Las cosas no habían salido bien últimamente. Se había encontrado con alguien de su pasado y todo había terminado en una cruenta pelea. Si no fuese por Joshua, lo más probable es que ella estuviese muerta ahora mismo, puesto le había rescatado cual princesa cuando ella ya se había entregado a la muerte de una forma bastante irresponsable como líder de los demonios. Fue Joshua también quien la tomó y la cargó hasta el Parque. Como demonio, no podía ser curada por ángeles ni magia blanca, así que esperaban que pudiesen encontrar alguien que pudiese sanarla en este lugar.

Tenía el hombro completamente vendado y sus ropas rasgadas en la espalda, mostrando costras en formación de donde su piel había sido desgarrada, una falda cortita que se había salvado de los daños y el cabello rosa suelto un tanto desordenado. Venía medio mareada y adormecida en los brazos de Joshua; hacía tiempo que nadie le cargaba así y la pérdida de sangre no ayudaba a mantenerla despierta. Se sentía como acunada por su mano derecha, quien siempre le había protegido y cuidado. Quizá debería agradecérselo más a menudo... quizá…. debería agradecerlo del todo pensaba entre delirios, no creía jamás haberle agradecido por nada. Era una ingrata.

Gracias al manto de Persephone podía pedir ayuda. Lo andaba trayendo escondido en el sostén por si lo necesitaba, por si la persona que se ofrecía a ayudarle no lo había tocado, además que rara vez se separaba de ese trocito de tela desde que lo repartió entre los suyos. No iba a pedir ayuda poniéndolos en riesgo de romper una regla, no sería justo de su parte y de seguro tendría que ofrecer algo a cambio, pero en este momento no se le ocurría nada, además de la carne que habían conseguido al eliminar al demonio. Dudase que las ninfas quisiesen comerla, así que probablemente tendría que pensar en alguna otra cosa, pero ya habría tiempo para ello cuando tocase negociar. No siempre se tenía la oportunidad de negociar directamente con el líder de una facción, así que esperaba que eso contase para algo.

Cuando llegaron, Joshua le indicó que le esperaría afuera y que tuviese cuidado. Siempre había sido bastante serio, pero ahora lo estaba aún más. Sabía que no se movería de allí hasta que la chica saliese sana e ilesa del Parque y que estaría allí dentro en un santiamén si las cosas salían mal. La depositó con delicadeza en el suelo y ella se ordenó un poco el cabello antes de entrar decidida en este terreno desconocido aún para ella. Se decía que las ninfas rondaban por acá, pero no lo había corroborado por sí mismas ni tampoco por los suyos; no los mandaba a cazar en este territorio, puesto le parecía bastante cruel traer ninfa de comida. Usualmente obtenían su comida de gente que rondaba los pasillos por las noches o que andaba buscando pelea, esa era siempre su primera opción. La segunda…prefería no contarla.

Cruzó hacia el parque con delicadeza y se presentó de inmediato: - ¿Alo? ¿Hay alguien aquí? Mi nombre es Maisie y necesito un poco de ayuda de ser posible...- Estaba en su forma humana así que se veía tan solo como una adolescente en desarrollo bastante maltrecha, nada amenazante. Caminó un par de pasos por el hermoso lugar, leyendo los letreros de los árboles mientras bajaba por la escalera que había en dirección directa al parque. El lugar era hermoso y refrescante, después de llevar más de un mes encerrada en la cancha del colegio donde todo era árido y caluroso, por suerte estaban en invierno, pero apenas tenían cobijo cuando llovía; realmente habían tomado uno de los peores lugares del colegio, quizá si hubiesen actuado más rápido… pero ya había sido bastante difícil conseguir un puñado de demonios que quisieran cooperar, la mayoría eran solitarios, así que tenía que conformarse con lo que ya tenía.

Esperaba que las ninfas fuesen tal cual las describían y no le buscasen pelea por irrumpir en su territorio. Jamás había escuchado que tal cosa hubiese pasado, pero no tenía como asegurarse de que no tendría la mala suerte de topárselas de mal humor o quizá con hambre. Suspiró, las cosas no podían seguir saliendo mal hoy día, tenía que pasar algo bueno, así que continuó avanzando, repitiendo de vez en cuando: -¿Alo, hay alguien aquí? -

Tan despistada estaba en sus propios pensamientos que apenas se dio cuenta de la chica cuando la tenía al frente. La ninfa (o ella esperaba que lo fuese, ya que se veía como una humana normal) le indicó que la siguiera y Maisie lo hizo, con mucho cuidado de no pasarse a llevar el brazo con ningún árbol o rama. Solo asintió, no quería gastar las palabras, además con todo lo que había pasado minutos atrás tenía demasiado en la cabeza como para pensar demasiado por lo que estaba pasando. Se dejaría llevar como una buena sumisa, había que aprovechar que estaba herida y mantenía la boca cerrada, por que cada vez que la abría la cagaba.

Se prometió a sí misma que sería más cuidadosa con las palabras de ahora en adelante. Sus gritos habían llevado a Vincent a la locura y habían tenido que matarlo. No quería volver a pasar por algo así nuevamente. Así que que fuese guiada con delicadeza hacia lo que parecía una cama de hojas era ideal en ese momento. Se sentía bien ser bien tratada, aunque fuese por unos instantes; esperaba haber llegado al lugar y con la persona indicada.

