La mañana, si, aquella mañana la cual adoraba Kelly, que con una sonrisa la chica recibía los rayos de Sol que pasaban por la ventana. Los baños, que gran lugar para estar. El agua era vital para todas las banshees que existían, y junto con esto los baños era la opción más óptima. Con una sonrisa, un día más de estar viva, de que sus compañeras igual estaban vivas, de que todo estaba bien y no habían sufrido tanto como en un principio.

Se vistió con uno de sus vestidos que había hecho, no eran buenos, pero era algo que vestir. Un vestido azul, si, ese era bueno, este día iba a ponerse lo mejor que tenía. Lavarse el cabello, tratando de reciclar el agua, después le quitaba las impurezas en su forma alterna. Era con mucho cuidado, controlaba para que los cabellos y otra suciedad se separaran y solamente quedará agua limpia y lo mismo hacía con sus hermanas.

Pasaba con ellas, les saludaba, las ayudaba a peinarse. Con su habilidad varias telas salían por su muñeca y confeccionaba diferentes ropas, calcetines, guantes, moños… lo que sea necesario, lo que ellas pedían en ese momento. Con alegría hacía todo eso. Con una pequeña sonrisa escondida en sus labios. Claro, ella iba a ser de ayuda, de todas maneras, ¿Qué era un líder? sino la persona que dirigía a todos a un buen lugar.

En su mente pasaban los rumores que se andaban multiplicando de boca a boca. De que hay más cosas allá, largos campos, bosques… de todo. Si pudiera encontrar un pantano para ella y sus hermanas… si, eso sería fabuloso, sería una excelente idea, un lugar mucho más espacioso para todas las que le apoyaban y aquellas que estaban en contra de Kelly.

No le importaba realmente que la rechazaran una y otra vez, que decían que no era una buena líder para ellas. Que al final las cosas simplemente iban a quebrantarse, que no tenía manera, que era mejor estar solos que juntos. Pero a pesar de eso siempre iba a extenderles la mano tal y como una maestra lo hizo con ella en uno de los momentos más bajos de su vida.

Apreciaba la lección y trataba de esparcirla entre sus hermanas. Claro, las Banshees son conocidas por ser egoístas, egocéntricas, pero quería cambiar eso, todas ellas podían hacer el bien si esa era la meta. Sabía que podía. Pero era cosa de convencer a las demás que estaban cómodas de estar en este lugar, de proteger el agua que se les había proporcionado. Respiró profundamente ante ese pensamiento.

-Hermoso día para todos- Dijo en una voz baja, sentada en el suelo, por lo menos en sus baños trataba de mantenerlos lo más limpio posibles, un lugar donde las demás podían ponerse cómodas. De sus muñecas seguían surgiendo tela. Hilos e hilos que ilustraban lo colorido que podía ser un lugar como este. Claro, no era lo mejor, pero por lo menos era una extensión cálida de una invitación para aquellos que deseaban.

Ante todo esto, sus pensamientos se fueron mientras que sus manos con delicadeza trataban de hacer un tipo de bufanda, lamentablemente sin mucho éxito. Con sus esperanzas en alto, iba a guiarlas hasta aquellos lugares del pantano, esos que todos deseaban, donde podían conseguir agua, nadar, jugar con ella, estar durmiendo mientras flotaban… Si… ese era el deseo de muchas.

“No podrás guiarlas, algunas no van a ser aceptadas” una voz, la voz de la culpa, del demonio interno que tenía, de aquel que le tentaba a caer en la depresión. Podía vivir con ello, lo había hecho desde hace tiempo. Asintió con la cabeza -Entonces voy a esperarlas hasta que puedan cruzar- dijo segura de sí misma, no iba a dejar a nadie atrás en el momento en que se tengan que mover.

-Me gustaría que puedan ser empáticas pero… se podrá hacer en su momento, primero un paso a la vez… - con una sonrisa, susurros hermosos salían de su boca. No era la chica de la escuela, no, tenía que ajustar su actitud ante las situaciones. Solamente recordaba los abrazos que le daba a sus hermanas para que ellas no salieran corriendo mientras que gritaban. Si, era peligroso, más con su forma física, pero deseaba apoyarlas, no que sufrieran. Eran gritos aterradores, pero ella acariciaba los cabellos de una manera maternal, las sujetaba hasta que se calmaran. Si… un trabajo duro.

