Alek corrió hacia su coche cuando vio que se le había pasado la hora. Era su primer día como profesor y ya estaba dejando claro que su personalidad, en ocasiones, era un poco torpe.

Cuando hubo llegado, corrió a cambiarse por su ropaje de equitación. Cuando hubo acabado se miró al espejo y se repitió así mismo varias veces que sería un buen profesor.

Salió sonriente hacía la zona de campo, donde ya vio a sus alumnos impacientes. Se acercó al caballo que había a un lado, su querido Hades, lo acarició y dejó un beso cerca de nariz, donde le encantaba que le mimasen.

-¡Hola! Siento mucho la tardanza, trataré de que no se vuelva a repetir- acercó su caballo hacia al centro- Yo soy Alekxey Vanhanen, pero podéis llamarme Alek. Y este gran caballo es Hades. Será mi compañero para mostraros todo lo que necesitéis aprender- les dedicó una de sus mejores sonrisas- Soy de enseñar, mostrando como se hace, así que mis clases serán todas montados a caballos, mejor o peor pero yo no tengo pensado tener que bajarme muchas veces- caminó entre sus alumnos- Dado que ya tenéis un cierto nivel, me imagino que eso no será ningún problema, ¿no? Ahora que ya os he dado la chapa, montad a vuestros caballos y decidme vuestro nombre y el del ser sobre el que estáis montados.

Alek observó a sus alumnos, no eran más de diez y todos estaban sujetando sus caballos, menos una joven, que ya lo había montado. Se acercó y le sonrió.

- Así me gusta, ya te has adelantado a mi discurso- rió- ¿Cuál es tu nombre? Tienes un caballo precioso- comentó mientras le acariciaba- ¿Cuál es su nombre?

Alek miró más a la chica, la vio algo cabizbaja, pero no quiso entrometerse. Si necesitaba algo, esperaba que la chica se lo contase.

- Empezaremos con unas cosas básicas, quiero analizar vuestro nivel- se acercó a su caballo y lo montó con agilidad - Dad un par de vueltas, quiero ver vuestras posturas. Haced una fila y mantened a vuestro caballo quieto, me gusta el orden y recordar mantener también vosotros un cierto orden.

Alekxey analizó las posturas de sus estudiantes, corrigiendo un par de espaldas y algunos gestos con las rendas.

- La postura es de lo casi más importante. Necesitáis tener una buena postura y no os daré más clases de como hacerlo, eso ya lo tenéis que saber- se puso un poco más serio- No quiero personas vagas en mi equipo y esto es un equipo. Así que quiero veros a todos con buenas posturas y las de vuestros caballos igual, no toleraré malas posiciones por comodidad- observó a la chica con la que había hablado y como su caballo estaba inquieto, entonces se percató de la que la chica no tenía muy buena cara, por eso el caballo estaba inquieto. Pero había controlado la situación rápidamente- Quiero que entréis y os doy unos minutos libres, quiero ver lo que sabéis hacer. Venga, ¡vamos! - gritó un poco, dado que veía que algunos estaban con risitas y no mantenían su caballo quieto.

Cuando la joven estuvo por pasar por su lado la paró, poniéndose con su caballo delante.

- Soy un profesor exigente y observador, sé que sabes lo que haces. Se nota en tu postura y en como manejas a tu caballo, pero… ¿estas bien cielo? - trató de sonar cariñoso y amable- Si no te sientes bien puedes abandonar la clase o puedes ir a dar un paseo libre. Aquí nadie te judgará, soy el profesor y yo manejo la situación y al igual que quiero que los caballos estén bien, quiero que mis alumnos también- notó que algún alumno lo llamó y les hizo un gesto con la mano de espera- Podemos hablar luego, voy a darle de comer a Hades y a cepillarlo ¿quieres acercarte?

Alek trataba que la joven confiara en el y quizás le contase el problema que la tenía de los nervios. Pues si un caballo se altera, es porque la persona que tiene encima lo está. Y en verdad algo le daba en el corazón que esa chiquilla necesitaba ayuda.