Asintió con la cabeza y se recostó donde la chica le había indicado, dándose cuenta de que había cambiado ahora a una criaturilla mucho más pequeña. Se veía bastante frágil, incluso más que un niño y se preguntó como lo hacían para sobrevivir. El lugar era bonito, tranquilo, dotado de pozas de agua y con refugio para la lluvia. ¿Cómo ningún otro grupo los había atacado? ¿O acaso ellos eran los únicos tan cagados en su territorio como para pensar en atacar a un pequeño grupo de ninfas? Se avergonzó de sus pensamientos, considerando que estaba allí pidiendo ayuda y ella estaba pensando en atacarlas y quitarles el lugar.
- Gracias – Dijo mientras se acomodaba bien en la cama de hojas. No sabía que más decir, la situación era bastante obvia, estaba allí porque necesitaba ayuda con las heridas visibles que tenía y con algunas otras más que no eran tan visibles. No quería hablar y perturbar el silencioso oasis que había encontrado.

Maisie esperaba con paciencia. Se le ofrecieron unos dulces y aguas y lo único que atinó a preguntar fue -¿Estás segura de que esto está bien? ¿Has tocado el manto de Persephone? Te permite cooperar con otros sin que hayan consecuencias… yo…- Se interrumpió, quizá probablemente estaba hablando de más, pero era lo mínimo asegurarse de que podía ayudarla de vuelta. Ella se veía muy dispuesta a ayudarla sin hacer preguntas por lo que probablemente ya había ayudado a otros antes, así que de seguro si conocía del manto y Maisie estaba pecando de idiota, pero aún así…- Yo no quiero que hayan consecuencias. Ando con un trozo conmigo ¿Quieres tocarlo? – Añadió estirando en la mano con la que recibiría los dulces un trozo de tela, el cual siempre cargaba consigo. Ya se había asegurado de entregárselo a los demás de su equipo, pero lo tenía guardado como para una ocasión como esta. Total, no es como que se fuese a gastar.

Esperaría su respuesta antes de comerse los dulces, los cuales apartó a un lado y de aceptar el agua. Quizá era tonto, pero era su forma de dar las gracias…. Hablar ¿Realmente quería hablar de ello? La verdad es que tenía todo tan apretado en el pecho que sentía que si comenzaba a hablar no podría detenerse. Estaba en contra de las reglas contar sus problemas a alguien si no le interesaban, pero ella le había hecho una proposición directa para hablar ¿Estaría bien entonces? Sabía que no tenía a nadie más con quien hablarlo. No tenía ninguna amiga y quizá por eso abrió la boca. – Yo… fui atacada por alguien de mi pasado – Dijo mirando hacia un lado, como si le dieran vergüenzas sus palabras – Alguien a quien quiero mucho. Le hice enojar demasiado – Estaba un poco avergonzada de lo que había hecho así que evitaba la mirada de la pequeña.

Mirenla ahora, admitiendo que quería a Vincent. ¿Qué era eso? Estaba sobrevalorada esa palabra, lo que sentía por él era completamente diferente, era una obsesión, un deseo por estar con el, romper las reglas juntos y hacerse unos en la cama. ¿Para que mentía? No era cariño ni amor como ella había pensado, era mero deseo, deseo de placer y de obtener lo que jamás pudo ser suyo. Un capricho, Vincent no era nada más que un capricho para ella ¿Pero entonces por qué le dolía tanto? ¿Por qué no podía dejarlo ir? ¿Era que quizá realmente estaba enamorada de el?

No podía ser. Maisie no se enamoraba y punto, tal como no lloraba. Eran reglas vitales para ser quien era.

Maisie le pasó el manto para que lo tocara y luego se lo volvió a guardar. Era un objeto preciado que como líder de los demonios debía mantener en su poder, lamentablemente no podía dejarle un trozo de él ya que el trozo que le habían pasado era ya bastante pequeño.

- ¿Tú crees? Yo creo que si me lo merezco... amenacé lo que el más quiere en este mundo... Aunque la llame su "correa" - Susurró esto último un poco a regañadientes. Le era difícil pensar que Vincent realmente estuviese enamorado. Seguro era una obsesión como cualquier otra. Habían estado tanto tiempo juntos y nunca había demostrado arrepentimiento cuando se besaban o le agarraba el trasero. No se le ocurría que podía haber pasado en el mundo para que sus sentimientos cambiaran de un día para otro.

- Pues... lo hice enojar porque creo que lo que me dice es una farsa- Suspiró - Resulta que el está con una chica desde hace muchos años...pero nosotros seguíamos saliendo. Y de un día para otro me dejó botada por ella. Supongo que simplemente fueron los celos o el no entender lo que me hizo sentir así... pensé que lo que teníamos era... especial - Miró hacia un lado un poco avergonzada por estar vomitando toda esa información. Sabía que con eso no entendería ni un tercio de lo que realmente pasaba, pero realmente era una historia demasiado larga como para explicarla. Se echó otro dulce a la boca, eran agradables y podía sentir como recuperaba fuerza con cada uno que comía, pero parecía que necesitaría un montón para recobrarse por completo, lo que significaba que estaría atrapada con la chica por un buen tiempo.

- Pero parece que no. Se transformó en una bestia y casi me mata. Tuvimos que matarlo lamentablemente, así que ni siquiera se donde está ahora - Dijo sin cuidado. - Por cierto, no me he presentado, soy Maisie ¿Cómo te llamas? - Y le dedicó una sonrisa sincera. Se le notaba cansada en todo el cuerpo y la conversación parece que le estaba recuperando un poco las fuerzas. Desde hace bastante que no charlaba con una "amiga" y aunque fuese una desconocida, le recordaba sus recreos en el colegio charlando con las chicas.