Alguna vez le han comentado que tiene una sonrisa contagiosa, de esas que ves y las comisuras de tus labios no pueden evitar elevarse. Esto le llena de dicha, pues procura ser una persona que lleva alegría allá a donde va, bromeando con un sarcasmo sobreactuado o poniendo voces ridículas para remedar a sus amigos en plena conversación. Todo ser humano tiene sus carencias, más Zeph procura mostrarle al mundo todo aquello bueno que tiene para ofrecer de la forma más genuina que es capaz. Desde preocuparse por sus amigos, pasando horas de videollamadas con ellos hablando de cualquier tontería, hasta acompañando a los compañeros de su clase cuando pasan por dificultades... Aunque lo de aconsejar sea una habilidad que le venga grande.

Ha hallado un inmenso placer en señalar cuando alguno de sus colegas está siendo dramático a más no poder, y esto vine dado a que siempre le han acusado de ser un exagerado. Él mismo es consciente de que dicha faceta de si mismo es imposible de ocultar, no obstante cuando ver que eso se vuelve el chiste del pueblo, mientras que los demás son iguales o peor que él... Pues no le sienta del todo bien. Sin embargo, si bien ahora disfruta de acusar a los demás de serlo también, el que se lo digan a él ha dejado de tener tanta importancia como la tenía antes, ya que ahora simplemente lo exagera con la intención de bromear.

Ocultar la realidad nunca fue su fuerte, su rostro siendo el primer indicativo de sus emociones inadulterada desde una temprana edad. Cuantos castigos se habrá llevado, de forma casi injusta, solo porque sus expresiones faciales delataban las escasas ganas que tenía de escuchar los sermones de su madre o las ridiculeces de algún compañero de clase. El chico está desprovisto de la malicia de la que le han llegado a acusar en dichos momentos, pues son actos reflejos naturales que denotan el descontento de éste por verse en una situación semejante, no por creerse mejor que nadie o por pretender inhabilitar el “mandato” de una figura de poder (entiéndase sus padres, sus profesores, etc).

Y para recalcar este hecho, Zephyros en todo momento ha sido alguien que decía las cosas tal cual las pensaba. Sin adornos o florituras que entorpecieran el verdadero significado de sus palabras. Mas aún siendo una posibilidad el preguntarle a él, los demás siempre han preferido suponer y teorizar, con argumentos mayormente sin veracidad alguna. Cosa que siempre ha llevado a un entramado de malos entendidos por los que se veía arrastrado injustamente.

En aquellas ocasiones en las que ha cometido actos desleales, bien fuera para consigo mismo o con hacia otras personas, en especial las de su círculo más cercano, pasará años y años martirizándose por tales acciones. Y si bien sus intenciones nunca han sido dañar a nadie, o hacerles sentir mal, sí que es cierto que ha habido épocas donde todo se le antojaba demasiado para las pocas fuerzas que tenía. Momentos como el de su época de exámenes finales, cuando a penas dormía y tenía que usar el 200% de su energía en cada una de las actividades que llevaba a cabo... A pesar de que en su fuero interno él no quería hacerlo, acababa por contestar de forma tosca, además de enzarzarse en discusiones sin sentido por nimiedades.

Aún siendo plenamente consciente de que estaba sometido a una presión excesiva para la corta edad que tenía, jamás va a ignorar las consecuencias que tuvieron sus actos. Bien fuera porque a duras penas podía funcionar como un ser humano, o el motivo que sea, desde que fue lo bastante maduro como para darse cuenta de lo que acarreaban dichos actos, ha intentado siempre ser introspectivo y usar esas vivencias para mejorar como persona, intentando no recaer en errores pasados.

⚝

Si bien es bastante propenso a pasar las tardes fuera de casa, bien sea disfrutando de paseos por las zonas naturales del pueblo o mientras está entrenando, lo cierto es que su piel no es muy dada a adquirir tonalidades demasiado bronceadas, quedándose más bien en un rango pálido. Siendo este otro motivo más para la sarta de apodos relacionados con fantasmas, como Casper, que le pusieron en su niñez. La escasa capacidad de su piel para broncearse, no es algo que le traiga por el camino de la amargura; mas sí lo es el hecho de que ésta tenga la tendencia a sonrosarse tras largos períodos recibiendo rayos solares, lo que le ha llevado a desarrollar el hábito de usar protectores solares, para sobrevivir durante los entrenamientos y partidos de tenis sin terminar con una insolación al final de la tarde.

