El sol brillaba levemente aquel día, después de pasar toda la noche lloviendo, el aire se sentía más fresco y limpio que nunca, sin embargo Oktavia no tenía intenciones de quedarse con los demás chicos en la cafetería, o de salir a disfrutar del aire, quería dar un pequeño paseo por la biblioteca, quizás ver si encontraba alguno de sus libros favoritos para poder tomarlo y recordar aquellos buenos y tranquilos tiempos.

La biblioteca era extrañamente uno de los lugares más deteriorados del lugar, pero no parecía algo normal, Oktavia pensaba que quizás algún elemental de la tierra se había dedicado a jugar allí, pues realmente el suelo trizado y las plantas creciendo desde las grietas no eran algo que sucediese en poco tiempo, pero así había sido.

Caminó mientras tarareaba levemente hacia lo que antes era la sección de fantasía, en aquel momento, algunas historias le parecían aburridas comparadas con lo que estaba viviendo. Fue un golpe en las vidas de muchos, ¿qué podía decir? Era todo bastante complicado y ya estaba cansada de discutir respecto al tema y lo que pasaba.

-¡Oh! -se sobresaltó al notar que su libro favorito se encontraba en la biblioteca del colegio y que no estaba destruido, probablemente porque esa no era la intención de los que entraban a aquel lugar -. Que bien...

Miró por la ventana que daba hacia el estacionamiento por un momento y optó por sentarse en el piso, apoyándose en una pared. No hace mucho había llegado un chico nuevo al grupo, la verdad es que no había hablado con él, pero fue Persephone quien lo integró y todos confiaban en la chica sin raza ni habilidades. Al final, ella era amiga de todos los integrantes, a excepción de aquellos que llegaban luego.

No sabía que razón provocaba que personas decidiesen unirse a un grupo de extraños que rompían las reglas sin cuidado alguno, quizás la curiosidad o tal vez no tenían mucho interés en lo que podría suceder fuera.

Abrió el libro desde la primera página y comenzó a leer con calma, no sin dejar de estar atenta a su alrededor.

Ya habían pasado un par de días desde que me había unido al grupo, a la mayoría de ellos no los conocía...o mejor dicho de ellas, ya que de los seis que lo conformábamos (incluyéndome a mí), cuatro eran chicas y sólo dos éramos chicos...el caso es que apenas me había encontrado con los miembros del grupo.
Igual pensaba que necesitaba integrarme con el grupo, a fin de cuentas me había unido a ellos hace apenas dos días y necesitaba ponerme al corriente de todos, al fin de al cabo éramos desde ahora un equipo y debíamos conocernos uno al otro.
Pero ese día no tenía eso planeado, simplemente quería relajarme un rato, el tener un grupo parecía que me brindaba de cierta seguridad y me permitió irme más relajado...a pesar de que el peligro no había desaparecido.
Fuí hacia la biblioteca de la escuela, la cual parecía estar intacta...pero solo por fuera. Por dentro parecía que hubieran pasado mil años sin que alguien hubiese puesto un pie dentro, todo se encontraba desordenado y el musgo empezaba a crecer en los resquicios del suelo y en las partes quebradas del suelo de terracota.
-¡Éste sitio está hecho un desastre! - Exclamé para mí mismo mientras miraba en derredor.
-Pensaba que te gustaban las bibliotecas viejas y ruinosas - comentó Reid, el cual se había mantenido callado hasta el momento.
-No TAN viejas y no TAN ruinosas, Reid - Le contesté a Reid a través del sello, recalcando mis afirmaciones.
Le eché una ojeada alrededor de la sala que mostraba claros signos de deterioro.
-¿Quieres permanecer aquí? Este sitio parece que se fuera a ir abajo pronto - dijo el espíritu familiar.
-No lo creo, la verdad. La estructura no parece tan endeble como para que pase algo así - le respondí antes de guardarme las manos en los bolsillos, incluyendo la mano donde tenía el sello.
-Además, si hay algo dentro que valga la pena ver, entonces correré el riesgo - comenté, quizás de manera un poco exagerada porque (como dije) no creía que el techo me fuera a caer encima.
Caminé por las secciones de libros, las letras era difíciles de leer, ya que les había crecido musgo y moho encima, además que las placas estaban agrietadas, eso sumado a mi mala visión me obligaba a acercar el rostro y estar oliendo el moho para ver que decían las placas. Por lo general me las saltaba, ya que no quería tener ese feo olor en mi nariz.
Continué caminando hasta que llegué a otra sección de la biblioteca, no quise leer la placa, pero estaba seguro de que ponía algo que empezaba por ¨F¨, no le presté mucha atención.
Me encontraba concentrado en los estantes cuando de pronto noté que había alguien más allí. Sentada en el suelo, apoyándose en una pared y con un libro en las manos había una chica de cabello negro, bastante bonita si me lo preguntaban.
Una vez me percaté de su presencia me acerqué.
-Ah...hola linda ¿Tú también por aquí? ¿Qué estás leyendo? - me estaba acercando a ella a buen paso cuando de pronto escuché que la voz de Reid me hablaba, aunque casi no le entendía ya que tenía la mano derecha en el bolsillo, finalmente la saqué y acerqué el sello a mi rostro.
-¿Qué es lo que dices? - Pregunté.
-¡Que la chica a la que quieres acercarte es Oktavia, la amiga de Persephone! ¡Condenado ligón! - Fue su respuesta, antes de que le diera unos manotazos en el sello.
-¡Hey, cállate! - Le reprendí, pero en ese momento caí en cuenta - Espera...¿Eres Oktavia? Si mal no recuerdo estabas en el grupo...