Respiro profundamente, sentada en aquel cojín que había hecho con sus telas, y se lo había hecho a todas las que le acompañaban, y unas más para  invitados que no habían llegado, ¿Para cuando iba a recibir a alguien? Ser una banshee tal vez no era lo mejor, tenían una mala reputación y muchos se alejaban. Dejó salir un suspiro, era solamente un obstáculo más.

La puerta se abrió.

Y había alguien quien pasaba la puerta.

Levantó la mano hacia sus hermanas, quienes ya iban a mostrar alguna aptitud territorial y se iban a tirar a matar, pero ella con una sonrisa negó con la cabeza -Son visitas, por favor... contrólense- dijo de manera dulce, sus ojos viendo a las demás banshees quienes se retiraron a sus lugares y con una pequeña sonrisa recibía a aquel ser que pasó la puerta.

Abrió la boca para poder hablar, y después recordó sobre la regla. Aún así, se mantuvo con la boca abierta cuando observó un rostro conocido, y no pudo sentir que las lágrimas se acercaban a sus ojos, tan sólo los cerró y asintió con la cabeza. Con tranquilidad se convirtió enfrente de ellos y solamente puso un dedo en su sien y comenzó a sacar lo que parecía un rollo de película donde ella era la protagonista.

Dejó la tira en el suelo y como si fuera un cinema, comenzó a moverse y a hacer sonido.

-Bienvenidos a nuestra humilde morada, por favor, siéntense, disculpen por no ofrecerles algún aperitivo, estamos… escasos en estos momentos. Y…- El rostro de la chica en la grabación parecía ser de nostalgia, una sonrisa en su rostro, contenta, feliz de ver a alguien más -Alayne… Gracias… por venir- su voz se intentaba no romper en lágrimas y la película se acabo con una sonrisa. Era débil, claro, le entraba el sentimiento en su corazón, pero, ¿Cómo no poder hacerlo? Estaba enfrente de alguien quien había intentado ayudarla… y ella no le hacía mucho caso, tonta la Kelly del pasado, pero ahora… era diferente.

La recibió… con una sonrisa. Feliz. Contenta. Por fin… alguien estaba ahí que conocía… que apreciaba.

Estaba controlando sus emociones, deseaba saltar, correr hacia ella, abrazarla, llorar por encontrarla en un estado sano, por verla bien y más que nada… por verla de nuevo. Eso era lo más importante. Se detenía, no iba a dejar que una lágrima cayera, no, tenía que mostrarse fuerte, comportada. Respiró profundamente, intentando calmarse.

“Kelly, calmada… si puedes” pensó para sí misma. Escuchaba las palabras ajenas, manteniéndolas en su cabeza por un tiempo, intentando formular una respuesta mientras que la observaba, como se sentaba enfrente de ella, asintiendo con la cabeza suavemente, pero la verdad era otra. La verdad era que no había podido comer bien, esa comida se la daba a las demás, por ello apenas y quería moverse, no quería gastar energías que podían servir para hacer otras cosas. Tampoco podía decirle que estaba bien, tenía una voz que no la dejaba en paz. No podía. Y tampoco le iba a decir, nadie lo sabía, dentro de ella guardaba mucha tristeza por su hermano perdido. Dentro de ella guardaba secretos de los días pesados que ha sido ser líder de un grupo el cual la mitad no está de acuerdo. Simplemente no deseaba preocuparla, no, este iba a ser un reencuentro sano.

Ella no hablaba, no podía hacerlo, o más bien, en su mente no tenía la más mínima intención de romper la primera regla, además, no quería espantarla. Estaba con su forma de raza, y su voz era como un coro de voces de la iglesia hablando al mismo tiempo. Era extraño y podría espantar a sus visitantes. Por lo que hacía suaves movimientos con la cabeza, asintiendo cada vez que ella terminaba una relación.

Se sorprendió al escuchar que ella era una líder. Respiro profundamente y reposó su mano en su mejilla. En el rostro de Kelly no podía mostrar una sonrisa, pero claramente lo tenía. Estaba contenta realmente por escuchar esas palabras. El destino era extraño para las dos. Las dos jóvenes líderes guiando a un grupo de razas a un buen camino. Si, sonaba como un comercial de la radio, y eso le causó bastante gracia.

De nuevo posó su mano en la sien y pellizco, sacando otro rollo de película más largo esta vez y lo puso en el suelo, enfrente de ella, de nuevo Kelly como protagonista en un sitio urbano. El escenario era en las calles de un Nueva York cinematográfico, y ella con un hermoso vestido de color rojo con un paraguas, un collar y dos aretes pequeños de color plateado. Toda una señorita de una gran ciudad en la alta sociedad en una película antigua a color.