Por raro que parezca su piel es bastante suave, con la clara excepción de sus manos, ya que el uso de la raqueta ha hecho que con el paso del tiempo se formaran pequeñas callosidades en la parte superior de la palma y a lo largo de sus dedos. Durante un tiempo intentó devolverle su tersa textura empleando cremas hidratantes, pero lo cierto es que se le olvidaba continuamente, por lo que es algo que dejó de lado en tiempo récord. Se podría decir que su cara es relativamente pequeña, dándole así un aspecto aniñado por más años que se le vayan sumando, en lo que también influyen sus delicados rasgos de querubín.

Enmarcando sus ojos celestes con una espesa mata de pestañas, cuya longitud siempre fue envidiada por su hermana mayor. La gracia está, más que nada, en que midiendo un metro ochenta y teniendo ya veintitrés añitos, sigue pareciendo que tiene dieciséis. Su cabello natural es de un tono negro azulado, más desde hace años ha entrado en el ciclo infinito de teñírselo de un color rubio casi platino, teniendo cuidado de no dañar este en el proceso, al emplear los tratamientos capilares adecuados.

Tiene los músculos bastante desarrollados, a causa de su práctica deportiva, por lo que ostenta una forma fibrada y bien construida. Con la peculiaridad de que su brazo derecho está más “chetado” a causa del tenis, pues es con el que blande su raqueta. Recalquemos la gran resistencia física que posee, a causa de todo el entrenamiento antes mencionado, estando más que acostumbrado a correr largas distancias de forma ágil y sin perder apenas el aliento.


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Para su forma intermedia entre humano y dragón, se mantienen la mayoría de sus rasgos faciales, destacando especialmente el hecho que su pupila adquiera esa particularidad vertical tan felina. Manteniendo un color azulado, aunque este es bastante más pálido que el suyo natural, siendo un distintivo de su poder gélido, al apreciar éstos de cerca se pueden distinguir pequeñas motitas de un color azul oscuro salpicando el íris. La piel de sus antebrazos se recubre con escamas de forma irregular, y si bien no se podría adivinar la tonalidad exacta de éstas, pues ante los reflejos del sol se vuelven tornasoladas, lo cierto es que son más bien de un gris ceniciento.

Se materializan un par de alas a su espalda, siendo de un tamaño inferior al de su forma dracónica, pero que aún así son lo suficientemente fuertes como para poder elevarlo del suelo y recorrer longitudes medias al vuelo. Pues estas tienen lo que se consideraría una forma bastante similar a las de un murciélago.

Además de eso, entre sus cabellos se alzan una majestuosa cornamenta, cuya forma se asemeja a una sucesión de tres estalagmitas a cada lado de su rostro. La composición de éstos se presupone ósea, más por lo visto no cuentan con la capacidad de crecimiento o regeneración. El chico intuye que su utilidad es escasa, quizás mera decoración o tal vez una forma de mantener su cuerpo equilibrado a la hora del vuelo. En cualquier caso es reacio a que alguien pueda llegar a tocarlos.

Por último nos encontramos con la extensión de una robusta cola en la parte baja de su espalda, ésta cuenta con pequeñas “espinas” en sus laterales, similares a las de su cabeza, que con finas membranas se van extendiendo de principio a fin. Esto le garantiza una mejor aerodinamicidad en el aire, pero también una extremidad más con la que poder defenderse en caso de ataque.


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De dimensiones este dragón de 18 metros avisa de que es peligroso antes incluso de que puedas acercarte lo suficiente como para ser víctima de su gélido aliento. Luciendo diferentes tonalidades grisáceas azuladas a lo largo de su escamas, en un estado de tranquilidad podría llegar a parecer una bestia de lo más hermosa. La cola y las alas que presenta en su forma media se ven multiplicadas en tamaño, haciéndose cargo estas últimas de poder mantener a semejante fiera en lo más alto de los cielos.

