Le observó de pies a cabeza. Su actitud era realmente deprimente. Entendía que todos lo estaban pasando bastante mal allí dentro, pero ¿Qué tendría que haberle pasado para andar con aquella nube negra por sobre su cabeza? casi sintió lástima por ella.

- Entonces llegas al lugar adecuado, te invitó a mi territorio y te aseguro una muerte rápida - Dijo apuntando con el dedo gordo hacia la dirección por la cual provenía y dio unos pasos hacia adelante, acercándose a ella, como si se fuese a sentar con ella y acompañarla en su miseria, hasta cuando se dio cuenta de que jugueteaba con algo entre sus manos. - ¿Qué te traes entre manos, eh pelirroja? Acá no nos gustan las sorpresas - Dijo mientras enviaba a Dio rápidamente a intentar recuperar lo que la pelirroja manoseaba con tantas ansías. El animalillo era lo suficientemente rápido como para quitarle el trozito de tela de las manos con facilidad si es que la chica no se lo esperaba. Además que con lo tanto que miraba el suelo deprimida, parecía pan comido.

- No, no se me ofrece nada. Si quiero algo lo tomo. Así dictan las reglas ¿No? - Dijo mientras esperaba que Dio volviese con la sorpresita. Al fin y al cabo tenía un territorio que proteger y por muy desvalida que se viese la pelirroja no iba a arriesgarse ni a que estuviese tramando algo ni a romper la primera regla. Como muchos tenía gente que quería allá afuera y aunque no creía mucho en las estúpidas reglas no se iba a arriesgar con una chiquilla salida de la nada.

La muchacha le estaba hablando en chino ¿Acaso consideraba eso una conversación? Puesto parecía más una discusión que cualquier otra cosa. Se sentó sin muchos ánimos a su lado, mientras con la palma abierta recibía el trocito de tela de parte de Dio, su fiel familiar que rara vez le falllaba.

No respondió ante su comentario. No estaba segura de que pensaba de las reglas y no iba a intentar explicárselo a una completa extraña. Además ella si era de aquellos que se tomaban las reglas con cautela, tenía una madre que proteger.

- Un problema menos? ¿De que me estás hablando? ¿Qué es esta cosa? – Dijo mientras tomaba con cuidado el trocito de tela, como si estuviese envenenado con la punta de sus dedos. No había escuchado los rumores, los demonios no se enteran mucho de lo que hay afuera, ya que casi nadie viene a visitar y tampoco salen mucho de su territorio, al menos mientras ella se ha mantenido al mando. No quiere ver a nadie rompiendo la primera regla lo cual le ha significado una pelea o dos. Es difícil mantenerlos encerrados y como líder, era su deber arriesgarse a buscar más información, aunque eso significase mantener a una tropa de enfurecidos seres demoniacos encerrados en una cancha por un par de semanas. Nadie iba a perder a nadie bajo su mando, o al menos así pensaba y declaraba, por mucho que no les gustase y deseasen salir a matar.

- Me estás hablando en japonés. ¿Qué tiene que ver este trocito de tela con cooperar? Y estás hablando con la líder ahora mismo – Dijo como quien recitaba las noticias de la mañana. No le extrañaba para nada que no se le hubiese pasado por la cabeza que una enana como ella, con apariencia prácticamente humana (tan solo tenía una cola en punta) pudiese ser la líder de esa manada de vándalos y asesinos.
- Que coopere cerca de una Banshee… ¿Esta basura te permite romper la primera regla? ¿Todas? – Dijo mientras seguía examinando el trozo de basura que Dio le había entregado. No podía ser que un pedacito de tela sirviese para eso. Mientras más lo pensaba, más loco encontraba a quienes habían creado este retorcido juego. No conocía tampoco la regla de la Banshee, pero entendía más o menos hacía donde iban los comentarios de la chica. Sería mucho más sencillo si hubiese sido más clara desde un comienzo, pero al menos ahora tenía la atención de la pelirosa.

Maisie escuchó con atención la explicación de la chica, sin quitarle la vista al trozo de tela y simplemente negó con la cabeza sin ánimos de responder cuando le preguntó por sobre las banshees.
Escuchó respetuosamente la explicación de las pruebas que habían hecho, para terminar guardándose el pedazo de basura en un bolsillo.

- No te creo – Declaró resuelta, tras meditar un poco la situación. – No, no lo tomé sabiendo lo que era y ya veré yo que hago con él. Ahora tú me vas a demostrar que esto funciona, quiero verte cooperar conmigo ¿O acaso quizá simplemente no tienes a nadie a quien proteger allá afuera? – Dijo mientras se levantaba y le clavaba la mirada muy seria. La chica hablaba como si nada sobre el asunto, pero para Maisie era de vital importancia. No podía llegar a su grupo con un trozo de tela inservible, tenía que comprobar que funcionaba de alguna forma u otra y no se cansaría hasta que estuviese satisfecha. Por muy cabrones que fuesen o creyesen serlo, tenía que protegerlos de algo de lo que se podían arrepentir toda su vida.

- Vas a convencerme de que este pedazo de tela funciona. No voy a poner en riesgo a los míos por la palabra de una pelirroja. ¿Eres la líder de los rebeldes, no? Seguro puedes arreglarme una situación en la que puedas comprobarme tu historia – Dijo seria. Ya no se veía altanera, si no que más bien resuelta y responsable. Si la chica se la estaba jugando, estaba cometiendo un craso error y Maisie se lo haría pagar. Si estaba diciendo la verdad, quedaría satisfecha y la dejaría en paz, pero hasta entonces tenía que comprobárselo.

- No respondiste mi pregunta - Dijo sin ningún tono en particular. Realmente no importaba si era la líder de los rebeldes o no, pero ya que estaban ahí podían compartir un poco de información.