-Me alegra mucho también verte Alayne… Ha pasado bastante tiempo- decía con gentileza, con una sonrisa mientras observaba a la cámara y sus pasos avanzaban por la ciudad oscurecida, gente pasaba de un lado a otro, todos actores y actrices imaginarios, pero solamente su voz se escuchaba, no el bullicio de la ciudad. -He estado bien, y también he comido bien, de eso no te preocupes, yo espero que tu también te hayas cuidado bien y te hayas alimentado de igual manera-

Se detuvo en la esquina de la cuadra, aún con el paraguas en sus manos, respiró profundamente y una sonrisa se dibujó en sus labios, su mirada en el suelo antes que de nuevo se elevará a la cámara -Me alegra que seas la líder. Jasmine, Rice, están en buenas manos, y creo que no me he presentado realmente con ustedes, mi nombre es Kelly Chambers, actual líder de las Banshees, un gusto- y con esa voz delicada hizo una reverencia hacia ellos.

-Viendo como están las cosas, veo que traes intenciones no hostiles, y no creo que vinieras sólo para saludarme aunque… si fue así… bueno, me siento bastante halagada por ello- Una pequeña broma que terminó en una dulce risa de esa Kelly dentro de la película. Respiró profundamente antes de avanzar y pasar por la calle -Tienes mi total atención líder de los Reapers- Y con eso la película se acabó, desvaneciéndose en la nada. Si, había escuchado rumores gracias a sus hermanas que conseguían de los intrusos y de las personas con las que trataban para conseguir comida, una mujer de cabellos blancos y piel morena... Si, pero no se le había ocurrido que fuera ella, no hasta el momento que dijo que era líder, la vida esta llena de sorpesas. Era algo extraño, reapers… de pronto un pensamiento oscuro pasó por su cabeza el cual tan rápido se mostró fue como desapareció. Lo descartó.

Le cansaba utilizar su habilidad, pero no iba a demostrarlo ahora. No era su intención atraer las miradas de las banshees que se juntaban en su espalda, pero cada vez que utilizaba su habilidad no podía evitar las miradas curiosas de sus hermanas. Aún así, intento mantenerme tranquila, observando a Alayne.

“Kelly, eres una líder, tienes que demostrar ese carácter” Si, estaba actuando como tal, tenía que hacerlo realmente, no podía demostrar alguna debilidad, no en este momento donde estaban todos. Tenía que demostrar que era fuerte. Por lo menos enfrente de todos.

Le daba gusto escucharla que se estaba cuidando, las buenas noticias no dejaban de llegar, y aunque apenas estaban comenzando a platicar, realmente sentía que todo iba a salir bien, no hay de qué preocuparse “Hasta que finalmente arruines todo, te echen la culpa, te quedes completamente sola” una pequeña voz había regresado “Si pasa eso entonces lo que tengo que hacer es enmendar mis errores, sin importar el tiempo que tenga que dedicarle” Una respuesta, clara, concisa, firme y realmente determinada, no iba a dejar que sus dudas carcoman su mente y la dominaran, no, ya no era la Kelly de antes.

Asintió ligeramente con la cabeza, claro, daba alegría ver a alguien más por aquí, pero igual que eso, era un poco triste, estar atrapados en este lugar olvidado por dios mismo era una pesadilla, no salía mucho, pero siempre escuchaba sobre todos los problemas que había. Si, ella había creado un pequeño cielo para todas sus hermanas, pero, ¿Qué hay de los demás? Tenía varios planes hasta el momento, pero no podía ponerlos en marcha, primero necesitaba ayuda de las demás razas, los otros líderes… y al mismo tiempo, esa era una condena. Sus hermanas y ella estaban destinadas a fallar. Su maldición evitaba todo avance que ella deseaba, y no podía sacrificar la sanidad de sus hermanas, debía de haber otra manera.

Cerró sus ojos, escuchándola, si, lo sabía, realmente tenía un presentimiento de que esto no iba a acabar, y de que no habían tocado el fondo de este abismo. No, había algo mucho más allá de todo eso. Dejó salir un pequeño suspiro de angustia antes de asentir con la cabeza una vez más. Las palabras que ella decía, como lo hacía, aquel tono seguro y confiado. Sus ojos lentamente se abrieron, si, era algo complicado, mucho más que eso, era todo un nudo de diferencias que no podía simplemente desenredarlo, no, tenía que ser cuidadosa ante eso.