Sus brazos como tal dejan de existir, siendo meramente extremidades de apariencia reptil cuyas garras están sumamente afiladas, de la misma forma en la que sus dientes, resultando tan letal con sus poderes como en un combate a corta distancia. Su cuerpo parece estar a una temperatura bastante más baja que la del ambiente, desprendiendo un ligero vaho a su alrededor, además de la sensación helada que invadirá a cualquiera que ose tocarlo. Sus fauces son tan enormes como su cabeza, aunque el morro de éste es bastante más angosto que la parte posterior de su cabeza, la cual es coronada por la misma cornamenta de su estado intermedio.

Tanto en Holanda como en Argentina, o allá a donde fueran por culpa del trabajo de su padre, era un extranjero, no formaba parte de ningún lugar en concreto y las dudas se arremolinaban en su cabeza de forma abrumadora. A sus preguntas existenciales se le unía el acoso escolar que sufría por parte de sus compañeros, ¿cómo iba Zeph a sentirse a gusto siendo él mismo si nadie quería darle la oportunidad de enseñarles cómo era? Por ese entonces se volvió una persona retraída, que solo hablaba cuando era estrictamente necesario, procuraba no salir de su habitación (que era considerada su santuario sagrado) y se pasaba el horario escolar lo más lejos posible de los demás alumnos. Esto llegó a un punto en el que los profesores del chiquillo se preocuparon por su soledad, así que se lo comentaron a los padres de éste.

Tras la tensa charla entre su padre y la tutora del chico ambos decidieron que había que ponerle remedio a la situación, por lo que apuntaron a Zeph a alguna actividad extraescolar, siendo la elegida el tenis. Él comenzó a entrenarse en dicho deporte y junto con el conocimiento de movimientos "letales" en la pista la confianza del pequeño fue creciendo, pues por fin destacaba por algo positivo ante sus compañeros. Hizo como una flor, poco a poco se fue abriendo y empezó a mostrar esa alegría y vivacidad que guardaba en su interior. Empezó a socializar con la gente del colegio, iba despacito, dando pasos cortos pero seguros en un terreno que para él eran arenas movedizas. Fue encontrando las pequeñas gemas opacadas por el barro, un par de personas que como él eran juzgadas duramente por la sociedad pero cuyos sentimientos eran puros. Pocos fueron los amigos que Zeph hizo en todos los países en los que vivió, mas los que hizo fueron verdaderas amistades que perdurarán por mucho tiempo.

Cerca del decimotercero cumpleaños de Zephyros, el padre del chico recibió la financiación que llevaba esperando años para poner en marcha un proyecto de biotecnología que había presentado. El problema residía en el lugar, ya que la institución que le dio luz verde, puso a su disposición sus instalaciones y le concedería los fondos estaba situada en Londres. Aquello significaba estar mucho tiempo separado de su familia, por lo que el hombre flaqueó a la hora de dar el sí. La respuesta afirmativa llegó el día que su mujer le propuso mudarse todos a Grendelshire, un pueblo no muy lejano a la ciudad, pero que contaba con unas zonas verdes preciosas, de las que se enamoraró la mujer. Zeph fue el que menos pegas puso, ya que le encantaba explorar e Inglaterra para ella era como un nuevo universo con infinitos misterios por descubrir. Al contrario que la mayor de la familia que se negaba en redondo a irse con ellos pues toda su vida, sus amigas de la universidad y su novios Carlos Alberto y Juan Ignacio, estaba en La Plata, última ciudad en la que había vivido.

Para bien o para mal, a los hermanos no les quedó más remedio que hacer las maletas y seguir a sus padres hasta aquel país que solo habían pisado una vez hacía años en unas vacaciones familiares. Dejando atrás el continente suramericano, Zephy decidió olvidar sus malos recuerdos y centrarse en lo positivo que la vida podía ofrecerle. Habiendo aprendido de sus errores del pasado, se volvió un niño sinvergüenza que no temía hablar con nadie en la escuela, la pena era que no todos los alumnos viesen con buenos ojos la alegría sin parangón que derrochaba. Durante sus primeros años allí escuchó cosas horribles, groseras y dolorosas. No importaba cuan herido podía llegar a encontrarse o la cantidad de zancadilla que pudieran ponerle, él jamás borraba la sonrisa de su cara y seguía tratando a todos con la misma amabilidad de siempre.