Mantuvo la calma un buen rato antes de escuchar que la puerta se abría. Ni siquiera pensó en levantarse, tan sólo tomó cinco dagas de su bolsillo y las dejó a mano, pero no a la vista, y siguió leyendo. Llevaba ya cerca de veinte páginas, lo cual realmente no era demasiado, pero quería tomarlo con calma, pues no sabía cuando podría disfrutar momentos así, aunque por lo que parecía, no duraría mucho, y su opción sería llevarse el libro a la cafetería a intentar leer con su grupo de amigas chillonas.

Pronto, vio los pies del chico a través de la repisa que se encontraba frente a ella, cuando notó que daría la vuelta, fingió no haber visto ni escuchado nada, inmersa en la lectura. Sin embargo, todos sus nervios disminuyeron al ver al chico nuevo, aunque obviamente, no podía decir que confiaba en el plenamente. "¿Linda?" murmuró en su mente mientras bajaba la mirada para verse un poco "Uhh... Vaya, no lo sé" fue su conclusión final antes de responder.

-Sí, encontré uno de mis libros favoritos -Luego, sólo pudo ver como le gritaba y le daba manotazos a su mano, un poco confundida se mantuvo en silencio. Prefirió no cuestionarlo antes de siquiera saber que estaba pasando. Sonrió un poco al ver que la reconoció del grupo y cerró el libro con cuidado, no sin antes marcar la página -. Yep, Oktavia Winchester. Yo deberé asumir que realmente no recuerdo tu nombre, no habías hablado antes, ¿me equivoco?

Se levantó del piso con cuidado, con las dagas en su cinturón. Era más incómodo, pero más fáciles de tomar en cualquier caso y eso facilitaba mucho las cosas. Lo miró de pies y cabeza, ahora que ya estaban hablando no se le hacía tan incómodo. Volvió a echar una mirada a la ventana, sólo en caso de que alguien pasara por allí, para evitar problemas, como había dicho anteriormente.

Sacudió un poco sus ropas y se apoyó nuevamente en la pared, aunque ahora de pie. Notó que sus ojos eran de un fuerte color rojo, cosa que le llamó la atención y le agradó bastante, pues era algo un tanto anormal, aunque anteriormente decían aquello de sus ojos, no era mucho el caso cuando veías cosas así.

-Hey, ¿por qué decidiste unirte al grupo? Casi todos nos ven como un grupo de locos -le dijo, manteniendo la voz calma y no muy fuerte -. A pesar de todo, técnicamente no rompemos la regla, y nadie que entre a la cafetería lo hace. Pero, seguimos siendo el grupo más raro, entonces, ¿por qué?

