Estaba acostada en la cancha, mirando el cielo mientras escuchaba el bullicio que hacían los demás demonios en el lugar. Resoplaba cada cierto tiempo, se encontraba extremadamente aburrida, cada día la cosa se hacía más normal, y pensaba que por lo menos las otras personas tenían motivaciones, algo en que pensar o por lo que sufrir, objetivos y aquellas cosas, y ella sólo podía acostumbrarse a ello, y nada le preocupaba. Le parecía extremadamente desesperante.

No quería volver a ningún lado, y tampoco tenía nada que hacer a menos que faltase alimento, y aquel no era el caso en ese instante. Quizá si Zephan no estuviese allí con ella estaría un poco más complicada, si él estuviese en otra alianza o fuese de otra raza. Aunque, tampoco sería para tanto, pues las reglas eran lo que menos le importaban. Se largarían y sobrevivirían solos, como lo eran.

Estiró sus brazos hacia el cielo, mientras buscaba al chico moviendo levemente la cabeza sin siquiera intentar levantarse. Soltó un suspiro. No había gastado demasiada energía ni nada por el estilo, se encontraba en su forma de raza, su cabello con tonalidades levemente rosadas, los ojos cristalinos y los cuernos extendiéndose sobre su cabeza. Aquel cuerpo era un poco más aniñado que el real de ella, o bastante más, pero no dejaba de ser hermoso. Y en cierto punto hasta le era más cómodo, pues era un poco más pequeña y menos voluptuosa, así que podía dormir de estómago y no era tan terrible como en su cuerpo humano.

-Zephan -comenzó a gritar, sin demasiado ánimo mientras su cuerpo comenzaba a levitar levemente -. Hey.

Lo buscó un buen rato con la mirada, sin embargo no le encontró. Le parecía extraño, pues no tendía a relacionarse con otros demasiado, y no creía que saliese sin decirle antes. La verdad era que, estando separados, cualquier otro demonio podría pretender hacer un motín o algo por el estilo. Aunque podían valerse por si solos, era claro que estando juntos les aterraban más.

Cuando pensaba en las cosas que extrañaba del pasado, era la posibilidad de fumar cuanto quisiera, ahora tenía que ahorrar todo eso, el poder ver televisión, el internet, la comida chatarra, aunque, la comida en general. A veces le asqueaba tener que comer carne humana, aunque en aquel momento no fuese un cuerpo humano necesariamente. En ese sentido, siempre intentaba enfocarse en Shape Shifters o Teriántropos, así evitaba un poco el asco que le producía de cuando en cuando.

Soltó un gruñido mientras se dejaba caer al piso, cayendo de pie y comenzaba a caminar por el lugar buscando al chico. Extendió sus alas, para luego volverlas a doblar, dejándolas descansar. Algunos de los demonios comenzaron a mirarla con cierta curiosidad, probablemente porque el chico que creían era el que la cuidaba no estaba allí. Hasta ese momento, Rachel no había hecho demasiadas demostraciones de sus habilidades. Algunos creían que era porque carecían de poder, o exactamente lo contrario, por otra parte, pensando que aquello la dejaría sin energías en poco tiempo.

Sin energías no, precisamente, pero sí que su cuerpo comenzaba a cambiar y se limitaba bastante. Esperó que no estuviesen pensando alguna estupidez, porque les iba a ir muy mal.

Llevaba aproximadamente unos diez minutos caminando, vagando por el colegio. No le pasaban muchas cosas por la cabeza, pues sus recuerdos del lugar eran bastante vacíos, sus mejores recuerdos estaban fuera de allí. En el colegio sólo existía, hacía lo que tenía que hacer y no se relacionaba con nadie, con la excepción de Rachel claro. Lo único que le tría el lugar era nostalgia por su madre, el cambio fue allí, se sentía atrapado de alguna manera. Todo lo que estaba pasando era lo de menos, los recuerdos tendían a pesar más.

-Creo que ya es hora de volver... -murmuró suavemente mientras giraba en el lugar para volver a la cancha.

En los lugares abiertos casi nunca se encontraba a nadie, parecían estar todos aglomerados en sus zonas, y los que salían de ellas era considerados estúpidos, ¿por qué alguien querría arriesgarse así? Zephan tenía mucha confianza en su fuerza propia, pero no veía la necesidad de armas más líos de lo necesario. Ya tenía suficiente con tener que cazar a las demás personas aunque fuese una vez por semana. Esperaba que de alguna manera esas cosas cambiaran.

A veces dudaba sobre si ser el líder de los demonios era lo mejor. Le gustaba su soledad, o casi soledad ya que tenía a Rachel pegada a él prácticamente todo el tiempo. Pero la sensación de poder y control sobre personas que se creían los más duros, la verdad es que era algo embriagante. Tomar a la fuerza ese grupo fue lo mejor que pudieron hacer, ya verían que harían cuando se aburriesen de ellos, probablemente disfrutarían dos días libres y luego volverían rogando a que los guiasen nuevamente.

Poco a poco se veía mejor la cancha, entre la neblina, las figuras de sus compañeros se iban aclarando, y allí se encontraba ella, flotando en medio del lugar inocentemente. Fue entonces cuando vio algo que no le gustó, uno de los demonios estaba alzando una mano, cargando una bola de energía o algo por el estilo. Zephan siguió caminando con calma hacía ellos, cuando estuvo al lado, se acuclillo mientras ellos reían enfocados en su objetivo.