El tenis siguió siendo una parte importantísima en su vida, por lo que ni siquiera lo dejó de lado tras haberse mudado a Grendelshire; los entrenamientos subieron de intensidad a la vez que él iba creciendo, pues su entrenador le veía un increíble potencial para arrasar en las competiciones. Comenzaron siendo alguna que otra de prueba, como toma de contacto con la parte más seria de este deporte, y viendo los buenos resultados obtenidos se fue inscribiendo en más. Aun así su intención nunca fue convertir aquello en un método de vida, ya que tenía bastante claro que quería hacer algo bueno por los animales de su entorno, ayudándoles a sufrir menos en aquel mundo. Por no hablar de que el empujón final para decidirse fue cuando su pobre gata estuvo al borde entre la vida y la muerte, recurriendo a cuanto profesional se le atravesó en su camino, sintiendo que nadie podía ayudarle ante las respuestas vagas y desilusionantes de éstos. Mas el mejor amigo de su hermano mayor, que no hacía mucho se había instalado en la clínica veterinaria del pueblo fue su luz al final del túnel, su última esperanza.

Después de dejar por casi cinco años el pueblo, teniendo que mudarse a Londres por mera comodidad para sus estudios universitarios, no se lo pensó dos veces a la hora de volver cuando Jake le comentó que había una vacante en la clínica que quizás se podía ajustar a su nueva vida como recién veterinario graduado. Tiempo después de haberse asentado allí, consiguiendo una bonita casa en la que compartía espacio con Alek y Jake, fue que comenzó a sentir que su vida por fin tomaba el rumbo que debía. Todo era magnífico y no tenía quejas... Pero entonces llegó aquel fatídico día.

Nunca había sido alguien muy dado a las fiestas o celebraciones en masa, más la invitación que les había sido ofrecida a todos los del pueblo, incluyendo a la clínica en la que trabajaba, y la insistencia del mismísimo Jake, se vio incapaz de negarse. Por ello se paseó con toda la calma por Fallgate, observando cada pequeño detalle que con tanto esmero habían puesto. Al menos hasta que una tremenda explosión le hizo sentir como que sus tímpanos había sido destruidos para toda la eternidad ¿acaso estaban siendo víctimas de un ataque terrorista? Como primer instinto chilló el nombre de su hermano mayor, seguido por el de su compañero de trabajo, intentando encontrarlos en aquel caos de personas aturdidas. No obstante el humo que les recubrió a continuación no solo le quitó por completo la visibilidad, sino que además le hizo sentir la peor de las sensaciones de asfixia que se pudo imaginar.  Hasta que hubo un extraño fundido a negro, perdiendo por completo la consciencia antes de poder siquiera saber si los demás estaban bien.

Para cuando logró volver en sí estaba tremendamente aturdido, ¿qué era todo eso de las reglas? ¿Por qué tenía que escoger una raza? ¿Qué demonios estaba pasando? Como buenamente pudo fue respondiendo las preguntas que se le hicieron, decantándose por encarnar un dragón, pues no solo le parecían criaturas majestuosas sino que además los recordaba con gran estima desde que era pequeño y su hermano le contaba cosas alucinantes de éstos. Vale, y porque desde siempre era un fiel admirador de Mushu. Después de todo aquello se juró a sí mismo cumplir a rajatabla las normas impuesta, pues se negaba a ser el causante de que alguien sufriera en el exterior por culpa suya... Aunque las dos personas que más queridas para él estaban allí atrapados también.

❏ ⊹  Resulta más que obvio que el tenis es una de sus grandes pasiones, sino ¿por qué narices le dedicaría a ello tanto tiempo? Tal vez lo que empezó como una tonta actividad para ocupar su tiempo en cosas más productivas, que el hacerle caso a las necias palabras de sus groseros compañeros de clase, pero es inevitable negar que acabó enamorándose del deporte.