La verdad es que la duda no dejaba de atacarla, y eso provocaba desconfianza en ella. La verdad es que los únicos que habían llegado luego eran Ciel, Faith y él. Faith tenía sus buenas razones, pero no lograba entender a los demás, lamentablemente.

La verdad es que me dio pena luego de que me percaté de que la chica me observaba, me daban ganas de maldecir a Reid, pero eso sólo serviría para hacer más el ridículo. Por lo menos ella no preguntó nada y se incorporó para recibirme, aunque llevaba varios cuchillos en su cintura. Supongo que hay que cuidarse en todo momento.
-Si, es cierto. Disculpa mis modales. Ewan McGregor, para servirle - me presenté mientras me llevaba la mano al pecho y le dedicaba una inclinación de cabeza.
Luego de eso se apoyó en la pared y miró a la ventana antes de concentrarse de nuevo en mí, había un amanecer bastante bello asomándose por la ventana, la luz empezaba a asomarse al interior de la biblioteca, bañando todo con una luz perezosa que avanzaba llenando los rincones de la estancia.
Ella me preguntó porqué me había unido al grupo, sabiendo que todos lo veían como una pandilla de locos que andaban por ahí rompiendo las reglas. Esbocé una media sonrisa y me recargué en la pared junto a ella, volteando para verle el rostro que estaba muy cerca del mío.
-¿Porqué no unirse? Es cierto que a la vista de muchos parecen un grupo de chalados, yo estuve un tiempo creyéndolo. Sin embargo me he encontrado con gente que es totalmente opuesta a lo que yo creía. Gente que se une a éste grupo, no porque desee romper las reglas a mansalva y andar por ahí sin preocuparse de que alguien afuera...sin preocuparse de que los vayan a reprender. No, lo hacen porque saben que no pueden hacer mucho por los que quedamos aquí, que jamás habrá una posibilidad de enrumbar éste jaleo a puerto seguro, mientras siga atándonos ese mandamiento de ¨no colaborarás con nadie que no sea de tu misma raza¨ - en ese momento estaba pensando en Faith, había muchas cosas que podía agradecerle a ella, entrar en el grupo era una de ellas, miré un momento hacia la ventana antes de volver a mirar hacia Oktavia - Además ¿Tienes idea de lo fastidioso que es no poder juntarse con alguien porque no es de tu raza? - le dije riendo mientras le mostraba el sello detrás del dorso de la mano derecha, el sello donde guardaba a Reid.
Metí las manos en los bolsillos y miré a Oktavia de arriba a abajo.
-Tan linda la chica, y a la vez tan desconfiada. Estate tranquila, que no muerdo - concluí la frase sacando la mano derecha, chasqueando los dedos para luego apuntarle con el índice mientras levantaba el pulgar y le guiñaba un ojo.

Lo escuchó atentamente en todo momento, aunque no negaría que seguía pendiente de cualquier movimiento extraño que pudiese hacer. Había puesto la mano en su cintura como si nada, pero Oktavia traía dos cinturones llenos de cuchillos en ellos, uno en su cintura y el otro en su cadera. La verdad era que no siempre tenía la oportunidad de recuperar sus cuchillos, y encontrar nuevos era tedioso, así que prefería siempre asegurarse de llevar un montón, de otra forma, se volvía bastante inservible.

Su respuesta le sorprendió bastante, y estaba agradecida con la honestidad dada. Innegablemente era la mejor respuesta que le habían dado, y probablemente la que querría escuchar si lo pensaba. Simplemente cruzó los brazos y soltó un 'Hmmmn' al escucharlo, aunque al final le dedicó una ligera sonrisa ladeada, sin pensarlo mucho.

-Entonces... ¿eso qué es? ¿Eres un reaper, supongo? -la verdad era que Oktavia sabía un poco de cada raza, adoraba salir como cheetah a mirar y curiosear, y siempre podía correr como el diablo si la veían. Era bastante pacífica, prefería evitar peleas, y rara vez empezaría una -. La verdad es que me causan bastante curiosidad, estoy segura de que Persephone está muy intrigada. Si hubiese elegido una raza, probablemente hubiese sido esta o Shape Shifter.