En sus espaldas, los murmullos comenzaron a ascender después de que ella acabara de hablar, sentía de las miradas de las demás en su espalda, algunas decían que no, otras que era un peligro para ellas, algunas más mencionan con palabras altisonantes que se fueran, que no harían nada. Respiraba profundamente, observando por un momento el suelo. No podía permitir un estancamiento para todas las demás, sus hermanas eran más importantes hasta el momento.

Una alianza, o más bien, una forma de cooperación en donde evita apenas la primera regla. Las intenciones eran claras, pero las acciones podrían decir otra cosa. Era extraño, evadir romper la primera regla era siempre un desafío. Tragó un poco de saliva, pensando un poco más al respecto. Los minutos pasaron, los murmullos se transforman en  bullicio. Ruido alrededor de ella, entre más tiempo Kelly pasaba en silencio mucho más se elevaba el volumen de sus hermanas.

-Silencio- dijo Kelly de manera elegante pero firme como si fuera una maestra de antaño, por fin, la primera palabra en su forma de raza, en donde su voz se combinaba en un coro de otras más voces, femeninas, masculinas, de infantes y de mayores de edad, graves y agudas. Todos ellos actores y actrices en su cabeza. Con una mano levantada, todas se silenciaron. Era algo temeroso escucharla de esa manera, como si una voz proveniente del infierno mismo fuera escuchado, algo completamente sobrenatural pero… ¿Qué no era sobrenatural en esto?

Cerró sus ojos nuevamente, sacando de nuevo un rollo de película desde su sien, un poco más largo esta vez. Ahí, puesta en el suelo frente a la líder, una Kelly de nuevo, esta vez sentada en un restaurante de la alta sociedad, su vestido ahora era uno blanco y su peinado completamente lacio. El formato de la película era ahora algo similar a las películas de espías, a un estilo de James Bond, apegada más a las modernas que a las antiguas. Ya formada por una gama de colores, ella estaba enfrente de la cámara, solamente siendo separada por una mesa con un mantel blanco y un arreglo floral de diferentes flores.

-Lo que pides es arriesgado, no esta de más en pensar cómo estamos caminando en una cuerda floja- dijo y su mirada se desvió hacia un lado, la vista de una gran ciudad, era de noche y las luces parecían estrellas que habían descendido desde la bóveda celeste -Desearía darte una respuesta ahora mismo, pero tengo que hablarlo con mis hermanas. Nuestra maldición es lo único que evita que pueda darte mi apoyo, que acepté con una sonrisa… pero la situación es otra- La Kelly de la película hablaba, manteniendo un tono elegante, pero preocupada. Dejó salir un suspiro.

-Somos territoriales, y el agua es lo que nos mantiene aquí. Los recursos son escasos, aunque no lo digan por el orgullo que se tiene como raza, estamos en problemas los cuales no se pueden solucionar de un día para otro- Kelly puso sus codos sobre la mesa, y sus manos sirvieron como apoyo para su barbilla -Yo como individuo puedo aceptar eso, pero no se trata de mí, se trata de las demás, como líderes vemos por los intereses de nuestros grupos. Me siento agradecida de que hayas acudido a mí, y tendré una respuesta en los siguientes días- Y con esto dicho la Kelly de la película se levantó con una sonrisa, con una pequeña reverencia se retiró, tan sólo dejando escuchar los tacones contra el piso de mármol y con esto acabó la película.

Kelly estaba mirando a Alayne, su mirada denotaba un poco de preocupación al respecto. Su cuerpo se tambaleó por un momento, apoyando su mano en el suelo. Tuvo que cerrar sus ojos por un segundo, tal vez dos para poder normalizarse. Estaba cansado, no tenía mucha energía. De nuevo sus manos se fueron a su regazo, ocultando sus dedos que temblaban en la falda. La falta de alimento en su cuerpo le había afectado de gran sobremanera, pero intentaba mantenerse lo más compuesta posible, tenía que demostrar que no fue un error que fuera elegida como líder.

Regresó a su forma humana, y dejó un pequeño suspiro saliendo de su boca, le costaba un poco de trabajo mantenerla, pero creía que sus palabras con su habilidad fueran suficientes. Con una pequeña sonrisa, sus cabellos caían por sus hombros, no quería moverse en absoluto, primero a recomponer la energía que había gastado.