❏ ⊹  Diversos son los estilos que aparecen en su biblioteca musical, ya que al mestizo le gustan muchos géneros de lo más variopintos, no siendo de ese tipo de persona que se limita a escuchar solo piezas musicales que estén en su idioma materno. En realidad le importa bien poco la lengua a en la que estén, la buena música no entiende de idiomas.

❏ ⊹  El incontenible e ilógico pánico en situaciones que se le escapan de las manos, por el simple hecho de que saca lo peor de sí mismo. Usualmente, Zeph es un chico sereno, pero cuando se apoderan de él sus miedos le sale el Drama King que lleva dentro. No atiende a razones, solo le implora a Diosito, de las formas más curiosas y chistosas, que le ayude a salir del marrón en el que se ha metido.

❏ ⊹  Los padres del chico se conocieron en Alemania, lugar al que el biólogo se había mudado para llevar a cabo una serie de estudios vitales para su carrera; no obstante lo que le llevó a permanecer allí más tiempo de lo pensado fue un motivo diferente al trabajo. Conoció a Adelheid (Heidi pah los panas), quien años después se convertiría en su esposa, y pensando que allí se asentaría comenzaron a formar una familia... Desconociendo el hecho de que el trabajo de Ludwig los llevaría a recorrer una gran cantidad de países. Entre ellos: Suiza (en varios de sus cantones), Alemania, Holanda, Argentina y ahora Londrés.

❏ ⊹  Al haber  pasado parte de su infancia en el país suramericano, es más que obvio que el chico domina el español a la perfección. No obstante en ningún momento contó con problemas para comunicarse en holandés o alemán, pues sus padres se encargaron de enseñarles, tanto a él como a sus hermanos, a hablarlos desde pequeños. El hombre solía convertirlo en un juego, para que a los niños les fuera más fácil familiarizarse con sus raíces. De la misma forma, siguieron todos manteniendo la costumbre de emplear los idiomas de los lugares en los que vivieron, para nunca perder fluidez con ellos.

❏ ⊹  Como si se tratase de un chip instalado en su cerebro, el chico cambia de acentos dependiendo de la persona con la que hable, y lo mismo ocurre con los idiomas que conoce. Gracioso es que tiene tan asimilados el español, alemán y holandés, que sin importar en cuál de éstos le hablen en su cabeza suenan exactamente igual. Además de sufrir los típicos problemas de lag cerebral porque siempre se le olvidan palabras en x idioma, pero se le vienen en otro distinto.

❏ ⊹  Las peleas con sus hermanos solían existir a diario, siendo dignas de aparecer en una escena dramática en una telenovela, aunque fuera porque Alek había cogido su sudadera favorita y la había llenado de kétchup o que Konstanze se hubiera zampado el yogur que celosamente guardaba él para la merienda. No era de extrañar que las discusiones familiares estuvieran en al menos 4 idiomas diferentes, sin orden alguno y careciendo de sentido para cualquiera que los escuchase.

❏ ⊹  No se podría decir que Zephy sea un de esos chicos que vaya gritando por ahí su sexualidad, aunque tampoco es de los que se esconde y trata de ocultar lo que siente o por quién lo siente. No fue de esas personas que pasara por un proceso de aceptación y se dijera "oh, soy gay", porque el chico jamás se planteó que su preferencia por el género masculino fuera algo que se saliera de los márgenes. Era algo que había sentido durante toda su vida, con lo que había crecido, y que ni siquiera sus padres le había tratado de recriminar en ningún momento.

❏ ⊹  Durante los cinco años que duraron sus estudios universitarios se mudó a Londres, cursando  en la Universidad de Liverpool la carrera de veterinaria. Si bien su amor por los animales fue la base de dicha elección, lo cierto es que en los momentos más duros quien el animó a seguir adelante fue Jake, quien habiendo estudiado la misma carrera le echó una mano con las pesquisas más rebuscadas.

❏ ⊹  Un par de años después de haberse mudado a Grendelshire se topó con un pequeño minino, que si bien en un principio no se lo llevó a casa porque no estaba seguro de que sus padres lo fueran a aceptar, se dedicó a cuidarlo y llevarle alimentos cada día. Casi dos semanas después tomó el paso de adoptarlo por todas las de la ley, bautizándola como Silke, y desde entonces la pequeña gatita es el miembro más consentido de la casa.