Seiryuu es, más que cualquier otra cosa, un hombre con una base bastante ancha y estable. Esto quiere decir que, la mayoría del tiempo, es calmado, medido, hasta desinteresado a veces. Cualquier emoción fuera de la calma total demora bastante tiempo en formarse dentro de él, como si tuviese que despertar de a poco. Esta es, por supuesto, un arma de doble filo. Aunque sí puede ponerse gruñón a veces, claramente es extremadamente difícil hacerle enojar de verdad. Pero al mismo tiempo, las cosas le llaman la atención, pero es difícil que le interesen. La gente le interesa, pero es difícil que alguien le caiga extremadamente bien. No es un ser de extremos, se maneja la mayoría del tiempo en el centro absoluto de todo.

El problema se presenta cuando efectivamente alguien o algo empuja a Seiryuu hasta esos extremos. Nadie se salva de ese Dragón cuando está enojado. La tierra tiembla y ni su más cercano aliado es capaz de calmarle con facilidad. Lo mismo va para el resto de sus emociones. Le cuesta muchísimo generar lazos estrechos con alguien, pero una vez que lo hace se convierte en alguien extremadamente intenso y posesivo con esa persona, mostrando una faceta que no existe con nadie más.

No suele quedarse sentado haciendo nada, siente que siempre tiene algo que hacer, algún deber que cumplir, algo que organizar, alguien que proteger. No se aburre con facilidad, pero nunca siquiera está cerca de que eso le suceda debido a que nunca se encuentra sin hacer nada. Los únicos momentos en los que está quieto, los pasa meditando. Cuando está meditando, es bastante difícil despertarle. Lo mismo va para cuando duerme, tiene un sueño extremadamente pesado, pero su despertar suele ser tranquilo.

Quizás la parte más negativa de su personalidad es su inhabilidad de dejar algo que le llamó la atención sin llevarselo. No puede describirse a Seiryuu como cleptómano pero, haciendo uso de su agilidad, es capaz de robar cualquier cosa pequeña que le guste. Le sucede más que nada cuando algo logra despertar interés en él. Tiene que llevárselo, poseerlo, aunque sea un pedacito pequeño. Claramente, si alguien lo confronta acerca de eso finge completa demencia.

Otra faceta importante de su personalidad es que es extremadamente orgulloso. Nunca admitirá haber cometido un error no importa qué, y suele confiarse demasiado en sus propias habilidades. Rara vez pide ayuda lo cual a veces le mete en más problemas de lo previsto.

Las únicas cosas que logran removerlo de su templanza con más rapidez de lo normal son contadas con los dedos de una mano. Primero y más importante, el hambre. No le da de golpe, pero es extremadamente fácil darse cuenta de cuánto ha comido al fijarse en cuan gruñón está. Fuera de eso, es más susceptible a molestarse o doblegarse a otra emoción cuando hay demasiado desorden a su alrededor. No es algo que suceda de golpe, de nuevo, pero definitivamente aceleran el paso de templanza a otra emoción.

La última cosa que le saca fácilmente, más fácil que cualquier otra cosa, de sus casillas, es Anastassia. Seiryuu siempre fue una persona posesiva con sus cosas, en especial las que más le gustaban. Nunca tuvo que preocuparse mucho de eso hasta que conoció a Anastassia. Le volvió loco apenas sus labios se habían cruzado. No es capaz de controlar sus celos cuando se trata de ella.
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Forma Humana:
En su forma humana, el cuerpo de Seiryuu es marcado. Aunque come más que cualquier persona regular, no se nota en absoluto, es bastante delgado, por lo que sus músculos se marcan sin dificultad. Es alto, midiendo un poco más de dos metros. Su pelo es lacio y bastante rebelde, cae alrededor de su cara y hombros con largos distintos, haciendo imposible que pueda peinarse, aunque logra amarrar parte de las mechas en una coleta.
Su tez es un tanto morena, completamente prístina, sin cicatrices ni lunares a excepción del tatuaje que tiene en su brazo izquierdo.  Es un dragón oriental que comienza en el interior de su muñeca y se enrosca por todo su brazo, dando vueltas. La cabeza del ser mitológico se posa sobre su hombro y escapula izquierda.
Sus ojos son de un amarillo o dorado intenso, dependiendo de la luz. Parecen brillar como si tuviesen luz interior propia, llenos de vida y fuego. Son, quizás, la única parte de Seiryuu que demuestra emoción la mayoría del tiempo, considerando que su expresión suele ser absolutamente neutra. Odia el desorden, por lo que nunca le verás con barba.
El hombre es extremadamente acalorado, al punto en que su piel suele siempre estar ardiendo aunque no transpira demasiado. Debido a esto, suele no usar poleras, y cuando lo hace son livianas, sueltas y se asegura que pueda sacárselas rápido si llega a acalorarse demasiado.

Lo único que resalta cuando se trata de decoraciones y cosas por el estilo es un collar que siempre cuelga de su cuello. Una pequeña moneda de oro cuadrada con símbolos que no significan nada. Nunca se lo quita.