Asintió suavemente con la cabeza, sabía bastante bien que no era un juego de niños, no, era mucho más que eso, dirigir a un grupo de personas no era fácil, y era técnicamente imposible complacer a cada una de ellas. Primero a su grupo quien, tal vez sea un poco egoísta pensarlo de esa manera, pero realmente era quienes sufrían mucho más que todos. Con los escasos recursos que tenían, el agua limitada, y cuando alguien rompe una regla los gritos desgarradores rompían su corazón. Con una pequeña sonrisa sabía que ella entendía.

Expresó una pequeña sonrisa, tal vez una risita oculta entre sus labios cuando escuchó eso, realmente era una buena idea -Todo lo que cae dentro de nuestro territorio es reclamado- susurró, por fin su voz viniendo, ya el intercambio en cuanto a asuntos más… delicados habían acabado, ahora podía expresarse con un poco más de libertad, sabía que si no llegaban a tratos o a que ofrecieran algo no se iba a romper la primera regla. Alternativas, bastantes había, pero no tenía mucha cabeza para pensar en ellas, la energía no daba para eso por lo que escuchar las palabras ajenas sugerir eso era perfecto.

Sabía que podía negarse, pero realmente no quería hacerlo. Primero era platicar con sus hermanas y llegar a un acuerdo, ella era la voz de la comunidad que le apoyaba, no quería mandarlas a una dirección de la cual no había vuelta atrás. Sus manos se pusieron en las rodillas, cerrando lentamente sus ojos, pensando en las discusiones que se podían desencadenar en las próximas horas. Estaba bastante concentrada que cuando sintió la mano ajena se paralizó de repente, tragó un poco de saliva y solamente observó a un lado antes de que de nuevo cerraba sus ojos y presionó su mejilla contra la palma ajena. Cálida era, le agradaba, no estaba acostumbrada a esta clase de contacto, pero era agradable que demostraran esos sentimientos. Pensando en ello, si fuera como antes, hubiera brincado y se hubiera alejado asustada, no le gustaba realmente que la tocaran pero, pensar en que el contacto físico lo extrañaba, era una sensación que solamente le daba su familia o su mejor amiga.

Pero todo eso tenía que acabar, por lo que asintió con la cabeza ante sus palabras, tan sólo observando con una pequeña sonrisa como ella se retiraba -Nos vemos…- susurró con una pequeña sonrisa, y al verla retirarse pudo notar aquella bolsa. Dejó salir un suspiro, sacando algunos hilos de su muñeca, agarrandola y la acercó hacia ella. Tragó un poco de saliva y la abrió, observando los frutos que contenía -Se le tuvo que haber olvidado- dijo en voz baja mientras que giró la cabeza hacia sus hermanas y les dedicó una pequeña sonrisa.

Le alegraba que alguien que conocía deseara hacer un cambio en este infierno ocasionado por unas tontas reglas. Respiró profundamente, apenas se levantó, sus piernas estaban debilitadas. Apenas y podía con su cuerpo, ¿Qué tanto se había drenado realmente? Bastante de hecho. Inhaló de nuevo, lentas respiraciones, si podía -Reparte las bayas a las demás An… voy a recostarme un momento- le dijo con una sonrisa a una de sus hermanas mientras entregaba la pequeña bolsa. La ignoraba cuando era ofrecida una o dos, no, primero eran las demás, tenía que asegurarse de que estaban bien, en buena forma, en que podían resistir este abismo.

Le dio la espalda a sus hermanas, caminando hasta el rincón en donde dormía y tan sólo se derrumbó ahí, entre las telas que había creado para hacer por lo menos algo confortable para ella, para su reposo. Cerró ya sus ojos pesados, recargada en la pared del baño y lentamente hundiéndose en un profundo sueño donde la sed ni el hambre podían molestar. No. Era todo lo contrario.

Recuerdos felices cuando estaba con su familia, ahí, su hermano jugando en la mesa mientras que ella y sus padres cenaban y platicaban del día a día, de las cosas que habían pasado, de lo interesantes eventos como también de consejos sobre la escuela. Eran cenas familiares realmente activas que le gustaba bastante, lo disfrutaba. Y ahí, sola con sus pensamientos, con sus sentimientos, en una realidad que creaba sus recuerdos, podría estar en un santuario, por lo menos hasta que fuera despertada para cumplir sus deberes como líder.

