tupida por la congestión del breve llanto y le recordaba que no era para nada feliz estando sola en un mundo así.
Dejó ir a Darren, el cual arrancó otra sonrisa a la dragona y enrojeció sus mejillas. Eso solo fue empeorado por Enya, ante lo cual la nipona optó por secarse un poco más los restos húmedos previos de su cara, quizá para no quedar ahí en medio, sola una vez los dragones se fueron a excepción de Alayne, como un objetivo frágil y abandonado. Ya había aprendido que pocos en ese mundo perdonaban la fragilidad y, por suerte, ella eludía, o lo intentaba, a los más beligerantes o crueles. Con la mano contraria a la que se secaba los pocos restos se despedía de las criaturas, aun con esa sonrisa abochornada.
Ante el conato breve de hablar en la despedida la del mechón rojo asintió con firmeza, inclinándose suavemente. — Hm... — Tampoco sabía qué más hacer. Le gustaría decirle que le diera recuerdos a Connor, que se cuidasen y que aquel sitio era un asco, pero era mucha comunicación para tan reducida norma. Se iba a quedar sola otra vez, y antes que demorarlo con alguna frace atropellada por su torpeza oral, la dejó ir, pensando en qué cosa le pasaría después. ¿Otro líder de algo? ¿Alguna cosa extraña? ¿Ataques? Fuera lo que fuese no tenía sentido pensarlo para ella en ese instante. Con sus pensamientos todavía en Connor y Alayne partió para desfogarse por el parque, su intención original, y encontrarse, quizá, con algún amigo próximo.
by emmePor eso aquel esparcimiento duró tanto como Alayne pensaba en su siguiente paso. Katori, que no estaba tan puesta o adaptada en aquel mundo, no tenía nadie a quien buscar, nada que hacer o alguna afición, más allá de los instrumentos de la sala de música, para distraerse. Cuando no podía más aprovechaba que aquellos utensilios estaban en muy buen estado, pero los paseos por el parque eran un recurso pobre para tomar aire fresco y alejarse de aquel centro los días más convulsos.
Con las manos sobre uno de los dragones, Darren, miró a la "ama" de ambos cuando esta habló. No sera a ella. Menos mal. Pero suponía la dragona tras tantas escenitas parecidas que le querría dar a conocer su plan de acción. La japonesa pensó rápidamente que aquello no iba con ella, pero era un gesto amable tras la escena que acababan de vivir. La nariz de Katori todavía estaba un poco tupida por la congestión del breve llanto y le recordaba que no era para nada feliz estando sola en un mundo así.
Dejó ir a Darren, el cual arrancó otra sonrisa a la dragona y enrojeció sus mejillas. Eso solo fue empeorado por Enya, ante lo cual la nipona optó por secarse un poco más los restos húmedos previos de su cara, quizá para no quedar ahí en medio, sola una vez los dragones se fueron a excepción de Alayne, como un objetivo frágil y abandonado. Ya había aprendido que pocos en ese mundo perdonaban la fragilidad y, por suerte, ella eludía, o lo intentaba, a los más beligerantes o crueles. Con la mano contraria a la que se secaba los pocos restos se despedía de las criaturas, aun con esa sonrisa abochornada.
Ante el conato breve de hablar en la despedida la del mechón rojo asintió con firmeza, inclinándose suavemente. — Hm... — Tampoco sabía qué más hacer. Le gustaría decirle que le diera recuerdos a Connor, que se cuidasen y que aquel sitio era un asco, pero era mucha comunicación para tan reducida norma. Se iba a quedar sola otra vez, y antes que demorarlo con alguna frace atropellada por su torpeza oral, la dejó ir, pensando en qué cosa le pasaría después. ¿Otro líder de algo? ¿Alguna cosa extraña? ¿Ataques? Fuera lo que fuese no tenía sentido pensarlo para ella en ese instante. Con sus pensamientos todavía en Connor y Alayne partió para desfogarse por el parque, su intención original, y encontrarse, quizá, con algún amigo próximo.
Pero aquello aún estaba por ver.
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Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]Re: Little Dragons [Priv Katori Takei]
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