- Estaré por aquí en caso de que me necesites, ¿vale? - le sonrió y acarició suavemente la cabeza de Apolo- ¡Al trote! – les gritó a sus alumnos mientras se unía a ellos- ¿Quién te ha enseñado a montar as? ¡La espalda recta! ¡Esas riendas bien sujetas!

Alek tenía paciencia y presentía que la iba a necesitar con algunos de esos alumnos.

Alekxey observó a lo lejos a la joven, disimulando para que ella no le viese. Algo le pasaba a esa chica, podía verlo en sus ojos y mucho más se le notaba en su posición cabizbaja todo el tiempo. Le había mirado con sorpresa cuando le había dicho que podía salir, eso significaba que los otros profesores no miraban una mierda como estaban sus alumnos.

- ¿Por qué ella puede hacer libre y no nosotros? – le sorprendió una alumna, que lo miraba con la cabeza bien alta- Ella tendría que estar en esta clase, es injusto.

- Seguro solo lo hace porque es guapa- susurró uno de los chicos que venían con ella. Alek suponía que pensaba que no lo había escuchado, pero no era así.

Alekxey suspiró y se rasco el cuello, no quería ser cruel, ni demasiado directo, pero tampoco permitiría que le tomasen el pelo unos chiquillos.

- Digo, perdona, ¿eres tú el profesor? No ¿verdad? Entonces, dime, como te crees para hablarme así- su voz sonaba dura- Cuando sepáis montar a vuestros caballos, venís de nuevo a decirme algo. Mientras tanto mirad de mantener las espaldas rectas- les dijo avanzando con su caballo- Al próximo que escuche quejarse, será expulsado de la clase. Y creedme, tengo el poder para hacer eso.

Los alumnos que no se habían enterado del asunto se quedaron mirándolo sorprendido, pero aquellos dos avanzaron rápidamente lejos de el, de seguro refunfuñando entre ellos. Pero le daba igual.

Pasado un buen rato se bajo de su caballo y salió caminando- La clase ha terminado. Guardad todas las cosas y dejad cuidados a vuestros caballos. Luego los revisare yo mismo.-Le pareció que alguien se iba a quejar y se giró de golpe, con una mirada estricta que determinaba que si escuchaba una queja más los echaría a todos. Malditos adolescentes, ¿de verdad eran tan insoportables? Niños pijos que se creen que por tener dinero tienen el derecho de hacer lo que quieran. No todos claro, había descubierto verdaderas ternuras en esa clase, pero había un par de ellos, que necesitaría entrenar su paciencia.

Alek se dirigió al box de su caballo. Le había traído sus zanahorias favoritas y pretendía dárselas como recompensa por haberse portado tan bien, siempre en una buena posición y obedeciéndolo.

- ¿Quién es un campeón? Claro que lo eres tú- le dijo acariciándolo y dejando besos por casi lado que pasaba- Te mereces comer tus favoritas- le dio una zanahoria y luego otra, mientras lo acariciaba con calma- Te quitaré esta silla tan pesada- le quitó todo dejándolo libre y le colocó una manta por encima- Te cepillaré mañana. Ahora dedícate a comer esto más que te he traído- dijo entre risas, mientras le daba un repollo. Hades le encantaba jugar con el mientras se lo comía así que Alek se quedó allí mirándolo, vigilando que no hiciese ningún destrozo. Los mozos del establo le habían dejado todo bien limpio y acomodado la comida, así que no tenía mucho más que hacer.

Vio a la joven acercarse y le sonrió- Oye, que manejo tienes. No he leído nada sobre los alumnos, pero supongo que eres la chica que ha ganado varias medallas ¿no? – sonrió acercándose a Apolo- Tengo allí un par de zanahorias si quieres dárselas – la miró a los ojos- Sé que no soy nadie, soy nuevo y no me conoces. Y puedes hacerme las preguntas que quieras, hasta sobre mi vida personal. Pero, ¿Qué te pasa pequeña? ¿Hay algo mal? ¿Algo en que pueda ayudarte?

Espero que esas palabras animasen a la joven a hablar con él, de verdad quería ayudarla. De verdad sentía que había algo malo en esa niña.