Esos días habían sido discusiones sin descanso, cada hora, cada treinta minutos, nadie se ponía de acuerdo, todas hablaban, expresaban sus preocupaciones y después de eso llevaba a pláticas intensas. Nadie sabía que elegir, todas querían algo en específico. Kelly no podía con ello en el primer día, ni en el segundo, pero había algo bueno en eso, y era ver a todas sus hermanas cooperando, interactuando entre ellas, hablando de lo que de verdad necesitaban, y aunque fueran egoístas, llegaban ideas que ayudaban a la comunidad.

Con una débil sonrisa, ella organizaba las ideas, las propuestas, hacia un sistema en donde todas podían expresarse libremente. Aunque estaba consumiendo más energía de lo normal, sin comer, sin tomar suficiente agua. ¿Cuánto tenía que aguantar? lo suficiente para que las demás no tuvieran hambre. La comida era para las demás, ella no tenía ganas de comer, no se dejaba, bloqueaba esa necesidad. Solamente con una sonrisa demostraba que estaba bien, que daba aquella aura de tranquilidad. Con respiración lenta, sufría, bastante, pero no le importaba, ella era una líder, tenía que ver por las demás. Tenía las suficientes energías para aguantar. Los siguientes días, estructurando el plan para una alianza la cual los dos bandos estuvieran de acuerdo. Las propuestas estaban listas.

En esos días agradeció la ausencia de la ajena, no metía presión a las demás. Con calma en los últimos días. Sus ojos estaban completamente cerrados, con una sonrisa, escuchando, ya tenía todo preparado, era cuestión de los detalles. En estos días su mente estaba ocupada, no sufría, no llegaba a sentir nostalgia ni melancolía, la tristeza y la culpa estaban al mínimo hasta que dormía, hasta que su cuerpo caía con fuerza en su esquina después de un tiempo de trabajo. Sus sueños no eran apacibles, a veces eran pesadillas, otras de una intensa sensación sin imagen. Solamente miedo, culpa, que todo eso era olvidado cuando abría los ojos para experimentar un día más de vida.

-No madre... sí padre… No madre, no te preocupes… si padre, está bien, lo haré con gusto- A veces, los sueños eran eso, sueños, hermosos, preciosos, que podía disfrutar con todo su corazón, un pequeño reino de felicidad -Si hermano, esta bien, vamos a jugar- le susurraba a su hermano, con una sonrisa, con lágrimas en sus ojos, de felicidad, de alegría, de poder ver a su hermano pequeño, con esa sonrisa pacífica, infantil. Un beso en su frente, su pequeña mano que tocaba la palma de su mano. Lo abrazaba, lo cargaba, jugaba con él a las escondidas, a lo que sería un rey y ella una caballera, que estaba con él mientras le contaba sobre las diferentes historias y cuentos apropiados para él. Algo completamente feliz. Pero no todo podía durar para siempre, aunque ella deseara estar ahí hundida en sus sueños para siempre, sabía que tenía que despertar, que tenía que atender a sus hermanas, era una líder, no podía desaparecer por completo, de todas maneras no podía, en este mundo no podía hacerlo, tenía un compromiso.

Era el día en el cual se iba a reunir con ella. Había guardado energía desde ayer, en sus ojos se notaba un descanso, pero su alma estaba en degradación, su mente. Respiraba lentamente, y con una pequeña sonrisa observaba la puerta lentamente abrirse, de nuevo el escenario como se habían encontrado.

Con una sonrisa había recibido a la ajena, ya no en su forma de raza, estaba ahí, recibiéndola con cordialidad. Estaba vestida con un vestido elegante de color negro con un moño rojo pasando por su cintura. Era por lo menos lo más elegante que había hecho -Estoy bien Alayne… Me da gusto verla de nuevo- Le dijo con elegancia, agradecida, feliz de que haya atendido. Extendió una mano para que ella se sentara en un cojin de color rojo que estaba a tan sólo un metro de ella, quería ponerla cómoda.

-Espero que hayas estado bien en todo este tiempo- le dijo, observándola -Espero que estos días habían sido apacibles para ti- comentó, observando a todo momento, con gentileza, con cariño -Tenemos al final una respuesta ante su propuesta- y con ello se transformó a su forma de raza, a aquella forma espectral, y tan sólo sacó un pequeño rollo de su sien para ponerla enfrente de ella.

-Las peleas dentro de nuestro territorios usualmente no metemos manos a menos de que nos afecte directamente pero… podemos ser agresivas contra aquellos que lo hayan iniciado- dijo, estipulando primero lo que ellas ofrecían -No somos agresivas, aunque bastante territoriales, y si no perturban la paz que encontramos en nuestros baños, no tenemos necesidad de amenazarlos ni de sacarlos a la fuerza, claro, si es que se comportan- Con una sonrisa, con ropas casuales, de pantalón de mezclilla y una blusa de color rojo.