Si hablábamos de animales y cosas raras, hablábamos de Persephone, así de simple.

Se echó un poco para atrás al escucharle, sobresaltada por el tono, no sabía si era demasiado agradbale o si debía considerarlo... ¿coqueto? Se avergonzó, y con lo poco preparada que estaba para una respuesta así, no tuvo tiempo de ocultarlo.

-Quizás tú no, yo si muerdo -dijo, cruzando los brazos nuevamente y mirando hacia el lado de manera brusca, mientras cerraba los ojos, un tanto indignada.

La chica se echó atrás luego de mi última respuesta, y trató de mostrarse indignada a pesar del rubor que cubría sus mejillas. La verdad es que no era raro que viese reacciones así.
Cerré los ojos y solté una risita ahogada antes de volver a abrir los ojos para volver a mirarla.
¡Tan tierna! - murmuré antes de decirle - lo tendré en cuenta
Me separé de la pared y caminé hasta una de las estanterías, dándole la espalda a Oktavia.
-Y en cuanto a lo anterior: si, soy un Reaper - le dije respondiendo a su pregunta anterior mientras levantaba la mano y le daba forma a un hilillo de energía - un Reaper solitario que iba a su bola - el hilillo tomó la forma de una carta, la cual giré para que viera que era una carta del Tarot, la cual representaba al Ermitaño - Pero al que un ser de luz convenció de unirse a éste grupo - tomé algo más de energía, desmaterialicé la carta y moldee la energía hasta que tomó la forma de una paloma blanca que mantuve en mis manos hasta que la solté y voló hasta la ventana, difuminándose con la luz del sol.
Miré a Oktavia por encima del hombro y le sonreí.
-Es un honor estar en este grupo - le dije antes de volver a centrarme en la estantería que estaba frente a mí.
Tomé un libro de ella y lo abrí por las primeras páginas, una nube de polvo me obligó a cerrar los ojos mientras tosía ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?
-¿Este sitio estuvo siempre tan abandonado? ¿O sólo es que da esa sensación? - volví a mirar a Oktavia por encima del hombro - Disculpa, no sé mucho de esta escuela, me transfirieron un poco antes de que...bueno, de que todo esto comenzase - le confesé.

Se le erizó la piel y dio un saltito casi imperceptible cuando la llamó 'tierna', la verdad es que aquellas cosas no le agradaban demasiado, y rápidamente le avergonzaban, incluso si no tenía ningún interés y no era fácil de conquistar, por decirlo de alguna manera.

Prefirió ignorar lo que dijo, manteniendo su postura, y enfocarse en lo principal de la conversación. Era indiscutible que se sentía bastante incómoda, pues realmente le costaba relacionarse con las personas, aunque era bastante extrovertida, estando sola, le era difícil comenzar relaciones. Por lo general, jugaba alguno de aquellos tontos juegos como 'verdad o reto' para entrar en confianza. Claro que aquellas cosas escalaban muy rápido.

-Un reaper... Y con ser de la luz, debes referirte a Faith -suspiró, con una ligera sonrisa -. La verdad es que pensaba que Persephone te había traído, por alguna razón.

Lo miró de mala gana cuando notó que tomaba un libro de la pila que ella había dejado para leer, claro, que como estaba a su espalda no podría notarlo, y mejor así, no quería ser tan desagradable a buenas y a primeras. El polvo no le sorprendió en lo absoluto, después de un rato allí te acostumbrabas. Sí, la biblioteca estaba bastante abandonada, pero estaba segura de que en algún momento algún grupo grande se apoderaría de ella. De momento, sólo había sido usada como sitio de caza, los cazadores buscaban aquellas presas que pensaban eran débiles, y probablemente la biblioteca les recordaba al lugar donde normalmente residían los nerds, débiles ante el conflicto.

Era sólo una suposición, de ser así, le hubiese gustado ver una pelea, a ver quien ponía a quién en su lugar.