[color:0e7d=lightpink- Te entiendo, yo igual tengo gente que me importa allá afuera y se que los míos también, por eso tengo que asegurarme- Dijo. Dentro de todo aunque fuese una niña malcriada era responsable de muchos, y se preocupaba por ellos, aunque lo expresase de formas que no todo el mundo entendía.

La siguió hasta los baños, escuchando atentamente. - ¿Entonces no puedo cooperar con alguien que no haya tocado el manto? No parece muy útil entonces. ¿A cuánta gente se lo has compartido? Me parece un poco ridículo tener que preguntar cada vez que me tope con alguien - Dijo lo último más para sí misma que para la muchacha. Eso era un problema, ya que tocar el manto no significaba que podían empezar a moverse a sus anchas. Probablemente las banshees gritarían por la muerte de aquél que no ha tocado el manto, pero no había sido forma de saberlo y aunque poco le importaban más que los suyos ¿Sería justo ponerlos en esa situación? Pensó en su padre que estaba allí afuera, buscándola probablemente y que pensaría de Maisie si fuese así de irresponsable. Seguro estaría muy decepcionado y no creo que hubiese espacio en su corazón para más decepciones cuando descubriese en que se había convertido su pequeña.

Suspiró, era una situación delicada y la pelirroja no parecía tomárselo en serio. Era molesto.

Dudó por un segundo antes de estirar la mano y recibir la botella con agua. No se escuchó nada ¿Sería eso prueba suficiente? Tendría que explicarles a su grupo a cargo con peras y manzanas lo poco que le había explicado la pelirroja; no querría ponerlos en riesgo de más, pero tampoco quería impedirles la oportunidad de salir y tratar de rehacer sus vidas si así lo requerían; interactuar con más gente y dejarse de tan solo pelear y matarse entre sí. Que si bien los denominaban demonios, ella los veía como solo humanos con poderes. No creía que el ritual haya funcionado puesto habían muchos otros más como ella, así que no tenían que comportarse como salvajes...

Que estaba pensando, era difícil no comportarse como salvaje incluso para ella en este lugar, aunque ella se desahogaba de otra forma, quizá la de algunos era saliendo a matar a otros y ella no podía impedirlo por más tiempo.

- Gracias por la ayuda. No me queda del todo claro, pero creo que me las arreglaré - Dijo seria. - ¿Qué hacías afuera? No sabes que es peligroso andar solo por ahí - Dijo mientras abría la botella con agua y bebía un poco. No iba a devolversela, ellos la necesitaban más que ella estando atrapados en la cancha a pleno sol.

- Sí, me es útil, gracias - Dijo un tanto pensativa. Ambas tenían bastante que pensar con la situación y estaban ensimismadas en sus pensamientos

- Para ser tan pesada, se nota que te preocupas por los demás. A menos que tengas segundas intenciones - Comentó al vuelo mientras meditaba sus propios problemas y preocupaciones, se mordió el labio inferior, manía que había ganado con los años cuando pensaba en algo que le complicaba. No iba a ser fácil intentar que los demonios se lo tomasen como una oportunidad para cooperar y hacer la vida de todos más fácil, seguro que se lo tomaban como un chipe libre para hacer de lo suyo, y aunque no podía preocuparse moralmente por lo que todos hacían, seguía sintiendo que era su responsabilidad cada acción que hacían. Y ya tenían bastante mala fama por lo agresivos que eran.

- Bueno, supongo que tu trabajo conmigo ya está hecho. Le daré buen uso a este objeto - Declaró mientras se daba media vuelta y se despedía con la mano sin mirarla. Tenía mucho que pensar y mucho que planificar, su pequeña excursión por respuestas había resultado más corta de lo que pensaba. Ahora volvería donde los suyos en busca de consejo del cultista que casi siempre le acompañaba. Aunque era una molestia, tenía buenos consejos. Suponía que era por la edad, quien sabe.

Además tampoco quería incomodar a la chica más de lo que lo había hecho. No parecía la clase de persona con la que te puedes sentar a conversar. Aunque estaba repartiendo piezas de ese objeto se le notaba la prisa que tenía para terminar con la interacción con la ajena y no iba a insistir donde no era apreciada.

- Asintió aunque no pareció creerle demasiado. La chica de cabellos rojos era un misterio para ella todavía y su personalidad no parecía coincidir con sus objetivos.

- Nah, tranquila. Son los chicos los que están vueltos locos por salir a matar, no yo. Se podría decir que yo los mantengo a raya, dentro de lo que se puede. Hay que sobrevivir de alguna forma, ¿no? y sin comida... Supongo que me entiendes - Hizo referencia al tema del canibalismo. Ellos estaban bastante cagados con ese tema ya que les había tocado un lugar árido y sin recursos. Quizá a los rebeldes les estuviese yendo mejor y no hubiesen tenido que recurrir a eso, quién sabía. Poca información tenía de este lugar como para saberlo a ciencia cierta.

- Ya sabes dónde encontrarme - Fue lo último que dijo antes de darse la vuelta y hacerle el gesto de despedida. Tenía que volver donde los suyos a mostrarles lo que había descubierto. Quizá con esto no tendrían que salir a matar y pudiesen conseguir comida más fácil. No sabía si en la cocina aún quedaban recursos y dudase que estuviesen dispuestos a compartirlos, pero quien sabía, puede que este objeto diese vuelta a su suerte.

Recordaría el rostro de la chica, que si bien no le había confirmado que era la líder de los rebeldes claramente actuaba como tal. Maisie también sentía que era responsabilidad de los líderes salir a buscar información, quizá la chica pensaba como ella.