-Entonces... ¿de qué nos estamos riendo?

Puso una expresión inocente, curiosa, mientras los tres se volteaban con sonrisas de oreja a oreja que se desvanecieron en un instante cuando vieron al chico, e inmediatamente tomaron un largo paso hacía atrás de distancia.  Entonces su mueca cambio, sonrió maliciosamente, alzando su mano derecha mientras sus garras se materializaban.

Por otra parte, ellos ya no sabían si correr o hacerle frente. "La cobardía que les llega cuando saben que están en desventaja... Aprovechándose de ella mientras estaba distraída" no era que esperase más de ellos, si eligieron ser demonios fue por algo. Eran pocos los que no tenían actitud de ser unos desgraciados traidores e hipócritas.

No, no lo veía por ninguna parte, le parecía extraño que se fuese sin decir nada, pero no del todo anormal. Suspiró con pesar, odiaba estar allí rodeada de tanto imbécil, y para más tenía que estar atenta, por que eran imbéciles atrevidos además, como si no tuviera suficiente ya.

Cerró sus ojos, aún levitando, escuchaba las risas, las conversaciones y los gruñidos de todos los allí presentes. No les prestó atención, hasta que varias voces entraron en silencio repentinamente. Por supuesto, allí estaba él. Se dejó caer suavemente en el suelo, apoyó una mano en su cadera mientras caminaba lentamente hacia ellos.

-Vaya -acercó su dedo índice a sus labios mientras miraba la encantadora escena -. Así que aquí te encontrabas.

Le dedico una leve sonrisa y miró de arriba hacia abajo al resto, con desprecio. Poco a poco os que parecían no tener intenciones de huir comenzaron a recuperar su postura, el ambiente había tomado un giro bastante tenso para ellos. Rachel por su parte, no podría estar más relajada. Esto era pan de cada día, ella y Zephan lo sabían mejor que nadie. Estaba segura de que para cualquier otro líder esto ya era difícil, pero ellos, además tenían que manejar a ese grupo que no quería ser un grupo realmente. Todos tenían tantas ansias de poder, que si alguien no ponía control se desmoronaba todo.

Pero así quedaban las cosas, ninguno tuvo el poder, ni la habilidad física -y mucho menos mental- de tomar ese grupo. Porque nadie allí haría una votación, todos discutían quién sería líder. Ellos no discutieron, lo decidieron y lo tomaron, como algo que les pertenecía por derecho.

-Parece que me perdí de la parte divertida aquí, veamos... -hizo una pausa, sólo para sonreír "dulcemente" -. Ahh, ya lo sé ¿una pelea a muerte quizá? Eso era lo que estaban haciendo, ¿cierto Zephan? Me encantaría participar.

Animada, sólo jugaba, todos lo sabían. Pero sólo jugaba hasta que alguien lo tomaba en serio, luego de eso los juegos terminaban. Ella sabía las reglas, y ellos también, así que rápidamente chasquearon sus lenguas y se dieron media vuelta, para largarse casi hasta el otro lado de la cancha. "Así está mejor, lejos de nosotros".

-Zephan -ahora habló firmemente -. Estoy ABURRIDÍSIMA

Se acercó tranquilamente hacia la chica. Una vez cerca de ella sacudió sus cabellos con un poco de brusquedad, desordenando su largo cabello. Se le hacía un poco inevitable sobre todo cuando Rachel se encontraba en aquella forma, sabía que le molestaría, pero tampoco seria para tanto. No sonrió ni nada por el estilo, estaba tranquilo, ninguna novedad por allí al menos.

Se agachó un poco para quedar a su altura, ¿Qué esperaba? O sea podría entretenerla y todo, pero no era su juguete. Bueno, no era como si no estuviese acostumbrado a ese tipo de mañas por parte de la chica, lidiaba con eso a diario antes, y lo seguía haciendo incluso ahora que las cosas se habían complicado. Al menos aquello le traía un poco de normalidad a todo ese caos.

-Bien, bien, podemos hacer un par de cosas -hizo una pausa, mirando a su alrededor, en realidad no tenían demasiado tiempo -. Recuerda que hoy es día de caza. No tenemos demasiado tiempo para hacer nada, de hecho, deberíamos empezar a alistar toda esta tanda de idiotas para salir.

Y era cierto, se les estaban acabando las provisiones, y habían acordado que ese día saldrían a cazar. Una mueca de desagrado se formó en la cara de Zephan. Si bien no pensaba pasar hambre para nada, muchas veces consideró lo asqueroso que era comer humanos. Pero si convertirse en un caníbal era lo que debía hacer, lo haría sin pensarlo demasiado, con tal de sobrevivir.

Ahora lo único que deseaba, y por lo que daría todo era una gota de alcohol. Y sabía que la chica que se encontraba a su lado igual.

-Será mejor que nos olvidemos de hacer nada hoy y empecemos a organizar esto.

Ordenó el cabello de la chica, y tomó su mano por un segundo para luego seguir caminando y sus dedos dejaron de tocarla. Se paró en el centro de la cancha, preparado para hacer el espectáculo que todos necesitaban sólo para poder llamar su atención.