-De hecho la biblioteca es relativamente nueva, se terminó de construir el año pasado. Entenderás que entre tanta pelea y cosa rara, pasan cosas como estas -le dijo, amablemente mientras evitaba sonrisas y miradas extrañas -. Dudo que dure demasiado tiempo así, probablemente algún grupo la tomé en nada de tiempo.

Volvió a sentarse donde estaba antes de que Ewan llegase, dejó el libro sobre sus piernas, aunque no lo abrió, pues no quería dar la impresión de no estar interesada en la conversación. Además, ya había leído aquel libro en algún momento de su vida.

-¿Te transfirieron? ¿Se puede saber por qué? -preguntó con inocente curiosidad ante el tema. Le relajaba conversar temas normales, como si todo siguiese igual.

Seguí escuchándola mientras volvía a abrir el libro y pasaba las páginas, una sonrisa debió asomarse en mis labios, porque era un libro que había leído hacía tiempo y me había gustado. Lo cerré y lo volví a poner en donde estaba, aún seguía escuchando la explicación de Oktavia.
De repente mi expresión cambió, mi despreocupación se evaneció y mi rostro tomó un aire serio, la verdad es que cuando recordaba las razones por las que había sido transferido, cuando recordaba lo que había pasado...la verdad es que sentía una especie de punzada o una sensación incómoda cada que aquello volvía a mí.
Negué con la cabeza y aparté los recuerdos de la cabeza antes de girar sobre mis talones, dirigiendo la mirada hacia el techo para que Oktavia no viese la expresión que aún estaba en mi rostro.
-Fue...por algo que pasó. Pero fue hace tiempo y ahora no importa - cerré los ojos y bajé la cabeza - no me gusta acordarme de esas cosas, chica
Suspiré profundo y abrí los ojos sonriendo, viendo que Oktavia estaba en el mismo sitio donde estaba al momento de entrar en la biblioteca.
-Perdón si fue incómodo - le dije haciendo un ademán con la mano para restar importancia a lo ocurrido - ¡Hey! ¿Qué tal si hacemos algo para no aburrirnos? Que el ambiente se puso un poco raro ¿Qué dices? - Me llevé la mano al mentón mientras pensaba en algo, finalmente chasquee los dedos y alcé el índice al techo, ya se me había ocurrido algo - ¿Qué tal un ¨Verdad o Reto¨? ¿Sabes cómo va? Me imagino que si, decir la verdad o hacer un reto X. Hace mucho que no lo intento
Me acerqué a ella y la observé.
-Comienzo yo, si no te importa. Verdad o reto - señalé el libro que tenía sobre las piernas - a que ese libro ya te lo has leído
-Ewan, ni siquiera sabes si quiere jugar - dijo Reid en el momento.

La verdad es que se sintió muy incómoda al escucharlo, debió evitar hacer aquella pregunta, incluso si sintió que la hizo con delicadeza, y obviamente sin obligarle. Lo que vivían ahora era probablemente lo peor que le había pasado a Oktavia en su vida, así que no se sentía mal por cosas del pasado, pero no sabía para nada enfrentar grandes problemas, por lo que se sentía bastante perdida en ello, no sabía cómo actuar, ni qué hacer, y aquello la horrorizaba. Suponía que aquellos que lo habían pasado peor estaban más calificados para cosas terribles, lo cual no significaba que se los desease.

-Lo siento, no quería arruinar el momento -aunque no sabía bien de qué momento hablaba, pero no dijo nada más sobre ello -. ¿Algo divertido?

Ladeo su cabeza mientras le miraba, curiosa. Claro que sabía jugar, pero no alcanzó a abrir la boca antes de que él siguiese  hablando, probablemente se debía a la desesperación de querer cambiar el tema. Suspiró, intentando relajarse, para poder hacer que él se relajase también. Respecto a su pregunta, también tenía la respuesta, pero ella aún no elegía lo que deseaba.

-Cierto, y aún  no decido realmente -murmuró, sonriendo levemente -. Creo que mejor un reto, así subimos la intensidad inmediatamente, ¿no?

Aunque aquello había sonado extraño, no tenía ninguna intención rara detrás de sus palabras, eso seguro.