-Las cosas que se pierdan en nuestro territorio serán reclamadas sin lugar a dudas y no habrá manera de regresarlas- continuó hablando con una sonrisa -No habrá cooperación- Y le guiñó el ojo con suavidad, con una sonrisa traviesa -Esperemos que en un futuro podamos recoger más cosas de lo que hayamos recogido en estos últimos meses- y con eso el rollo se había terminado y ella la observaba de manera expectante.

Kelly se alegraba que su compañera, amiga ahora supiera lo que se tenía planeado, que con ese guiño de ojo, como si fuera un juego de niños. Era un ambiente agradable, cálido, acogedor. En ella podía confiar en que se hicieran las cosas. Asentía con la cabeza ante sus palabras, con una pequeña sonrisa aceptaba todo lo que ella decía. Si, esas palabras que le aseguraban que había una clase de convenio entre las dos razas, por lo menos un entendimiento mutuo, era un negocio el cual se trataba de engaños e intenciones ocultas, esperaba que este sería un buen camino para su raza, para sus hermanas que la han estado apoyando desde un principio.

Respiró profundamente, el aire del baño no había sido algo limpio en estos tiempos, pero por lo menos se mantenía agradable para la nariz. Esperaba que en el futuro todo ascendiera, que por fin estuvieran dando el primer paso en un camino en donde saldrían beneficiadas. Cerró los ojos por un momento, pensando en lo que haría en los siguientes días, en las siguientes semanas. Sí… era eso, era por fin una oportunidad optimista, ya no pasarían hambre como antes.

-Claro, es comprensible eso- le comentó con una sonrisa, una afirmación de que ya estaba hecho, si hubiera sido más formal, más burocrático esto se hubiera hecho con papeles, plumas de alta calidad, como un trato en donde un documento estipulaba las reglas, las leyes entre los dos. Pero no, era algo mucho menos, en un aspecto más rústico, la palabra de una con la otra, solamente quedaba la confianza, era peligroso realmente eso, mantener la palabra como líder, pero era la única manera de hacerlo en el momento, y lo aceptaba como si no hubiera un camino más.

Ante las siguientes palabras intentó responderle, pero simplemente no podía, se sentía un poco culpable por sus palabras, pensaba un poco, dejó salir un suspiro y solamente demostraba una triste sonrisa -He comido lo que he podido- y aún así era poco, no lo suficiente para tener energías por horas seguidas, en lugar de eso sufría con el hambre, con la sed. Dormía horas y horas, tomaba siestas una… dos… tres horas.

¿Iba a tocar fondo? Si fuera así entonces morir de hambre y revivir en otro lugar estaría bien, de todas maneras, su cuerpo no se iba a mover del lugar en donde moría, y con eso podría tenerlo como moneda para conseguir algunas cosas, claro, tenía sus maneras para evitar la tal llamada primera regla, y aunque fuera cruel, debía de hacerse, por sus hermanas.

Parpadeó unas cuantas veces, y escuchaba algo más allá de la realidad en la que se encontraba, una voz seductora detrás de la cabeza “Vas a fallar, podrás en peligro a tus hermanas, no deberías de hacerlo… no deberías de observar a esa mujer enfrente de tí” Negó suavemente con la cabeza, si, sabía lo que era, se sentía nerviosa, un poco asustada de hecho por tan sólo hablar con Alayne, pero… no había otra manera de hacer que sus hermanas estuvieran bien, no las iba a dirigir por el camino de la violencia, tomar todo a la fuerza, tampoco las iba a dejar abandonadas, reclusas de su propio territorio, alejadas de todos los demás hasta que se volvieran mitos, leyendas, como la bruja afuera del pueblo que trabajaba con pociones.

-Me alegro que te preocupes por mí, realmente lo aprecio Alayne, y digo lo mismo por ti- sus ojos se clavaban en los ajenos, una sonrisa demostraba, más animada esta vez, como si realmente sintiera que tendría una oportunidad en todo esto. Una raza maldita y una líder mucho más maldita.