Forma Humana:

Forma Intermedia: De su frente crecen cachos amarillos o de color café, dependiendo. Sus brazos toman un color negro, al igual que su pecho. Líneas y símbolos dorados recorren sus extremidades. Sus orejas se hacen puntiagudas, y si pasa suficiente tiempo en aquella forma su piel negra se llena de escamas. Además cuenta con una cola negra.

Forma intermedia:

Forma de Raza:
En su forma de raza, Seiryuu crece bastante, aunque mantiene en general la misma estética larga y fina. De nariz a la punta de su cola debe medir unos veintidós metros. No tiene alas, su forma de raza se trata de un Dragón oriental. Las escamas de su estómago y pecho son duras como metal y de un color ocre opaco. El resto de su cuerpo es de piel y escamas negras y burdeo. Todo el lomo de su cuerpo está cubierto por pelo azabache brillante que parece flotar por sí solo junto con su melena, el único momento donde sus cabellos no le molestan de sobremanera, completamente ordenados.

De los lados de su cabeza nacen dos cachos del mismo color que su estómago, son un tanto retorcidos y se extienden hacia atrás. Sus patas son un poco cortas, pero terminan en enormes garras peligrosamente filudas. Su ojo izquierdo es completamente celeste, y el derecho de un rojo muy vivo. En esa forma, al igual que en la humana, parecen brillar de sobremanera, al punto en que en realidad se pueden ver en la oscuridad sin tener una luz.

Forma de Raza:

Seiryuu Takeuchi tuvo una vida extremadamente normal, nacido y criado en Londres. Aunque nunca conoció a su madre, su padre suplió el rol de ambos. Nunca tuvo problemas con él, tan sólo hacía lo que podía por criar a Seiryuu de buena manera. Considera que su familia era normal, feliz en realidad no tuvieron momentos complicados o de mucho drama. Quizás fue por esa razón que Seiryuu desarrolló una personalidad tan calmada, nunca tuvo que lidiar con demasiados problemas emocionales, en el colegio era un niño calmado. Quizás demasiado, en realidad siempre tuvo problemas para formar relaciones afectivas estrechas. No era desagradable ni mucho menos, si no bastante apático.

Lo único que le apasionaba era la comida por lo que no le fue demasiado difícil decidir que se dedicaría a ser un chef. Fue un buen alumno en la universidad, se graduó rápido y sin problemas, siendo capaz de irse a vivir solo a la mitad de sus estudios mientras trabajaba de ayudante de cocina en un restaurante.
Fue ahí, en su departamento nuevo, que conoció a su vecina. Bastó un encuentro. De una conversación a un beso y Seiryuu había caído por completo, Anastassia sería suya y no habría discusión al respecto. Ella parecía no tener demasiados problemas con eso, aunque descubrió rápidamente que Ryuu es extremadamente celoso y suele molestarlo bastante con eso.

Seiryuu no era de salir demasiado, por lo menos no antes de Anastassia, pero lo que ella quisiera eran órdenes. Bueno, no órdenes, claramente, que Seiryuu no recibe órdenes de nadie. Pero cuando Anastassia pedía, pues él respondía con gusto. Porque él quería, no por ninguna otra cosa, por supuesto. Así que se dejó arrastrar al evento sin quejarse demasiado. No tenía nada que hacer, de todos modos.

No podía negar que la comida era buenísima. Segundos antes de la bomba estaba con Anastassia, recordaba que alguien se le había insinuado por lo que Seiryuu no había dudado en tomarla de la cintura y plantarle un beso bastante intenso, marcando territorio como era necesario en un lugar donde todo el mundo parecía querer a su mujer. El gas azul subió alrededor de la pareja, Ryuu se dejó caer de espaldas sin soltarla en ningún momento.

Sintió que le despedazaban, miembro por miembro, escama por escama, pelo por pelo. Que arrancaban su corazón de su pecho y luego lo trituraban sin piedad. Cuando escuchó una voz cantarle reglas que no tenían sentido, las ignoró por completo. Simplemente se concentró en una cosa: Su raza. No tuvo que pensarlo y eligió ser un Dragón, por supuesto.

Aunque no ha perdido su templanza, parece preferir estar en compañía de los de su raza por sobre otras cosas. Excepto Anastassia, por supuesto, por lo que elegir el bando Neutral no fue demasiado complicado para él. Su padre había muerto y la única persona que le importaba estaba ahi dentro con él, por lo que lo de las reglas no le importaba en absoluto, aunque respeta al resto en el silencio y la no cooperación si eso es lo que desean. No es quien para sobrellevar la decisión personal de otros.

Demoró un tanto en decidirlo, como cualquier cosa importante, pero hace poco se armó de valor y decidió organizar a los Dragones. Necesitaban un Líder que les ayudara, no dejaban que su orgullo les permitiera trabajar juntos. No entendían que parte de ser Dragón es preocuparse del orden y balance, pero ya les haría ver.