Se acercó a ella con una sonrisa y agarró las manos ajenas de manera cariñosa, sus ojos clavados con los ajenos, con una pequeña sonrisa y solamente los levantó suavemente -Espero que esto sea lo mejor para ambas, para nuestros grupos… lo menos que quiero es que le pase algo malo a mis hermanas- le susurraba preocupada, cerró sus ojos, una pequeña sonrisa que estaba desapareciendo, que en sus labios transmitían un poco de tristeza, que el peso de este poder la tenía agobiada, pero no se iba a dar por vencida, era una pilar, y como un buen pilar debía de cargar con cualquier peso que se le pusiera en sus hombros, tal y como Atlas cargaba el mundo.

-Una vez más agradezco tu preocupación, una vez más, me alegro que estés aquí conmigo y espero que no sea la última vez que nos veamos, ¿Esta bien?- una pizca de esperanza, de optimismo, que la observaba, y se quedó ahí por un momento, acariciando las manos con sus pulgares, suaves, tranquila era la caricia, el pequeño mimo que le daba.

Sus palabras podían sostener la esperanza que Kelly tenía, que conforme ella hablaba era solamente un refuerzo para su confianza en ella. Una chica que no había visto en mucho tiempo, que no interactuó en su vida pasada, ella que sabía quien era, que parecía importarle bastante. ¿Cómo no decirle que no? Era extraño realmente, Kelly como líder, tenía que ser bastante segura de sí misma, de demostrar lo que no era para que todo no caiga en un ciclo de muerte y autodestrucción.

Cuando ella se llevó sus dedos a su boca, ese pequeño beso fue suficiente para que la chica de cabellos azabaches se sonrojara tenuemente, no estaba acostumbrada a esa clase de gestos, del tacto de los ajenos, a veces era retraída y se negaba, pero ahora, en un ambiente amigable, parecía tenerle la suficiente confianza para que hiciera eso. Tragó un poco de saliva, un poco nerviosa, por lo que se mantuvo en silencio, y no pudo ocultar una sonrisa ladina cuando recibió ese guiño, si, era una prueba irrefutable, que en este momento no podían ponerse a escribir contratos, y solamente era la confianza de palabra a palabra. No sabía cómo la ajena podía decir esas palabras con tan seguridad, algo que ella no podía decir, por lo menos no de la manera energética como ella lo había hecho.

Extraño un poco el tacto ajeno, que sus manos se fueron al regazo, que aún sentían la calidez de la morena, deseaba… no, no era momento de ser egoísta, que aunque quisieran pasar de tiempo de calidad, de que ese tiempo la cual ella se negó a las largas pláticas ahora fueran recuperadas, pero el tiempo era valioso para las dos, que al fin y en cuentas eran dos líderes y la gente las necesitaba en sus respectivos territorios.

Asintió ante sus palabras, sonriendo con un poco de tristeza, esa pizca de que la iba a extrañar -Si, por supuesto- mencionó, su tono siendo amable, educado, ¿A quienes más se iba a encontrar? Esa era la pregunta, que no salía mucho por atender los asuntos de su pueblo, de su raza, que su atención se estaba yendo bastante en resolver los problemas que surgían en esta improvisada sociedad.

-Claro, me cuidaré más- le decía de manera segura, claro, tenía que decirlo por ella, pero realmente, ¿Cumpliría su palabra? era una posibilidad, cuestionable, primero eran los de su grupo antes que ella, claro, si moría poco importaba, podía despertar en un lugar lejano y simplemente caminar hacia los baños e integrarse de nuevo, entregar su cuerpo como un intercambio para agua o algo por el estilo, siempre servía eso.

Dejó salir un pequeño suspiro, asintiendo con la cabeza con suavidad, mirando hacia a un lado antes de regresar la mirada a la ajena, ya todo esto era una despedida, así que cualquier cosa que quisiera decirle tenía que hacerlo ya, por su bien, por las dos. Que con una sonrisa un poco más animada sus ojos se toparon con los orbes ajenos.

-Sabes donde acudir cuando pase algo- contestó a su frase, dándole la seguridad de que su palabra la iba a cumplir -Ve en paz Alayne, ten cuidado- le dijo con sus mejores deseos, que con una sonrisa la despidió, que cuando la puerta se cerró dejó un fuerte suspiro, dejando salir todo el nervio que se estaba juntando en su estómago, demostrando lo cansado que ella estaba, que estaba ocultando todo eso, que observó a sus hermanas, solamente para asegurarse de que había hecho lo correcto.

¿Había duda en su mente? Claro que no, no podía permitir eso...

Era una líder, o por lo menos la faceta que tenía en ese momento...

Debía de demostrar que estaba capacitada…

Que en ella no había ninguna debilidad...